Dos Relatos Con Metáfora

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LAS DOS RANAS

En un bosque lejano, un grupo de ranas paseaba por el bosque cuando de pronto


dos de ellas cayeron por accidente en un profundo hoyo. Pensando en que sería
imposible salvarlas, las demás ranas les dijeron a sus desafortunadas
compañeras que no se esforzaran pues ya no podrían salir de ahí.

Las dos ranas no hicieron caso y saltaron lo más fuerte que pudieron para salir
del hoyo. Afuera, las ranas seguían insistiendo en que sus esfuerzos serían
inútiles.

Finalmente, una de las ranas prestó atención a lo que las demás le decían y se
rindió. Terminó por desplomarse del cansancio y murió. La otra rana continuó
saltando con todas sus fuerzas, mientras las ranas le hacían señas y seguían
gritando para que dejara de sufrir, pues pensaban que no tenía caso seguir
luchando. La rana siguió saltando cada vez más alto hasta que por fin logró salir
del hoyo. Cuando salió, las demás ranas la miraron sorprendidas y le dijeron:
“Nos da gusto que hayas logrado salir de ahí después de todo lo que te dijimos”.

La rana, confundida, les explicó que era parcialmente sorda, por lo que no podía
escuchar muy bien de lejos y que pensó que las demás la estaban animando a
esforzarse para salir del hoyo.

Moraleja: Las palabras tienen un peso muy grande en las personas. Una palabra
de ánimo a una persona que se siente desanimada o preocupada puede motivarla
a levantarse y seguir luchando. En cambio, una palabra dañina a alguien que se
encuentra triste o desesperado puede terminar destruyéndolo. Debemos tener
cuidado con lo que decimos y aconsejamos. Recuerda que una persona especial
es aquella que se da tiempo para ayudar a quien lo necesite.
EL MIEDO DEL GRAN LEÓN
En una vasta sabana africana, un león vagaba perdido. Tenía más de veinte días
deambulando alejado de su manada, por lo que el hambre y la sed estaban
acabando con su vida. Por suerte, encontró un lago de agua fresca y cristalina.
Emocionado, el león corrió hacia él para beber y calmar su sed, y con esto poder
continuar buscando a su familia.
Pero al acercarse, vio el rostro de un león en las aguas y pensó:

-¡Qué lástima! Este lago le pertenece a otro león.

Aterrorizado, huyó del lugar sin beber una gota de agua. Pero la sed cada vez era
mayor y el león sabía que si no bebía agua moriría. Al día siguiente, se armó de
valor y volvió al lago. Igual que el día anterior, volvió a ver el rostro en el agua y,
víctima de su pánico, se fue corriendo sin beber.

Y así pasaron los días. El león volvía al lago y huía cuando veía al otro león. Pero
un día, cansado de escapar, se armó de valor y finalmente comprendió que
moriría pronto si no se enfrentaba a su rival. Tomó la decisión de beber agua sin
importar lo que pasara. Se acercó al lago con determinación, pero cuando metió
su cabeza para beber, su rival desapareció. ¡Era su reflejo en el agua lo que había
estado observando todo este tiempo!

Moraleja: La mayoría de nuestros miedos y temores son imaginarios. Pero


cuando nos atrevemos a enfrentarlos, estos desaparecen. No permitas que tus
pensamientos te dominen y te impidan avanzar para vivir plenamente.

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