Suicidal Behavior Risk Indicators in A Sample of Adolescents
Suicidal Behavior Risk Indicators in A Sample of Adolescents
Suicidal Behavior Risk Indicators in A Sample of Adolescents
19, Nº 1, 2015
Pág. 228-245, ISSN impreso: 1666-244X, ISSN electrónico: 1852-7310
Resumen
Este estudio tiene por objetivo buscar los indicadores de riesgo suicida a través del
Test de Pirámides de Colores de Pfister, dado que es una técnica proyectiva de fácil
aplicación, accesible a cualquier edad y generalmente una tarea agradable, que la ha-
cen adecuada para estos pacientes.
Se pudo concluir que los evaluados presentan frágiles mecanismos de control junto a
un lábil equilibrio emocional e impulsividad exacerbada, en unos y una sobrecarga de
ansiedad, en otros; por lo que en todos se halla comprometida la estabilidad afectiva
y la adaptación social.
Abstract
The aim of this study is to find risk indicators of suicide by means of the Pfister
Color Pyramid Test, since it is a projective technique of easy application, accessible
to any age and generally a pleasant task, which makes it suitable for adolescent
patients. The study is based on a sample of 90 adolescents in the Children’s Hospital
of San Juan (Argentina), admitted for “attempted suicide”, whose ages range from
12 to 17 years old, to whom the test was applied. Relevant data is obtained from the
individual interview and correlated with the results of the analysis and interpretation
1
Coordinadora del Comité de Maltrato Infanto–Juvenil, Hospital de Niños de San Juan, Argentina. E-Mail:
[email protected]
of the material obtained. For the data analysis, the frequency of colors used as well
as the formal aspect of the pyramids was considered. The results were interpreted
according to the psychodynamic approach. It was concluded that some of the assessed
patients present fragile mechanisms of control as well as labile emotional balance and
exacerbated impulsiveness, and that others present an overload of anxiety. Therefore
affective stability and social adaptation are altered in all.
Introducción
El presente trabajo es parte de una investigación más amplia que tiene como objetivo
determinar los indicadores patognomónicos del riesgo suicida en adolescentes, a tra-
vés del Test de Pirámides de Colores de Pfister, construido por Max Pfister en 1946,
sistematizado por Heiss y Hildegard (1951) e introducido en América Latina por Fer-
nando Villemor Amaral en 1956, quien lo enriqueció con sus aportes gestálticos y
psicoanalíticos.
En los últimos años ha aumentado en el mundo la tasa de muerte violenta en los ado-
lescentes y el suicidio forma parte de ella. Es la tercera causa principal de muerte en
la mayoría de los países, en las edades entre 15 a 24 años. En el año 2000, en base a
datos publicados por OPS en el 2006, se destacan las tasas de Estonia, Japón, Finlan-
dia, Australia (Martínez, 2007).
Considerando que luego de un intento, hay 18 veces más probabilidades que lo inten-
te en el año siguiente (Stoelb y Chiriboga, 1998); que el entorno tarda 2 o 3 años en
metabolizar el suicidio de una persona y que alrededor de un suicidio hay entre 50 a
70 personas afectadas; podemos inferir los efectos que se generan en la salud mental
de su entorno.
Si bien las estadísticas que se cuentan son subrregistros, dado que muchas veces no
llegan al hospital o un centro de salud, o bien no quedan asentados como tales y para
dimensionar la problemática, en el Hospital de Niños de San Juan (Argentina), se
contabilizaron los siguientes “intentos de suicidio” entre 2007 y 2014:
Riesgo suicida:
• Baja letalidad (cortarse, quemarse, pegarse, etc. para aliviar el dolor emocional.
• Mediana letalidad: automutilación.
• Alta letalidad: veneno, disparo, etc.
Sin embargo, se debe considerar que puede pasar de la baja letalidad al intento de
suicidio, cuando:
• Aumenta la frecuencia e intensidad.
• No experimenta dolor físico al autolesionarse.
• Cuando la autolesión no ha aliviado el dolor emocional.
• Experimentan rechazo y exclusión del entorno.
En nuestro país, Casullo (1998) retoma los aportes de Abadi y Yampei (1973) y señala
que el potencial suicida es universal por originarse en el instinto de muerte, pero se
potencia en momentos o situaciones de crisis (vitales o accidentales), más aún si pro-
viene de familia violenta.
Se sabe que cuando los afectos negativos son intensos o pobremente controlados, el
riesgo de una conducta violenta, impulsiva y explosiva aumenta (Berman et al., 2011).
Por ello las dificultades en la regulación de los afectos, hostilidad y agresión impul-
siva están altamente asociadas a riesgo suicida (Brent, Johnson et al, 1993–94). Si el
adolescente presenta signos de control pobre de los impulsos; y falta de control en la
expresión de los mismos. La expresión de la ira puede ser direccionada hacia otros,
hacia sí mismo o quedar flotante.
Las propuestas actuales intentan comprender y explicar esta problemática desde una
perspectiva integradora y comprehensiva (psicosocial), puesto que se vincula a fac-
tores concurrentes (historia familiar, personal, salud mental) y factores precipitantes
(experiencias estresantes, incapacidad para resolver conflictos).
Apter (2000), en base a los adolescentes suicidados en Israel, propuso una tipología
de conductas de riesgo suicida:
Diseño Metodológico
Sujetos de la muestra
Con el objetivo de aislar indicadores que contribuyan al diagnóstico y comprensión
dinámica de los adolescentes con riesgo de suicidio, se tomó una muestra de 70 pa-
cientes: 59 mujeres y 11 varones que presentaban uno o más intentos de suicidio entre
10 y 18 años, hospitalizados por esa causa, entre el 2011 y 2014, a quienes se les
aplicó el test de las Pirámides de Pfister y entrevista semiestructurada.
Caracterización de la muestra
Dado que se registran diferencias por sexo, pues mientras que los varones se quitan la
vida cuatro veces más que las mujeres, según National Center for Injury Prevention
and Control de Oregon, las mujeres intenta tres veces más que los varones (Berman,
2011), esta muestra no se ha subdividido por sexo, sino por edades
Instrumento
El Test de las Pirámides de Colores fue elaborado por Max Pfister en 1948 y viene a
enriquecer la familia de las Técnicas Proyectivas. Pfister sostenía que los colores una
estrecha relación con los estados o reacciones emocionales y que la pirámide es la
figura geométrica que permite construirse hasta en tres dimensiones.
Este test proporciona una rápida y adecuada manera de abordar ciertos aspectos de la
afectividad.
Procedimiento
Las evaluaciones se realizaron en el consultorio de Psicología del hospital y con las
condiciones físicas adecuadas, en encuentros de una hora promedio. Una vez que el
paciente ha logrado su recuperación física y previo al alta hospitalaria, se entrevista al
familiar acompañante y al adolescente previa firma del consentimiento informado (se
adjunta en anexo) y luego se le aplica el test de Pirámides de colores.
1. Entrevista al paciente
En la misma se considera:
a) Datos personales: nombre, fecha de nacimiento, año que cursa, localidad en que vive.
b) Características de personalidad sobresalientes.
c) Constitución del grupo familiar: integrantes, sexo, edad, actividad laboral, con
quien/es convive.
d) Motivo de internación.
e) Intento de suicidio: antecedentes, motivación, reflexión.
Del análisis de las entrevista se destaca que el 55,71% de los adolescentes son parte
de un grupo familiar violento; el 20% son parte de un grupo familiar disfuncional;
Duelos recientes 12,85%; 2, 85% registra como antecedente haber padecido trastorno
alimentario y de un 8,57% no se conocen datos sobre su grupo familiar (ver gráfico).
Estos datos nos permiten inferir que la violencia familiar, en primer término y la dis-
función familiar, en segundo lugar, tienen una alta incidencia en el riesgo suicida en
los adolescentes.
Después de haber completado las tres pirámides, se le realizaron las preguntas que
completa la aplicación del test.
Cabe destacar que ningún sujeto de la muestra se resistió a la ejecución del test. Al
contrario, fue bien aceptado y siempre dispuestos. Una de las adolescentes de 15 años,
internada por intento de suicidio, manifestó al finalizar la tarea: “Hacía mucho tiempo
que no jugaba”.
Los índices considerados formales se obtuvieron de cada una de las tres pirámides
realizadas por cada evaluado; mediante el análisis del modo de ejecución, de colo-
cación y el diseño resultante para evaluar cómo utiliza su función lógica ante sus
vivencias afectivas. Los índices considerados emocionales se obtuvieron por la fre-
cuencia porcentual en el uso de cada uno de los colores y los denominados síndromes
cromáticos, que son conjuntos de 3 o más colores que agrupados se relacionan con
características psicológicas o psicopatológicas específicas.
La forma constituye uno de los elementos fundamentales dado que indica las posibi-
lidades de control racional que una persona tiene sobre sus afectos y las emociones
(Rorschach, 1922; Exner y Sendín, 1999, Weiner, 2000). En consecuencia, está rela-
cionada con el funcionamiento cognitivo y las funciones de atención y concentración.
Asimismo, con el test de Pfister, la precisión de la percepción y del pensamiento
depende tanto de la capacidad intelectual como del buen control emocional, como
lo comprobaron investigaciones llevadas a cabo (Brauer, 1998; Oliveira, Pasian y
Jacquemin, 2001; Costa y Villemor Amaral, 2004). Por ello a cada configuración, su
interpretación corresponde a distinto nivel de madurez emocional y nivel cognitivo.
Las tablas de frecuencia, contienen los porcentajes esperados para cada color, así
como para los cuatro síndromes cromáticos principales; discriminados por grupo eta-
rio. Se comparó con el valor esperado con el porcentaje obtenido en cada caso, si éste
es cuatro puntos mayor o menor del esperado se consideró que la frecuencia del color
está aumentada o disminuida, correspondiéndole un significado distinto, así como las
tonalidades usadas en cada color. De igual modo se consideran los síndromes cromá-
ticos, los que pueden resultar con valores medios, aumentados o disminuidos.
Resultados
Los resultados tanto del aspecto formal como emocional, fueron interpretados de
acuerdo con el enfoque psicodinámico, basado en los aportes de F. Villemor Amaral
(1973); Justo y Van Kolck (1976) y Heiss y Halder (1983), quienes basaron sus con-
clusiones en amplias investigaciones y que fueron corroboradas y sintetizadas por
A.de Villemor Amaral (2005)
1. Aspecto formal
El aspecto formal parte del análisis de las tres formas de configuración de las pirá-
mides, conforme al nivel de elaboración de la forma y que corresponden a niveles
distintos de madurez emocional y desarrollo cognitivo. Vale recordar que siempre
la interpretación debe hacerse a la luz del conjunto del protocolo, pues puede em-
pobrecerse o enriquecerse, según los colores o tonalidades empleadas y el modo de
ejecución y colocación.
Los resultados indican que si bien un 70,33% logra un trabajo organizado (ejecución
ordenada) esto significa que organiza naturalmente sus actividades. Por su parte, el
Porcentaje Total
TAPETE
Puro 48,33
Desequilibrado 1,66
Agujereado 13,33
Con inicio de orden 1,66 64,98
FORMACIÓN
En camada 18,33
Simétrica 3,33
Alternada 10 31.66
ESTRUCTURA
En manto 3,33 3,33
Porcentaje Total
TAPETE
Puro 36,66
Desequilibrado 8,66
Agujereado 6,66
Con inicio de orden 6 57,98
FORMACIÓN
En camada 28,66
Simétrica 7,33
Alternada 2,66 38,65
ESTRUCTURA
En manto 2,66 2,66
de los aspectos reguladores de los afectos y su expresión. Aunque se registró una di-
ferencia significativa según las edades: los menores de 14 años arrojaron un 64,98% y
el grupo mayores de 15 años: 57,98%. Y del conjunto, predominan los “tapetes puros”
indicando labilidad afectiva por la interferencia de un fenómeno emocional. Siendo
un test muy sensible a lo situacional, puede interpretarse que su prevalencia se debe a
la interferencia de un fenómeno emocional, posiblemente el desencadenante del inten-
to de suicidio. Sólo un 13,33% para el grupo A y el 6,66% para el grupo B de la mues-
tra presenta indicios de disociación de pensamiento (tapete agujereado). Mientras que
un 36,66% del total de la muestra realizó Formaciones, lo que indica que presentan un
funcionamiento cognitivo dentro de los parámetros medios y se observan indicadores
de personalidad en formación, fácilmente perturbable y vulnerable, los que podrían
considerarse comunes en la infancia y adolescencia, por encontrarse en proceso de es-
tructuración de su personalidad. En general indican inestabilidad interna y búsqueda
de equilibrio con una actitud tímida y muy prudente. En esa línea se registran diferen-
cias entre el grupo de menores de 14 años: 31,66% en formaciones, y en el grupo de
mayores de 15 años que registró un 38,65%. Sin embargo en Estructuras, que implica
un nivel cognitivo elevado y cierto grado de equilibrio emocional, los valores fueron
bajos y similares: 3,33% y 2,66 % en ambos grupos.
2. Aspecto emocional
Frecuencia en el uso de los colores y síndromes
En cuanto al uso de los colores, se consideró el orden de frecuencia en el uso, en re-
lación al aumento o disminución a la frecuencia esperada. Del mismo modo respecto
de los cuatro síndromes principales. Sus valores están expresados en las Tablas 3, 4,
5 y 6.
Amarillo elevado (Am↑); Marrón disminuido (Ma↓); Negro elevado (N↑); Blanco
disminuido (B↓); Síndrome Normal disminuido (SN↓) y Síndrome Frío disminuido
(SF↓).
De su análisis se concluye:
Azul disminuido (Az↓), Rojo aumentado (R↑), Verde disminuido (Vd↓), Violeta au-
mentado (Vi↑), Negro aumentado (N↑) y Síndrome Normal disminuido (SN↓), Sín-
drome Incoloro aumentado (SI↑).
De su análisis se concluye:
Si bien cada color y tonalidad tienen un significado particular la secuencia del análisis
del funcionamiento psíquico se completa con los resultados de los síndromes cromá-
ticos con los valores esperados para los adolescentes.
Caso Clínico
A los efectos de ilustrar el análisis e interpretación de los aspectos formal y emocional
arriba descriptos, se presenta el siguiente caso:
Az 11,1 ↓
R 24,4 ↑ Normal 48,9 R↑ + Ma↑
Vd 13,3 ↓
Vi 8,9 Estímulo 48,9 ↑ R↑ + Vd ↓
Na 13,3
Am 11,1 Frío 33,3 ↓ G↑ + R↑
Ma 8,9 ↑
N 2,2 Incoloro 8,9 ↓
B0↓
G 6,7 ↑
Partiendo del análisis del aspecto formal se destaca que el modo de colocación se co-
rresponde con inestabilidad y búsqueda de seguridad interior con un nivel intelectual
bajo, que en este caso podemos pensar por hipoestimulación; ratificado por el modo
en que ejecuta las pirámides y la configuración (tapete puro) que indica labilidad
afectiva que puede condicionar la adaptación externa que permite el manejo adecuado
de las emociones.
El aumento del rojo indica una irritabilidad e impulsividad exacerbadas, que en una
frágil estructura de personalidad y sin capacidad defensiva para mantenerse organizado
(azul aumentado), es posible la descarga de impulsos sin posibilidades de elaboración
(verde disminuido).
El aumento del marrón da cuenta de la fuerza represora que intenta bloquear los im-
pulsos, dificultando su libertad para actuar, con apego a normas y costumbres tradicio-
nales y al pasado. Frente a la dupla marrón y rojo aumentado la regresión, tiene una
connotación negativa. Tampoco resulta positiva la combinación del gris aumentado
junto al rojo aumentado, esto es, influenciabilidad junto a agresión impulsiva, que
lleva a que se caractericen por sus descontroles, litigios y polémicas.
El aumento del Síndrome Estímulo junto a la disminución del Síndrome Frío indica que
la excitabilidad e incontinencia afectiva le dificulta la estabilidad afectiva y una adapta-
ción al medio social, corroborado por el rebajamiento del Síndrome Incoloro que denota
falta de los elementos inhibidores necesarios para la adaptación emocional y social.
Aunque el análisis de los resultados está sólo centrado en parte del análisis general, es
posible captar la dinamismo de su personalidad y comprender por qué ante la negativa
a una salida pudo haber reaccionado con ese grado de impulsividad, con intención de
quitarse la vida.
Discusión de conclusiones
El pasaje por la adolescencia con los cambios que conlleva, imponen un esforzado
trabajo psíquico del que resultará un reordenamiento y una resignificación tanto en
el campo de lo intrasubjetivo como en el intersubjetivo; y si no hay mayores per-
turbaciones dará el salto cualitativo que le permita ingresar a la vida adulta. Pero la
presencia de perturbaciones, sean provenientes de su interior, del ámbito familiar o del
contexto social, no tardan en hacerse sentir. (Cao, 1997).
En nuestra muestra, a partir del análisis del aspecto formal se observa inmadurez,
inestabilidad y búsqueda de seguridad interior que interpretamos como características
propias de esta edad. Así como su vulnerabilidad y fácil perturbabilidad. Salvo el
6,19% del total de la muestra presenta indicadores de disociación de pensamiento, el
resto presenta un nivel intelectual dentro de los parámetros medios.
Desde el análisis del aspecto emocional, si bien, no fueron discriminados tal como lo
hicieron Laimou y Apter, podemos decir que en unos adolescentes está presente una
irritabilidad exacerbada e impulsividad, con una débil capacidad reguladora, por lo
que tiende a la negación, inhibición o constricción como mecanismo defensivo; para
mantener una estabilidad precaria, cuyo quiebre daría lugar al intento de suicidio. En
otros el alto monto de ansiedad, por necesidad de amparo y protección, con frágiles
mecanismos de control, puede dar lugar a reacciones imprevisibles. Asimismo están
presentes indicadores de su dificultad de adaptación en la relación con el medio, dan-
do como resultado la rigidización afectiva o el retraimiento social. Esta dinámica es
más nítida y más florida en el grupo B, que corresponde a la franja etaria que registra
mayor incidencia y que representa el 71,42% de la muestra.
Anexo
Consentimiento informado
(Según Ley 26.529, arts. 2 inc. E); Ley 26.657, art. 10)
Sr./Srta............................., con D.N.I. .................., domiciliado en ............................
MANIFIESTO:
Que he sido informado/a de forma verbal por.................................................en fecha
.........../.........../201........, y que me ha sido entregada por escrito la información sobre
las características referidas mi participación en la investigación.
He comprendido toda la información que se me ha proporcionado, habiendo sido
aclaradas mis dudas satisfactoriamente Entiendo que el consentimiento de que se me
informes requisito para todas las personas que participen en esta investigación.
Por lo tanto:
CONOZCO Y CONSIENTO:
1) Que se me apliquen los instrumentos incluidos en la investigación.
2) Que el material obtenido será utilizado para la investigación y será confidencial y
sujeto al secreto profesional.
3) Que no se emitirán informes a los usuarios.
4) Que en cualquier momento puedo revocar mi consentimiento.
5) Aclaro que he leído y entiendo cada párrafo de este documento y firmo dos ejem-
plares el día …. del mes de …… de 201….
Firma Firma de psicóloga
Consentimiento informado
(Para el padre/tutor)
(Según Ley 26.529, arts. 2 inc. E); Ley 26.657, art. 10)
Sr./Sra.............................., con D.N.I. ..................., domiciliado en .............................
MANIFIESTO:
Que he sido informado/a de forma verbal por..................................................en fecha
Bibliografía
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(pp. 14–25). Castlebar, County Mayo, Ireland: Irish Association of Suicidiology.
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Páez, Ernesto (Comp.) (2011). Suicidio en niños y jóvenes (Cap. 1). Buenos Aires:
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