Habeas Corpus Salida de Pais

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SEGUNDO: ANÁLISIS DEL TRIBUNAL Y MOTIVACION: Procediendo con el

examen del caso concreto, se debe puntualizar que el demandante Tarcizio Alfonso
Villón Ascencio no se encuentra encarcelado, no obstante claramente podemos colegir
que ha accionado la presente garantía jurisdiccional de habeas corpus, en virtud de que
invoca su derecho a la libre movilidad que consagra el Art. 66 numeral 14 de la CRE,
hoy restringida, por cuanto pesa en su contra una orden de prohibición de salida del
país, la cual considera es arbitraria e ilegítima al no haber sido dictada por un juez
competente sino por una autoridad administrativa como es el Director Nacional de
Rehabilitación Social. Al efecto la Constitución de la República del Ecuador, en su
artículo 66, entre los derechos de libertad, reconoce en los numerales 3 y 14,
respectivamente, los derechos a la integridad física y a la libertad ambulatoria, al señalar
en su orden: “Se reconoce y garantizará a las personas: ... 3. El derecho a la integridad
personal, que incluye: a) La integridad física, psíquica, moral y sexual. b) Una vida libre
de violencia en el ámbito público y privado. El Estado adoptará las medidas necesarias
para prevenir, eliminar y sancionar toda forma de violencia, en especial la ejercida
contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes, personas adultas mayores, personas con
discapacidad y contra toda persona en situación de desventaja o vulnerabilidad;
idénticas medidas se tomarán contra la violencia, la esclavitud y la explotación sexual.
c) La desaparición de la tortura, la desaparición forzada y los tratos y penas crueles,
inhumanos y degradantes. d) La prohibición del uso de material genético y la
experimentación científica que atenten contra los derechos humanos” ...14. El derecho a
transitar libremente por el territorio nacional y a escoger su residencia, así como a entrar
y salir libremente del país, cuyo ejercicio se regulará de acuerdo con la ley. La
prohibición de salir del país sólo podrá ser ordenada por juez competente”. Para la
protección de los derechos previamente citados, la Constitución de la República
establece la garantía del hábeas corpus, la misma que se halla regulada en el artículo 89,
que es del siguiente tenor literal: “La acción de hábeas corpus tiene por objeto recuperar
la libertad de quien se encuentre privado de ella de forma ilegal, arbitraria o ilegítima,
por orden de autoridad pública o de cualquier persona, así como proteger la vida y la
integridad física de las personas privadas de libertad”. Por su parte, el artículo 43 de la
Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional establece: “La
acción de hábeas corpus tiene por objeto proteger la libertad, la vida, la integridad física
y otros derechos conexos de la persona privada o restringida de libertad, por autoridad
pública o por cualquier persona, tales como: 1. A no ser privada de la libertad en forma
ilegal, arbitraria o ilegítima, protección que incluye la garantía de que la detención se
haga siempre por mandato escrito y motivado de juez competente, a excepción de los
casos de flagrancia; 2. A no ser exiliada forzosamente, desterrada o expatriada del
territorio nacional; 3. A no ser desaparecida forzosamente; 4. A no ser torturada, tratada
en forma cruel, inhumana o degradante; 5. A que, en caso de ser una persona extranjera,
incluso antes de haber solicitado refugio o asilo político, no ser expulsada y devuelta al
país donde teme persecución o donde peligre su vida, su libertad, su integridad y su
seguridad; 6. A no ser detenida por deudas, excepto en el caso de pensiones
alimenticias; 7. A la inmediata excarcelación de la persona procesada o condenada, cuya
libertad haya sido ordenada por una jueza o juez; 8. A la inmediata excarcelación de la
persona procesada cuando haya caducado la prisión preventiva por haber transcurrido
seis meses en los delitos sancionados con prisión y de un año en los delitos sancionados
con reclusión; 9. A no ser incomunicada, o sometida a tratamientos vejatorios de su
dignidad humana; 10. A ser puesta a disposición del juez o tribunal competente
inmediatamente y no más tarde de las veinticuatro horas siguientes a su detención”. El
artículo 45 ibídem prevé: “Reglas de aplicación.- Las juezas y jueces observarán las
siguientes reglas: 1. En caso de verificarse cualquier forma de tortura se dispondrá la
libertad de la víctima, su atención integral y especializada, y la imposición de medidas
alternativas a la privación de la libertad. 2. En caso de privación ilegítima o arbitraria, la
jueza o juez declarará la violación del derecho, dispondrá la inmediata libertad y la
reparación integral. La privación arbitraria o ilegítima se presumirá en los siguientes
casos: a) Cuando la persona no fuere presentada a la audiencia. b) Cuando no se exhiba
la orden de privación de libertad. c) Cuando la orden de privación de libertad no cumpla
los requisitos legales o constitucionales. d) Cuando se hubiere incurrido en vicios de
procedimiento en la privación de libertad. e) En los casos en que la privación de la
libertad es llevada a cabo por particulares, cuando no se justifique la privación de
libertad. 3. La orden judicial que dispone la libertad será obedecida inmediatamente por
los encargados del lugar de la privación de libertad, sin que sea admisible ningún tipo de
observación o excusa. 4. En cualquier parte del proceso, la jueza o juez puede adoptar
todas las medidas que considere necesarias para garantizar la libertad y la integridad de
la persona privada de libertad, incluso podrá disponer la intervención de la Policía
Nacional.” La Convención Americana de Derechos Humanos, en su artículo 7,
determina con claridad el derecho de toda persona a la libertad y a la seguridad
personal, por lo que nadie puede ser privado de su libertad, salvo por causas
determinadas en leyes o en la Constitución, y en caso de haber sido detenido, tiene
derecho a comparecer ante el juez competente a fin de que decida sobre la legalidad del
acto. En concordancia con lo establecido en este instrumento internacional, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos consagra también el derecho de toda
persona a la libertad y seguridad personal, por lo que no puede ser sometido a
detenciones arbitrarias. Asimismo, contempla que nadie puede ser privado de la
libertad, salvo las causas contempladas en leyes o en la Constitución; no obstante,
proclama también que toda persona que ha sido detenida, debe ser llevada ante un juez
para ser juzgada dentro de un plazo razonable así como para que el operador de justicia
resuelva la legalidad de la detención. La Corte Constitucional del Ecuador, al desarrollar
la garantía de hábeas Corpus, en la sentencia N.º 171-15-SEP-CC emitida dentro del
caso N. 0560-12-EP, ha dicho que aquella: "... se convierte en una garantía y un derecho
de las personas que se han visto detenidas o privadas de la libertad, a través de la cual,
las autoridades competentes deben resolver la situación jurídica de ellas a efectos de
determinar si la detención se realizó sobre la base de los preceptos legales y
constitucionales pertinentes ...".
El Máximo órgano de justicia Constitucional en la sentencia N.° 247-17-SEP-O, Caso
N.° 0012-12-EP, ha expresado: “... en criterio de esta Corte, la "privación de la libertad"
es un concepto amplio. En tal sentido, no se agota únicamente en la orden de
aprehensión de una persona. A contrario sensu, la privación de la libertad comprende
todos los hechos y condiciones en las que esta se encuentra desde que existe una orden
encaminada a impedir que transite libremente -y por tanto, pase a estar bajo la
responsabilidad de quien ejecute esta orden-, hasta el momento en que efectivamente se
levanta dicho impedimento. Como consecuencia de esta definición amplia del concepto,
se puede afirmar que una medida de privación de la libertad que inició siendo
constilucionalmcntc (sic) aceptable, puede devenir en ilegal, arbitraria o ilegítima, o ser
ejercida en condiciones que amenacen o violen los derechos a la vida o integridad de la
persona, por hechos supervinientes. Razón por la cual, el juez constitucional que conoce
la garantía de hábeas corpus, para resolver, se encuentra en la obligación de verificar
que el acto que dio inicio a la privación de la libertad que se acusa, haya sido ordenado
y ejecutado bajo los parámetros constitucionales y legales; así como, que ninguno de los
hechos y condiciones acaecidos mientras el derecho en cuestión se vea afectado por la
medida, constituyan motivo para considerar que el derecho se vea amenazado o
vulnerado; y, en función de aquello, tanto la Constitución como la Ley Orgánica de
Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional establecen medidas inmediatas
respecto de la vulneración a este derecho...”.En este contexto, de conformidad con lo
dispuesto en la normativa Constitucional, Internacional, la Ley Orgánica de Garantías
Jurisdiccionales y Control Constitucional y fundamentalmente lo ilustrado por el
Máximo Órgano de justicia constitucional en cuanto a la amplitud del concepto que
entraña la privación de la libertad, el que no concluye en la orden de aprehensión de una
persona, sino que comprende toda limitación en su ejercicio, como es la libertad
ambulatoria e incluso la de migración, a partir de una decisión orientada a impedir que
transite libremente; tenemos que el problema jurídico a resolver en el presente caso, es
determinar si la prohibición de salida del país que pesa en su contra y que restringe su
libertad, tiene la característica de ilegal, arbitraria o ilegítima, para cuyo efecto debemos
acudir a lo conceptualizado por la Corte Constitucional en el Caso N. 012-2012, que
reza: “Con relación a la privación de la libertad ilegal, esta puede ser definida como
aquella ordenada o ejecutada, en contravención a los mandatos expresos de las normas
que componen el ordenamiento jurídico. La privación de la libertad arbitraria en
cambio, es aquella ordenada o mantenida sin otro fundamento que la propia voluntad o
capricho de quien la ordena o ejecuta. Y por último, la privación de la libertad ilegitima,
es aquella ordenada o ejecutada por quien no tiene potestad o competencia para ello”.
En la especie de la prueba documental que consta del proceso, se establecen los
siguientes hechos: 1.-Que el secretario del Tribunal de Garantías Penales del Azuay,
dando cumplimiento a lo ordenado, mediante oficio No. 218-TGPA-2020, de fecha 21
de enero de 2020, ha hecho conocer al Coordinador de la Unidad de las Unidades de
Servicio de Apoyo y Control Migratorio, respecto de la excarcelación del procesado
Tarsicio Alfonzo Villón Ascencio, en virtud de que este particular no se ha dispuesto en
el auto de fecha 16 de julio del 2008 (fs. 1); 2.-Que en el oficio No. SNAI-CPLRSCT-
DJ-2020-393-OE, de fecha 04 de febrero de 2020, suscrito por la Abogada. María Belén
Cabrera Aguirre, Directora del Centro de Privación de la Libertad Regional Sierra
Centro Sur, se manifiesta que no es la autoridad competente para dictar la medida de
prohibición de salida del país, haciendo conocer que el señor Tarsicio Alfonzo Villón
Ascencio, ingresó a dicho Centro el 18 de noviembre de 2014 y recuperó su libertad
cumpliendo la pena impuesta de 8 meses el 28 de abril de 2015(fs. 2); 3.-Que en el
oficio No. MDG-VDI-SDM-2020-3090-O de fecha 11 de mayo de 2020, la Ing. Gladys
Cristina Montenegro Vásquez, Responsable del Servicio de Apoyo Migratorio y Unidad
de Control Migratorio de la provincia del Azuay, adjuntando el Oficio DNRS-DDE-
02975 de fecha 20 de febrero de 2008, hace conocer al accionante que el Dr. Máximo
Ortega Vintimilla, Director Nacional de Rehabilitación Social, en virtud de habérsele
concedido el beneficio de la Prelibertad al interno Tarcisio Alfonso Villón Asencio ha
solicitado al Director Nacional de Migración que imparta las disposiciones necesarias a
fin de que impida la salida del país del hoy accionante(fs. 3/4 y 23/24); 4.-Que en fecha
13 de agosto de 2004, el Juez Primero de lo Penal del Azuay, ha dictado auto de prisión
preventiva en contra del imputado el hoy accionante (fs. 6 y 36); 5.-Que el Primer
Tribunal Penal del Azuay, dentro del juicio N. 01901-2005-0001, en fecha 10 de junio
del 2005, ha declarado al señor Tarsicio Alfonso Villón Ascencio autor del delito de
tenencia ilegal de sustancias sujetas a fiscalización, tipificado y sancionado por el art.
62 de la Ley sobre Sustancias Estupefacientes Psicotrópicas, condenándole a 8 años de
reclusión mayor (fs. 7/8 y 37/38); 5.-Que el Tribunal de Garantías Penales de Azuay, en
el antes mencionado juicio, mediante providencia de fecha 31 de enero de 2018, ha
señalado: “5) En virtud del auto de fecha 16 de julio del 2008, el señor Presidente del
Tribunal Penal del Azuay, Dr. Rodrigo Dávila Vintimilla, determinado que el
sentenciado Villón Ascencio cumplió el diez por ciento de la sentencia impuesta,
aceptando el indulto -expedido por la Asamblea Constituyente, con fecha 4 de julio de
2008 para el indulto de los sentenciados a pena privativa de libertad por los delitos de
tráfico ilícito, transporte, tenencia y posesión ilícitas de sustancias estupefacientes y
psicotrópicas-ordenó su excarcelación; 6) El Art. 100 del Código Penal, norma aplicable
a la presente causa, determinaba que la pena también se extingue por indulto.-7)
Revisado el cuaderno procesal no se observa que se haya ordenado, prohibición de
salida del país en contra del compareciente Tarsicio Alfonzo Villón Ascencio...”(fs.9 y
39); 6.-Que en el oficio No. MDG-VDI-SDM-2020-1749-O, de fecha 07 de febrero de
2020, la Responsable del Servicio de Apoyo Migratorio y Unidad de Control Migratorio
del Azuay, hace conocer al Tribunal Penal que no es posible el levantamiento de la
medida cautelar, puesto que actúa únicamente con orden expresa de autoridad
competente (fs.10 y 40); y, 7.-De los print de pantalla de fs. 25 y 26, se aprecia el
registro de impedimento de salida del país del accionante, que se encuentra todavía
activo. En la especie, los hechos antes anotados nos permiten concluir que la orden de
prohibición de salida del país que pesa en contra del accionante, no ha sido dictada
dentro del proceso penal por el que fue condenado a ocho años de reclusión mayor;
como tampoco ha sido emitida por el Servicio de Apoyo Migratorio, organismo éste que
conforme se ve, se ha limitado a ejecutar las órdenes que al efecto se le han impartido.
Siendo claro que dicha medida cautelar ha sido dispuesta por el Director Nacional de
Rehabilitación Social, -con quien el juez de primer nivel ha dispuesto contar en la
causa-, es respecto de aquella orden de prohibición de salida del país, sobre la que se
debe centrar el análisis. En el caso en estudio, el recurrente al haber sido declarado
como autor responsable del delito de tenencia ilegal de sustancias sujetas a
fiscalización, tipificado y sancionado por el Art. 62 de la Ley sobre Sustancias,
Estupefacientes y Psicotrópicas, fue condenado a ocho años de reclusión mayor
extraordinaria y, al efecto al haber cumplido los requisitos que preveía el Código de
Ejecución de Penas y Rehabilitación Social y su Reglamento de aplicación, en el mes de
febrero del 2008, se le otorgó la fase de prelibertad, etapa ésta que según podemos
colegir de la normativa antes invocada, se encontraba a cargo del Director Nacional de
Rehabilitación Social, quien según se desprende del oficio de fs. 4, contaba además, con
un régimen de tratamiento progresivo aplicado y supervisado por el Departamento de
Tratamiento de dicho Centro, regulaciones éstas que claramente se puede colegir, le
facultaban impetrar todas las medidas necesarias para asegurar que los internos que se
encontraban bajo dicho régimen que es de su entera y absoluta responsabilidad, no
evadan el cumplimiento de la pena, por lo que en esta virtud, no se puede concluir que
la medida cautelar de prohibición de salida del país, dictada en dicho momento por el
Director Nacional de Rehabilitación Social con la única finalidad de impedir que ante
una posible evasión del hoy accionante que fue beneficiado por la prelibertad, éste
pueda salir libremente del país, haya tenido la peculiaridad de ilegal, arbitraria o
ilegítima, en tanto la fase de prelibertad se reitera, estaba a cargo del Director Nacional
de Rehabilitación Social. Por otro parte, no se puede dejar de advertir que en el presente
caso, en el mes de julio del 2008, se ha aceptado a favor del recurrente un indulto, el
que de acuerdo a lo que determinaba el art. 100 del Código Penal extinguía también la
pena, por lo que entonces aquel, por el indulto ya no tenía ni tiene pendiente ninguna
pena por cumplir en el proceso en el que se le condenó a ocho años de reclusión mayor
y por el que en definitiva se le otorgó la fase de prelibertad. De lo que deviene por
consiguiente que la prohibición de salida del país que restringe la libre movilidad del
recurrente, impidiéndole que éste pueda salir libremente del país, se ha tornado en el
momento actual en ilegal, arbitraria e ilegítima en tanto la misma ya no tiene razón de
ser, vulnerando de esta manera su derecho de libertad al restringirle su libre movilidad
consagrado en el art. 66 numeral 14 de la Constitución de la República, no pudiendo
establecer sin embargo, que este hecho sea de responsabilidad exclusiva de la Dirección
Nacional de Rehabilitación y menos todavía de Migración, desde que bien pudo el
accionante en el momento en el que se aceptó el indulto a su favor, solicitar a la
autoridad administrativa, el archivo del expediente del tratamiento progresivo y que
instruya a las autoridades de migración la cancelación de la medida cautelar de
prohibición de salida del país que pesaba en su contra. En esta virtud, el Tribunal no
comparte el criterio del juez de primer nivel, quien según se ve, no ha considerado la
amplitud del concepto que abarca la privación de la libertad; y, al efecto al haberse
establecido la vulneración de su derecho de libertad, al haberse restringido su libertad
ambulatoria, merece que el mismo sea reparado, disponiendo de manera inmediata el
levantamiento de la medida de prohibición de salida del país que ha sido dictada en su
contra.

Finalmente el Tribunal tal como se encuentra graficado el cuadro procesal, considera


que no cabe reparación material de ninguna clase, tanto más que el accionante no ha
justificado el lucro cesante ni el daño emergente; como tampoco caben las disculpas
públicas ni la capacitación urgente, que en su orden pide sean presentadas por la
máxima autoridad de migración e impartida a los funcionarios de dicho organismo, en
virtud de que ha quedado claramente demostrado que Migración única y exclusivamente
se limitó a ejecutar la orden que en su momento le fue impartida por la autoridad
administrativa, de quien tampoco como se dijo se ha logrado determinar su
responsabilidad exclusiva.
RESOLUCION: Por las consideraciones que anteceden, este Segundo Tribunal de la
Sala Civil y Mercantil de la Corte Provincial de Azuay; ADMINISTRANDO
JUSTICIA, EN NOMBRE DEL PUEBLO SOBERANO DEL ECUADOR, Y POR
AUTORIDAD DE LA CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES DE LA REPÚBLICA,
aceptando el recurso de apelación interpuesto por el accionante, revoca la sentencia
impugnada y, declara parcialmente con lugar la acción de habeas corpus planteada, por
haberse vulnerado el derecho constitucional a la libertad, al hallarse restringido en su
libertad ambulatoria e incluso de migración, que consagra el numeral 14 del artículo 66
de la CRE y, como reparación integral se ordena que la Autoridad de Migración, de
manera inmediata, proceda a levantar la medida de prohibición de salida del país, que
pesa en contra del accionante TARCIZIO ALFONSO VILLON ASCENCIO, con
cédula de identidad N. 0914861646. De acuerdo a lo establecido en el Art. 21 de la
LOGJCC, se dispone oficiar a la Defensoría del Pueblo, a fin de que dé seguimiento al
cumplimiento de la sentencia por parte de la entidad accionada. Copia certificada de
esta resolución remítase a la Corte Constitucional. HÁGASE SABER Y
DEVUÉLVASE.

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