Chubs (The Devil - S Angels MC 7) - Lola Wright
Chubs (The Devil - S Angels MC 7) - Lola Wright
Chubs (The Devil - S Angels MC 7) - Lola Wright
Sinopsis:
Chubs
Para sobrevivir en este duro mundo, he vivido una vida de
mentiras y secretos. Desde muy joven me enseñaron los peligros de
confiar en los demás. Cuando mi mundo implosionó, supe que esas
lecciones estaban justificadas. Me vi obligado a huir del único lugar
que había conocido y de las únicas personas a las que amaba.
En una situación desesperada, sin nadie a quien recurrir, conocí a
un motero corpulento que insistió en acoger a un adolescente
asustado. No me hizo preguntas. Puso un techo sobre mi cabeza y
comida en mi estómago. Me dio esperanza, y yo le di mi lealtad.
El Devil's Angels MC se convirtió en mi nueva familia, y yo me
convertí en el hombre que quería ser. Mi vida era buena y pensé que
lo tenía todo, pero conocí a Lucy. Tímida, pequeña, con un hermoso
cabello rojo oscuro, sabía que estaba destinada a ser mía. Ignorando
el peligro de los fantasmas de mi pasado, imaginé una vida de belleza
con mi mujer.
Lucy
Chubs era mío. Lo supe cuando lo conocí, y nunca miré hacia
atrás. No me importaba qué nombre usara. Era mi futuro. Tenía un
pasado que temer, pero nunca pensé que nos separaría de la manera
en que lo hizo. El día que se fue rompió algo dentro de mí. La rabia
llenó mi alma donde antes sólo había residido el amor.
Apoyándome en mi familia y en el club, me abro camino a través
de algunos meses oscuros. Prometiendo nunca permitir que un
hombre me traicione de nuevo. Recojo los pedazos y me enfrento a
mi nueva vida solitaria.
Una vez una épica historia de amor, ahora solo quedan cenizas.
The Devil’s Angels MC Family
Tree
Prólogo
pedirle ayuda.
—¿Conseguiste todo lo que necesitabas?—pregunta Chubs
mientras se lame los dedos para limpiar las migas del brownie.
—Todo y algunos extras. Llevar a Tammy conmigo fue genial.
Incluso mi padre quedó impresionado con el daño que ella le hizo a
su tarjeta de crédito en unas pocas horas. Lisa y mi madre me
preguntaron si iría con ellas la próxima vez—respondo con una risa.
p g p p
—Tammy es buena gente. Perfecta para Trigger también, pero me
pregunto si sabe que literalmente entierra dinero y monedas de oro
en todas partes—dice Chubs distraídamente.
—¿Todavía hace eso? Pensé que eso era algo que hizo durante un
tiempo después de que comenzó a recibir cheques de pago regulares.
—Todavía lo hace. Dijo que creció sin nada, a menudo pasando
hambre, y se prometió que nunca volvería a estar en la ruina. Es un
hombre de palabra porque ha escondido dinero de emergencia en
todas partes—responde Chubs con una amplia sonrisa.
Siendo contadora, mi mente me recuerda todo el dinero que él no
gana escondiéndolo en lugar de invertirlo.
—Y antes de que preguntes, sí, Bailey está al tanto y logró que
aceptara invertir más y esconder menos. Incluso le pidió que
escribiera una descripción de todos los lugares en los que ha
escondido dinero y que la añadiera a su testamento. Todos tienen sus
peculiaridades, y el dinero es la de Trigger—dice Chubs con un
resoplido.
Esto es muy cierto, así que paso a otro tema.
—¿Te han molestado últimamente los federales?—pregunto,
sabiendo que estoy invadiendo un tema delicado.
—No arruinemos nuestro tiempo a solas y tranquilos hablando de
ellos. No importan—pide Chubs en voz baja.
Tomo asiento en la mesa junto a él y coloco mi mano en su
antebrazo. Espero pacientemente, en silencio, hasta que suspira y me
mira a los ojos.
—Eres mi mundo entero. Mi corazón, mi alma gemela. Lo sabes, y
sé que me lo has devuelto aumentado diez veces, Chubs. He dado un
paso atrás, dejando que los manejes como quieras porque me lo
pediste. Porque confío en ti y en las promesas que me has hecho.
Estaré a tu lado o detrás de ti, lo que necesites, pero recuerda que, en
algún momento, debemos seguir adelante con nuestras vidas. La vida
que decidimos que queremos compartir. Nuestra boda, construir
nuestra casa, formar una familia. Sé que me amas, pero también sé
que aún me ocultas cosas. Odio que lo que sea que sucedió en tu
pasado esté afectando nuestro futuro, y que no confíes en mí lo
suficiente como para dejarme entrar.
Mi corazón se rompe un poco cuando lo siento estremecerse ante
mis palabras, pero él es el que está siendo terco. Amo a este hombre,
pero estoy desesperada con todos los secretos. Está erigiendo un
muro entre nosotros cuando todo lo que se necesita es un poco de
honestidad. Cuando no responde, suspiro derrotada. Poniéndome de
pie, camino hacia el dormitorio y cierro la puerta en silencio detrás de
mí. Los sentimientos duelen y la ira está aumentando, elijo alejarlo de
mí antes de decir cosas de las que luego podría arrepentirme.
Comienzo a revisar la ropa, mis lágrimas amenazan con caer cuando
lo escucho salir del apartamento y caen sin control cuando me
despierto por la mañana para
tramposo.
Al abrir la puerta del apartamento, me recibe el silencio. Entro al
dormitorio, me quito la ropa sucia y me dirijo a la ducha. Después de
limpiarme todo el polvo y la suciedad, me seco primero el pelo y
luego el cuerpo. Me pongo un par de vaqueros y una camiseta antes
de tomar asiento en la sala de estar y encender el televisor.
Estoy un poco nervioso porque Lucy vuelva a casa después de la
forma en que me fui anoche. Estuvo más que mal de mi parte
largarme y pasar la noche solo en la casa club, pero no podía decirle
otra mentira. Si fuera inteligente, haría algo para que me odie y así no
le haga tanto daño cuando me marche. La alejaría para que sea menos
duro cuando me vaya, pero soy demasiado egoísta. No quiero ver el
dolor que va a sufrir por mi culpa, y no quiero renunciar al poco
tiempo que nos queda juntos. Esos recuerdos pueden tener que
durarme toda la vida si sigo vivo al final.
Al escuchar la puerta abrirse detrás de mí, me preparo. Escucho
los sonidos familiares de Lucy quitándose los zapatos y colgando el
bolso en el gancho detrás de la puerta. Cuando pasa junto a mi sillón
de camino al dormitorio, se me cae un poco el corazón en el pecho.
Lucy nunca pasa junto a mí sin tocar mi hombro o pasar los dedos
por mi cabello. Tampoco se olvida nunca de darme un beso y
saludarme después de estar separados. Está herida y muy
probablemente enfadada porque me fui anoche. Me lo merezco.
Me quedo en el sillón mientras Lucy cierra suavemente la puerta
del dormitorio y, al poco tiempo, oigo correr la ducha. Normalmente,
me uniría a ella, pero que cerrara la puerta era una clara señal de que
no me quería allí. Respeto sus deseos y sigo esperando. Unos minutos
después de que se cierra la ducha, ella sale del dormitorio. Lleva su
camiseta de dormir y pantalones cortos con estampa de cachorros y
se está peinando el cabello mojado. Me mantengo en silencio, pero
sigo observando cada uno de sus movimientos. Tomando asiento en
el sofá de dos plazas, finalmente me mira a los ojos y habla en un
tono bajo pero serio.
—No importa lo que se esconda en tu pasado, nada puede hacer
que deje de amarte. Si necesitas arreglar algo, estoy aquí para
ayudarte si lo deseas o lo necesitas. Puedo lidiar con cualquier cosa
mientras sepa que te tengo. Si necesitas que deje de preguntar sobre
las cosas, también puedo hacerlo. Lo que no puedo hacer es dejar que
me sigas mintiendo. Necesito que entiendas que lo único que pido es
tenerte en mi vida, no más mentiras, y por favor, Chubs, no más
marcharte y dejarme sola como anoche. Eso dolió más que nada. No
te estoy pidiendo que me cuentes todos tus secretos si no quieres. Si
pregunto algo que no quieres responder, entonces dilo, pero por
favor no me mientas. Si puedes hacer esas pocas cosas, siempre seré
tuya mientras me quieras. Si no puedes, necesito que me lo digas
ahora.
Pensando en sus palabras, sé que estoy acorralado. La pierdo esta
noche o en un futuro muy cercano. De cualquier manera, todavía voy
a estar mintiéndole. No puedo decirle mucho, pero al final, todo la
lastimará.
—Te amo más que a nada en este mundo, Lucy. Nada se compara
con lo que siento por ti. Sin embargo, no puedo, no quiero, hablar
sobre mi pasado o mi familia. Es por tu seguridad y la de ellos. Bajo
ninguna circunstancia quiero que me ayudes de ninguna manera con
este asunto de los federales. Es por eso que no he dicho por qué
vienen detrás de mí después de todos estos años. No quiero que te
involucres. Necesito que te mantengas fuera de eso. Casi mueres la
última vez que trataste de salvarme, y no puedo volver a pasar por
eso. Prométeme que no te involucrarás—insisto.
—Prométeme que después de que se vayan, comenzaremos con
nuestros planes para nuestra boda, familia y casa—responde con una
ceja levantada.
—Necesito esa promesa—insisto mientras trato de esquivar su
demanda.
—Yo también—responde ella con una leve inclinación de cabeza.
Pensando en sus palabras, respondo cuidadosamente:
—Los federales son solo una parte del problema. Tengo otros
problemas que deben resolverse antes de poder hacerte esa promesa.
—Entonces, ¿qué estabas tú hablando de comprar la tierra de Vex
y hacer planes para construir una casa allí? ¿Una media mentira para
mí? ¿Un intento de aplacarme o darme la impresión de que no estás
trabajando en un plan de salida?—pregunta Lucy mordiendo las
palabras.
Gimo miserablemente y me paso las manos por la cara. Tomando
una respiración profunda, respondo lo mejor que puedo.
—No completamente. Quiero tanto un hogar contigo que a veces
se me olvida que también tengo otras obligaciones. Me adelanto, y no
es justo para ti. Tienes todo el derecho de estar molesta y preocupada
por lo que está pasando conmigo, con nosotros. Te he mentido, a ti y
a todos, pero no he sentido que tuviera elección. Lo siento por eso,
pero tampoco puedo cambiarlo. No quiero volver a mentirte, así que
no, no puedo hacerte esa promesa. Lo lamento.
Lucy permanece en silencio durante tanto tiempo que empiezo a
pensar que ha terminado de hablar. Mirándola profundamente a los
ojos, veo un destello de dolor en los suyos antes de que lo enmascare.
Poniéndose de pie, entra en el dormitorio y me dejo caer en el sillón,
sintiéndome completamente derrotado. Momentos después, Lucy
reaparece, pero en lugar de sostener el cepillo, está vestida y tira de
su maleta detrás de ella. Me siento derecho alarmado, abro la boca
para hablar cuando su mano vacía se dispara en el aire, con la palma
frente a mí. Cierro la boca y espero a que el mundo se derrumbe
debajo de mí.
—He tratado de ser comprensiva y solidaria. Esperé con la
esperanza de que lo que estaba mal se resolviera solo y pudiéramos
volver a ser Lucy y Chubs. Es evidente que eso no va a suceder en el
corto plazo. Te lo voy a poner fácil, Chubs. Me quedaré con mi
familia hasta que nos vayamos de viaje. De esa manera, no tendrás
que volver a sentir la necesidad de mentir. No te llamaré, ni te
enviaré mensajes de texto en mi ausencia, y eso debería darte
suficiente tiempo para repensar esa promesa. Cuando regrese,
podemos volver a hablar. Si decides que no quieres arreglar esto,
recogeré mis cosas y me iré.
Con esas palabras, sin un abrazo o un beso de despedida, Lucy se
va y el mundo desaparece debajo de mí.
Capítulo 4
Lucy
Entro en la oficina de mi padre con el corazón destrozado.
Cuando me ve, se levanta sin decir palabra y camina hacia mí.
Acunando mi cara, la levanta hasta que nos miramos a los ojos.
Después de un momento, la suelta, me abraza y me atrae hacia su
pecho. Envuelvo mis brazos alrededor de él y finalmente dejo que las
lágrimas caigan. Apoyando su mejilla en la parte superior de mi
cabeza, nos mece suavemente de un lado a otro mientras capea la
tormenta. Cuando las lágrimas comienzan a disminuir, mi padre
habla por primera vez desde mi llegada.
—Sé que Chubs es la causa de esto porque nada más puede
derribar tus barreras. —Este es el plan de mi padre sobre cómo lo
manejaremos—. Esta noche, nos emborrachamos. Borrachos como
una cuba. Mañana encontraremos un lugar tranquilo y pacífico para
enterrar su cuerpo mientras se me ocurre un plan sobre cómo va a
sufrir antes de que la muerte lo reclame.
No puedo detener la pequeña y húmeda risita que se me escapa
mientras mi padre me da otro fuerte abrazo antes de soltarme y dar
un paso atrás. Se agacha y agarra un pañuelo de papel de una mesa
auxiliar antes de dármelo. Me limpio las lágrimas antes de sonarme la
nariz. Lanzo el pañuelo a un bote de basura y me vuelvo hacia él.
—No lo quiero muerto, papi.
—Tienes un buen corazón, Lucy, pero debo insistir. Le hizo daño
a mi hija y fue advertido de las consecuencias si alguna vez lo hacía—
responde con una pequeña sonrisa.
—Lo abandoné esta noche. Nunca pensé que alguna vez haría eso
—digo con un pequeño sollozo.
—¿Cabreada o para proteger tu corazón?—pregunta mi padre, el
gobernador de Colorado.
—Ambas. Cabreada porque no está siendo sincero conmigo y
porque es todo mi mundo, pero ya no siento que soy lo mismo para
él. Intentando proteger mi corazón dejándolo antes de que me deje,
supongo—respondo, siendo tan sincera como puedo.
—He pasado mucho tiempo con él, Lucy, y ese hombre te ama
como un padre espera que amen a su hija.
—Él me ama, papi. Lo sé. Tal vez no lo suficiente como para
hacerme su primera prioridad, como yo lo hice la mía. Tal vez estoy
siendo demasiado exigente. Tal vez necesito más de él de lo que es
justo. No sé, papi. Espero que este tiempo, separados, nos ayude a
descubrir cómo continuar.
—¿Qué puedo hacer para ayudar?
—Solo sé mi papi—le respondo con sinceridad.
—Siempre, mi pequeña Lucy. Ahora, tomémonos un descanso de
pensar y emborrachémonos. Tenemos mucho tiempo para resolver
todo lo demás más tarde.
Al entrar en la cocina, veo a mi madre sentada en la isla, con una
copa de vino en la mano. Mi hermana Lisa está sacando una fuente
del horno y se vuelve hacia mi padre y yo. Al vernos, deja caer la
fuente y observo cómo las patatas vuelan por todas partes.
Suponiendo que la maldición de Lucy acaba de golpear de nuevo,
abro la boca para disculparme, pero Lisa me interrumpe.
—Estoy ayudando a papá a enterrarlo. ¡Lo juro por Dios!—grita
mientras carga hacia mí.
—Lisa, yo…— empiezo a explicar justo cuando ella me alcanza.
Agarra mis brazos y me tira para darme un fuerte abrazo. Acepto
el abrazo, sabiendo que Lisa tiene las mejores intenciones con mi
corazón. Cuando se retira, pasa un pulgar debajo de mi ojo antes de
juntar nuestras frentes, suavemente.
—Tu cara delata que estás sufriendo. Has estado llorando, y odio
eso. Amo a Chubs. Es familia, pero él no eres tú. Papá y yo podemos
planificarlo todo mientras pasas el rato con mamá si eso te lo pone
más fácil—dice con firmeza.
—Nadie está enterrando a Chubs—le digo con una pequeña
sonrisa—. No todavía, de todos modos.
—Soy una persona paciente. Puedo esperar—responde mientras
usa mi brazo para llevarme a un taburete junto al de mi madre.
Tomando asiento, me dirijo a ella.
—Perdón por irrumpir causando un alboroto—le digo a la mujer
que siempre me ha apoyado.
Antes de hablar, mi madre coloca suavemente un mechón de mi
cabello detrás de una oreja y luego toma mi barbilla.
—No irrumpes; ésta es tu casa también y siempre lo será. En
cuanto al alboroto, eso debe más a que tu padre y hermana están
planeando asesinatos y caos que a ti. Antes de preguntarte qué te
gustaría beber y si hay algo que pueda hacer para borrar esa tristeza
de tus ojos, necesito preguntarles una cosa. ¿Cuándo y dónde? Bien,
ahora que saben que me estoy uniendo a sus planes, ¿quieres vino,
mi querida niña?
¿He mencionado alguna vez lo afortunada que soy por haber
nacido en esta familia?
Inclinándome hacia adelante, rozo un ligero beso en su mejilla. Mi
madre pone su mano en la parte de atrás de mi cabeza y me sostiene
allí por unos instantes extra antes de soltarme. Inclinándome hacia
atrás, le respondo con un movimiento de cabeza.
—Comenzaré con vino, pero esta noche puede requerir algo más
fuerte antes
de que termine.
Al despertarme a la mañana siguiente en la habitación de mi
infancia, me estiro lentamente. Cuando me relajo en mis almohadas,
me doy cuenta de que no tengo resaca. Como rara vez bebo,
generalmente termino con dolor de cabeza, pero hoy no.
Probablemente pueda agradecerle a mi padre por eso, ya que estoy
segura de que mezcló mis bebidas con muy poco alcohol como lo ha
hecho en el pasado. También insistió en que Lisa y yo tomáramos dos
ibuprofenos con una botella completa de agua antes de acostarnos.
También estoy agradecida de que nadie presionara por los detalles
anoche porque saben que hablaré cuando esté lista.
Me sobresalto sentándome erguida cuando la puerta de mi
habitación se abre de repente. Mi ritmo cardíaco vuelve a la
normalidad cuando me doy cuenta de que solo es Lisa volviendo a
ser Lisa. Con un pijama cubierto con llamas, corre a toda velocidad
hacia mí antes de saltar alto para aterrizar en la cama a mi lado. La
cama rebota y casi me tira, pero Lisa me agarra del brazo antes de
que eso suceda. Dejándose caer de espaldas a mi lado, me lanza una
sonrisa atrevida.
—¿Cuántos años tienes?—le pregunto secamente.
—Nunca seré tan vieja como para dejar de atormentar a mi
hermana pequeña—responde con un resoplido.
—Dolor en el culo—declaro con un suspiro.
—Me amas de todos modos—insiste ella.
—Solo porque mamá y papá me obligan—le digo una mentira,
pero la digo con voz seria.
—Si sigues mintiéndome, te voy a inmovilizar. No te gustará que
haga eso —me amenaza.
De niñas, me inmovilizaba sentándose sobre mi estómago con las
rodillas sujetando mis brazos a los lados. Entonces ella se inclinaba
sobre mi cara, una bola de saliva amenazaba con caer, y yo chillaba
de terror. Le prometía lo que fuera que quería que estuviera de
acuerdo, y ella sorbía la bola de saliva de vuelta a su boca con una
sonrisa. Era una niña demonio. Siempre ganaba, y siempre odié que
no fuera tan pequeña como yo. Todavía soy mucho más pequeña que
ella, pero ahora tengo un arma secreta que ella desconoce. Mi arma
secreta se llama Cash.
Ruedo rápidamente, le hago una llave de cabeza y envuelvo las
piernas alrededor de las suyas, inmovilizándola.
Sorprendida, Lisa intenta liberarse, pero no lo consigue. Después
de un minuto de luchar y no progresar, se relaja. Sonrío y luego
susurro en su oído:
—Mamá y papá te adoptaron, pero no pudieron devolverte
porque la perrera tenía una política de, no se aceptan devoluciones.
¡Lo adoptaste, te lo quedas! ¡Luego me atraparon e insistieron en que
al menos fingiera amarte! ¡Ha sido horrible, y me alegro de que
finalmente sepas la verdad!
Inclinando mi cabeza ligeramente hacia abajo, deslizo mi lengua
por su mejilla mientras ella chilla de disgusto. Años de ser
atormentada, y finalmente obtengo algo de venganza. Gracias, Cash.
—¡Chicas! ¿Pero qué demonios? —me regaña mi madre cuando
entra en mi habitación.
—¡Mamá! ¡Me lamió la cara!—chilla Lisa como una niña de tercer
grado. Supongo que eso responde bastante a mi pregunta sobre
cuántos años tiene.
—Supongo que se vengará por todas las veces que te sentaste
sobre ella—responde mi madre mientras se sienta en el borde de mi
cama.
Ella me mira con una ceja levantada. Le devuelvo la mirada
durante varios segundos antes de preguntar con disgusto:
—¿Tengo que dejarla levantarse?
Antes de que mi madre pueda responder, la cama entera cae al
suelo con un estrépito. Aturdida, mi agarre sobre Lisa se libera, y ella
se aleja. Mamá simplemente se reposiciona un poco más lejos del
borde y sonríe serenamente.
Inclinándome sobre el borde de la cama, veo los listones de
madera rotos que solían sostener los resortes de la cama y el colchón.
—Debería haber reemplazado esta cama hace años. Hoy
pediremos una nueva. Moveos, señoritas. El desayuno estará listo en
cinco minutos—anuncia mi madre antes de apretar mi rótula,
sabiendo que me hará chillar y luego sale de la habitación.
—Mocosa—lanza Lisa por encima del hombro mientras se dirige a
mi puerta.
—Soplona—grito mientras me bajo de la cama rota.
Yo: Lo siento, Pips, pero hoy no estaré.
Pipa: No te preocupes. Gracias por toda la ayuda esta semana. Espero que
tengas un viaje divertido.
Yo: De nada. Recuérdale a Craig que él y yo tenemos una cita para
almorzar cuando regrese. No lo he olvidado.
Pippa: Lo haré, pero no hay forma de que lo olvide. ¡Le encantan sus citas
para almorzar contigo!
Guardo el teléfono en mi bolsillo trasero cuando mi madre entra
en la habitación. Caminando directamente hacia mí, mira mi rostro
con atención. Sé que nota la ligera hinchazón alrededor de mis ojos
por el ataque de llanto que tuve, pero no lo menciona. En cambio, me
da un breve beso en la frente antes de tomar asiento en su silla
favorita. Con mucha menos gracia, me dejo caer en un sofá de dos
plazas y suspiro.
—¿Dónde está Lisa?—le pregunto.
—Está en la cocina hablando por teléfono y sirviéndonos té
helado. Dijo que los traerá cuando no esté al teléfono.
—Eso suena bien—murmuro mientras miro por la ventana más
cercana.
—Las cosas saldrán como se supone que deben salir, Lucy. Puede
ser como quieres que sean, puede que no resulten así, pero, de
cualquier manera, lo superarás. Eres una luchadora, una
sobreviviente. Siempre tienes a tu familia en la que apoyarte, pero
también tienes ese club. Chubs puede ser el miembro del club, pero te
has ganado su lealtad y respeto tanto como él. Bailey te quiere como a
una hermana. Axel, ese hombre-niño demasiado grande, siente lo
mismo. No siempre entiendo su tipo de locura, pero sé que su lealtad
hacia ti es profunda. Como tu madre, eso significa mucho más para
mí que sus peculiaridades. Los niños te ven como su tía,
especialmente la pequeña Alex y Craig. Si las cosas no funcionan para
ti y Chubs, no los estás perdiendo también. Ellos no lo permitirán. Te
lo prometo—dice mi madre con voz firme.
Asiento lentamente y la miro a los ojos.
—No tengo miedo de que me dejen afuera. Tengo miedo de
alejarme de ellos.
—Porque sería doloroso estar cerca de ellos, si Chubs también está
allí—afirma a sabiendas.
—Sí, pero luego pienso en dejar de tener a Bailey como mi mejor
amiga y. como eso me destriparía también. O dejar de pasar tiempo
con Craig y el resto de los niños. O cuánto extrañaría trabajar con
Pippa, o reírme de la última lección de manejo de Tessie y a quién
traumatizó.
—Te estás adelantando mucho. Deja de pensar en todo eso como
una gran crisis y toma las cosas un día y un problema a la vez. Esto
puede ser solo un bache en el camino, cariño. Todas las parejas los
tienen, y tal vez sea tu turno—me aconseja mi madre.
Asiento con la cabeza, aunque sé que es más que un bache.
Lisa entra en la habitación, cargando con cuidado tres vasos, y
contengo la respiración hasta que los deja sobre la mesa de café.
Sonriendo, hace el signo de la victoria.
—¿Cómo llama Mac a las cosas raras que suceden cuando estás
cerca?—me pregunta Lisa mientras se sienta a mi lado.
—Siendo Lucy—respondo mientras Lisa se ríe a carcajadas.
—Eres una fuerza de la naturaleza, Lucy. Eso es algo de lo que
estar orgullosa—dice mi padre cuando entra en la habitación y se
sienta cerca de mamá.
—¡Papá! ¿Alguna vez admitirás que el universo se rebela…? —
comienza Lisa su viejo chiste antes de que mi padre la interrumpa.
—Coincidencias. Fuerza de la naturaleza. Atracción magnética. No
tengo idea de por qué las cosas parecen suceder cerca de Lucy, pero
sé que ella no tiene la culpa de nada de eso—insiste él por enésima
vez.
—Embrujada. Maldita. Tener mala suerte. Catastrófica—responde
Lisa con una sonrisa descarada ante el suspiro de mi padre.
Habiendo escuchado suficiente, saco la almohadón de atrás de mi
espalda y golpeo a Lisa en la cara con él. Lisa trata de agarrarlo, pero
mi padre me lo arrebata primero.
—¿Es este el comportamiento que podemos esperar durante todo
el viaje?—pregunta mamá con tono resignado.
—Sí—respondimos papá, Lisa y yo al mismo tiempo.
El universo puede rebelarse a mi alrededor a veces, pero el destino
fue amable cuando me concedió esta familia.
Capítulo 5
Chubs
Después de que Lucy se fue, ni siquiera me molesto en irme a la
cama. Me quedo sentado frente a la ventana, mirando hacia afuera,
sin ver nada. Como he estado haciendo durante meses, vuelvo a
repasar todos los escenarios en mi cabeza, tratando de encontrar una
solución diferente. Cuando amanece, admito que no hay una
respuesta perfecta para este problema. Suspirando, me pongo de pie
y empiezo mi día para finalizar mis planes.
El teléfono ha estado explotando durante horas y he ignorado
todas las llamadas, mensajes de texto y mensajes de voz. Habrá un
precio que pagar en algún momento, pero eso está tan abajo en mi
lista de preocupaciones que ni siquiera es un punto en mi radar.
Me detengo en el camino de entrada de mi próxima parada, apago
la moto, saco el sobre con dinero en efectivo de mi alforja y me acerco
a la casa. Usando mi llave, abro la puerta y camino directo a la mesa.
Dejo el sobre sobre ésta y me tomo un momento para observar una
casa que se ha convertido en un segundo hogar para mí.
Comprobando dos veces que las instrucciones para llegar al
estacionamiento de vehículos que escribí en el sobre son fáciles de
seguir, salgo y cierro la puerta detrás de mí. Otro cabo suelto listo.
A horcajadas sobre mi moto, saco el teléfono y hojeo los mensajes
de texto.
Axel: Te perdiste la Iglesia. ¿Dónde estás?
Pooh: Prez se está enfadando. Llama o ven aquí pronto, hermano.
Trigger: ¿Dónde coño estás? Donde NO estás es en el TRABAJO o en la
casa club. ¡Te voy a joder esta vez!
Petey: No está bien, Chubs. Repórtate.
Ava: ¡Te saltaste el desayuno! ¿Qué coño pasa, Chubs?
Pippa: Soy Craig. O te escondes bien o llamas. Gunner está teniendo esa
mirada. Incluso Assman está enojado.
Sonrío ante el mensaje de Craig. No porque Gunner o Axel estén
enojados, sino porque Craig obviamente descubrió el último código
de acceso de Pippa, de nuevo. Ha sido una batalla continua para ella,
y debería darse por vencida y comprarle su propio teléfono. Es más
inteligente de lo que cualquiera de los adultos cree, y no va a
terminar bien para ellos por esa razón. Veo a Rex, nuestro genio de la
tecnología, teniendo que resetear el teléfono de Pippa. Craig cambiará
su código de acceso nuevamente y ella pensará que lo olvidó. De
nuevo.
Con el corazón dolorido, observo que ninguno de las docenas de
mensajes de texto es de Lucy. Ignoro el resto de los mensajes y envío
uno propio.
Yo: El dinero está sobre la mesa.
La respuesta es inmediata y exactamente lo que esperaba que
fuera. El coche que elegí estará guardado, cargado y esperándome
por la noche.
la nota. Salgo sin mirar atrás a otro pedazo de Chubs que elegí dejar
atrás.
—¿Quieres hablar?—pregunta Lisa sobre su humeante taza de té.
—No.
—Me parece bien. ¿Quieres ver una película?
—No.
—¿Quieres hacer masa para galletas y comerla en lugar de
hornear las galletas?—me ofrece.
—Sí, hagamos eso. Y bebamos. Hagamos eso también—respondo
mientras me dirijo a su cocina.
Lisa me sigue, abre un gabinete, agitando su mano frente a él
como una modelo en un programa de juegos.
—¿Cuál es tu trago preferido?
—Solo sé el nombre de algunas bebidas, como Piña Colada,
Tequila, Jack y Coca-Cola. Podría ser mejor si tú decides qué vamos a
beber esta noche—le ofrezco mientras saco los ingredientes para
hacer galletas con chispas de chocolate.
—Entonces, Margaritas de Sandía—responde Lisa mientras coloca
una licuadora en la encimera.
Trabajamos en agradable silencio hasta que Lisa enciende la
licuadora. Sonidos más fuertes de lo normal, seguidos de humo
empiezan a salir de ésta. Lisa presiona rápidamente el botón de
apagado y ambas damos un paso atrás. Cuando deja de humear, Lisa
se acerca y quita la tapa. Mira dentro y sonríe.
—Puede que no sea tan espeso como a mí me gusta, pero servirá
—dice ella.
En ese momento, la licuadora emite un borboteo poco entusiasta y
se pone en marcha sola. El aguanieve rosada tira el cabello de Lisa
hacia atrás, cubriendo toda su cara, luego rocía todo a su alcance.
Esquivando las bombas de hielo lo mejor que puedo, me agacho
rápidamente para agarrar el cable. Sacándolo de la pared, me doy la
vuelta para encontrar a Lisa mirándome.
Me cubro la boca con ambas manos mientras observo la mezcla
helada deslizarse lentamente por su rostro y caer sobre la encimera y
al suelo. Me muerdo el labio cuando me doy cuenta de que su cabello
está revuelto de una manera dramática debido al viento. Casi me río
en voz alta cuando una gota se desliza por su frente y le cubre un ojo.
Lisa permanece en silencio, probablemente traumatizada, pero
continúa mirándome con su único ojo abierto.
Mi hermana levanta lentamente una mano delicada y empuja el
aguanieve de su ojo, luego la usa para limpiarse un poco el desastre
de la cara. Su blusa de gasa blanca no se puede salvar, así que ni
siquiera se molesta en intentarlo. Todavía me estoy cubriendo la
mitad de la cara y tratando desesperadamente de no reírme de ella y
de la situación. Pierdo esa batalla cuando un gran bulto helado cae
del techo y aterriza en la parte superior de la cabeza de Lisa. Ella
continúa de pie en silencio hasta que la gravedad ayuda al conjunto a
seguir el mismo camino que los anteriores. Se lleva las manos a los
ojos, los limpia y fija su mirada en mí de nuevo.
—¿Cómo pude haber olvidado lo que es vivir contigo?—pregunta
Lisa con voz tranquila y controlada.
—Esto no tiene nada que ver con…— empiezo, pero Lisa me corta
en medio de la negación.
—Perra. ¡Corre!
Conozco ese tono, así que corro. Llego a la puerta de mi
habitación, la cierro y la bloqueo detrás de mí. Puedo escuchar a Lisa
mascullando algunas palabrotas bastante fuertes en el pasillo, pero
las ignoro y me dirijo a la ducha. Puede que no me haya llevado lo
peor del fiasco de la margarita, pero obtuve lo suficiente como para
estar pegajosa. Cierro la cortina de la ducha, me paro bajo el agua
tibia mientras me río de la imagen de Lisa cubierta de aguanieve
color sandía.
Cuando el balde de agua helada cae sobre mí, no puedo detener el
grito. Primero, sé que cerré con llave la puerta del dormitorio, y
segundo, bueno, ¡eso estaba muy frío! Escucho la risa de Lisa, luego
su voz.
—¡Maldita venganza, hermanita!
Entonces oigo la voz de nuestra madre.
—¿Qué diablos hicisteis?—chilla mi madre.
Lisa y yo gritamos un poco sorprendidas de que no estuviéramos
solas. Resbalo y casi aterrizo de espaldas, pero agarro la cortina justo
a tiempo.
—¡Mamá! ¿Qué demonios? ¡Me acabas de asustar! —la acusa Lisa
en voz alta.
—¿Te teñiste el pelo de rosa?—grita mi madre.
—¿Podrían tener esta conversación en algún lugar donde no me
esté duchando?—les pregunto en voz alta.
—¿Qué pasa con vosotras dos, chicas? ¡Cada vez que se juntan,
causan un alboroto!—dice mi madre, pero puedo oír que su voz se
desvanece, así que sé que se están yendo de la habitación.
Termino de ducharme, me visto y camino por el pasillo. Entrando
en la cocina, me detengo. Mi madre está en un taburete, lavando los
armarios mientras mi padre está fregando el suelo. Cuando me nota,
él sonríe.
—Lisa se fue a dar una ducha rápida, luego llevaremos a nuestras
hijas a cenar. Con suerte, con suficiente champú, podrá lograr que su
cabello vuelva a quedar lacio. La amo, pero no me emocionaba ir a
cenar con su nuevo 'look'—dice mi padre antes de soltar una
carcajada—. Me fui de aquí hace unas horas, y ya encontrasteis una
manera de causar estragos en el apartamento de Lisa.
—Yo no hice nada. Todo fue Lisa—respondo.
—Chicas, no deberían quedarse solas juntas. Tal vez deberías
volver a casa— —ofrece mi madre, pero sé que es porque quería que
yo estuviera en casa con ella y no que me mudara con Lisa, para
empezar.
—Sí, tal vez deberías—dice Lisa detrás de mí, luego se apoya
contra el refrigerador—. De esa manera, puedes 'Lucys' sus
electrodomésticos en lugar de los míos. Has estado aquí una hora, y
ya estoy en una licuadora Ninja.
—Querido Señor—murmura mi madre y mi padre se ríe mientras
me guiña
un ojo.
Durante las próximas semanas, prácticamente esquivé a toda la
gente del club, excepto para enviar unos breves mensajes a Bailey. Al
principio, estaba molesta, pero dijo que entendía después de que le
expliqué que ya no podía soportar los interrogatorios de los
miembros. Sí, arrojé el gran cuerpo de Gunner justo debajo de ese
autobús. Sí, me siento culpable por hacerlo porque es una de mis
personas favoritas, pero casi cedo y le digo todo lo que sé. Necesito
un poco de tiempo para reforzar mis defensas. Espero que Gunner, al
no sacarme información, impida que los demás también lo intenten.
Sin embargo, no puedo explicarme por qué siento la necesidad de
guardar los secretos de Chubs. Debería contarle todo al club y dejar
que ellos decidan qué deben hacer con su miembro. Incluso sabiendo
que no estoy segura de poder volver a confiar en Chubs como
persona o novio, no estoy segura de que sea mi asunto exponer su
vida anterior. Tomó decisiones sin darme voz, así que ya no me
corresponde a mí hablar por él. Al menos eso es lo que creo. Mis
pensamientos sobre eso cambian día a día, así que veremos qué
pienso mañana.
Todavía voy a New Horizons para ayudar, pero evito a Tammy y
Pippa yendo por las noches. Me encontré con Pippa una vez cuando
volvió para una admisión, pero todo lo que hizo fue darme un abrazo
y decirme que no haría ninguna pregunta que no estuviera lista para
responder. Asentí con agradecimiento y ella salió de la oficina para
ocuparse de la admisión.
Desde que me mudé con Lisa, he estado yendo al gimnasio con
ella en lugar de al gimnasio del club. No me gusta tanto porque no
tengo clase para hacer golpes o derribos. Paso mucho tiempo en la
cinta de correr y me sorprendo de las distancias cada vez mayores
que puedo correr. Me estoy acercando a la marca de diez kilómetros
cuando mi teléfono suena a través de mis auriculares. Es Pippa, así
que detengo la cinta y abro el mensaje, respirando pesadamente.
Pippa: Aquí Craig. ¿Alguna vez volverás?
Yo: Hola Craig. ¿Pips sabe que tienes su teléfono otra vez?
Pipa: Espero que no. Todavía tengo algunos mensajes de texto para
enviar. ???
Yo: Sí, lo haré. Solo necesitaba un descanso.
Pippa: Ignora a los hombres.. Están preocupados. ¿Quieres pasar un rato
conmigo?
Yo: Sí. ¿Cuándo?
Pipa: Por la mañana. Todos están ocupados menos yo.
Yo: 9:00 am. Voy a recogerte a tu casa.
Pipa: kk. Te amo.
Yo: Te amo.
—¿Club?—pregunta Lisa mientras detiene su cinta de correr.
—Craig. Quiere salir mañana por la mañana. ¿Quieres venir con
nosotros? Probablemente saldremos a desayunar y tal vez vayamos a
un parque o algo así.
—Si suena bien. Estás pagando el café—ordena Lisa y golpea mi
pierna con su toalla.
—Nunca dudé de eso ni por un segundo—murmuro mientras
camino en un gran círculo alrededor de ella en mi camino hacia el
vestuario.
Después de ducharnos, paramos en un pequeño café. Llevando
nuestras bebidas a una mesa al aire libre, nos sentamos en silencio
durante unos minutos, observando a la gente en la acera moverse
apurada por su día.
—Será más fácil, Lucy. Tal vez debería decir que se aliviará, pero
encontrarás un nuevo camino. Cosas nuevas para disfrutar. Requiere
tiempo. Cuando Donny me engañó, ni siquiera quise enfrentarme al
mundo durante semanas. Estaba enojada, herida, segura de que
nunca volvería a confiar, y me sentía como una idiota por amarlo.
Entonces, un día me desperté y me di cuenta de que no me dolía
tanto.
—Sé que lo hará. Solo espero no destrozar el mundo antes de eso.
El fuerte sonido de un choque llama nuestra atención sobre un
accidente automovilístico menor en la esquina. Los conductores de
cada automóvil salen y comienzan a gritarse unos a otros, agitando
los brazos con irritación. Sé el segundo exacto en que Lisa dirige sus
ojos hacia un lado de mi cara. Finjo no darme cuenta de que me está
sonriendo.
—Eso no tuvo nada que ver conmigo. No todos los desastres
pueden ser arrojados a mis pies—digo sin emoción.
—Apuesto a que hay miembros del club que no estarían de
acuerdo contigo en eso. Escuché algunos rumores de que Gunner
aumentó el seguro de la casa club cuando comenzaste a pasar el rato
allí.
—No escuchamos rumores.
Lisa suelta una carcajada antes de recoger el bolso y la taza de
café.
—Salgamos de aquí antes de que el edificio se incendie.
una mofeta.
Craig todavía se está riendo en el asiento trasero cuando lo
dejamos en la casa club más tarde ese día. A Lisa no le está yendo
mucho mejor. Se queda callada durante unos minutos, luego
comienza a reírse histéricamente de nuevo. Craig se despide con la
mano después de darnos a Lisa y a mí un beso en la mejilla, y Lisa
abraza a Bart por última vez.
—Mamá nos va a llamar—le digo mientras saludo a Toes en la
puerta de entrada mientras la atravesamos.
—No puede gritarnos demasiado ya que fue papá quien soltó a
Bart en la sala de reuniones—responde entre jadeos.
—Eso es cierto. Solo asustamos a la señora Godfrey, y de todos
modos a nadie le gusta. Papá se encargó desde allí. Oh Dios, ¿viste lo
fuerte que se estaba riendo cuando toda la habitación se vació, casi
pisoteándose unos a otros? Es mucho peor que nosotras.
—¡Su personal de seguridad! ¡El tipo grande y calvo derribó al
tipo más pequeño, se paró sobre su espalda y salió corriendo!
Cuando el pequeño se puso de pie, ¡tenía una huella de zapato en la
chaqueta! ¡Maldita sea, literalmente me he meado un poco! —grita
Lisa antes de desternillarse de la risa de nuevo.
—¡Por favor, dime que estás sentada en algo que no sea
directamente en mi asiento!—chillo.
Lisa se inclina un poco hacia un lado en el asiento, luego se
endereza antes de negarme con la cabeza. Quitándose los zapatos,
coloca la parte inferior de sus pies contra el tablero de mi coche, las
lágrimas corren por su rostro.
—¡En primer lugar, saca tu culo de mi asiento! En segundo lugar,
¡quita los pies del tablero! ¡Si tengo un accidente, tus rodillas
atravesarán las cuencas de tus ojos y se incrustarán en tu cerebro!
—No tendré un acc… no importa. Por un segundo olvidé con
quién estaba hablando—responde mientras vuelve a colocar los pies
en el suelo.
Cuando mi teléfono suena con una llamada, lo miro para ver el
nombre de mamá. Dejo el teléfono donde está. De ninguna manera
responderé esa llamada. Entonces, el teléfono de Lisa se enciende y
ella respira profundamente para calmarse antes de presionar el botón
del altavoz.
—¡Papá lo hizo, no nosotras!—grita Lisa en el teléfono.
Hay unos instantes de silencio antes de escuchar la voz
angustiada de nuestra madre.
—Oh Señor. Déjame tomar una copa de vino antes de que me
expliques qué hizo tu padre de lo que vosotras no formaron parte.
—Ella no lo sabe todavía—me dice Lisa con una sonrisa.
—¡Shhhh! ¡Tonta! ¡Estás en el altavoz! —susurro.
—Las escuché a ambas. ¿Qué es lo que aún no sé, y qué no
hicieron vosotras, pero sí lo hizo vuestro padre? —pregunta ella con
la perfecta voz de madre—. Olvidad que pregunté. Hay algo en las
noticias sobre…
Lisa pulsa el botón de finalización presa del pánico y la voz de mi
madre desaparece.
—Oh, Dios, estamos tan jodidas—me dice Lisa con una atisbo de
sonrisa.
—Tú, puede ser. Acabas de colgarle a nuestra madre—respondo
con una sonrisa.
—Le diré que me robaron el teléfono. Ya sabes, por estar tan cerca
de ti—responde Lisa antes de comenzar a reírse de nuevo.
ayudó, y ahora voy a tener que pagar las consecuencias por esperar
que lo hiciera.
Lentamente abro un ojo, espero hasta que se ajuste a la luz antes
de abrir el otro. Cuando estoy segura de que la luz del sol no hará
que mi cabeza se parta por la mitad, me empujo hasta los codos y
miro a mi alrededor. Esta acción hace que un grito brote de las
profundidades de mi alma y dispare un relámpago de agonía a través
de mi cerebro.
Agarrándome la cabeza, enfoco los ojos en los dos que me miran
desde solo treinta centímetros de distancia.
—¿Qué carajo, Axel?—gimo
—¿Cómo supiste que era yo?—pregunta incrédulo.
—Estoy en tu sala de estar, ¿y qué otro tipo calvo musculoso
estaría luciendo una máscara facial dorada brillante aquí? ¿Quiero
siquiera preguntar por qué tu cara está manchada con ese brebaje de
oro?
—Es bueno para mi piel. Las gemelas y Alex tienen un baile de
papi e hija después de su recital, y quiero lucir lo mejor posible
cuando Alex y yo le ganemos a Gunner. De ninguna manera ha
estado practicando, y yo sí. Vamos a trapear el suelo con él—
responde Axel con aire de suficiencia mientras me entrega una taza
de café junto con dos aspirinas.
—Estoy bastante seguro de que no es un concurso.
—Eso es exactamente lo que dirá cuando su culo apeste—dice
Axel con una gran sonrisa.
—¿Cuáles son las probabilidades de que vayas a aparecer con
atuendos a juego con tu hija?
—No tengo vergüenza, así que son bastante altas. Los muchachos
ya están haciendo apuestas, participa mientras puedas.
—¿Necesito una entrada para esto, o cualquiera puede venir?—
pregunto
—Te tengo cubierta.
—Hola, Lucy. ¿Quieres tostadas o jugo? —me pregunta Bailey
mientras entra en la habitación con Alex en una cadera y Prissy en su
hombro.
—¿Desperté a todos con mi grito?
—No, las damas acabamos de regresar de lo de Pippa. ¿Te
despertaste con eso? —pregunta Bailey mientras inclina la barbilla
hacia Axel.
—Sí, y nunca volveré a ver el color dorado de la misma manera—
mascullo.
—Dame a mi hija y a mi novia. Tenemos uñas que pulir—afirma
Axel mientras le arrebata a la niña y al pájaro antes de salir de la
habitación.
—Petey dijo que hiciste algo de daño anoche—dice Bailey con una
sonrisa.
—¿A la casa club o solo a mi dolor de cabeza?
—Ambos. Snots escapó corriendo por la puerta la primera vez que
se abrió, y Livi tardó una hora en encontrarlo. Toes arrojó una toalla,
gritó que renunciaba a este mar de magia negra antinatural que había
estado soportando y salió furioso. Sus palabras, no las mías. Te
desmayaste y Petey te cargó hasta aquí, pero antes de que eso
sucediera, Gunner llamó a Lisa para que no se preocupara—me
cuenta Bailey.
—Solo tengo una pregunta. ¿Alguien obtuvo un video de algo que
nunca me dejarán olvidar?
—Vamos a traerte algo de comer antes de que nos metamos en
todo eso—
salvo.
—La foto es igual a la primera que me enviaste. Esos hombres son
todos soldados de la familia Vero. Sin embargo, no estoy seguro de
quién está alineado con qué miembros. Todos son peligrosos—dice
Les—. Si están siguiendo a otros miembros, entonces tu suposición es
correcta. Realmente se está planeando una toma de poder. Tus actos
serán achacados a otros miembros y causarán un caos total. Momento
perfecto para que estés aquí ahora.
—Sí—estoy de acuerdo antes de decir lo que realmente está en mi
mente—. Vi a Aria hoy. Es hermosa. Se parece mucho a mamá.
—Sí, lo es. Están unidas. Mamá suele ser la única que puede
comunicarse con Aria cuando se cierra. Paso mucho tiempo en la
casa, pero no se abre a mí como lo hace con mamá.
—Me duele el alma saber que se ha vuelto tan diferente a la
hermana con la que crecimos. Odio ser culpable de eso—digo en voz
baja al teléfono.
—Tú no tienes la culpa. No tuviste más remedio que huir, y que
sigamos vivos es prueba de ello. Las circunstancias tienen la culpa,
pero con suerte, contigo de vuelta aquí, ella volverá a ser la persona
que solíamos conocer.
—Con todo lo que está pasando, tal vez deberías regresar a casa.
No creo que levante sospechas dentro de la familia en absoluto—
afirmo.
—Estaba planeando hablar contigo sobre eso. Puedo empacar
algunas maletas después del trabajo hoy. Me sentiría mejor estando
allí con ellas.
—Bien. No pensarán nada de eso, ¿verdad?
—No. Mamá me llamó antes y dijo que Aria está nerviosa por
Leonardo además de todo lo que está pasando, así que esa es razón
suficiente.
—Ok, hermano. Te dejaré volver al trabajo. Hablamos más tarde—
digo antes de desconectar.
Agarro la billetera, la gorra y la sudadera con capucha antes de
dirigirme al coche. Necesito conducir hacia algunas ciudades y
reponer suministros. Es hora de volver a teñirme el cabello, comprar
bocadillos, más teléfonos descartables y los demás artículos
necesarios para continuar con mi reinado del infierno.
Al mudarme a un hotel diferente, realizo mi rutina normal.
Cuando termino, me dirijo al baño. No mucho después, soy un
hombre pelirrojo, con cejas y todo. Mirándome en el espejo, me doy
cuenta de cuánto peso he perdido desde que dejé Denver. No me
parezco en nada al hombre que se fue de allí. Incluso falta
mi habitual sonrisa.
Una vez más, me encuentro boca abajo en una azotea. Me toma
varios minutos encontrar el hogar correcto desde la distancia que nos
separa. No me gusta lo que estoy a punto de hacer, pero no veo forma
de evitarlo. Necesito que estén distraídos, paranoicos y que se
persigan unos a otros para no tener que hacer todo el trabajo de
acabar con su sindicato del crimen.
Mirando a través de la mira de alta potencia, busco a la persona a
la que me dirijo hoy. Normalmente, nunca haría este tipo de cosas
durante el día, pero quiero que nunca se sientan seguros. Espero,
pacientemente.
Cuando aparece a la vista el agente del FBI a cargo de la división
de Chicago, no me sorprendo en absoluto. El hecho de que esté
sentado junto a la piscina con un capo de la familia Vero prueba poco.
Podría ser un amigo o estar allí como investigador. Dudo de esto
último, pero es posible, y no me gusta sacar conclusiones
precipitadas. Además, a mí y a mi misión le importa poco.
Espero hasta que ambos hombres estén sentados cómodamente
con sus bebidas en la mano antes de apuntar la mira donde quiero
que golpee la bala. Su fuerza letal atraviesa la parte superior de la
mesa ubicada entre los dos hombres. Mientras ambos hombres se
zambullen para ponerse a cubierto, lanzo dos rondas más a la piscina.
Una vez más, desarmo el rifle, aseguro la correa de su estuche
sobre mi hombro antes de dejar mi posición. Dado que la casa en la
que estoy está apartada de la vista de las otras casas y vacía, me tomo
mi tiempo para llegar a la planta baja detrás del garaje. Usando la
entrada trasera, entro al garaje, guardo mi equipo en el coche y salgo
tranquilamente. Conduciendo por la calle residencial, no noto a ni
una sola persona mirando alrededor con sorpresa o suspicacia. Esto
es Chicago. Escuchar algunos disparos no es raro, y la mayoría de las
personas prefieren ocuparse de sus asuntos. En cuanto a las cámaras
de seguridad hogareñas, si buscan algo, encontrarán que las lentes
han sido pintadas con aerosol de negro.
Tomo una larga y tortuosa ruta de regreso al hotel, siempre atento
a que me estén siguiendo. Cuando no veo nada, vuelvo a mi
habitación temporal. Espero hasta que oscurezca antes de caminar
por el estacionamiento hasta que encuentro un automóvil
estacionado solo e intercambio placas con él. No tiene sentido no
tomar todas las precauciones, así que cambio las placas a menudo.
Volviendo a mi habitación, enciendo la televisión y encuentro una
película de acción. Estoy tratando de mantener mi mente ocupada
porque sé qué día es hoy, y eso me ha estado carcomiendo. Hoy es la
boda de Pooh y Pippa, y estoy a cientos de kilómetros de distancia.
No podré verla caminar por el pasillo hacia su futuro y a uno de mis
mejores amigos. No podré celebrar su gran día, ni ver la cara de Craig
cuando se dé cuenta de que finalmente tiene un padre del que estar
orgulloso. No podré ver las lágrimas de alegría de Tammy, ni las que
Trigger tratará de ocultar.
Peor aún, sé que Ava y Taja ya deben haber tenido sus bebés, y no
estoy allí para darles la bienvenida a su nuevo mundo. He dicho una
oración todos los días desde que me fui para que ambas tengan bebés
sanos y partos fáciles. Me preocupan Taja y Vex, especialmente desde
su anterior tragedia.
Tratando de llevar mi mente de vuelta a la película, sé que no
sirve de mucho. Los recuerdos y las preocupaciones están inundando
mi organismo y soy incapaz de detenerlos. ¿Tessie ya ha convertido la
casa club en un autoservicio? ¿Bella le ha contado a alguien más que a
mí, por qué está ahorrando su dinero? ¿Sabe Craig que pronto tendrá
que asistir a la escuela regular? ¿Mac ya encontró su reserva de
castañas en el garaje de Axel? ¿El hermano de Ivy dejó su vida o
todavía le está causando problemas? ¿Lucy tiene un nuevo hombre,
uno que no la engañe con mentiras? ¿Me odia? ¿Me perdonará alguna
vez?
Saltando de la cama, sé que debo salir de la habitación y encontrar
algo en lo que ocuparme antes de llamarla y rogarle que me espere.
No sería justo ya que ni siquiera sé si estaré vivo más allá de esta
noche, pero el deseo de pedírselo es enorme. Renuncié a mucho, pero
la esperanza es difícil de matar. Hay una parte de mí que espera que
me espere para siempre, en caso de que pueda sobrevivir a esto, pero
sé lo egoísta que es eso, y ella se merece mucho más.
Me meto en el coche y dejo atrás el hotel. El sueño no va a llegar,
así que también puedo hacer un poco de vigilancia. Veinte minutos
después, me encuentro afuera de un club nocturno que alberga a la
persona por la que tengo más curiosidad. Si bien el club nocturno
probablemente sea agradable por dentro, está situado en un dudoso
vecindario.
Busco un lugar seguro para el coche y me quedo en las sombras en
el estacionamiento trasero del club nocturno. Observo cómo la gente
va y viene durante unas horas antes de que los que se van superen en
número a los que llegan. La música finalmente se corta, y sé que es
hora de cerrar. Docenas de personas borrachas salen se dirigen a los
coches. Cuando solo quedan unos pocos, me muevo hacia una
sombra cerca del coche que he estado vigilando toda la noche.
Dos hombres salen del edificio, uno cierra la puerta detrás de él
mientras el otro está absorto con su teléfono.
—Buenas noches, jefe—dice el hombre que cerró la puerta con
llave, antes de caminar hacia una moto tipo deportiva.
—Buenas noche. Nos vemos mañana—dice Leonardo mientras se
apoya en su coche, sin dejar de mirar el teléfono.
El motero arranca la moto, la acelera varias veces antes de salir
disparado del estacionamiento. Mis planes cambian
instantáneamente cuando miro a mi alrededor y sé que estamos
completamente solos. Aseguro mi capucha y salto.
—Qué ca…—grita antes de que mi puño haga que sus palabras
terminen en un gemido.
Cuando cae al suelo, me inclino y le doy unos cuantos golpes más
en la cara. Mientras está aturdido, paso mis manos sobre él y saco el
arma metida en su pistolera. Tirándola a un lado, comienzo la paliza
de mi vida. No tengo piedad ni con los puños, ni con los pies.
Cuando deja de moverse, inconsciente pero vivo, tomo su arma y
su teléfono. Sosteniéndolo cerca de su cara, el teléfono cobra vida.
Rápidamente voy a la configuración, establezco un código PIN y
desactivo la ubicación. Guardo el teléfono en el bolsillo, meto la
pistola en la parte de atrás de mis vaqueros y le quito la billetera, un
teléfono descartable y las llaves del bolsillo.
Abro el maletero de su coche, lo arrastro hacia él y meto su cuerpo
adentro. Cierro el maletero, me dirijo a la puerta del conductor y me
subo al interior. Arranco el coche, lo conduzco una cuadra hasta otro
estacionamiento de un negocio vacante. Sacando un cuchillo, apuñalo
dos llantas. Trotando de regreso al club nocturno, uso sus llaves para
entrar. Hago un trabajo rápido rompiendo botellas de alcohol antes
de prenderlas fuego. Una vez más, usando las sombras para
cubrirme, regreso a mi coche y me alejo.
Leonardo necesitará dedicar su tiempo a curarse y no a tramar
cómo obligar a mi hermana a casarse.
Volviendo a mi habitación, saco sus dos teléfonos. Hay una gran
cantidad de información que puedo utilizar a mi favor. Nombres,
números, algunas direcciones y muchos mensajes de socios en el
mundo criminal. También está claro que Leonardo está en el plan de
hacerse cargo de la familia para mejorar su posición.
El sueño se vuelve más fácil ahora que he hecho ejercicio.
Capítulo 14
Lucy
Chubs se fue hace meses, pero mi corazón ni siquiera ha
comenzado a sanar todavía. Tomo un día a la vez y espero superarlo
todavía cuerda al final. Me niego a hacer planes con más de uno o dos
días de antelación. No puedo mirar tan adelante, o toda una vida de
vacío me devuelve la mirada. Pasos de bebé es lo que Lisa me
recuerda cuando me siento abrumada.
La boda de Pooh y Pippa vino y se fue, y fue hermosa. Las
mujeres estaban deslumbrantes, los hombres todos guapos y los
niños adorables. Craig se paró a un lado y le hizo señas a Luke
durante la ceremonia. Craig improvisó con su propia versión de los
votos matrimoniales, levantando más de una ceja en el camino. Ava y
yo nos reímos un par de veces sobre lo que estaba diciendo con las
señas, pero en general, la boda transcurrió sin contratiempos.
La única vez que las cosas se pusieron incómodas para mí, fue
cuando Pippa arrojó su ramo y aterrizó en mi regazo. No me había
quedado con las otras mujeres solteras esperando para atraparlo y,
sin embargo, terminé con él. Mi mente quería enfurecerse por la
injusticia de todo esto, porque si Chubs estuviese aquí, lo más
probable es que yo fuera la próxima novia. Pero no estaba, y ese
barco había zarpado. En lugar de romper el ramo en pedazos, sonreí
serenamente ante la expresión horrorizada de Pippa y le guiñé un
ojo. Se relajó y las festividades se reanudaron.
—Lucy esta vez te has lucido—susurra Lisa con un pequeño ceño
fruncido—. Después de la recepción, podemos incendiar a ese hijo de
puta.
—Está bien. Si el ramo no hubiera golpeado el ventilador de techo,
no habría aterrizado en mi regazo. Debería dárselo a Tessie, para que
tenga suerte. Lo deseaba tanto que derribó a tres mujeres que
intentaban atraparlo.
—¡Eso fue graciosísimo! ¡El vestido de esa mujer terminó cerca de
sus orejas! —dice Lisa con un resoplido de risa.
—¿Puedo tener este baile, por favor?
Me giro para encontrar a Axel de pie junto a mi silla, con una
brillante sonrisa.
—¿Va a ser un baile normal o me vas a tirar como una bolsa de
frijoles?—le pregunto porque, bueno, es Axel.
—Normal, lo prometo.
Me pongo de pie y tomo su brazo, pero sé que estoy cometiendo
un error, especialmente cuando Lisa me desea suerte.
Cuando nos detenemos en la pista de baile, la música comienza de
nuevo. Gimo y me doy la vuelta para escapar, pero Axel se aferra a
mi brazo.
—¡Vamos, Lucy! ¡Será divertido! Conozco todos los movimientos,
así que solo tienes que seguirme. ¡Soy un gran líder!
—¿Por qué Bailey no puede bailar esto contigo?—me quejo
cuando Axel comienza a bailar y me mueve con él.
—Ella amenazó a Big Al y a las gemelas si intentaba hacerlo, así que
te elegí a ti. ¡Eres una chica afortunada!—responde Axel alegremente
mientras me aleja y luego me acerca.
—¡No voy a hacer el levantamiento! —grito para que me escuche
por encima de la música.
—¡Esa es la mejor parte! ¡Por supuesto que lo harás!
Me estremezco mucho cuando veo a los demás alejarse de la pista
de baile. Su aullido se puede escuchar a dos condados de distancia, y
todas las caras lucen grandes sonrisas mientras trato de encontrar
una salida a esta situación del tamaño de Axel. Me doy por vencida
cuando veo a Bailey riéndose a carcajadas, dándome los dos pulgares
hacia arriba, y la pequeña Alex aplaudiendo mientras balancea su
vestido de un lado a otro.
Si bien me encanta la película Dirty Dancing y todas las cosas de
Patrick Swayze, nunca pensé que tendría que bailar I've Had The Time
of My Life con un motero grande y calvo. Un motero, debo admitirlo,
que tiene algunos movimientos de baile realmente buenos.
Aun así, no estoy emocionada cuando me levanta y nos hace girar
antes de volver a bajarme y agarrar una mano para enviarme a dar
otro giro. Cuando retrocede unos pasos, Tammy, Tessie, Taja, Livi,
James y un Horse borracho se unen a él bailando la secuencia de
movimientos antes del levantamiento. Cuando Axel asiente con la
cabeza hacia mí, pienso para mí misma, a la mierda. Doy dos pasos a
la carrera y soy levantada en el aire entre estridentes aplausos.
Cuando Axel finalmente me pone de pie, le sonrío.
—Gracias, Axel. Eso fue divertido.
—Me gustas más cuando sonríes, pequeña Lucy. Solo necesitaba
ver una sonrisa hoy—dice Axel con sinceridad—. Te amo.
—También te amo— digo antes de hacer mi camino hacia mi
mesa.
—¿Cómo es que Axel consigue un baile, pero yo no?—pregunta
Craig.
—Él me obligó, pero bailaré contigo porque quiero—le respondo.
—Vamos, Lisa. Puedo manejar a dos chicas a la vez—dice Craig
antes de agarrar nuestras manos y llevarnos a la pista de baile—.
¿Quién sabe? Tal vez algún día me case con las gemelas y ya lo tendré
todo resuelto.
Después de Craig vino una sucesión de moteros, sus mujeres y
niños, todos me hicieron sentir parte de este día familiar y especial.
Nadie dejó a Lisa fuera de la diversión tampoco, y ambas sonreímos a
nuestros padres divirtiéndose
también.
—Tu hijo es Pork Chop Womack9—le gruño a Ava mientras cambio
el cuerpo de Chasin a mi otro brazo.
—Lo sé. No puedo creer lo rápido que está creciendo—dice
mientras mira en nuestra dirección—. Él y Liam serán los únicos
defensas necesarios para el equipo de football de su escuela
secundaria.
—¿Puedo sostenerlo?—pregunta Candy a mi lado.
—Sí, por favor, antes de que se me caiga el brazo—respondo
mientras transfiero su cuerpo regordete a Candy.
Candy y yo pasamos el rato en la cocina de catering de Ava,
mientras ella prueba nuevas recetas de aperitivos. Se ha convertido
en una amiga íntima de Lisa y mía y pasamos mucho tiempo juntas.
Ava está encantada de tenerla como inquilina y la alaba con
frecuencia.
Nos hemos dado cuenta de que Candy no es de las que se quedan
quietas mucho tiempo. Le gusta mantenerse ocupada, así que no es
raro encontrarla en la cocina de la pastelería lavando platos o
limpiando mesas. Ella se niega a recibir pago por ayudar, y es muy
divertido verla a ella y a Ava pelear por ese tema.
Candy y yo nos reunimos en el gimnasio un par de veces a la
semana y ahora hacemos ejercicio juntas. Mi madre y Lisa se unen a
nosotras para algunas de las clases, y los muchachos las adaptan para
satisfacer nuestras necesidades individuales. Lisa y yo estamos
constantemente asombradas de lo rápido que nuestra madre ha
adquirido habilidades y lo duro que trabaja en ellas. La esposa del
gobernador de Colorado, Miriam Douglas, incluso insiste en que los
muchachos no nos presionan lo suficiente. Creo que una gran razón
por la que le gusta venir es por la continua batalla de ingenio entre
Candy y Axel. Incluso la he descubierto apostando por el resultado
unas cuantas veces con Pooh.
—¿Te gusta trabajar en el rescate de animales?—le pregunta Ava a
Candy.
—Me encanta. Estoy aprendiendo mucho sobre los animales
también. Pigeon e Ivy me preguntaron si trabajaría para ellos en el
rancho a tiempo parcial y lo estoy pensando. Solo sería durante sus
momentos de mayor actividad, pero un día aquí o allá estaría bien—
responde Candy mientras le sonríe a Chasin.
La puerta de la cocina se abre y entran Trudy y Bella. Bella se
mueve para ver lo que está haciendo Ava, y Trudy se enfoca en
Candy y Chasin. Ella mira fijamente a Candy hasta que Candy
suspira y le entrega al bebé. Axel tiene razón… Trudy es un sabueso
de bebés.
No pasa mucho tiempo y la puerta se abre de nuevo con Petey,
Gunner, Rex y Horse entrando. Los hombres saludan a todos
mientras se dirigen directamente a las bandejas de aperitivos. Horse
gime después de cada mordisco hasta que Rex lo golpea en la nuca.
—¿Tienes un favorito, Horse?—pregunta Ava mientras saca otra
bandeja del horno.
—¿No son todos iguales?—pregunta antes de meterse otro en la
boca.
—Dios, Horse. Hay un montón de estupideces dentro de ti —
murmura Rex alrededor de un bocado—. Ava no está cocinando esto
porque eres demasiado tacaño para comprarte la cena. Quería
opiniones sobre cuáles son los mejores.
—Me gustan todos, Ava—responde Horse mientras busca más.
—Gracias, Horse, pero discúlpame si no tomo en serio tu opinión.
Ni siquiera notaste la diferencia entre los mini pimientos rellenos y
los camarones confitados envueltos en tocino—declara Ava riendo.
—¿Camarones? ¿Había camarones en eso? —pregunta Horse en
una voz más alta de lo que nunca he oído de él antes.
—Sí, estos tienen… ¡oh mierda, Horse! ¡Eres alérgico a los
mariscos!—grita Ava alarmada.
—¡Oh, mierda! ¡Voy a morir!—gime Horse antes de correr al
basurero.
—¿Alguien tiene un EpiPen10? Me ofrezco de voluntario para
pinchar a ese imbécil con él. Ya sabes, para salvar su vida y toda esa
cosa—dice Rex con desdén mientras mira la última bandeja de
comida colocada en la encimera
Saco un par de pastillas antihistamínicas del bolso y se las paso a
Petey. Petey, a su vez, se las ofrece a Horse, pero él está ocupado
tratando de vomitar, y sus arcadas hacen que Gunner se ponga de un
interesante tono verde.
—Toma esto, cabrón—insiste Petey, pero Horse lo ignora.
Candy se levanta de la mesa, toma las pastillas de Petey y se
acerca a Horse. Envolviendo su brazo alrededor de su cabeza, tira de
él hacia atrás hasta que su rostro está fuera del bote de basura. Luego,
sin previo aviso, le mete las tabletas en la boca y usa dos dedos para
empujarlas por su garganta. Quitando sus dedos, mantiene su
mandíbula cerrada mientras acaricia su garganta. No hay sonido en
la habitación, sino un silencio atónito, antes de que Horse chille como
un alma en pena en llamas.
—¿Qué demonios?—jadea Petey antes de casi caerse de su
taburete de risa.
La habitación estalla en risas salvajes a excepción de Candy. Se
lava las manos con calma, luego saca las llaves del coche de su
bolsillo y se vuelve hacia Horse.
—Vamos, princesa—ordena ella.
—¿Vamos? ¡No voy a ir a ninguna parte contigo! ¡Me metiste la
mano en la garganta como si fuera un maldito perro! No es por ser
mezquino, ni nada por el estilo, ¡pero te lavaste las manos DESPUÉS
en lugar de antes! ¡Solo digo que me siento un poco violado! —grita
Horse un poco histéricamente.
—Bastante justo. Y de nada si te compro unos minutos extra antes
de tu muerte, imbécil desagradecido. Pero mientras estás parado aquí
haciendo solo eso, tu boca comienza a verse como un desatascador de
inodoro. Solo digo—responde Candy sarcásticamente antes de
guardar las llaves y volver a sentarse en la silla.
Si estoy leyendo correctamente la mirada que le está dando a
Horse, el tipo está en peligro de que le metan un camarón en algún
lugar donde realmente no quiere uno.
Ante su comentario, todos los ojos se vuelven hacia Horse y su
rostro que se está hinchando rápidamente. Sin embargo, Candy
acertó con la descripción de su boca. No estoy segura de volver a
mirarlo sin recordar este momento.
—Entiendo totalmente la referencia al desatascador del inodoro,
pero estoy recibiendo más una vibra de 'Cherry, la muñeca sexual'—
afirma Rex mientras agita una mano frente a los labios rojos
obscenamente enormes de Horse en forma de O.
Horse aparta la mano de Rex y se vuelve hacia Ava.
—¡As tu fufa!
—No, idiota, es tuya. ¿Quieres quedarte discutiendo eso o ir al
hospital antes de que tengamos que encontrar una urna para tus
cenizas? —le pregunto mientras me pongo de pie.
—Quédate y relájate, Lucy. Me lo llevaré si me dejas usar tu coche.
De ninguna maldita manera voy a dejar que ande en mi moto
luciendo así. La gente podría tener una idea equivocada—dice Rex
mientras arrastra a Horse detrás de él. Agarrando mis llaves, se las
entrego a Rex.
Segundos después de que la puerta se cierra detrás de ellos, entra
Axel cargando a Alex con Bailey siguiéndolo. Los ojos de Bailey están
muy abiertos cuando se gira hacia mí.
—¿Qué diablos le pasó a Horse? Ese era Horse, ¿verdad?
—Alérgico a los camarones—respondo con una sonrisa.
—¿Él va a vivir?—pregunta ella.
—Sí, porque es demasiado estúpido para morir—responde
Gunner, iniciando otra ronda de risas—. Dios cuida de esos.
—Ok, como sea. Horse se ha ido, y dejémoslo así. ¡Escuchad!
Alexia quiere deciros algo a todos. Adelante, niña—dice Axel cuando
la atención de todos está puesta en él y su hija.
—¡Papá va a tener un bebé!—dice alegremente, luego levanta los
brazos en el aire, casi golpeando a Axel en la cara.
—Si algún hombre pudiera, sería tu papá—afirma Gunner
secamente.
—¿Bailey está embarazada?—grita Bella, reaccionando más
rápido.
—¡No! ¡Papá lo está!—argumenta Alex.
—Estamos embarazados, y por mucho que Axel desee que fuera
diferente, estoy embarazada. Nos enteramos hoy dice Bailey en voz
baja mientras sonríe ampliamente a Axel.
Se dan palmadas en la espalda, abrazos y felicitaciones antes de
que las cosas se calmen un poco. Cuando lo hacen, saco a Alex de los
brazos de Axel y le doy un fuerte abrazo.
—¿Estás emocionada de ser una hermana mayor?—le pregunto.
—Sí—dice ella mientras asiente emocionada.
—Serás genial siendo una hermana mayor—agrega Candy desde
nuestro lado antes de volverse hacia Axel—. ¿Qué deseas? ¿Niño o
niña?
—Niña, definitivamente—responde al instante.
—¿Y si es un niño?—le pregunto sorprendida por su respuesta.
—Un niño es mi segunda opción, ¡así que eso también sería genial!
—responde, con una sonrisa descarada en su lugar.
—No me importa mientras esté saludable y no actúe como su
padre—agrega Trudy mientras toma a Alex de mis brazos, le guiña
un ojo a Axel y se va.
—Eres un gran padre, Axel. Cualquier niño sería afortunado de
tenerte como padre—le dice Candy con sinceridad antes de golpearlo
en el brazo y marcharse.
—Todavía me asusta un poco—admite él mientras se frota el
brazo.
—Es buena gente. Tuvo una vida dura y sin modelos a seguir, por
lo que hizo lo mejor que pudo para salir adelante y sobrevivir. Puedo
respetar eso —digo en voz baja.
—Ya era bastante malo tenerla dando vueltas por el gimnasio.
Después empezó a aparecer por todas partes. Contigo, Ava o Trudy.
Tenía algunas dudas sobre ella, pero Ava me contó un poco sobre su
vida. Me alegro de que la instalaras en el apartamento y la ayudaras a
conseguir un mejor trabajo. El club está empezando a verla como una
de las nuestras, así que, si ella necesita algo más, házmelo saber. ¿Sí?
—Sí. Gracias —contesto—. Estoy muy feliz por Bailey y por ti.
Antes de que Axel responda, Petey se une a nosotros y le tiende su
teléfono a Axel.
—¿Qué pasa?—pregunta Axel mientras toma el teléfono.
—Bella nos hizo un favor. Acaba de enviarme un video que
querrás ver. Llamemos a esto su regalo de felicitaciones por tu nuevo
bebé—explica Petey mientras toca el botón de reproducción.
Los sonidos de arcadas de Horse se escuchan claramente, pero la
parte en la que tiene a Axel aullando de la risa estaba protagonizada
nada menos que por su antigua némesis, Candy.
Capítulo 15
Chubs
Desde una distancia segura, observo cómo mi madre, mi
hermana y mi hermano conducen por la calle. Sé adónde van, así que
no salgo detrás de ellos. Espero y observo para ver si alguien los
sigue y respiro aliviado cuando no es así.
Hago una parada para comprar bebidas y bocadillos antes de
estacionar al otro lado de la calle de nuestra iglesia. La misma iglesia,
a la misma hora a la que asistíamos todos los domingos cuando era
niño. Reconozco a algunos de los rezagados que se apresuran a entrar
antes de que comience el servicio. Son los mismos rezagados que
antes, y de alguna manera es reconfortante saber que algunas cosas
no cambian con el tiempo.
Veo bien por primera vez a mi madre y mi hermano cuando salen
una hora más tarde. Mamá ha envejecido, pero de una manera
hermosa. Elegante como siempre, habla con otro feligrés mientras mi
hermano escanea el área y permanece cerca de ella y Aria. No ha
cambiado mucho a lo largo de los años. Es menos adolescente
desgarbado y más hombre corpulento, y eso es todo.
Aria le está hablando, pero lo sé en cuanto me ve. Debería estar
irreconocible, pero él sospecha de cualquier cosa fuera de lo común
porque así es como mi padre nos entrenó. Arranco mi coche y me
alejo lentamente. Sus ojos permanecen fijos en mí todo el tiempo,
pero no muestra ningún otro signo de preocupación. Unos minutos
después, recibí un mensaje de texto.
Les: Mira las noticias.
Estoy a varios kilómetros del hotel, así que enciendo la radio,
sintonizo una estación local y escucho mientras conduzco. Levanto
los puños cuando las noticias que escucho son buenas para mí y
malas para mis enemigos. Mi plan está funcionando, se están
volviendo el uno contra el otro.
—Dos cuerpos más aparecieron ayer en la costa, y han sido identificados
como miembros del crimen organizado local. Una fuente no identificada nos
ha dicho que hubo un atentado contra la vida de otro miembro de esta misma
familia criminal. Los mantendremos informados a medida que continúe la
investigación.
El informe de noticias ayuda a calmar un poco mis nervios.
Mientras se estén matando entre ellos, incluso si algo es culpa mía,
mis manos no estarán tan ensangrentadas. Sonrío mientras conduzco,
sintiéndome mejor acerca de mis posibilidades de supervivencia.
Desafortunadamente, tengo muy poco precioso tiempo para sentirme
así antes de que la realidad se entrometa.
A la mañana siguiente, conduzco de regreso a la antigua casa de
mi infancia y veo una cara familiar. Dos, para ser exactos. Paso por
delante de su coche y estaciono a varias manzanas de distancia. Con
mi disfraz habitual, saco una pelota de baloncesto del maletero.
Camino hasta el final de la cuadra donde están estacionados Mole
Face y Pig Ass, los dos federales que me encontraron en Denver y
entro en la cancha de baloncesto.
Tengo una vista perfecta de su coche mientras lanzo la pelota y la
recupero. Hay un grupo de jóvenes jugando en el otro extremo, pero
me ignoran. Después de hacer esto por un rato, camino hacia un
banco y tomo asiento. Bebiendo agua, debo idear un plan sobre cómo
manejarlos.
Sabía que estarían pendientes de que apareciera en la casa de mi
madre, pero pensé que ya se habrían dado por vencidos. No estaban
aquí ayer, así que ¿por qué hoy? ¿Sospechan que puedo ser la causa
de los problemas recientes? ¿Todavía están tratando de construir un
caso y me necesitan como testigo?
Observo cómo un automóvil sale de la entrada de la casa de mi
madre, pero estoy demasiado lejos para saber quién conduce. Sin
embargo, los federales no hacen ningún movimiento para seguirlo. Es
la casa lo que están vigilando y no quienquiera que se haya ido.
Espero otra media hora y vuelvo a mi coche. Envío un mensaje de
texto a Les.
Yo: Tengo federales vigilando la casa de mamá a una cuadra al sur.
¿Quién acaba de irse?
Les: Debe ser mamá porque Aria se fue cuando yo lo hice esta mañana.
¿Cómo sabes que son federales?
Yo: Son los mismos dos que me encontraron en Denver. Si no hay nadie
en casa, ¿por qué están apostados allí?
Les: ¿Te están buscando o se esperan problemas?
Yo: Podría ser cualquier cosa. Advierte a las mujeres.
Les: Lo haré.
Observo el banco y sus alrededores durante horas. Al no ver nada
sospechoso, sigo al Lexus negro cuando se marcha. Me quedo atrás y
verifico tres veces que ninguno de nosotros esté siendo seguido.
Cuando estoy seguro de que no lo estamos, llamo a mi hermano.
—Gira a la derecha en la siguiente intersección.
—Me están siguiendo. ¿Eres tú?—pregunta Les.
—Sí, soy yo.
Dirijo a Les a un pequeño parque cerca del paseo marítimo.
Estaciono en el extremo más alejado de su coche y me dirijo a un
banco debajo de un árbol. Lo observo caminar hacia mí y la sonrisa
que crece en su rostro a medida que se acerca. Doy un paso adelante
y abrazo a mi hermano por primera vez en más de una década.
Cuando finalmente doy un paso atrás, ambos nos miramos
largamente. No me avergüenza admitir que mis ojos están húmedos
y mi corazón se recupera un poco.
—Dios mío, ha pasado tanto tiempo, Drew—afirma Les con un
pequeño temblor en la voz.
—Demasiado. Demasiado malditamente largo. Te ves genial,
hermano.
—No te pareces en nada a ti mismo—dice Les con una sonrisa.
Nos sentamos en el banco y me quedo en silencio mientras él
busca en mi rostro algún parecido al hermano que conoció. No
encontrará mucho. He cambiado mi apariencia, pero la vida ha
cambiado el resto de mi persona.
—No sé si Aria te reconocería. Mamá, tampoco.
—Entonces he hecho algo bien. Es mejor que no me reconozcan
pronto —respondo mientras me paso una mano por el pelo corto.
—Papá llamó hoy. Está preocupado por mamá y Aria. Dijo que
cree que ahora sería mejor si se fueran de la ciudad. Si se escondieran
por un tiempo hasta que las cosas se calmen—me informa Les.
Pienso en ello por un minuto antes de asentir lentamente con la
cabeza.
—Están ocupados con sus propios problemas en este momento,
por lo que probablemente ni siquiera se den cuenta si las mujeres se
van. Antes me preocupaba, pero ahora no tanto. Deberías ir con ellas.
Conozco un lugar que sería seguro.
—No te dejaré aquí para que luches solo. No tiene sentido
discutir. No lo haré. Aria puede llevarse a mamá e irse. Sin embargo,
tendré que decirles por qué—explica Les.
—¿No le dijiste nada a papá sobre mí? —le pregunto.
—No, claro que no. No estoy seguro de qué haría con esa
información, y no quiero averiguarlo. Sin embargo, las mujeres
deberían saberlo. De lo contrario, podrían negarse a irse. ¿Quieres
que hable con ellas, o vas a hacerlo tú?
—Las va a enloquecer, pero estoy de acuerdo. Necesitan saber.
¿Cuál es la mejor manera de hacerlo?—le pregunto preocupado.
—Necesitamos mantenerlas contenidas porque habrá muchos
gritos, maldiciones y llanto. Incluso puede que te disparen—dice Les
con una sonrisa—. Sería mejor que vinieras a la casa. En cualquier
otro lugar, alguien podría escuchar.
—¿Estás seguro de que la casa no tiene micrófonos ocultos?
¿Incluso afuera alrededor del patio? —pregunto.
—Positivo. Reviso a diario. Podemos hacerlo en el estudio, y lo
revisaré de nuevo antes de que aparezcas.
Mi hermano y yo concretamos los detalles y luego charlamos un
rato antes
ti, Bella.
Entro en la cocina y me ocupo de ayudar a las otras mujeres a
terminar y servir la cena. Mientras coloco los últimos platos en la
barra para que todos puedan servirse al estilo buffet, la puerta
principal se abre. Entran los miembros de la familia de Cash y, como
de costumbre, las tías les están dando a todos un infierno.
El padre de Cash, Lars, está siendo empujado en su silla de ruedas
por su cuidador, Terry. Las tías, Lola y Lottie, los siguen, con Cash,
Livi, Liam y Snots en la retaguardia. Snots me ve e inmediatamente
corre a esconderse detrás de una silla. Liam está sosteniendo la mano
de Livi, pero la suelta y trota en mi dirección, con los brazos
extendidos. Me agacho a tiempo para levantarlo y abrazarlo. Liam es
un niño corpulento, rubio y afable que ama a su tía Lucy y me busca
cada vez que estamos los dos aquí. Su otra persona favorita es Bella, y
ella se detiene cerca para alborotarle el cabello.
—Solo digo, Terry, que existe gay, luego gaaaaay—explica Lottie
mientras dice el último gay con una voz exageradamente aguda.
—Y has empacado cinco kilos de gaaaaay en una bolsa de un kilo
—dice Lola mientras pasa junto a Terry y Lars y toma asiento en una
mesa cercana.
—James es tan gay como yo, y no lo acosas—argumenta Terry
mientras detiene la silla de ruedas de Lars en la mesa junto a Lola.
—No, no lo es. James es gay y normal. Tú eres un desastre—dice
Lottie señalando la elección de ropa de Terry para hoy—. Y James no
está tratando de convertir al pobre Snots en lo que sea que eres
vistiéndolo como un raro del mundo de los perros.
Mirando el atuendo de Terry, contengo un resoplido. Los
atuendos de escenario de Elton John no pueden competirle a la ropa
de Terry hoy. Siempre ha sido único en su forma de vestir, pero hoy
se ha superado a sí mismo. Chándal verde lima de terciopelo con
botas negras tipo biker, pero con plataformas. Botas con plataforma
muy altas con numerosas hebillas, cadenas e incluso una pequeña
campana unida a los cordones. Gafas de sol con tachuelas de
diamantes de imitación colocadas sobre su frente, y un montón de
oro y joyas brillantes.
Terry es él mismo, y me gusta que no cambie para adaptarse a las
percepciones de los demás. No es que alguna vez usaría las cosas que
él usa, pero está feliz con ellas, así que más poder para él. Me acerco y
apoyo mi hombro en él. Cuando se fija en mí, baja la cabeza y le doy
un beso en la mejilla. Él, a su vez, besa mi sien, luego la parte
superior de la cabeza de Liam, antes de volverse para reanudar la
batalla con las tías. Más allá de todas las peleas con las tías, Terry
cuida excelentemente a Lars y es un elemento permanente en su
familia.
—Hola, Cash, Livi. ¿Qué le dais de comer a este niño? —pregunto
mientras acomodo el cuerpo fornido de Liam en mi cadera.
—Es un arquero—dice Cash antes de estirar la mano para tomar a
su hijo—. Otros tazones de macarrones con queso, y ya no lo
levantarás.
—Probablemente no.
La puerta se abre de golpe y entran Tessie, Taja y Vex, que lleva a
la bebé Kalea apoyada contra su hombro. Tessie se detiene a mi lado
y pasa un brazo por encima de mis hombros.
—Tengo eso de conducir todo resuelto. No necesitaré más
lecciones, pero gracias por la ayuda—dice ella con confianza.
—Tienes dos lecciones más, y no te vas a librar de ellas. Luego te
haré una prueba de conducir, y si la pasas, Gunner dijo que
levantaría la prohibición de conducir en la propiedad del club.
Aunque ambas sabemos que has ignorado la prohibición varias veces
—le recuerdo.
—Creo que disfrutas torturándome—gime Tessie antes de quitar
el brazo y marcharse.
—Tenemos que hablar. Necesito saber cómo lograste que
condujera sin poner en peligro todo lo que la rodeaba—dice Taja con
una gran sonrisa.
—Tengo habilidades, pero son mis secretos—respondo antes de
extender las manos para quitarle Kalea a Vex.
El hombre más hermoso que he visto en mi vida de repente me
frunce el ceño, se da la vuelta de repente y se larga. Sorprendida,
miro a Taja con desconcierto.
—¿Sabes cómo todos se han burlado de Axel por no querer dejar
que nadie sostuviera a Alexia? Vex fue especialmente duro con Axel y
lo acosó sin piedad. Ahora que tiene su propia hija, se da cuenta de
que tampoco le gusta compartirla. No lo admitirá abiertamente como
lo hizo Axel, pero es muy tacaño cuando se trata de dejar que Tessie y
yo la abracemos. Prácticamente ha dejado de trabajar en el club de
striptease porque odia estar lejos de ella tanto tiempo—responde
Taja, y se ríe a carcajadas.
Vex se gira desde donde está parado y lanza una mirada en
nuestra dirección, pero eso no me impide reírme con Taja. Vemos, con
cierta alegría, cuando Trudy se acerca a Vex y le tiende las manos.
Vex duda, mira a Trudy, pero le entrega al bebé. Cuando Trudy se da
la vuelta para alejarse, Vex la sigue y continúa a su lado cuando
Trudy toma asiento. Los hombres y sus hijas.
—Hola, Taja. ¿Te gusta mi camisa nueva?—pregunta Craig,
centrándose únicamente en Taja.
—¡Sí! Es muy linda—dice Taja con entusiasmo mientras se inclina
para darle un abrazo a Craig.
—Hola, Craig. ¿Me viste? Estoy justo aquí—bromeo, ya que se da
cuenta de poco cuando Taja está en la habitación.
—Te vi, Lucy. Hola. Tengo asientos para nosotros aquí, Taja—dice
Craig, luego toma la mano de Taja y la empuja detrás de él.
Me giro y encuentro a Luke y las gemelas, Mia y Zoe, de pie
detrás de mí, sonriendo. Saludo con señas a Luke y luego a las
gemelas. Cuando siguen sonriéndome, empiezo a preocuparme.
—¿Qué pasa?— Significo y digo en voz alta al mismo tiempo.
—Papá dijo que le vas a decir a Craig que tiene que empezar la
escuela la próxima semana, y queremos estar allí cuando lo hagas.
Habrá un desastre épico—afirma Zoe emocionada.
—Espera. ¿Por qué soy la que le dice a Craig? Ese es el trabajo de
Pooh y Pippa—respondo.
—Porque Pooh y Pippa no quieren morir mientras están
durmiendo—dice Mia antes de reírse a carcajadas.
—Bueno, tu padre está equivocado. No es mi circo, no son mis
monos—insisto.
Veo como Luke hace señas y empiezo a negar con la cabeza, no, a
la mitad de sus palabras.
—No importa que no viva en la propiedad. No es mi trabajo
decírselo. Trigger y Tammy tampoco viven en la propiedad, así que
uno de ellos puede hacerlo.
—Él es mi compañero de pesca, y no quiero perder eso. Él nunca
escucha a Tammy y solo discuten sin parar. ¡Así qué, eres tú!—dice
Trigger mientras pasa caminando, lanzándome una sonrisa malvada
por encima del hombro.
—¡No! ¡Todos necesitáis ser hombres y hacerlo vosotros mismos!
—grito a la espalda de Trigger que se aleja.
Los niños se ríen y se van. Mirando alrededor de la habitación, me
doy cuenta de que casi todos tienen un plato lleno frente a ellos,
excepto Rex. Está sentado en un sillón reclinable en la parte de atrás
de la habitación, todavía tiene las gafas de sol en la cara. Me doy
cuenta de que está durmiendo. Camino hacia el bar, lleno un plato,
tomo una cerveza y cruzo la habitación hasta Rex. Poniendo la
comida en la pequeña mesa junto a él, sacudo su brazo mientras
repito su nombre. Cuando Rex se despierta de golpe, tomo asiento en
una silla a su lado.
—Tienes que comer, Rex—digo en voz baja mientras se quita las
gafas y se frota la cara.
Se ve exhausto y algo desorientado por un momento antes de
enfocarse en mí.
—Hola, Lucy. Gracias, me muero de hambre—me dice mientras
recoge el plato y comienza a meterse comida en la boca.
—Desacelera. Hay mucho más—suelto con una pequeña risa.
—Lo siento. No recuerdo la última vez que comí una comida de
verdad. He estado viviendo de bebidas energéticas, café y barras de
chocolate. Gracias por la comida, Lucy.
La culpa me golpea con fuerza porque sé por qué está tan
exhausto. Rex no es de los que abandonan la búsqueda de Chubs, y
yo podría terminarla por él. Tengo la información que está buscando,
pero no siento que me corresponda compartir lo que Chubs quería
mantener en secreto. Nuevamente, me pregunto por qué le estoy
dando mi lealtad a Chubs cuando el club me ha respaldado a mí, no a
él.
—¿Algo nuevo?—le pregunto en un tono bajo.
—Nada sólido. Encontré una publicación de Facebook de una
camarera que hablaba sobre la cantidad de comida que pidió y comió
un chico, pero no pudo darme mucha descripción. Parecía que podría
haber sido Chubs, pero no puedo encontrar una razón por la que, si
fuera él, habría estado en esa ciudad en particular. Es tan
jodidamente frustrante—responde Rex entre bocado y bocado.
—Si no quiere que lo encuentren, ¿por qué seguir buscándolo?
—¿Por qué asumes que se fue por elección? Los federales han
estado aquí de vez en cuando durante meses, hablando con él,
queriendo algo. ¿Por qué no asumes que se lo llevaron? —me
pregunta Rex mientras me mira fijamente.
—Cash dijo que tuvo una charla con los federales después de que
Chubs se fue, así que pensé que no tenían nada que ver con eso—
respondo, tratando de sonar convincente.
—Ajá. ¿Qué no nos estás diciendo, Lucy? Si se fue porque quería,
entonces esa es su elección. Solo necesito saber qué pasó porque no
puedo dejar de buscar hasta que sepa que no lo mantienen como
rehén por alguna razón.
—Si escucho algo, te lo haré saber—murmuro antes de levantarme
y alejarme.
Lleno un plato y tomo asiento con Ivy y Pigeon. Son los únicos
aquí que no me han preguntado sobre Chubs, y espero que eso no
cambie hoy.
—Hola, Lucy. ¿Sigues viniendo la próxima semana para repasar
las cosas financieras de los préstamos para el rancho? Queremos
comenzar con el resto de los edificios y las refacciones necesarias—
pregunta Pigeon.
—Sí, puedo ir cualquier día que estés disponible.
—Cuando vengas, recuerda usar botas. Te prepararemos una
lección de equitación mientras estés allí—me recuerda Ivy.
—Eso suena genial. Podría llevar un niño o dos conmigo si está
bien—.
—Absolutamente. Bella saldrá el viernes para pasar el fin de
semana, así que si vienes entonces, podría ir contigo y ahorrarle el
viaje a Petey. Luke probablemente querrá salir también, ya que ha
estado duplicando sus lecciones—sugiere Ivy.
—¿Cómo está?—le pregunto.
—¡Impresionante! Está muy unido a Lucky, el caballo que monta.
Luke se lleva muy bien con todos los animales, pero él y Lucky
definitivamente están muy unidos—responde Ivy emocionada.
Cuando Pigeon suelta una carcajada, miro para ver de qué se está
riendo. Gee, el cerdo de Ava, camina pavoneándose con una camiseta
que dice “Pig in a Blanket12” en la espalda. Tiene las chanclas rojas
más lindas con pequeñas cometas en ellas en las patas. Detrás de él
está su mejor amigo, Snots. Sin darse cuenta de mí, Snots se detiene,
se deja caer de costado e inmediatamente comienza a roncar. Gee
resopla un par de veces, luego se da por vencido y se deja caer boca
abajo junto a su amigo y empieza a roncar también.
Mientras miro a la pareja regordeta, siento una ráfaga de aire y
miro hacia arriba para ver a Priscilla aterrizar sobre el brazo
extendido de Ivy. Prissy arrulla y besa a Ivy un par de veces antes de
sentarse.
—Ella es tan hermosa murmuro, ganando la atención de Prissy.
—Siiiiiiii, señora—dice con su hermoso acento sureño.
—También es humilde—agrega Pigeon con una sonrisa—.
Humilde y hermosa, señorita Priscilla.
—No estás mintiendo—afirma Prissy antes de mostrar su cresta
amarilla.
—¿Dónde están Bailey y Axel?—pregunto, dándome cuenta de
que no están aquí.
—Mamá está enferma—afirma Prissy lentamente, luego hace su
pequeño y lindo sonido de arrullo.
—¿Axel está enfermo? ¿Sus síntomas de embarazo ya
comenzaron? —pregunta Pigeon mientras le sonríe a Prissy.
Su sonrisa desaparece cuando Prissy le pone la pata en el plato,
saca un trozo de espárragos y se lo arroja a la cara.
—¿Qué diablos, Prissy?—se queja Pigeon mientras se quita la
verdura de la camiseta—. No estuviste aquí durante el último
embarazo. Hice una pregunta válida.
—Apestas, cico áaro—dice Prissy muy lentamente, pero sus
palabras no son tan claras como de costumbre.
—¡Apestas, chico pájaro!—repite Ivy antes de reírse a carcajadas.
Cuando Prissy se pone de pie, su cresta se eriza y pega su cara a la
de Pigeon, me uno a Ivy en la risa. Pigeon hace un intento
desesperado por evitar su pico y casi se cae de la silla. Esto hace que
Ivy y yo nos riamos aún más fuerte, y Prissy se mueve a la mesa
frente al plato de Pigeon. Mientras mira a Pigeon enojada, bebe de su
vaso sumergiendo la mayor parte de su cabeza en él.
—¡No! ¡Oh, mierda, Prissy, no, no bebas eso! ¡Es cerveza!—grita
Ivy mientras tapa apresuradamente el vaso con la mano.
—Justo lo que necesitamos. Un pájaro borracho de culo grande
que ya tiene actitud—murmura Pigeon mientras toma el vaso de las
manos de Ivy.
—¿Terveza?—pregunta Prissy con una inclinación de cabeza.
—No es bueno para los pájaros, cariño. Nunca la bebas—explica
Ivy mientras Pigeon lleva el vaso al fregadero detrás de la barra.
—Uca—asiente Prissy.
—¿Has bebido algo antes? ¿Como antes de que vinieras a nuestra
mesa? —le pregunto sospechosamente.
—Sip—dice Prissy mientras hace estallar la “p” en voz alta.
—Oh, esto no es bueno—dice Ivy preocupada—. ¿Dónde está
Ava? Tal vez ha pasado esto con Mac y sabe qué hacer.
—Acabo de ver su cabeza en la cocina. La buscaré—dice Pigeon
cuando regresa a nuestra mesa y largándose de nuevo.
—Probablemente esté bien. No bebió tanto—afirmo y luego
observo cómo Prissy se vuelca lentamente y aterriza de cara en el
puré de patatas de Pigeon.
Ivy la levanta rápidamente y le está limpiando la cara cuando Ava
y Pigeon llegan a la mesa.
—Mac tomó algunos tragos de cóctel una vez. Puede ser muy
grave, pero el veterinario me dijo que lo vigilara. Sobre todo, no la
dejes volar, en absoluto. Mac estaba arrastrando las palabras y tenía
resaca al día siguiente. Aterrador como el infierno, pero divertido una
vez que supe que estaba bien. Déjame llevarla a la cocina y ver si
puedo hacer que beba un poco de agua. Que alguien llame a Axel,
por favor—dice Ava mientras toma a Prissy de las manos de Ivy.
Antes de que Ava llegue a la puerta de la cocina, Prissy comienza
a cantar en voz alta. Me tomó unos segundos ubicar la canción
debido a su dificultad para pronunciar, pero The Night the Lights Went
Out In Georgia tiene un nuevo significado después de escuchar a una
cacatúa borracha cantarla. Sus luces ciertamente iban a apagarse esta
noche. Cuando Prissy desaparece en la cocina, Mac retoma la canción
donde la dejó. Lanza varias carcajadas fuertes, muy probablemente
porque sabe que Prissy va a estar en un mundo de dolor mañana.
Sabiendo lo malcriado que puede ser Mac, no me sorprendería
descubrir que fue él quien la convenció para que bebiera.
Unos minutos más tarde, Axel atraviesa la puerta, luciendo
frenético. Señalo hacia la cocina, y él apenas reduce la velocidad
cuando llega a la puerta batiente. Un fuerte estruendo, un gemido y
luego una maldición provienen de detrás de la puerta mientras todas
las cabezas se vuelven en esa dirección.
Toes entra tambaleándose por la puerta, con ambas manos sobre
su rostro. James le arroja una toalla del bar y cae perfectamente sobre
su hombro. Cuando Toes se queda allí, sin hacer ningún movimiento
para usar la toalla, me levanto y me acerco a él. Tomando la toalla con
una mano, tiro de su brazo con la otra. Cuando sus manos caen,
presiono la toalla contra su nariz ensangrentada. Sus ojos ya están
hinchados y tiene un bulto enorme en la frente, pero está de pie y
debería sobrevivir. Sigo sosteniendo la toalla, dándole un minuto
para recuperarse. Cuando abre lentamente los ojos y me ve, me
arrebata la toalla de la mano y salta hacia atrás. Sorprendida, también
doy un paso atrás.
—¡Tú! ¡Debería haber sabido que estabas aquí! ¡Las cosas malas
siempre suceden cuando estás cerca! —me grita mientras me señala
la cara con un dedo.
—¡Eso no es agradable! ¡No le grites!—brama Craig mientras
cruza la habitación para interponerse entre Toes y yo.
—¡Es cierto! ¡Ella es jodidamente malvada!—continúa Toes con su
diatriba.
Craig retrocede y lo golpea con fuerza antes de que pueda
detenerlo. Toes se inclina hacia delante y luego se deja caer al suelo,
sin saber si sujetar la toalla contra su nariz o acunar sus partes
masculinas.
—¡Ese golpe en la polla tampoco fue culpa de Lucy! ¡Fui yo!—dice
Craig echando humo—. Axel te atropelló y te hice caer. Pide
disculpas a Lucy o llamo a Loki.
—Está bien, Craig, él solo se asustó—intento calmar las cosas.
—No está bien, Lucy. Toes te llamó malvada, y eso es un gran
mentira—continúa Craig enojado.
Pooh da un paso a mi lado, se inclina y habla en voz baja con
Craig por un momento. Después de unos momentos, chocan los
puños y se dan la vuelta para alejarse, pero Craig toma mi mano e
insiste en que camine con ellos. Cuando llegamos a la mesa en la que
estaba sentado, tiro de la mano de Craig. Cuando me mira, me inclino
y lo abrazo.
—Gracias por defenderme—le susurro al oído.
—Chubs me pidió que cuidara de ti, pero lo habría hecho de todos
modos—dice Craig en voz baja.
Mi corazón se aprieta con su nombre, pero lo descarto. Lo que
acaba de decir Craig hace que me incline hacia atrás y lo mire de
cerca. Espero unos segundos hasta que Pooh se marcha antes de
apretar la mano de Craig.
—Sabías que se iba—afirmo, no pregunto.
—Sí, pero no se lo he dicho a nadie. Escuché cosas y le pregunté.
Dijo que confiaba en mí, así que no voy a decir una palabra.
—Él sí confía en ti, y eres un gran amigo. Me alegro de que seas el
mío también—digo.
Craig sonríe y veo que le falta otro diente. Cuando lo señalo, su
sonrisa crece.
—¿Estás juntando más dinero?—pregunto.
—Sí. Voy a viajar en ese tren hasta que me quede sin dientes—
dice Craig con una sonrisa traviesa antes de alejarse.
plato.
Llamo a la puerta del apartamento de Lisa y entro cuando Lisa la
abre. Me mira de pies a cabeza y asiente con aprobación. Estoy
usando vaqueros nuevos, una camisa abotonada de color vino oscuro
que dejé desabrochada, mi chaleco y botas sin rozaduras. Lo más
notable que he hecho desde la última vez que me vio es que me teñí
el cabello y las cejas de nuevo a un tono cercano a mi color real. Estoy
dejando que mi cabello vuelva a crecer, y mis rizos ahora están
apareciendo, y tengo una cara con restos de barba. Me siento como
mi antiguo yo otra vez.
—Toma asiento mientras Lucy termina de arreglarse. Acaba de
llegar a casa, así que se está retrasando un poco—dice Lisa.
Hago lo que me dice y noto un canil en la esquina.
—¿Tienes un perro? ¿El que tenías en la casa club?
—Greer, y sí, tengo un perro. Lucy cree que es suyo, pero no estoy
de acuerdo y presentaré los documentos de custodia en la mañana—
dice Lisa con una sonrisa.
—Entonces, ¿Lucy tiene un perro? —pregunto, algo confundido
por las palabras de Lisa.
—Eso dice ella. También compró una casa.
Sorprendido, levanto los ojos para encontrarme con los de Lisa.
—Ella siguió adelante, Chubs. Honestamente creía que tomaste las
decisiones que tomaste porque ya no era importante para ti. Mi
hermana pequeña se levantó y comenzó a hacer planes para el futuro.
Una mascota, un nuevo hogar, la búsqueda de un nuevo trabajo.
Cualquier cosa que se le ocurriera para seguir viviendo una vida,
incluso si iba a ser hueca.
Asiento con la cabeza, sabiendo que le hice eso y que tenía todo el
derecho de pensar en la forma en que lo hizo.
—Quiero llenar esa vida con niños, hacer de esa casa un hogar y
pasar cada día agradecido de poder pasar otro con ella—respondo
con sinceridad.
—Cenemos, veamos una película, y luego veremos a dónde nos
lleva eso. Gracias por las flores. Son hermosas dice Lucy al entrar en
la habitación.
—Oh, sí, olvidé agradecerte por las mías también. Me encanta
recibir flores, pero eso no te ahorrará la patada en el culo que he
estado planeando para ti—afirma Lisa con una sonrisa cruel.
—Lo espero con ansias, Lisa. Puede que queramos seguir nuestro
camino antes de que ella decida que esta noche es la noche para eso—
le susurro a Lucy.
—En realidad, en lugar de una película, tengo un lugar donde ir
esta noche. Vamos a ir a un recital de baile. ¿Estás de acuerdo con
eso?—pregunta Lucy mientras salimos por la puerta.
—Suena bien. ¿De quién es el recital? —pregunto mientras le
entrego a Lucy su casco y me pongo el mío.
—La hija de Axel.
Sentado en el oscuro salón de baile junto a Lucy, miro a mi
derecha y veo a mis compañeros del club y sus familias. Estoy
orgulloso de estar sentado con este grupo de personas notables,
especialmente porque mi familia de sangre está sentada al otro lado
de nosotros. La mano de Lucy encuentra su camino hacia la mía, y la
agarro con fuerza. Casi lo tengo todo, y no voy a dar nada por
sentado nunca más.
Cuando el escenario es iluminado por un solo foco, mi atención se
dirige a la pequeña niña rubia. Vestida con un traje de bailarina rosa
brillante combinado con un tutú negro, camina hacia el centro del
escenario y se detiene. Mirando por encima del hombro, sonríe y
saluda.
Axel, vestido impecablemente con un traje negro, corbata negra y
una camisa de vestir rosa, se une a la pequeña Alex en el centro.
Inclinándose, le habla por un momento y luego le da un beso antes de
enderezarse. Tanto el padre como la hija están radiantes, tomados de
la mano y esperando su momento para brillar.
Pronto, hay otras parejas de padre e hija repartidas en el escenario.
Los últimos en salir son Mia, Zoe y Gunner. Con la mano de una hija
en cada una de las suyas, Gunner las guía a su lugar designado. Las
gemelas, vestidas con vestidos morados idénticos, se ven adorables
mientras le sonríen a su padre, que se eleva sobre ellas. Gunner, a
diferencia de Axel, simplemente lleva una camisa gris oscuro y
pantalones de vestir negros. Todavía se ve intimidante como el
infierno, pero el amor que siente por sus hijas es claramente visible en
su rostro.
—Espera—susurra Lucy y aprieta mi mano.
Comienza la música, una canción lenta de tipo instrumental, y un
momento después, el foco se apaga, dejando el escenario en completa
oscuridad. Cuando el escenario de repente se vuelve a iluminar por
completo, escucho varias risas.
Durante el tiempo que el escenario estuvo oscuro, Axel agregó un
tutú rosa brillante a su atuendo. Me río a carcajadas ante el jadeo de
Bailey, pero me inclino un poco hacia adelante para asegurarme de
no perderme lo que está a punto de suceder.
La música se corta y luego comienza de nuevo, solo que es un
sonido diferente. Está claro por la confusión en los rostros del otro
padre y su hija que no es la canción que esperaban. Muchos intentan
comenzar sus valses lentos, el baile obviamente esperado, pero es
difícil bailar al ritmo de la música de fiesta. Axel y Alex, sin embargo,
comienzan a bailar Cha Cha Slide con facilidad y entusiasmo.
Mientras la multitud se ríe a carcajadas, Gunner lanza a Axel una
mirada de disgusto, pero rebota en la amplia sonrisa de Axel. La
pequeña Alex realiza los movimientos bastante bien para su edad,
incluso agregando un poco de la actitud de su padre. Axel está
claramente en su elemento.
Después de deslizarse hacia una lado, hacia atrás y dar golpes con
el pie, el equipo padre/hija se para uno al lado del otro y hacen los
movimientos del Cha Cha Slide. Cuando la música vuelve a cambiar,
comienzan a la perfección The Chicken Dance (NdelT: por favorrr,
mira en YouTube estas coreografías e imagina a Axel bailando). Las
risitas de la pequeña Alex se podían escuchar incluso por encima de
la música, y atrae a las gemelas a su lado. Obviamente, el tío Axel
también les enseñó los movimientos porque se unen al baile, riéndose
todo el tiempo.
Gunner levanta las manos en el aire y luego se une a sus hijas, su
sobrina y el VP en el centro del escenario. Sorprendiéndome hasta el
infierno, él conoce los movimientos y los realiza bien, para el deleite
de sus hijas y los miembros del club. Los otros padres hacen lo
mismo y sus hijas se ríen encantadas.
Cuando la música termina, todos hacen una reverencia y salen del
escenario, todavía riéndose de su apropiación del show. Miro a mi
derecha y veo a varios hermanos del club guardando sus teléfonos y
riéndose a carcajadas.
Después, todos estamos parados en el estacionamiento, esperando
para felicitar a las niñas y hacer bromas con sus padres, cuando salen
juntos del edificio. Gunner se detiene frente a nuestro grupo y habla.
—Si veo un segundo de evidencia en video de ese baile,
personalmente arrancaré la cabeza de esa persona de su cuerpo.
Vamos a casa. Necesito una jodida botella entera de tequila.
Inclinando la cabeza para ocultar mi sonrisa, espero hasta que
carga a su familia en la SUV de Ava y se marcha antes de mirar hacia
arriba. Cuando lo hago, veo dinero intercambiando de manos y un
montón de sonrisas.
—Gracias al infierno que tuve un hijo—murmura Cash mientras le
entrega un fajo de billetes verdes a un radiante Craig.
—Quiero hijas y muchas. Quiero verte intentar superar los
movimientos de baile de Axel—dice Lucy de repente a mi lado, y mi
corazón deja de latir en mi pecho.
—¿Las quieres?—pregunto, temiendo haberla oído mal.
—Sí. Ya sabes, después de que te haya perdonado y no sienta la
necesidad de estrangularte—afirma, luego camina hacia mi moto
como si no me hubiera dado un vistazo de nuestro futuro juntos.
—Deja de pararte aquí como un idiota. Haz que olvide la parte
de… estrangularte—me ordena Aria con una sonrisa.
—Necesito nietos, Adriano. Sé un buen hijo y gánate la confianza
de esa mujer—me insta mi madre.
Fin
Epílogo
Colmillo
Corrección
La 99
Edición
El Jefe
Diseño
Max
Notas
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Viene de la palabra inglesa tackle usada en el rugby. Es derribar.
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Es una manera discreta de decir que no tiene casa, que está
viviendo en la calle.
[←7]
Hablamos de esto.
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