Mario JaramilloBaena 2017
Mario JaramilloBaena 2017
Mario JaramilloBaena 2017
ANTIGUA GRECIA
J. Mario Jaramillo
RESUMEN
Este escrito busca abarcar el concepto de metis griega, con el fin de dar cuenta de todos los
ámbitos en donde esta emergió, pues, se manifestó de modos tan distintos como pudieron
llegar a serlo Zeus, Perseo, Atenea o Ulises; sin embargo, en este artículo, se abordan
mitología griega, de tal forma que se pueda establecer el valor que dicho concepto tiene para
PALABRAS CLAVE:
ABSTRACT:
this writing seeks to encompass the concept of the Greek metis, in order to account for all the
areas in which it emerged, for it manifested itself in such different ways as Zeus, Perseus,
Athena, or Ulysses could have become; However, in this article, certain characteristics of the
concept of metis found in several texts of Greek mythology are approached, so that the value
KEY WORDS:
Los dioses griegos no necesitaron encarnarse para sentir pasiones plenamente humanas.
Al igual que los hombres, las deidades engañaban y eran engañadas. Los hechizos y los
afeites de Afrodita fueron sumamente solicitados por diosas como Hera, esposa de Zeus. La
misma Gea, consiguió engañar a Urano para poder dar a luz a sus hijos. No es gratuito,
entonces, el pensamiento de que los griegos dieron más importancia a la astucia que a la
valentía. Así pues, en la obra de Homero, se pone en contraste al indomable, pero obstinado
y de cortas luces, Aquiles y al astuto Ulises quien no dudó en sacrificar a sus compañeros
para lograr sus fines y llegar sano y salvo a su tierra, Ítaca. Incluso, Atenea ayudó a Ulises
en sus artimañas, pues, cuando derrotó a los pretendientes que asediaban a su esposa
la antigua Grecia sobre la valoración que se tenía en aquel pueblo sobre las máscaras. Ahora
problema, a saber, las diversas formas de figuración de lo divino, pues, es curioso que se
hiciera a través de un objeto que en sí mismo tiene la función de engañar.1 Según Vernant:
Además de las máscaras, cómicas o trágicas, que los actores lucían en escena, en
sus celebrantes durante el rito. Eran, por tanto, máscaras cultuales, diferentes de
las máscaras teatrales. A primera vista esta distinción puede resultar sorprendente
dado que, en Atenas, al igual que en otras ciudades antiguas, los concursos
Los griegos distinguían entre el engaño y la mentira. El engaño era lícito pues permitía
sortear obstáculos y dificultades sin grandes daños. La mentira, por el contrario, era el arte
de los cobardes que únicamente buscaban injuriar y quebrantar la honra de quienes eran
víctimas de sus maquinaciones. Así pues, tanto dioses como hombres recurrían a engaños
para salirse con la suya, cuando la fuerza era inútil o contraproducente. Desde luego, el valor
1
Pierre Vernant elige tres potencias divinas importantes a través de las cuales se representaban las
máscaras. En primer lugar, una potencia que es máscara por entero, que actúa a través de la máscara,
en y por ella: Gorgo, la Gorgona. A continuación, una diosa que, a pesar de que nunca es representada
por la máscara, reserva un lugar importante a máscaras y disfraces en su culto: Artemis. Por último,
la divinidad cuyas afinidades con la máscara son tan íntimas en todos los aspectos, que ocupa en el
panteón griego el lugar del dios de la máscara: Dionisio. Entre estas tres entidades del más allá,
distancias y contrastes, pero también connivencias y deslizamientos, permiten plantear de forma
general el problema de la máscara en el universo religioso griego. (Vernant, 1989: Pág. 30)
que los héroes practicaron en la guerra de Troya, tal como lo cuenta Homero en la Ilíada, fue
en muchos casos el engaño, como aquel caballo de madera en el que los aqueos se
Deseo hacer una alusión al mito de Prometeo para ahondar un poco más en el problema
del engaño de los dioses. Dicho mito se encuentra en dos obras de Hesíodo, la Teogonía y en
Trabajos y días, ejemplificando la caída del hombre desde una posición privilegiada con las
deidades hasta su estado actual. Prometeo está en el mito en representación de los hombres,
pues a pesar de ser hijo del titán Jápeto, siente inclinación por los mortales. La aparición del
engaño y la astucia son constantes en este mito. En primer lugar, Prometeo comienza
engañando a Zeus partiendo un buey en dos partes, escondió la parte comestible en el vientre
del buey y, por otro lado, expuso los huesos cubiertos de grasa. Zeus escogió la que parecía
la parte más apetitosa por afuera, a saber, la de los huesos, pero en realidad no tenía nada,
provocando la cólera de Zeus. Ahora bien, desde aquel momento, se estableció el sacrificio
ritual para los dioses, representando un nuevo tipo de comunicación entre dioses y hombres,
pues éstos ya no podían compartir mesa ni gozar de un estado de semejanza con los dioses:
Mecona, Prometeo presentó un enorme buey que había dividido con ánimo
carne y ricas vísceras con la grasa, ocultándolas en el vientre del buey. De otro,
recogiendo los blancos huesos del buey con falaz astucia, los disimuló
dioses: "¡Japetonida, el más ilustre de todos los dioses, amigo mío, cuan
para los hombres mortales e iba a darles cumplimiento. Cogió con ambas manos
vio los blancos huesos del buey a causa de la falaz astucia. Desde entonces sobre
la tierra las tribus de hombres queman para los Inmortales los blancos huesos
Por otro lado, Zeus reaccionó al engaño de Prometeo ocultando el fuego que sirve para la
vida de los hombres, pero Prometeo vuelve a engañarlo robando el fuego. Así pues, Hefesto,
por encargo de Zeus, preparó un mal, una hermosa mujer de la que descienden todos los
males; por fuera, era de una maravillosa contemplación, pero esto era sólo apariencia. De
manera que, es posible pensar que Zeus gestó una artimaña a la humanidad estableciendo la
institución del matrimonio que tiene como función la crianza de los hijos y la perpetuidad de
Y es que oculto tienen los dioses el sustento a los hombres; pues de otro modo
fácilmente trabajarías un solo día y tendrías para un año sin ocuparte en nada. Al
punto podrías colocar el timón sobre el humo del hogar y cesarían las faenas de
los bueyes y de los sufridos mulos. Pero Zeus lo escondió irritado en su corazón
por las burlas de que le hizo objeto el astuto Prometeo; por ello entonces urdió
lamentables inquietudes para los hombres y ocultó el fuego. Mas he aquí que el
buen hijo de Japeto lo robó al providente Zeus para bien de los hombres en el
hueco de una canaheja a escondidas de Zeus que se goza con el rayo. Y lleno de
cólera díjole Zeus amontonador de nubes: "Japetónida conocedor de los designios
sobre todas las cosas! Te alegras de que me has robado el fuego y has conseguido
futuros. Yo a cambio del fuego les daré un mal con el que todos se alegren de
cuanto antes tierra con agua, infundirle voz y vida humana y hacer una linda y
Jápeto, el titán, tuvo gemelos, a saber, Prometeo, caracterizado por su frónesis, es decir,
hermano. Según el mito, cuando Prometeo se enteró de que Zeus había manifestado enviar
un mal a todos los hombres, avisó a su hermano Epimeteo para que no aceptase regalo alguno
del dios. Sin embargo, cuando apareció Hermes con Pandora, Epimeteo aceptó el regalo, no
regalo, Pandora no pudo resistirse, liberando así, los males que se diseminaron por el mundo:
manos de Zeus olímpico, sino devolverlo acto seguido para que nunca sobreviniera una
desgracia a los mortales” (Hesíodo. Pág. 44). Este es otro episodio donde es perpetuado el
engaño por parte de una deidad, una artimaña que, sin embargo, permite la configuración de
Prometeo obtener para los hombres más de lo que debían recibir, arrastra a la
humanidad a la desgracia: Zeus les da a los mortales un don ambiguo, mezcla de
bien y mal, una peste difícil de tolerar, pero de la que no se puede prescindir. Es
al que acecha con encantos seductores y, una vez casada instala el hambre en el
Siguiendo la interpretación que tanto Jean-Pierre Vernant como Marcel Detienne hicieron
en la etimología griega antigua, una palabra que designa el engaño, a saber, metis. Dicho
término designa una forma particular de inteligencia, una prudencia astuta y, a su vez,
denomina a una divinidad femenina, hija del Océano. A propósito de la metis, Vernant
afirmará:
canto XXII de la Ilíada de Homero. En este apartado de la obra se habla de cómo todo está
preparado para la carrera de los carros y Néstor, modelo de sabio, consejero experto en metis
da sus recomendaciones a su hijo Antíloco, quien, desde muy joven, tanto Zeus como
Poseidón, le enseñaron todos los modos de utilizar los caballos, sus oponentes han tenido
mejor fortuna por no contar con corceles muy veloces. De manera que, ¿cómo podría vencer
Antíloco a sus oponentes si es conducido por caballos menos veloces? Es en este contexto
donde aparece el concepto de metis. Así que, poco beneficiado por sus caballos, Antíloco, al
igual que su padre pone en juego sus metis: "A ti, pues, hijo mío [le dice Néstor], a ti compete
ejercitar una metis múltiple para no dejar escapar el premio" (Homero: II XXIII, 307).
Pronto el belicoso Antíloco alcanzó a descubrir el punto más estrecho del camino
-había allí una hendedura de la tierra, producida por el agua estancada durante el
invierno, la cual robó parte de la senda y cavó el suelo-, y por aquel sitio guiaba
Menelao sus corceles, procurando evitar el choque con los demás carros. Pero
Antíloco, torciendo la rienda a sus caballos, sacó el carro fuera del camino, y por
¡Antíloco! De temerario modo guías el carro. Detén los corceles; que ahora el
delantera. No sea que choquen los carros y seas causa de que recibamos daño. Así
dijo. Pero Antíloco, como si no le oyese, hacía correr más a sus caballos
picándolos con el aguijón. Cuanto espacio recorre el disco que tira un joven desde
La metis de Antíloco le sugirió una maniobra más o menos tramposa, que le permitió dar
un giro a su situación desfavorable y levantarse victorioso sobre los demás: "Quien conoce
diversas tretas, incluso aunque conduzca caballos mediocres, se alzará con la victoria."
evidente oposición entre el uso de la fuerza y el recurso a la metis. Así pues, el éxito que
provee la metis adquiere un tono un poco ambiguo, pues, en determinados momentos puede
verse en la metis el producto de un engaño al no respetar las reglas del juego; pero, por otro
lado, puede provocar una mayor admiración cuando, contra todo pronóstico, el más débil ha
encontrado los recursos suficientes para someter a sus oponentes más fuertes. Vernant lo
El éxito que procura la metis se reviste así de una significación ambigua: según el
producto de un fraude, cuando no se han respetado las reglas del juego; otras
provocará una admiración tanto más generosa cuanto la sorpresa ha sido mayor,
desleal y de la traición; mientras que, en otros aspectos, parece estar en el ámbito donde es
más digna que la fuerza. Además, en el libro atribuido a Opiano Tratado de la pesca se
Aquellos que no han sido provistos de algún aguijón acerado para defenderse
y logran que perezca -por ejemplo- un pez que por su talla y su fuerza les es muy
río son pequeños y su fuerza guarda relación con su talla. (Opiano, 1990: Pág. 62)
En las similitudes que se encuentran en los atributos con los que tanto Hesíodo como
Esquilo dotaron a Prometeo en sus obras, ponen de relieve que, en dicho personaje, la metis,
esa inteligencia retorcida, lo caracterizaba. De manera que, para ambos poetas, Prometeo es
siempre en su interior sus estratagemas. Por tanto, sería el único capaz de hacer frente a las
astucias de Zeus y oponerse al rey de los dioses; en palabras de Vernant, metis contra metis.
Precisamente, en las caracterizaciones que Esquilo hace de la metis de Zeus en sus relatos
míticos, resalta otros atributos de esta como efecto ilusorio, como lazo mágico:
La metis es en sí misma un poder artero y engañoso. Actúa por medio del disfraz.
Para confundir a su víctima toma una forma que enmascara, en lugar de revelar,
adversario al error y le dejan ante su derrota tan estupefacto como ante los
Existe también otra forma de metis que puede encontrarse en Atenea, a saber, como
inteligencia práctica. En cierto episodio, la diosa deja ver su poca tolerancia después de una
competencia hecha por Aracne para demostrar quién manufacturaba un mejor tejido. Así
pues, Aracne desafió a Atenea para poner en evidencia quién hacía un mejor trabajo con el
telar. Jean Humbert en su obra Mitología griega y romana lo detalla de la siguiente manera:
quedaba en zaga [...] El dibujo era tan perfecto y las figuras quedaban tan
transformó en araña. Bajo esta nueva forma, Aracne conserva aún su pasión por
Atenea era, entre otras cosas, la patrona del hilado y el tejido; es posible pensar que en
ella se configuraba un tipo de metis, una inteligencia práctica, siendo no sólo protectora de
los oficios femeninos, sino de toda la politécnica, es decir, la inspiradora y maestra de todo
tipo de artesanos. A propósito de esto, el filósofo Mircea Eliade advirtió sobre Atenea:
De ella aprende el herrero al hacer la reja de arado, y los alfareros la invocan [...]
también ayuda al piloto a "guiar recto" su barco. (Eliade, 1978: Pág. 298–299)
A pesar de tener un temperamento irascible en ocasiones, Atenea fue una maestra que
estuvo en contacto con varios héroes a los cuales enseñó y dio consejos sobre cómo superar
determinadas pruebas. Para autores como Barry B. Powell (2004), dicha actitud de Atenea
conocimientos técnicos para ejercer control sobre el entorno y los efectos inoportunos de las
fuerzas naturales. Esto puede encontrarse cuando Atenea guió a Perseo en su ofensiva contra
Medusa, dotándolo de un escudo pulido como un espejo para que no tuviese que ver
despellejar al León de Nemea con sus propias garras y así usar su piel como armadura. Y a
Odiseo, lo ayudó en diversas etapas en su viaje de regreso a Ítaca. Según Eliade: "Atenea
hace amistad con Ulises y lo protege, pues admira la fuerte personalidad y astucia del héroe,
humanas que, en muchos casos, hicieron ver como dones sagrados. Desde la perspectiva del
escepticismo, al igual que hicieron con los dioses, los hombres griegos habrían trasladado
también dichas características a los héroes. Por ello, para abordar el tema del engaño, la metis
En Ulises, se pueden encontrar diversos momentos en donde este hace uso de la metis, en
muchos casos, auspiciado por la diosa Atenea. Este héroe es conocido como el fecundo en
ardides, de manera que, aunque es hijo de mortales, posee una metis, el don divino de la
astucia, herramienta que, como se ha mostrado, ha sido utilizada muy frecuentemente por los
dioses para engañar y alcanzar todos sus fines. En el tiempo de Troya ya eran evidentes los
artificios de Ulises, pues, aunque la propia Tetis había escondido a Aquiles entre las hijas del
rey de Sciros para que no marchara a la batalla, Ulises, haciéndose pasar por mercader, pudo
diseñó al final de la Guerra para vencer a los troyanos, ya no desde la fuerza sino utilizando
la metis, es otro ejemplo de cómo su habilidad, parece diluir la línea que divide lo divino de
lo humano.
Por otra parte, todos los incidentes narrados en La Odisea esclarecen la condición
transgresora de Ulises, a saber, conociendo los cicones, los lotófagos, los Cíclopes, el poder
de hechiceras como la diosa Circe, la seducción de las Sirenas, el país de los cimerios, los
interpretación de Vernant, las aventuras de Ulises, buscan revelar lo oculto que existen en el
hombre, es decir, aquello que lo hace ser de la manera cómo es, más allá de la predestinación
de los hados o los dioses. Por eso resulta tan relevante el episodio que vive Ulises con Calipso
y el ofrecimiento que le hace de permanecer junto a ella, sin importar el designio de Zeus,
joven. Para evitar la partida de los marinos de Ulises, Circe los había transformado
un animal sino en dios, con el mismo fin, que olvide Ítaca y a Penélope. El drama,
en la isla de los Cimerios, en la boca del infierno y también en torno de las Sirenas,
estará oculto, dejará de ser él, Ulises, el héroe de regreso. Ulises es el hombre del
recuerdo, dispuesto a afrontar todas las pruebas, padecer todos los sufrimientos
para realizar su destino: llegar a las fronteras de lo humano y desde allí poder,
Por último, Ulises se decide por regresar a Ítaca, que es equivalente, a la elección por ser
un hombre, un héroe, y dicha decisión es fundamental en la medida en que, con ella, rechaza
la naturaleza de los dioses, ofrecida por Calipso y, además, se convierte en un ser que ha
traspasado tanto el mundo humano como el divino y, además, conoce los secretos que habitan
una metis que no está determinada y que no es inamovible, sino que es múltiple; develando
aplicarse en circunstancias que en ocasiones son opuestas. Esta multiplicidad de la metis fue
debe hacerse más rápida que él. Para dominar una situación mudable y llena de
contrastes, debe hacerse más flexible, sinuosa y polimorfa que el fluir del tiempo:
Concluyendo, la metis, tanto en los dioses como en los hombres, pone a operar la
encuentra implicada en las dificultades prácticas con todas sus posibles vertientes azarosas.
Por tal razón, la imagen del pescador y su presa sirve para ilustrar el uso de la metis, pues se
despliegan toda una serie de artimañas, trampas y técnicas maquinadas tanto por el pescador
como por su presa, configurando de esta forma, un ámbito donde es posible descubrir toda
Branston, Brian (1985). Dioses y héroes de la mitología vikinga. Madrid: Editorial Anaya.
García Bacca, David (1973). Estudio Preliminar; en La Ilíada. Estados Unidos: W.M.
Paidos.
Hesíodo (1996). Teogonía. Trabajos y días. Escudo. Certamen. Madrid: Alianza Editorial.
Cultura Económica.
____________ (2010). Paideia: los Ideales de la Cultura Griega. México: Fondo de Cultura
Económica.
Powell, B. (2004). Classical Myth. Upper Saddle River. NJ: Pearson Prentice Hall.
____________ (1999). El Universo, los Dioses, los Hombres. Madrid: Editorial Taurus.