AnalesdelaUniversidad Tomo33 Entrega113 1923
AnalesdelaUniversidad Tomo33 Entrega113 1923
AnalesdelaUniversidad Tomo33 Entrega113 1923
ANALES
DE
LA UNIVERSIDAD
Entrega N.o 113
AÑO 1923
MONTEVIDEO
IMPRENTA NACIONAL
1923
I
GOBIERNO DE BERRO. —1860-1864
ANALES DE LA DNIVERSIDAD
AÑO XXXII MONTEVIDEO 1923 ENTREGA N.o 113
HISTORIA DEL. U R U G U A Y
POK EL
CAPÍTULO I
Movimiento político
Don Bernardo P. Berro es elegido Presidente de la República.
Desde los primeros días del año 1860 empezaron los trabajos
políticos para la elección presidencial que debía tener lugar el
1." de marzo.
Había cuatro candidatos: don Julio Pereira, hijo del Presidente
de la República, don Bernardo P. Berro, el coronel Diego Lamas
y el doctor Eduardo Acevedo que vivía en Buenos Aires desde
la caída del gobierno de Giró.
La candidatura de don Julio Pereira encontró grandes resisten-
cias y el mismo candidato tuvo que recurrir a la prensa para
decir que él no había autorizado a nadie para que realizase tra-
bajos a su favor. Pero «La República» que era el diario que lo
había proclamado, siguió en su prédica y próximo ya el día de la
elección presidencial publicó un artículo alarmista en que decía:
¿Sabéis dónde vemos el síntoma infalible de le anarquía del
país? En la anarquía de las Cámaras.., ¿Dónde está el candidato
del país? Eso Dios lo sabe. Lo que es los representantes del pue-
blo — pasma decirlo — no lo conocen todavía. Pueblo oriental:
he ahí la verdad de la situación; he ahí cómo responden los re-
presentantes del pueblo al sagrado mandato que les confiasteis.
¡iDios salve al país! ¡Dios tenga cuenta de sus futuros destinas y
disipe la anarquía y el caos que presentimos!»
En otro artículo, escrito casi al mismo tiempo, anunciaba que
una división de mil hambres reclutada en los departamentos de
Minas y Maldonado, avanzaba sobre Montevideo bajo el mando
del coronel Burgueflo, y que de otros departamentos habían empe-
Anales de la üniversidcM
zado también a salir tropas. Lia Policía arrestó al director del dia-
rio, aumentando con ello las agitaciones del escenario político.
En la vísipeira de la elección esitaban asi distribuidos ios votos
de los legisladores: Diego Lamas 19, Eduardo Acevédo 18,"Ber-
nardo P. Berro 12.
La candidatura del doctor Aceivedo levantaba grandes res.is-
tencias entre los caudillos militareis, que habrían aceptado de
buena gana al hijo del Presidente Pereira que aseguraba la per-
manencia del régimen en que ellos eran dueños y señores de
toda la campaña, y que* eliminada esa oandidatura sólo toleraban
la de don Beraiardo P. Berro.
"La Tribuna Nacional" que sostenía esta última candidatura
acababa de decir:
«Están interesados en su triunfo todos los hombres de acción
y de prestigio que t\em>e la Repúiblica: los Olid, los Burgueño,
los Crosia, los Muñoz, los Cambes, los Pérez, los Acuña, los Apa-
ricio y tantos otros que ansian la elección del señor Berro para
la presidencia de la República».
Era necesario evitar la catástrofe, y entonces los partidarios
de la candidatura Acevedo resolvieron plegarse en masa a la de
Berro y su ejemí)lo fué inmediatamente seguido por los parti-
darios de la candidatura Lamas.
Hablan quedaido, pues, uniformadas las opiniones bajo la
presión de los caudillos militares y el 1." de marzo obtuvo don
Bernardo P, Berro 47 votos, contra 4 que obtuvieron don Diego
Lamas, don Juan Francisco Giró y don Bernabé Caravia.
Al prestar juramento dijo el Presidente electo:
"En el nuevo destino que me ha sido coniflado no seré otra
cosa que el hombre de la patria y de la ley."
Y contestando en seguida al Presidente de la Asamblea, agregó:
"El cumplimiento estricto de la ley, la observancia de la Cons-
titución, la protección de la religión del Estado—como dice muy
bien eil Presidente de la Asamblea—será uno de mis primeros
deberes".
La población de Montevideo que había pasado horas de cruel
incertidumbre ante lias noticias alarmantes quiC llegaban de la
campaña, recibió con aplauso el resultado de la elección entre-
gándose en seguida a manifestaciones de regocijo—iluminaciones
y serenatas—que se prolongaron hasta altas horas de la nocíhe.
Anales de la Universidad
El programa de Berro.
Cuestión religioisa:
El patronato es una ley constitucional; por resistir a ella,
el Gobierno ha retirado el pase al breve de institución del vicario
apostólico. Sólo cabría la reposición mediante ©1 acatamiento al
patronato. Hay quien sostiene que el Gobierno no tiene el derecho
de intervenir en el nombramiento de los curas, pero tal pretensión
es contraria al patronato.
Entreisacamós del mismo programa esitas otras ideas:
No dar privilegios a ninguna nación como medio de tener la
amistad de todas.
Sostener la nacionalidad oriental de los hijos de extranjeros.
RecTiaízar la institución de las comisiones mixtas.
Abrir las puertas de la patria a los emigrados orientales en
la Argentina.
Procurar la cooperación diplomática de la Francia y de la
Inglaterra cerca del Gobiernoi Argentino para garantizar la paz-
y el orden de nuestro país.
«Conservarse siempre fuera y encima de todos los partidos y
círculos. Servirse de sus hombres y darles preferencia si fuere
necesario consuJtando en ello tan sólo los intereses del país y
los propósitos del Gobierno en ese sentido."
Sanción de Códigos en reemplazo de la actual legislación.
Fomento de la colonización agrícola.
Establecimiento ^o ferrocarriles y puentes.
Adquisición de un terreno para granja experimenta].
Mensura del territorio nacional.
Estableciiniento del libre cambio.
Creación de un banco nacional con monopolio de la emisión
menor.
Sanción dé una ley de bancos hipotecarios y bancos de emisión
y de descuentos.
Todo un vasto y hermoso programa, como se ve.
«JOENAL DO COMMEBCIO».
«EL PUEBLO».
2-v
18 ', Anales de la universidad
«EL SIGLO».
«EL POBVEMB».
«LA DISCUSIÓN».
tan general, luto por cuatro días que llevarían las corporaciones
civiles y militares y el Cuerpo Legislativo, traslado de los restos al
panteón nacional para ser colocados junto a la urna de Artigas
(adviértase que el doctor Antonio de las Carreras acababa de re-
cordar en el cementerio que Pereira había actuado en las campa-
ñas de Artigas como sargento mayor del batallón de Libertos
Orientales). El Senado suprimió el luto después del entierro y la
referencia a la urna de Artigas. La mayoría de la Cámara de Dipu-
tados que no se cansaba de prodigar honores, sancionó finalmente
una nota de pésame a la viuda en que se decía: nuestro pueblo
«ha alcanzado después de fatigosos días de desgracia sin cuento
una época de paz, de libertad y progreso, merced a los patrióticos
esfuerzos de aquel ilustre ciudadano... la muerte del señor Ga-
briel Antonio Pereira es una verdadera calamidad pública... el
ciudadano don Gabriel Antonio Pereira ha merecido bien de la
patria.» Pues bien: el Senado desechó esa nota de acuerdo con
un dictamen de la Comisión de Legislación según el cual las de-
íiiostraciones proyectadas excedían de las facultades de las Cáma-
ras dentro de nuestro régimen constitucional.
3-V
34 Anales de la Universidad
«
38 Anales de Ja Universidad
•
Anales de la Universidad
Inconipatibilitlades parlamentarias.
rentes habían supuesto que el país viviría en paz y que las escuelas
&e repartirían por todo el territorio, y que habiendo fallado esa su-
posición resultaba injusto que se privara de los derechos políticos a
quienes con las armas en la mano habían concurrido a la defensa
nacional.
Destitución de ministerios.
E l e s t a d o de l a s r e l a c i o n e s i n t e r n a c i o n a l e s n o e r a i n q u i e t a n t e .
H a b l a n d o n F é l i x F r í a s y d o n J o s é Mái'mol a c e r c a de l a colaborii-
cJón a r g e n t i n a e n l a r e v o l u c i ó n d e F l o r e s .
lia invasión.
5-V
66 Anales de la universidad
El programa de la invasión.
6-V
82 Anales de la Universidad
Movimiento político
La acción de la Argentina y del Brasil en la revolución
de Flores
7-V
98 Anales de la universidad
nuestra autoridad y hostil a los hombres que tanto nial han ocasio-
nado a la causa de las buenas ideas en ambas orillas del Plata. Igno-
ramos cuáles son los elementos con que cuenta el general Plores...
pero lo que sí sabemos es que el Gobierno Argentino, dando a los
hechos toda la importancia que tienen, debe arrancar su política do
este punto de partida... El triunfo de la revolución será para la
República Argentina una garantía más de orden y de estabilidad».
La redacción del diario decía a su turno saludando al jefe
invasor:
«Este valiente soldado que ha tomado la iniciativa en la nueva
cruzada que se emprende contra el partido de los asesinos de Quin-
teros, va acompañado por dondequiera que dirija sus pasos por
las bendiciones de todas las personas de corazón, amigos de la li-
bertad y de los derechos del hombre. El general Flores al empren-
der la noble tarea de librar a su patria de cuanto forajido la opri-
me, merece ser saludado con burras por todos los que simpaticen
con la causa de los principios. Que Dios lo acompañe en su santa
causa!».
«El general Flores — decía «El Nacional» en el mismo mes de
abril — triunfará indudablemente, porque sobre sus enemigos man-
chados con la sangre de dos generaciones, pesan los crímenes y res-
ponsabilidades más terribles».
Otro diario de Buenos Aires, «El Mercurio», se expresaba así en
noviembre de 1863:
«Si Flores es veacido, la reacción federal se arranca la máscara
en Entre Ríos, corre como un reguero de sangre y fuego hasta Co-
rrientes y sin apagar su ardor salvaje en las ondas del Paraná,
asalta y discurre por toda ' la campaña de Santa F e . . . Si Flores
triunfa, el triunfo de sus armas es nuestro triunfo, porqjie con él
ha ido nuestro óbolo, nuestra esperanza, nuestro anhelo y nuestro
contingente de ideas... ¿El (Jobierno de la República aprovechará
ese nuevo resorte o inutilizará con la indiferencia y el olvido esa
poderosa palanca para la gran obra de la reconcentración argen-
tina?».
El momento de la Invasión.
Entre Ríos han cooperado a ella o la han tolerado. Hay que pro-
testar, pues, y exigir medidas para evitar su repetición. Apenas
ascendido el general Mitre a la presidencia de la Confederación
enviamos en misión confidencial al doctor Octavio Lapido, «con
el objeto de denunciar la invasión y de pedir al Gobierno Argentino
que en virtud de los documentos que patentizaban la verdad de la
denuncia imposibilitase la agresión». El Presidente Mitre se mos-
tró incrédulo y entonces le fué exhibida una carta en que el ge-
neral Flores desarrollaba sus planes de invasión. Con ella a la
vista prometió adoptar medidas para impedir que Flores realizara
sus amenazas. En los primeros días de abril, ante la noticia de
que la invasión se produciría el 20, volvimos a dirigimos a la Ar-
gentina pidiéndole que librara órdenes encaminadas a impedir los
trabajos que se hacían en Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes
y fueran disueltos los grupos. La concillería argentina prome-
tió dictar medidas, pero lo hizo con tanta parsimonia que habién-
dose formulado la denuncia el 6, recién el 19 llegaron las órdenes
al Gobierno de Entre Ríos, permitiendo con ello a Flores y Ca-
raballo, todavía incorporados al Ejército Argentino, salir de Buenos
Aires, desembarcar en la costa oriental y abrir su campaña, te-
niendo ya prontos en Corrientes los elementos que habrían de se-
cundarlos, los mismos elementos cuya disolución había solicitado
ifiútilmente el Gobierno Oriental!
Como parte integrante de este pliego de instrucciones adjunta-
ba la cancillería al doctor Lamas una nota de don Mariano de Es-
pina, Cónsul oriental en Buenos Aires, y otra del doctor Octavio
Lapido, agente confidencial ante el Gobierno Argentino.
En la primera, datada el 13 de mayo de 1862, comunicaba el
Cónsul Espina al Gobierno Oriental que el general Mitre, con quien
acababa de entrevistarse, le había hecho la siguiente declaración:
«La nueva política iniciada por el Presidente Berro y la estricta
neutralidad que con tanta lealtad ha guardado (alusión a la con-
tienda entre Mitre y Urquiza) ponen al Gobierno Oriental una
corona que sus mismos enemigos políticos no podrán marchitar...
Esa política a la vez que lo rodea de un prestigio que le atraerá
una inmensa mayoría entre sus compatriotas, le hace digno del
aprecio de todos los gobiernos cultos.»
En la segunda, datada en noviembre del mismo año, decía el
doctor Octavio Lapido a la cancillería argentina:
Flores está preparando la invasión y su actitud y la de sus amigos
es tanto más criminal cuanto que el gobierno de Berro, dándole
108 Anales de la Universidad
Q u e d a n a p a r e n t e m e n t e r e s t a b l e c i d a s l a s r e l a c i o n e s oficiales con
el G o b i e r n o A r g e n t i n o .
9—V
130 Anales de la universidad
cancillería contestó que lejos de haber pasado así las cosas, habían
pido los soldados brasileños los invasores al t e r r i t o r i o oriental y
los autores de les tiros disparados.
Otro reclamo mr.r; n u t r i d o siguió a ese: el de seiá atentados co-
metidos en T a c u a r e m b ó : des brasileños puestos en cepo de lazo;
otros dos enrolados en la Policía a despecho de su nacionalidad;
y dos casas registradas p o r . la fuerza a r m a d a d u r a n t e la noche,
«El Gobierno de la República — concluía la nota — se halla fas-
cinado por una ilusión que si no es disipada, c o n t i n u a r á a impo-
sibilitar la represión de males que a S. E. parecen fantásticos».
Contestó n u e s t r a cancillería que en el día se habían pedido infor-
m e s a la J e f a t u r a de Tacuarembó y que si los hechos reales t u v i e r a n
la mitad de la gravedad con que aparecían, «el Gobierno t o m a r í a
tales medidas que dejarían completamente satisfecha la vindicta
publica».
Prevenía la Legación en u n a nota, posterior, que desde 1858 lle-
vaba entabladas 17 reclamaciones por asesinatos cometidos gene-
r a l m e n t e por las policías e impunes todos ellos.
L a Policía de Tacuarembó volvió a dar tema a la Legación bajo
!a acusación de haber secuestrado los hijos de un moreno b r a -
sileño, resultando sin embargo del s u m a r i o instruido con tal mo-
tivo, que la Jefatura, lejos de raptar, había ofrecido una chacra al
reclamante para que p u d i e r a trabajar.
Por tercera vez se ocupó luego la Legación de diversos reclamos
relacionados con pleitos sobre campos y desalojos ordenados por
los Tribunales, contestando la cancillería que la Policía había ac-
t u a d o como ejecutora de m a n d a t o s judiciales que no era dable
detener.
i'NO satisfecho con las explicaciones, volvió el Ministro reclamante
í< hacer suya la protesta de u n a veintena de brasileños de Tacua-
rembó, que se decían víctimas de encarcelamientos, de despojo de
campos y ganados, demolición de poblaciones y asesinato de un
individuo. Contestó la cancillería que se t r a t a b a de un desalojo
decretado por la justicia o r d i n a r i a y de embargos de ganados p a r a
el pago de a r r e n d a m i e n t o s , acerca de lo cual n a d a podía hacer el
Poder Ejecutivo, y que en cuanto al asesinato, se d a r í a inter-
vención a la justicia. Poco después avisaba que el asesino había sido
preso y entregado a sus jueces.
Antes de finalizar el año, dedujo un nuevo reclamo la Legación,
invocando la existencia de amenazas contra un brasileño y actos de
violencia p e r p e t r a d a s por las autoridades d e p a r t a m e n t a l e s contra
Anales de la universidad 139
E L TRATADO DE PERMUTA.
nuestro Gobierno, verá que esos actos fueron aconsejados por po-
derosos motivos, por intereses indeclinables de nuestro país.»
¡El interés del Imperio! Tal era, efectivamente, la primera idea
directriz de la diplomacia brasileña, y naturalmente la única que
se confesaba. La segunda, que constituía su complemento, — la ab-
sorción del territorio uruguayo, — esa estaba en el fondo de todos
los planes, pero no se publicaba por temor a las complicaciones
que inevitablemente tenía que producir.
Dos meses más tarde, refiriéndose a protestas del barón de Mauá
contra el rechazo del protocolo relativo al esitablecimiento de la
Comisión mixta, decía ante el Parlamento Brasileño el Ministro
Sinimbú:
«Es una nueva manifestación de hostilidad contra el Brasil, pero
esté cierto mi noble amigo (Mauá) que esto no traerá perjuicio
a los brasileños; tenemos la promesa solemne del Gobierno Orien-
tal de que los brasileños han de ser puestos en las más favorables
condiciones que fueron concedidas a los franceses e ingleses que
sufrieron depredaciones durante la guerra civil... Si el Gobierno
no cumple, nosotros procuraremos hacerlo cumplir, porque son de
aquellas cosas en que una intervención está muy justificada.»
¡Hasta de declaración de guerra al Uruguay llegó a hablarse en
el Brasil! Uno de los órganos de la prensa fluminense, «Diario do
Río Janeiro», reaccionando contra otro artículo en que había dicho
que el Brasil «estaba exhausto de recursos para entrar en lucha
contra el Estado Oriental», exclamaba en agosto de 1860 haciendo
coro a los exaltados:
«Podemos y debemos hacer la guerra al Estado Oriental, cuando
y como la quiera, visto que la desea y la provoca por todos los me-
dios.»
El «Jornal do Commercio» refutó ese artículo y dijo que «Diario
do Rio Janeiro» quería la guerra. A su turno el Presidente del
Consejo de Ministros contestando una interpelación del Senado
declaró que se trataba de un órgano de oposición, agregando que
no había desinteligencia seria que justificase tales apreciaciones.
Pero las apreciaciones estaban en el ambiente y del ambiente las
recogía «Diario do Rio Janeiro».
La actitud del Gobierno Oriental — decía en junio de 1861 la
Legación Brasileña — comentando una de las notas de nuestra can-
cillería relativa a perjuicios de guerra — trae «una alternativa en
que la elección ha de hacer pesar sobre una de las dos partes inte-
1'esadas la responsabilidad de graves complicaciones que ambas
152 , Aciales de la Universidad
Lí» l i b r e n a v e g a c i ó n d e n u e s t r o s r í o s i n t e r i o r e s .
ll-V
162 Anales de la Universidad
Era una obra clandestina con la que sin duda alguna se preten-
día proseguir la absorción de territorios, e interrumpiéndola a
tiempo se dirigió el Gobierno a la Asamblea en busca de un crédito
suplementario de 4,000 pesos con destino a los gastos que deman-
dara la concurrencia de los técnicos uruguayos.
12-V
178 Anales de la universidad
Movimiento económico
209,480 131,969
Habitantes Habitantes
DEPARTAMENTOS
Nacionales Extranjeros Nacionales Extranjeros
Movimiento vegetativo.
ANOS TOTAL
(Montevideo, (Reducto, Paso del
Cordón, Aguada) Molino, Unión, etc.)
1859 1860
1,386 1,673
Contra la esclavitud.
La edificacióu en la Capital.
97 86 120
53 40 46
I/a ininigracíóii.
Son deficientes los datos de 1860. Apenas nos dicen que de los
Estados Sardos salieron con destino a Montevideo 933 pasajeros
190 Anales de la Universidad
! Entradas Salidas
8,728 533
De Buenos Aires, ríos e interior 9,696 9,920
18,424 10,453
La colonización de la frontera.
13-
194 Anales de la universidad
Importaciones Exportaciones
$ 9.642,521 $ 7.576,257
Importación . $ 8.151,802
Exportación . 8.804,442
Anales de la Universidad 195
Importación S 8.763,181
Exportación 9.464,767
Importación Exportación
Producto
Bultos Valor oficial de los derechos
de Aduana
Inglaterra $ 1.967,939
Francia 1.733,855
Brasil 1.354,819
España 793,625
El comercio de tasajo.
1
B u e n o s Aires 141,977 222.51! ! 364,488
Montevideo 236,526 220,310 456,836
Gualeg-uavchú, Concordia v Frav
79,370 112,720 192,090
74.532 15,000 89,532
Concepción v Arrovo Negro . 36.510 49,634 86,144
— 17,400 17,400
Mercedes 22,530 10,000 32,530
9,060 10,000 1 19,060
3,400 — 3,400
1 o
m
o ca ti ¡S
T3 O < TJ tí «3 "3
AÑOS
o .2 OH
c a u mo
o o <u va
a 3 0 ^ o.
H
m
Quintales Quintales Quintales Quintales 1
1862 1863
641,890 669,190
Arrobas
2.292,400
Exportación de ganados.
Novillos - 98,607
Vacas 11,995
» de cria 24,719
Yeguarizos 4,104
Muías 264
Ovejas 1,706
1858
Montevideo 219,256 215,366 . 434,622
329,247 588,358 917,605
Eio Grande 173,317 78,584 251,901
721,820 882,308
1859
374,588 193,890 568,478
489,806 537,878 1.027,684
258,705 118,475 1 377,180
1.123,099 850,243
1860
453,766 409,191 862,957
418,790 820,823 1.239,613
361,226 180,871 542,097
1.233,782 1.410,885
1861
274,153 361,144 635,297
276.000 276,000
300,000 300,000
. 850,153 361,144
1860 1861
Puerto de Montevideo.
46 9,039 463
191 43,027 2,117
140 30,263 1,574
Portugal 12 2,825 130
147 35,112 1,873
59 19,939 966
118 33,087 1,340
Estados Unidos 1. 41 14,470 524
70 14,330 676
ñl 12,525 749
39 9,755 517
Buques Toneladas
Buques Toneladas
1,587 196,641
Buques Toneladas
Servicio de faros.
Los gastos del puerto de MonteTideo comparados con los del puer-
to de Buenos Aires.
Franquicias al cabotaje.
La red de caminos.
El cable a Europa.
Ganado $ 35.166,044
Tierras de pastoreo (3,357 suertes de es-
tancia) 26.645,127
Tierras de agricultura (161,541 cuadrasj 1.913,408
Fincas urbanas 18.787,776
» rústicas 2.446,977
Capitales en giro 7.950,714
Otros bienes 682,677
f 93.592,723
Ganados $ 37.621,244
Tierras de pastoreo y agricultura . . 33.469,214
Fincas urbanas y rústicas 23.107,719
Capitales en giro 8.458,934
Otro.s bienes 844,803
La ganadería en 1862.
1860 1862
8.575,019 13.432,300
Vacunos 5.891,450
Caballares 1.295,876
Lanares 3.134,270
Mejoramiento de razas.
is—v
226 Anales de ¡a universidad
Carnes conservadas.
quintal. Una vez que este precio de dos pesos se estabilice habrá
que tirar la carne para no exponernos al decrecimiento del valor
de los campos, salarios y comercio. Los saladeristas están en du-
da sobre si faenarán o no el año entrante dada la situación de los
dos únicos mercados con que cuentan. Es una situación que ema-
na de causas permanentes y de causas tiansitoiia:. Las permanen-
tes provienen de estar reducida la exportación a dos mercados for-
zosos. El mercadio de la Habana está además monopolizado por los
intermediarios: P1 consumidor, que es el esclavo, no compra; el que
compra es el empresario del esclavo, y entre esos pocos empresa-
rios no hay competencia. En el Brasil no existe monopolio de com-
pradores, pero existe en cambio protección a la industria salade-
ril de Río Grande. Hay que agregar la competencia creciente del
bacalao en las poblaciones consumidoras de tasajo. El mercado de
Cuba sufrió en los años anteriores una grave crisis y a raíz de
ella la repercusión de la guerra civil en los Estados Unidos que
redujo el comercio cubano y el comercio brasileño de café.
La República Oriental — agregaba — es la que ha aumentado
más la faena saladeril y la que por consiguiente soporta el grue-
so de la baja de los precios de la carne de 7 a 2 pesos fuertes el quin-
tal. El alimento de la producción traduce sólo nuestra ruina. El
consumo actual de charque en Cuba y Brasil puede calcularse en
1.600,000 quintales:. Deducidos los 450,000 que suministran los
saladeros de Río Grande, resulta el saldo que corresponde a la ex-
portación del Ría de la Plata. Cuanto más activo sea el proceso
ganadero, mayor será la cantidad de carne que tendremos que fae-
nar y menor la demanda de nuestros dos únicos mercados consumi-
dores. Urge, pues, la apertura de nuevos mercados, sobre todo en In-
glaterra y norte de Europa donde se consume tanta carne.
Terminaba el informe proponiendo el envío a Europa, con fines
de propaganda, de tres a cuatro mil quintales de tasajo.
Una nota del Jefe Político de Soriano don .1. Eduardo Fregeiro
e la Comisión Directiva del «Club Nacional» a propósito de estos
trabajos para la apertura de nuevos mercados, hacía constar que
el animal de saladero que en la faena de 1857 valía 20 pesos, en la
de 1862 se cotizaba simplemente a 8.
Poco después empezaba a agitarse la atmósfera política con los
anuncios de la invasión de Flores y ya nadie volvía a ocuparse
del candente problema de la exportación de carnes.
Anales de la universidad 231
G a r a n t í a s a la p r o p i e d a d r u r a l .
pan lo único que tienen con la población, sino que agregan sembra-
dos como si los terrenos de estancias fuesen para destinarlos a
sembrados como el de chacras, y entonces corren sus ganados y
los del propietario inmediato, como* si estuvieran dentro del ejido
destinado a éstas».
Entre las medidas fiscalizadoras dictadas durante la invasión
de Flores figuraba un decreto creando una oficina de contralor en
las plazas Sarandí y Treinta y Tres y en la Tablada, con el propó-
sito de garantizar la propiedad de los ganados y cueros. Todos los
ganados y frutos deberían ser revisados y su legítima propiedad
¿lomprobada bajo pena de ser decomisados y vendidos al precio co-
rriente para ser entregado su importe al verdadero dueño.
La agricultura.
Reglamentación de bosques.
Otras industriías.
1859 1860
5,015 5,033
L o s p r o d u c t o s u r u g u a y o s e n l a g r a n Exposición d e L o n d r e s .
Fundación de bancos.
El crédito hipotecario.
$ 632,164
1&13 » 1828 404.084
» 1829 » 1844 2.9o6,177
» 1845 » 1860 4.407,719
$ 8.430,144
252 Anales de la Universidad
El crédito prendario.
En 1862 empezó a funcionar en Montevideo un Monte de Piedad
o Casa de Préstamos sobre alhajas y otros objetos, institución no co-
nocida hasta entonces según resulta de la crónica periodística de
)a época que hablaba de ella como de una verdadera novedad.
$ $ $ $
1809 Diciembre . . . . ! 657,78.3 417,871 722,035 427,433
1860 ' 909,0.01 878,826 777,980 519,591
1861 Junio 1.066,-331 827,645 890,705 513,644
» Octubre . 851,486 504,877 516,687 642,857
1862 Junio 1.277,010 738,906 692,989 490,107
« Octubre . 1.423,734 826,158 689,711 560,721
1863 E n e r o (D 1.442,922 523,501 573,440 419,354
» Marzo 1.575,847 615,148 597,181 387,799
» Octubre . ¡ 1.879,116 987,313 ¡ 706.926 1.020,262
» Noviembre : 1.778.966 8.39,470 761,869 1.128,320
1864 Enero . 2.155,367 872,232 ¡ 928,021 902,726
(1) Desde este balance los pesos de 100 centesimos reemplazan a les de 80 cente-
simos de la moneda antigua.
Anales de la Universidad 253
Son cifras que reflejan el tren del país que era de rápidos
y no interrumpidos progresos. El Banco Mauá actuaba como sumi-
nistrador de fondos al Tesoro público antes y durante la guerra
que esterilizó el último año del gobierno de Berro, debiéndose a
esta circunstancia el aumento desproporcionado de sus billetes con
relación a la reserva metálica. El Banco Comercial sin detener el
impulso de la emisión enriquecía su encaje a medida que avanzaba
la guerra y que crecían las dificultades para el país y para el Go-
bierno, poniénd'ose así a cubierto de cualquier contingencia.
Véase ahora el movimiento de los bancos departamentales de
Salto y Paysandú (no incluidas las agencias del Banco Mauá en-
globadas en las cifras de la casa matriz) :
La moneda nacional.
ban parte don Vicente Fidel López, don Jaime Estrázulas, don
Juan D. Jackson, don Augusto Hoffmann, don Pedro Piñeyrúa, don
Jaime Cibils, don Marcos Vaeza y don Florentino Castellanos. Se
trataba de levantar 120,000 p€sos.
Una vez suscriptos i'os fondos necesarios, se reunieron los accio
nistas de ambos centros y nombraron una Comisión mixta bajo
la presidencia de don Florentino Castellanos que en el acto abordó
la compra de un terreno de 2,000 varas.
Fué otra de las iniciativas que la guerra civil se encargó de
paralizar momentáneamente.
Tierras públicas.
17-V
258 Anales de la universidad
Cuadras
Salto. . 91,8-20
Soriano . 70,200
Paysandú . 82.051
Colonia . 41,958
Tacuarembó 34,425
San José . 29,623
Movimiento administrativo
Las rentas y los gastos generales del primer ejercicio del gobier-
no de Berro.
INGRESOS EGRESOS
Existencia anterior. . . . $ 88,811 $ 2.090,465
Rentas públicas 3.625,855 » municipales . . . . 492,772
Rentas municipales. . . . 669,783 » eventuales (Banco Mauá
Ingresos eventuales (principal cuenta comente $ 2.233,657). 2.431,805
I [rabro Banco Mauá, cuenta Créditos obligatorios . . . . 1.320,073
corriente $ 2.189,120) . . 2.237,592 Existencia para 1862 . . . . 286,926
$ 6.622,041 $ 6.622,041
INGRESOS EGRESOS
Rentas correspondientes a gas- Deuda fundada $ 380,816
tos generales $ 3.909,468 Créditos obligatorios . . . . 831,021
Rentas afectadas a la deuda Cuerpo Legislativo 69,972
fundada 389,752 Gastos públicos y eventuales . 2.935,898
Rentas que recauda la Junta Lazareto 13,304
Económico - Administrativa Junta Económico - Administra-
de Montevideo ; Corrales y tiva de M o n t e v i d e o . . . . 444,667
tabladas $ 103,780; loterías
$ 190,750; contribución di-
recta % 70,533, etc.). . . 523.723
$ 4.822,943 $ 4.675,676
lios i n g r e s o s y e g r e s o s d e 1 8 6 2 .
$ 665,698 $ 2.863,324
INGRESOS EGRESOS
Existencia en 1." de enero . $ 60,811 Créditos obligatorios de la Na-
Rentas generales . . . . 1.684,546 ción $ 684,011
78,945 Gastos presupuestados . . . 988,719
Mauá en cuenta corriente 1.788,263 Compromisos de 1862, a vencer
1.000,175 en 1863 54,765
Eventuales 16,996
Extraordinarios de guerra . . 1.085,878
Cuenta corriente Mauá . . . 1.689,742
Existencia que pasa a octubre. 92,627
Leo-islatura 9 97,707
Ministerio de Gobierno y Relaciones Ex-
teriores 492,236
Ministerio de Guerra 942,259
» » Hacienda 499,942
Créditos obligatorios 1.267,748
270 Anales de la universidad
21 coroneles.
18 coroneles graduados.
34 tenientes coroneles.
7 tenientes coroneles graduados.
32 sargentos mayores.
24 sargentos graduados,
86 capitanes.
18 ayudantes mayores.
El P r e s u p u e s t o d e 1862,
18-V
274 Anales de la Universidad
El Preisupuesto de 1863.
Total f 2.293,695
Importación $ 1.648,000
Exportación 320,000
Sellos y patentes 248,000
Timbres 10,640
Correos 41,301
Herencias transversales 6,400
Montepío 15,664
Arrendamiento de tierras 21,730
$ 2.311,735
Aduanas $ 1.800,000
60,000
Ramos afectados a la den la fundadla . 370,000
Sellos y patentes 300,000
Timbres 12,000
Correos 44.00')
Herencias transversales 2,4U0
Montepío civil 11,400
ídem militar 5,700
Arrendamiento de tierras . . „ . . 20,000
Generales 12
Coroneles efectivos y graduados 46
Tenientes coroneles efectivos y graduados . . 51
Sargentos mayores 85
Demás oficiales 445
Cabos, sargentos, soldados y músicos. . . . 2,179
E l p r o d u c t o d e l a s r e n t a s d e p a r t a m e n t a l e s . Los s o b r a n t e s d e 1 8 6 1 .
IMedidas d e contralor.
La renta de Aduana.
A d u a n a de Monrevidi-D: I m p o r t a c i ó n . . $ 1.634,865
» » » Exportación . . 226,026
Receptorías: Importación 134,011
» Exportación 55,787
» G a n a d o en pie . . . . , 69,470
A l m a c e n a j e , etc 61,029
R e e m b a r c o , etc 31,154
t 2,212,342
La contribución directa.
El impuesto de timbres.
El impuesto de patentes.
1859 $ 266,639
1860 -282,731
186i 3IO,-J76
Patentes de rodados.
20-V
306 Anales de la universidad
Kl debate diplomático.
plazos que ella establecía. Ninguna duda podía caber a este res-
pecto: la deuda no presentada quedaba prescripta. La ley de 1855
excluyó sin embargo de la prescripción a los acreedores hipote-
carios que no se hubieran presentado. Dos años después establecía
el Poder Ejecutivo con las Legaciones de Francia e Inglaterra un
procedimiento especial para los reclamos franco-ingleses y la
Asamblea aprobaba sus bases. La Comisión mixta que ese acuerdo *
establecía empezó a funcionar. Pero eran tantos los tropiezos
«que diariamente se tocaban por los Comisarios orientales que
sólo se pronunció la Comisión sobre el mérito de un solo expe-
diente». iLos Comisarios orientales dieron cuenta al ministerio del
desacuerdo existente y el asunto volvió entonces a ser tratado
directamente entre las Legaciones y el Poder Ejecutivo, que son
los llamados a solucionarlo, porque ya no puede revivir la Comi-
sión mixta como lo pretenden las Legaciones.
Abierta la discusión en la Cámara historió así sus antecedentes
el miembro informante doctor Carreras:
Tuvo una razón justificada la ley de perjuicios de guerra:
evitar el reconocimiento de los reclamos exorbitantes que sur-
gían a raíz de la terminación de la lucha. Sus males prpvienen
de los reglamentos dictados por el Poder Ejecutivo que no cerraron
eficazmente la puerta a la codicia y al abuso. Vino luego una ley
de consolidación que como las anteriores equiparó a todos los re-
clamantes. Pero la ley de 1855 abrió de nuevo la puerta a la
arbitrariedad, declarando que no estaban comprendidos en la con-
Bolidación los acreedores hipotecarios que eran todos extranjeros.
Como resultado de la convención de 1857, exigida por las Lega-
ciones de Francia e Inglaterra al gobierno de Pereira a mérito
de una promesa del gobierno de Flores, empezó a funcionar más
adelante la Comisión mixta, Los Comisarios extranjeros preten-
dían llevarse todo por delante, empezando por la prueba de los
reclamos. A título de que la convención no lo prohibía, exigían
que se admitiese como testigos a otros reclamantes que tenían
naturalmente interés en que prevalecieran todas las exigencias.
Los Comisario's orientales se negaban a admitir tales testigos y
eso dio por resultado que el asunto se plantease de otro modo:
mediante la fijación de una cantidad global para el conjunto de
las reclamaciones. Los Comisarios orientales propusieron tres mi- '
llenes y los franco-ingleses 5 millones. No era posible convocar al
quinto arbitro, porque la convención sólo autorizaba su convoca-
toria «en los casos de justificación o declaración especial en de-
Anales de la universidad 313
L i g a a m e r i c a n a c o n t r a los a v a n c e s e u r o p e o s .
Bl monto de la deuda.
Ü i¿6.746,385
320 Anales de la universidad
S $ $ $
1860 2.7-26,880 2.7-26,880 — 2.726,880
1861 686.880 3.413,760 379,200 3.034,.560
98,880 3.512,640 291,360 2.842,000
29,760 3.542,400 348.000 2.523,840
1864 9.604,760 13.147.160 486,360 11.642,240
Anales de la Universidad 321
Abarcan estas cifras la deuda fundada 1." serie, la interna 1." se-
rie, la franco-inglesa y el empréstito montevideano-europeo proce-.
dente de la conversión de la deuda interna en deuda externa au-
torizada por el contrato con el Banco Mauá.
Es desde 1860 que arranca la organización de nuestro crédito
público mediante el pago regular de los intereses y de la amortiza-
ción y el canje de títulos que se arrastraban por el suelo a fuer-
za de no tener cotización, por valores efectivos cuya posesión se
disputaban los colocadores de dinero.
Tan prestigioso resultó ese punto de arranque que el Ministro
Maillefer, no obstante su acritud con el gobierno de Berro en los
incidentes relativos a la deuda por perjuicios de guerra, se creyó
obligado al terminar el mandato de aquel magistrado a rendir,
pleito homenaje a su admirable conducta en materia de buena y
exacta aplicación de los dineros públicos.
Acusando recibo de la comunicación relativa a la trasmisión
del mando en marzo de 1864, decía a nuestra cancillería:
«Me he apresurado a llevar al conocimiento del gobierno del Em-
perador aquella despedida del sentido magistradíb que a pesar de
los rigores de los tiempos ha llenado tan concienzudamente sus
compromisos para con la Francia».
Y contestando en esos mismos días a varios centenares de resi-
dentes franceses que le agradecían su intervención en el asunto
de la deuda, agregaba el Ministro Maillefer:
«Han comprendido esos dignos franceses que mi particular soli-
citud hacia nuestros reclamantes debía concillarse no solamente
con los intereses de la colonia entera sino aún con las justas con-
sideraciones que merece esta segunda patria de tantas familias
francesas que después de haberles abierto el camino del bienestar,
después de haber lealmente aceptado sus obligaciones diplomáti-
cas indemnizándolas en cuanto posible era de sus pérdidas y sufri-
mientos inmerecidos, continúa cumpliendo sus compromisos pecu-
niarios hacia nosotros en medio de los embarazos y de las eroga-
ciones de una nueva guerra civil».
He aquí según los datos recogidos por don Adolfo Vaillant el pro-
medio de amortización de las deudas públicas en el período 1859-
1864:
21-V
322 Anales de la Universidad
1859 33 Vs °/o
1860 36 V5
1861 4ü -'js a 43
1862 44 1/2 a 49 V4
1863 70 a 80
1864 83 a 84 52 1/2 a 60 °/,
Por 100 i)esos Por 100 pesos Por 100 pesos Por 100 pesos Por 100 pesos
1860 Enero . . 12 reales — _ _
1861 Marzo . . 16 » 32 reales — — —
>> Julio . — — $ 41 a 43 — —
» Agosto . 16 reales 32 reales » 42 — —
» Octubre 16 » 32 » » 43 — —
1863 Marzo . . 22 » 40 » » 54 $ 40 —
>• » . . 23 » 44 » » 56 » 41 $ 32 a 45
» Diciembre . 30 » — — » 42 » 50
Oréditos d i v e r s o s .
el campo conocido por Rincón de las Gallinas, siempre que fuera de-
clarado de propiedad pública en el pleito seguido con los señores
Martínez de Haedo. Pero la Asamblea liquidó el asunto mediante
la sanción de una ley que autorizaba la entrega de 500,000 pesos
dé deuda interna a los legionarios en pago de todo lo que se les
había prometido anteriormente.
^f^ Figuraba también el crédito de don Víctor Weill, procedente
de un préstamo de 20,000 pesos al gobierno de la Defensa, con ga-
rantía de un impuesto sobre el pan de que luego echó mano el Go-
bierno, dando lug^r con ello a un pleito del que resultó una liquida-
ción a cargo del erario público por 2Í3,700 pesos, que después subió
a 316,350 por la acumulación de nuevos intereses.
Explicando tan prodigioso crecimiento, decía el senador don Vi-
cente Vázquez en 1863 que el préstamo de Weill devengaba el 6 %
mensual, o sea el 12 % anual, y agregaba don Manuel Herrera y
Obes, uno de los proceres de la Defensa, que él había tenido que
tomar mil pesos por un año en esa misma época, bajo la obligación
de devolver el doble al prestamista y que como su caso podían re-
petirse centenares.
Antes de que el asunto fuera a la Asamblea, el gobierno de Berro
quiso oir al Fiscal, y como la Legación de Francia se asombrara de
ese trámite tratándose de un crédito que ella consideraba tan sa-
grado, se vio obligado el Ministro de Relaciones Exteriores doctor
Acevedo a hacer un ¡poco de historia.
«Se trata en el fondo señor Encargado de Negocios — le decía —
de una de las muchas explotaciones a que desgraciadamente dio
lugar la situación excepcional en que esta ciudad se encontraba en
el año 1843. Se trata de un negocio en que don Víctor Weill y
sus socios adelantando apenas una suma que no alcanzaba a cinco
mil duros hicieron un verdadero negocio de oro, ganando ingentes
capitales, y sin embargo alegando perjuicios y explotando hábilmen-
te la desorganización administrativa de entonces y sus consecuen,
cias pretenden ahora aparecer como acreedores de más de 200,000
pesos corrientes. El Gobierno haciendto uso del recurso que las le-
yes del país suministran aquí como en todas partes para la res-
cisión de actos tan ilegítimos como perjudiciales, excitó el celo del
Fiscal para que ocurriera a los Tribunales. Siendo este camino
"^^ tan legal como conforme a la razón no Ooncibe que se le niegue
una facultad que se le reconoce no sólo a los gobiernos, sino a los
particulares».
Figuraba también un crédito de la sucesión Lavalleja proceden-
324 Anales dp. la universidad
Desilindando atribucioiies.
Establecimientos particulares.
La Escuela NormaL
Jurisprudencia 8 Química . . . . 7
Filoísofia 21 Idiomas vivos 23
Matemáticas 22 Enseñanza primaria 178
Latin 18
277
La cultura artística.
El número de agi'imensores.
La Biblioteca Nacional.
que él invocaba para recibir los cuatro mil pesos a que ascendía
la orden de pago. , ,
El diputado don Tomás Diago presentó dos años después un
proyecto por el que se mandaba erigir a Artigas, «padre de la
patria y fundador de pueblos», una "estatua en la Plaza Indepen-
dencia, bajo la prevención a todas las fuerzas militares de «batir
marcha y echar armas al hombro al enfrentarse al monumento».
El diputado don Pedro P. Díaz, luego de hacer el elogio del
procer en las luchas por la Independencia, refirió, invocando el
testimonio de don Andrés Vázquez, que a tiempo de atravesar
las fronteras paraguayas para morir en el ostracismo, Artigas reu-
nió a los pocos hombres que lo acompañaban y les preguntó cuál
de ellos se animaría a dirigirse a Río de Janeiro para entregar a
Lavalleja y demás prisioneros orientales confinados en la Isla
das Cobras un paquete con 4,000 patacones que ' era todo lo que
restaba de su tesoro de guerra; que uno de esos hombres, el
sargento Francisco de los Santos, contestó que él se ofrecía, y
dando cumplimiento a su palabra colocó el paquete entre las ca-
ronas de su caballo y emprendió la marcha hasta llegar a Río de
Janeiro después de indescriptibles penurias; que en la Isla das
Cobras enteró al jefe de la fortaleza del objeto de su viaje,
siendo allí despojado de cuanto llevaba; que el Conde de Viana,
a quien fué denunciado el atropello, decretó la restitución del di-
nero y lo entregó a Lavalleja para su distribución entre los pri-
sioneros.
La Comisión de Legislación de la Cámara de Diputados, de la
que formaban parte don Lázaro Gadea, don Hipólito Gallinal y
don Ramón Vilardebó apoyó la idea «de perpetuar la memoria
del ilustre ciudadano que por sus servicios había sido aclamado
«Protector de los Pueblos Libres», y que sobre todo se había con-
sagrado «a fundar nuestra nacionalidad», agregando que el monu-
mento debía erigirse en la Plaza Cagancha y costearse por el
patriotismo de los orientales y no por las rentas generales.
Es bueno que se diga — exclamó el diputado Diago adhiriendo
al dictamen — «la nacionalidad oriental fué la que levantó ese
monumento».
Uno de los oradores pidió que se eliminara el artículo que man-
daba echar armas al hombro a toda fuerza que desfilara por la
plaza. Pero el doctor Carreras se encargó de evitar la mutilación
del proyecto. Luego de expresar que Artigas era el padre de los
orientales y el autor y sostenedor de la fórmula constitucional
22-V
338 A7iales de Ja universidad
L o s C-^digos.
Cárceles.
Montevideo
Tribunal . . . . . 584 101
Juzgados de lo Civil . . . . . . . . 306
» del C . . . . 108 108
» de Co . . . . 31
Campaña :
San José . . . . . 103 42
Colonia. . . . . 141 20
Salto . . . . . . 137 33
Cerro Larj>o . . . . 112 54
Tacuarembó . . . . 103 '23
Maldonado . . . . 214 57
Minas . . . . 93 39
Soriano . . . . 73 18
Pavsandú . . . . . 26 15
. . . . f)2 29
Durazno . . . . 79 27
2,162 566
Incompatibilidades judiciales.
Problemas territoriales.
Hombres Mujeres
Ebriedad. 168 30
Desorden 121 44
Golpes . . . , 30 —
Heridas . 42 —
Jueg'os prohibidos, 41 —
Pelea . . . . 96 —
Robo 183 12
Ratería . . . , 31 —
Homicidio . 15 —
Ejército Guardia
de l í n e a Nacional
Generales 12
Jefes . 114 45
Oficiales . 2ñ6 732
Tropa. 937 16,416
Véase con que número de soldados contribuían los departamen-
tos a la formación de la Guardia Nacional (no comprendidos 201
de la tropa veterana):
Infantería Caballería
1,281 325
269 1,256
201 1,086
Florida 89 1,101
79 878
182 1,052
210 1,036
177 1,107
Salto 131 730
122 840
66 891
65 1,119
230 1,682
3,102 13,103
Anales de la Universidad 365
Incompatibilidades parlamentarias.
I
El servicio de correos.
Convenciones postales.
24-V
370 ,4 nales de la Universidad
Hospitales y asilos.
Civiles Militares
3,323 1,543
55 69 46
19 22 13
31 30 8
Movimiento mutualista.
Obras públicas.
Fimdiación de pueblos.
Reorganización de la estadística.
Espectáculos y diversiones.
25 —V
386 Anales de Ja Universidad
GOBIERNO DE AGUIRRE.—1864-1865
TRIUNFA LA REVOLUCIÓN CON EL CONCURSO DEL BRASIL
Y DE LA ARGENTINA
CAPÍTULO V
Movimiento político
27-V
418 Anales de la Universidad
El bombardeo de la plaza.
Hay que advertir que los del campo sitiador se encontraban desar-
mados, que al general Gómez rodeaban «n esos momentos unos
20 oficiales subalternos y que en consecuencia los jefes enemigos
hubieran podido ser sacrificados con tanta más razón cuanto que
el armisticio había sido redhazado. Los defensores repetían su
propósito de morir por la patria antes de entregarse, pero el
general Gómez «acallaba estas voces que él creía que importaban
una ofensa a las protestas hechas por los jefes colorados y bra-
sileños».
Con un detalle de la prensa de la época vamos a completar el
parte que acabamos de extractar. Cuando Lucas Píriz retomaba
la Aduana y corría a los asaltantes brasileños hasta las baterías,
una bala de cañón derrumbó el rancho en que estaban escondidas
dos pobres mujeres y entonces aquel heroico jefe se dirigió al
rancho en medio de una lluvia de balas y saoó de los escombros
y puso en salvo a las dos mujeres.
Oigamos a don Ernesto de las Carreras, otro de los defenso-
res:
«Una lluvia de fierro caía sobre el recinto fortificado, — es-
cribía a don Antonio Eíaz. — En poco tiempo el baluarte y
las defensas de tierra de los puntos avanzados y que servían al
enemigo de punto de mira habían desaparecido. La muerte estaba
en todas partes. Un movimiento de circunvalación operó la infan-
tería enemiga y se trabó la lucha calle por medio, cuerpo a cuerpo.
Cada hombre armado de aquel recinto defendía dos y media va-
ras de terreno. Era necesario prodigar el esfuerzo para acudir a
los puntos que se debilitaban o que eran más amenazados»... La
lucha siguió en la misma forma el día l.<> de enero y fué ya
cuando «la ComandancHa Militar, el cantón, la Policía, el hospital,
eran un montón de escombros cubiertos de cadáveres», que el ge-
neral Gómez resolvió negociar. Su nota recién fué contestada en
la mañana del día 2 en forma negativa, pues se exigía la rendi-
ción a discreción. Preparábase el general Gómez a contestar
cuando la plaza quedó ocupada por los sitiadores que al principio
entraron desarmados, penetrando luego los demás. El coronel bra-
sileño Bello entró al cuarto donde Leandro Gómez escribía su
nota y pidió la rendición declarando en alta voz que las vidas de
todos los jefes y oficiales quedaban garantidas por las leyes de
la guerra «y por el honor del Ejército Brasileño». EIl número de
los defensores no alcanzaba a 400 de los 980 que había el primer
día del sitio.
Anales de la universidad 437
La ciapitulación.
hí? hecbo sentir vuestra alegría, vuestro orgullo, por ser los pre-
destinados para bacer lo más difícil, lo más grande. ¡Qué satisfac-
ción es mandar soldados así! Con vosotros se puede intentar todo,
i?f puede atravesar los desiertos, se puede pasar los mares sobre
s t s ondas, se puede vivir sobre la nieve de las cordillerasi».
Antes de finalizar el mismo mes la vanguardia de esa división,
ai mando del coronel Ángel Muniz, batía a las fuerzas revolucio-
r.arias del coronel Morosini y según la prensa de la época proce-
día en cumplimiento de órdenes superiores al fusilamiento de seis
prisioneros.
Y en seguida el general Muñoz cruzaba la frontera y ponía sitio
a la ciudad de Yaguarón, previa dispersión de una fuerza brasileña
ele 500 hombres a la que arrebató un estandarte que fué traído a
Montevideo y pasea:do por las trincheras como trofeo de guerra
para estimular el celo y el valor de los soldados.
«Ayer de mañana — decía el general Muñoz al Ministro de la
Guerra en su parte del 27 de enero — marché del pueblo de Cerro
Largo con el ejército a mis órdenes y hoy al amanecer he pasado
al territorio que el Imperio del Brasil ha usurpado a la Repú-
blica, pasando el Yaguarón en el Paso de Almada».
Refiriéndose al mismo hecho de armas, decía el comandante Fe-
rrer en una orden del día del 28 de enero:
«El General en Jefe me encarga haga saber al ejército que está
satisfecho de su heroico comportamiento en el día de ayer,
que ha visto con orgullo arrollar al enemigo en todas las direccio-
res, pero que no está satisfecho con el comportamiento observado
•con la propiedad y las familias, cuyos esoándalos lo han disgus-
tado tan profundamente que en el interés de evitarlos se apresura
a salir del territorio brasileño.»
lEra una expedición aislada, con soldados mal armados o siu
armas, destinada a llamar la atención del ejército brasileño que
seguía acampado frente a Paysandú preparándose para avanzar
sobre la plaza de Montevideo, y que por lo mismo tenía que retro-
gradar y retrogradó una vez fallado su programa, sin perjuicio de
llevar la alarma a Río Grande, cuya prensa elevaba los efectivos
invasores a 1,500 hombres y hablaba sin reatos del «pánico inmen-
so» que reinaba en toda la provincia.
441 Anales de la Universidad
La misión Joanicó.
29
450 A7iales de la Universidad
Durante el sitio.
Contra la prensa.
Generales 7
Jefes 90
Oficiales 500
Tropa 3,307
Artillería ( piezas ) 30
Anales de la universidad 455
Bases de pacificadón.
La eniti^ega de la plaza.
ción Aguirre, tales como las incalificables correrías del general Mu-
ñoz y del coronel Aparicio que mandados por el gobierno de Agui-
ire para ejercer actos vandálicos contra la población inofensiva de
Río Grande, después de un ataque infructuoso contra la ciudad de
Yí.guarcn, cometieron en sus inmediaciones los atentados más ho-
rrorosos; del insulto hecho a la bandera nacional y del procedimien-
ti de los prisioneros de Paysandú puestos bajo palabra de honor
en libertad por un acto generoso del jefe brasileño, al acogerse a
Montevideo empuñando de nuevo las armas contra el Imperio».
Fuera del ambiente oficial la crítica saltaba todas las barreras.
«El 20 de febrero — decía uno de los editoriales de la prensa de
Río de Janeiro reproducidos a mediados de marzo por «El Siglo» —
quedará señalado en los anales de la historia patria como una fe-
cha doblemente (funesta. Ella servía ya para marcar el aniversario
de un revés militar, el de Ituzaingó, desdoroso a las armas del Im-
perio. Quedará ahora señalando el aniversario de otra vergüenza
nacional, más triste e indecorosa en sus efectos que la mal conoci-
da derrota del ejército brasileño. La diplomacia ha sido fatal al
Imperio. En esta como en otras ocasiones en vez de una victoria
débele la honra nacional una nueva y dolorosa afrenta. El conve-
nio ignominioso que acaba de ser celebrado en la Unión y por el
cual se puso término a la prolongada campaña oriental, es otra pá-
gina negra para la historia de nuestras cuestiones en el Plata. El
Brasil debe cubrirse de luto, porque su honra fué traicionada y
vilipendiada, porque sus nobles derechos fueron conculcados, por-
que fueron sacrificados sus legítimos intereses. Vencidos en la ba-
talla no podían ser más altaneras ni más humillantes las condicio-
nes que se nos impusieran. Mas vencedores después de la toma de
Paysandú y teniendo frente a los muros de Montevideo una escua.
dra brillante y un brioso ejército de 14,000 hombres, no tienen ca-
lificación posible las tristes condiciones que suscribimos. Sólo el
sol de Ituzaingó podía alumbrar el espectáculo contristador de esa
nueva humillación».
Tantas y tan insistentes censuras provocó el convenio de paz del
20 de febrero, que el doctor Paranihos se vio obligado a subir a la,
tribuna del Senado Brasileño para vindicarse. Vamos a extractar
algunas de las carillas del discurso que su propio autor remitiii
a «La Tribuna» de Montevideo horas después de haberlo pronuncia-
do, para que tuviera amplia repercusión en el Río de la Plata.
«¡La alianza con el Estado Oriental—¡decía—es la consecuencia del
suceso del 20 de febrero, suceso ignominioso en concepto del gabí-
462 Anales de Ja universidad
L a r e l a c i ó n d e los c r í m e n e s i m p u t a d o s al G o b i e r a o Orieatal.
31-V
482 Anales de la universidad
Solidaridad americana.
33-V
514 Anales de la Universidad
La misión Carreras.
debe estar seguro «de que la coalición que ya nos oprime aquí ha
de ir a golpear sus fronteras en ofensiva tanto más vigorosa
cuanto que por habérsenos dejado solos habremos sido vencidos sin
haber salido de simples teorizaciones nuestros propósitos de alianza
en defensa de intereses comunes»... Gestionará una ayuda pe-
cuniaria, una acción diplomática vigorosa con el anuncio de tomar
parte activa en la lucha en el caso de que el Brasil y la Argen-
tina asuman actitud hostil, el envío de un ejército- de 3 a 4,000
hombres y algunos barcos en defensa del Gobierno Oriental.
, El doctor Carreras inició su gestión ante el Gobierno Paraguayo
mediante la presentación de un memorándum que ha ¡üdo publicado
por el doctor Luis Alberto d'e HerrC'ra juntamente con las instruc-
ciones y notas que acabamos de extractar.
Luego de patentizar en ese memorándum que el Brasil y la Ar-
gentina intervenían a favor de Flores, decía el doctor Carreras
que terminado el plazo de seis años pactado en abril de 1856 en-
tre el Paraguay y el Brasil quedaría sobre el tapete la cuestión
de límites y expuesto el Paraguay a una acción conjunta de dos
vecinos resueltos a dividirse la presa. Bastaría para impedir tal
atentado que él Paraguay celebrara una liga con las provincias de
Corrientes y Entre Ríos que sólo esperaban apoyo para indepen-
dizarse de Buenos Aires. «Ya en el año anterior este mismo pen-
samiento preocupó el ánimo del Gobierno Oriental quo. ordenó a su
Ministro diplomático en la Asunción hiciese algunas gestiones en
ese sentido cerca de S. B. el señor Presidente don Francisco S.
López... El general Urquiza respondiendo al voto de la opinión en
las dos provincias de Entre Ríos y Corrientes se manifesté dis-
puesto a concurrir a su realización.»
Rentas y gastos.
Gastos mensuales:
Lista civil y militar $ 130,000
Extraardinarios 120,000
$ 250,000
decursos:
Aduana y Sellado $ 130,000
$ 308,571
$ 308,571
34-V
530 Anales de la Ü7iivcrsidad
La deuda pública.
La enseñanza píiblica.
Ejercicios físicos.
Administración de Justicia.
Servicios municipales.
brado público costaba a la empresa 607 pesos, contra 706 que pro-
ducía el impuesto, lo cual significaba un baneficib de 100 pesos men-
suales aparte del resultado del alumbrado particular.
No fué posible armonizar opiniones y entonces la Junta Econó-
mico-Administrativa "pasó al Gobierno los antecedentes para la re-
dacción del nuevo contrato. Los cuadros acompañados demostraban
que el impuesto seguía produciendo alrededor de 700 pesos mensua-
les y que había 700 faroles en las calles, de ellos 120 de gas y los
demás a aceite que la empresa alumbraba una veintena de noches
por mes dejando en las demás el servicio del alumbrado a cargo de
la luna.
También se preocupó la Junta de mejorar el servicio de recolec-
ción y quema de basuras mediante la celebración de un contrato
por el cual el empresario a quien se adjudicaban los residuos do-
miciliarios que entonces eran arrojados al lado del cementerio Cen-
tral, se obligaba previa eliminación de los trapos, hierros, losas y
demás objetos utilizables, a proceder a la quema por medio de uu
aparato construido a sus exípensas.
Con el proposito de corregir defectos graves que ya empezaban a
señalarse en las calles de la ciudad, el Director de Obras Públicas
don Ignacio Pedralbes presentó un proyecto que fué aprobado, es.
tableciendo la nivelación y delineación que servirían de base para
el despacho de permisos de edificación. Hasta entonces se había pro-
cedido sin reglas fijas por falta de estudios generales de la ciu-
dad.
E l G o b i e r n o y la Iglesia.
E l c o m e r c i o exterioi*.
Importación $ 8..^84.167
Exportación 6..334,706
Valores Derechos
aduaneros
Valor Derechos
POR HABITANTE
de lo consumido aduaneros
La zafra saladeril.
Montevideo 247,000
Costa oriental 145,000
Entre Ríos 190,000
Rosario 20,000
Buenos Aires 272,000
Rio Grande 310.000
1.184,000
Anales de la Universidad 541
Hasta igual mes del año 1863 la matanza saladeril había sido
de 1.345,000 animales.
A mediados de 1864 llegó de Inglaterra el doctor Pleury contra-
tado por el barón de Mauá para dirigir en su valiosa estancia del
Departamento de Soriano una fábrica de conservación de carne por
el procedimiento del doctor Morgan.
Aplazamiento de la marcación.
Im.portación de reproductores.
Bancos.
35-V
GOBIERNO DE FLORES.—1865-1868
CAPÍTULO VIII
«En medio de plena paz y con violación de las leyes de las na-
ciones, el Gobierno del Paraguay nos declara la guerra de hecho
apresando traidoramente a mano armada en nuestro territorio dos
vapores de la escuadra argentina y haciendo fuego sobre nuestras
poblaciones indefensas. Provocado a la lucha, sin haberla buscado,
dftspués de haber hecho cuanto decorosamente podía y debía ha-
cer para evitarla, guardando nuestra neutralidad que era la re-
gla de nuestra política, contestaremos la guerra con la guerra y
la haremos con toda la energía y con todo el poder que corresponde
a los gloriosos antecedentes de la Nación Argentina deslealmente
ivulnerada en su honor y atacada en su seguridad».
No se trataba sin embargo de una sorpresa. El Gobierno Argén-
tino era un aliado de hecho del Gobierno Brasileño que colaboraba
activamente en la guerra contra el Paraguay. Quince días antes
del apresamiento de los barcos en Corrientes había anunciado la
prensa argentina la salida de la escuadra brasileña de su fondeade-
ro de Buenos Aires para bloquear y bombardear los puertos para-
guayos. De lo único que podía quejarse el Gobierno Argentino era
de no haber recibido a tiempo, ni en forma, la declaración de gue-
rra votada por el Congreso Paraguayo.
CiMrenta y ocho horas después de la proclama tenía lugar en
Buenos Aires la recepción del Ministro Octaviano, sucesor de Pa-
1 anhos en la Legación Brasileña, y ' los discursos cambiados en
tal oportunidad se encargaban de exteriorizar una vez más la efec-
tividad de la alianza de hecho que existía antes del incidente de
Corrientes.
«Órgano de los sentimientos de estima y consideración que el go-
bierno de S. M. el Emperador y el pueblo del Brasil votan a la Re-
pública Argentina y al digno e ilustrado ciudadano que le enca-
mina a sus grandes destinos — decía el Ministro Octaviano —
nutro la lisonjera esperanza de continuar la obra de mis anteceso-
res, manteniendo fielmente la alianza entre las dos naciones-!^.
Saludo — contestó el Presidente Mitre — «al digno representan •
t e de un pueblo libre, al cual nos ligan gratos recuerdos, intere^
ses idénticos y glorias comunes, que constituyen la "base de la más
durable alianza de principios y de propósitos para lo presente y pai-
ra lo futuro-».
No menos expresivo fué el general Flores en sus manifestacio-
nes de solidaridad.
«El gobierno provisorio — se limitaba a decir en su nota a la
cancillería argentina — ve en el inaudito atentado cometido por
Anales de la Universidad 5GI
todas las banderas del mundo en virtud del tratado celebrado p o '
Lrópez con las grandes potencias marítimas en 185S... Los alia-
dos adquieren el derecho de destruir las fortificaciones de Humai-
tá y de repartirse el botín conquistado, o sea la propiedad par-
ticular arrebatada al pueblo paraguayo.
Invoca el Presidente Mitre — concluía Alberdi — la ocupación de
Corrientes como causa de la guerra, olvidando que con anterioridad
él había cedido esa provincia para atacar al Paraguay y que lo que
López hacía era simplemente anticiparse a la ocupación por los bra-
sileños.
La captura de Corrientes.
La rendición de Uruguayana.
seguida del tercer vapor destruido, puse la proa a una chata que
con el choque y un disparo se fué a pique... Todas estas manio-
bras eran hechas bajo el fuego más vivo que era de los buques y
chatas como de las baterías de tierra y mosquetería de 1,000 fusi-
l e s . . . (Concluida esta tarea... traté de tomar las chatas que al acer-
carme a ellas eran abandonadas, saltando todos al río y nadando
para tierra que estaba a corta distancia... El vapor paraguayo «Pa-
raguarí» recibió un rumbo tal en el costado y caldera cuando baja-
ba que fué a encallar en una isla en frente y toda la tripulación
saltó a ella fugando y abandonando el buque».
Durante e] combate — agregaba el almirante Barrozo — los ;pa-
."aguayos realizaron varios actos de abordaje que les dieron el domi-
nio de la cubierta del «Paranahiba», de la que quedaron (dueños
hasta que acudió el «Amazonas» y arrancó su presa a los asaltantes.
Otro de los buques brasileños la «Bellmonte» sufrió rumbos que le
obligaron a encallar para no irse a pique, y otro más, la «Jequi-
tinhonha», quedó varado.
Nuestras pérdidas — concluía — subieron a 180 o 190 hombres,
entre ellos 80 muertos y los demás heridos. Otro parte posterior, en
el que agregaba el resultado de aJgunos nuevos ataques, fijaba
las bajas de la escuadra brasileña ;en 89 muertos, 149 heridos y 20
desaparecidos. En conjunto 258 hombres.
Véase ahora c6mo describía el combate un diaiio correntino
adicto a la causa paraguaya:
Los paraguayos forzaron al comlbate a la escuadra brasileña,
desfilando por delante de ella hasta colocarse a retaguardia. La
lucha empezó mediante disparos a boca de jarro y abordaje de loa
paraguayos a los buques brasileños. La cañonera «Paranahi-
ba» fué ocupada por los paraguayos que mataron a toda la tripula-
ción que estaba sobre cubierta. Ese baroo al que ya los asaltantes
habían puesto bandera paraguaya, fué tomado a remolque en la
creencia de -que toda su tripulación había sucumbido, pero llegaron
varios buques brasileños en su auxilio, y entonces la tropa que se
había escondido salió sobre cubierta y oortó el cabo. También fué
abordado el «Amazonas», aunque sin resultado alguno.
Otras correspondencias e informaciones de la prensa de la época
establecían que la escuadrilla paraguaya se componía de 8 vapores y
6 dhatas con cañones, y la brasileña de 9 buques de guerra, y que
a despecho de la enorme desigualdad de fuerzas el combate había
alcanzado a durar diez boras.
Dos meses después el almirante Barrozo, que había continuado
Anales de la Universidad 597
Hombres
41,729
El soldado paraguayo.
Con algo más eficaz que esas groseras armas de guerra conta-
ban los paraguayos: con el valor extraordinario de sus soldados.
«Los aliados — decía el doctor Carlos María Ramírez en 1868
desde las columnas «El Siglo» — pueden tener asegurada la victo-
ria, pero los paraguayos han heCho un pacto con la muerte y sólo
el exterminio puede poner fin a su indomable resistencia».
Describe el general Garmendia la batalla de Tuyutí:
«Llegaron a las trincheras y dio comienzo con furor violento la
lucha al arma blanca. Aquellos demonios de paraguayos se ba-
tían como desesperados. embriagados con' el frenesí de la bata-
lla parecían leones enfurecidos. Habían cesado las detonaciones
que aturdían, dominando el ruido seco de las armas y de los ace-
ros que se chocan en el entrevero y cruzan con el horror de la muer-
te. Defendían las trincheras ciegos de coraje, a bayonetazos, con
piedras y balas que lanzaban con las manosi, paladas de arena que
arrojaban para cegar a los asaltantes, a culatazos, a golpes de es-
cobillón, a sablazos, a bote de lanza».
«El pueblo paraguayo — agregaba el general Garmendia hablan-
do de la formidable resistencia de López después de las extermi-
nádoras batallas de 1866 — en esta última etapa presentó un
ejemplo que aún la historia de los tiemipos modernos no reviste
otro igual; un último ejército de inválidos, viejos y niños de 10
a 15 años combatiendo bizarramente contra fuerzas superiores y
muriendo como si fueran soldados en los campos de batalla, que
no concluía sino para volver a dar comienzo entre la agonía de
los moribundos y el horror del degüello sin piedad».
¡Del degüello sin piedad! ¿Pe>ro qué piedad podían tener con
los adversarios aquellos que mataban a sus propios compatriotas
en esta forma bárbara que reproducimos de una correspondencia
del coronel Palleja relativa a los soMados brasileños?:
«Hace dos días han sido ejecutados a golpe de sable en las es-
paldas dos individuos de tropa del 12 de Infantería por haber he-
606 Anales de la Universidad
Tal fué la batalla del Estero Bellaco, en que según el parte del
general Mitre tuvo la columna atacante compuesta de 6,000 hom-
bres una pérdida de 1,200, entre muertos, heridos y prisioneros, y
ol ejército aliado 650 muertos y heridos.
Una de las correspondencias del ejército decía que el coronel Pa-
Ueja había perdido 3 caballos de combate y uno de ellos por efecto
de 12 balas de fusil!
Juntamente con los partes de la batalla llegaron a Montevideo
286 heridos de la División Oriental.
Veintitantos días después de esa sangrienta batalla el ejército
de López volvió a tomar la ofensiva con igual resultado adverso,
atacando a los aliados en Tuyutí entre el Estero Bellaco y el Es-
tero Blanco.
Según el «Boletín del Ejército Aliado» la nueva batalla que había
durado 4 y ^ horas costaba a los paraguayos 4,200 muertos
y 350 heridos, y a los aliados lo que se detalla a continuación:
Muertos Heridos
39 - V
610 Anales de la Universidad
La guerra de trincheras.
Brasileños 12,436
Argentinos 4,812
Orientales 1,160
18,408
Paraguayos 38,153
G22 Anales de ¡a Universidad
E l G o b i e r n o N o i t e a m e i á c a n o ofrece su m e d i a c i ó n p a r a terminar
la g u e r r a .
ÍEn los primeros días del año 1866 el general Flores salió del
campamento del Paso de la Patria donde a la sazón se reconcen-
traban todas las fuerzas aliadas, con rumibo a Montevideo publi-
cando una proclama en que decía a sus soldados:
«Una de esas fatalidades supremas en la circunstanc'a por itie
atravesamos me obliga con todo pelsar a s-epararme momentánea-
mente del ejército aliado de vanguardia; pero marcho con fe y
con la convicción de que al separarme de los beneméritos soldidos
que la componen permanezcan firmes en sus puestos de honor
biasta mi regresp, el que no se hará esperar mucihos días para
ponerme a vuestro frente y salvar la barra del río Paraná y
escarmentar al bárbaro opresor dé los infortunados paraguayos
que gimen bajo su tiranía.»
iSólo permaneció quince días en Montevideo, limitándose su ac-
ción política ostensible a la promulgación de un decreto que con-
vocxba a elecciones do Alcalde; Ordinarios, Defensores de Meno-
res, Jueces de Paz y Tenientes Alcaldes en todo el país.
Entre sus partidarios se estaba debatiendo el problema de la
reorganización constitucional del país. Mientras unos opinaban que
debía volverse de inmediato al régimen normal, inclinábanse otros
a la prolongación indefinida de la dictadura, y era esa disidencia
grave la que el general Flores quería dejar resuelta antes de que
el ejército aliado se lanzase sobre el ejército paraguayo en una
campaña de larga duración.
Comentando una correspohdencia en la que el coronel Palleja se
quejaba amargamente de que las autoridades de Montevideo tu-
vieran abandonada a la división oriental, decía el doctor Elbio
Fernández en «El Siglo»:
«La dictadura se prolonga arbitraria y abusivamente, desde que
628 Anales de la Universidad •
Va en aumento la intranquilidad.
«Se había pensado primero — decía «El Siglo» — que ésta se-
ría libremente disputada; pero después el pueblo cedió, tanto en
Montevideo como en la mayor parte de los departamentos, a la in-
fluencia de las listas confeccionadas por la autoridad, con la loa-
ble intención de evitar conflictos desagradables».
Complementando el programa de extensión de loj derechos polí-
ticos a los extranjeros, dictó el Gobierno un decreto por el que de-
claraba que los residentes que reunieran cualquiera de las condi-
ciones constitucionales podrían ser elegidos miembros de las Jun-
tas Económico-Administrativas, adquiriendo por el hecho la ciuda-
danía mientras estuvieran en el ejercicio de sus funciones.
La libertad de la prensa.
paz entre sus habitantes. Las penas pecuniarias con que se cas-
tiga la trasgresión de las anteriores disposiciones no bajarán de
mil pesos ni pasarán de cuatro mil.»
Progresos de la prensa.
entre s í . . . Los buques d-e dicha escuadra han lanzado toda cla-
se de proyectiles sobre esta ciudad... Merece una mención par-
L^cular el hecho de que casi todos los establecimientos de benefi-
cencia, a pesar de sus banderas blancas muestran los efectos de las
balas, bombas o granadas tiradas sobre ellos... Desde tierra no
se ha contestado con un solo tiro el fuego de los buques y
Djientras el jefe de la escuadra de Su Majestad Católica" hacía
destruir propiedades neutrales y los hogares de las familias ino-
centes, las autoridades locales tomaban las medidas más eficaces
para mantener el orden, salvar los bienes de los extranjeros y
proteger a aquellos infelices que en un instante perdían el fruto
del trabajo de varios años».
Después de esa primera hazaña el almirante Méndez Núñez hi-
zo rumbo al Callao. Previendo la repetición del bombardeo el Cuer-
po Consular d© esa ciudad anticipó su protesta con el propósito de
hacer constar que el Callao era también una plaza abierta y de ín-
dole absolutamente mrecantil, y que el Gobierno Peruano había des-
artillado el castillo de la Independencia para eliminar todo pretex-
to de ataque.
Pero como ningún resultado obtuviera la protesta del Cuerpo
Consular, el Gobierno Peruano resolvió prepararse para la defensa.
«Hace cuarenta años — decía en su proclama el Presidente don
Mariano Prado — flameaba en la fortaleza del Callao la bandera
española. Nuestros soldados la hundieron en los mares después de
haberla humillado en las batallas de Junín y de Ayacucho».
El 2 de mayo, aniversario del levantamiento de España contra
el ejército francés, empezó el combate entre 6 fragatas españolas
que se aproximaron a tierra para asegurar la eficacia de sus tiros
y algunas baterías de la plaza en las que alcanzó a colocarse una
treintena de cañones. Después de una reñida lucha de cinco horas
en que cayeron sobre la ciudad cuatro mil proyectiles, según las
crónicas de la época, la escuadra española levó anclas y salió mar
afuera para no presentarse más.
La agresión de la escuadra española produjo en Montevideo re-
petidas manifestaciones de protesta contra España y de amplia so-
lidaridad americana. En una de ellas hubo de ser empastelada la
imprenta de «El Español», hecho que evitó el Gobierno mediante
el empleo de enérgicas medidas.
«¡Ay del día en que su propiedad sea destruida — decía «El Es-
pañol» después de evitado el atentado — lanzando los tipos de su
imprenta a la calle... Entonces sabrán esos menguados lo que im-
Anales de la Universidad 645
IJOS t e m o r e s d e a b s o r c i ó n brasileña.
42- V
058 Anales de la Universidad
para las matanzas: «Que la justicia divina caiga sobre los malva-
dos>. Un remitidista del inismo diario afirmaba que los revolucio-
narios habían envenenaido diversos aljihes y que «el cólera blanco»
mataba por medio de la estricnina.
En medio del desborde general pidió el Gobierno que bajaran a
tierra algunos destacamentos de los buques de guerra extranjeros
surtos en el puerto para la custodia de la Aduana. Accedieron en
el acto las Legaciones. Per^o una semana después el Ministro de
España en representación del Cuerpo Diplomático se dirigió a
nuestra cancillería denunciando que loa jefes y soldados dei las
fuerzas desembarcadas y una de las Legaciones habían s.ido ame-
nazados por los militares orientales, a título de que servían de
asilo a diversos ciudiadanos. La cancillería contestó que se quita-
ría el mando de las fuerzas; a los jefes causantes de esos inci-
denteis.
La revolución había quedado sofocada «n su cuna, sin emíbargo,
como lo hacía notar la Memoria del Ministro de Relaciones Exte-
riores de 1868, habiendo bastado — decía — una hora para domi-
narla en la ciudad y quedando «el país en perfecta tranquilidad con
el triunfo alcanzado al día siguiente sobre el Goronél Olivera y
el capitán Mendoza.»
volución engañado por las dos entidades más prestigiosas del Par-
tido Colorado. Mi padre se tenía asegurado el concurso de la ma-
yoría del Partido Blanco y de sus primeras figuras militares que
le habían entregado la dirección de los trabajos que se hacían pa-
ra dar libertad a aquel país contando con un triunfo casi seguro.»
Bn resumen.
Movimiento económico
¡ 1
j Población Población
AÑOS j T O T A I.
1 urbana rural
r
1865 99,432 18,330 117,762
1866 98,083 13,281 111,364
1867 85,079 14,629 99,708
1868 108,388 17,708 126,096
670 Anales de la Universidad
ha, p o b l a c i ó n d e a l g u n o s d e p a r t a m e n t o s d e c a m p a ñ a .
Jja inmigración.
1866 1867
Italia
11 6,982
4,090
España y Canarias . S! 1,558 3,783
Francia 1,053 1,665
Europa en general y Brasil. 1,497 2,886
Inglaterra 936 1,065
Otras procedencias 192 975
9,326 17,356
¡Todavía la esclavitud!
Tan lejos iba ese abuso que a principios de 1867 denunciaba una
correspondencia de San Eugenio del Cuareim que el cura brasile-
ño de Santa Anna do Livramento había hecho incursiones en te-
rritorio oriental hasta el Mataojo, con los libros de su parroquia
para bautizar como brasileños a cuantos niños encontraba en su
camino!
La edificación.
El eoiueircio exteirior.
Importación Exportación
Lias exportaciones.
1866 1867
del litoral y por las provincias del oeste a Cíhile y Bolivia, podía
estimarse la pioducción lanar argentina en cinco millones de
arrobas. '
La carne tasajo.
Brasil Habana
Las lanas.
Eran precios que señalaban notable suba con relación a los que
habían regido en la Guerra Grande, valga este resumen que re-
producimos de «El Siglo» de 1867:
1847 1867
TTratados i n t e r n a c i o n a l e s .
E l c o m e r c i o interno.
Toneladas
De ulrraniar con c a r g a
» » (MI l a s t r e
» cabotaje con c a r g a
» » eu lastre
Buques Toneladas
1
De p u e r t o s de u l t r a m a r 1.039 303,818
» -; argentinos 772 187.083
» >' orien tales . 1.054 42,366
2.865 533,267
i
De los 2,865 buques t e n í a n c a r g a 2,644 y v e n í a n en l a s t r e 221.
Sobresalían la b a n d e r a inglesa con 211 buques, l a b r a s i l e ñ a con
131, la española con 120, la francesa con 113 y la i t a l i a n a con 102.
El m o v i m i e n t o siguió a u m e n t a n d o en 1867 según lo demues-
t r a este otro cuadro de e n t r a d a s y s a l i d a s :
Anales de la XJniversiñad 685
KNIRADAS
Tomando al azar algunos días de los tres años resulta que "A
26 de setiembre de 186,5 estaban fondeados en el puerto de Mon-
tevideo 101 buques de ultramar, entre los que sobresalían 20 es-
pañoles, 18 ingleses y 14 italianos; el 24 de enero de 1866, 142
buques, entre los que se destacaban 29 ingleses, 18 españoles, 17
italianos; y el 7 de diciembre de 1867, 244 buques, entre los que
sobíesalían 56 ingleses, 37 franceses y 25 italianos.
«El movimiento de nuestro puerto — decía «La Tribuna» al
finalizar el año 1867 — ha tomado tal incremento que hoy existen
en la rada 250 buques mercantes de ultramar, lo que jamás se
ha visto hasta ahora en ningún puerto de Sud América.»
FPfrrocarriles, t r a n v í a s y c a m i n o s .
El telégrafo eléctrico.
La existencia ganadera.
252,531 504,766
25,542 25,436 36,Df)2
1865 189,031
1866 77,866 426.^0
1867 . . . " 79,367 389,370
Marcas y señales.
La agricultura.
1
AÑOS Trigo Maíz AÑOS Trigo Maíz
Otras industrias.
1863 1864
Legislación d e . bancos.
Su repercusión en Montevideo.
{encaje Emisión
FBBRERO
4065
Encaje Emisión Encaje Emisión
$ 225,278 341,316
MARZO AGOSTO
1866
Encaje Emisión Encaje Emisión Encaje Emisión
B a n c o Comer-
cial . • 452.081 $ 840.228 626,253 $ 608,598 $ 731.977 $ 518,918
Banco Mauá 1.335,299 3.022.829 1.029.831 3.011,568 í.557,208 3.553,091
» de Lon-
dres . . . 443,491 338,850 384,032 236,260 553,828 166.551
Banco Montevi-
deano . . 273,626 484.409 228.039 366,054 275,642 697,953
Banco Navia . 165,000 412,372
B a n c o Comer-
cial del Salto $ 176,253 $ 123,461 $ 212,975 $ 157.706
B a n c o Comer-
cial de Pay-
sandú. . . 79,983 228,321 187.395 231.007
1867
Encaje Emisión Encaje Emisión
^ c a s e z de cambio iBsaaxiar.
46-V
722 Anales de la Universidad
Movimiento administrativo
Rentas y gastos.
nentales. Pero hacía figurar en cambio entre los egresos una par-
tida de 175,196 pesos por concepto de subvenciones a varios depar-
tamentos que luchaban con la escasez de sus rentas.
Rpfl •¡éml(is(! a «-sa (Idlifiencia de r> ciir.sns, tiecía ln Contíiduria al
examinar los estados departamentales de 1866:
El mal es viejo. Al reaccionarse contra la institución de los cabil-
dos a causa del carácter político que venían tomando, quedó supri-
mido el régimen que había permitido a las municipalidades adminiá-
traí los bienes propios de los pueblos. Las policías urbanas, las es-
críelas, etc., pasaron a depender de la administración central que no
podía ocuparse sin embargo de los intereses locales. En esa situa-
lión fué promulgada la Constitución de 1830 sin el complementóse
LIS leyes orgánicas que debían determinar los recursos de las Jun-
tas, que quedaron anuladas por falta de rentas. La ley de julio de
1856 trató de remediar el mal mediante la creación del impuesto
depai-tamental, suprimido luego porque era deficiente y además
perjudicial a la producción y al comercio. La ley de Presupuesto
de 186r'localizó la contribución directa; pero sin deslindar las fun-
ciones y atribuciones de las Juntas, Jefaturas y Comisiones Au-
xiliarrs, qiiP. han qtiedaflo confundidas.
«Concretando esta situación resulta que el servicio no se hace
xiliares, que han quedado confundidas.
con regularidad y corrección; que la enseñanza primaria es deficien-
te y mal atendida en los pueblos, faltando absolutamente en los de-
más lugares; que no existe iniciativa alguna para las mejoras lo-
cales, con excepción de la Capital, porque faltan los medios para
emprenderlas y llevarlas a término; que no hay cárceles de deten-
ción casi en ninguna parte; que en muy pocos pueblos existen ca-
sñh para escuelas con la comodidad necesaria y en la mayor parte
faltan absolutamente; que las avenidas de los pueblos y sus pro-
pias calles se encuentran en el abandono más lamentable; que no
hay finalmente policía urbana; y que creciendo esos mismos pue-
blos en población y riqueza sus necesidades van siendo cada vez ma-
yores, aumentándose consiguientemente la ansiedad de remediarlas
y el disgusto de no poder hacerlo».
Ha llegado el momento — agregaba — de establecer las verda-
deras municipalidades o por lo menos las que pueden concillarse
con las Juntas Económico-Administrativas... Habría que declarar
municipales los impuestos de abasto, corrales, mercados, rodados,
multas, carcelaje y guías. La contribución directa que hoy está
localizada debería en cambio ser renta del Estado, sin perjuicio de
adjudicar a los departamentos algunos de sus productos con ca-
Anales ae la Universidad 727
1863 , . . 6.478,682
1864 . , . 7.005,328
1865 . . . 8.295,071
1866 . . . 9.568,554
1867 . . . 12.040,287
Rentas departamentales.
Ingresos Déficit
$ 1.104,860 $ 643,027
H e aquí la r e n t a a d u a n e r a r e c a u d a d a d u r a n t e ei gobierno de
Flores (el c u a d r o oficial de que proceden estos datos, que obra
en el archivo de la C o n t a d u r í a , .asigna al a ñ o 1865 l a canti'dad
de 2.543,227 pesos, que es la que c o r r e s p o n d e exclusivamente Í\
Montevideo):
1865 $ 2.812,143
1866 3.602,399
1867 4.291,406
1865 1867
1866 1867
$ 2.860.314 9 3.436,336
Exportación » » 570,264 654,469
168,200 214,372
$ 3.598,778 $ 4.305,177
1866 1867
$ 3.219,739 $ 3.921,995
379,039 383,182
$ 3.598,778 $ 4.305,177
1866 1867
AÑOS Departamentos
Montevideo de campaña TOTAL
Producto
Valor declarado
de la contribución
$ 105.203,000 f 414,191
1865 $ 2-27,956
1866 321,518
1867 383,894
El impuesto de timbres.
1865 « 86,103
1866 125,816
1867 151,057
Correos.
47
738 Anales de la Universidad
2f coroneles 80 capitanes
20 » graduados 15 » graduados
36 tenientes coroneles 23 ayudantes mayores
16 » » graduados 35 tenientes 1.°
60 sargentos mayores 27 » 2,"
27 » » graduados 51 subtenientes
Deudas públicas.
$ 2.311,198
D e u d a Brasiiera ( c a p i t a l e i n t e r é s ) . . $ 4,062,003
» Franco-Ing-lesa 2.988,700
Empréstito Montevideo-Europeo . . . 4.542,080
Deuda Fundada 1.439,446
Interna 1.382,500
» R e s c a t e de t i e r r a s 875,171
Banco M a u á . Cuenta c o r r i e n t e . . . . 966,214
No f i g u r a b a n en la relación de l a C o n t a d u r í a a l g u n a s d e u d a s
flotantes, como el saldo de la Consolidia.da de 1854 todavía en cir-
culación por s u m a s m i l l o n a r i a s .
E n sus nuevos cuadros de 1867 la C o n t a d u r í a elevaba el m o n t o
de la deuda inscripta a 27.488,000 pesos.
P a r t e de la d«uda i n s c r i p t a podía f i g u r a r r e a l m e n t e e n t r e la
deuda flotante en c u a n t o no i m p o n í a desembolsos i n m e d i a t o s al
e r a r i o público. Por ejemplo, la d e u d a b r a s i l e ñ a cuyos i n t e r e s e s
se a c u m u l a b a n al capital, a u m e n t a n d o s u m o n t o d e año en año.
íiRS e m i s i o n e s de d e u d a b a j o el g o b i e r n o d e F l o r e s .
Emisión Emisión
A'ÑOS
progresiva circulante
Franco - Rescate
Fundada Inglesa Interna de Tierras Bonos
I (6»/o (6 °/o de la
(5 "lo (12 °/o Consolidada
de interés) de interés) de interés) de interés)
Has quie ellos han dejado y ninguno de cierto máí eficaz que el
de educar al pueblo para que comprendiendo sus derechos y dfebe-
res se mantenga incólume el equilibri3 social, que ©3 en todas
partes la base dal orden y de la prosperidad.»
,Saimiento, que acababa de ser nombrado Ministro de la Ar-
gentina en Washington, había ditího en el discurso de recepción
que su pliego de instrucciones le obligaba «a estudiar el sistema
de educación comiún que enriquece y perpetúa la libertad». Y re-
flejando en seguida imipresiomss, decía al director de «La Patria»
de Valparaíso luego de referirse a los millones de dólares que
Norte América dedicaba a la enseñanza, y a la simpática acogida
que todas las familias prestaban a los maestros y maestras en sus
jiras de propaganda y de estudios: '
«¿Qué es en resumen esta República? Un sistema de educación
universal establecido hace sólo 30 años y que ya empieza a dar
sus frutos... El tiempo urgte y la América del Sur no tiene otra
salida al porvenir si no es por esa vía. La educación en masa
del pueblo emprendida con coraje y de un golpe en todos log ex-
tremos geográficos y sociales.»
En los mismos días en que así hablaban nuestro Ministro de
Gobierno a las municipalidades y el ilustre representante de la Ar-
gentina en Washington a la prensa de Chile, salía de Montevideo
José Pedro Várela con rumbo a Europa y Estados Unidos, d«sde
donde habría de volver algún tiempo después provisto del gran
bagaje y del formidable impulso necesarios para abordar la refor-
ma de la enseñanza primaria en ntuestro país.
Asistencia
ESCUELAS Inscriptos
inedia
38 3,919 2,884
Maestros $ 28,358
Ayudantes 7,736
Alquileres 19,100
Gastos eventuales 10,465
Ln Escuela Normal.
í.'onflictos de jurisdicción.
48- V
754 Anales de la Universidad
21 e s c u e l a s de v a r o n e s con . . . . 3^500 a l u m n o s
31 » » niñas » . . . . 1,300 »
52 » 2,800 a l u m n o s
lia e n s e ñ a n z a s e c u n d a r i a .
11^! r " f ^ .: ~ «
E n v a r i a s de las escuelas p r i v a d a s de Montevideo funcionaban
cursos de e n s e ñ a n z a s e c u n d a r i a .
Anales de Ja Universidad 755
Sociedad de O b s e r v a c i o n e s Microscópicas.
La, Biblioteca N a c i o n a l .
Kl matiiiuonio civil.
Ley de expropiación.
E l Código d e M i n e r í a .
K e o r g a n i z a c i ó n d e Tribimatles.
IJRS cárceles.
1865 $ 271,947
1866 600,868
1867 606,473
$ 1.479,288 •
766 Anales de la Universidnd
t ) b r a s d e pavünentacifíii.
C u a d r a s de m a c a d a m en los a l r e d e d o r e s . 195
» e m p e d r a d a s en la ciudad 470
» reempedradas 88
» recorridas 195
» de d e s m o n t e s y t e r r a p l e n e s 300
Fueron de enorme sequía los comienzos del año 1866. Casi todos
los aljibes de la ciudad quedaron agotados. La Municipalidad de
Montevideo tuvo que ir en ayuda de la población mediante un
servicio de carros provistos de pipas llenas de agua, que recorríam
las calles ó se estacionaban en puntos estratégicos para que todo
el mundo pudiera llenar sus baldes. Esa agua procedía de los
manantiales de la playa de Capurro, de los que extraía la Muni-
cipalidad diariamente alrededor de un centenar de pipas.
Los vecinos sedientos se abalanzaban sobre los carros, trabán-
dose en luchas que a veces terminaban con derramamiento de san-
gre. En una de ellas fué muerto a garrotazos un muchacho que
se abría paso con su balde para sacar agua de la pipa.
Ante las escenas que a diario se desarrollaban en las calles de
ÍQS Anales de la Universidad
El alumbrado a gas.
Éstablecimie'iito de mercados.
Baños públicos.
1865-1866 1867
En
AÑOS Entradas Salidas Falleciroientos
asistencia
Entrados 5,375
Salidos 4,291
Fallecidos 720
Existencia. . . • . . . 364
La vacuna.
Rt'glajnento de la prostitución.
el país, preciso es poner tocos los medios que corten de raíz es-
tos males, como los mías perniciosos y contrarios al orden y segu-
ndad de los departamentos.»
El lemedio al mal de la campaña — decía «El Siglo» comen-
tando la circular — estiá en otra parte. La jefatura del doctor
Palomeque en Cerro Largo es una prueba «de que basta tener ia
firme voluntad de perseguir al ladrón, al asesino, al vago, al ju-
gador; que basta asimilarse los elementos de orden y de morali-
dad de cada departamento, para dominar la montonera y el abi-
geato, para regularizar la administracüón y para garantir e ins-
pirar confianza al vecindario honrado»... El doctor Palomeque se
alió a todos los elementos sanos de la localidad para luchar con-
tra los caudillos que le hacían aposición y gracias a ello «convir-
tió aquel departamento diesmoralizado y .desprestigiado a la mora-
lidad^ al ordc-n y al m|ás severo respeto de todos los dereahos».
Tenía razón «El Siglo». No era una circular lo que reclamaba
la campaña, sino un cam^bio radical de funcionarios y de régimen
administrativo.
Después de la circular continuó el mal como antes de pasarse.
A principios de 18&6 el Jefe Político de Montevideo coronel Ma-
nuel J. Aguiar formuló una grave denuncia que ponía de mani-
fiesto la deficiencia del servicio policial de la cajnpaña. En medio
do un baile en el pueblo del Durazno había ocurrido una pelea
quedando muertos tres de los concurrentes y gravemente heridos
otros tres, sin que eso interrumpiera el baile que continuó por
ercima de los muertos y de los heridos hasta repetirse la riñ'í.
y caer muertos otros cuatro bailarines. Y todo ello — decía el
coronel Aguiar — en una reunión de amigos y compatriotas!
Pero como el mal era general a todo el país, no podía el mismo
Departamento de Montevideo escapar a la crítica que surgía do
la denuncia de su Jefe Político. Pocas horas después de publicada
la crónica del sangriento baile del Durazno, refería efectivamente
«El Siglo» que dos celadores de la sección policial de las Tres
Cruces, que estaban ebrios, habían apuñaleado a varios vecinos;
y agregaba que en los mismos momentos en que eso ocurría en
OR suburbios de Montovidro, otra í-scena de indisciplina do des-
arollfiba dentro (i( 1 ciiaitel del batMÜóti N.° "2, a r¡\\7. de los lioiin-
res rendidos a los miártires de Quinteros. Uno de los soldados ha-
bía sido puesto en el cepo por encontrarse ebrio y sus compañe-
ros resueltos a ponerlo en libertad se habían trabado en lucha eol-
ios oficiales. Se trata, decía «El Siglo», de un incidente emanado
Anales de la Universidad 781
Tentativas de refoniaa.
Espectáculos y diverisioiíjes.
I. Gobierno de Berro.^—1860-1864
Págs.
C a p i t t d ó I . MOVlSUENTO' PÓÍáTÍfeéí
©Olí Bérítaírdo P. Berro eís elegido PréSMént* de la
íSéímSíica, p6«. 7 — Bl prc^raiíía dé Béíro, 8 — Jui-
cio» éé la íweíÉs* acerca d«í g&^eftntí d« Berro,
íO — Igrtsil optlíñistnof Míratíá &tt U Cítsái áé Go-
bierno, 24 — Tamblétf ctócOffdába el crt-teffo del
Presrderfrte con el dé' la prensa, 26 — ¿^aé eiS me-
íor, ví'dlar tst. eonstit-ttcióti o refoíiiíítrla?, 26 — Lu-
clfats internas áél t*artidof Blalíco, 2'9 — La Asocia-
ciéíí Nacional, M — Lá attinistf* obgfatéuíízaáá por
ia Asaírrbléíí, SÍl ^- ÉT Presfdéite fierro da íoda su
amplitud a la ley de aMíniístifác, 3^ — La li'fi^rtadl
dé la jítensá. Ún acuerdo gubétñati-c^ó cmdfá léé
controvél-átaS' partidistas, 38 — La rénréñiotáciSn de
Quinteros da origéír a la priftieta setnción dé ese
acuerdo, 39 — Elogios qvt€ provoca la actitud del Go-
bierno ante una contíorersia parítáisfai, 41 — Una
nueva advertencia a la pirénsa, 42 — Se íñfen^ta la
reforma de la Ley de ítírprenta, 43 — liás eleccio-
nes de iSfifff. tíos ^aifáfe's' teíidéircia^ en ItrcÉá, 44 —
Los partidarias d^l Gobierno' derrotados en ídrs co-
micios áé 1869, 44 —• M elogio M xttí tfíá-fió colo-
rado, 48 ^ Lá kcciéü áéí (ÍObi^rfo, 49' — Las elec-
cionéá de 1862. C^iíío las juzgaba don Nicolás Cal-
vo, 51 — Inconípatibilid^és parlameñtaTiás, 52 —
ET número de votantes y Ids fíátfdés elfectóírales
aquende y allende el PMtá, á'2 — Reforífía dé la le-
gislación electoral, S# — ÜestítuéiSÉí Aé tfiítiiste-
rios, Sí — Se íntetísiflca en 1863 ía lucha díentro
790 Anales de la universidad
Paga,
del Partido Blanco, 56 — Preliminares de la inva-
sión de Flores, &8 — El estado de las relaciones in-
ternacionales no era inquietante, 60 — Hablan don
Félix Frías y don José Mármol acerca de la cola-
boración argentina en la revolución de Flores,
60 — La invasión, 63 — Impresión de desastre que
la noticia produce en Montevideo. La palabra de
«El Siglo», 63 — Otras apreciaciones concordan-
tes, 64 — Actitud de la Asamblea ante la inva-
sión de Flores, 68 — El programa de la invasión,
^ 70 — ¿Había algún otro capítulo de agravios?
; ¿La cuestión religiosa, por ejemplo?, 72 — La di-
visa celeste como distintivo del ejército del Gobier-
no, 73 — Las primeras medidas para la organiza-
ción de la defensa, 74 -^ Parte de la prensa impul-
sa a los actos de sangre, 75 — La campaña militar
de 1863, 77 — El barón de Mauá inicia infructuo-
sas gestiones de paz, 80 — En los últimos meses
del gobierno de Berro, 82 — Aplazamiento de los
comicios generales, 84 — La mitad del Senado tra-
ta de desalojar a la otra mitad, 86 — Una tenta-
tiva de motín para voltear a Berro, 87 — Vuelve
el .Senado a funcionar, 90.
Gap. n . MOVIMIENTO POLÍTICO. La acción de la Argentina
y del Brasil en la revolución de Flores 92
iLa contienda argentina durante el gobierno de Be-
rro, pág. 92 — La parte de los emigrados orienta-
les en la victoria de Buenos Aires, 93 — Vuelve
a pensarse en la reincorporación del Uruguay a la
Confederación Argentina, 95 — El plan previo y
urgente era el derrum^be del gobierno de Berro,
96 — La prensa de Buenos Aires apoya a los emi-
grados, 98 — La actitud del gobierno de Berro fren-
te a la contienda argentina, 99 — El momento de
la invasión, 101 — El gobierno de Berro se diri-
ge al Cuerpo Diplomático para denunciarle la com-
plicidad argentina y obtener su apoyo contra la agre-
sión, 103 — El gobierno de Berro entabla a la vez
reclamaciones directas ante el gobierno de Mitre,
106 — Inicia sus reclamos nuestro agente confi-
Anales de la Universidad 791
Págs.
Págs.
Pág3.
Págs
Págs.
Págs.
Págs.
Págs.
Págs.
Págs.