Unidad 1 - Fraternidad
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EN FORMACIÓN RELIGIOSA
Doctrina Social de la Iglesia
La última de las llamadas Encíclicas sociales 1 es la Fratelli tutti del Papa Francisco,
del año 2020. En ella el Papa se inspira una vez más en San Francisco de Asís 2 para señalar
el camino de la fraternidad como estilo de vida, con sabor a Evangelio. 3
1
Las “cartas encíclicas” son documentos emanados por los Papas para iluminar a los fieles sobre
algún tema en particular, que es considerado importante en ese momento por el Papa autor. Las
cartas encíclicas (o simplemente “encíclicas”) tratan sobre muy diversos temas de la doctrina
cristiana en definiciones de fe o de moral. Las encíclicas sociales son aquellas que han abordado
de modo particular y específico la problemática social. La primera encíclica social es la Rerum
novarum, del Papa León XIII (1891). Surgió en un momento muy especial, en el que se presentaban
dos opciones radicales en la política: el capitalismo liberal y el socialismo o, en su versión más
extrema, el comunismo. Ninguna de estas ideologías es consecuente con el ideal cristiano, ya que
ambas tienen una base materialista. Con la encíclica Rerum novarum, el Papa León XIII planteaba
la necesidad de considerar la cuestión social a la luz del Evangelio: el trabajo, la libertad, el poder,
todas cuestiones que tienen su raíz en la naturaleza humana tal como ha sido creada por Dios.
Las siguientes encíclicas sociales abordan los mismos problemas, profundizándolos y atendiendo
a las nuevas realidades que iban surgiendo. Además de la Rerum novarum, las encíclicas sociales
son, hasta el momento: Quadragesimo Anno (1931) y Mit brennender Sorge (1937), de Pío XI; la
Mater et Magistra, de san Juan XXIII (1961); la Pacem in Terris, de san Juan XXIII (1963); la
Populorum Progressio, de Pablo VI (1967); la Octogesima adveniens, de Pablo VI (1971); la
Laborem Exercens (1981), la Sollicitudo Rei Socialis (1987) y la Centesimus Annus (1991), de san
Juan Pablo II; la Caritas in veritate (2009), de Benedicto XVI, y las últimas del Papa Francisco:
Laudato si' (2015) y Fratelli tutti (2020). Las encíclicas sociales no son los únicos documentos del
magisterio social de la Iglesia. Es de gran importancia la Constitución Pastoral del Concilio
Vaticano II Gaudium et Spes (1965). El Papa Pío XII no escribió ninguna encíclica social, pero sí
emitió varios radiomensajes sobre temas muy importantes, ya que a él le tocó transitar los difíciles
momentos de la Segunda Guerra Mundial (la encíclica Mit brennender Sorge, de Pío XI, ya había
condenado al nazismo en el año 1937).
2
El Papa Francisco ya había asumido una frase de San Francisco de Asís como título de su anterior
encíclica social: Laudato si’.
3
Papa Francisco, Encíclica Fratelli tutti (2020), n. 1.
4
Cf. San Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint (1995), n. 26.
5
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti (2020), n. 4.
6
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 390; GS 13, 1; cf. Concilio de Trento (DS 1513); Pío XII,
enc. Humani generis (ibid. 3897); Pablo VI, discurso 11 de julio de 1966.
7
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 410.
8
Para contextualizar la encíclica Rerum novarum, no podemos prescindir de otra encíclica de León
XIII, la Aeterni Patris (1879), que acude al magisterio doctrinal de santo Tomás de Aquino, como
herramienta para responder al racionalismo e inmanentismo de la mentalidad moderna. En esa
encíclica León XIII aborda una cuestión esencial: la modernidad ha caído en el materialismo y el
inmanentismo filosófico por el olvido de la metafísica. Por eso León XIII convoca a la Iglesia a
Pbro. Lic. Eduardo Juan Lloveras
3
Tema 1
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Doctrina Social de la Iglesia
recuperar la metafísica siguiendo las enseñanzas de santo Tomas, y por ese camino recuperar una
comprensión integral del hombre y la creación.
9
Cf. K. Löwith, Significato e fine della storia. I presupposti teologici della filosofia della storia, Il
Saggiatore, Milano 2010 (prima edizione Chicago 1977).
10
Mons. Giampaolo Crepaldi, conferencia sobre Laicidad y verdad en la Doctrina Social de la
Iglesia, dictada en la Universidad Católica de Cuyo, ciudad de San Juan (San Juan, Argentina), el
14 de septiembre de 2013. Mons. Crepaldi ha sido Secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz
y es desde 2009 arzobispo de la diócesis italiana de Trieste, y fundador del Observatorio Cardenal
Van Thuan, que tiene por finalidad promover la Doctrina Social de la Iglesia a nivel internacional.
que somos hijos de Dios, la humildad ante el misterio, que nos lleva también a respetar
el planeta como creación de Dios.
Solo a partir de esa conciencia filial, que nos conduce a llamar a Dios “Padre” (cf.
Gálatas 4, 6), podemos entender que todo ser humano es nuestro hermano. No hay
conciencia de fraternidad sin conciencia de filiación. De ahí la gran paradoja que se
presenta en el mundo de hoy: muchos desean una mayor armonía y paz entre los seres
humanos, pero no encuentran el camino para lograrlo, porque no toman la decisión de
volver al Padre. Si fundamos nuestra vida en la conciencia de ser hijos de Dios, va
cobrando cada vez más fuerza en nosotros la conciencia de haber sido hechos a su
imagen y semejanza (Génesis 1, 26), es decir, de nuestra naturaleza espiritual-corporal, y
de la comunión que se da en ese mismo plano con todos los seres humanos: unidos en
el espíritu, se superan todas las diferencias que puedan distinguirnos en el plano
sensible-corporal: Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón
ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús (Gálatas 3, 28).
El antropocentrismo de la modernidad ha sido la fuente de gravísimos errores y
decisiones perjudiciales para nuestro planeta. Para denunciar esos errores y promover el
cuidado del planeta el Papa Francisco escribió su encíclica Laudato si’ (2015) y convocó
al Sínodo de la Amazonía, cuyo resultado es la Exhortación Apostólica post-sinodal
Querida Amazonía (2020). En Laudato si’ dice el Papa Francisco:
El antropocentrismo moderno, paradójicamente, ha terminado colocando
la razón técnica sobre la realidad, porque este ser humano ‘ni siente la naturaleza
como norma válida, ni menos aún como refugio viviente. La ve sin hacer hipótesis,
prácticamente, como lugar y objeto de una tarea en la que se encierra todo,
siéndole indiferente lo que con ello suceda’. 11 De ese modo, se debilita el valor
que tiene el mundo en sí mismo. Pero si el ser humano no redescubre su
verdadero lugar, se entiende mal a sí mismo y termina contradiciendo su propia
realidad: ‘No sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla
respetando la intención originaria de que es un bien, según la cual le ha sido
dada; incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe
respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado’. 12
En la modernidad hubo una gran desmesura antropocéntrica que, con
otro ropaje, hoy sigue dañando toda referencia común y todo intento por
fortalecer los lazos sociales. Por eso ha llegado el momento de volver a prestar
atención a la realidad con los límites que ella impone, que a su vez son la
posibilidad de un desarrollo humano y social más sano y fecundo. Una
presentación inadecuada de la antropología cristiana pudo llegar a respaldar una
concepción equivocada sobre la relación del ser humano con el mundo. Se
transmitió muchas veces un sueño prometeico de dominio sobre el mundo que
provocó la impresión de que el cuidado de la naturaleza es cosa de débiles. En
11
Romano Guardini, Das Ende der Neuzeit, 63 (ed. esp.: El ocaso de la Edad Moderna, 83).
12
San Juan Pablo II, Encíclica Centesimus annus (1991), n. 38.
cambio, la forma correcta de interpretar el concepto del ser humano como ‘señor’
del universo consiste en entenderlo como administrador responsable. 13
13
Papa Francisco, Encíclica Laudato si’ (2015), nn. 115-116; cf. Declaración Love for Creation. An
Asian Response to the Ecological Crisis, Coloquio promovido por la Federación de las
Conferencias Episcopales de Asia (Tagaytay 31 enero – 5 febrero 1993), 3.3.2.
14
Cf. Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, n. 53.
15
Cf. San Juan XXIII, Encíclica Pacem in terris, 11.04.1963.
16
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2267.
17
Cf. Papa Francisco, Discurso a los participantes en la Conferencia Mundial sobre el tema
"Xenofobia, racismo y nacionalismo populista, en el contexto de la migración mundial",
20.09.2018.
18
Cf. Papa Francisco, Mensaje en la Audiencia General del 11.06.2014.
19
Papa Francisco, Mensaje a los participantes en la Conferencia Internacional "Los derechos
humanos en el mundo contemporáneo: conquistas, omisiones, negaciones", 10.12.2018
y la ley divina, entendidas como normas de la razón, que son externas a la conciencia y
la regulan.
Para Kant, no hay un referente objetivo para la conciencia, y por ello la libertad
queda como una facultad casi ilimitada del individuo, que se “autolimita” con lo que él
llama imperativo categórico, una suerte de norma interna del obrar que tiene como único
referente la conciencia individual. Esta concepción kantiana de la conciencia y la libertad
tiene su raíz en su idea de persona humana, a la que concibe como un fin en sí mismo.
Es el planteo propio del individualismo liberal, doctrina filosófica que considera que los
derechos del individuo están por encima de cualquier otra realidad. Como señala el padre
Fosbery, Kant rescata la dignidad de la persona, pero, al absolutizarla, la idea de persona
queda inmersa en un círculo que no encontrará una real fundamentación ontológica y,
consecuentemente, quedará sin trascendencia. Es decir, sin dignidad. Quizá lo único
rescatable de la persona kantiana sea la exigencia irrenunciable de estar enfrentada
desde la libertad con el deber. Pero se trata de una libertad que es pura autonomía, sin
referencia a Dios y al bien. Queda así reducida a un puro e inmanente “para sí”. Separada
de Dios y aislada de la naturaleza, la persona así concebida es pura subjetividad y
conciencia. 20
Paradójicamente, esa idea de conciencia y libertad como pura autonomía viene
del mundo católico, de la moral voluntarista o moral del deber, que tuvo su auge a partir
del siglo XIV. Esta idea moral nació entre algunos filósofos franciscanos para plantear la
supremacía de Dios, frente a una filosofía que ellos consideraban herética, la de santo
Tomás de Aquino y los dominicos en general, porque la veían muy “racionalista”. Santo
Tomás planteaba la prioridad de la inteligencia sobre la voluntad, lo cual, aplicado a la
vida de la fe, suponía una actitud de buscar comprender los designios divinos mediante
la oración contemplativa. Los voluntaristas veían en este deseo de comprender una
actitud soberbia, y por eso centraban la vida moral en una voluntad obediente, más que
en una razón que busca comprender. Las posturas voluntaristas han sido corregidas por
el Magisterio de la Iglesia posterior, que ha asumido la doctrina de santo Tomás de
Aquino. 21 Así el Concilio Vaticano II, en su constitución pastoral Gaudium et spes, afirma
el papel de la conciencia como el primer ámbito interior en el que Dios da a conocer su
20
Fr. Dr. Aníbal Fosbery OP, La cultura católica, ed. digital de la Universidad Fasta (Mar del Plata,
2011), pág. 319.
21
Benedicto XVI en uno de sus más famosos discursos hizo alusión a este tema: En la Baja Edad
Media hubo en la teología tendencias que rompen esta síntesis entre espíritu griego y espíritu
cristiano. En contraste con el llamado intelectualismo agustiniano y tomista, Juan Duns Escoto
introdujo un planteamiento voluntarista que, tras sucesivos desarrollos, llevó finalmente a afirmar
que solo conocemos de Dios la voluntas ordinata. Mas allá de esta existiría la libertad de Dios, en
virtud de la cual habría podido crear y hacer incluso lo contrario de todo lo que efectivamente ha
hecho, Aquí se perfilan posiciones que pueden [...] llevar incluso a una imagen de un Dios
arbitrario, que no está vinculado ni siquiera con la verdad y el bien. La trascendencia y la diversidad
de Dios se acentúan de una manera tan exagerada, que incluso nuestra razón, nuestro sentido de
la verdad y del bien, dejan de ser un auténtico espejo de Dios, cuyas posibilidades abismales
permanecen para nosotros eternamente inaccesibles y escondidas tras sus decisiones efectivas
(Benedicto XVI, Discurso pronunciado en Ratisbona en el encuentro con el mundo de la
cultura, 12-9-2006 (AAS 98 [2006] 733); cf. Comisión Teológica Internacional, En busca de una
ética universal. Una nueva perspectiva de la ley natural (2009), nn. 29-30).
Verdad a todos los hombres (n. 16). También el Catecismo de la Iglesia Católica, que
retomando las palabras de la declaración conciliar Dignitatis humanae, dice en el n° 1782:
El hombre tiene el derecho de actuar en conciencia y en libertad a fin de tomar
personalmente las decisiones morales. “No debe ser obligado a actuar contra su
conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su conciencia, sobre todo en materia
religiosa” (DH 3).
Del voluntarismo religioso del siglo XIV, después de un largo camino, llegamos al
voluntarismo secular de los derechos humanos en el siglo XX. Son derechos humanos
cuyo único fundamento es el consenso de las naciones, negando la fuente de esos
derechos que es la ley natural, en definitiva, la ley divina. El voluntarismo no alcanza para
rescatar la dignidad de la persona humana: es necesario recuperar el fundamento
racional y metafísico, que se entronca con la ley divina. En contraste con esa visión
cerrada e individualista de la persona humana, el Magisterio de la Iglesia busca rescatar
el fundamento real, creacional, filosófico-teológico, de la persona humana. Se trata de
entender a la persona humana en el centro de la creación de este mundo, pero no como
autónoma y autosuficiente, como fin en sí misma, sino como creada a imagen y
semejanza de Dios, y, por lo tanto, llamada a integrarse en el plan de Dios, que es el
único Origen y Fin de toda la creación.
En su encíclica Fratelli tutti el Papa Francisco nos ayuda a entender la sana relación
entre la libertad, la igualdad y la fraternidad:
La fraternidad no es sólo resultado de condiciones de respeto a las
libertades individuales, ni siquiera de cierta equidad administrada. Si bien son
condiciones de posibilidad no bastan para que ella surja como resultado
necesario. La fraternidad tiene algo positivo que ofrecer a la libertad y a la
igualdad. ¿Qué ocurre sin la fraternidad cultivada conscientemente, sin una
voluntad política de fraternidad, traducida en una educación para la fraternidad,
para el diálogo, para el descubrimiento de la reciprocidad y el enriquecimiento
mutuo como valores? Lo que sucede es que la libertad enflaquece, resultando así
más una condición de soledad, de pura autonomía para pertenecer a alguien o a
algo, o sólo para poseer y disfrutar. Esto no agota en absoluto la riqueza de la
libertad que está orientada sobre todo al amor.
Tampoco la igualdad se logra definiendo en abstracto que “todos los seres
humanos son iguales”, sino que es el resultado del cultivo consciente y
pedagógico de la fraternidad. Los que únicamente son capaces de ser socios
crean mundos cerrados. ¿Qué sentido puede tener en este esquema esa persona
que no pertenece al círculo de los socios y llega soñando con una vida mejor para
sí y para su familia?
El individualismo no nos hace más libres, más iguales, más hermanos. La
mera suma de los intereses individuales no es capaz de generar un mundo mejor
para toda la humanidad. Ni siquiera puede preservarnos de tantos males que
cada vez se vuelven más globales. Pero el individualismo radical es el virus más
difícil de vencer. Engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a
22
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, nn. 103-105.
23
Fr. Dr. Aníbal Fosbery OP, La cultura católica, ed. digital de la Universidad Fasta (Mar del Plata,
2011), pág. 310.
24
Ibidem, pág. 312.
21). En la encíclica Fratelli tutti, acude a la parábola del buen samaritano, 25 y nos invita a
ser prójimos sin fronteras en nuestra vida cotidiana:
Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. No
tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de
un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y
transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las
sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra
esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor
de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos. Como el viajero
ocasional de nuestra historia, sólo falta el deseo gratuito, puro y simple de querer
ser pueblo, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de
levantar al caído; aunque muchas veces nos veamos inmersos y condenados a
repetir la lógica de los violentos, de los que sólo se ambicionan a sí mismos,
difusores de la confusión y la mentira. Que otros sigan pensando en la política o
en la economía para sus juegos de poder. Alimentemos lo bueno y pongámonos
al servicio del bien. 26
25
Cf. Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, Cap. II (nn. 56-86).
26
Ibidem, n. 77.
Pbro. Lic. Eduardo Juan Lloveras
12
Tema 1
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por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social
enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales. 27
Hay una globalización mal entendida: Los conflictos locales y el desinterés por el
bien común son instrumentalizados por la economía global para imponer un modelo
cultural único. Esta cultura unifica al mundo, pero divide a las personas y a las naciones,
porque «la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más
hermanos». 28 Estamos más solos que nunca en este mundo masificado que hace
prevalecer los intereses individuales y debilita la dimensión comunitaria de la existencia.
Hay más bien mercados, donde las personas cumplen roles de consumidores o de
espectadores. El avance de este globalismo favorece normalmente la identidad de los
más fuertes que se protegen a sí mismos, pero procura licuar las identidades de las
regiones más débiles y pobres, haciéndolas más vulnerables y dependientes. De este
modo la política se vuelve cada vez más frágil frente a los poderes económicos
transnacionales que aplican el “divide y reinarás”. 29
27
Ibidem, nn. 10-11.
28
Benedicto XVI, Enc. Caritas in veritate (2009), n. 19.
29
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 12.
30
Cf. Francis Fukuyama, El fin de la historia, ed. Planeta -en castellano- (Buenos Aires, 1992).
Hoy, señala el Papa Francisco, se alienta una pérdida del sentido de la historia
que disgrega todavía más. Se advierte la penetración cultural de una especie de
“deconstruccionismo”, donde la libertad humana pretende construirlo todo desde cero.
Deja en pie únicamente la necesidad de consumir sin límites y la acentuación de muchas
formas de individualismo sin contenidos. En esta línea se situaba un consejo que di a los
jóvenes: «Si una persona les hace una propuesta y les dice que ignoren la historia, que
no recojan la experiencia de los mayores, que desprecien todo lo pasado y que sólo
miren el futuro que ella les ofrece, ¿no es una forma fácil de atraparlos con su propuesta
para que solamente hagan lo que ella les dice? Esa persona los necesita vacíos,
desarraigados, desconfiados de todo, para que sólo confíen en sus promesas y se
sometan a sus planes. Así funcionan las ideologías de distintos colores, que destruyen —
31
Fr. Dr. Aníbal Fosbery OP, La cultura católica, ed. digital de la Universidad Fasta (Mar del Plata,
2011), pág. 469.
o de-construyen— todo lo que sea diferente y de ese modo pueden reinar sin
oposiciones. Para esto necesitan jóvenes que desprecien la historia, que rechacen la
riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, que
ignoren todo lo que los ha precedido». 32 El Papa Francisco llama a este fenómeno nuevas
formas de colonización cultural, que terminan destruyendo la herencia cultural de los
pueblos, que es lo que enriquece espiritualmente la vida de las personas. Como un
ejemplo de esa colonización cultural, el papa Francisco menciona la manipulación del
lenguaje, esto es, cuando se utiliza algunas palabras (como democracia, libertad, justicia,
unidad) como instrumentos de dominación, como títulos vacíos de contenido que
pueden servir para justificar cualquier acción. 33
32
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 13; cf. Exhortación Apostólica postsinodal Christus vivit
(2019), n. 181.
33
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 14.
34
Ibidem, n. 15.
35
Ibidem, n. 16.
36
Ibidem.
ese cuidado no interesa a los poderes económicos que necesitan un rédito rápido… En
esta cultura que estamos gestando, vacía, inmediatista y sin un proyecto común, «es
previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario
favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones». 37
37
Ibidem, n. 17; Enc. Laudato si’ (2015), n. 57.
38
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 18; Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa
Sede (11 enero 2016).
39
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 19; Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa
Sede (13 enero 2014).
40
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, nn. 20-21.
41
Ibidem, n. 22.
42
Ibidem, n. 23.
43
Ibidem, n. 24; cf. Exhortación Apostólica Post-sinodal Evangelii gaudium, n. 212.
44
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, nn. 25-27.
45
Ibidem, n. 27.
46
Ibidem, n. 28.
47
Ibidem, n. 29; cf. también el Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la
convivencia común, firmado en Abu Dhabi el 4 febrero 2019 por el Papa Francisco y Gran Imán
de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb.
48
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 30; cf. Discurso al mundo de la cultura, Cagliari – Italia, 22
septiembre 2013.
49
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 30; cf. Videomensaje al TED2017 de Vancouver (26 abril
2017); Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia (27 marzo 2020); Homilía
durante la Santa Misa en Skopie, Macedonia del Norte, del 7 mayo 2019.
50
Cf. Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, nn. 31-36.
51
Ibidem, nn. 37-41.
52
Ibidem, n. 38; cf. Exhortación Apostólica postsinodal Christus vivit (2019), n. 92.
53
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 42.
54
Ibidem, n. 43.
55
Quienes tienen cuenta en Netflix pueden acceder al documental con este enlace:
https://www.netflix.com/title/81254224. Quienes no tienen cuenta en Netflix pueden ver alguno
de los resúmenes del documental que se encuentran en la plataforma YouTube, como por
ejemplo este: https://www.youtube.com/watch?v=LF77-dY46cA (el documental no es material
obligatorio de estudio del curso, es solo un recurso ilustrativo para quienes deseen ampliar este
tema).
56
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 43.
57
Ibidem, n. 44.
58
Ibidem, n. 45.
59
Cf. ibidem, n. 46.
una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión
pública y en actitudes sociales.
Lo grave de este fenómeno no es tanto que existan personas y grupos de poder
a los que pareciera importarles más imponer ideas (aunque sean mentirosas) que
encontrar la verdad. Esto siempre ha existido. Lo grave es que se asuma como cultura,
como estilo de vida comunitaria, que hay algo que se llama posverdad. Esta cultura de la
posverdad tiene peligrosos matices. Como señala el Papa Francisco, hoy todo se puede
producir, disimular, alterar. Esto hace que el encuentro directo con los límites de la
realidad se vuelva intolerable. Como consecuencia, se opera un mecanismo de
“selección” y se crea el hábito de separar inmediatamente lo que me gusta de lo que no
me gusta, lo atractivo de lo feo. Con la misma lógica se eligen las personas con las que
uno decide compartir el mundo. Así las personas o situaciones que herían nuestra
sensibilidad o nos provocaban desagrado hoy sencillamente son eliminadas en las redes
virtuales, construyendo un círculo virtual que nos aísla del entorno en el que vivimos. Es
necesario volver a la verdadera sabiduría, que siempre supone el encuentro con la
realidad. 60
Para aspirar a la sabiduría es necesario escuchar. Hay un dicho
conocido: “El sabio escucha aun al necio, el necio ni al sabio
escucha”. Hoy hay muchos sordos de mente, nos cuesta
escuchar. Como señala el Papa Francisco, el sentarse a escuchar
a otro, característico de un encuentro humano, es un
paradigma de actitud receptiva, de quien supera el narcisismo
y recibe al otro, le presta atención, lo acoge en el propio
círculo. 61 Al desaparecer el silencio y la escucha, convirtiendo
todo en tecleos y mensajes rápidos y ansiosos, se pone en
riesgo esta estructura básica de una sabia comunicación
humana. Se crea un nuevo estilo de vida donde uno construye
lo que quiere tener delante, excluyendo todo aquello que no se pueda controlar o
conocer superficial e instantáneamente. Esta dinámica, por su lógica intrínseca, impide la
reflexión serena que podría llevarnos a una sabiduría común. 62
El libro de los Proverbios nos ayuda a entender que la humildad y la escucha es
el inicio de la sabiduría:
Antes de la ruina el hombre se ensoberbece, pero la humildad precede a
la gloria. El que responde antes de escuchar muestra su necedad y se atrae el
oprobio (Proverbios 18, 12-13).
Las universidades medievales nacieron como comunidades de docentes y
alumnos que buscaban la verdad. De ahí nació una floreciente cultura en Occidente que
llega a nuestros días. Es necesario volver a buscar juntos la verdad en el diálogo, en la
conversación reposada o en la discusión apasionada. Es un camino perseverante, hecho
60
Ibidem, n. 47.
61
Ibidem, n. 48.
62
Ibidem, n. 49.
63
Ibidem, n. 50.
64
Papa Francisco, Enc. Fratelli tutti, n. 55; Saludo a los jóvenes del Centro Cultural Padre Félix
Varela, La Habana – Cuba (20 septiembre 2015).
65
En los Concilios ecuménicos siempre ha sido un tema de análisis la reforma del clero, la reforma
de las costumbres en el seno de la Iglesia. Últimamente los Papas vienen hablando sobre la
conversión comunitaria. Baste citar aquí dos documentos: san Pablo VI, Evangelii nuntiandi n. 23
y el Papa Francisco en el capítulo 1 de Evangelii gaudium, que es prácticamente una exhortación
a los cristianos a la conversión comunitaria.
66
Bonum dicitur diffusivum per modum finis, secundum quod dicitur quod finis movet
efficientem”: Santo Tomás de Aquino, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, I, disp.
34, q.2, a.1, ad 4.
67
Cf. Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii gaudium cap. 1.
68
Cf. san Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi (1975), nn. 20-22.
una persona, vista como “objeto” de mi búsqueda). En este caso no hablamos de ese
amor como pasión, que puede ser desordenado, sobre todo cuando se busca el interés
propio por encima del bien común. Hablamos aquí del amor de caridad, de ese amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido
dado (Romanos 5, 5). Toda la vida pasa por aprender a amar como Dios ama, porque nos
hemos desordenado en el amor, y detrás de ese desorden vinieron todos los otros
desórdenes. Antes que nada, se trata de revisar el orden del amor: ¿qué estoy amando
primero en mi vida? Como enseñaba Jesús: Donde está tu tesoro, ahí está tu corazón
(Mateo 6, 21). A veces tenemos el corazón puesto en objetivos egoístas, y no amamos
como debemos amar. Todo pecado, en el fondo, es una enfermedad espiritual del amor,
consiste en amarse a uno mismo de un modo desordenado. Y entonces las búsquedas
de la vida se convierten en una tortura, porque hay una realidad: nadie es el centro del
mundo, solo el Creador. De ahí que el precepto de la caridad ordene a amar a Dios sobre
todas las cosas y desde ese amor al Creador ordenar los demás amores: amarse a uno
mismo como Dios nos ama (sin vanagloria y sin menospreciarse), y entonces poder amar
al prójimo como a uno mismo. Hoy hay muchos problemas en torno a la autoestima,
porque hemos perdido la capacidad de amar bien. Al orientar el amor exclusivamente a
uno mismo, le quitamos su fuerza creadora, que está orientada por naturaleza a buscar
el bien, no solo en uno mismo, sino en todos y en toda la creación. El amor ordenado,
que los cristianos llamamos virtud de la caridad, es la virtud que ordena a todas las demás
virtudes hacia sus objetivos correctos, porque todo debe ser ordenado en la vida según
el amor; el verdadero amor sana el espíritu, así como el amor desordenado hace pesada
la existencia. 69
El amor ordenado es la fuente de una cultura de vida, en la que todo lo demás
vuelve a estar en su lugar. Se trata de un hábito, que configura un estilo de vida, la vida
del cristiano, del bautizado. También las personas que no han sido bautizadas, que no
han conocido a Jesucristo, se sienten atraídas por el estilo de vida cristiano, si es
verdaderamente cristiano, es decir, si está fundado en la virtud de la caridad que ordena
todas las demás virtudes y actitudes de la vida. El amor de caridad es el mismo amor de
Dios que se derrama en nuestros corazones, y va arraigándose en la medida que nos
dejamos llevar por él. Esto requiere, sin duda una actitud penitencial, 70 por la que
69
Santo Tomás de Aquino trata sobre la virtud de la caridad en la Suma Teológica I-II, cuestiones
23 a 46.
70
La penitencia surge del amor, del deseo de corregirse para salir del egoísmo del pecado y volver
al amor de Dios. Por eso no debe quedarse en un sentimiento de culpa, que muchas veces es
inútil, sino que debe llevarnos a actuar, con decisión y alegría, para salir del pozo del pecado.
Santo Tomás de Aquino nos ayuda a entender esto: Arrepentirse significa dolerse de una acción
propia cometida anteriormente. Ahora bien, …el dolor o la tristeza pueden entenderse de dos
maneras. Primera, como pasión del apetito sensitivo, y en este aspecto la penitencia no es una
virtud, sino una pasión. Segunda, como acto de la voluntad. Y en este sentido se verifica con una
elección. Y si esta elección es recta, necesariamente es un acto de virtud. Porque se dice en
II Ethic. que la virtud es un hábito conforme a la recta razón. Ahora bien, está conforme con la
recta razón el que uno se duela de lo que debe dolerse. Y esto es prácticamente lo que
encontramos en la penitencia, de la que hablamos aquí. Porque el penitente concibe un moderado
dolor de los pecados pasados con intención de hacerlos desaparecer. Por consiguiente, queda
Pbro. Lic. Eduardo Juan Lloveras
27
Tema 1
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Doctrina Social de la Iglesia
rechacemos en nuestra vida cotidiana toda actitud egoísta que nos impida vivir el amor
misericordioso de Dios y poder llevarlo a los demás. 71
En la carta a los Gálatas san Pablo describe cuáles son los frutos de la presencia
del amor de Dios en nuestro corazón, o frutos del Espíritu Santo, y cuáles los frutos de
un corazón todavía esclavizado por el pecado:
Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza
y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias,
ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías,
y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen
estas cosas no poseerán el Reino de Dios. Por el contrario, el fruto del Espíritu es:
amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza,
mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está demás, porque los
que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus
malos deseos (Gálatas 5, 19-24).
El Papa Francisco habla de las características del amor cristiano en el capítulo
cuarto de la Exhortación Apostólica postsinodal Amoris laetitia, aplicando el famoso
himno a la caridad de I Corintios 13 al amor conyugal. Vale la pena releer ese capítulo,
que nos ayuda a entender mejor el amor de Dios. 72 Santo Tomás de Aquino plantea,
siguiendo a Aristóteles, todo el conjunto de virtudes sociales que se desprenden de un
recto sentido de justicia movido por la caridad. 73 El Papa Benedicto XVI escribió su
encíclica social Caritas in veritate (2009) para mostrar cómo la caridad debe ser el núcleo
de toda la vida social y política. 74
demostrado que la penitencia, de la que hablamos aquí, es una virtud o un acto de virtud (S. Th.
III q. 85, a. 1 co).
71
La penitencia no solo es un acto, sino que debe transformarse en hábito, en virtud cotidiana,
como señala santo Tomás de Aquino: El arrepentimiento es doble: actual y habitual. Actualmente
es imposible que el hombre se arrepienta sin cesar, ya que el acto del penitente, tanto interior
como exterior, necesariamente debe ser interrumpido, al menos durante el sueño y mientras se
atiende a las necesidades corporales. La otra manera de arrepentirse es la habitual. Y, en este
sentido, el arrepentimiento del hombre debe ser continuo: ya porque el hombre nunca debe hacer
nada que sea contrario a la penitencia, con lo que quebraría su disposición penitencial, ya porque
siempre debe tener en su propósito aborrecer los pecados pasados (S. Th. III q. 84, a. 9 co). De ahí
podemos entender las prácticas cuaresmales de la oración, el ayuno y la limosna (cf. Mateo 6, 1-
18), que no son solo para vivir la Cuaresma sino para toda la vida, expresan en acciones concretas
la virtud de la penitencia.
72
Puede encontrarse el texto en el sitio web oficial de la Santa Sede:
https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-
francesco_esortazione-ap_20160319_amoris-laetitia.html#Cap%C3%ADtulo_cuarto.
73
Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica II-II, cuestiones 81 a 120. Se trata de las llamadas
virtudes sociales. Si alguno se anima a leer lo referente a alguna de esas virtudes, les dejo un
enlace: https://hjg.com.ar/sumat/c/index.html#c81.
74
Puede encontrarse el texto en el sitio web oficial de la Santa Sede:
https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-
xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate.html.
Todo esto nos ayuda a entender que la evangelización y la educación son las
herramientas primordiales para poner nuestro granito de arena en la construcción de la
fraternidad humana. Estamos llamados a vivir la alegría del Evangelio y a predicarla con
nuestra vida y con nuestras palabras: teniendo claro que, si tenemos el amor de Dios en
nuestro corazón, de nuestra boca no saldrá otra cosa que ese amor de Dios. Como decía
el Señor: la boca habla de la abundancia del corazón (Mateo 12, 34). De ahí la necesidad
de conversión, porque para decir cosas buenas debemos ser buenos. Jesús les decía esto
a algunos fariseos que lo acusaban: Raza de víboras, ¿cómo pueden ustedes decir cosas
buenas, siendo malos? Porque la boca habla de la abundancia del corazón (Mateo 12,
34). El gran peligro de la evangelización no está en el mundo lleno de pecado, sino en el
fariseísmo. Jesús ha vencido al mundo (Juan 16, 33), somos nosotros quienes debemos
dejarnos vencer por Él, para seguirlo como discípulos y estar llenos del poder del amor
de Dios, que nos mueve a construir un mundo más fraterno.
75
Las palabras latinas que conforman communitas son co (con) y munus (tarea, oficio). Algunos
ven en la etimología de la palabra una raíz más política, viendo una relación entre la palabra
munus y moenia (muralla): en este sentido, la comunidad haría referencia, para los romanos que
crearon la palabra, a las relaciones comunes desarrolladas en el interior de la muralla de la ciudad
(José Barragán, Comunicación e información, en Anuario Jurídico de la Universidad Nacional de
México VII (1980), pág. 38; cf. Julio Cejador y Frauca, Diccionario etimológico-analítico castellano,
2da edición, Murcia -España- 1942, pág. 82).
76
Cf. Aristóteles, De anima I, 1, 412 a 15-21 y b 5-6.
77
El ser forma del cuerpo es algo que conviene al alma según su esencia y no como algo
sobreañadido. No obstante, hay que decir que el alma, en lo que toca al cuerpo, es forma, mientras
que en tanto supera la condición corporal, es llamada espíritu o sustancia espiritual (Santo Tomás
de Aquino, De spiritualibus creaturis, a. 2, ad 4).
78
En algunas investigaciones recientes sobre el cerebro humano se ha llegado a la conclusión,
desde un enfoque exclusivamente científico, de que el ser humano necesita de la sociabilidad
para su salud, para una vida emocionalmente sana (cf. Daniel Goleman, La inteligencia emocional
y La inteligencia social).
79
Aristóteles, Política libro 1.
80
Cf. Aristóteles, Ética Nicomaquea, libros VIII y IX.
Hay diversos órdenes de agrupamiento social humano, según sea la finalidad que
se persigue en cada caso. La primera comunidad humana es la familia, es la primera
sociedad natural. 81 La familia es, antes que nada, una comunidad de amor. Es la primera
comunidad en la que aprendemos a amar. En la familia se recibe no solo la herencia
genética, sino también la herencia psico-afectiva y la herencia cultural, a través de la
educación. El primer lugar desde donde el ser humano ve el mundo es la familia, y es
también la primera escuela de amor, donde aprendemos a amar y a ser amados. De ahí
su importancia, y por eso es la célula básica de la sociedad. Es tan importante la familia
como ámbito de amor y libertad, que los sistemas totalitarios buscan antes que nada
suprimirla, porque de ese modo les es más fácil someter al individuo. 82
La familia se constituye naturalmente por el matrimonio entre el varón y la mujer,
aunque también hay otros tipos de familia en las que, por diversos motivos, los hijos no
son concebidos y educados por sus padres biológicos. 83 Pero, en todo caso, debe
81
Cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 211: Una sociedad a medida de la familia
es la mejor garantía contra toda tendencia de tipo individualista o colectivista, porque en ella la
persona es siempre el centro de la atención en cuanto fin y nunca como medio… Sin familias
fuertes en la comunión y estables en el compromiso, los pueblos se debilitan. En la familia se
inculcan desde los primeros años de vida los valores morales, se transmite el patrimonio espiritual
de la comunidad religiosa y el patrimonio cultural de la Nación. En ella se aprenden las
responsabilidades sociales y la solidaridad.
82
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 213. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n.
2224.
83
En la defensa que la Iglesia y otras instituciones hacen del matrimonio entre el varón y la mujer,
el argumento principal no tiene que ver con la conducta de las personas en el plano sexual, que
Pbro. Lic. Eduardo Juan Lloveras
31
Tema 1
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Doctrina Social de la Iglesia
en todo caso es objeto de una valoración moral, sino con el hecho de que el matrimonio está
ordenado por su misma naturaleza al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la
prole (Código de Derecho Canónico canon 1055). De modo que se trata de un criterio biológico-
antropológico, que sigue la ley natural de la procreación y educación del ser humano. Las
ideologías totalitarias, desde Esparta hasta regímenes contemporáneos, han buscado sembrar la
ideología en la más temprana edad para consolidar el sistema, y para esto han establecido una
prioridad del estado sobre el individuo, de las decisiones del gobierno por encima de las
decisiones de los padres. La Iglesia siempre ha defendido el derecho de los padres, antes que
nadie, a educar a sus hijos (es conocida la anécdota de Karol Wojtila, quien fuera después el papa
Juan Pablo II, que siendo joven sacerdote en Polonia después de la II Guerra Mundial, no aceptó
bautizar a un niño judío cuyos padres habían desaparecido durante la guerra, sino que exigió a la
familia católica que estaba cuidando al niño, que fueran sus familiares judíos quienes decidieran
en qué religión iban a educar a ese niño).
84
Cf. la Encíclica Mit brennender Sorge (Con gran preocupación), que el Papa Pío XI escribió en
1937 ante los avances del régimen nazi sobre los derechos de los padres a educar a sus hijos
según sus propias convicciones.
85
Papa Francisco, Exhortación Apostólica postsinodal Amoris laetitia, n. 56; cf. Congregación para
la Educación Católica, Varón y mujer los creó. Para una vía de diálogo sobre la cuestión del
‘gender’ en la educación (2019).
por su íntima estructura, mientras une profundamente a los esposos, los hace
aptos para la generación de nuevas vidas, según las leyes inscritas en el ser mismo
del hombre y de la mujer. Salvaguardando ambos aspectos esenciales, unitivo y
procreador, el acto conyugal conserva íntegro el sentido de amor mutuo y
verdadero y su ordenación a la altísima vocación del hombre a la paternidad. Nos
pensamos que los hombres, en particular los de nuestro tiempo, se encuentran
en grado de comprender el carácter profundamente razonable y humano de este
principio fundamental. 86
Se trata de un tema difícil de comprender en la sociedad contemporánea, en la
que reina una gran confusión sobre estos temas, reduciendo en muchos casos la
sexualidad al plano de la genitalidad, sin considerar que al hablar de sexualidad está
involucrada toda la persona humana, y no solo la persona individual, sino la sociedad
entera, ya que se trata del amor procreativo, que tiene por objeto la continuidad de la
especie. En el caso de la especie humana, a diferencia de los demás animales, la impronta
de la educación familiar deja impreso un sello importantísimo en la personalidad de cada
individuo; esto ha sido ampliamente estudiado por las ciencias humanas.
En este tiempo se ha avanzado en el plano del respeto por las personas, sea cual
fuera su opción de vida, y esto ha sido un gran avance, porque venimos de una época
en la que muchas comunidades han sufrido una suerte de “totalitarismo cultural”, sobre
todo las minorías, que no pocas veces eran atacadas y rechazadas. En este sentido puede
entenderse la lucha de los colectivos que reúnen a las minorías que manifiestan una
opción de vida diferente del matrimonio entre el varón y la mujer. La Iglesia siempre ha
promovido el respeto por toda persona humana; sin embargo, se ha visto obligada a
emitir una enseñanza más precisa sobre esta cuestión, 87 porque lastimosamente muchos
de sus miembros han formado parte de aquellos que agredían a las minorías que se
manifestaban con una opción sexual diferente al matrimonio entre varón y mujer
(homosexuales, lesbianas, transexuales, travestis, etc.).
La ética cristiana que sustenta la doctrina sobre el matrimonio y la sexualidad
humana es liberadora. Por eso sería un error pretender imponerla, como si se tratara de
una ley de tránsito, que es de por sí arbitraria y puede no ser razonable. Como miembros
de la Iglesia, del Cuerpo místico de Cristo, estamos llamados a predicar la verdad sobre
la sexualidad y el matrimonio, que nos viene de la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo.
Pero debemos hacerlo siguiendo el ejemplo del Maestro, que es manso y humilde de
corazón. Además, lo hacemos desde la humildad de nuestras propias miserias. A veces
se ha mostrado una imagen de la Iglesia prepotente y mandona, queriendo imponer
verdades. Algunos cristianos han justificado esta imagen, actuando como aquellos
fariseos con Jesús. La verdadera Iglesia de Jesucristo, en cambio, habla y actúa desde la
humildad, reza cotidianamente los salmos pidiendo perdón a Dios por sus propias
86
San Pablo VI, Enc. Humanae vitae (1968), n. 12.
87
Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la
atención pastoral a las personas homosexuales (1986):
https://www.vatican.va/roman_curia//congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19861
001_homosexual-persons_sp.html; Congregación para la Educación Católica, ‘Varón y mujer los
creó’: para una vía de diálogo sobre la cuestión del ‘gender’ en la educación (2019).
88
Cf. Card. Ratzinger, Presentación del documento ‘Memoria y reconciliación: la Iglesia y las culpas
del pasado’, 7 de marzo de 2000. Puede consultarse la versión digital en el sitio web de la Santa
Sede: https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_documents/rc_cti_memoria-
riconciliazione-presentazione_ratzinger_sp.html.
89
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica n. 1431: La penitencia interior es una reorientación radical
de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el
pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al
mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la
misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va
acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron animi cruciatus (aflicción del
espíritu), compunctio cordis (arrepentimiento del corazón) (cf Concilio de Trento: DS 1676-1678;
1705; Catecismo Romano, 2, 5, 4).
del amor de Dios liberador. Muchas veces se ha predicado más la continencia que la
caridad. Castidad no es lo mismo que continencia: la continencia puede ser vivida con
dificultad e inquietud de corazón, porque todavía hay una fuerte influencia de las
pasiones. En cambio, la castidad es un estado de virtud al cual se llega después de un
camino de conversión al amor de Dios y de penitencia, un estado de paz interior y de
armonía con los demás.
La familia es la base de la fraternidad humana, porque en ella todos aprendemos
a amar. Será fundamental para la construcción de una comunidad humana fraterna, que
ese amor que aprendemos en la familia sea el amor de Dios, libre de la prisión del amor
egoísta que nace de la esclavitud del pecado. Los hijos aprenden a amar en primer lugar
de sus padres, de ahí la importancia del amor de los esposos, que es escuela del amor
humano en que se nutren los hijos, para bien y para mal.
90
Los estados nacionales, tal como los conocemos hoy, comenzaron a organizarse a partir del
siglo XVI.
91
En latín terra patrum. Esa es la raíz etimológica de la palabra “patria”.
92
Diccionario de la Real Academia Española, voz patria (https://dle.rae.es/patria).
93
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica II-II q. 101, art. 1, co.
94
FOSBERY, Aníbal E. Las vertientes de la argentinidad. Ed. Aquinas. Bs. As., 2010. Pag. 18.
95
HERNÁNDEZ, Héctor, El amor a la patria, en Cuadernos de Espiritualidad, Año VI (1996), Nº 15,
Santa Fe de la Veracruz. Pág. 119.
herencia de tradiciones, estilos de vida, arte, sabiduría popular, etc., que nos llegan de
las generaciones pasadas y, en definitiva, viene del mismo Dios creador y se proyecta en
el tiempo. Un misterio que requiere ser contemplado. Antes de construir la nación, de
organizar el estado, es necesario conocer la patria, porque no puede amarse lo que no
se conoce.
La nación es el conjunto de los habitantes
de un país regido por el mismo Gobierno, o
conjunto de personas de un mismo origen y que
generalmente hablan un mismo idioma y tienen
una tradición común. 96 Tiene una organización
en base a tradiciones y costumbres, que tienen
una duración mucho mayor que las leyes. La
patria es el sustrato cultural de la nación: es la
herencia, el patrimonio, que se pasa de una generación a otra de la nación. 97
Hoy el concepto de nación se asocia al concepto de estado, porque los estados
por lo general son nacionales. 98 El diccionario de la Real Academia Española define
estado como la forma de organización política, dotada de poder soberano e
independiente, que integra la población de un territorio. Hay muchas definiciones de
estado, según lo que cada autor quiera resaltar 99, pero todas ellas coinciden en señalar
96
https://dle.rae.es/naci%C3%B3n.
97
Sobre el tema de las generaciones, es muy interesante el aporte de José Ortega y Gasset, sobre
todo en su libro El tema de nuestro tiempo. En la historia de la salvación, aparece bien marcada
la distinción entre las naciones y el pueblo de Israel. Israel es el pueblo elegido por Dios, propiedad
de Dios. Mientras que las naciones siguen a otros dioses. Israel fue formado por Dios, las naciones
por el libre albedrío de los hombres, que bajo la esclavitud del pecado se desviaron hacia la
idolatría y hacia toda clase de vicios (cf. Romanos 1, 17-32). El Señor deja bien sentado en su
predicación que su Reino no es de este mundo (Juan 18, 36) y que los cristianos tenemos la misión
de llevar el Evangelio a todas las naciones (Mateo 28, 19).
98
A partir del siglo XVI se fueron organizando los estados nacionales, que es el modo de
organización política habitual en nuestros días. Pero no siempre los estados fueron nacionales.
Hasta el siglo XV eran muy comunes otras formas de organización política, sobre todo la ciudad-
estado, el reino y el imperio. Los reinos iban cambiando de fisonomía por guerras, alianzas
matrimoniales, acuerdos, etc. Los imperios eran de muy variadas características, pero por lo
general se asentaban en la conducción local de los reinos. Las naciones, en cambio, siempre han
tenido una entidad más permanente. Han existido naciones “en el exilio” (como Israel antes de la
formación del estado de Israel), y también naciones que no se identifican totalmente con el
estado, e incluso grupos de nacionales que reivindican la independencia del estado en el que
están integrados (como por ejemplo una parte del pueblo catalán, que busca independizarse de
España). Y es que los estados han ido cambiando a lo largo de la historia. España, por ejemplo,
surgió de la unificación de distintos reinos, que a su vez representaban naciones diferentes con
su propia lengua, tradición y cultura.
99
Para que puedan ver la variedad de definiciones de estado, les muestro aquí un elenco -no
pretende ser exhaustivo-: la personificación jurídica de la nación (Esmein); el ente social que se
forma cuando en un territorio determinado se organiza jurídicamente un pueblo que se somete
a la voluntad de un gobierno (Viscaretti Di Ruffia; en Naranjo Mesa, Vladimiro, Teoría
Constitucional E Instituciones Políticas, Bogotá, Colombia: Ed. Temis SA, 2000, pág. 72); una
Pbro. Lic. Eduardo Juan Lloveras
38
Tema 1
//// DIPLO UNIV. EN FORMACIÓN RELIGIOSA
Doctrina Social de la Iglesia
101
Santo Tomás de Aquino define al grupo social como la unión de varios para realizar algo en
común (Adunatio hominum ad aliquid unum communiter agendum: Contra impugnantes Dei
cultum et religionem, cap. III).
102
Ibídem.
103
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 385.
104
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 386; Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS
55 (1963) 266.
105
https://dle.rae.es/instituci%C3%B3n.
106
Nivia Marina Brismat, Instituciones: Una mirada general a su historia conceptual, en Revista
Científica Guillermo de Ockham Vol. 12, No. 2, ed. Universidad San Buenaventura (Cali, Colombia,
Julio - diciembre de 2014), pág. 38.
107
San Juan Pablo II, Encíclica Salvifici doloris (1984), n. 29.
fe de que la comunión de la Iglesia es obra del Espíritu Santo (cf. LG 8). Enviando
constantemente sus dones jerárquicos y carismáticos (cf. LG 8), busca suscitar en todos
los fieles una respuesta de comunión, de caridad, hasta llegar a la comunión plena de los
hijos de Dios (cf. LG 15). La comunión eclesiástica con el Papa y los Obispos sostienen en
el plano visible este camino de comunión (cf. LG 18, 21 y 25).
La vida comunitaria de la Iglesia no debe quedar en el mero planteo, sino que
debe hacerse carne en cada una de las comunidades de fe de las que participamos. Para
esto, es necesario un camino de constante conversión, individual y comunitaria: El
Concilio llama tanto a la conversión personal como a la comunitaria. La aspiración de
cada comunidad cristiana a la unidad es paralela a su fidelidad al Evangelio. 108 En la vida
de la caridad y de la comunión de las comunidades de fe se cumple en su máxima
expresión el mandato de nuestro Señor de ser sal de la tierra y luz del mundo para la
comunidad humana.
La Iglesia como comunidad hace su aporte principal a la vida social y política,
buscando promover por todos los medios posibles la amistad política. Quizás el objetivo
principal de la Encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco es promover esa amistad política,
que es la caridad llevada al plano universal, a regla de convivencia humana no impuesta
sino predicada, con la vida y con palabras. Es lo que planteaba también Benedicto XVI en
su encíclica Caritas in veritate. En la lectura de estos dos documentos puede percibirse la
línea de continuidad de ambos pontificados, y el acento puesto por el Magisterio de la
Iglesia, que, siguiendo las mociones del Espíritu Santo, busca reposicionar a la Iglesia
como mensajera del Evangelio en un mundo que está hambriento y sediento de vida
fraterna.
108
San Juan Pablo II, Encíclica Ut unum sint (1995), n. 15.