Capitulo 2
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Capítulo 2
A lo largo del Siglo XIX, los distintos compositores que se desempeñaron como tales en
los nuevos estados latinoamericanos, desarrollaron su arte bajo una alta influencia de los modelos
europeos. Uno de los más destacados compositores de esta primera etapa, fue el brasilero Carlos
Gomes (1836-1896), quien fue reconocido en el continente europeo, principalmente por sus
Óperas. Una de las más reconocidas fue Il Guarany, estrenada en la escala de Milán en el año
1870.
Algunos historiadores como Robert Morgan, sostienen que no hay indicios de un
verdadero nacionalismo artístico en Latinoamérica, hasta fines del siglo XIX. Como ya fue
expuesto en el capítulo anterior, los primeros indicios de implementar cuestiones locales en las
obras, se basaron en la inclusión de algunas melodías o danzas representativas, insertas finalmente
en formas tradicionales de origen europeo. Otra cuestión a tener en cuenta, radica en que la
inclusión de danzas folklóricas es una característica romántica, por lo que no podemos decir que
fue una novedad latinoamericana.
Según Morgan, hay dos obras que pueden ser catalogadas como el inicio de un verdadero
(o intento al fin) nacionalismo latinoamericano comprometido, Ollanta (1901) del peruano José
María Valle Riestra y Huemac (1916) del italiano nacionalizado argentino, Pascual de Rogatis.
En el caso de este último compositor, que murió a los 100 años de edad en 1980, resalta Vicente
Gesualdo: “En sus obras presenta una técnica orquestal impecable, vigorosa y expresiva. Con el
estreno de su poema sinfónico Zupay en las celebraciones del centenario en 1910, evidenció su
firme vocación americanista.”1. Rogatis fue profesor en el Conservatorio Nacional de Música y
Arte escénico, como así también en los conservatorios fundados por Alberto Williams, quién fue
su maestro.
Muchos autores consideran que uno de los factores determinantes que desembocan en el
estilo tan particular de la obra de Villa-Lobos, es su condición de autodidacta. Fue un músico
individualista, por lo que sería correcto enmarcarlo dentro de los límites de un artista romántico.
A pesar de que sus primeros acercamientos al estudio formal de la música se dieron en el
conservatorio clásico, estudiando violonchelo, Villa-Lobos se formó principalmente tocando la
guitarra en pequeños grupos urbanos en las calles y cafés de Rio de Janeiro. Posteriormente
realizó viajes por todo Brasil, por lo que podemos afirmar que en su música se encuentran
presentes, tanto el aspecto urbano de las grandes ciudades industriales, como el folklórico de la
selva y zonas rurales brasileras. A su vez, no desconocía los movimientos estéticos modernos
europeos, ni tampoco las técnicas compositivas derivadas de estos, lo cual tuvo también, un
importante impacto en su producción.
1
Gesualdo, V., p.200
De esta novedosa e interesante formación musical, nace por ejemplo la serie de 14 Choros
escrita entre 1920 y 1929, que tanto refleja el estilo personal del músico brasilero.
La forma del Choro proviene de la música popular Brasilera, correspondiéndose a un solo
movimiento multiseccional. La instrumentación de los mismos varía, siendo por ejemplo, el
primero para guitarra; 2,4 y 7 para un pequeño grupo de cámara; 6,8 y 9 para una orquesta
completa; y el 10 para coro y orquesta.
Entre 1923 y 1930, subvencionado por el estado brasilero y patrocinadores privados paso
una larga temporada en Europa, estableciendo residencia en Paris, visitando a su vez importantes
ciudades europeas y africanas. A partir de aquí interrumpió su serie de Choros y comenzó a
componer una nueva serie de piezas bajo el título de Bachianas Brasileras. La idea compositiva
aquí nace de la intención de mezclar las características de la música popular brasilera con la
música de Johan Sebastian Bach. A pesar de que el nombre de Bach es recurrente a la hora de
exponer referentes de los grandes compositores, en el caso de Villa-Lobos se da una interesante
particularidad, ya que el compositor de Rio aludía que la música de Bach no representaba ni
pertenecía a una cultura en particular, sino que era: “un intermediario de todas las culturas”.
A diferencia de los Choros, las Bachianas contienen más de un movimiento, y cada uno
de ellos contiene más de un título, uno relacionado con su origen barroco, y otro con una danza
brasilera, como por ejemplo: Preludio/Modinha o Tocatta/Picapao.
Algunos analistas musicales certifican que la música de Villa-Lobos se asemeja más a
una improvisación que una composición musical. Además de las Bachianas y los Choros, la
producción musical del compositor de Rio de Janeiro es realmente extensa, ya que entre otras
obras incluye: 12 sinfonías, un gran número de conciertos, y 17 cuartetos de cuerdas. Se considera
que compuso más de dos mil obras, de las cuales muchas todavía no fueron editadas.
A pesar de los distintos cambios que surgen en cada una de sus etapas, encontramos
ciertas relaciones en sus obras, como por ejemplo, en que toda su música es tonal. Desde un punto
de vista armónico, se observan influencias del romanticismo y el impresionismo. Otro factor a
destacar es que, en mayor o menor medida, el elemento nacional está siempre presente en su
música.
Si hay algo que evidencia la postura de Chávez, es que se negaba a usar de forma explícita
materiales autóctonos, ya que aludía que los mismos iban a aparecer de forma inevitable y natural
a partir de su herencia musical. En 1940 compone Xochipilli, exponiendo el compositor en el
prólogo de la partitura : “un intento de reconstruir la música de los antiguos mexicanos”. Según
Morgan: “la obra representa una evocación imaginaria del ritualismo musical primitivo,
mediante las repeticiones de frases breves y sencillas.”
En otras de sus composiciones, como la sinfonía Antígona (1933) y la sinfonía Nº4 (1953)
se puede apreciar claramente una influencia de las corrientes musicales europeas del siglo XX.
Por otro lado, Chávez no solo participo de la vida musical mexicana como compositor.
Colaboró entre otras cosas, en la creación de la primera orquesta sinfónica estable de Mexico, de
la cual fue su director entre los años 1928 y 1948. En el año 1928 fue nombrado director del
conservatorio Nacional, ocupando su rol de una forma activa, ya que en los siete años que
desempeñó el cargo, propulso reformas sustanciales en la educación musical de su país. A su vez,
fue crítico musical del periódico Ciudad de Méjico y autor de varios libros y artículos. Su libro
más difundido es “Hacia una nueva música”, publicado en Estados Unidos en 1937, donde Chávez
se desempeñó como compositor y director, se centra en el impacto de la tecnología en la música,
especialmente el cine, la radio y los instrumentos electrónicos.
2
Morgan, R. p.338
momento. A su vez los libretos, reflejan también un carácter más internacional que local, ya que
las tres tienen protagonistas europeos y no sudamericanos.
Otros compositores
Bibliografía
Gesualdo Vicente, La música en la Argentina, 1ªed., Buenos Aires, Editorial Stella, 1988.
Morgan, Robert P. La música del siglo XX .Madrid, Akal, 1999.