Vaginitis
Vaginitis
Vaginitis
A) INTRODUCCIÓN
Las vaginitis constituyen aproximadamente el 10% de los motivos de consulta en atención primaria y son una
de las causas más frecuentes de consultas ginecológicas. A pesar del limitado número de etiologías que explican
más del 90% de las vaginitis, la aproximación diagnóstica suele ser considerada engorrosa. Intentaremos
desarrollar un abordaje simple y eficaz para el diagnóstico y manejo de las vaginitis.
El médico de familia debe estar capacitado para manejar correctamente a las pacientes con vaginitis
ya que representan un motivo de consulta muy frecuente en la práctica ambulatoria.
B) OBJETIVOS
C) CONTENIDOS
1 Generalidades.
2 Diagnóstico y abordaje inicial de las pacientes con vaginitis.
3 Tratamiento específico de los diferentes tipos de vaginitis.
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1
GENERALIDADES
Existen secreciones vaginales normales que varían con la edad, el momento del ciclo, el estado emocional, la
presencia de dispositivo intrauterino (DIU), el uso de anticonceptivos orales, etc. En ocasiones, las mujeres
consultan porque perciben una secreción vaginal (flujo). En muchos casos, una correcta evaluación nos indicará
que se trata de secreciones normales originadas en las glándulas cervicales y en la trasudación de las paredes de
la vagina a las que se agregan células provenientes de la exfoliación normal.
La presencia de secreción vaginal puede ser normal. El flujo normal es ácido (PH 3.8 a 4.2), claro o
blanquecino, homogéneo, inodoro y tiene escasos polimorfonucleares (PMN). Su presencia no se
acompaña de síntomas tales como irritación, prurito o dispareunia.
La vaginitis es una inflamación de la vagina que puede obedecer a una causa infecciosa (la más frecuente),
hormonal (vaginitis atrófica) o a irritantes locales. Debe alertarnos sobre la posibilidad de vaginitis la presencia
de secreción diferente a la secreción normal más síntomas tales como ardor, prurito, dispareunia o mal olor.
Las vaginitis se caracterizan por la presencia de secreción vaginal anormal y/o prurito vulvar e irritación.
Además, las pacientes pueden referir mal olor.
El 90% de las vaginitis infecciosas responden a tres etiologías: 1) Vaginitis por Cándida (VC), 2) Vaginitis por
Tricomonas (VT) y 3) Vaginosis bacteriana (VB). En ocasiones, pueden coexistir diferentes gérmenes. La
proporción de vaginitis correspondientes a cada una de las etiologías depende del tipo de práctica del médico.
La VC es la más común en la población general. Un médico de familia que atiende clase media y media baja
debe esperar ver un 45% de VC, un 35% de VB, un 10% de VT y un 10% de vaginitis por otras causas.
La cervicitis (por clamidia o gonococo) constituye el diagnóstico diferencial más importante de la vaginitis ya
que también puede producir un aumento de las secreciones. Muchas veces, este diagnóstico es soslayado y esa
omisión puede ser perjudicial para la salud de la paciente (ver PROFAM: Dolor pelviano agudo).
Alrededor de un 2% de las pacientes que refieren quejas compatibles con vaginitis no padecen de enfermedad
orgánica alguna. Son pacientes que le prestan “más atención” a sus secreciones normales (“vaginitis
psicosomática”).
Casi el 90% de las vaginitis son infecciosas. De éstas, el 90% responden a tres etiologías: Cándida,
Tricomonas o vaginosis. Las vaginitis no infecciosas pueden deberse a atrofia o a irritantes externos.
Un pequeño número de pacientes quedan sin diagnóstico claro. El diagnóstico diferencial más
importante ante una mujer con secreciones vaginales anormales es la cervicitis por clamidia y/o
gonococo.
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Características de la vaginitis por Cándida (VC)
El agente causal de la mayoría de las VC es la Cándida albicans. Los datos epidemiológicos sobre VC son
incompletos debido a que es una enfermedad no reportable, aun en países con buenos registros. A los 25 años
de edad, la mitad de las mujeres ha tenido, al menos una vez, una VC. Un pequeño porcentaje de mujeres sufre
candidiasis recurrente (más de cuatro episodios en un año). La VC es rara antes de la menarca y poco frecuente
en mujeres postmenopáusicas.
La Cándida se encuentra en el 25 al 50% de las mujeres sin causar vaginitis (candidiasis asintomática). Hay
mujeres particularmente susceptibles a la VC, probablemente porque sus células epiteliales permiten una
mayor adherencia, germinación o invasión de este microorganismo.
Existen ciertos factores precipitantes de la VC: diabetes no controlada, uso de corticoides, antibióticos
o anticonceptivos orales con altas dosis de estrógenos. Sin embargo, los cuadros esporádicos de VC
ocurren usualmente sin un factor precipitante.
La VC no se considera una enfermedad de transmisión sexual (ETS) dado que puede ocurrir en mujeres
vírgenes y a que la Cándida constituye parte de la flora normal de la vagina. Esto no significa que la transmisión
sexual de la Cándida no exista.
Las pacientes con VC refieren, por lo general, prurito vulvar y secreción anormal y aumentada. Además,
pueden relatar ardor vulvar, dispareunia y disuria externa. Ninguno de estos síntomas es específico
de VC. El flujo típico de la VC tiene el aspecto de yogur o de leche cortada y no tiene mal olor. Sin
embargo, este flujo sólo se encuentra en el 50% de las mujeres con VC (es bastante específico pero
poco sensible).
Existen ciertos hallazgos de laboratorio que permiten realizar el diagnóstico de VC. Estos métodos
complementarios pueden realizarse en el consultorio y requieren cierto entrenamiento. En este contenido
describiremos las características de cada entidad en relación a los resultados de estos estudios y en el contenido
siguiente explicaremos los aspectos prácticos de los mismos para que el médico pueda utilizarlos en su
consultorio.
La clínica de la VC suele ser inespecífica. Existen pacientes con flujo típico. En este caso, el diagnóstico
es fácil y los estudios complementarios no son imprescindibles. Sin embargo, en la mayoría de los
casos es preciso medir el PH (en la VC es de 4.5 o menos) y observar las levaduras al microscopio
luego del agregado de hidróxido de potasio. El cultivo se requiere sólo excepcionalmente y es caro.
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Ca ra cte rístic as de la va ginosis ba c te riana (VB)
La VB representa un cambio complejo en la flora vaginal caracterizado por una reducción de los lactobacilos
y un aumento de la concentración y prevalencia de Gardnerella vaginalis, especies de mobiluncus y gérmenes
anaerobios como bacteroides y peptoestreptococos. La mayoría de estos microorganismos son parte de la
flora normal, de manera que podríamos considerar a la VB como a una “alteración en la ecología” vaginal. La
VB no se considera una ETS. Los argumentos para sostener esta afirmación son: a) La colonización en la
uretra con Gardnerella en las parejas de mujeres con VB no es mayor que en hombres cuyas mujeres no tienen
VB, b) La incidencia de VB no aumenta con el aumento de parejas sexuales a lo largo de la vida y c) El
tratamiento de la pareja de las mujeres con VB no reduce el riesgo de recurrencia. Por lo contrario, un hallazgo
que podría sugerir cierta transmisión sexual es que el uso de preservativo disminuye el riesgo de VB.
Las pacientes con VB se quejan de secreción vaginal anormal sin leucorrea y con olor “a pescado”. Los síntomas
(irritación, prurito o ardor vulvar) son mínimos o inexistentes. La VB ha sido asociada con riesgo aumentado
de aborto séptico, ruptura prematura de membranas, parto pretérmino, endometritis post-cesárea y celulitis
post-histerectomía.
Para realizar diagnóstico de VB, deben estar presentes 3 de los siguientes 4 criterios:
a) Secreción no inflamatoria y homogénea. Esta característica puede determinarse por la clínica (no hay
signos inflamatorios en la vagina o la vulva y el flujo es homogéneo) o por el examen al microscopio del
extendido en el que no debe haber polimorfonucleares.
b) PH vaginal mayor de 4.5.
c) “Clue cells”. Son células epiteliales tachonadas de bacterias que pueden verse al microscopio en la
preparación en fresco.
d) Test del olor positivo. El flujo de la VB tiene un olor característico a pescado, explicado por las aminas
que produce la flora anaerobia. Se considera que el test del olor es positivo si el flujo tiene este olor en
forma espontánea o si el olor se exacerba con el agregado de hidróxido de potasio al 10% a la secreción.
El cultivo de Gardnerella carece de utilidad ya que, si bien está presente en el 100% de las mujeres con VB,
también está presente en el 50% de las mujeres sanas.
C a r a c t e r í s t i c a s d e l a v a g i n i t i s p o r Tr i c o m o n a ( V T )
La Tricomona vaginalis es un protozoario flagelado y anaerobio que se transmite por contacto sexual. Por lo
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tanto, la VT es considerada una ETS. La Tricomona se aísla en el 30 al 40% de las parejas de las mujeres con
VT. La VT está asociada con otras ETS (el 30% de las pacientes con VT tiene clamidias y/o gonococos
concomitantes) y facilita la transmisión del HIV. Por estos motivos, el diagnóstico de VT tiene implicancias
que exceden a la afección en sí misma. La infección puede cursar en forma asintomática o causar vaginitis. En
el embarazo, si la infección no se trata, puede causar ruptura prematura de membranas y prematurez.
La jerarquía clínica de la VT se debe al hecho de ser una ETS y a estar asociada a otras ETS. Además,
es un factor de riesgo en el embarazo.
Ninguna manifestación clínica es suficientemente sensible o específica como para hacer, por sí sola, el diagnóstico
de VT. En muchos casos, la queja principal de la paciente es la irritación vulvar y la presencia de flujo amarillo-
grisáceo o verdoso, maloliente, abundante y espumoso. Los síntomas empeoran luego de la menstruación y,
por razones no muy claras, puede existir dolor abdominal.
Los síntomas de la VT incluyen ardor, irritación y prurito vulvar. El flujo típico es abundante, amarillo-
grisáceo o verdoso (a veces espumoso) y fétido. Ninguno de estos datos aislados es lo suficientemente
sensible como para descartar el diagnóstico de no estar presente, ni lo suficientemente específico
como para confirmarlo con su presencia. Sin embargo, la presencia de todos ellos en forma conjunta
hace que el diagnóstico de VT sea altamente probable.
Al examinar el cuello, puede observarse colpitis con microhemorragias (cuello aframbuesado) en el 25% de
las VT. El PAP tiene una sensibilidad del 60 - 70% para detectar tricomonas. Puede realizarse sobrediagnóstico
con el PAP ya que, en ocasiones, se confunden las tricomonas con polimorfonucleares. El cultivo rara vez está
indicado. Tiene más de 95% de sensibilidad y debe solicitarse ante la sospecha de resistencia al metronidazol
(situación excepcional). Existen tests rápidos con anticuerpos monoclonales que tienen 90% de sensibilidad y
99.8% de especificidad.
Los hallazgos en las pacientes con VT son: flujo maloliente, espumoso (35%), tricomonas en la
preparación en fresco (70%), PH marcadamente elevado, test del olor positivo y colpitis con
microhemorragias (25%).
C a r a c t e r í s t i c a s d e l a v a g i n i t i s a t r ó f i c a ( VA )
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Al examinar a estas pacientes, puede observarse una mucosa vaginal delgada, en ocasiones, con petequias.
Puede haber atrofia vulvar y el flujo (de estar presente) es acuoso o serosanguinolento, con PH mayor de 4.5.
El PAP tiene altísima sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de atrofia. Es evidente que toda mujer
con muchos años de post-menopausia tendrá atrofia en el PAP que se realiza periódicamente de control. Sin
embargo, en el informe del PAP de una paciente con VA habrá, además de los signos de atrofia encontrados en
todas las pacientes post-menopáusicas, signos inflamatorios informados como “cambios reactivos por atrofia”
(ver PROFAM: Rastreo de cáncer de cuello uterino).
La VIE se manifiesta por síntomas indistinguibles de las vaginitis infecciosas. Las pacientes se quejan
de prurito, irritación, quemazón y secreción anormal. Las causas incluyen irritantes como los
protectores diarios, espermicidas, preparados con iodo-povidona, jabones, perfumes, etc.
También pueden producirse estos síntomas por dermatitis por contacto, por ejemplo, por el látex de los
preservativos. Muchas mujeres tienen la costumbre de lavarse la vulva y la vagina con agua y jabón cada vez
que orinan. Este hábito provoca, muchas veces, prurito vulvar que las mujeres intentan resolver con más
lavado o empleando sustancias irritantes como antisépticos y desinfectantes. Este intento de solución no hace
más que agravar el problema. Las VIE cursan con PH normal (menor o igual a 4.5).
El diagnóstico de VIE se realiza por el interrogatorio y, eventualmente, por descarte de las causas
infecciosas.
E jerc it aci ón E
Elija la opción correcta respecto a la VC (una, 1 a) La ausencia de flujo con aspecto de yogur la descarta.
varias, todas o ninguna es válida). b) Es considerada una ETS.
c) No es muy frecuente encontrar un factor desencade-
nante.
d) El PH vaginal es de igual o menor a 4.5.
Elija la opción correcta (una, varias, todas o 2 a) La presencia de Cándida en el informe del PAP siempre
ninguna es válida). indica VC.
b) La VA puede diagnosticarse por el PAP.
c) La presencia de “clue cells” sugiere fuertemente VT.
d) La VB suele presentarse con síntomas muy floridos.
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Elija la opción correcta (una, varias, todas o 3 a) La mayor parte de las vaginitis son de causa infecciosa.
ninguna es válida). b) La VT es la vaginitis infecciosa menos frecuente en
atención primaria.
c) La presencia de secreción vaginal anormal siempre
indica vaginitis.
d) La presencia de secreción vaginal no siempre indica
patología.
VC 1) El PH es mayor a 4.5.
VT 2) Asociada a ruptura prematura de membranas.
VB 3) Es exclusiva de la postmenopausia.
VA 4) Es una ETS
VIE 5) Se debe a una alteración del ecosistema vaginal.
6) Tiene test del olor positivo.
7) El PH es menor de 4.5.
2
D I A G N Ó S T I CO Y A B O R D A J E I N I C I A L D E L A S PA C I E N T E S C O N VA G I N I TI S
Los siguientes datos pueden ayudar a evaluar a una paciente con secreción vaginal.
Es importante indagar los siguientes aspectos: características del flujo, síntomas típicos (prurito, ardor, mal
olor), síntomas acompañantes (dolor pelviano, fiebre, sangrado vaginal anormal), presencia de lesiones
(adenopatías, etc.), relación de los síntomas con la menstruación, conducta sexual, método anticonceptivo,
hábitos de higiene, uso de jabones o protectores diarios, antecedentes de ETS, diabetes y uso de antibióticos
reciente. El antecedente de infección por el virus HIV es muy relevante. También es muy importante el
antecedente de vaginitis recurrentes (por qué causa, qué tratamientos recibió y con qué resultados). Siempre
hay que preguntar acerca de la posibilidad de que la paciente esté embarazada (para evaluar correctamente el
tratamiento y porque el embarazo predispone a la VC).
Ningún dato aislado del interrogatorio permite realizar un diagnóstico etiológico pero puede orientarlo.
Por ejemplo: el uso reciente de antibióticos orienta a VC, la presencia de mal olor y pocos síntomas
vulvares a VB, el uso frecuente de jabones o de desodorantes íntimos a VIE, el empleo regular del
preservativo torna a la VT un diagnóstico poco probable, etc.
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Examen físico
El examen físico tiene una función fundamental en las pacientes con flujo aparentemente anormal. Siempre
hay que verificar que la secreción sea vaginal y no cervical. Si la secreción proviene del cérvix y es purulenta
(más de 10 polimorfonucleares por campo), el diagnóstico es cervicitis purulenta y los agentes etiológicos a
considerar son la clamidia y/o el gonococo (ver PROFAM “Dolor pelviano agudo en la mujer”).
El diagnóstico diferencial más importante de las vaginitis es la cervicitis purulenta. Su hallazgo tiene
implicancias médicas de importancia ya que es una ETS que puede complicarse con una enfermedad
pelviana inflamatoria (EPI) y dejar secuelas. Por lo tanto, el examen con espéculo debe ser de rutina.
En la vaginitis no hay secreción proveniente del orificio cervical mientras que en la cervicitis sí.
En el examen físico hay que inspeccionar la vulva y la vagina en busca de lesiones, excoriaciones y signos
clínicos de atrofia. El aspecto general del flujo puede orientar hacia una etiología, pero sólo es diagnóstico en
casos muy poco frecuentes.
La presencia de eritema, fisuras y flujo cuyo aspecto se asemeja al yogur sugieren VC. La colpitis con
petequias y la secreción copiosa, fétida y espumosa orientan a VT. El edema vulvar está presente en
la VC y en la VT. La presencia de mal olor sugiere VT o VB. Una mucosa pálida en una mujer post-
menopáusica nos pone en la pista de una VA.
Es interesante observar cómo las características “clásicas” de los diferentes tipos de flujo de acuerdo a la
etiología (ej.: yogur: VC, espumoso: VT, etc.) están presentes sólo en muy pocos casos. Si nos guiáramos sólo
por esos criterios, nos equivocaríamos en más de la mitad de las pacientes.
Estudios diagnósticos
Hasta aquí hemos visto que el interrogatorio y el examen físico tienen un valor limitado en el diagnóstico
etiológico de las vaginitis.
En el manejo de la paciente con vaginitis, es habitual que el médico tome conductas que no recomendamos ya
que pueden traer no pocos problemas:
a) Una conducta habitual es indicar óvulos de amplio espectro (un poquito de todo) para cubrir todos los
potenciales gérmenes involucrados. En este caso, se están utilizando drogas innecesarias y, por otro lado,
puede privarse a la paciente del mejor tratamiento disponible para su afección (luego veremos que, en
ocasiones, el tratamiento es por vía oral). También con esta modalidad pueden indicarse tratamientos más
largos que el realmente necesario (por ejemplo: en la VC existen esquemas con monodosis o tratamientos
cortos de 3 días).
b) Otra conducta habitual es indicar un tratamiento dirigido a la etiología sospechada por las características
del flujo o los síntomas. Esta conducta sólo es válida cuando la clínica es totalmente típica. El inconveniente
de esta opción es que, como ya hemos visto, las características del flujo son mayormente inespecíficas, con
lo que se corre el riesgo de realizar diagnósticos equivocados.
c) Una conducta menos habitual es indicar un cultivo del flujo para realizar un tratamiento dirigido a la
causa. En este caso, siempre se diagnosticará la etiología, pero utilizando un procedimiento caro que,
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como veremos, rara vez es imprescindible. Además, los cultivos tardan y los síntomas de vaginitis suelen
ser muy molestos.
Explicaremos cómo puede realizase un abordaje racional de las vaginitis arribando a un diagnóstico
definitivo mediante el uso de algunos métodos complementarios que pueden realizarse en el
consultorio.
1) Medición del PH del flujo: esta maniobra es muy sencilla. Consiste en medir con una tirilla reactiva (son
muy económicas y se consiguen fácilmente) el PH de la secreción vaginal. Puede utilizarse el flujo que queda
en la valva del espéculo. La única precaución consiste en no tomar la muestra de secreciones cervicales y no
contaminar la tirilla con sangre, lo cual elevaría artificialmente el PH. Es conveniente que la mujer no haya
mantenido relaciones sexuales en las 24 horas previas a la consulta ya que el semen, los espermicidas o los
lubricantes pueden elevar artificialmente el PH vaginal.
Para que la preparación en fresco tenga buen rendimiento diagnóstico, es necesario tomar una copiosa
muestra de la secreción vaginal.
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3) Test del olor: en las VT y VB existen aminas que se volatilizan en un medio alcalino, produciendo un olor
característico “a pescado”. Para realizar este test, se agrega KOH al 10% a la muestra de flujo y se la huele.
Muchas veces no es necesario realizar este test para decir que un flujo tiene test del olor positivo ya que la
secreción vaginal tiene, en forma espontánea, olor a pescado. El test es negativo en la VC.
Como hemos dicho anteriormente, la etiología de la vaginitis puede sospecharse a través del interrogatorio y
del examen físico. Sin embargo, en muy pocos casos se podrá confirmar el diagnóstico solo por la clínica. Para
el abordaje inicial de una paciente con vaginitis es muy importante que el médico vaya evaluando los diferentes
datos que obtiene de la paciente y de las pruebas para ir acercándose a la probable causa etiológica de la
vaginitis.
A continuación resumimos la conducta diagnóstica que debería tomarse ante una mujer con sospecha de
vaginitis:
1) Revisar siempre con espéculo. Realizar el diagnóstico diferencial con cervicitis purulenta.
2) Una vez confirmado que se trata de una vaginitis, hay que considerar las distinta etiologías y hacer una
aproximación racional. Recordar que tres etiologías dan cuenta del 90% de las vaginitis.
3) El interrogatorio y el examen físico suelen dar sólo una orientación grosera. Si existen varias características
típicas de una entidad podría asumirse ese diagnóstico. Sin embargo, recomendamos utilizar los métodos
auxiliares para certificar el diagnóstico.
4) Medir siempre el PH. Si es de 4.5 o menos, la única etiología infecciosa probable es la VC. La VIE y el flujo
normal tienen también este PH. Un flujo mayor a 4.5 indica VT, VB o VA (esta última, sólo en mujeres
postmenopáusicas).
5) Recoger con un hisopo una buena cantidad de flujo y colocarlo en un tubo con 1 ml de solución fisiológica.
Mezclar vigorosamente con el hisopo en la solución. Colocar una gota de este preparado en dos portaobjetos.
Agregar KOH al 10% sobre el material de un portaobjetos y oler inmediatamente para objetivar la presencia
o no de olor a pescado. Cubrir ambos portaobjetos con cubreobjetos. Mirar primero el preparado con
solución fisiológica para darle tiempo al KOH para que rompa las células y poder visualizar las cándidas.
Mirar la preparación con solución fisiológica con el microscopio para distinguir tricomonas y “clue cells”.
Luego, mirar el preparado con KOH para visualizar hifas.
La etiología de las vaginitis puede sospecharse por el interrogatorio y el examen físico. Sólo en muy
pocos casos puede confirmarse el diagnóstico en base a la clínica. Para realizar un diagnóstico
definitivo, la conducta ideal es medir el PH, realizar el test del olor y observar la preparación en fresco.
Con un PH menor o igual a 4.5, las causas son VC, VIE o flujo normal. Con un PH mayor a 4.5, los
diagnósticos son VT o VB. En las mujeres postmenopáusicas hay que considerar, además, la VA. La
preparación en fresco diferencia a la VT de la VB. El PAP hace diagnóstico de VA.
La conducta que sugerimos puede despertar cierta frustración ya que no todos los médicos de familia disponen
de un microscopio en su lugar de trabajo, muy pocos están entrenados para reconocer hifas, clue cells y
tricomonas y casi nadie tiene tiempo suficiente para encarar la consulta de esta forma. Sin embargo, creemos
que el abordaje explicado podría motivar a quien estuviera interesado para entrenarse en estas habilidades,
sabiendo que no es tan complicado ni requiere de mucho tiempo. Dado que muchos médicos de atención
primaria no cuentan con los recursos necesarios, daremos pautas de manejo que, si bien no son las óptimas,
constituyen una estrategia mucho más racional que prescribir óvulos “antitodo” o mandar a cultivar a todas
las pacientes con flujo.
250
• Ante una paciente con síntomas sugestivos de vaginitis, un PH de 4.5 o menos prácticamente hace
diagnóstico de VC, dado que las otras etiologías infecciosas cursan con un PH mayor. El único diagnóstico
alternativo es la VIE, que puede sospecharse por el interrogatorio. El flujo normal también es ácido pero
no es diagnóstico diferencial en una paciente con síntomas ya que, por definición, el flujo normal es
asintomático. En resumen, en las pacientes sintomáticas con PH ácido no sería imprescindible realizar el
preparado con KOH para visualizar hifas y podría asumirse que el diagnóstico es VC.
• Si la paciente tiene un PH mayor de 4.5 y está en edad fértil, los diagnósticos a considerar son: VB y VT.
Algunas pacientes pueden reunir 3 criterios de VB sin requerir el uso del microscopio para establecer el
diagnóstico (PH alcalino, test del olor positivo, flujo homogéneo sin signos de inflamación). Otras pueden
tener características típicas de VT (importante prurito y ardor vulvar, vagina congestiva, cuello aframbuesado
y flujo que huele a pescado, espumoso y de color verdoso). En estos casos no es imprescindible hacer el
examen en fresco. Sin embargo, en muchos casos no logra reunirse los criterios clínicos y, si no se dispone
de microscopio, hay que enviar a la paciente al laboratorio solicitando un examen en fresco para buscar
tricomonas. Es decir, no es necesario mandar a cultivar (lo cual es más caro y no aportaría demasiado) sino,
simplemente, solicitar al laboratorio el examen en fresco. Si hay tricomonas, el diagnóstico es VT. Si no
hay tricomonas o se encuentran clue cells, el diagnóstico es VB. Si la paciente es una mujer postmenopáusica
y el PH es mayor a 4.5, además del examen en fresco para buscar VT y VB hay que considerar el diagnóstico
de VA e indicar un PAP que confirmará o no esta presunción.
El abordaje ideal y óptimo de una paciente con vaginitis incluye medición del PH y visualización al
microscopio, con y sin KOH, de la secreción vaginal. De no poder realizar este abordaje, se sugiere
medir siempre el PH. Asumir como VC a toda vaginitis con PH menor a 4.5. Si el PH es mayor a 4.5, la
paciente es joven y no puede establecerse el diagnóstico diferencial entre la VT y la VB por criterios
clínicos, es imprescindible realizar un examen en fresco para diferenciar ambas entidades. En mujeres
postmenopáusicas con PH mayor a 4.5, debe considerarse, además, la VA.
Las características a “simple vista” del flujo sirven sólo cuando están presentes, pero esta situación
se da en la minoría de los casos. Si, por ejemplo, al examinar a una mujer con vaginitis el flujo es
claramente como yogur, el diagnóstico de VC está hecho y puede indicarse el tratamiento sin realizar
estudios complementarios. Sin embargo, en la mayoría de los casos será necesario utilizar por lo
menos el PH y, en muchos otros, el examen en fresco al microscopio para arribar al diagnóstico
etiológico.
En cuanto al cultivo del flujo destacamos que es una técnica que consiste en cultivar el flujo para determinar
la presencia de gérmenes predominantes. Es el gold standard diagnóstico de las vaginitis infecciosas y es una
técnica sencilla que se realiza en cualquier laboratorio (la muestra es obtenida habitualmente por personal
técnico luego de una especuloscopía). Sin embargo, sus indicaciones son muy escasas: vaginitis recurrentes,
persistentes o resistentes.
El cultivo del flujo no debe usarse de rutina para el diagnóstico etiológico de las vaginitis. Sólo está
indicado en las vaginitis recurrentes, persistentes o resistentes.
Una mujer de 30 años consulta por flujo y prurito. Usa preservativo, no ha usado productos irritantes y no
tiene antecedentes patológicos. La vagina está eritematosa, tiene fisuras y el flujo es abundante y semejante
a yogur.
251
En este caso la clínica es típica. Es una VC “de libro” por lo que no es imprescindible tomar el PH o ver al
microscopio y podría indicarse el tratamiento directamente.
Una mujer de 25 años, previamente sana, consulta por prurito vulvar y flujo. No ha notado mal olor. Tiene
pareja estable y emplea preservativo ocasionalmente. No refiere empleo excesivo de jabón ni protectores
diarios ni perfumes. El médico la examina y encuentra la mucosa vaginal eritematosa y un flujo amarillento.
En este caso la clínica no es típica por lo que es imprescindible hacer un PH. El PH es 4. Si el médico contara
con un microscopio sería ideal hacer un examen en fresco con KOH para identificar las hifas y certificar el
diagnóstico de VC. Si el médico no dispone de microscopio puede igualmente asumir el cuadro como VC ya
que la VIE está casi descartada por el interrogatorio. El flujo no puede ser normal ya que la paciente tiene
síntomas.
Una mujer de 35 años consulta por abundante flujo maloliente de 5 días de evolución. Tiene importante
prurito y ardor vulvar. Al examen, la vagina está congestiva y el flujo huele a pescado, tiene un color
verdoso y es espumoso. El PH es 7.
La clínica es típica. Si el médico dispusiera de microscopio sería ideal utilizarlo pero, en este caso, si no
dispone de microscopio puede asumirse el cuadro como una VT. Esto es así porque aunque tanto la VB como
la VT tienen olor a pescado, en la VB los síntomas son mínimos, no hay intensa inflamación y el flujo suele ser
blanquecino y no muy abundante. En este caso, la paciente se presentó con una VT “de libro”, pero hay que
tener en cuenta que, en más de la mitad de los casos, la presentación clínica es incaracterística.
Una paciente de 30 años consulta porque tiene flujo escaso pero con muy mal olor. No tiene prurito. El
examen físico muestra un flujo homogéneo y ni la vagina ni la vulva están congestivas. El PH es de 6.
La clínica es típica de VB. Se juntaron 3 criterios clínicos de VB y por lo tanto se hizo diagnóstico de la entidad
sin tener que recurrir al microscopio.
Una paciente de 41 años consulta por flujo anormal de color amarillento y sin olor. Refiere prurito leve. Al
examen físico se encuentra un flujo blanco-amarillento.
Nuevamente, en este caso el PH es imprescindible porque la clínica no es típica. El PH es 6. Con estos datos
no hay forma de hacer el diagnóstico diferencial entre VT y VB ya que no se logran reunir criterios. Lo ideal
sería contar con un microscopio para visualizar “clue cells” o tricomonas. Si el médico no lo tiene o no está
entrenado, debería enviar a la paciente al laboratorio para que miren el flujo en fresco. No debe indicarse
cultivo.
252
E jerc it aci ón E
Elija la opción correcta (una, varias, todas o 5 a) El examen físico en las pacientes con vaginitis permite
ninguna es válida). realizar el diagnóstico etiológico la mayoría de las veces.
b) El cultivo de flujo es fundamental para el manejo de
todas las vaginitis.
c) La determinación del PH vaginal es una herramienta
muy útil para es manejo de las vaginitis.
d) La VT se caracteriza por la presencia de clue cells en
la preparación del fresco del flujo vaginal.
253
Una mujer postmenopáusica presenta síntomas 10 a) Candidiasis.
de vaginitis. El PH vaginal es mayor a 4.5 y al b) Vaginitis atrófica.
microscopio no se observan ni tricomonas ni clue c) Vaginitis por irritantes externos.
cells. ¿Cuál considera el diagnóstico más d) Vaginosis.
probable? (solo una opción válida).
3
T R ATA M I E N T O E S P E C Í F I C O D E L O S D I F E R E N T E S T I P O S D E VA G I N I T I S
Tr a t a m i e n t o d e l a v a g i n i t i s p o r C á n d i d a ( V C )
De acuerdo con la presentación clínica, la microbiología y las características del huésped, la VC puede clasificarse
en complicada y no complicada. Solo una de un 10 a 20% de las mujeres con VC tendrá una VC complicada.
Se denomina VC complicada a aquellas que presentan VC con alguna de las siguientes características: recurrente
(más de 4 episodios sintomáticos al año), severa (eritema vulvar extenso, edema, excoriación y fisuras), producida
por una cándida que no sea albicans o en mujeres con inmunocompromiso o embarazadas.
La mayoría de las pacientes con una vaginitis candidiásica presentará un cuadro no complicado. Sin
embargo, del 10 al 20% harán una VC complicada que presenta una o más de las siguientes
características: VC recurrente, VC severa, mujer inmunocomprometida o embarazada o producida por
una cándida diferente a la albicans.
Tratamiento de VC no complicada
Regímenes recomendados:
254
Cualquiera de estos regímenes es efectivo. Es útil familiarizarse con una o dos alternativas, considerando la
adherencia (son preferibles los tratamientos cortos) y el costo. El único tratamiento por vía oral (VO) aprobado
para el tratamiento de la VC es el fluconazol en monodosis de 150 mg (FUNGOCINA por 1 comprimido de
150 mg, $25 o MICOLIS NOVO, $18). Los efectos colaterales son leves e incluyen: malestar digestivo,
cefalea y rash. Está contraindicado en el embarazo.
Tratamientos alternativos: diversos trabajos han demostrado que el ketoconazol y el itraconazol por VO
serían tan efectivos como los agentes tópicos. La administración más sencilla por VO sería una ventaja sobre
el tratamiento tópico. Sin embargo, hay que tener en cuenta la toxicidad potencial de las drogas sistémicas, en
especial el ketoconazol. Los esquemas propuestos son: ketoconazol 200 mg, 2 veces por día por 14 días
(FITONAL, $19 o KETOZOL, $38, ambos en envases de 20 comprimidos de 200 mg) o itraconazol 200 mg,
una vez por día por 3 días (ITRANAX, $50 o SPORANOX, $97, ambos en envases de 15 comprimidos de 100
mg). Al prescribir estas drogas es útil recordar las interacciones medicamentosas con astemizol, bloqueantes
cálcicos, cisapride, ciclosporina A, hipoglucemiantes orales, fenitoína, inhibidores de la proteasa, terfenadina,
teofilina y rifampicina.
Debido a que no existe superioridad de ninguna formulación, agente o vía de administración en cuanto
a la curación de las VC leves a moderadas, la elección debe basarse en las preferencias de la paciente
y los costos.
- Vaginitis candidiásica recurrente (VCR): se define como 4 o más episodios sintomáticos por año y afecta
a menos del 5% de las mujeres con VC. Su patogénesis es poco comprendida y la mayoría de las mujeres que
presentan recurrencias no tienen causa predisponente. Ante la sospecha de VCR es necesario realizar cultivo
para confirmar el diagnóstico y advertir la presencia de especias poco comunes (candida glabrata y otras no
albicans). En estos casos, la terapéutica no es tan eficaz como en los casos de VC por C. albicans.
Cada episodio causado por C. albicans responde bien a un tratamiento corto local o por vía oral. Sin embargo,
para mantener el control clínico y micológico se recomienda un tratamiento más largo (7 a 14 días) de
tratamiento local o 150 mg de fluconazol por vía oral repetido a los 3 días. Esto se hace para lograr la remisión
antes de comenzar un tratamiento antimicótico de mantenimiento.
Los regímenes de mantenimiento o de profilaxis son: 1) Clotrimazol, 500 mg por vía vaginal una vez por
semana, 2) Ketoconazol 100 mg diarios o 400 mg por día durante 5 días por mes, 3) Fluconazol 100 a 150 mg
diarios una vez por semana y 4) Itraconazol 400 mg VO una vez al mes o 100 mg VO diarios. Todos deben
mantenerse por 6 meses. Las pacientes que utilizan ketoconazol por períodos prolongados deben ser
monitoreadas por su toxicidad hepática. A pesar de que los regímenes son eficaces, entre un 30 a 40% de las
mujeres volverá a tener síntomas una vez suprimida la terapia de mantenimiento.
- VC severa: es la que se presenta con eritema vulvar extenso, edema, excoriación y fisuras. Suele responder
mal a los cursos cortos tanto locales como orales. Debe indicarse tratamiento local por 7 a 14 días o fluconazol
150 mg con repetición de la dosis a las 72 horas.
- VC por candida no albicans: el tratamiento óptimo permanece desconocido. Se aconsejan cursos con un
antimicótico no fluconazol por 7 a 14 días . Las recurrencias pueden tratarse con nistatina vaginal 100.000
unidades en un régimen de mantenimiento.
- VC en huésped inmunocomprometido: en las mujeres diabéticas o con tratamiento con corticoides. Debe
corregirse la causa subyacente y suministrar tratamiento convencional por 7 a 14 días. En las pacientes HIV
255
positivas la infección es más frecuente y, hasta el momento, el tratamiento no difiere del de las mujeres
seronegativas. La profilaxis en ausencia de episodios recurrentes no está recomendada.
Dada la frecuencia con que VC ocurre en mujeres sin inmunocompromiso, su presencia no debe ser
considerada infección centinela que justifique realizar test de HIV.
Seguimiento
Se recomienda instruir a la paciente para que regrese sólo si los síntomas no mejoran.
Manejo de la pareja
La VC no se adquiere usualmente por las relaciones sexuales (no es una ETS) por lo que no se recomienda el
tratamiento de rutina de la pareja. Sin embargo, la infección puede transmitirse por vía sexual por lo que
puede considerarse el tratamiento de la pareja de mujeres con recurrencias o cuando el hombre tiene balanitis
por Cándida. En estos casos se indican antimicóticos locales en el glande. Se recomienda no tener relaciones
sexuales durante el tratamiento tópico para evitar el “arrastre” de la medicación.
Tr a t a m i e n t o d e l a v a g i n i t i s p o r Tr i c o m o n a s ( V T )
Tratamiento de elección
256
Tratamientos alternativos: puede emplearse metronidazol, VO, en dosis de 500 mg dos veces por día du-
rante 7 días. El metronidazol tópico no se recomienda ya que no alcanza buenas concentraciones en la uretra
(que puede ser el reservorio del parásito) y en las glándulas perivaginales.
Seguimiento
El seguimiento no es necesario en los hombres y las mujeres sin síntomas luego del tratamiento. En raras
ocasiones pueden existir cepas de tricomonas resistentes o menos sensibles al metronidazol. Sin embargo, la
principal causa de no respuesta al tratamiento es la reinfección debida al no tratamiento de la pareja. Si se
sospecha resistencia, hay que utilizar altas dosis de metronidazol: 2 g una vez por día durante 3 a 5 días. Si se
descarta la reinfección y la paciente no responde al esquema con altas dosis, es necesario realizar un cultivo y
evaluar la sensibilidad de la tricomona al metronidazol.
Manejo de la pareja
La pareja sexual de una mujer con VT tiene indicado el tratamiento. Los pacientes no pueden tener relaciones
sexuales hasta que concluya el tratamiento y la mujer esté asintomática. La VT no tiene un periodo de incubación
preciso. Esto significa que la aparición de los síntomas puede ocurrir luego de un periodo sumamente variable
desde el contagio. Esto es importante ya que hay que ser muy cauto al informar el diagnóstico a los miembros
de una pareja.
La VT es una ETS. Es muy importante que ambos integrantes de la pareja reciban el tratamiento. Sin
embargo, no es posible saber cuándo ocurrió el contagio.
Mujeres embarazadas: a la tricomoniasis se la asoció a complicaciones del embarazo como la ruptura prematura
de membranas (RPM), parto prematuro y bajo peso al nacer. Sin embargo, no existe evidencia acerca de que el
tratamiento de la VT disminuya el riesgo de estos eventos. Por el momento, se recomienda tratar a las mujeres
para mejorar los síntomas con una monodosis de 2 g de metronidazol por vía oral (preferentemente luego del
primer trimestre).
Pacientes con HIV: deben recibir el mismo tratamiento que las mujeres sin HIV.
Otras consideraciones: la VT es una ETS. En el 30% de los casos coexiste con otras ETS como clamidia y
gonococo por lo que su búsqueda sistemática es una recomendación. Además, es importante educar a las
mujeres con VT en cuanto a tener prácticas de sexo seguro. Se recomienda ofrecer un test de HIV a todas las
mujeres con VT. Es decir, si bien la infección por tricomonas es en sí misma relativamente banal, puede ser la
punta del iceberg de una mujer con conductas de riesgo y portadora de otras ETS.
Tr a t a m i e n t o d e l a v a g i n o s i s b a c t e r i a n a ( V B )
Tratamientos de elección
El tratamiento de elección de la VB es el metronidazol VO, 500 mg, dos veces al día, durante 7 días o
clindamicina 5 g en crema al 2% (DALACIN en crema con aplicador de 5 g, $42) al acostarse, durante
siete noches o metronidazol en gel al 0.75%, 5 g una veces por día durante 5 días (METRONIDAZOL
GEL por 30 g, $27).
257
Cuatro estudios randomizados han mostrado igual efectividad de estos tratamientos. La clindamicina local es
mucho más cara y la crema tiene una base oleosa que puede debilitar el látex de preservativos y diafragmas. El
tratamiento con metronidazol VO puede producir efectos adversos gastrointestinales como náuseas, pirosis y
sabor metálico. Suelen ser autolimitados y dependientes de la dosis. Se han reportado excepcionalmente
neuropatía periférica y convulsiones. Se recomienda advertirle a los pacientes que no ingieran alcohol hasta 24
horas luego de haber concluido el tratamiento. Si se utiliza el tratamiento local se recomienda no tener relaciones
sexuales durante el tratamiento para evitar el “arrastre” de la medicación. Si se utiliza la VO no parecería ser
necesario restringir las relaciones sexuales durante el tratamiento.
Tratamientos alternativos: puede emplearse metronidazol VO, en monodosis de 2 g, con una efectividad del
67 al 92%, clindamicina VO, 300 mg, dos veces por día durante siete días (CLINDAMICINA RICHET,
16 cápsulas de 300 mg, $44) o un óvulo vaginal con 100 mg de clindamicina para aplicarse al acostarse durante
3 días (TORGYN, envase con 7 óvulos de 100 mg de clindamicina, $36). A pesar de que se están realizando
estudios con lactobacilos en tabletas vaginales, aún no existe evidencia para recomendarlos.
Seguimiento
No es necesario realizar visitas de seguimiento si los síntomas se resuelven.
Manejo de la pareja
Los estudios muestran que la respuesta al tratamiento no está influida por el tratamiento de la pareja. El
tratamiento de rutina de la pareja no está recomendado debido a que su utilidad es controvertida. Podría
considerarse en el caso de infecciones persistentes.
Embarazo
La VB durante el embarazo se asocia con ruptura prematura de membranas y parto prematuro así como con
endometritis postparto. El tratamiento de las embarazadas de alto riego de parto pretérmino con VB
asintomática ha demostrado en varios estudios reducir el riesgo de parto prematuro.
Si se decide realizar rastreo y tratamiento de la VB en las embarazadas de alto riesgo de parto pretérmino, este
debe efectuarse en la primera visita prenatal. Se prefiere el tratamiento sistémico ya que el tratamiento local no
ha sido eficaz en el embarazo. En las embarazadas el tratamiento de elección se realiza con metronidazol 250
mg 3 veces al día durante 7 días. La eficacia del tratamiento para la VB debe ser evaluado en una visita de
seguimiento al mes.
Algunos médicos están preocupados por la posibilidad de teratogénesis del metronidazol que ha sido sugerida
por experimentos con altas dosis y exposición prolongada en animales. Sin embargo, un metaanálisis reciente
concluye que no hay teratogénesis en humanos por lo que puede usarse la droga para aliviar los síntomas de
VB en el embarazo con el esquema habitual. Solo existe evidencia de aumento de eventos adversos perinatales
con clindamicina en crema.
El esquema terapéutico recomendado es con metronidazol 250 mg por vía oral 3 veces por día durante
7 días o con clindamicina 300 mg por vía oral cada 12 horas durante 7 días.
258
En resumen
Los tratamientos efectivos para la VB incluyen metronidazol o clindamicina. Ambas drogas son efectivas
tanto por VO como local. El tratamiento de la pareja no se recomienda de rutina. El tratamiento de la
VB asintomática o sintomática en el embarazo se realiza con las mismas drogas que en las mujeres
no embarazadas.
Tr a t a m i e n t o d e l a v a g i n i t i s a t r ó f i c a ( VA )
El tratamiento de elección son los estrógenos administrados localmente. La paciente puede recibir estriol
(ORGESTRIOL por 10 óvulos o 15 g de crema vaginal, $20) o hidroxiestrona (COLPORMON crema por
30 g, $15 u óvulos por 10, $13). Puede prescribirse una aplicación diaria por 2 ó 3 semanas y luego que la
paciente continúe con la administración a demanda. Los efectos adversos del tratamiento hormonal local son
excepcionales, pero puede producirse sangrado o tensión mamaria. Las mujeres con antecedentes de cáncer
de mama o de endometrio tienen contraindicado el uso de estrógenos, inclusive localmente. Para aliviar la
dispareunia por sequedad vaginal pueden emplearse geles hidrosolubles como el HIDROGEL, 6 aplicadores,
$30. Si la paciente quiere o tiene indicación de terapia de reemplazo hormonal, ésta puede aliviar los síntomas
de atrofia.
Tr a t a m i e n t o d e l a v a g i n i t i s p o r i r r i t a n t e s e x t e r n o s ( V I E )
El tratamiento de la VIE consiste en educar a las pacientes en los siguientes aspectos: realizar la
higiene genital con jabón neutro, no emplear duchas vaginales ni sustancias irritantes (jabones
perfumados, protectores diarios, desodorantes íntimos), usar ropa interior de algodón y no vestirse
con ropas ajustadas. Hay que explicarle a las pacientes que los lavados muy frecuentes empeoran el
problema, en vez de mejorarlo, y reasegurarlas acerca de la benignidad del cuadro.
Hemos intentado ofrecer un abordaje correcto de las vaginitis. Creemos que es mucho mejor que el médico
conozca el diagnóstico etiológico porque el tratamiento de cada entidad es distinto. Sabemos, sin embargo,
que en la práctica cotidiana muchos médicos utilizan óvulos con “un poquito de todo”, lo que puede privar a
la paciente del tratamiento correcto. Por ejemplo, un óvulo muy usado corrientemente en mujeres con flujo y
prurito es el VAGISAN. Este producto contiene estreptomicina, nitrofurazona y tirotricina. Ninguno de sus
compuestos constituye el tratamiento para las etiologías más frecuentes de las vaginitis en atención primaria.
Además, este esquema no cubre la Tricomona, que requiere tratamiento por VO. Otros médicos cultivan los
flujos en forma rutinaria. Este abordaje es caro y rara vez es necesario.
Contar con tirillas reactivas de PH (papel tornasol) es muy simple y está al alcance de todos. El PH separa a la
VC de la VB y la VT. Ahora bien, sabemos que, en la práctica, el microscopio no es muy accesible y que pocos
259
médicos de familia (y ginecólogos) están entrenados para reconocer las tricomonas, las clue cells o las hifas.
Hemos visto que el tratamiento de la VB y la VT se realiza con la misma droga (metronidazol), pero en
esquemas diferentes. Con el esquema de 7 días se cubren los dos gérmenes y con la monodosis de 2 g se cubre
la tricomona y el 67 a 92% de las VB. Con lo cual, sería aceptable indicar metronidazol a la paciente y a su
pareja cuando el PH > 4.5 y la clínica no logra diferenciar ambas entidades. El problema es que, con este
abordaje, no puede afirmarse si la paciente tiene una ETS, con las diferencias en el manejo que esto representa.
La VT es una ETS por lo que, además de prescribir tratamiento para la pareja, es preciso considerar a la
paciente en otra categoría de riesgo (buscar otras ETS, aconsejarla acerca de prácticas de sexo seguro y,
eventualmente, solicitarle HIV).
La clínica es importante. Si el flujo es tipo yogur, se trata de una VC. Si el flujo huele a pescado, es
espumoso y tiene un color verdoso, la vagina está congestiva y la paciente tiene importante prurito y
ardor vulvar, se trata seguramente de una VT. En estos casos (que son la minoría) podría prescindirse
del PH y del microscopio. En los demás casos (que son la mayoría) lo ideal es contar con ambos
elementos. Si el médico no tiene acceso al microscopio, y mandar a hacer un examen en fresco al
laboratorio es muy difícil, podría usarse sólo el PH (además del interrogatorio y el examen físico). Si
éste es menor o igual a 4.5 y se ha descartado VIE, se asume como VC. Si éste es mayor a 4.5, se
descarta VA y la paciente no reúne criterios clínicos de VB, puede indicarse metronidazol 500 mg cada
12 horas por 7 días o 2 g monodosis a la paciente y a su pareja. En este caso, no podrá establecerse
si se trata de una ETS o no. Si el médico no tiene ni microscopio ni tirilla reactiva es preferible indicar
(una vez descartada la VIE o la VA por el interrogatorio) metronidazol VO más cotrimazol local que un
“óvulo mata todo”. Así, de forma totalmente empírica, se cubren los tres gérmenes responsables del
90% de las vaginitis.
El diagnóstico de las vaginitis se realiza habitualmente porque la mujer consulta por síntomas: flujo anormal,
prurito, ardor, etc. El médico también puede hallar una vaginitis en mujeres que no refieren síntomas de
vaginitis a las que se les realiza un examen pelviano por un control (PAP) o por otro síntoma (oligomenorrea,
etc.) y el médico detecta inflamación o flujo anormal. En estos casos, decimos que estamos frente a una
vaginitis asintomática. También pueden hallarse infecciones asintomáticas en pacientes que no tienen signos
clínicos de vaginitis pero que tienen el germen. Esto es común hallarlo en el informe del PAP.
Cándida: el germen se encuentra en el 25 al 50% de las mujeres como parte de la flora normal por lo que su
hallazgo casual no amerita tratamiento. La única excepción es cuando el informe del PAP es inflamatorio y se
destaca la presencia de Cándidas. En este caso, se indica el tratamiento para “limpiar” el PAP (ver PROFAM:
Rastreo de cáncer de cuello uterino).
Tricomona: la importancia del hallazgo de tricomoniasis asintomática radica en que se está ante la presencia
de una ETS y que hay que actuar en consecuencia (educación, etc.). Por otra parte, en el embarazo, si la
infección no se trata, puede causar ruptura prematura de membranas y prematurez. El rastreo de tricomonas
no está recomendado pero su hallazgo casual obliga al médico a tratarla.
Vaginosis: el principal objetivo del tratamiento de la VB es el alivio de los síntomas. Sin embargo, se sabe que
la VB está asociada a un mayor riesgo de parto pretérmino y que su tratamiento disminuye este riesgo. El
rastreo no está recomendado en todas las embarazadas asintomáticas. Sin embargo, se debe realizar rastreo de
VB en las embarazadas de alto riesgo de parto pretérmino en la primer visita. Si se diagnostica VB se las debe
tratar con 250 mg de metronidazol VO, 3 veces por día durante 7 días y realizar una visita de seguimiento.
260
La flora que se encuentra en la VB ha sido recuperada de las trompas y el endometrio de mujeres con EPI. La
VB ha sido asociada con EPI e infecciones uterinas luego de un procedimiento. El resultado de un estudio
randomizado sugiere que el tratamiento de la VB con metronidazol reduce sustancialmente el riesgo de
infecciones post-aborto. En base a estos datos, debería considerarse el tratamiento de la VB antes de un legrado.
No hay datos suficientes para recomendar el tratamiento antes de otros procedimientos como inserción de
DIU, histeroscopía, etc.
E jerc it aci ón E
Una mujer de 28 años ha presentado 6 episodios 12 a) Cotrimazol tópico en monodosis.
de VC en el año. No tiene causa predisponente b) Cotrimazol tópico por tres días.
obvia y no ha aceptado la profilaxis. ¿Cuál c) Ketoconazol VO por 3 días.
considera que es el tratamiento indicado en esta d) Cotrimazol tópico por siete días.
paciente? (solo una opción válida).
¿Cuál de los siguientes esquemas es eficaz para 13 a) Fluconazol VO en monodosis de 150 mg.
el tratamiento de la VC? (una, varias, todas o b) Itraconazol VO en monodosis de 200 mg.
ninguna es válida). c) Cotrimazol local en monodosis de 500 mg.
d) Nistatina, una tableta vaginal de 100.000 UI por día,
por 14 días.
Elija la opción correcta (una, varias, todas o 14 a) La pareja de una mujer con VC debe recibir siempre
ninguna es válida). tratamiento.
b) Las mujeres con VC deben realizar siempre cultivo de
control luego del tratamiento.
c) El tratamiento de elección de la VC en una mujer
embarazada es el fluconazol VO.
d) El tratamiento de la VC en una mujer HIV positiva no
difiere del de las mujeres seronegativas.
¿Cuál de los siguientes tratamientos considera 15 a) Cotrimazol local 500 mg semanales durante 6 meses.
adecuado para la profilaxis de VCR? (una, b) Ketoconazol 100 mg diarios durante 6 meses.
varias, todas o ninguna es válida). c) Fluconazol 150 mg una vez por semana durante 6
meses.
d) Itraconazol 100 mg diarios por 6 meses.
Una mujer de 25 años presenta una vaginitis con 16 a) Si se utiliza metronidazol VO se cubren las probables
PH de 8. ¿Cuál considera que es el tratamiento causas infecciosas.
empírico más adecuado’ (solo una opción b) Si se utiliza fluconazol VO se cubren las probables
válida). causas infecciosas.
c) Es imposible arriesgar qué droga debe utilizarse.
d) Si se utiliza metronidazol local se cubren las probables
causas infecciosas.
261
Elija la opción correcta respecto a la VT (una, 17 a) La pareja de una mujer con VT siempre debe tratarse.
varias, todas o ninguna es válida). b) El metronidazol vía oral es una buena alternativa para
el tratamiento.
c) La principal causa de mala respuesta es la resistencia
del parásito al metronidazol.
d) Existen alternativas de tratamiento por vía vaginal
altamente efectivas.
¿Cuál de los siguientes considera que es el 20 a) VAGISAN COMPUESTO, un óvulo por noche por tres
tratamiento más adecuado para una mujer de noches y recomendaciones sobre sexo seguro.
35 años con flujo blaquesino, con ligero mal olor b) BEXON 500 mg cada 12 horas por 7 días a la paciente
y prurito vulvar si el médico carece de tiras y a su pareja y recomendaciones sobre sexo seguro.
reactivas, microscopio y laboratorio? (solo una c) GYNOEMPECID 1, un óvulo de 500 mg por la noche
opción válida). y BEXON 500 mg, 4 comprimidos juntos en una sola
toma, a la paciente y a su pareja y recomendaciones
sobre sexo seguro.
d) GYNOEMPECID 1, un óvulo de 500 mg por la noche
y recomendaciones sobre sexo seguro.
262
Una mujer de 23 años consulta en un consultorio 22 SI NO
de Capital Federal por prurito vulvar y flujo de
varios días de evolución. Tiene pareja estable y
utiliza diafragma como método anticonceptivo.
Al examen, el flujo es blanquesino, huele a
pescado y tiene un PH de 6. El médico no
dispone de microscopio en su consultorio por lo
que decide indicarle 4 comprimidos juntos de
metronidazol 500 mg en una sola toma a ella y
al novio. ¿está de acuerdo con esta conducta?
263
264
D) ALGORITMO FINAL RF
Consulta por flujo o prurito vulvar
NO
NO
¿Se ven hifas en el No hay posibilidad ¿Tricomonas? ¿Clue cells? ¿Cumple tres
extendido con de hacer un exa- criterios de VB?
KOH? men en fresco con SI NO
el microscopio. SI
Tto de la VT Tto de la VB
NO SI
SI NO
Referencias:
Línea llena: indica la conducta ideal, Línea punteada: indica alternativas no ideales. Tto: tratamiento, VC: vaginitis candidiásica,
VT: vaginitis tricomoniásica, VB: vaginosis bacteriana, VA: vaginitis atrófica y VIE: vaginitis por irritantes externos.
265
Resumen de las principales características de las vaginitis
VB Mal olor, flujo blanco y homogéneo. Ausencia de Metronidazol 500 mg dos veces por
Debe haber 3 de 4 síntomas vulvares(prurito, ardor). día por 7 días o 5 g de clindamicina
criterios: No se considera ETS. crema al 2% por 7 noches.
1) PH > 4.5; Embarazadas: metronidazol 250 mg
2) Clue cells, de 3 veces al día por 7 días.
3) Test del olor positivo,
4) Flujo blanco, homogé-
neo y no inflamatorio.
VA
Informe del PAP: cambios Dispareunia, sequedad vaginal, en ocasiones, Estriol: 1 óvulo por día por 3 semanas
reactivos por atrofia. flujo. PH > 4.5. Mucosa pálida, a veces, y luego, a demanda.
con petequias.
VIE
Interrogatorio, descarte PH < 4.5. Interrogatorio positivo para uso de Medidas higiénicas y educación.
de causas infecciosas. irritantes.
266
E ) R E S P U E S TA S A L A E J E R C I TA C I Ó N R
1 Las opciones correctas son: c y d.
c) Lo más habitual es que no se encuentre un factor desencadenante y d) El PH vaginal de la VC es menor o igual
a 4.5. Las otras opciones son incorrectas: a) El flujo como yogur está presente en sólo el 50% de las VC, de modo
que su ausencia no la descarta; b) La VC no se considera una ETS.
4 La correspondencia es:
VC: 7
VT: 1, 2, 4 y 6
VB: 1, 2, 5 y 6
VA: 1y3
VIE: 7.
6 SI.
Ante una mujer con vaginitis y PH menor o igual a 4.5, los diagnósticos diferenciales son VC o VIE. Si no se dispone
de un microscopio para certificar el diagnóstico con el extendido en fresco, es lícito asumir a las vaginitis con PH
menor a 4.5 como candidiásicas. El flujo normal puede tener un PH menor o igual a 4.5, pero en este caso no podría
ser un flujo normal porque la paciente tiene síntomas.
267
7 NO.
La paciente tiene un solo criterio positivo de VB: el olor a pescado. Por lo general la VB no cursa con prurito (inflamación).
En este caso, es imprescindible, además de medir el PH (que seguramente será mayor de 4.5), mirar al microscopio
en busca de clue cells o de tricomonas.
268
16 La opción correcta es: a.
Con los datos de que disponemos sabemos que se trata de una VB o de una VT, por lo que el tratamiento podrá
hacerse con metronidazol VO. Las otras opciones son incorrectas: b) Sabemos que no usaremos fluconazol VO (la
VC cursa con PH < 4.5) ni d) metronidazol local ya que si es una VT, el metronidazol local no es de elección. c)
Debido a que se conoce el PH se puede realizar un tratamiento empírico.
21 SI.
La paciente tiene tres criterios positivos para VB. En estos casos no es necesario encontrar las clue cells. Uno de los
tratamientos sugeridos es el metronidazol en gel, 5 g una veces por día durante 5 días.
22 NO.
Este es un lindo caso para explicar nuestra postura. El médico trabaja en Capital Federal, con lo que no podría
excusarse con que es impráctico mandar a hacer un examen en fresco. El médico, al tratar con monodosis de
metronidazol a la paciente y a su pareja, “cubrió” la tricomona y el 67 a 92% de los casos de VB con lo que, desde el
punto de vista terapéutico, actuó correctamente. Sin embargo, no sabe el diagnóstico final y, por ende, no sabe si se
trata o no de una ETS. Esto podría tener implicancias en el manejo de la paciente ya que habría que indagar en las
conductas sexuales y hacer prevención de sexo seguro. Lo ideal hubiera sido hacer un examen en fresco. Si se
hallaban clue cells o no se hallaban tricomonas no era necesario tratar a la pareja y el tratamiento con metronidazol
VO debería haber sido de 7 días, 500 mg cada 12 horas. Si se hallaban tricomonas, el tratamiento es el que indicó el
médico y, además, se debería indagar sobre otras ETS, siempre siendo cauto con la información y teniendo en
cuenta el contexto ya que hay que recordar que la infección por tricomonas implica un contagio sexual pero no
siempre implica un contagio cercano.
269
23 # Vaginitis
S: flujo y prurito vulvar de varios días de evolución. Tiene pareja estable y usa diafragma.
O: Flujo blanquecino; PH=6; test del olor positivo.
E: Vaginitis por tricomonas o vaginosis.
P: Solicitar al laboratorio examen en fresco para diagnóstico diferencial.
270
F ) E J E R C I TA C I Ó N F I N A L EF
Una mujer de 30 años consulta por flujo, prurito vulvar y ardor vaginal leves de 10 días de evolución. Tiene pareja
estable desde hace 6 meses con la cual emplea ocasionalmente el preservativo.
271
G) BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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Connecticut: Appleton & Lange, 1990. trichomoniasis. JAMA 1989; 261(4): 571-6.
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H ) R E S P U E S TA S A L A E J E R C I TA C I Ó N F I N A L REF
1 Si bien el interrogatorio no permite realizar el diagnóstico etiológico en las pacientes con vaginitis, ciertos datos
pueden ser orientadores. Es importante recabar datos acerca de la presencia o no de síntomas acompañantes:
fiebre, dolor pelviano, etc. Interrogar sobre episodios anteriores, sus causas, tratamientos recibidos y respuesta.
Siempre preguntar si es posible que esté embarazada (sirve para elegir el tratamiento). Si bien hemos visto que ante
un episodio individual de VC no suele encontrarse el desencadenante, el antecedente de ingesta de antibióticos o
corticoides nos pone en la pista de una VC. Por supuesto, es importante saber si la paciente es HIV positiva o si
padece o ha padecido otras ETS. Por último, hay que indagar sobre el uso de irritantes externos.
2 El examen físico es importante, sobre todo para realizar el diagnóstico diferencial entre vaginitis y cervicitis purulenta.
Además, ciertos hallazgos, de estar presentes, evocan fuertemente una determinada etiología. Un flujo como “yogur”
es sugestivo de Cándida, una cervicitis “aframbuesada” es indicativa de tricomonas, la presencia de eritema vaginal
y signos inflamatorios aleja la probabilidad de que estemos frente a una vaginosis.
4 Si se cuenta con microscopio óptico, debería realizarse un examen en fresco con hidróxido de potasio, que permite
visualizar mejor las levaduras. La única causa infecciosa de una vaginitis con PH de 4 es la Cándida, por lo que, de
no contar con microscopio, podría asumirse el cuadro como una VC y medicar en consecuencia. El tratamiento de
elección es un curso corto (uno a tres días) de cotrimazol local. El único riesgo que se corre con esta conducta es
medicar de más a una eventual VIE, que es el diagnóstico diferencial de una vaginitis con PH de 4. El flujo no podría
considerarse normal porque la paciente tiene síntomas.
5 Si el PH fuera de 6, las etiologías a considerar son VT y VB. Para realizar el diagnóstico diferencial entre ambas
entidades debe observarse al microscopio un extendido en fresco con solución salina de la secreción vaginal. La
presencia de “clue cells” hace diagnóstico de VB mientras que el hallazgo de tricomonas hace diagnóstico de VT.
6 Si la paciente tuviera 56 años, habría que agregar a los diagnósticos diferenciales la VA. El PAP podría ayudar a
confirmar el diagnóstico (además de ser una práctica preventiva recomendada universalmente).
Los tratamientos que pueden prescribirse en este caso son: metronidazol por vía oral o por vía local. También podría
7 emplearse clindamicina, tanto oral como tópica. En la elección debemos tomar en cuenta costos, contraindicaciones
y preferencia de las pacientes.
8 El tratamiento es 2g de metronidazol en monodosis por VO. Debe prescribirse tratamiento para los contactos sexuales
y realizar educación acerca de prácticas de sexo seguro. Debido a que el 30% de las mujeres con tricomonas tiene
asociada una infección por clamidias y/o gonococos, su búsqueda estaría recomendada. La paciente debe recibir
consejo para realizarse un test de HIV.
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