Lectura Administrativo POR RESUMIR
Lectura Administrativo POR RESUMIR
Lectura Administrativo POR RESUMIR
PLANTEAMIENTO
En los años 2008 y 2009, dos prestigiosos eventos académicos
en el Derecho administrativo parecieron coincidir, al menos en el tema
elegido. Así, las Jornadas organizadas por la Facultad de Derecho de la
Universidad Austral en mayo de 2008 llevaron por título «Cuestiones
de acto administrativo, Reglamento y otras fuentes del Derecho
administrativo»1; mientras que el VIII Foro Iberoamericano de
Derecho administrativo, reunido en Panamá en septiembre de 2009,
tuvo como tema de discusión «El acto administrativo como fuente del
Derecho administrativo en Iberoamérica» 2. En el primero quedaba en
evidencia la posibilidad de incluir al acto administrativo, junto al
Reglamento, como una Fuente del Derecho administrativo, aunque
luego el contenido de los trabajos presentados no profundizara en esta
cuestión. Por su parte, en el segundo se discutió ampliamente si el acto
administrativo es fuente del Derecho administrativo, lo que para la
mayoría de profesores allí presentes sólo sería admisible si el
Reglamento constituye una clase de acto administrativo. En
consecuencia, gran parte de las ponencias presentadas se dedicaron a
determinar si el Reglamento es una clase de acto administrativo, o algo
distinto.
Por tanto, está sobre el tapete la distinción entre Reglamento y
acto administrativo, que no es otra cosa que la discusión, ya clásica en
Derecho administrativo, sobre la noción de acto administrativo, que
para algunos es la noción central de nuestra materia 3, papel que otros
se resisten a reconocerle4. Es evidente que existen diferencias: del
primero se afirma que es una norma, mientras que al segundo se le
niega tal carácter, lo que necesariamente conlleva importantes
consecuencias respecto del régimen jurídico aplicable. Sin embargo, es
indudable también que existen similitudes, extensibles también al
régimen jurídico aplicable. Por tanto, es preciso determinar si las
semejanzas son suficientes como para remitirlos a una categoría
destinatarios del acto, sino del modo en que estos individuos son
considerados: uti singuli o uti universi5. Por tanto, las normas (y los
Reglamentos entre ellas) serían mandatos impersonales que tienen
como destinatarios a un grupo o categoría de personas6; es decir, se
trata de decisiones emitidas para regir todos los casos de la misma
naturaleza que podrían presentarse en el futuro, no a la vista de un caso
particular (abstracción); y adoptada no a propósito de sujetos
determinados, sino concebida sin acepción de personas y destinada a
aplicarse a todos quienes estén en las condiciones previstas en ella7.
5 boquera oLiver, José María. “La publicación de las disposiciones generales”, Revista de
Administración pública, núm. 31, 1960, p. 63.
6 boquera oLiver, José María. 1960, p. 64.
7 Véase la exposición que hace de esta teoría pardo áLvarez, maría. La potestad de planeamiento
urbanístico bajo el Estado social, autonómico y democrático de Derecho, Marcial Pons, Madrid,
2005, pp. 299 y ss.
8 garcía de enterría, Eduardo y fernández rodríguez, Tomás-Ramón. 2006, pp. 187 y ss. En la doctrina
peruana, a favor de este criterio, abruña puyoL, Antonio. La validez del acto administrativo en el
ordenamiento peruano, Tesis doctoral presentada en la Universidad de Navarra, pro
manuscritpo, 2002, p. 169; y danós ordoñez, Jorge. “¿Constituye el acto administrativo fuente del
Derecho en el ordenamiento jurídico peruano?”, en: r odríguez arana, jaime, benavides piniLLa, víctor
Leonel, sheffer tuñon, javier ernesto y sendín garcía, miguel ángel (Eds.). 2009, p. 613.
9 meiLán giL, José Luis. La distinción entre norma y acto administrativo, ENAP, Madrid, 1967, pp.
36 y ss. Más recientemente, puede verse la posición de este autor en: “El acto administrativo
como categoría jurídica”, en: rodríguez arana, jaime, benavides piniLLa, víctor Leonel, sheffer tuñon, javier
ernesto y sendín garcía, miguel ángel (Eds.). 2009, pp. 392 y ss.
73
El Reglamento, ¿acto administrativo en el Derecho peruano?
23
bocanegra sierra, Raúl. Lecciones sobre el acto administrativo,
2ª edición, Civitas, Madrid, 2004, pp. 23 y ss. (el entrecomillado
en p. 32); y, del mismo autor, “El concepto de acto
administrativo”, Revista General de Derecho administrativo
IUSTEL, núm. 2, 2003, passim.
24
bocanegra sierra, Raúl. 2004, p. 33.
25
bocanegra sierra, Raúl. pp. 34-36. No obstante, acepta bocanegra
sierra que en Derecho español los actos de trámite cualificados
deban ser considerados como actos administrativos, al menos a
efectos procesales, para permitir su impugnación jurisdiccional.
Siempre según este autor, sólo serían verdaderos actos
administrativos los actos de trámite “que efectivamente tengan
una eficacia constitutiva o declarativa ad extra […] o aquellos
actos a través de los cuales un órgano administrativo toma una
decisión, en el seno de un procedimiento, que el órgano
formalmente competente para resolverlo no puede revisar ni
modificar” (p. 36). Similar es la posición de meiLán giL, José
Luis (2009, pp. 382 y 383), para quien los actos de trámite no
serían verdaderos actos administrativos porque no inciden en
situaciones jurídica concretas, creándolas, modificándolas o
extinguiéndolas, cumpliendo sólo un papel instrumental.
que el reglamento: 1) es un acto, 2) jurídico y 3) sometido al Derecho
administrativo [y además] su autor es siempre la Administración”26.
Por tanto, no existe acuerdo respecto a la inclusión o no del
Reglamento en el concepto de acto administrativo, ni en el Derecho
español ni en otros ordenamientos iberoamericanos18. En realidad, el
18 Así, por ejemplo, en Argentina sostiene que el Reglamento es un acto administrativo m arienhoff,
Miguel. Tratado de Derecho administrativo, II, 4ª edición, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1990,
p. 227. Mientras que cassagne, Juan Carlos. Derecho administrativo, II, Palestra, Lima, 2010, p.
127; comadira, Julio Rodolfo, Derecho administrativo, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1996, p. 34;
diez, Manuel María. El acto administrativo, Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1956,
p. 75; y dromi, Roberto. El acto administrativo, IEAL, Madrid, 1985, pp. 25 y 26, y en la
República Oriental del Uruguay, c ajarviLLe peLuffo, Juan Pablo. “Consideración del acto
administrativo como fuente del Derecho administrativo. Enfoque conceptual y positivo, desde el
Derecho uruguayo”, en: rodríguez arana, jaime, benavides piniLLa, víctor Leonel, sheffer tuñon, javier
ernesto y sendín garcía, miguel ángel (Eds.). 2009, pp. 721 y ss., afirman expresamente que los
Reglamentos son actos administrativos; afirmación que no parece compartir s ayagûes Lazo,
Enrique. Tratado de Derecho administrativo, t. I, 2ª edición, Editorial Martín Bianchi Altuna,
Montevideo, 1959, p. 390. Más clara es la contradicción en el caso venezolano, donde autores
como Allan breWer carias (“Los actos administrativos normativos como fuente del Derecho en
Venezuela, con especial referencia a los reglamentos ejecutivos”, en: r odríguez arana, jaime, benavides
piniLLa, víctor Leonel, sheffer tuñon, javier ernesto y sendín garcía, miguel ángel (Eds.). 2009, pp. 767 y
ss. ) y Víctor hernández mendibLe (“El acto administrativo como fuente de Derecho administrativo”,
en: rodríguez arana, jaime, benavides piniLLa, víctor Leonel, sheffer tuñon, javier ernesto y sendín garcía,
miguel ángel (Eds.). 2009, pp. 799 y ss.) afirman que los Reglamentos son actos normativos,
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El Reglamento, ¿acto administrativo en el Derecho peruano?
eje de la cuestión está en decidir qué prima, si las diferencias entre los
actos normativos y los no normativos, o si debe prevalecer lo que
tienen en común. Las primeras son indudables. Así, mientras que el
poder de dictar actos no normativos es una cualidad general de todo
órgano de la Administración, la potestad reglamentaria le corresponde
sólo a aquellos órganos a quienes específicamente el Ordenamiento se
la atribuye. Además, el régimen de invalidez será distinto, pues un
vicio material del reglamento será siempre gravísimo, por lo que podrá
ser alegado en plazos amplios (e incluso sin limitación temporal,
cuando se trate del recurso indirecto, dirigido contra el acto de
aplicación de un Reglamento ilegal, amparándose en la invalidez de
éste), mientras que los vicios sustanciales de los actos administrativos
no será siempre de orden público, por lo
26
guaita martoreLL, Aurelio. “El concepto de acto
administrativo”, Revista Española de Derecho administrativo,
núm. 7, 1975, p. 539. Entre otros, incluyen también a los
Reglamentos dentro de la noción de acto administrativo, boquera
oLiver, José María. Estudios sobre el acto administrativo, 7ª
edición, Civitas, Madrid, 1992, p. 34; y, del mismo autor,
Derecho administrativo, 10ª edición, Civitas, Madrid, 1996, pp.
341 y ss.; doménech pascuaL, Gabriel. 2002, pp. 180-185;
entrena cuesta, Rafael. Curso de Derecho administrativo I/I, 13ª
edición, Tecnos, Madrid, 1999, p. 172; garrido faLLa, Fernando.
Tratado de Derecho administrativo I, 12ª edición, Tecnos,
Madrid, 1994, pp. 414 y 424 y ss.
que no siempre son vicios «de nulidad de pleno derecho» 19. Por otro
lado, los Reglamentos son siempre revocables, incluso por motivos de
oportunidad (a través de su derogación), mientras que los actos no
normativos pueden no serlo, dependiendo de lo que establezca cada
distintos a los actos no normativos, pero igualmente administrativos; mientras que Armando
rodríguez garcía (“El acto administrativo como fuente en el Derecho en Venezuela”, r odríguez arana,
jaime, benavides piniLLa, víctor Leonel, sheffer tuñon, javier ernesto y sendín garcía, miguel ángel (Eds.).
2009, pp. 785 y ss., en especial p. 797) prefiere reservar la denominación de actos
administrativos para los actos concretos, no normativos. Sobre esta cuestión en Iberoamérica,
puede verse el muy completo trabajo de rodríguez huertas, Olivo. “El acto administrativo: su
asimilación en el ordenamiento jurídico dominicano”, de próxima publicación en la Revista de
Derecho Público de Venezuela.
19 Sobre esta cuestión, pueden verse los trabajos de b aca oneto, Víctor Sebastian. “La anulación de
los contratos públicos regulados en la nueva Ley de contrataciones del Estado y su Reglamento”,
Revista de Derecho administrativo, núm. 7, 2009, editada por el Círculo de Derecho
administrativo de la Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 69 y ss., y “La Ley 27444, de
Procedimiento Administrativo General, y la mal llamada «nulidad de pleno derecho»”, Revista
Peruana de Jurisprudencia, núm. 48 , 2006, Compendio especializado, pp. 7 y ss.
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Víctor Sebastian Baca Oneto & Antonio Abruña Puyol
26 Así, de acuerdo al Art. V LPAG, son fuentes del procedimiento administrativo las
«disposiciones» constitucionales (V.1.1) y las leyes y «disposiciones» de jerarquía equivalente
(V.1.3). El art. 5.3 LPAG establece que el contenido del acto administrativo “no podrá
contravenir «disposiciones» constitucionales o legales. Véase también arts. 13.2, 16.2, 55.1.5,
74.4, 76.2.4, 101.1, 103, 146.1, 166, 192, 226.3, 228.1, 230.5, 232.2 y 239 in fine.
27 230.4 , 231 y quinta disposición transitoria y final LPAG.
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Víctor Sebastian Baca Oneto & Antonio Abruña Puyol
28 Véase, por ejemplo, garcía de enterría, Eduardo y fernández rodríguez, Tomás-Ramón. 2006, pp. 191 y
ss.; parada vázquez, Ramón. Derecho administrativo I, 15ª edición, Marcial Pons, Madrid, 2004, pp.
60 y 61; y, en Derecho peruano, m orón urbina, Juan Carlos. Comentarios a la Ley del
procedimiento administrativo, 8ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2009, pp. 109 y ss.
29 Sobre el carácter reglamentario de las circulares e instrucciones, véase el excelente trabajo de
morote sarrión, José Vicente. Las circulares normativas de la Administración pública, Tirant lo
Blanch, Valencia, 2002, passim, especialmente pp. 185 y ss. Según este autor, las circulares
serían normas, ya que innovan el ordenamiento jurídico, pues al interpretarlo, le añaden algo, al
menos la eliminación de otras interpretaciones posibles. Al igual que los demás Reglamentos, se
caracterizan por reducir la discrecionalidad de la Administración al momento de la decisión
concreta; distinguiéndose de los Reglamentos habilitados por ley en que éstos pueden crear
derechos y obligaciones directamente en los ciudadanos, mientras que la circular no, en tanto
está dirigida a la propia Administración.
30 parada vázquez, Ramón. 2004, p. 60.
31 Art. 21.2 Ley 30/1992 española (Ley del Régimen Jurídico de las Administraciones públicas y
del procedimiento administrativo común): “el incumplimiento de las instrucciones u órdenes de
servicio no afecta por sí solo a la validez de los actos dictados por los órganos administrativos,
sin perjuicio de la responsabilidad disciplinaria en que se pueda incurrir”.
32 En palabras de morón urbina (2009, p 112): “Incluso, si ellas fueran incumplidas el administrado podrá
impugnar la resolución sui la autoridad infractora del procedimiento desatendiera la disposición general e
incluso asumir responsabilidad disciplinaria por su incumplimiento”. 44 danós ordóñez, Jorge. 2009, p. 613,
por nota.
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El Reglamento, ¿acto administrativo en el Derecho peruano?
33 Con una discutible calidad técnica, se consideran como «normas legales de carácter general» a
los Reglamentos administrativos. Se utiliza así una noción amplia de «legal», equivalente en
realidad a norma establecida por la autoridad competente, lo que excluiría a únicamente a las
fuentes normativas no formalizadas.
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El Reglamento, ¿acto administrativo en el Derecho peruano?
37 En palabras de garcía de enterría, Eduardo y fernández rodríguez, Tomás-Ramón. 2006, pp. 124 y 125:
“puede sostener que todo acto que adopta la forma de Ley es una Ley en cuanto a su eficacia, en
cuanto a la fuerza de Ley, lo cual puede justificarse por tres razones. Primero, porque no hay
acto administrativo sin Administración que lo produzca y el poder legislativo actuante como tal
nunca es una Administración, ni órgano de la misma”.
38 Es decir, mientras no actúe la Administración de apoyo al Parlamento, que sí es una verdadera
Administración pública. Véase martínez López-muñiz, José Luis. 1986, pp. 86 y ss.
39 Leguina viLLa, jesús. 1966, p. 214: criticó años atrás la utilización exclusiva del criterio formal
para distinguir los actos normativos de los actos no normativos, pues no resolvía el caso de
aquellos actos cuya forma de exteriorización es común en ambos supuestos.
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El Reglamento, ¿acto administrativo en el Derecho peruano?
40 Según Hans keLsen (Teoría pura del Derecho. Una introducción a la ciencia del Derecho, trad.
de la edición francesa de 1953 por Moisés n iLve, 2ª edición, EUDEBA, Buenos Aires, 1960),
desde el punto de vista estático, el Derecho aparece como “un orden social, un sistema de
normas que regulan la conducta recíproca entre los hombres” (pp. 34 y 43, entre otras). No se
trata de cualquier orden social, sino de un orden social coactivo, en donde ante un
incumplimiento (ilícito) debe imponerse (imputarse) una sanción (pp. 70 y ss.)
41 bobbio, Norberto. 2007, pp. 149 y ss.
42 Sobre la importancia en la noción kelseniana de Derecho del carácter «estatal» de todo el
Derecho (es decir, de todas las normas jurídicas), incluso del privado (en tanto los contratos
valen porque concretan una norma pública, como el código civil, por ejemplo), puede verse el
interesante trabajo de errazuriz mackenna, Carlos José. La teoría pura del Derecho de Hans Kelsen.
Visión crítica, EUNSA, Pamplona, 1986, pp. 264 y ss., pp. 289 y ss., y pp. 520 y ss.
43 Es el caso, por ejemplo, de Paolo g rossi (La primera lección de Derecho, trad. de Clara áLvarez
aLonso, Marcial Pons, Madrid, 2006, passim, en especial pp. 70 y ss.), para quien el Derecho es el
ordenamiento (observado) de lo social, que contrapone al ordenamiento meramente estatal, con
el que se le ha identificado erróneamente, debilitándolo. Utiliza este autor la expresión
«observado»
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El Reglamento, ¿acto administrativo en el Derecho peruano?
61
Así se deduce, por ejemplo, de la enumeración de fuentes
planteada por pérez royo, Javier. 1998, passim, en especial, p.
26. Evidentemente, esta posición está implícita también en el
Código civil español, cuando en el art. 1 de su Título Preliminar,
bajo el encabezado «Fuentes del Derecho», establece que “las
fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la
costumbre y los principios generales del Derecho”.
sólo serán fuente en tanto sean normas jurídicas, cuestión ésta que es
materia de un debate del que no podemos dar cuenta ahora48.
46 martínez López-muñiz, José Luís. 1986, p. 128. No debe confundirse esta posición con la defendida
por Pedro José Jorge covieLLo ( “El acto administrativo a la luz de las fuentes del Derecho y como
sustento de la legalidad administrativa”, en: rodríguez arana, jaime, benavides piniLLa, víctor Leonel,
sheffer tuñon, javier ernesto y sendín garcía, miguel ángel (Eds.). 2009, pp. 17 y ss.), quien incluye al
acto administrativo entre las fuentes del Derecho administrativo a partir de la ampliación del
concepto de «norma», en el que incluye a cualquier decisión preceptiva. Es cierto, afirma, que el
acto administrativo «aplica» otras normas, pero sostiene que todo el ordenamiento jurídico es
aplicación de una norma superior, por lo que no sería una razón para negarle al acto
administrativo su carácter normativo, que le vendría dado por establecer un precepto de
obligatorio cumplimiento (p. 30).
47 Por tanto, corregimos expresamente la quizá poco afortunada expresión que uno de nosotros
utilizó años atrás, cuando al hacer referencia a la revocación como «la derogación singular de un
acto singular», se enfatizaba que con ello no se quería afirmar, “ni mucho menos, que estos [los
actos singulares] formen parte del ordenamiento jurídico ni que son fuente del Derecho” (b aca
oneto, Víctor Sebastian. La invalidez de los contratos públicos, Civitas, Madrid, 2006, p. 273).
Evidentemente, en ese momento se estaba utilizando la expresión Derecho como sinónimo de
ordenamiento jurídico, lo cual no es del todo correcto, por lo que conviene indicar que sí serán
fuente del Derecho, al determinar lo justo en el caso concreto en una relación jurídico
administrativa.
48 En todo caso, no cabe confundir el «precedente administrativo» regulado en el Derecho peruano
con el considerado como tal en el Derecho español, y al que g arcía de enterría y fernández rodríguez
(2006, pp. 78 y ss.) expresamente le niegan carácter normativo como costumbre y, por tanto,
condición de fuente del ordenamiento jurídico. A diferencia de lo que sucede en España, no se
trataría de una «práctica reiterada por la Administración en la aplicación de una norma», sino de
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