Sistema Interamericano de Derechos Humanos
Sistema Interamericano de Derechos Humanos
Sistema Interamericano de Derechos Humanos
HUMANOS
I. Introducción
Tampoco se debe perder de vista que son los mismos Estados los que crean las normas a
seguir en el Derecho Internacional y que marcarán esas pautas únicamente en la medida
en que estarán dispuestos a contraer obligaciones internacionales que podrán cumplir.
Módulo I
Antecedentes del Sistema Interamericano
Sin embargo, los antecedentes del sistema interamericano son mucho más remotos, e
inclusive, a veces ignoramos que constituyen precedentes vitales para el sistema universal
de protección de derechos humanos10. La Declaración del Pueblo de Virginia de 1776 11 y
la creación de la Corte Centroamericana de Justicia12, primer tribunal internacional
regional, donde incluso se le reconocía participación directa a la persona (jus standi),
situación que aún no es reconocida para el caso de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos,13 son claros ejemplos del aporte de la región al Derecho Internacional de los
Derechos Humanos.
10 Remontándonos a tiempos más remotos, resulta ilustrativo recordar que América tiene su
propia historia en materia de derechos humanos. Cabe destacar el esfuerzo desplegado por Fray
Bartolomé de las Casas por establecer la unidad del género humano, antecedente necesario para
afirmar que “los hombres nacen libres y permanecen libres e iguales en derechos”, lo que a la
postre fue un corolario de la Revolución Francesa.
11 La Declaración del buen pueblo de Virginia fue el primer instrumento sobre derechos humanos
de carácter general y no la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la
Revolución Francesa.
12 Creada por el Pacto de Washington en 1907 e instalada en San José, Costa Rica, en 1908.
Operó hasta 1918.
13 De acuerdo con el artículo 61.1 de la Convención Americana, “[s]ólo los Estados partes y la
Comisión tienen derecho a someter un caso a la decisión de la Corte”.
país, la distribución de competencias y poderes para implementación del Poder y, por
supuesto, los correspondientes capítulos de derechos y de garantías constitucionales.
Frente a esa ideología de esclavitud, surge otra de procedencia estoica y cristiana que
afirma la libertad de los indígenas e interpreta la misión de los colonizadores conforme a
los principios de la tutela civilizadora.14
Es en ese contexto que vale la pena describir el gran debate entre Fray Bartolomé de las
Casas y Juan Gómez de Sepúlveda, en Valladolid, años 1551, descrito por Lewis Hanke y
que a la postre se considera como el hecho más importante de la historia de la Guerra
Justa en las Indias. Para Sepúlveda, quien era escolástico y cronista real, era legal y
necesario hacer la guerra contra los “naturales” por cuatro razones: 1. Por la gravedad de
los pecados que cometían los indios, en especial por sus idolatrías y sus pecados contra la
naturaleza; 2. Por la rudeza de su naturaleza, lo que los obligaba a servir a personas que
tuvieran una naturaleza más refinada, como los españoles; 3. Para difundir la fe, lo cual
14 Cf. Prado Vallejo, Julio. “Los Derechos Humanos”. En: Polo, Luis Felipe, Fundamentos
Filosóficos de los Derechos Humanos. Op. Cit. P. 279.
sería más fácil mediante la previa sumisión de los naturales; 4. Para proteger a los débiles
entre los mismos indígenas. Para ello utilizó como fundamentos las teorías de Aristóteles
sobre la naturaleza humana y las causas de la Guerra Justa analizadas por Tomás de
Aquino; lo mismo que algunos versículos bíblicos.
Como contrapartida, Fray Bartolomé de las Casas defendió la causa de los indios,
basándose también en Aristóteles y Santo Tomás, pero sobre todo, en su valiosa
experiencia vivida en las Indias. Su pensamiento se resume de la siguiente manera:
El fin que en las Indias y de las Indias, Cristo y el Papa y los Prelados pretenden y
deben pretender y también los Reyes de Castilla como cristianos, es la predicación
de la fe para que aquellas gentes se salven. Y los medios para efecto no son robar,
escandalizar, cautivar, despedazar hombres y despoblar reinos y hacer ceder y
dominar la fe y religión cristiana entre los fieles pacíficos, que es propio de fieles
tiranos, enemigos de Dios y de su fe, como ya muchas veces contra la porfía y
ceguedad del Dr. Sepúlveda habemos robado y tratado y perseguido.15
Aún cuando los resultados históricos documentan una herencia de esclavitud que data
todavía de los albores de nuestra independencia, es lo cierto que la postura de De las
Casas permitió al menos suavizar las leyes aplicadas a los indígenas e influyó en el
proceso de humanización de la conquista. Desde la óptica de los derechos humanos,
como ya lo recalcamos, tuvo la virtud de fortalecer la idea de que todas las personas son
iguales independientemente de sus creencias, de su lugar de nacimiento, raza, origen, etc.
Otras ideas y hechos relevantes que han contribuido al desarrollo histórico de los
derechos humanos en América son los siguientes:
15 Cf. Hanke, Lewis. La Lucha por la Justicia en la Conquista de América, p.p. 312 a 354. Citado
por Prado Vallejo, Julio, Ibid.
de donde se tomaron principios de algunas versiones que circularon
clandestinamente en Latinoamérica.
El sistema interamericano tiene la peculiaridad de que sus antecedentes son los de más
data de los sistemas regionales con la excepción del europeo 16. Es a partir del Congreso
Anfictiónico de Panamá (1826) que se desencadena una serie de Congresos y
Conferencias Interamericanas en las que se desarrollan los principios del
panamericanismo y los ideales bolivarianos17.
El artículo 145 de la Carta de la OEA reformada por dicho Protocolo quiso dejar clara la
naturaleza y fines de la Comisión al estipular que "[m]ientras no entre en vigor la
convención interamericana sobre derechos humanos a que se refiere el capítulo XV, la
actual Comisión Interamericana de Derechos Humanos velará por la observancia de tales
derechos".
En síntesis, podemos decir que el sistema interamericano se caracteriza por mantener una
progresividad en cuanto a la protección de los derechos humanos en el Continente que se
puede resumir en el siguiente proceso:
18 Fue adoptada por la Novena Conferencia Internacional Americana (Bogotá, 1948), en virtud
de una resolución tomada por la propia Conferencia.
principios, la misma práctica de los Estados miembros le ha otorgado un valor
jurídico más allá de una mera recomendación. Sobre el valor jurídico de la
Declaración Americana, la Corte Interamericana se refirió en forma clara a dicho
punto en su opinión consultiva OC-10/89.
Evaluación
a. Fue un sacerdote español que luchó por los derechos humanos de los
afrodescendientes.
b. Encabezó el principal movimiento para el reconocimiento de derechos humanos
de los indígenas y los afrodescendientes.
c. Fue el principal combatiente de la esclavitud de los indígenas y defendió sus
causas ante las Cortes Españolas.
d. Logró abolir la esclavitud en las Indias.
La Carta de la OEA
Hoy, esa Carta ha sufrido cambios y enmiendas que, si se analizan en concordancia con
otros instrumentos regionales de orden político (Carta Democrática Interamericana,
Convención Interamericana contra el Terrorismo, por ejemplo), así como con los
instrumentos específicos de derechos humanos, podremos observar que la Carta tiene un
valor agregado indiscutible para la protección de los derechos humanos: el marco
objetivo que debe existir en todos los Estados para su real disfrute a partir del impulso
hacia la configuración de Estados de Derecho y la importancia de las democracias
participativas como contexto general. Esos presupuestos, incluso le permiten a la OEA
prevenir y, aún intervenir, en países cuya situación democrática se vea amenazada por
factores de hecho, convulsión interna o cualquier otra circunstancia que ponga en peligro
la vida en democracia. Para ello, tanto la Carta de la OEA, como la Carta Democrática
Interamericana, han implementado el mecanismo de la “cláusula democrática” con esos
fines.
Bajo esos parámetros, los Estados miembros de la OEA, que son aquellos que han
ratificado o adherido a la Carta de OEA, se obligan a asumir obligaciones en el ámbito
interno que, de ser obviadas, podrían implicar responsabilidad internacional. Ese marco
objetivo se puede representar por medio de una triada donde los derechos humanos se
constituyen como la razón de ser de la institucionalidad del Poder del Estado, el cual
estará legitimado únicamente en el tanto que sea respetuoso de un marco indisoluble
19 CIDH. Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el marco
del artículo 64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Opinión consultiva OC-10/89 del
14 de Julio de 1989. Serie A, núm. 10. párr. 39,
donde confluyen los siguientes tres elementos: 1. Estado de Derecho20; 2. democracias
participativas21 y, 3. Respeto de los derechos humanos para todas las personas sin ningún
tipo de distinción.
Esto es lo que se conoce como la “triada” de los derechos humanos, la cual se puede
representar de la siguiente manera:
DERECHOS HUMANOS
ESTADO DE
DERECHO DEMOCRACIA
20 Se entiende por Estado de Derecho el sistema jurídico político mediante el cual se garantiza el
pleno funcionamiento del Estado mediante actos de gobierno autorizados previamente por una
ley que lo autorice y con respeto e independencia entre los distintos Poderes de la República.
21 El concepto de democracia a que se alude en este documento es más amplio que la clásica
definición del “gobierno del pueblo”, para incorporar otras características que acompañan el
principio del gobierno elegido democráticamente de manera directa y participativa, lo que
involucra no solo procesos electorales libres y periódicos, sino también la consolidación de
mecanismos de participación política para la ciudadanía en la toma de algunas decisiones vitales,
así como el control político y la rendición de cuentas a que deben estar sometidos los
gobernantes.
Si alguno de esos supuestos no existe o es débil, entonces no hay un marco pleno de
respeto de los derechos humanos porque no hay derechos humanos sin democracia ni
Estado de Derecho; ni hay democracia sin Estado de Derecho ni respeto de derechos
humanos y tampoco habrá Estado de Derecho si no hay democracia ni respeto de
derechos humanos.
Otra manera en que la Carta de la OEA tiene una incidencia directa y más específica
respecto de los derechos humanos, es en lo que a derechos derivados de normas
económicas y sociales se refiere. De manera concreta, vemos como la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, al no tener un capítulo específico para el
reconocimiento y protección de derechos económicos, sociales y culturales (en adelante
DESC), hace una delegación directa a ese tipo de normas contenidas en la Carta. Así lo
dispone el artículo 26 de la Convención Americana:
La Declaración Americana
La Declaración Americana tiene 38 artículos que definen los derechos protegidos y los
deberes correlativos, establece también, en otra cláusula introductoria que, “los derechos
esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado sino que
tienen como fundamento los atributos de la persona humana”. Por lo tanto, los Estados
americanos reconocen el hecho de que cuando el Estado legisla en este campo, no crea o
concede derechos, sino que reconoce derechos que existían antes de la formación del
Estado; derechos que tienen su origen en la naturaleza misma de la persona humana.
22 Cf. CIDH. Interpretación de la Declaración Americana… Op.Cit. párrs. 47, 45, 46.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos es el principal tratado general
hemisférico de derechos humanos. Supone que, una vez que todos los Estados miembros
de la OEA la hayan ratificado, se estandarizará la protección de los derechos humanos en
las Américas.
Sin embargo, ese artículo sigue siendo una vía importante de protección de los DESC,
porque por delegación que hace a esos derechos contenidos en la Carta, así como a los
derechos del Protocolo de San Salvador, es posible documentar casos de peticiones ante
la Comisión Interamericana y, eventualmente, ante la Corte Interamericana.
Al ratificar el Protocolo, los Estados partes “se comprometen a adoptar las medidas
necesarias... hasta el máximo de los recursos disponibles y tomando en cuenta su grado
de desarrollo, a fin de lograr progresivamente, y de conformidad con la legislación
interna, la plena efectividad de los derechos que se reconocen en el presente Protocolo”,
el cual se refiere al derecho al trabajo y a las condiciones laborales, al derecho a la
seguridad social, salud, un medio ambiente sano, alimentación, educación, a los
beneficios de la cultura, al derecho a la familia y de los niños así como a los derechos de
los ancianos y minusválidos.
Este tratado regional establece una detallada definición sobre la tortura e indica quiénes
serían los responsables de este delito. Asimismo, insta a los Estados a que tipifiquen la
tortura como delito, en caso de que no estuviere ya hecho ese reconocimiento. Los
Estados partes no sólo se comprometen a castigar severamente a los perpetradores de la
tortura sino, además, a tomar medidas para prevenir y sancionar cualquier otro trato cruel,
inhumano o degradante dentro de sus jurisdicciones. Así, una persona acusada de cometer
tortura no puede evitar su castigo huyendo al territorio de otro Estado parte, bajo los
términos de esta Convención.
23 Corte IDH. Caso Paniagua Morales y otros. Sentencia del 8 de marzo de 1998. Punto
resolutivo 3.
La Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas.
Sin embargo, fue hasta la vigésimo cuarta sesión ordinaria de la Asamblea General de la
OEA, celebrada en Belém do Pará, Brasil, que se aprobó la Convención Interamericana
sobre Desaparición Forzada de Personas, la cual entró en vigor el 28 de marzo de 1996,
treinta días después del depósito del segundo instrumento de ratificación.
Sin embargo, la misma Comisión interpretó que se le había otorgado la función de velar
por la protección de los derechos humanos, defenderlos y promover su observancia. Era
obvio que para ello, las facultades que se le concedieron eran insuficientes para realizar
esas funciones. Así, la Comisión inició la realización de actividades no contempladas
explícitamente en su Estatuto pero consideraba que implícitamente eran necesarias para el
mejor cumplimiento de sus funciones. Precisamente, fue el sometimiento de numerosas
quejas contra los gobiernos, lo que estimuló a la Comisión a realizar una interpretación
extensiva de su Estatuto.
La OEA no cuestionó esos procedimientos lo que implicó una aceptación tácita de su
validez.
Bajo ese esquema, la principal función que tuvo la Comisión fue enfrentar el problema de
las violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos (Somoza en Nicaragua,
Stroessner en Paraguay, eliminación de partidarios de Batista en Cuba en 1960) y no la de
investigar violaciones aisladas, que era como funcionaba el sistema europeo. Ello con el
fin de documentar la existencia de las violaciones y presionar para mejorar la situación
general de los derechos humanos en el país que se tratara. Para poder obtener efectos
positivos, el procedimiento se caracterizó por su flexibilidad para poder “tomar
conocimiento” de las denuncias de violaciones de derechos humanos, pedir
informaciones al Gobierno y formularle recomendaciones finales. A grandes rasgos, las
características de ese proceso, antes de que entrara en vigor la Convención
Americana, eran las siguientes:
La solución para este desfase procesal fue agregar al Estatuto de la Comisión el artículo 9
(bis) para conservar el procedimiento flexible, por una parte, y agregar el nuevo
24 En 1965, mediante la Resolución XXII de la 2ª Conferencia Extraordinaria de la
OEA.
25 Ello a pesar del numeral 24 del Reglamento de la Comisión que dispone: “La Comisión podrá,
motu proprio, iniciar la tramitación de una petición que contenga, a su juicio, los requisitos para
tal fin”.
(cuasijudicial) para conocer de violaciones de ciertos derechos humanos establecidos
como fundamentales en la Resolución XXII (arts. I, II, III, IV, XVIII, XXV y XXVI de
la Declaración Americana). Este proceso resultó ser más técnico porque además del
agotamiento de los recursos internos, debía presentarse la denuncia dentro de los plazos
establecidos y la Comisión emitía una opinión denunciando una violación de los derechos
humanos a la par de recomendaciones dirigidas al Estado.
Derechos a proteger: El artículo 1.2 del Estatuto de la Comisión establece que “por
derechos humanos se entiende los consagrados en la Declaración Americana de Derechos
y Deberes del Hombre y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos”.
Algunos han tratado de desvirtuar el carácter vinculante de los derechos contemplados en
la Declaración Americana y se le ha contrastado incluso con la Convención Americana,
por ser esta un tratado internacional propiamente dicho y aquella no26. Lo cierto es que al
haber sido adoptada unánimemente por los Estados ligados a la Carta de la OEA, la
Declaración tiene también un irrefutable carácter vinculante 26, además de ser fuente de
derecho internacional al ser invocada constantemente por los Estados, tanto en foros
internacionales como para informar la creación de leyes nacionales.
26
Ilustrativa es la posición de los Estados Unidos de América en sus observaciones al proceso
consultivo OC-10/89 ante la Corte Interamericana, cuando manifestó: “[l]a Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre representa una noble enunciación de las
aspiraciones de los Estados Americanos en cuanto a los derechos humanos... Sin embargo, a
diferencia de la Convención Americana, no fue redactada como un instrumento jurídico y carece
de la precisión necesaria para resolver complejas dudas legales. Su valor normativo estriba en ser
una declaración de principios básicos de carácter moral y de carácter político y en ser la base para
velar por el cumplimiento general de los derechos humanos por parte de los Estados Miembros;
no en ser un conjunto de obligaciones vinculantes...” Por su parte, el Estado de Costa Rica, en una
desacertada y contradictoria opinión, muy diferente a la posición garantista que siempre la ha
caracterizado (primer Estado en ratificar la Convención Americana y en aceptar la competencia
contenciosa de la Corte), expresó: “... no obstante el gran acierto y la nobleza que conlleva la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, no se está en presencia de un
tratado en el sentido establecido por el Derecho Internacional, de modo que el artículo 64 de la
Convención Americana no faculta a la Corte Interamericana para interpretar la Declaración. Sin
embargo, ello de ninguna manera podría menoscabar la posibilidad de que la Corte utilice la
26 En la Opinión Consultiva OC-10/89, la Corte Interamericana dispuso: “Estas normas (arts. 112
y 150 de la Carta de la OEA) atribuyen a la Comisión Interamericana la competencia de velar por
los derechos humanos y estos derechos no son otros que los enunciados y definidos en la
Declaración Americana... La Asamblea General de la Organización ha reconocido además,
reiteradamente, que la Declaración Americana es una fuente de obligaciones internacionales para
los Estados Miembros de la OEA.” Ibid. Párrs. 41, 42.
Declaración y los preceptos ahí incorporados para interpretar otros instrumentos jurídicos
relacionados ni para considerar que muchos de los derechos ahí reconocidos sean elevados a la
categoría indiscutible de costumbre internacional.” Subrayado no es del original. Interpretación
de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el marco del artículo 64
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC10/89 del 14 de
julio de 1989. Serie A No. 10, párrs. 11, 12.
Además, la Comisión Interamericana (al igual que la Corte Interamericana), tienen una
competencia ampliada para interpretar “otros tratados concernientes a la protección de los
derechos humanos en los Estados Americanos”27. En su opinión consultiva OC-1/82, la
Corte Interamericana interpretó la frase “otros tratados” citada, de la siguiente manera:
“la competencia consultiva de la Corte puede ejercerse, en general, sobre toda
disposición, concerniente a la protección de los derechos humanos, de cualquier tratado
internacional aplicable en los Estados americanos, con independencia de que sea bilateral
o multilateral, de cuál sea su objeto principal o de que sean o puedan ser partes del mismo
Estados ajenos al sistema interamericano”28(subrayado no es del original).
Actualmente, las funciones y competencia de la Comisión son las más amplias que pueda
tener un órgano de promoción y protección de derechos humanos, especialmente porque
puede vigilar y promover los derechos humanos desde todas las ópticas posibles y no solo
desde la tramitación de casos concretos. Por ejemplo, puede realizar investigaciones
sobre violaciones flagrantes y sistemáticas. Por ello, debe tener el personal
suficientemente capacitado para vigilar los derechos humanos desde un punto de vista
integral y no solo jurídico; puede hacer recomendaciones a los Estados Americanos sobre
políticas públicas en distintos temas sobre derechos humanos (ausencia de políticas o
falta de idoneidad de las existentes), promover reformas legislativas para adecuar la
legislación interna a los instrumentos interamericanos, servir de observatorio regional de
la situación de los derechos humanos, emitir informes anuales y específicos, servir de
órgano consultor de la OEA en materia de derechos humanos, educar en la materia,
redactar y dar seguimiento de proyectos de declaraciones y tratados sobre derechos
humanos, etc.
Pero quizás, una de las funciones que más tiempo y recursos le demanda es la tramitación
de peticiones o comunicacioens individuales, ya que el procedimiento interamericano
exige que, para que un caso pueda ser conocido por la Corte Interamericana, debe
necesariamente pasar antes por el procedimiento ante la Comisión dispuesto en la
Convención Americana, el cual es irrenunciable29.
Otras funciones que tiene la Comisión son las referentes al examen de la situación general
de los derechos humanos en un Estado (Country Reports). Las características de este
procedimiento son:
Los informes sobre países es una de las funciones más importantes de la Comisión
Interamericana, debido a la trascendencia de la visita y el análisis general que se hace
sobre la situación de los derechos humanos en el mismo. La iniciativa para elaborarlo
puede ocurrir por las siguientes vías:
Hasta 1976 ningún órgano político de la OEA había discutido los informes sobre
violaciones masivas y sistemáticas. Del año 1976 a 1980, la OEA los discutió
exhaustivamente y condenó a los Estados pero sin tomar medida alguna. Después de 1980
se decidió no condenar a ningún país específico y se hace referencia sólo a violaciones de
manera autónoma.
En situaciones muy especiales –casos graves y urgentes- la Comisión puede realizar una
investigación, previo consentimiento del Estado demandado- tan solo con la presentación
de una petición o comunicación que reúna los requisitos formales de admisibilidad
(Artículo 48.2 de la Convención Americana).
Cabe indicar que no en todos los casos deben agotarse los recursos internos. En
situaciones muy especiales, puede obviarse ese requisito; a saber:
cuando no exista en la legislación interna el debido proceso legal para la protección del
derecho o derechos que se alega han sido violados; cuando no se haya permitido al
presunto lesionado en sus derechos el acceso a los recursos de la jurisdicción interna, o
haya sido impedido de agotarlos; cuando haya retardo injustificado en la decisión
sobre los recursos mencionados; cuando existiere un temor generalizado en el Estado
demandado para plantear casos de derechos humanos por parte de abogados
defensores en esa materia; cuando no hubiere asistencia letrada gratuita en materia
penal.
Los otros dos requisitos de admisibilidad son: que una vez agotados los recursos internos,
la persona peticionaria debe presentar la denuncia dentro de los seis meses siguientes a su
agotamiento y que la materia objeto de la petición o comunicación no esté pendiente de
otro procedimiento de arreglo internacional (litis pendencia).
Pero fue hasta el 22 de noviembre de 1969 que fue adoptada en San José de Costa Rica la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, por la que se crea (Capítulo VIII de la
Parte II) una Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La Corte está compuesta por siete jueces de la nacionalidad de los Estados miembros de
la OEA, pero elegidos a título personal por mayoría absoluta de votos de los Estados
Al igual que la Comisión, la Corte no es un órgano permanente, por lo que todo el trabajo
administrativo y logístico lo asume su Secretaría.
Funciones y competencia
Una última diferencia entre ambas competencias se refiere al carácter jurídico de las
decisiones emitidas por el Tribunal. En el caso del ejercicio de la competencia
contenciosa, los tribunales internacionales emiten sentencias y resoluciones en las que
determinan o no la violación al derecho internacional que se denunció y que son
vinculantes, tanto para el demandante como para el demandado en el proceso, justamente
en virtud de la aceptación previa de que el tribunal es competente para solucionar
judicialmente el conflicto que ha surgido entre ellos 37. Contrariamente, en el caso del
ejercicio de la competencia consultiva, la Corte emite una opinión, la cual no tiene las
características de una sentencia ejecutable directamente a nivel interno. No obstante, ello
no quiere decir, en modo alguno, que las opiniones consultivas no tengan valor jurídico.
El proceso contencioso
A diferencia de la Comisión, donde las partes son los peticionarios (personas o grupos de
personas sean o no víctimas o familiares de estas) y el Estado o Estados demandados, en
la Corte las partes son, la misma la Comisión Interamericana y los Estados demandados.
Sin embargo, con la entrada en vigor del nuevo Reglamento de la Corte, actualmente se
permite que, una vez admitida la demanda ante la Corte, las presuntas víctimas, sus
familiares o sus representantes tengan capacidad de actuar ante ese Tribunal (locus
standi).
Sin embargo, en términos generales, los casos ante la Corte se han desarrollado en las
siguientes etapas:
Esta es una fase eventual en el proceso contencioso ante la Corte, pues la oposición de
excepciones preliminares es una defensa que puede no ser utilizada por el Estado
demandado por ser renunciable. Sin embargo, en la mayoría de procesos ante la Corte los
Estados demandados han interpuesto excepciones preliminares.
b) Fase de fondo
Una vez que el Estado demandado contesta la demanda, las partes podrían solicitar al
Presidente la presentación de otros actos del procedimiento escrito, el cual los autorizará
“si... lo estima pertinente” (artículo 38 del Reglamento de la Corte). Con el Reglamento
anterior, le correspondía al Presidente solicitar a las partes si deseaban presentar otros
escritos pertinentes, lo que muchas veces era desaprovechado por ellas, ya que los nuevos
escritos eran una reiteración de los hechos y argumentos alegados en sus escritos
iniciales. Actualmente, en el ejercicio de este derecho –que podríamos llamar “réplica” y
“dúplica”, respectivamente- se solicita a las partes referirse únicamente a hechos y
argumentos nuevos.
Durante la fase oral, la Corte escucha los testimonios y experticias relevantes en el caso y,
en último término, los alegatos finales 40 que las partes en el proceso deseen someter a su
consideración. Asimismo, en varios casos la Corte ha fijado audiencias públicas con el
propósito de escuchar alegatos respecto de pretensiones específicas, como lo son, por
ejemplo, las objeciones a testigos.
Concluido el proceso oral, la Corte delibera en privado sobre el fondo del asunto y dicta
sentencia, la cual es definitiva e inapelable41. Unicamente procede interpretarla a solicitud
c) Fase de reparaciones
La Corte Interamericana, tiene la facultad de ordenar reparaciones junto con la decisión
de fondo, o bien, puede condenar en abstracto y reservar su determinación para una etapa
procesal posterior. No existe un procedimiento específico en el reglamento de la Corte
para determinar las reparaciones. El nuevo Reglamento únicamente contiene un artículo
que dispone que “[c]uando en la sentencia de fondo no se hubiere decidido
específicamente sobre reparaciones, la Corte fijará la oportunidad para su posterior
decisión y determinará el procedimiento”43.
No obstante, nada impide que aún cuando se inicie esta etapa de reparaciones, las partes
pueden llegar a una solución amistosa por su cuenta (art. 56.2 del Reglamento), para lo
cual la Corte deberá verificar que el acuerdo sea justo. Ejemplo de ello es el caso
Benavides Cevallos contra Ecuador46.
Ello ha permitido ver con claridad que, ahora más que nunca, la Comisión puede realizar
con mejor desempeño su función de promoción y protección de los derechos humanos,
donde sus alegatos no se circunscriban a cuestiones meramente indemnizatorias para las
víctimas, sino centrarse en aspectos más generales que sí son resorte de su naturaleza
institucional, como por ejemplo, tratar cuestiones relacionadas con otras formas de
reparación, verbigracia, investigación de los hechos y castigo a los responsables, falta de
adecuación de leyes o actos que constituyeron la violación de los derechos establecidos
en relación con la Convención Americana, la no repetición de los hechos y, en general,
todo aquello que guarde relación con una reparación justa y acorde con el objeto y fin de
la Convención. En cambio, la víctima o sus familiares son la parte llamada a demostrar
las cuestiones indemnizatorias por tener a su alcance los datos y pruebas que se requieran
para ello. La anterior división de funciones se aplicó en forma muy clara en las
reparaciones en el caso Castillo Páez contra Perú47.
Una vez que ha finalizado la etapa de presentación de escritos sobre reparaciones -lo que
podríamos denominar fase escrita- la Corte Interamericana, como práctica procesal,
convoca a una audiencia pública para que las partes evacuen sus pruebas testimoniales o
periciales y presenten verbalmente sus alegatos sobre las reparaciones.
47 Caso Castillo Páez. Reparaciones (Art. 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C No. 43.
Los actos que realiza la Corte dentro de su obligación de supervisión, van a depender de
la naturaleza de lo resuelto en las sentencias de reparaciones. En unos casos, como los de
Honduras, debía determinar el pago del monto de dinero fijado como indemnización a los
familiares de las víctimas y que se establecieran los fideicomisos en favor de los
beneficiarios menores; en otros casos más complejos, la labor es un poco más detallada,
ya que además de supervisar esas mismas obligaciones, debe analizar el informes,
reaperturas de escuelas, dispensarios médicos etc, (Cf Caso Aloeboetoe y otros). Pero
quizás sean las otras formas de reparación, que ordene la Corte, las que presenten
mayor dificultad en su supervisión, por ejemplo, a la obligación de investigar los hechos
y procesar o condenar a los responsables, obligación que ha sido establecida desde los
primeros casos resueltos por la Corte y que se ha repetido en todas las sentencias
posteriores. A la fecha, en ningún caso se ha dado cumplimiento cabal a esta importante
obligación.
Quizás la parte más delicada del sistema de protección de derechos humanos sea la
referida a las reparaciones y su cumplimiento por tener relación intrínseca con la eficacia
jurídica de las sentencias de un tribunal. Consiente de ello, y para evitar que los fallos de
la Corte se quedaran en una sanción de tipo moral, la Convención Americana, en forma
atinada dispuso en su artículo 68.2 que "la parte del fallo que disponga indemnización
compensatoria se podr[á] ejecutar en el respectivo país por el procedimiento interno
vigente para la ejecución de sentencias contra el Estado”.
Ello no impide que el artículo 68.1, podría verse reforzado por las legislaciones internas
por la obligación que tienen, de conformidad con el artículo 2 de la Convención
Americana, de adoptar disposiciones de Derecho interno para garantizar el ejercicio de
los derechos y libertades que no estuvieran garantizados por esas legislaciones. En otras
palabras, hacer que los fallos de la Corte Interamericana, además de obligatorios, sean
ejecutorios.
El procedimiento consultivo
La Corte Interamericana está facultada por el artículo 64 de la Convención para emitir
consultas con referencia a la interpretación de la Convención o de otros tratados
concernientes a la protección de los derechos humanos en los Estados americanos. Según
pronunciamientos de la Corte en diversas opiniones, su competencia consultiva se
extiende a la interpretación de un tratado siempre que esté directamente implicada la
protección de los derechos humanos en un Estado miembro del sistema interamericano 48.
Esta amplia interpretación puede llegar a cubrir tratados que han sido suscritos dentro de
sistemas regionales distintos al Interamericano, incluyendo el sistema universal de
protección a los derechos humanos. Asimismo, también autoriza a la Corte a interpretar
la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre que, a pesar de no ser
un tratado en los términos de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados,
da contenido a varias de las disposiciones contenidas en la Convención Americana y a la
Carta de la OEA.
Las medidas adoptadas por la Corte han revelado ser un instrumento de excepcional
importancia en la protección de eventual material probatorio ante la Corte y de la vida e
integridad personal de testigos en los procesos que ante ésta se desarrollan.
También la Corte determinó que los recursos internos pueden ser renunciados por el
Estado demandado, tal como lo hizo Costa Rica.
En los casos Velásquez Rodríguez, Godínez Cruz y Fairén Garbi y Solis Corrales, el
Estado de Honduras hizo uso de las excepciones preliminares por primera vez en la
jurisprudencia de la Corte. Desde ese entonces, la jurisprudencia sobre excepciones
preliminares ha sido desarrollada por la Corte. Entre ellas, la excepción preliminar del no
agotamiento de recursos internos es la más invocada por los Estados. En estos casos
hondureños, la Corte resolvió que las excepciones preliminares sobre el no agotamiento
de los recursos de la jurisdicción interna se deben unir a la cuestión de fondo debido a la
estrecha embricación que existe entre el estudio de esos recursos y la materia objeto de
estudio del caso (Velásquez Rodríguez, párrafos 84, 95, 96). Dicha práctica fue
modificada en las resoluciones de excepciones preliminares en los casos Cantoral
Benavides y Castillo Petruzzi donde se analizaron y resolvieron sin unirlas al fondo. En
esa oportunidad se estudiaron los recursos internos y se consideró que el recurso de
revisión interpuesto por los familiares de la víctima contra la sentencia de la Corte
Suprema de Justicia del fuero común, fue lo que agotó la jurrisdicción interna (Caso
Cantoral Benavides, párrafo 34).
La Corte no aceptó los argumentos del Estado de que el requisito de una solución
amistosa, y la falta de audiencia previa y una investigación in loco eran excepciones
preliminares. (Ibid., párrafos 46, 50, 55). En relación con la excepción preliminar del no
agotamiento de los recursos internos, la Corte resolvió que los recursos internos deben
existir, pero además, deben ser eficaces (párrafo 91). En tal sentido, la Corte decidió que
el Estado tiene que demostrar la existencia de esos recursos internos que alega fueron
agotados, así como su eficacia y no la víctima, por lo que la carga de la prueba se invierte
contra el Estado (párrafo 88). Finalmente, se estableció que la declaración de
admisibilidad del caso por parte de la Comisión no es necesaria, pero que la de
inadmisibilidad sí es necesaria en los términos de la Convención Americana (párrafo 41).
Con respecto a cuestiones de fondo, la Corte hizo una elaboración doctrinaria sobre la
definición de desaparición forzada de personas y reconoció que dicha figura es “una
violación múltiple y continuada de numerosos derechos reconocidos en la Convención y
que los Estados Partes están obligados a respetar y garantizar. El secuestro de la persona
es un caso de privación arbitraria de libertad que conculca, además, el derecho del
detenido a ser llevado sin demora ante un juez y a interponer los recursos adecuados para
controlar la legalidad de su arresto, que infringe el artículo 7 de la Convención que
reconoce el derecho a la libertad personal ...”(párrafo 155). La Corte, también consideró
que la desaparición forzada es una violación del artículo 5 que reconoce el derecho a la
integridad personal y el derecho a la vida bajo el artículo 4 (párrafos 156-157). Esa
elaboración jurídica no fue seguida en el caso Blake contra Guatemala debido a que por
un problema de temporalidad, no se analizó la desaparición forzada como la desarrolló la
Corte en los casos hondureños, sino que se analizaron los hechos a la luz de violaciones a
artículos específicos de la Convención Americana.
La responsabilidad internacional del Estado se analizó acerca de los actos de agentes del
Estado y particulares. En tal sentido se estableció que el “Estado responde por los actos
de sus agentes realizados al amparo de su carácter oficial y por las omisiones de los
mismos aun si actúan fuera de los límites de su competencia o en violación del derecho
interno” (párrafo 170).
En estos casos contra Honduras, la Corte también hizo una elaboración de los criterios de
valoración de la prueba ante ella. Particularmente, se declaró que la protección
internacional de derechos humanos no debe confundirse con la justicia penal y como
resultado se evita “suministrar una rígida determinación del quantum de prueba necesario
para fundar el fallo” (párrafos 127, 134). Es tal, que “la prueba circunstancial, los
indicios y las presunciones, pueden utilizarse” (párrafo 130) y “el silencio del demandado
o su contestación elusiva o ambigua pueden interpretarse como aceptación de los hechos
de la demanda” (párrafo 138). Específicamente en Fairén Garbi y Solís Corrales, ante la
duda de pruebas contradictorias, la Corte no pudo determinar con certeza que Fairén
Garbi y Solís Corrales habían desaparecido en Honduras.
En los casos contra Honduras, la Corte también rechazó el otorgamiento de costas debido
a que no habían sido solicitadas con la demanda.
Es el primer caso en que se declara con lugar una excepción preliminar opuesta por un
Estado (caducidad de la demanda) por lo que no se entró a conocer el fondo y se archivó
el caso. Se analizó la naturaleza del plazo de tres meses para enviar el caso a la Corte
bajo el artículo 51.1 y se determinó que el mismo no es un plazo “fatal,” pero que la
Comisión no puede hacer uso de los plazos de manera arbitraria (párrafo 38). Además, se
analizó la figura del desistimiento de una demanda por parte de la Comisión. La Corte
permitirá el retiro de una demanda mientras que “un examen preliminar del Presidente
[de la Corte] para verificar si se han cumplido los requisitos esenciales de la instancia” no
se haya llevado a cabo (casos sub judice) (párrafos 49, 51). Como efecto de lo anterior, la
Corte modificó su práctica para que, tan pronto llegara una nueva demanda, se enviara
una notificación “informal” al Estado demandado mientras el Presidente hiciera el estudio
preliminar y luego la notificación formal. No obstante, esa práctica fue eliminada por no
tener sustento en el Reglamento de la Corte.
Fue la primera vez que un Estado reconoció su responsabilidad internacional por los
hechos que motivaron la demanda. En consecuencia, la sentencia de fondo no entró a
analizar hechos y pruebas sino que, aceptó dicho reconocimiento de responsabilidad y a
la vez ordenó que se pasara el caso a la fase de reparaciones. Cabe resaltar que la
resolución de la Corte omitió en dicha sentencia indicar la violación a los artículos de los
derechos humanos violados en este caso y que era lo que justificaba la orden de
reparaciones. En posteriores casos de reconocimiento de responsabilidad del Estado
(Maqueda y Garrido y Baigorria contra Argentina, El Amparo contra Venezuela), la Corte
incurrió en la misma omisión. Fue hasta el caso Benavides Cevallos contra el Ecuador en
que la Corte, además de reconocer la responsabilidad hecha por el Ecuador, estableció los
artículos violados como producto de dicho reconocimiento de responsabilidad (párrafo
43). Con respecto a la fase de reparaciones, la Corte rechazó reparación para un pueblo
indígena por considerar que no es sujeto del derecho internacional (párrafos 57, 84) y
únicamente estableció reparaciones para los familiares de las víctimas. Se reconoció la
costumbre indígena del pueblo Saramaca como fuente de derecho por lo que se le dio
efectos jurídicos a la poligamia y se indemnizó a las distintas compañeras (esposas) de las
víctimas (párrafos 62-63).
Por primera vez, y a diferencia de la mayoría de los casos en que se abre la etapa de
reparaciones cuando procediese, la Corte determinó las reparaciones directamente en la
sentencia de fondo como lo hizo posteriormente en Genie Lacayo y parcialmente, en
Loayza Tamayo.
Caso Maqueda
Fue en el caso Maqueda, que la Corte por primera vez aplicó un acuerdo de solución
amistosa suscrito entre las partes en el proceso ante ella. La Corte consideró que dicho
acuerdo se ajustaba a los términos de la Convención Americana por lo que se sobreseyó
el caso.
Caso El Amparo
Fue en este caso que la Corte por primera vez se refiere a la aplicación de la figura del
estoppel para rechazar una excepción preliminar (caducidad de la demanda). Ello debido
a que el Estado en una ocasión ante la Comisión alegó que los recursos internos no se
habían agotado y luego ante la Corte alegó que sí se habían agotado. La Corte declaró
que según la práctica internacional, un litigante no puede adoptar una “actitud
determinada que redunda en beneficio propio o en deterioro de la contraria” y luego
asumir otra que sea contradictoria con la primera (párrafo 29). En este caso la Corte
también declaró que la Comisión puede prorrogar el plazo de tres meses del artículo 51.1
(párrafos 34-35).
La particularidad del caso Genie Lacayo es que los hechos de la demanda ocurridos
después de la aceptación de competencia de la Corte por parte de Nicaragua, tienen
estrecha relación con hechos ocurridos antes de esa aceptación de esa competencia, lo
cual obligó a estudiar el punto de la competencia de la Corte ratione materiae y ratione
temporis y se resolvió limitarse al análisis de los hechos posteriores a la aceptación de
competencia de Nicaragua para no incurrir en falta de competencia. Por primera vez
también se estableció una violación contra un Estado por retardo injustificado en el
proceso. En esas circunstancias, la Corte definió las bases para determinar cuándo un
proceso ha sido injustificadamente retardado. Dichas bases son a) la complejidad del
asunto, b) la actividad procesal del interesado, y c) la conducta de las autoridades
judiciales (párrafo 77). La Corte también implementó el concepto del “análisis global del
procedimiento” (párrafo 81). Acerca de la aplicación de los decretos militares del Estado
de Nicaragua en el caso Genie Lacayo, la Corte reiteró que no podía emitir una decisión
que “constituiría un análisis en abstracto” (Sentencia de Fondo, párrafo 91) ya que la
Corte solamente puede resolver “casos concretos” (Sentencia de Excepciones
Preliminares, párrafo 50).
Fue en Garrido y Baigorria, que por primera vez se reconoció el otorgamiento de costas
por el proceso ante el Sistema Interamericano, tanto ante la Comisión como la Corte
(párrafo 81). También se ordenó reparaciones en favor de hijos extramatrimoniales de
una de la víctimas. También fue el primer caso en que se aplicó el artículo 23 del
Reglamento de la Corte que faculta a la víctimas o sus representantes para acudir
directamente a la Corte en la fase de reparaciones (jus standi).
El caso Benavides Cevallos, fue el primero en que se dio un allanamiento de parte del
Estado ante la Corte junto a una solución amistosa para la determinación de las
reparaciones con lo cual se evitó analizar tanto el fondo como la realización de una fase
posterior de reparaciones. Como fue mencionado anteriormente, la Corte determinó
algunas reparaciones no pecuniarias al haber refrendado el acuerdo de solución amistosa.
Caso Blake
Con respecto al caso Paniagua Morales y otros, por primera vez se condenó a un Estado
por violación a la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura. En
relación con el juez ad hoc designado por Guatemala y ante una solicitud de dicho Estado
para su sustitución, la Corte definió la naturaleza del juez ad hoc y consideró que una vez
que es nombrado y juramentado pasa a ser un juez más de la Corte y por lo tanto no es
resorte del Estado sustituirlo por otro. Al igual que en Cayara, se analizó el plazo de tres
meses del artículo 51.1 y se resolvió que el mismo debe entenderse de acuerdo con su
sentido común y el “sentido corriente de las palabras, además del contexto, objeto y fin
del tratado” y por lo tanto el plazo de un mes puede ser de 28, 29, 30 ó 31 días (párrafos
29-30).
Otros casos
En otro orden de ideas, la creatividad interpretativa de la Corte alcanza uno de sus puntos
más altos en el caso de los Niños de la Calle contra Guatemala, con una visión integral
del concepto del derecho a la vida, donde se recogen elementos que involucran la
seguridad humana a partir de la obligación del Estado de proveer un proyecto de vida
digna; en este caso particular, a los niños de la calle y viviendo en la calle. En ese fallo, la
Corte alegó lo siguiente:
El derecho a la vida es un derecho humano fundamental, cuyo goce es un
prerrequisito para el disfrute de todos los demás derechos humanos. De no
ser respetado, todos los derechos carecen de sentido. En razón del carácter
fundamental del derecho a la vida, no son admisibles enfoques restrictivos
del mismo. En esencia, el derecho fundamental a la vida comprende, no
sólo el derecho de todo ser humano de no ser privado de la vida
arbitrariamente, sino también el derecho a que no se le impida el acceso a
las condiciones que le garanticen una existencia digna. Los Estados tienen
la obligación de garantizar la creación de las condiciones que se requieran
para que no se produzcan violaciones de ese derecho básico y, en particular,
el deber de impedir que sus agentes atenten contra él.52
Con este enfoque amplio, se demuestra que el derecho a la vida confluye como factor
condicionante para la realización de todos los restantes derechos humanos, pero ya no
solo por el factor biológico y presupuesto de la existencia física de la persona, sino por la
obligación del Estado de crear y fomentar condiciones solidarias de acceso a
oportunidades para el desarrollo humano de todos y todas las personas sin ningún tipo de
discriminación.
Con ese mismo razonamiento, la Corte Interamericana determinó en el caso Jackie Axa
contra el Paraguay, que dicho Estado, al no garantizar un proyecto de vida digna a los
miembros de esa comunidad, se les violó el derecho a la vida.
52 Corte I.D.H., Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los “Niños de la Calle”), Sentencia de
19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 144.
53 Convención sobre los Derechos del Niño, Preámbulo, párr.
6.
54 Corte I.D.H., Caso Villagrán Morales y otros Ibid, párr.
191.
En una restrospectiva general de la jurisprudencia de 25 años, podemos decir que los
primeros fallos de la Corte Interamericano en los casos contra Honduras, fueron y siguen
siendo insignia de ciertos principios interpretativos que quedaron claramente plasmados y
que se han visto fortalecidos en términos generales a partir del principio por homine (pro
persona humana) establecido en el artículo 29 de la Convención Americana. A la par de
ello, quedaron igualmente bases consolidadas de los principios de valoración de la prueba
en el marco y naturaleza del proceso seguido en el Sistema Interamericano.
Con todo, esos casos cumplieron con su compromiso histórico en el hemisferio dentro de
un marco de violaciones sistemáticas de derechos humanos, pero igualmente, los fallos
subsiguientes han ido implementando ese rol en un contexto político y social diferente,
donde el énfasis ha estado marcado en el fortalecimiento del Estado de Derecho.
Módulo V
La Práctica en el Sistema Interamericano
Una de las características más importantes del Sistema Interamericano está configurada
por su amplia legitimación activa para el conocimiento y resolución de casos individuales
(llamados “peticiones individuales”). Así, cualquier persona, grupo de personas o entidad
no gubernamental legalmente reconocida en uno o más estados miembros de la OEA
puede peticionar a la Comisión Interamericana con denuncias o quejas de violación a los
derechos protegidos en la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre o
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Incluso, si posee información
que a su juicio sea idónea, la Comisión puede iniciar un caso de oficio55.
-la identificación de quién o quiénes la presentan con sus datos particulares (si bien ello
es obligatorio, puede solicitarse a la Comisión reserva de confidencialidad). En casos de
pueblos indígenas, es importante obtener la representación y legitimación de las
autoridades tradicionales;
-un relato de los hechos denunciados consignando fecha y lugar; si es posible;
-el nombre o nombres de las presuntas víctimas;
-Indicación de la autoridad pública que haya tomado conocimiento del hecho en el país;
-el nombre del Estado al que se considera responsable;
-un resumen acerca de las gestiones llevadas a cabo para agotar los recursos de
jurisdicción interna, o si ha existido imposibilidad de algún tipo para dar cumplimiento a
este último requisito;
-que la petición sea presentada dentro de los seis meses a partir del agotamiento de los
recursos internos;
-indicación de que la denuncia no ha sido sometida a otro procedimiento de arreglo
internacional similar a la competencia de la Comisión56.
La presentación debe hacerse por escrito; en caso que se utilice la vía electrónica, quien
peticione tiene que ratificar posteriormente la denuncia enviándola por correo o facsímil
con su firma.
Pruebas disponibles
* Señalar los documentos que acreditan las violaciones arriba denunciadas y
que puedan ser remitidos a la Comisión, por ejemplo, piezas de expedientes
judiciales, informes forenses, fotografías, filmaciones, etc. (No adjuntar originales
sino copias. En principio no es necesario que las copias sean certificadas por
funcionario o notario público).
* Identificar a los testigos de las violaciones arriba denunciadas. En caso de
que hayan rendido declaración ante las autoridades judiciales, remitir copia del
testimonio correspondiente o señalar si es posible remitirlo en el futuro.
Una vez que la Comisión analiza todos los aspectos de forma de admisibilidad, hace un
examen de “caracterización de la petición” en el sentido de que si se demostraran los
Así se da inicio al procedimiento sobre el fondo del asunto, etapa en la cual se analiza
toda la prueba y se valora si el Estado demandado ha violado algún artículo de la
Convención Americana en perjuicio de las víctimas del caso. La Comisión fija un plazo
de dos meses para que los peticionarios presenten observaciones adicionales al respecto,
y conforme al procedimiento contradictorio, las partes pertinentes de las mismas se
transmiten al Estado para que igualmente en un plazo de dos meses responda a las
mismas.
Si la Comisión considera que ha existido una o más violaciones a los derechos humanos,
confecciona el informe a que se refiere el artículo 50 de la Convención Americana con
proposiciones y recomendaciones que es transmitido al Estado, al cual se le otorga un
plazo para que tome e informe las medidas adoptadas para cumplir dichas
recomendaciones. El peticionario, si bien no recibe copia del informe, es notificado de
que se ha adoptado el informe y que le fue transmitido al Estado. En esa misma
comunicación, la Comisión le otorga a la parte peticionaria un mes para que responda si
desea que el caso sea llevado, por su intermedio, a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.
Qué debe presentar el peticionario para que su caso sea eventualmente llevado a la
Corte Interamericana por la Comisión
La Comisión, dentro de los tres meses siguientes a la emisión del informe del artículo 50
de la Convención puede enviar el caso a la Corte. Puede igualmente resolver no enviarlo,
pero para ello requiere de una decisión fundada de la mayoría absoluta de sus miembros.
d) Las medidas cautelares
Cuando se está frente a casos de extrema gravedad y urgencia en los cuales se puedan
producir daños irreparables a las personas, la Comisión Interamericana tiene la facultad,
sin que ello signifique un prejuzgamiento sobre el fondo de la cuestión, de solicitar al
Estado que adopte medidas cautelares para preservar la vida e integridad de las personas
involucradas de alguna manera en el caso (víctimas, peticionarios o testigos y peritos) 59.
Si la Comisión no se encuentra reunida y no es factible hacer una consulta con los y las
restantes integrantes en un tiempo razonable, la prerrogativa de otorgar medidas
cautelares la posee quien ejerce la presidencia de la CIDH y, a falta de esta persona, quien
ejerza una de las vicepresidencias.
A la fecha, de los 25 Estados que han ratificado el Pacto de San José, 21 han
aceptado la competencia contenciosa de la Corte, lo cual implica que pueden
llegar a la Corte demandas contra esos 21 países (ver lista en
http://www.corteidh.or.cr)
Una vez enviado el caso a la Corte Interamericana las partes en ese proceso son:
Todas las partes tienen derecho a presentar por igual pruebas y argumentos y gozan de los
mismos tiempos y medios para hacerlo.
La reforma del Reglamento de la Corte, en vigor desde el año 2001, ha supuesto notables
avances procesales para las víctimas y denunciantes originales, que desde entonces tienen
plena condición de parte procesal a lo largo de todas las etapas de tratamiento del caso
ante la Corte.
Antes de esa importante reforma, las partes individuales - presuntas víctimas, sus
familiares o sus representantes debidamente acreditados - dependían de la Comisión.
Actualmente tienen autonomía procesal en todas las etapas del proceso tras la iniciación
del mismo.
c) Medidas provisionales
La Corte podrá adoptarlas tanto en casos que esté conociendo, como en asuntos que aún
no le hayan sido sometidos, respecto de los cuales podrá actuar a petición de la Comisión
Interamericana. De tratarse de casos en proceso ante la Corte, las medidas pueden
solicitarse en cualquier etapa del mismo, y adoptarse tanto de oficio, como a petición de
una parte procesal.
Una vez notificada la demanda a las presuntas víctimas, sus familiares o representantes,
incluyendo a la representación de la comunidad indígena, éstos tendrán un plazo de 30
días para presentar a la Corte Interamericana, de manera autónoma a la Comisión, sus
solicitudes, argumentos y pruebas del caso. Esta es una oportunidad crucial para que las
víctimas asuman un papel muy activo, como parte procesal, ante la Corte. Para ello,
tendrán como base la demanda presentada por la Comisión, pero podrán referirse a esos
hechos con consideraciones propias, e incluso pueden reclamar violaciones a la
Convención Americana distintas a las alegadas por la Comisión.
Ese escrito debe ser presentado junto con todos sus anexos y prueba, incluyendo facturas
y gastos referentes a las reparaciones. Debido a que el tema de reparaciones involucra una
fase muy importante en los términos de la indemnización integral por violaciones a los
derechos humanos, debe de probarse y detallarse adecuadamente cada uno de esos
extremos solicitados. El apartado de reparaciones, puede incluir lo siguiente:
Equivale al monto de los ingresos que las víctimas o sus sucesores recibirían a lo largo
de su vida laboral si no hubiese ocurrido la violación a sus derechos. La base para
calcular el lucro cesante es variable y depende de las circunstancias de cada caso (el
ingreso devengado por las víctimas en el momento de que ocurrió la violación a sus
derechos hasta el cese de esa violación partiendo del sueldo que percibían, o del
salario mínimo vital o del valor de la canasta básica alimentaria cuando no se pueden
demostrar sus ingresos. A ese monto proyectado a futuro, se le suman los intereses
corrientes desde la fecha de los hechos hasta la de la sentencia. En todos los casos,
para efectos de proyectar a futuro los ingresos que percibiría la víctima, se toma en
cuenta la expectativa de vida en el país correspondiente.
D. Daño Emergente:
Son los gastos efectuados por las víctimas o sus familiares con motivo de sus gestiones
para investigar y sancionar los hechos que vulneraron los derechos de las víctimas.
Todos los gastos deben ser demostrados con prueba idónea. Pero aún cuando no se
haya presentado prueba suficiente, la Corte ha hecho estimaciones compensatorias por
gastos incurridos en sus distintas gestiones en el país utilizando como criterio la
equidad.63 Deben demostrarse los gastos de honorarios en el país por el agotamiento de
los recursos internos, así como por el trámite seguido ante la Comisión y la Corte
Interamericana, incluyendo gastos de viajes a audiencias a las sedes de esos órganos,
comunicaciones, etc.
Daños no patrimoniales
A. Daño Moral:
B. Satisfacción No Patrimonial:
Se puede solicitar la investigación de los hechos relativos a las violaciones reclamadas,
el castigo de los responsables de esos hechos, la declaración pública de la reprobación
de esa práctica, la reivindicación de la memoria de las víctimas, el reconocimiento de
responsabilidad hecho público, etc.
Finalizado el procedimiento escrito, inicia la fase oral del mismo, que transcurrirá en las
audiencias que se fijen. Será quien ocupe la Presidencia de la Corte quien señale la fecha
de apertura de la parte oral y determine las audiencias necesarias 65; también quien dirija el
curso de los debates en las audiencias 71. Todo lo relativo a estas audiencias públicas se
desarrolla en detalle en la VI Parte de este manual.
En cuanto a la prueba, los Estados, la Comisión y las víctimas, sólo pueden proponer
pruebas en el escrito de demanda, en el de excepciones preliminares, y en sus respectivas
contestaciones. La Corte sólo admitirá pruebas de dichas partes en otro momento, si
alegan fuerza mayor, impedimento grave o hechos supervinientes. En todo caso deberá
garantizarse a las partes contrarias el derecho de defensa, por medio del cual deberán
tener acceso amplio a toda la prueba ofrecida por las otras partes.
Módulo VI
Retos y Desafíos
El funcionamiento del sistema interamericano de protección de derechos humanos
mediante los dos órganos de protección creados para esos efectos ha permitido desarrollar
una práctica que hoy se encuentra en proceso de revisión y evaluación.
Los problemas estructurales tienen que ver con las dificultades de que Estados
anglosajones ratifiquen la Convención Americana y acepten la competencia de la Corte,
por lo que el sistema en su amplitud, parece ser más un sistema latinoamericano que
interamericano. Es por ello que en cada Asamblea General de la OEA se insiste en la
importancia de universalizar el sistema.
Los problemas normativos tienen que ver con que se suele comentar que la Convención
Americana únicamente protege derechos civiles y políticos, ya que siguió el sistema de la
Convención Europea de Derechos Humanos que no había incluido protección para los
derechos económicos, sociales y culturales. Solamente existe en la Convención
Americana una escueta referencia a la protección de derechos económicos, sociales y
culturales en el artículo 26. Dicho vacío fue llenado aparentemente con la promulgación
del Protocolo de San Salvador, el cual entró en vigor recientemente. Lamentablemente, la
entrada en vigor del Protocolo de San Salvador no es, en modo alguno, la panacea de
todos los problemas que atañen a los derechos económicos, sociales y culturales.
Bástenos leer su artículo 19, “Medios de Protección”, para enterarnos de que únicamente
representa un esfuerzo a medias para proteger el derecho del trabajador a organizarse en
sindicatos y el derecho a la educación. Cualquier otro derecho contemplado en dicho
Protocolo (Vgr. derecho al trabajo, derecho a huelga, derecho a la seguridad social,
derecho a la salud, derecho a un medio ambiente sano, etc.), no puede ser objeto de la
aplicación del sistema de peticiones individuales regulado en la Convención Americana,
sino únicamente de la presentación de informes.
Los problemas procesales van desde la lentitud en la resolución de los casos ante la
Comisión y la Corte, que duran varios años como promedio en cada órgano67/68, hasta la
necesidad de que se permita a las víctimas llevar el caso directamente ante la Corte (jus
Las medidas provisionales ante la Corte es, quizás, el mecanismo más utilizado y eficaz
que existe dentro del sistema interamericano. En los últimos años se ha incrementado su
utilización con efectos verdaderamente satisfactorios. No obstante, es un mecanismo que
debe ser correctamente utilizado para evitar que los efectos para los cuáles fue diseñado
se diluyan y deje de cumplir su cometido. El mayor problema que se presenta en la
actualidad es que las medidas provisionales que la Corte ha tomado últimamente se han
vuelto prácticamente permanentes debido a que la Comisión no envía el caso a la Corte y
a dificultades para dar seguimiento a las medidas adoptadas.
Como medio alterno para el mejoramiento de la eficacia jurídica de los fallos de la Corte
Interamericana y, específicamente, de las que establecen reparaciones, debe dársele
contenido, mediante la creación de leyes procesales internas, a la norma del artículo 68.2
que dice: “La parte del fallo que disponga indemnización compensatoria se podrá ejecutar
en el respectivo país por el procedimiento interno vigente para la ejecución de
sentencias contra el Estado” (resaltado no es del original).
68 Un caso promedio puede ser el Caso Caballero Delgado y Santana, el cual fue sometido a la
Corte Interamericana el 24 de diciembre de 1992, la sentencia de fondo se dictó tres años después
(8 de diciembre de 1995), la sentencia de reparaciones es del 29 de enero de 1997.
69 Cfr. RODRIGUEZ RESCIA, Víctor Manuel. La Ejecución de ... Op. cit.
El mejoramiento y reforma del sistema interamericano de protección de derechos
humanos, no es algo que deba verse desde una única óptica: la reforma a los instrumentos
interamericanos. Por el contrario, hay muchas vías de realizar actividades para que los
órganos de protección apliquen la Convención Americana y la interpreten de manera tal
que se pueda obtener mejor provecho de la misma. Mayor coordinación entre la Corte y
la Comisión cuando realicen reformas a sus reglamentos en el futuro, mayor utilización
de opiniones consultivas para aclarar puntos que requieran ser interpretados (efecto de
cosa interpretada) y una voluntad política de los Estados, son sólo algunas de las muchas
herramientas a disposición de las partes interesadas, sin tener que recurrir a complejas
reformas generales cuyo resultado podría ser contraproducente.