La historia trata de un niño llamado Liam que vive en una ciudad sin jardines ni plantas. Un día Liam descubre unas plantas marchitas en las vías del tren abandonado y decide cuidarlas. Con el tiempo, Liam se convierte en un experto jardinero y las plantas florecen, formando un jardín que comienza a explorar las vías del tren. El jardín continúa creciendo e invadiendo la ciudad, y otros habitantes se unen a Liam como jardineros.
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La historia trata de un niño llamado Liam que vive en una ciudad sin jardines ni plantas. Un día Liam descubre unas plantas marchitas en las vías del tren abandonado y decide cuidarlas. Con el tiempo, Liam se convierte en un experto jardinero y las plantas florecen, formando un jardín que comienza a explorar las vías del tren. El jardín continúa creciendo e invadiendo la ciudad, y otros habitantes se unen a Liam como jardineros.
La historia trata de un niño llamado Liam que vive en una ciudad sin jardines ni plantas. Un día Liam descubre unas plantas marchitas en las vías del tren abandonado y decide cuidarlas. Con el tiempo, Liam se convierte en un experto jardinero y las plantas florecen, formando un jardín que comienza a explorar las vías del tren. El jardín continúa creciendo e invadiendo la ciudad, y otros habitantes se unen a Liam como jardineros.
La historia trata de un niño llamado Liam que vive en una ciudad sin jardines ni plantas. Un día Liam descubre unas plantas marchitas en las vías del tren abandonado y decide cuidarlas. Con el tiempo, Liam se convierte en un experto jardinero y las plantas florecen, formando un jardín que comienza a explorar las vías del tren. El jardín continúa creciendo e invadiendo la ciudad, y otros habitantes se unen a Liam como jardineros.
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Érase una vez una ciudad
sin jardines, ni árboles, ni
plantas de ninguna clase. La mayoría de sus habitantes pasaban los días encerrados en sus casas. Como os podéis imaginar, era un lugar muy triste. 2 Sin embargo, a Liam le encantaba estar fuera de casa, incluso aunque estuviera lloviendo. Uno de esos días descubrió que en la antigua línea de tren había una escalera oscura que subía hacia las vías. Allí arriba había unas pocas plantas y flores silvestres, que estaban marchitas. 3 Es verdad que Liam no era jardinero, pero sabía que podía ayudarlas. Así que a la mañana siguiente volvió a las vías y se puso manos a la obra. Las flores estuvieron a punto de morir ahogadas, y, además, Liam tuvo algunos problemas con la poda, pero las plantas esperaron pacientemente a que el chico fuera adquiriendo destreza en el arte de la jardinería. 4 Con el paso de las semanas, Liam empezó a sentirse como un verdadero jardinero, y las plantas empezaron a sentirse como un verdadero jardín. Como este jardín no era uno normal y corriente, empezó a moverse de su sitio. ¡Había kilómetros y kilómetros de vías por explorar! Así que Liam y el Jardín fueron explorando su entorno, hasta que llegó el 5 invierno. Aunque el frío había hecho mella en las plantas, pronto recuperaron su esplendor y retomaron su afán explorador. El jardín sentía especial curiosidad por las cosas viejas y olvidadas. Algunas plantas aparecieron donde no debían. Otras aparecieron misteriosamente todas de golpe. Pero la aparición más sorprendente de todas fue la de los nuevos jardineros. 6 Sin embargo, la lección del cuento es más personal, porque ese jardín que prolifera e invade calles y tejados también modifica el espíritu de los habitantes de la ciudad. Así, poco a poco, una espontánea legión de jardineros se convierte en responsable de ese manto multicolor, y lo atiende como si el cuidado de las plantas fuera el arte más noble que uno puede elegir a estas alturas del siglo. 7 8