Una Úlcera Péptica Es Una Erosión de Un Segmento de La Mucosa Digestiva, en General Del Estómago (Úlcera Gástrica) o de Los Primeros Centímetros Del

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La enfermedad por reflujo gastroesofágico se produce cuando el ácido del estómago fluye con

frecuencia hacia el tubo que conecta la boca y el estómago (esófago). Este retroceso de ácido
(reflujo ácido) puede irritar el revestimiento del esófago.

Factores de riesgo

Algunas afecciones que pueden aumentar el riesgo de tener la enfermedad por reflujo
gastroesofágico son las siguientes:

Obesidad

Abultamiento en la parte superior del estómago que sube hasta el diafragma (hernia de hiato)

Embarazo

Trastornos del tejido conectivo, como esclerodermia

Vaciamiento gástrico retardado

Entre los factores que pueden agravar el reflujo gastroesofágico se incluyen los siguientes:

Fumar

Comer grandes comidas o comer tarde de noche

Comer ciertos alimentos (desencadenantes) como alimentos grasos o frituras

Beber ciertas bebidas, como alcohol o café

Tomar ciertos medicamentos, como la aspirina

Síntomas

Algunos de los signos y síntomas más comunes de la enfermedad por reflujo gastroesofágico
son los siguientes:

Una sensación de ardor en el pecho (acidez estomacal), que suele sentirse después de comer y
que puede empeorar a la noche o al estar acostado

Retroceso de ácido (regurgitación) de alimentos o de líquidos agrios

Dolor de pecho o en la parte alta del abdomen

Dificultad para tragar (disfagia)

Sensación de nudo en la garganta.

Enfermedad ácido péptica

Una úlcera péptica es una erosión de un segmento de la mucosa digestiva,


en general del estómago (úlcera gástrica) o de los primeros centímetros del
duodeno (úlcera duodenal), que penetra hasta la muscular de la mucosa.
Casi todas las úlceras son causadas por infección por Helicobacter pylori o
uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos. Por lo general, los
síntomas son dolor urente epigástrico que suele ser aliviado por la comida.
El diagnóstico se realiza por endoscopia y búsqueda de Helicobacter pylori. El
tratamiento consiste en inhibición de la secreción ácida, erradicación del H.
pylori (si está presente) y evitación de los medicamentos antiinflamatorios
no esteroideos.

Enfermedad ulcerosa péptica

Los síntomas dependen de la localización de la úlcera y la edad del paciente;


muchos de ellos, en especial ancianos, tienen pocos o ningún síntoma. El
dolor es muy frecuente, a menudo localizado en el epigastrio y aliviado por
las comida o los antiácidos. Se describe como urente o corrosivo, o a veces
como una sensación de hambre. Por lo general, el curso es crónico y
recurrente. Sólo la mitad de los pacientes presentan el patrón sintomático
característico.

Los síntomas de úlcera gástrica a menudo no siguen un patrón consistente


(p. ej., a veces la ingestión de comidas exacerba el dolor en lugar de
aliviarlo). Esto es especialmente válido en las úlceras del conducto pilórico,
que suelen asociarse con síntomas de obstrucción (p. ej., distensión,
náuseas, vómitos) causados por edema y cicatrización.

Las úlceras duodenales tienden a causar dolor más constante. El paciente


se despierta sin dolor, pero este aparece a media mañana, y es aliviado por
alimentos, pero recurre de 2 a 3 h después de una comida. El dolor que
despierta al paciente por la noche es común y altamente sugestivo de
úlcera duodenal. En los recién nacidos, la perforación y la hemorragia
pueden ser la primera manifestación de úlcera duodenal. La hemorragia
también puede ser el primer signo reconocido en etapas tardías de la
lactancia y la primera infancia, aunque los vómitos reiterados o la evidencia
de dolor abdominal pueden ser un indicio.

Fisiopatología

E fisiopatológico básico es el desequilibrio entre los factores protectores y agresores de la


mucosa gastroduodenal. Los factores protectores son el moco gástrico, la secreción de
bicarbonato, las uniones apretadas entre células y la microvasculatura de la submucosa. Los
factores agresores son el ácido y la pepsina, por lo que sigue teniendo vigencia el principio de
Schwartz: “si no hay ácido, no hay úlcera”. En pacientes con úlcera duodenal existe un aumento
en la masa de células parietales en la mucosa gástrica a diferencia de los sujetos controles, lo
que resulta en un aumento de la cantidad de ácido clorhídrico tanto basal como después del
estímulo con pentagastrina e histamina. También existe un aumento en la secreción nocturna
de ácido, independientemente del agente causal que se sospeche.

Diagnóstico de enfermedad ulcerosa péptica

Endoscopia

A veces, niveles séricos de gastrina

La anamnesis del paciente sugiere el diagnóstico de úlcera péptica, que se confirma por
endoscopia. A menudo, se inicia tratamiento empírico sin un diagnóstico definitivo. Sin
embargo, la endoscopia permite la biopsia o el cepillado para citología de lesiones gástricas y
esofágicas a fin de distinguir entre ulceración simple y cáncer gástrico ulcerado.

Tratamiento de la enfermedad ulcerosa péptica

Erradicación del H. pylori (cuando está presente)

Fármacos inhibidores de la secreción ácida

El tratamiento de las úlceras gástricas y duodenales requiere erradicación de H. pylori si está


presente y una reducción de la acidez gástrica. En las úlceras duodenales, es de particular
importancia inhibir la secreción ácida nocturna.

Los métodos para reducir la acidez comprenden una serie de fármacos, todos los cuales son
eficaces, pero varían en cuanto a costos, duración del tratamiento y comodidad de la
dosificación. Además, pueden indicarse fármacos protectores de la mucosa ( sucralfato) y
procedimientos quirúrgicos reductores de ácido.

Dispepsia funcional

La dispepsia funcional es un término para los síntomas recurrentes de malestar estomacal que
no tienen una causa obvia. La dispepsia funcional también se denomina dispepsia no ulcerosa.

La dispepsia funcional es habitual. Es una afección constante, pero los síntomas no se


manifiestan todo el tiempo. Los síntomas se parecen a los de una úlcera. Pueden incluir dolor o
molestia en la parte superior del abdomen, inflamación, eructos y náuseas.

Causa

 Hipersensibilidad gástrica o duodenal


 Relajación fundica alterada
 Neuropatía vagal
 Distress psicológico, alteraciones sistema nervioso central
 Dismotilidad intestino grueso
 Sensibilidad al ácido
 Infección por Helicobacter pylori
 Hipomotilidad andral
 Vaciamiento gástrico retardado
 Disritmias gástricas

Síntomas

Algunos de los síntomas de la dispepsia funcional pueden ser:

Dolor o ardor en el estómago, inglama, eructos excesivos o náuseas después de comer.

Una sensación rápida de plenitud al comer, lo que también se conoce como saciedad.

Dolor de estómago que no está relacionado con las comidas o que desaparece al comer.

Factores de riesgo

Hay factores que pueden aumentar el riesgo de dispepsia funcional. Entre estos, se incluyen los
siguientes:

Ser mujer.

Usar determinados analgésicos de venta sin receta médica. Algunos son la aspirina y el
ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros), que pueden causar problemas estomacales.

Fumar.

Tener ansiedad o depresión.

Tener antecedentes de abuso físico o sexual en la infancia.

Tener una infección por Helicobacter pylori.

Diagnóstico

Se basa mediante una endoscopia y el examen de Helicobacter pylori.

Tratamiento

Procinéticos

La mayoría de los fármacos procinéticos bloquean los receptores dopaminérgicos. Estimulan la


motilidad del esófago, estómago e intestino y aumentan la presión del esfínter esofágico
inferior. Ello acelera el vaciamiento gástrico y elimina o mejora los síntomas de pesadez,
hinchazón abdominal, saciedad precoz o flatulencia.
Están especialmente indicados en la dispepsia por reflujo si la terapia con antiulcerosos ha
fracasado. En las dispesias debidas a dismotilidad, son el fármaco de primera elección.

Metoclopramida

La metoclopramida, a dosis de 10 mg 15 minutos antes del desayuno, de la comida y de la


cena, es eficaz para aliviar las náuseas, el dolor abdominal y la pirosis. Su inconveniente es que
atraviesa la barrera hematoencefálica y puede producir efectos adversos sobre el sistema
nervioso central (hasta en más del 20% de los casos) con aumento de la prolactina y las
consiguientes galactorrea y/o amenorrea. Estos efectos son generalmente reversibles tras la
supresión del fármaco.

Domperidona

La domperidona, a dosis de 10 mg 15 minutos antes del desayuno, de la comida y de la cena,


es también eficaz y no pasa la barrera hematoencefálica, si bien produce otros efectos
secundarios hasta en el 7% de los pacientes.

Cinitraprida

La cinitraprida es un agonista de los receptores de serotonina, con un perfil de efectos no


deseados mucho menor que el resto de los fármacos. Se puede administrar a dosis de 1 mg
tres veces al día unos 15 minutos antes de las comidas. Es un preparado con un alto nivel de
eficacia y seguridad clínica que lo hacen aconsejable en el tratamiento del reflujo
gastroesofágico y de otros trastornos funcionales de la motilidad gastrointestinal.

La cisaprida, durante mucho tiempo utilizada con muy buenos resultados en este tipo de
pacientes, hubo de retirarse de forma cautelar al comprobar que podía estar asociada a varias
muertes por problemas cardíacos.
Antiulcerosos

Dentro de los fármacos antiulcerosos, los antiácidos son baratos y con pocas reacciones
adversas. Por ello son muy utilizados en el tratamiento de la dispepsia funcional, si bien
habitualmente son ineficaces. Su efecto es poco duradero, no controlan la sintomatología
nocturna y no están totalmente desprovistos de efectos secundarios, por lo que no son
recomendados.

Los antagonistas H2 (cimetidina, ranitidina, famotidina, nizatidina, roxatidina) estarían, en


principio, indicados en los pacientes con dispepsia de tipo ulceroso o de reflujo
gastroesofágico, si bien casi todos ellos han caído en el desuso. La roxatidina, gracias a un
bloqueo altamente selectivo de los receptores H2, con una dosis única diaria de 150 mg,
produce un alivio rápido de la sintomatología ácida y normalización de la secreción ácida
durante 24 horas con un buen perfil de seguridad. Ha demostrado ser un buen preparado para
el control de la dispepsia asociada a hipersecreción ácida gástrica y/o hipersensibilidad de la
mucosa gástrica al ácido.

Cuando el síntoma fundamental de la dispepsia sea la pirosis, los fármacos más indicados son
los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, lansoprazol, pantoprazol y rabeprazol),
administrados de 2 a 4 semanas. Si se produce una buena respuesta sintomática, es un dato
inequívoco de que hay reflujo gastroesofágico. Si no se observa una mejoría evidente de los
síntomas tras 4-6 semanas de tratamiento, se debe optar por una terapia alternativa con
procinéticos. Si con ello tampoco se produce la respuesta deseada, será necesaria la
endoscopia.

Psicofármacos

Los antidepresivos y ansiolíticos, que han sido profusamente utilizados en pacientes con
dispepsia funcional, sólo son eficaces si existe un componente psicosomático. Debe evitarse su
uso generalizado. Los psicofármacos sólo se utilizarán cuando exista una entidad clínica
psiquiátrica que lo justifique.

En pacientes depresivos, los antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, 75-100 mg por la noche


después de cenar; nortriptilina, 25 mg por la mañana, cuando se busca efecto analgésico o
imipramina, 75-100 mg por la noche, como antidepresivo y 25 mg por la noche, como
analgésico); la fluoxetina, 20 mg al día o la paroxetina, 20 mg al día, pueden mejorar el cuadro
dispéptico.
Este tipo de fármacos parece tener valor en pacientes con sintomatología muy resistente al
tratamiento y, en particular, en aquellos en los que el síntoma fundamental sea el dolor. La
tendencia actual es asociar un procinético y un antidepresivo con propiedades analgésicas
viscerales, a dosis bajas (p ej., 25 mg de amitriptilina por la noche).

ELIMINACIÓN

Hasta ahora no se ha podido demostrar que la eliminación de la infección por Helicobacter


pylori se asocie a una mejoría sintomática en los pacientes dispépticos.

Alrededor del 50% de los pacientes con dispepsia funcional presenta gastritis e infección por H.
pylori. Por ello, el tratamiento erradicador no está indicado con carácter general, pero puede
intentarse en pacientes con antecedentes de úlcera péptica. Una de las pautas erradicadoras
más utilizadas en la actualidad consiste en la combinación de un inhibidor de la bomba de
protones, claritromicina 500 mg y amoxicilina 1 g, todo ello cada 12 horas y durante 7 días.

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