Legitima Defensa Explicado
Legitima Defensa Explicado
Legitima Defensa Explicado
ANTECEDENTES:
El delito puede definirse como una conducta (acción u omisión) típica (descrita en la ley como
delito), antijurídica (contraria a derecho) y culpable (reprochable a su autor). Lo anterior, puesto
que se considera que un delito se compone de 4 elementos: acción u omisión, tipicidad,
antijuricidad y culpabilidad.
En consecuencia, en nuestra legislación, existen ciertos supuestos en que pese a existir una
conducta típica, ésta se encuentra justificada por el derecho y, por ello, no es contraria a la ley. Así
ocurre, por ejemplo, cuando concurren los presupuestos de la legítima defensa.
Asimismo, existen situaciones en que existe una conducta típica y antijurídica, pero no culpable,
pues no es posible reprocharla a su autor. Lo anterior ocurre, por ejemplo, cuando se reúnen los
requisitos del estado de necesidad exculpante.
LEGÍTIMA DEFENSA.
Como señalamos con anterioridad, hay casos en que una conducta descrita en la ley como delito,
no se puede sancionar, pues la misma ley la tolera bajo ciertas circunstancias, tratándose
entonces, de un delito justificado por el ordenamiento jurídico. Ello ocurre con la legítima defensa,
regulada en el artículo 10 Números 4, 5, y 6 del Código Penal, distinguiéndose los siguientes
escenarios:
Defensa propia: El artículo 10 N°4 del Código Penal, dispone que no serán responsables
penalmente quienes actúen en defensa de su persona o sus derechos, siempre que concurran las
siguientes circunstancias:
Debe tratarse de una agresión ilegítima, actual o inminente: Por ejemplo, que un sujeto ingrese a
la propiedad de otro y lo amenace con un arma constituye una agresión ilégitima y actual a su
propiedad, y una agresión inminente a su vida e integridad física.
Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla: La defensa debe ser
proporcional a la agresión. Así, por ejemplo, una persona pequeña y delgada, que es atacada a
golpes por un hombre fornido que le dobla en estatura, podría emplear un arma de fuego para
defenderse y la defensa continuaría siendo “racionalmente necesaria”. Por el contrario, en el
mismo ejemplo, si el atacante fuere de igual contextura y estatura que el defensor, la racionalidad
del medio empleado para defenderse desaparece.
Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende: Quien realiza el acto defensivo no
debe haber realizado actos que hayan inducido al ataque,
Legítima defensa privilegiada: El Código Penal establece, además, dos casos en los que se presume
legalmente que se cumplen los requisitos para la legítima defensa propia y de parientes:
El rechazo al escalamiento (cuando se trata de una persona que trata de evitar que un delicuente
entre a un sitio por un lugar no destinado para ello), en una casa, departamento u oficina
habitados, o en sus dependencias.
El rechazo al escalamiento de un local comercial o industrial, habitado o no, siempre que sea de
noche; y, en caso que se trate de una persona que pretende impedir o tratar de impedir la
consumación de los delitos de privación de libertad, sustracción de menores, violación, parricidio,
homicidio calificado o simple, robo con intimidación, robo con violencia o robo por sorpresa.
El estado de necesidad exculpante es una causal de exculpación de una conducta típica (descrita
en la ley como delito) y antijurídica (contraria a derecho). Por lo tanto, para aplicarlo, debe
analizarse la esfera individual del delito, es decir, el ámbito interno del sujeto que lo comete y sus
circunstancias particulares, siendo necesario considerar su edad, su estado psicológico, las
condiciones que rodean la comisión del delito, entre otros factores, a efectos de determinar si la
conducta es o no reprochable a su autor.
El estado de necesidad exculpante permite condonar conductas que la legítima defensa no podría.
Así, es útil para exculpar a la mujer que habiendo sido víctima de maltratos físicos y psicológicos
habituales por su cónyuge o conviviente, lo mata, pese a que la conducta no es proporcional a la
agresión que ha sufrido.
Los requisitos para su procedencia son los siguientes:
Actualidad o inminencia del mal que se trata de evitar: La afectación de un bien jurídico (por
ejemplo, la vida, la indemnidad sexual, la integridad física o psíquica, etc) se debe estar
produciendo o estar por producirse, de manera próxima en el tiempo. Hacemos presente que éste
requisito es mucho más flexible que el de la legítima defensa, pues la inminencia del mal se ha
interpretado en un sentido amplio, como ocurre en el caso de una mujer que es víctima de
maltratos habituales, en que se ha considerado que se encuentra de manera diaria y constante en
riesgo inminente de ser víctima de nuevos maltratos.
Que no exista otro medio practicable y menos perjudicial para evitarlo: Se requiere que no haya
otra forma que permita evitar el mal, en la situación concreta en que se encuentra el afectado.
Este requisito se distingue de la legítima defensa, puesto que permite evaluar la situación concreta
del sujeto, incluyéndose el examen de las circunstancias particulares que roderaron el hecho
(edad, situación psicológica o patológica, situación emocional, etc).
Que el mal causado no sea sustancialmente superior al que se trata de evitar: El mal causado debe
ser inferior, igual o superior al que se trata de evitar, pero en ningún caso, debe ser
sustancialmente Esta distinción es relevante porque el estado de necesidad exculpante no
requiere que el mal causado sea proporcional al mal que se trata de evitar, puesto que puede ser
incluso, mayor.
Que el sacrificio del bien amenazado por el mal no pueda ser razonablemente exigido al que lo
aparta de sí, o en su caso, a aquel de quien se lo aparta: Se requiere que al agente o al tercero al
que se defiende, no se le pueda exigir, razonablemente, que “soporte” el mal causado. Lo anterior,
implica que no se le puede exigir una conducta distinta, atendidas sus circunstancias particulares.