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09 2022 SDM Folleto Hora Santa Mes de La Biblia 1

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HORA SANTA – MES DE LA BIBLIA

JUEVES 8.00 p.m.

“La Palabra de Dios es viva y eficaz, más


penetrante que espada de doble filo, y penetra
hasta donde se dividen el alma y el espíritu…”
(Hebreos 4, 12)
CANTO INICIAL
ADORO TE DEVOTE (Latín)

Adoro te devote, Fac me tibi semper


latens Deitas magis credere
Quae sub his figuris In te spem habere,
vere latitas te diligere.
Tibi se cor meum
totum subiicit O memoriale
Quia te contemplans mortis Domini
totum deficit. Panis vivus, vitam
praestans homini
Visus, tactus, gustus Praesta meae menti
in te fallitur de te vivere
Sed auditu solo Et te illi semper
tuto creditur dulce sapere.
Credo quidquid dixit
Dei Filius Pie pellicane,
Nil hoc verbo Iesu Domine
Veritatis verius. Me immundum munda
tuo sanguine
In cruce latebat Cuius una stilla
sola Deitas salvum facere
At hic latet simul Totum mundum quit ab
et humanitas omni scelere.
Ambo tamen credens
atque confitens Iesu, quem velatum
Peto quod petivit nunc aspicio
latro paenitens. Oro fiat illud
Quod tam sitio
Plagas, sicut Thomas, Ut te revelata
non intueor cernens facie
Deum tamen meum Visu sim beatus
te confiteor. tuae gloriae. Amén.
ADORO TE DEVOTE
(Castellano)

Te adoro con devoción, Dios escondido,


oculto, verdaderamente, bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón, por completo,
y se rinde, totalmente, al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto,


el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza.
Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios,
nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad;


pero aquí se esconde también la Humanidad.
Sin embargo, creo y confieso ambas cosas
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás;


pero confieso que eres mi Dios.
Haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor!


Pan vivo, que das vida al hombre,
concede a mi alma que de Ti viva
y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno,


límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
de la que una sola gota puede liberar,
de todos los crímenes, al mundo entero.

[3]
Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego
que se cumpla lo que tanto ansío,
que, al mirar tu rostro, cara a cara,
sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.

Monitor: En esta Hora Santa, amado Jesús, nos


postramos ante Tu presencia sintiéndonos felices de
estar, una vez más, junto a Ti y, con sincero corazón,
anhelamos aprovechar esta hermosa experiencia de
amor, que hoy nos regalas. A Ti, que tienes palabras
de vida eterna, te pedimos, por intercesión de tu
Santísima Madre y de San José, que te arraigues en
lo profundo de nuestros corazones y derrames, sobre
nosotros, tu Santo Espíritu, para que sea Él quien
guíe nuestra adoración, alabanza, meditación y
entrega a Ti.

Monitor: Cantamos
VENI CREATOR SPIRITUS
(Latín)
Veni Creator Spiritus
mentes tuorum visita
imple superna gratia
quae tu creasti, pectora.
Qui diceris Paraclitus
altíssimi donum Dei
fons vivus, ignis, caritas
et spiritalis unctio.

[4]
Tu septiformis munere
dígitus paternae déxterae
tu rite promissum Patris
sermóne ditans guttura.

Accende lumen sensibus


infunde amórem córdibus
Infirma nostri corporis
virtute firmans perpeti.

Hostem repéllas longius


pacemque dones protinus
ductore sic te praevio
vitemus omne noxium.

Per te sciámus da Patrem


noscamus atque Filium
teque utriúsque Spiritum
credamus omni tempore.

Deo Patri sit gloria


Et Filio qui a mortuis
Surrexit ac Paraclito
In saeculorum saecula.
Amen

VEN, ESPÍRITU CREADOR


(Castellano)

Ven, Espíritu Creador,


visita las almas de tus fieles
y llena, de la divina gracia,
los corazones que Tú mismo creaste.

[5]
Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.

Tú derramas, sobre nosotros, los siete dones;


Tú, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios
los tesoros de tu Palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos;


infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne.

Aleja de nosotros al enemigo,


danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía y,
puestos bajo tu dirección,
evitaremos todo lo nocivo.

Por Ti, conozcamos al Padre


y, también, al Hijo;
y que, en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre,


y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos.
Amén.

[6]
CORONILLA DE REPARACIÓN
AL CORAZÓN EUCARÍSTICO

Monitor: Utilizando un Rosario común, nos unimos


en el rezo de la Coronilla de reparación, por todos los
agravios que hemos cometido contra el Corazón
Eucarístico de Jesús.

Señal de la cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo. Amén.
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.

Ave María
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
[7]
Credo
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los Cielos y está sentado
a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.

Antes de iniciar cada decena (en las cuentas del


Padre Nuestro), rezamos lo siguiente:

Todos: Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu


Santo, os adoro profundamente; os ofrezco el
Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los
Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes,
de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales
es ofendido; por los méritos infinitos del Sagrado
Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María
os pido por la conversión de los pobres pecadores.

[8]
En cada cuenta de la decena (en las cuentas del
Ave María), rezamos lo siguiente:

Guía: Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo.


Todos: Y os pido perdón por los que no creen, no
adoran, no esperan y no os aman.

Al finalizar cada decena (en lugar del Gloria), se


dirá lo siguiente:
Guía: Por siempre sea adorado,
Todos: mi Jesús Sacramentado.

Al finalizar las 5 (cinco) decenas de la Coronilla,


se repite, 3 (tres) veces, lo siguiente:
Guía: Corazón agonizante de Jesús:
Todos: Reparo toda irreverencia contra vuestro
Corazón Eucarístico. Amén.

Señal de la cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo. Amén

Monitor: Cantamos
MÍRAME, SEÑOR
Mírame, Señor, no soy digno
de que entres en mi casa.
Háblame, Señor,
Tu Palabra bastará para sanarme.
Sáname, Señor, Tú conoces
cuántas luchas en mis límites,
quiero dar a luz, el misterio
que descansa en mi interior.

[9]
De tu Cuerpo,
brota Sangre y Agua viva,
va cayendo, suavemente,
en mi interior,
te recibo con asombro y me conmuevo.
Cristo vivo, Dios está presente
en mi pobre corazón.

SANTO EVANGELIO

Monitor: A continuación, puestos en pie,


dispongamos nuestros corazones para acoger la
proclamación del Santo Evangelio.

Sacerdote: El Señor esté con ustedes

Todos: Y con tu espíritu

Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio según San


Marcos

Todos: Gloria a ti, Señor.

AL FINALIZAR LA LECTURA DEL EVANGELIO

Sacerdote: Palabra del Señor

Todos: Gloria a ti, Señor Jesús

REFLEXIÓN DEL EVANGELIO

[10]
REFLEXIONES DEL PAPA BENEDICTO XVI Y DEL
PAPA FRANCISCO, EN TORNO A SAN JERÓNIMO

Monitor: En este último jueves del mes dedicado a la


Biblia, apoyándonos en textos del Papa Benedicto XVI
y del Papa Francisco, delante de Jesús Sacramentado
centraremos nuestra meditación en torno a San
Jerónimo, un Padre de la Iglesia que puso la Biblia en
el centro de su vida: la tradujo al latín, la comentó en
sus obras y, sobre todo, se esforzó por vivirla
concretamente en su larga existencia terrena.

Lector 1: Un poco de su historia


(S.S. Benedicto XVI – Audiencia general – 07.11.2007)

San Jerónimo nació en Estridón, en torno al año 347,


en una familia cristiana que le dio una esmerada
formación, enviándolo incluso a Roma para que
perfeccionara sus estudios. Siendo joven sintió el
atractivo de la vida mundana, pero prevaleció en él el
deseo y el interés por la religión cristiana. Tras recibir
el bautismo, hacia el año 366, se orientó hacia la vida
ascética y, al trasladarse a Aquileya, se integró en un
grupo de cristianos fervorosos, reunido en torno al
obispo Valeriano. Después partió para Oriente y vivió
como eremita en el desierto de Calcis, al sur de Alepo,
dedicándose seriamente a los estudios. Perfeccionó
su conocimiento del griego, comenzó el estudio del
hebreo, trascribió códices y obras patrísticas. La
meditación, la soledad, el contacto con la Palabra de
Dios hicieron madurar su sensibilidad cristiana. En
el año 382 se trasladó a Roma. Aquí, el Papa San
Dámaso, conociendo su fama de asceta y su
competencia de estudioso, lo tomó como secretario y
[11]
consejero; lo alentó a emprender una nueva
traducción latina de los textos bíblicos por motivos
pastorales y culturales. Algunas personas de la
aristocracia romana, sobre todo mujeres nobles que
deseaban comprometerse en el camino de la
perfección cristiana y profundizar en su conocimiento
de la Palabra de Dios, lo escogieron como su guía
espiritual y maestro, en el método de leer los textos
sagrados. Después de la muerte del Papa San
Dámaso, en el año 385, San Jerónimo dejó Roma y
emprendió una peregrinación, primero a Tierra
Santa, testigo silenciosa de la vida terrena de Cristo,
y después a Egipto, tierra elegida por muchos monjes.
En el año 386, se detuvo en Belén, donde, gracias a
la generosidad de una mujer noble, se construyeron
un monasterio masculino, uno femenino, y una
hospedería, para los peregrinos que llegaban a Tierra
Santa. En Belén, donde se quedó hasta su muerte,
siguió desarrollando una intensa actividad: comentó
la Palabra de Dios; defendió la fe, oponiéndose con
vigor a varias herejías; exhortó a los monjes a la
perfección; enseñó cultura clásica y cristiana a
jóvenes alumnos; acogió con espíritu pastoral a los
peregrinos que visitaban Tierra Santa. Falleció en su
celda, junto a la gruta de la Natividad, el 30 de
septiembre del año 419/420.

Nos dice el Papa Francisco


(Carta apostólica Scripturae sacrae affectus – 30.09.2020)

Jerónimo eligió y vivió el desierto, con la consiguiente


vida eremítica, en su significado más profundo: como
lugar de las elecciones existenciales fundamentales,
de intimidad y encuentro con Dios, donde a través de

[12]
la contemplación, las pruebas interiores y el combate
espiritual llegó al conocimiento de la fragilidad, con
una mayor conciencia de los límites propios y ajenos,
reconociendo la importancia de las lágrimas. Así, en
el desierto, experimentó concretamente la presencia
de Dios, la necesaria relación del ser humano con Él,
su consolación misericordiosa. A este respecto, me
gusta recordar una anécdota, de tradición apócrifa.
Jerónimo le dijo al Señor: “¿Qué quieres de mí?”
Y Él le respondió: “Todavía no me has dado todo”.
—“Pero, Señor, yo te di esto, esto y esto…”
—“Falta una cosa”
—“¿Qué cosa?”
—“Dame tus pecados, para que pueda tener la alegría
de perdonarlos otra vez”.

Lector 2: El aporte de su trabajo literario


(S.S. Benedicto XVI – Audiencia general – 07.11.2007)

Su formación literaria y su amplia erudición


permitieron, a San Jerónimo, revisar y traducir
muchos textos bíblicos, un trabajo muy valioso para
la Iglesia latina y para la cultura occidental: revisó los
cuatro Evangelios en latín, luego los Salmos y gran
parte del Antiguo Testamento. San Jerónimo,
además, comentó también muchos textos bíblicos.
Refutó, con energía y vigor, a los herejes que no
aceptaban la tradición y la fe de la Iglesia. Demostró
también la importancia y la validez de la literatura
cristiana, convertida en una auténtica cultura, ya
entonces digna de confrontarse con la clásica: lo hizo
con el tratado De viris illustribus, una obra en la que
San Jerónimo presenta las biografías de más de un
centenar de autores cristianos. Escribió también

[13]
biografías de monjes, ilustrando el ideal monástico,
junto a otros itinerarios espirituales; además, tradujo
varias obras de autores griegos. Por último, en su
importante Epistolario, obra maestra de la literatura
latina, san Jerónimo destaca por sus características
de hombre culto, asceta y guía de las almas.

Nos dice el Papa Francisco


(Carta apostólica Scripturae sacrae affectus – 30.09.2020)

Una estima por la Sagrada Escritura, un amor vivo y


suave por la Palabra de Dios escrita, es la herencia
que San Jerónimo ha dejado a la Iglesia a través de
su vida y sus obras. Este amor se extiende, como un
río en muchos cauces, a través de su obra de
incansable estudioso, traductor, exégeta, profundo
conocedor y apasionado divulgador de la Sagrada
Escritura; fino intérprete de los textos bíblicos;
ardiente y en ocasiones impetuoso defensor de la
verdad cristiana; ascético y eremita intransigente,
además de experto guía espiritual, en su generosidad
y ternura.

Lector 3: Lo que nos enseña San Jerónimo


(S.S. Benedicto XVI – Audiencia general – 07.11.2007)

Sobre todo, podemos aprender a amar la Palabra de


Dios, en la Sagrada Escritura. Dice san Jerónimo:
"Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo". Por
eso, es importante que todo cristiano viva en contacto
y en diálogo personal con la Palabra de Dios, que se
nos entrega en la Sagrada Escritura.

Este diálogo debe tener siempre dos dimensiones:

[14]
• Por una parte, debe ser un diálogo realmente
personal, porque Dios habla con cada uno de
nosotros a través de la Sagrada Escritura y tiene
un mensaje para cada uno. No debemos leer la
Sagrada Escritura como una palabra del pasado,
sino como Palabra de Dios que se dirige también a
nosotros, y tratar de entender lo que nos quiere
decir el Señor.

• Por otra parte, para no caer en el individualismo,


debemos tener presente que la Palabra de Dios se
nos da, precisamente, para construir comunión,
para unirnos en la verdad, a lo largo de nuestro
camino hacia Dios. Por tanto, aun siendo siempre
una palabra personal, es también una palabra que
construye a la comunidad, que construye a la
Iglesia. Así pues, debemos leerla en comunión con
la Iglesia viva. El lugar privilegiado de la lectura y
de la escucha de la Palabra de Dios es la liturgia,
en la que, celebrando la Palabra y haciendo
presente, en el sacramento, el Cuerpo de Cristo,
actualizamos la Palabra en nuestra vida y la
hacemos presente entre nosotros.

No debemos olvidar nunca que la Palabra de Dios


trasciende los tiempos. Las opiniones humanas
vienen y van. La Palabra de Dios, por el contrario, es
palabra de vida eterna, lleva en sí la eternidad, lo que
vale para siempre. Por tanto, al llevar en nosotros la
Palabra de Dios, llevamos la vida eterna.

[15]
Nos dice el Papa Francisco
(Carta apostólica Scripturae sacrae affectus – 30.09.2020)

Poniéndose a la escucha, Jerónimo se encontró a sí


mismo en la Sagrada Escritura, como también el
rostro de Dios y de los hermanos, y afinó su
predilección por la vida comunitaria. De ahí su deseo
de vivir con los amigos y de fundar comunidades
monásticas, persiguiendo el ideal de vida religiosa
que ve al monasterio como “lugar de entrenamiento”
donde formar personas «que se hayan hecho los más
insignificantes de todos para merecer ser los
primeros», felices en la pobreza y capaces de enseñar
con el propio estilo de vida. De hecho, consideraba
formativo vivir «bajo la disciplina de un solo padre y
en compañía de muchos hermanos» para aprender la
humildad, la paciencia, el silencio y la mansedumbre,
consciente de que «a la verdad no le gustan los
rincones ni le hacen falta los chismosos». Jerónimo
no encontró en el estudio un deleite efímero centrado
en sí mismo, sino un ejercicio de vida espiritual, un
medio para llegar a Dios y, de este modo, su
formación clásica se reordenó también en un servicio
más maduro a la comunidad eclesial.

Lector 4: Sabias frases de San Jerónimo


(S.S. Benedicto XVI – Audiencia general – 14.11.2007)

• Verdaderamente "enamorado" de la Palabra de


Dios, San Jerónimo se preguntaba: "¿Cómo es
posible vivir sin la ciencia de las Escrituras, a través
de las cuales se aprende a conocer a Cristo mismo,
que es la vida de los creyentes?"

[16]
• La Biblia, instrumento "con el que cada día Dios
habla a los fieles", se convierte en estímulo y
manantial de la vida cristiana, para todas las
situaciones y para todas las personas.

• Leer la Escritura es conversar con Dios: "Si oras


(escribe a una joven noble de Roma) hablas con el
Esposo; si lees, es él quien te habla".

• El estudio y la meditación de la Escritura hacen


sabio y sereno al hombre. Ciertamente, para
penetrar de una manera cada vez más profunda en
la Palabra de Dios hace falta una aplicación
constante y progresiva. Por eso, San Jerónimo
recomendaba al sacerdote Nepociano: "Lee con
mucha frecuencia las divinas Escrituras; más aún,
que el Libro santo no se caiga nunca de tus manos.
Aprende en él lo que tienes que enseñar".

• Con la meditación y la ciencia de las Escrituras se


"mantiene el equilibrio del alma". Sólo un profundo
espíritu de oración y la ayuda del Espíritu Santo
pueden introducirnos en la comprensión de la
Biblia: "Al interpretar la Sagrada Escritura siempre
necesitamos la ayuda del Espíritu Santo".

• San Jerónimo, durante toda su vida, se caracterizó


por un amor apasionado a las Escrituras, un amor
que siempre trató de suscitar en los fieles. A una
de sus hijas espirituales le recomendaba: "Ama la
sagrada Escritura, y la sabiduría te amará; ámala
tiernamente, y te custodiará; hónrala y recibirás sus
caricias. Que sea para ti como tus collares y tus

[17]
pendientes". Y añadía: "Ama la ciencia de la
Escritura, y no amarás los vicios de la carne".

• Para san Jerónimo, un criterio metodológico


fundamental en la interpretación de las Escrituras
era la sintonía con el magisterio de la Iglesia.
Nunca podemos leer nosotros solos la Escritura.
Encontramos demasiadas puertas cerradas y
caemos fácilmente en el error. Por eso, San
Jerónimo exhortaba: "Permanece firmemente
adherido a la doctrina de la tradición que te ha sido
enseñada, para que puedas exhortar según la sana
doctrina y refutar a quienes la contradicen".

• San Jerónimo, obviamente, no descuida el aspecto


ético. Más aún, con frecuencia reafirma el deber de
hacer que la vida concuerde con la Palabra divina,
y sólo viviéndola encontramos también la
capacidad de comprenderla. Esta coherencia es
indispensable para todo cristiano y
particularmente para el predicador, a fin de que no
lo pongan en aprieto sus acciones, cuando
contradicen el contenido de sus palabras. Así,
exhorta al sacerdote Nepociano: "Que tus acciones
no desmientan tus palabras, para que no suceda
que, cuando prediques en la Iglesia, alguien en su
interior comente: "¿por qué entonces tú no actúas
así?" ¡Qué curioso maestro el que, con el estómago
lleno, diserta sobre el ayuno! Incluso un ladrón
puede criticar la avaricia; pero en el sacerdote de
Cristo la mente y la palabra deben ir de acuerdo".

[18]
• En cuanto a la caridad, San Jerónimo concreta: es
necesario "vestir a Cristo en los pobres, visitarlo en
los que sufren, darle de comer en los hambrientos,
acogerlo en los que no tienen una casa". El amor a
Cristo, alimentado con el estudio y la meditación,
nos permite superar todas las dificultades: "Si
amamos a Jesucristo y buscamos siempre la unión
con él, nos parecerá fácil incluso lo que es difícil".

Nos dice el Papa Francisco


(Carta apostólica Scripturae sacrae affectus – 30.09.2020)

Verdaderamente, Jerónimo es la «biblioteca de


Cristo», una biblioteca perenne que dieciséis siglos
después sigue enseñándonos lo que significa el amor
de Cristo, un amor que no se puede separar del
encuentro con su Palabra. Por esta razón, el
centenario actual representa una llamada a amar lo
que Jerónimo amó, redescubriendo sus escritos y
dejándonos tocar por el impacto de una
espiritualidad que puede describirse, en su núcleo
más vital, como el deseo inquieto y apasionado de un
conocimiento más profundo del Dios de la Revelación.
¿Cómo no escuchar, en nuestros días, lo que
Jerónimo exhortaba incesantemente a sus
contemporáneos: «Lee muy a menudo las Divinas
Escrituras, o mejor, nunca el texto sagrado se te caiga
de las manos»? Un ejemplo luminoso es la Virgen
María, evocada por Jerónimo, sobre todo, como
madre virginal, pero también en su actitud de lectora
orante de la Escritura. María meditaba en su corazón
(cf. Lc 2,19.51) porque «era santa y había leído las
Sagradas Escrituras, conocía a los profetas y
recordaba lo que el ángel Gabriel le había anunciado

[19]
y lo que se le había augurado por boca de los profetas.
[…] Veía a Aquel recién nacido, que era su Hijo, su
único Hijo, acostado y dando vagidos, en ese pesebre,
pero a quien en realidad estaba viendo allí acostado
era al Hijo de Dios; y lo que ella estaba viendo andaba
comparándolo con cuanto había oído y leído».
Encomendémonos a ella, que mejor que nadie puede
enseñarnos a leer, meditar, rezar y contemplar a
Dios, que se hace presente en nuestra vida sin
cansarse jamás.

Monitor: Cantamos

TU PALABRA ME DA VIDA

Tu Palabra me da vida, confío en Ti, Señor.


Tu Palabra es eterna, en ella esperaré.

Dichoso el que, con vida intachable,


camina en la ley del Señor.
Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.

Tu Palabra me da vida, confío en Ti, Señor.


Tu Palabra es eterna, en ella esperaré.

Escogí el camino verdadero,


y he tenido presente tus decretos.
Correré por el camino del Señor,
cuando me hayas ensanchado el corazón.

Tu Palabra me da vida, confío en Ti, Señor.


Tu Palabra es eterna, en ella esperaré.

[20]
ORACIÓN POR EL MES DE LA BIBLIA

Monitor: La Palabra divina nos introduce en el


coloquio con el Señor: el Dios que habla nos enseña
cómo podemos hablar con Él. Por eso, con humildad
y confianza elevamos, juntos, esta oración:

Padre Omnipotente, fuente de toda bendición,


Tú sales a nuestro encuentro cada vez que leemos un
pasaje de la Sagrada Escritura.
Te pedimos, Padre, llenos de fe, que nos unjas
con el Espíritu Santo; para que descubramos
las maravillas de tu amor misericordioso,
en cada versículo de la Biblia.
Jesucristo, único Salvador del mundo
y Palabra eterna del Padre, Tú eres el centro de toda
la Sagrada Escritura, pues toda ella nos habla ti.
Te pedimos, Señor Jesús, llenos de fe, que nos unjas
con el Espíritu Santo para que, al leer los textos
sagrados, salgamos con el firme propósito
de hacer vida la Palabra de Dios.
Espíritu Santo, Señor y Dador de vida,
Tú has inspirado, a los escritores sagrados,
a poner por escrito la Palabra de Dios.
Te pedimos, Espíritu Santo, llenos de fe,
que nos unjas para que se note, en nuestra vida,
que leemos la Biblia.
María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
acompáñanos en la lectura de la Sagrada Escritura,
para que, como tú lo hiciste, digamos siempre sí
a Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amén.

[21]
RESERVA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Monitor: Cantamos

TANTUM ERGO TANTUM ERGO


(Latín) (Castellano)

Tantum ergo Tan sublime


sacramentum Sacramento,
Veneremur cernui veneremos de rodillas,
Et antiquum la antigua Ley
documentum ceda el puesto,
Novo cedat ritui al nuevo rito;
Praestet fides la fe supla
supplementum la incapacidad
Sensuum defectui de los sentidos.

Genitori, genitoque Al Padre y al Hijo


Laus et iubilatio sean dadas alabanzas
Salus, honor, virtus y júbilo,
quoque gloria, honor, poder
Sit et benedictio y bendiciones;
Procedenti ab utroque al que del uno
Compar sit laudatio y del otro procede,
Amen una gloria igual
sea dada. Amén

Sacerdote: Les diste el pan del cielo.

Todos: Que contiene, en sí, todo deleite.

[22]
Sacerdote: Oh Dios, que en este admirable
sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, te
pedimos nos concedas venerar de tal modo los
sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que
experimentemos constantemente, en nosotros, el
fruto de Tu Redención. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.

Todos: Amén

BENDICIÓN

ALABANZAS DE DESAGRAVIO
(Repetir cada invocación)
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús,
en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo, Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios,
María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.

[23]
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios, en sus ángeles y en sus Santos.
Amén.
Monitor: Cantamos

PANIS ANGELICUS PANIS ANGELICUS


(Latín) (Castellano)
Panis angelicus El pan de los ángeles
fit panis hominum; se convierte en pan de
Dat panis coelicus los hombres;
figuris terminum: El pan del cielo termina
O res mirabilis! con todas las
manducat Dominum prefiguraciones:
Pauper, servus, ¡Oh, cosa admirable!
et humilis. se alimentan del Señor
los pobres, los siervos y
Te trina Deitas los humildes.
unaque poscimus:
Sic nos tu visita, Te rogamos,
sicut te colimus; Dios, uno en tres,
Per tuas semitas que así vengas a
duc nos quo tendimus, nosotros, como a ti te
Ad lucem quam damos culto.
inhabitas. Por tus caminos
Amen. guíanos adonde
anhelamos,
a la luz en la que
moras. Amén.
Monitor: Hermanos, ¡gracias por su participación!
Los esperamos el próximo jueves, a las 8.00pm, para
orar, en comunidad, ante Jesús Sacramentado.
[24]

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