Resumen de Halperín Donghi, Americana III

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Halperín Donghi, Tulio – Historia Contemporánea de América Latina: Cap.

3, La larga espera
1825-1850:

En 1825 terminaba la guerra de independencia, de esta manera se desarrollaba la ruptura de las


estructuras coloniales, lo que condujo a una transformación de los sistemas mercantiles. A partir
de ello se dieron una serie de cambios: La más importante es la violencia, que se tradujo en la
movilización militar y política con expresiones raciales y regionales. La violencia popular
anónima e incontrolable es invocada por unos y otros como responsable única de los errores;
esta domina la vida cotidiana. Luego de la guerra es necesario difundir las armas por todas
partes para mantener un orden interno tolerable, así la militarización sobrevive a la lucha. Sin
embargo, la militarización es un recurso a la vez costoso e intenso, pues para pagarla es
necesario recurrir a más violencia. Otro de los cambios fue la democratización, por ejemplo, ha
cambiado la significación de la esclavitud, puesto que la guerra obliga las manumisiones para
conseguir soldados; la revolución también ha cambiado el sentido de la división de castas; la
relación entre las élites urbanas pre-revolucionarias y en relación a ellas, la pérdida de poder de
estas frente a los sectores rurales.

De esta manera, el sector terrateniente que antes estuvo subordinado, asciende en la sociedad
pos-revolucionaria y son las élites urbanas las que se tienen que adaptar, ya que la guerra
consume todas las riquezas como el ganado y los frutos. Otro gran cambio fue la depuración de
obispos y párrocos, que eran expulsados, apresados, reemplazados por otros más patriotas. La
razón devenía por la relación de la Iglesia con el poder colonial, es decir, con el Antiguo
Régimen. La Iglesia de empobrece y se subordina al poder político, pues pierden ventajas
materiales frente al Estado. No obstante, quien también se empobrece es el mismo Estado a
causa de la relativa superioridad económica de los agiotistas (hacendados) que ya no conceden
favores, sino imponen concesiones. Del mismo modo, otro gran cambio producto de la
Revolución fue la apertura de Hispanoamérica al comercio extranjero, acompañado de las
guerras que llevan a comerciar con países como Inglaterra, Estados Unidos y Francia;
seguidamente Valparaíso, los puertos del Sur de Perú y los del norte de México con penetrados
por la Inglaterra mercantil, llevando a que la parte más prestigiosa del comercio quede en manos
extranjeras. En efecto, Gran Bretaña es heredera de España, pues los intereses se volcaban en la
obtención de metálico y por ello se constituye como una hegemonía.

Esto nos muestra así una economía detenida, es entonces que la América de 1815-1825 aparece
encerrada en un nuevo equilibrio más estático que el colonial, producto de la hegemonía
británica (En el caso de Estados Unidos y Francia, su presencia se desintegró rápidamente a
comparación de Gran Bretaña). No obstante, hay ciertos países que sortean mejor la crisis,
supongamos algunos ejemplos, Venezuela con la agricultura y el Río de la Plata con su
ganadería tienen desde 1810 el germen de una estructura económica orientada a ultramar, que
compensará el nuevo clima político-social; en Costa Rica, la expansión del café benefició a
todos los propietarios de las cosechas; en Brasil las plantaciones azucareras también implicó una
expansión económica. Por otro lado, países como México, Perú y Bolivia se vieron afectados
por la crisis que azotó a la minería, a partir de esto, los países americanos comenzaron a buscar
soluciones a esas situaciones político-sociales-económicas:

En primer lugar, Brasil el liberalismo brasileño chocaba contra un conservadurismo urbano que
dominaba el comercio de los puertos, Pedro I se identificaba con los primeros, quienes
adoptaban con entusiasmó una política que satisfacía sus intereses regionales. El descontento
urbano, que enfrenta el duro orden conservador mantenido por el imperio, adquiere signo
liberal, capaz de buscar salida subversiva, será un nuevo instrumento de extorsión en manos del
liberalismo más moderado de base rural. El traslado de Pedro I a Portugal, marcó el comienzo
del Imperio Parlamentario, pues el nuevo orden dio lugar al liberalismo. La carta de 1832 fue un
hecho importante, pues le brindaba mayor autonomía a las provincias, es decir, el esbozo de un
nuevo federalismo. Esto conllevó a las grandes ciudades a convertirse en metrópolis, destinada
sin embargo a no madurar porque cumplía un rol de distribuidor para el Río de la Plata y Chile.
Esta metrópolis contaba ya con un sistema bancario que desarrolló mucho antes que
Hispanoamérica. Contrariamente a Brasil, en Colombia y Perú (República de Bolivia) Bolívar
encontró la solución en una República Autoritaria, con un presidente vitalicio y un cuerpo
electoral reducido, la constitución fue introducida hacia 1826 que reemplazaba la constitución
liberal de Perú de 1823. No obstante, la resolución fue una guerra entre estos dos países
(devolviendo la constitución de 1823) y de esta manera, Colombia regresó a viejas prácticas del
viejo orden.

En México, ocupó buena parte de la primera etapa independiente, pues los últimos años de la
colonia fueron prósperos económicamente y con la independencia no se perdió la supremacía
local. El Imperio de Iturbide se derrumba sin contar con más vivo apoyo de los que serán
conservadores que de los futuros liberales, la caída del régimen imperial es fruto de la acción
del ejército, convocados por el pronunciamiento de Antonio López Santa Anna. Las guerras de
independencia han dejado un nutrido cuerpo de oficiales que se presentaban como los
guardianes del orden; por otro lado, el poder político estaba dividido en los escoceses
(conservadores) y yorkinos (liberales y federalistas), los segundos inauguran un nuevo orden
acompañado de una expansión agrícola que crean nuevos rubros exportables a ultramar. Sin
embargo, el retorno de un desorden generalizado producto de los que tenían frente a los que no
tenían dio lugar al conservadurismo mexicano, liderado por Santa Anna quien se mostraba
garante de ese poder. Fue durante este periodo que se desató la guerra México-estadounidense
hacia 1945, siendo el segundo el favorecido, los mexicanos perdieron una gran parte de su
territorio.

Perú y Bolivia estuvieron marcados por el estancamiento económico y por la incapacidad de


hallar un estable ordenamiento político. Por su lado en Perú, la crisis de la minería no termina
con la guerra, el comercio limeño es agravado por la aparición de núcleos rivales desde
Valparaíso hasta Guayaquil. La agricultura de la sierra y el altiplano genera un desarrollo
asilado, los cambios económicos de la revolución la tocan poco y la abolición del tributo tuvo su
primera fase de fracasos. Por ello, hacia 1836 Santa Cruz (presidente de Bolivia) impone la
unión de estos dos países bajo la Confederación peruano-boliviana en la que los poderes se
concentraban bajo él. El resultado fue una serie de revoluciones que acontecieron hacia 1848
bajo el General Belzú quien fue el primero en emplear la apelación a las clases populares. Una
situación similar fue la de Ecuador, quienes los militares son inmediatamente extranjeros: los
venezolanos de Flores que comenzaron a tallar un poder políticos en las sierras.

Al revés que Ecuador, Nueva Granada y Venezuela se liberal del factor de origen extraño. En
Nueva Granada se asienta el conservadurismo del General Mosquera que será dominante de una
buena etapa, conllevando un duro autoritarismo principalmente en la franja montañosa del sur.
Este mismo orden se hallaba también en Venezuela, sin embargo, a partir de 1830 y las guerras
feroces, este comienza a quebrarse. Aparecieron jefes militares como Páez que pertenecía a un
sector privilegiado. Un caso totalmente diferente fue América Central, que no conoció
revolución ni resistencia realista, pues pasaron de la lealtad de Fernanado VII a la
independencia, pero si se desarrolló en estos países guerras entre conservadores y liberales,
entre ellos Guatemala.

Por último, el territorio del Río de la Plata sufrió una evolución compleja, pues pasó por
momentos ricos y por fracasos. Por un lado, Paraguay comenzó su vida independizándose de
este vasto territorio, cayendo en la dictadura del Doctor José Gaspar Rodríguez de Francia.
Buenos Aires estaba a travesando un conflicto con los portugueses y brasileños a causa de la
Banda Oriental, que terminó por independizarse de estos. De este modo, Buenos Aires no solo
se enfrentaba a esos problemas, también se había negado a la tentativa de reorganización del
país, trasladando las instituciones centrales allí. Simultáneamente, dueña de las comunicaciones
con ultramar y de las rentas aduaneras, ya no debe emplearlas en mantener un aparato
administrativo y militar que excede sus límites. Comienza la “La admirable experiencia de
Buenos Aires” de Martín Rodríguez, carrera a combatir contra los indios en acciones muy
cercanas a las de policía rural, los hombres más ilustrados del que se llama a sí mismo partido
del orden improvisan un brillante régimen parlamentario. Llevan a cabo también una reforma
eclesiástica, clausurando conventos y muestra de libertad de culto. En la Banda Oriental la
guerra desencadenó un bloqueo marítimo e inflación, este último a causa de una moneda
inconvertible. La guerra civil estalló primero en el norte y luego en el centro del país.

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