Rodolfo Cabrera El Misterio del Amor

El Misterio del Amor

De todos los manjares en la vida, el amor es el más dulce, el que despierta más pasiones,
del que se han escrito más poemas y al que le han cantado más canciones; pero el que tiene la
capacidad de in igir el dolor más intenso, el sufrimiento más amargo en el alma del hombre.
Y es precisamente por esa razón, que son los dolores del amor, mucho más que los de salud o
los de dinero, los que le aportan al ser humano la posibilidad de mayor crecimiento y
evolución como especie.
¿Quién de ustedes no ha visto al amor, alguna vez por ahí furtivamente asesinando
almas, con su echa inofensiva y esa carita de bondad? ¿Y quién de ustedes, no ha visto al
amor resucitar almas, que hasta su llegada, deambulaban muertas por la vida?
“El amor es un elixir y el amor es un veneno”
Es triste ver cómo legiones de hombres y mujeres, fuertes, exitosos en otros ámbitos de
la vida, padecen y toleran en amargo silencio el suplicio de un amor no correspondido.
Es así mismo desgarrador verlos vivir el Vía Crucis de una traición, el calvario que
supone una separación o un divorcio y las secuelas que estos con ictos cuasi-bélicos dejan
tatuado a fuego lento en la piel de aquellos inocentes que paradójicamente, son a los que más
queremos.
¿Cuántas veces han sido ustedes testigos de seres que en su día se enamoraron
perdidamente, y al cabo de los años se los ve soportándose estoicamente, tolerándose con
entereza casi espartana, sacri cándose “por los hijos o el que dirán”, presos en un día a día
tóxico y desabrido?
Cada año en Enero, leemos entre las conclusiones del foro de Davos, una cifra que luce
inconmensurable pero que es medible, una estadística que parece utópica, pero que es real. El
hecho de que casi el 85% del dinero en el mundo, está en manos del 1% de la población.
Pues bien, si habría un foro de Davos que analice al amor y su distribución, las
conclusiones serían las mismas. Es una minoría de hombres y mujeres, la que goza de su
abundancia.
Existen esos amores de novela, que parecerían vivir una eterna primavera, una aparente
utopía y que al verlos de lejos, nos hacen cuestionar si lo que vemos, no será acaso el
espejismo de una actuación bien ngida.

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¿Cómo se explican ustedes, que solo un puñado de seres humanos es exitoso en el amor
mientras que la abrumadora mayoría sobrevive de migajas?

Estos escenarios lúgubres, son solo síntomas de una epidemia silenciosa, no son la
enfermedad, son el efecto de una causa. Los síntomas, si bien dolorosos, son irrelevantes. Lo
importante es diagnosticar la enfermedad subyacente que es la causa de tanto dolor.
Cuál es la causa?
¿Qué mujer no se ha preguntado frustrada alguna vez ¿Porqué no es capaz de darse
cuenta de lo que siento? ¿Porqué no entiende lo que quiero?
¿Y quién de ustedes, no se ha preguntado alguna vez; qué mismo quiere la mujer? Que
tire la primera piedra el hombre que no ha exclamado alguna vez al cielo implorando ¡Quién
las entiende!
¡Cuánto dolor, cuánto sufrimiento es causado por estas preguntas tan inofensivas, tan
inocentes, pero tan ingenuas!
“El día que intentamos “entender al amor”, el amor muere. Y eso no es lo
peor, lo peor es que el amor tiene el descaro y la arrogancia de morir matando”
¡El amor no está para ser entendido!
“El Amor, es un acertijo envuelto en un enigma dentro de un misterio”
Es por eso que nos embruja, nos hechiza, es por eso que nos embriaga y enamora.
Si el amor no está para ser entendido, entonces ¿qué hacer?
El Réquiem de Mozart es una partitura musical, como el Quijote es una partitura
literaria o la Biblia, en mi opinión, es una partitura mística.
¡El amor es la partitura de la creación!
¡Al igual que el Réquiem, el Quijote o la Biblia, el Amor no está para ser entendido
literalmente, está para ser interpretado!
Y el intérprete no puede ser un cientí co del amor, de esos que extirpan, toman
muestras, hacen biopsias, sacan conclusiones lógicas y arman hipótesis. El intérprete, tiene
que ser un artista, un violinista en trance, un sibarita de la vida, un catador de suspiros, el
intérprete, tiene que ser un músico del amor.
La mala noticia, es que para interpretar esta partitura, no hay un manual de
instrucciones, no existe un mapa. La buena noticia es qué si existe una brújula, una estrella

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que nos guía. Esa estrella, que como toda estrella es infalible, es un principio natural
inalterable; el Principio de la Evolución. Este principio, si está para ser entendido.
¿Qué es la Evolución? Es el proceso de creación, de transformación de una forma
simple en una más compleja, más avanzada, más innovada, más perfecta. En argot
corporativo, es el proceso de “mejora continua” y en términos antropológicos, es la mejora
continua de la especie.
“El amor es la danza de la evolución”
Es un baile entre la selección natural y la supervivencia del mas apto, esa pareja de
conceptos tan claramente planteados por Darwin en el Origen de las Especies.
Para ilustrar este baile, imagínense este escenario, uno de ustedes es el único
sobreviviente varón de un naufragio junto a 10 mujeres que terminan en una isla de la que
nunca serán rescatados. Una vez que se hayan ocupado de las necesidades básicas, pan y
techo, se despertará en ustedes el instinto natural de procrear para reproducirse y preservar la
especie. Empezarán inevitablemente a repoblar la isla. Cómo elegirán entre tanta candidata?
El hombre elegirá a la mujer priorizando su atractivo físico por sobre sus virtudes ocultas. Su
elección será instintiva y al ser visual, inmediata ¿Porqué? No porque la naturaleza sea
machista sino por el simple hecho de que cada año podrá tener un hijo con cada mujer. Al
cabo de 10 años la especie habrá incrementado en 100 ejemplares.
Ahora imagínense este otro escenario, una de ustedes es la única sobreviviente mujer de
un naufragio junto a 10 hombres que terminan en una isla de la que nunca serán rescatadas.
Una vez que se hayan ocupado de las necesidades básicas, también se despertará en ustedes
ese instinto natural de procrear para preservar la especie. Cómo elegirán entre tanto
candidato? La mujer elegirá al hombre priorizando sus virtudes ocultas por sobre sus
cualidades físicas. Su elección también será instintiva pero no inmediata. La selección tomará
un tiempo. ¿Porqué? Por el simple hecho de que cada año podrá tener solo un hijo con un
hombre. El potencial de con icto en este escenario, se incrementa geométricamente
poniéndose en riesgo ella, su descendencia y toda la especie. Deberá elegir con mucho
cuidado, con mucha sabiduría y en el mejor de los casos, en 10 años la especie habrá
incrementado no en 100 sino en 10 ejemplares.
Algún cientí co de esos que de estirpe Newtoniana, ya analizó y concluyó que el tiempo
que le toma a la mujer en enamorarse es de 15 días mientras que al hombre le toma 8

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segundos. De ahí que toda la industria de la moda y el maquillaje se montan sobre este
poderoso instinto de apareamiento.

Esta metáfora antropológica del principio de la evolución, ha sido interpretada por la

sabiduría popular en aquel refrán que dice:
“La mujer se enamora por lo que oye y el hombre por lo que ve, es por eso
que las mujeres usan maquillaje y los hombres mienten”
“La mujer maquilla su físico, el hombre maquilla sus palabras”
“No faltará el lingüista que arguya que la palabra “maquillaje” es un
simple eufemismo o el matemático, que por regla de tres concluya que cada uno
miente a su manera”

“En todas las especies, el macho solo se muestra, la hembra elige”

La especie humana no es la excepción, por eso el adagio popular que dice:
“El hombre propone, la mujer dispone”
Ese espacio de tiempo atemporal, mágico, que transcurre mientras que el que el
hombre se muestra y la mujer elige, lleva el nombre de cortejo.
“El cortejo es una danza dionisíaca en la que la mujer elige al hombre que
la ha de elegir a ella”
“El cortejo es una liturgia, un rito de provocación, en el que hay un hábil
provocador y un fácilmente provocable, uno que propone y otro que dispone”
Es una ceremonia arcana, misteriosa, que conjuga silencios y palabras, movimientos y
pausas, preguntas capciosas y respuestas ambiguas, que la mujer exhibe mientras el hombre
está embrujado. ¿Alguien se preguntará, y para qué el cortejo? El propósito del cortejo, es
descubrir si lo que el hombre presenta externamente, es congruente con su esencia interna.
Es la sutil manera que la naturaleza, el instinto femenino tiene, para comprobar si el producto
es lo que el marketing promete.
El cortejo es un ritual, una serie de pruebas, de tests, de desafíos, es un tamiz de
hombres y cumple dos funciones, desechar y fortalecer; desechar candidatos y fortalecer al
elegido a lo largo de la vida.

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¿Cuándo termina el cortejo? ¡Nunca! El matrimonio, no marca el n de las pruebas. El

día que la mujer o el hombre se equivoquen y crean que el cortejo terminó, ese día, el amor
empieza su agonía.
Son tres las pruebas a las que el hombre se enfrenta, una y otra vez a lo largo de la vida.
Tres, que le parecerán cientos, porque se camu an detrás de incontables disfraces, pero que
son solo tres. CONFIANZA, FIRMEZA y DECISIÓN.
Estas pruebas le aportan a la mujer respuestas a preguntas que incluso para ella son
inconscientes.
¿Qué se pregunta inconscientemente la mujer durante el cortejo?
1. ¿ES CONFIABLE O TEMEROSO?
• ¿Se asusta y huye? ¿Se quiebra o se mantiene aplomado ante los con ictos?
• ¿Se enoja y explota? ¿Se descontrola o se mantiene templado ante los desafíos?
• ¿Me puede proteger? ¿Me siento segura o desprotegida a su lado?
2. ¿ES FIRME O AMBIGUO?
• ¿Es libre y sabe decir NO? ¿O es obediente y tiene el SI ojo?
• ¿Se responsabiliza de sus actos o echa la culpa a otros?
• ¿Si le pido hacer algo que vaya en contra de sus principios, es tan débil que los
traicionaría solo por complacerme?
3. ¿ES DECIDIDO O VACILANTE?
• ¿Es de los que marca un rumbo o espera que yo o alguien mas tome las
decisiones?
• ¿Sabe lo que quiere en la vida?
• ¿Me ha dejado claro a dónde va nuestros relación o es ambiguo?
Pasar las pruebas es simple pero no es fácil, porque son ambiguas, no son directas. La
mujer no es directa, porque no debe ser directa. El hombre y el marketing pueden prometer
cualquier cosa. Que pasaría si la mujer fuese directa y en lugar de ponernos a prueba
simplemente nos preguntaría:
• ¿Eres con able? ¿Me puedes proteger? ¿Qué le vas a decir NO?
• ¿Eres temeroso, te asustas fácilmente ante los con ictos? ¿Qué le vas a decir, SI?
• ¿Sabes lo que quieres en la vida? ¿Qué le vas a decir, NO?
• ¿Sabes decir NO? ¿Qué le vas a decir NO?

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La mujer quiere saber si el hombre sabe nadar, pero no le preguntará, lo empujará

sutilmente al agua y lo ira a esperar al otro lado del río.
“Es por eso que en el cortejo, lo que para el hombre es magia, para la mujer
es truco”
En el ámbito taurino, al ejemplar que pasa las pruebas en el tentadero y en la plaza, se
le concede la gloria del indulto y el gozo de procrear para prolongar su linaje y perpetuar su
estirpe. El que no pasa las pruebas, es desechado y termina sin pena ni gloria en la obscuridad
del matadero.
¿Cuáles son los desechados?
Los débiles, los encogidos, los implosivos, los inseguros, los tibios, los vacilantes. En
de nitiva, los que gustan asumir el papel de víctima en la relación.
También son material de desecho los arrogantes, los coléricos, los controladores, los
energúmenos, los explosivos, los prepotentes. En una palabra, los violentos.
El hombre que afronte los desafíos que la vida y la mujer le plantea, con
imperturbabilidad y aplomo, tendrá el privilegio de escuchar el susurro de las musas, la
música del amor.

Hemos llegado al nal de nuestro viaje el día de hoy.

La selección natural y la supervivencia del mas apto, son leyes inmutables de la
naturaleza que operan tanto en el reino animal como en todas las ramas del árbol de la vida
del hombre; en el mundo empresarial, en el ámbito político y por supuesto en el amor.
¿Qué anhela la mujer y que necesita? Y ¿Qué anhela el hombre y qué necesita?
¡La mujer anhela entregarse y para eso necesita con ar! ¡El hombre anhela que la mujer
se le entregue y para eso necesita ser con able!
El hombre necesita una mujer que lo desafíe siempre, a lo largo de la vida a sacar la
mejor versión de si mismo. La mujer necesita un hombre como el acero templado, que sepa
plantar cara, poner el pecho ante los desafíos que la vida le plantea, con con anza, con
rmeza y con decisión. En una palabra, con aplomo.
La mujer no perdona la debilidad de un hombre. Su fuerza emocional puede resultar
intimidante, abrumadora, atemorizante, puede destruir al hombre sin compasión, como el
mar puede devorar a un velero que está a la deriva sin compasión. Pero con madurez
masculina, el hombre puede navegar los mares más tormentosos, más contradictorios y

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viscerales, si ajusta las velas con CONFIANZA, se hace cargo del timón con FIRMEZA y
marca un rumbo con DECISIÓN.
“O aprendemos a navegar con aplomo los mares de las emociones
femeninas, o seremos devorados sin compasión a las profundidades obscuras
donde yacen los huesos de aquellos que no supieron enfrentarlas con amor y
valentía”
¡La mujer es un ser por excelencia eufemista, exagerada por naturaleza! Ya lo dijo mejor
que nadie aquel insigne premio Nobel de Literatura británico William Golding:
Cualquier cosa que le des a la mujer, ella lo mejorará.
Le das una esperma y te entrega un hijo, ¡eso, ya es una exageración!
le das una casa y te entrega un hogar,
le das alimentos y te entrega una comida,
le das una sonrisa y te entrega el corazón...
¡Multiplica y engrandece todo lo que le des!
Y si le das basura, ... por supuesto también exagerará...

La mujer como el amor, es una partitura, no está para ser entendida literalmente, está
para ser interpretada, para deleitarnos de su voluptuosidad emocional que no es una
maldición, es un regalo; está para dejarnos cautivar, como cautiva el mar al marinero y
navegar en su totalidad caótica, enigmática, misteriosa, visceral, pero mágica.

¡No hay nada que entender!

¡Interpretemos la partitura del Amor!
¡Más arte, menos ciencia!
¡Que la vida nos devuelva la incoherencia!
¡Que tengamos la coherencia de aceptar que el amor es incoherente
y no la incoherencia de pretender que el amor sea coherente!

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