Anat 06. Respiratorio - Tema
Anat 06. Respiratorio - Tema
Anat 06. Respiratorio - Tema
OBJETIVOS
Fisiología respiratoria
e. Definir y diferenciar distintos procesos respiratorios.
f. Explicar cómo colaboran los músculos en el proceso de ventilación
Cada una de los trillones de células de nuestro cuerpo requiere un abundante y continuo
aporte de oxígeno para llevar a cabo sus funciones vitales. No es posible vivir mucho tiempo
sin oxígeno, pues es un componente imprescindible como los nutrientes o al agua. Además,
cuando las células utilizan el oxígeno se forma dióxido de carbono, que es un producto de
desecho que debe desprenderse del cuerpo y ser expulsado al exterior.
Las células necesitan el O2 para obtener ATP (energía) a través de un proceso metabólico
llamado respiración aeróbica (ver Tema 2. Metabolismo) que consiste en la destrucción total,
podemos decir también oxidación o combustión, de nutrientes -tipo glucosa o similar- que se
han obtenidos en la digestión. Por tanto, una de las fases fundamentales de la nutrición celular
es la respiración aeróbica. En ausencia de oxígeno, la célula realiza un proceso anaeróbico y se
obtiene bastante menos energía.
Los sistemas cardiovascular y respiratorio son los encargados de aportar dicho oxígeno a las
células y a la vez de eliminar el dióxido de carbono. Los órganos del aparato respiratorio
colaboran en el intercambio gaseoso que se produce entre la sangre y el medio ambiente. Al
utilizar la sangre como fluido de transporte, el sistema cardiovascular es el encargado de
transportar los gases respiratorios entre los pulmones y los tejidos, como vimos en el tema
anterior. Por otra parte, la formación de CO2 es fruto de la utilización del O2; y es un gas que
debe ser eliminado, pues modifica el pH sanguíneo y resulta tóxico en altas concentraciones.
Para obtener oxígeno, que es un gas abundante en el aire, los animales han desarrollado
extensas superficies respiratorias que en definitiva son tejidos epiteliales dotados de amplias
superficies por las que difunde el oxígeno del exterior hacia el interior del organismo. En el
cuerpo humano, para evitar que se sequen estas superficies son internas y se encuentran
formando parte de un órgano llamado pulmón. Secundariamente, el sistema respiratorio se
encarga de deshacerse del gas residual, que es el CO2.
Figura 6.1. Respiración externa: corporal. Figura 6.2. Respiración interna: celular
Fuente: Fuente
para que sea llevado a todas las células que necesiten consumirlo. Finalmente, el CO2 es un gas
residual de la respiración celular, que se elimina también a través del aparato respiratorio.
El aparato respiratorio controla la calidad del aire que entra en el cuerpo y lo conduce a los
pulmones. Las funciones principales son:
Además, realiza otras funciones que no están estrictamente relacionadas con la respiración
como:
Participa en la vocalización
El aparato respiratorio humano consta de las vías respiratorias y los pulmones. Puede
entenderse de una forma simple como una serie de tubos (vías respiratorias) que conectan el
exterior con una gran bolsa cerrada carente de musculatura propia (pulmones).
Los tubos o vías respiratorias son: nariz y senos paranasales, faringe, laringe, tráquea,
bronquios y bronquiolos.
Se suelen dividir las vías respiratorias en dos partes: vía aérea o tracto respiratorio superior y
vía aérea o tracto respiratorio inferior. La vía aérea superior está por encima de las cuerdas
vocales y comprende los orificios nasales, la cavidad nasal y la faringe. La vía aérea inferior
está formada por la laringe, la tráquea, y el árbol bronquial.
La gran bolsa o pulmón está constituida por los acinos respiratorios, en esta zona es donde se
produce el intercambio gaseoso. Está formada por los bronquiolos respiratorios, conductos
alveolares y los sacos aéreos con los alvéolos.
En resumen, las vías respiratorias son los tubos que conducen el aire hacia los acinos
respiratorios. Es importante recordar, que además de conducirlo tienen otra función muy
importante, ya que purifican, humedecen y calientan el aire entrante.
El aire puede entrar por las fosas nasales o por la boca. La vía habitual son las fosas nasales
que permanece siempre abierta, pues así se prepara mejor, se calienta, filtra, etc. Pero ante
ciertas demandas de aire u obstrucción podemos hacerlo por la boca. La cavidad nasal
contiene una serie de partes y órganos con funciones específicas:
Orificios nasales. El aire entra en la nariz a través de los orificios nasales o narinas. En su
interior hay pelos cortos para impedir la entrada de agentes extraños de gran tamaño.
El interior de la nariz consta de la cavidad nasal, dividida en dos por la línea media del tabique
nasal óseo y cubierto por epitelio ciliado. Tiene los cornetes óseos que separan el aire en
varias corrientes y aumentan en cierta medida la superficie de mucosa en contacto con el aire.
Los cornetes también incrementan la turbulencia del aire en la cavidad nasal. Mientras el aire
avanza haciendo remolinos a través de un trayecto sinuoso, las partículas inhaladas se
depositan en la cubierta mucosa, donde quedan atrapadas, y los enzimas del moco las
destruyen mediante un proceso químico, evitando que penetren en el árbol respiratorio.
Las células ciliadas de la mucosa nasal crean una corriente que mueve la capa de moco
contaminado en sentido retrógrado hacia la garganta (faringe), de donde pasa al estómago
para ser digerida por los jugos gástricos. Normalmente no somos conscientes de esta
importante acción ciliar, pero cuando la temperatura externa es extremadamente fría, la
acción de estos cilios se ralentiza, permitiendo al moco acumularse en la cavidad nasal y
escaparse a través de los orificios nasales. Esto ayuda a explicar por qué se produce rinorrea en
los días de duro invierno.
La capa de la mucosa nasal, llamada
mucosa respiratoria o pituitaria roja,
descansa sobre una densa red de vénulas
que calientan el aire a su paso, ya que la
temperatura de la sangre es de 37ºC y
también lo humedecen.
Debido a la localización tan superficial de estos vasos sanguíneos, las hemorragias nasales son
comunes y a menudo muy abundantes.
En la parte superior de la cavidad nasal - justo debajo del hueso etmoides - la mucosa está
menos irrigada (pituitaria amarilla), y ahí se encuentran células sensitivas que funcionan como
receptores olfatorios en conexión con el bulbo olfativo. Estos receptores controlan la
composición química de las sustancias que se encuentran en el aire y son capaces de detectar
decenas o cientos de sustancias químicas diferentes. Nuestro sistema respiratorio es insensible
al oxígeno y al dióxido de carbono.
Los senos paranasales son cuatro pares de cavidades que rodean la cavidad nasal y están
localizados en los huesos frontal, esfenoidal, etmoidal y maxilar. Están llenas de aire, lo que
aligeran el peso del cráneo y actúan como una caja de resonancia para el habla. Dichas
cavidades están tapizadas con un epitelio mucoso, similar al de la cavidad nasal, que también
producen moco, drenando a la cavidad nasal. El efecto de succión que se produce al sonarse la
nariz ayuda a drenar los senos. El conducto nasolagrimal, que recoge las lágrimas procedentes
de los ojos, también vacía su contenido en la cavidad nasal.
El paladar se sitúa entre la cavidad nasal y la oral. La parte posterior es ósea, forma parte del
hueso maxilar, y la anterior tiene tejidos blandos acabando en la úvula o campanilla.
La faringe (garganta)
Cuando pasa aire, va desde la cavidad nasal o bucal hacia la laringe y la tráquea, y si se produce
el paso del bolo alimentario se dirige desde la boca hacia el esófago (deglución).
A modo de defensa, tiene en las paredes un importante anillo de defensa inmunitaria; son las
amígdalas -adenoides, palatinas y linguales-, que sirven para evitar infecciones en la boca,
cavidad nasal, esófago y tráquea.
Dependiendo de los órganos con que se relaciona, se distinguen tres partes en la faringe:
nasofaringe, orofaringe y laringofaringe.
La nasofringe es la parte más alta de la faringe por encima de la cavidad oral, situada en el
espacio entre los orificios nasales internos y el paladar blando. Aquí se abren las trompas de
Eustaquio, que conectan con el oído medio. La apertura y cierre de las trompas de Eustaquio
sirve para igualar la presión entre el oído medio y la atmósfera. Las mucosas de ambas
regiones presentan solución de continuidad, por lo que las infecciones de oído, como la otitis
media, pueden ser secundarias a un dolor de garganta u otras infecciones faríngeas.
La orofaringe ocupa la parte media, por detrás de la cavidad oral, extendiéndose desde la
úvula (paladar blando) hasta la altura del hueso hioides. La comunicación con la boca puede
cerrarse al desplazarse el paladar blando en procesos de salivación, succión y producción de
determinados sonidos.
La laringe
Por debajo de la faringe se encuentra un tubo corto que es la laringe, cuyas paredes están
constituidas por nueve cartílagos articulados.
En concreto son ocho cartílagos hialinos rígidos revestidos de mucosa y movidos por la
musculatura, siendo el noveno una solapa en forma de cuchara compuesta por un cartílago
elástico, llamado epiglotis. El cartílago hialino más grande es el tiroides, que tiene forma de
escudo y se proyecta hacia delante, es conocido como nuez de Adán. Otro cartílago
importante que rodea la laringe es el cricoides.
A veces se hace referencia a la epiglotis como el guardián de la vía aérea, ya que ésta protege
la apertura superior de la laringe. En posición normal, cuando no tragamos, la epiglotis permite
el paso de aire hacia las vías aéreas inferiores. Sin embargo, cuando ingerimos alimentos o
líquidos, la situación cambia por completo: la laringe asciende y la epiglotis se hace
puntiaguda, tapando la apertura laríngea. Esto impulsa el alimento hacia el esófago y el tubo
digestivo, situados en posición posterior. Si entra en la laringe otro elemento que no sea aire,
se dispara el reflejo de la tos para expeler la sustancia y evitar que llegue a los pulmones.
Debido a que este reflejo no funciona cuando perdemos la conciencia, nunca se deben
administrar líquidos a una persona inconsciente a la que se intenta reanimar.
La laringe es el órgano de la voz, ya que en ella se encuentran las cuerdas vocales. Aunque se
llaman cuerdas, presentan el aspecto de dos cintillas membranosas o pliegues laterales
internos. En realidad, hay dos pliegues o cuerdas a cada lado: las superiores son falsas cuerdas
vocales y las inferiores son las cuerdas vocales verdaderas; la hendidura anteroposterior que
hay entre las cuerdas vocales es la glotis. Las llamadas cuerdas vocales superiores son los
pliegues vestibulares y no participan en la producción de sonidos, mientras que las inferiores
son las responsables de producir sonidos.
Las cuerdas vocales verdaderas contienen tanto músculo esquelético como un ligamento
elástico (ligamento vocal), cuando los 10 músculos intrínsecos de la laringe se contraen, se
mueven los cartílagos y se estiran las cuerdas vocales, apretándolas. El aire que pasa a través
de las cuerdas apretadas las hace vibrar y se produce el sonido. Cuantas más gruesas son las
cuerdas vocales, por ej. en el hombre, se produce un sonido de tono más grave y cuanto más
se apriete el ligamento, más agudo es el tono. Si se quiere aumentar el volumen del sonido,
hay que empujar o impulsar el aire con más fuerza.
La tráquea
La tráquea es un cilindro constantemente abierto que comunica la laringe con los bronquios,
conduciendo el aire a los pulmones. La tráquea alcanza hasta el nivel de la quinta vértebra
torácica, situado a la mitad del pecho. En una persona adulta mide entre 10 y 11 cm de
longitud por 2 - 2,5 cm de diámetro, según el estado de contracción de la musculatura lisa.
A lo largo del tubo, que desciende paralelamente al esófago, se encuentran unos veinte anillos
de cartílago en forma de herradura, cuya parte anterior es de cartílago y la parte posterior es
de músculo liso. Estos anillos mantienen constantemente abierta la tráquea tanto en
inspiraciones como en espiraciones e impiden su colapso, pese a los cambios de presión que
acontecen durante la respiración. La parte elástica permite la dilatación del esófago cuando
pasa el bolo alimenticio.
Figura 6.7. Vías respiratorias y Figura 6.8. Corte transversal de tráquea y esófago.
Fuente: http://estudiaenciclopedia.blogspot.com.es/2015/04/la-traquea-los-bronquios-y-el-
arbol.html
La tráquea está tapizada internamente por un epitelio ciliado que tiene intercaladas células
secretoras de mucus, que atrapa las partículas de polvo antes de llegar a los pulmones. Los
cilios de la tráquea, bronquios y bronquiolos baten continuamente, empujando el moco y las
partículas extrañas atrapadas hacia la faringe, donde son tragados.
Los bronquios
Los bronquios se originan por la bifurcación de la tráquea, pero no son simétricos, quedando
el bronquio izquierdo, que es más largo, con una luz menor, de unos 1,5 cm de diámetro,
mientras que el bronquio derecho, que es más ancho -unos 2 cm-, es algo más corto. Los
bronquios están formados por anillos cartilaginosos íntegramente cerrados.
Cada bronquio con todas sus ramificaciones constituye un árbol bronquial. El derecho se
introduce en el pulmón derecho de forma bastante vertical y como es más ancho, es más
probable que en este lado acaben alojándose los cuerpos extraños inhalados. El izquierdo
penetra en el pulmón izquierdo con mayor ángulo de inclinación, casi en horizontal, ya que
está el corazón en este lado y por tanto no puede descender tanto.
Los bronquios principales son histológicamente muy similares a la tráquea. Después de entrar
en los pulmones, los bronquios principales se subdividen en bronquios cada vez más pequeños
(bronquios secundarios, terciarios, y así sucesivamente), terminando en las vías conductoras
más pequeñas, los bronquiolos formando el árbol respiratorio o bronquial. A excepción de las
ramas menores (bronquiolos), todas las ramas tienen su pared reforzada con cartílago. Tanto
los bronquios como los bronquiolos están rodeados por capas delgadas de músculo liso. La
contracción y relajación de este músculo se halla bajo control del sistema nervioso autónomo,
que ajusta el flujo de aire según las demandas metabólicas.
Figura 6.9. Epitelio ciliado de tráquea y bronquios con células secretoras de mucus.
Fuente: https://ocw.unican.es/mod/page/view.php?id=551
Para diferenciar bronquios de bronquiolos conviene fijarse en el diámetro. Los bronquios son
más gruesos, como mínimo tiene un diámetro de 1mm, además contienen el anillo de cartílago
y glándulas mucosas en la pared, de modo similar al de la tráquea. Los bronquiolos son más
finos, el diámetro es menor de 1mm, no contienen cartílago ni glándulas en la pared y la capa
muscular es algo más gruesa, de ahí que el broncoespasmo afecte predominantemente a estas
ramas más finas del árbol bronquial.
Hay unos 600 millones de alveolos que aportan una superficie total de unos 100-140 m2, entre
ambos pulmones, esta área es de tamaño suficientemente grande como para garantizar los
intercambios con toda eficacia, siendo unas 40 veces mayor que la superficie de la piel de una
persona.
El alveolo tiene la cara interna cubierta de líquido, en ella encontramos tres tipos de células:
1. Células tipo I, son de tejido epitelial monoestratificado pavimentoso, muy fino, de unos
100 μ de espesor, son células más importantes y abundantes, son las que realizan el
intercambio de gases.
2. Células tipo II, son un poco más pequeñas y más gruesas, y tienen microvellosidades.
Son células secretoras, producen un agente tensoactivo (surfactante) que disminuye la
tensión superficial y facilita que las moléculas de aire se disuelvan en agua, lo que
resulta muy importante para el funcionamiento pulmonar.
Figura 6. 10. Alveolo pulmonar humano, Figura 6.11. Corte esquemático para ver las células de la
observado al microscopio electrónico. pared del saco alveolar. Fuente:
Fuente: http://www.blogodisea.com/cu http://www.uaz.edu.mx/histo/TortorAna/ch23/ch23.htm
erpo-humano-visto-microscopio.html
3. Los macrófagos alveolares o “células del polvo” tienen función defensiva. Recorren el
camino dentro y fuera del alvéolo eliminando bacterias, partículas de carbón y otros
agentes nocivos.
La superficie respiratoria está formada principalmente por las membranas de las células tipo I
situadas en los alvéolos junto con las membranas de las células que forman las paredes de los
capilares, que son endotelios. El intercambio gaseoso se realiza por difusión simple: el oxígeno
pasa del aire situado en el alveolo, atraviesa primero la membrana de la célula del alveolo,
luego la de la célula del capilar y entra en la luz del capilar, siendo a continuación captado por
la hemoglobina. Por el contrario, el dióxido de carbono realiza el viaje inverso, abandona la
sangre para entrar en el alvéolo lleno de aire.
Los pulmones son órganos de gran tamaño que ocupan toda la cavidad torácica excepto la
porción central donde está el corazón, llamada mediastino. Son dos masas de color rosado con
forma de saco; la porción superior de los pulmones, más puntiaguda, constituye el ápex o
ápice y está justo debajo de la clavícula. La base, que descansa sobre el diafragma, es más
ancha. El pulmón derecho está más desarrollado y se divide en tres lóbulos, mientras que el
izquierdo sólo posee dos, para dejar espacio al corazón.
Los pulmones están formados por el árbol bronquial, incluidos los acinos respiratorios y toda la
red sanguínea junto con tejido conjuntivo, blando y elástico, que le sirve de protección. Este
tejido conjuntivo engloba el conjunto de bronquios, bronquiolos y alveolos que están llenos de
aire, y rellena huecos entre
venas, arteria y capilares sanguíneos. Es este tejido conectivo elástico el que permite a los
pulmones retraerse pasivamente en la espiración. Por tanto, y a pesar de su relativo gran
tamaño, los pulmones solo pesan alrededor de 1,5 kg y son suaves y esponjosos.
Los pulmones externamente están recubiertos por la pleura, es una doble membrana de tejido
conjuntivo que evita el roce con la caja torácica. La pleura parietal o externa se adhiere al
diafragma y a la cara interior de la caja torácica, y la pleura visceral recubre el exterior de los
pulmones, introduciéndose en sus lóbulos a través de las cisuras. Entre las dos membranas se
encuentra el líquido pleural (unos 15 cc), cuya inflamación produce una dolencia llamada
pleuresía. Este líquido actúa como lubricante, permite a los pulmones deslizarse sobre la pared
torácica durante los movimientos respiratorios, y mantiene las dos capas pleurales unidas.
La ventilación pulmonar es el proceso por el cual se renueva el aire que llena los pulmones. Se
produce mediante los movimientos de inspiración y espiración. Los cambios en el volumen de
la cavidad torácica generan una variación de presión en los pulmones.
Dado que los pulmones carecen de musculatura propia, para que el aire se renueve se recurre
a la ampliación o reducción de la caja torácica con movimientos de músculos externos. Estos
movimientos de la caja torácica son producidos por el diafragma, músculo situado bajo la caja,
y por los movimientos de los músculos intercostales situados entre las costillas. En menor
medida también colaboran otros músculos torácicos y abdominales.
El diafragma se sitúa bajo los pulmones, separado de ellos por la pleura. En reposo tiene forma
acampanada, mientras que los músculos intercostales, se sitúan entre las costillas y al
contraerse hace que estas asciendan. En los movimientos respiratorios normales la inspiración
es activa en el sentido de que se contraen los músculos, mientras que la espiración es pasiva.
Pueden realizarse espiraciones forzadas para expulsar más aire que el de la posición de reposo.
En ellas intervienen los músculos abdominales que, al contraerse empujan las vísceras contra
el diafragma lo que obliga a contraer todavía más los pulmones.
Podemos distinguir dos modalidades de respiración, según los músculos que intervengan:
respiración torácica y abdominal. En la respiración torácica intervienen principalmente los
músculos intercostales y en la respiración abdominal o diafrágmica interviene principalmente
el diafragma.
Torácica Abdominal
Sólo se utiliza la parte superior de los Se utiliza toda la capacidad pulmonar, incluyendo
pulmones. el tercio inferior, donde hay mayor número de
vasos sanguíneos.
Está relacionada con (y puede estimular) Está relacionada con (y puede estimular) una
una respuesta simpática. respuesta parasimpática
El intercambio real de gases ocurre por difusión en los alvéolos -como consecuencia de
diferentes presiones parciales de O2 y CO2- rodeados por capilares. El endotelio de los capilares
y las células epiteliales planas de los alvéolos constituyen la barrera de difusión entre el aire
contenido en un alvéolo y la sangre de sus capilares.
El oxígeno es relativamente insoluble en el plasma sanguíneo, de forma que solo una pequeña
cantidad de oxígeno se transporta disuelto en el plasma y la mayoría se une a una proteína
llamada hemoglobina (Hb- O2).
La primera reacción es muy lenta en el plasma, pero muy rápida dentro del glóbulo
rojo gracias a los enzimas celulares. La segunda reacción que es la disociación iónica
del ácido carbónico, se produce con rapidez sin necesidad de enzimas. Cuando la
concentración de estos iones asciende dentro del glóbulo rojo el HCO3- difunde hacia el
exterior
Una vez que se ha liberado en el plasma, el CO2 difunde a los alvéolos y fluye del pulmón con el
aire exhalado.
Las capacidades respiratorias se miden con un espirómetro. Mientras el paciente respira, los
volúmenes de aire espirado se leen en un indicador según cambia el volumen aéreo dentro del
aparato. La espirometría es muy útil para evaluar pérdidas de la función respiratoria y para el
seguimiento de algunas enfermedades del aparato respiratorio.
Hay muchos factores que afectan a la capacidad respiratoria, por ejemplo, la talla, el sexo, la
edad y la condición física de una persona. La capacidad pulmonar de una persona adulta es de
4 a 5 litros, siendo esta capacidad respiratoria la capacidad vital (VC).
De esta capacidad pulmonar solo se emplea de modo habitual en la respiración normal medio
litro de aire en cada ciclo. Este volumen respiratorio se denomina volumen normal o tidal
(TV). Además hay que tener en cuenta que una persona puede inspirar mucho más aire que el
volumen corriente, dicha cantidad de aire que se inspira de manera forzada se denomina
volumen de reserva inspiratorio (IRV), y representa unos 2.100 - 3.200 ml. De manera similar,
tras una inspiración normal se puede expulsar más aire extra, de manera forzada, es el
volumen de reserva espiratorio (ERV), que se aproxima a los 1.200 ml.
El ritmo respiratorio en reposo es de unas 17 veces por minuto- Esto supone que pasan por
nuestros pulmones unos 14.000 litros de aire diarios
Para que se mantengan las presiones de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre se realiza
un ajuste constante gracias a neuronas del centro respiratorio bulbar – situadas en el bulbo
raquídeo- y también en el puente de Varolio, ambas son formaciones del tronco cerebral, y
controlan la respiración normal, que es rítmica y automática.
Acidosis y alcalosis
Intoxicación por CO. Un problema que impide la correcta unión del O2 a la hemoglobina es la
inhalación de monóxido de carbono. El monóxido de carbono (CO) es un gas sin olor ni color,
pero muy peligroso. Al no detectarse puede causar una intoxicación y la muerte. La
intoxicación con CO puede ser accidental, por suicidio o una causa laboral. La fuente de
intoxicación suele ser por combustiones incompletas de carbono. El CO resulta tan tóxico
porque tiene unas 220 veces más afinidad por el grupo hemo de la hemoglobina que el O2,
formando una molécula específica, la carboxihemoglobina, lo que disminuye la concentración
de oxihemoglobina, y con ello, la difusión de oxígeno a los tejidos
Las personas intoxicadas presentan una coloración rosada de la piel y las mucosas, que le dan
un cierto aspecto de vitalidad y su color se suele describir como rojo cereza. Los afectados
deben ser tratados con O2
Por otra parte, cuando la sangre comienza a volverse alcalina o básica (por falta de CO2 u otro
motivo), y hay síntomas de hormigueo y mareos, la respiración se ralentiza y se torna más
superficial. Al ser la respiración más lenta se permite acumular CO2 en la sangre y devolver ésta
su rango normal de pH.
El epitelio respiratorio, al igual que el digestivo, es muy frágil y es por tanto susceptible de
sufrir infecciones y daños.
Virales
o Gripe
Bacterianas
o Tuberculosis
o Tos ferina
Los procesos alérgicos se deben a que nuestro sistema inmunitario reconoce como peligrosas a
sustancias que en realidad no lo son y desencadena una serie de mecanismos para repeler la
agresión inexistente. Los principales procesos alérgicos afectan al sistema respiratorio por ser
una vía habitual de entrada de patógenos y estar muy protegida por el sistema inmunitario
• Asfixia implica la necesidad de tomar aire. Se produce por obstrucción de las vías
aéreas. Sensación imperiosa por el poco tiempo del que disponemos sin aporte de
oxígeno.
• Bostezo: Consiste en abrir la boca de forma incontrolada, con separación muy amplia
de las mandíbulas, para realizar una inhalación profunda.
Enfermedades sistémicas
Apnea del sueño: Falta de ritmo respiratorio durante el sueño por diferentes causas
Reflujo gástrico: Vuelta del contenido estomacal hacia el esófago que puede dañar la laringe,
faringe e incluso árbol bronquial por su contenido ácido.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) engloba un grupo de patologías que son
consecuencia de los efectos devastadores del tabaco en el organismo. También puede ser
causado por sustancias tóxicas, enfermedades fúngicas o bacterianas o exposición continua al
polvo. Las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, ejemplificadas por bronquitis
crónica y enfisema, son una de las principales causas de muerte e incapacidad. En España
provoca unas 18.000 muertes/año. Estas enfermedades tienen algunos aspectos en común:
(2) tienen disnea, dificultad respiratoria o trabajosa, a menudo denominada “hambre de aire”,
que se agrava progresivamente
(4) la mayoría de las víctimas de EPOC están hipóxicas, retienen dióxido de carbono y tienen
acidosis respiratorias y finalmente desarrollan fallo respiratorio
En el enfisema, el alvéolo se agranda a la vez que las paredes de las cámaras adyacentes se
rompen, y la inflamación crónica de los pulmones da lugar a fibrosis. Como los pulmones se
vuelven menos elásticos, el aire se colapsa durante la espiración, obstruyéndose el flujo
saliente de aire. Como resultado, disminuyendo su capacidad de intercambio de gases y estos
pacientes utilizan una enorme cantidad de energía para espirar y siempre están exhaustos.
Cáncer de pulmón. Muy relacionado con el tabaquismo. Muy peligroso y causa de mortalidad
importante (alrededor del 50%) por su detección tardía y agresividad.
Como sustancias tóxicas, aparte del tabaco, se puede citar los contaminantes del aire y tóxicos
ambientales (CO, disolventes...), la silicosis en los mineros, asbesto, etc.
El epitelio y las vías respiratorias son delicados y susceptibles de sufrir infecciones y daños. Por
ello se recomienda seguir unos hábitos saludables para evitar o reducir posibles daños.
• Ventilación adecuada. Recambio del aire en espacios cerrados para evitar acumulación de
tóxicos o microbios trasmisibles por el aire.
Bibliografía
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de educación, producción de sonidos