Anestésicos Locales Tipo Éster y Tipo Amida
Anestésicos Locales Tipo Éster y Tipo Amida
Anestésicos Locales Tipo Éster y Tipo Amida
Los anestésicos locales usados actualmente se engloban en un esquema estructural que permite
estudiar sus elementos principales; la cadena intermedia, el polo hidrófilo y el polo lipófilo.
– La naturaleza del enlace que une la cadena intermedia al polo lipófilo origina las dos grandes
familias de anestésicos locales de la que disponemos hoy en día, las aminoaminas y los
aminoesteres. La principal diferencia entre estos dos tipos de fármacos radica en su
metabolización en cuanto los esteres son hidrolizados mediante enzimas plasmáticas y las amidas
mediante degradación hepática lo cual convierte a estas últimas en sustancias más estables en
condiciones fisioquímicas más difíciles, pudiendo por ello mezclarse con ácidos y bases fuertes y
soportar mejor los cambios de luz y temperatura.
Clasificacion:
AMINOESTERES AMINOAMIDAS
Cocaína Lidocaína
Benzocaína Mepivacaína
Procaína Prilocaína
Tretracaína Bupivacaína
Cloroprocaína Etidocaína
Procainamída
Ropivacaína
Articaína
Levobupivacaína
amino-amidas
Dentro de los anestésicos amino-amidas disponemos de varias subfamilias dependiendo
del ácido del cual se derivan:
– Derivados del ac. acético: Lidocaína.
Articaína: anestésico de alta intensidad y corta duración, caracterizado por poseer un grupo
éster adicional en su molécula que lo hace susceptible de ser metabolizado por las
colinesterasas plasmáticas originando un metabolito inactivo. Esta característica hace que
sea muy utilizado en cirugía odontológica y dermatológica. Se asocia con epinefrina y
presenta un rápido inicio de su acción (1-3 min) y buena tolerabilidad local.
AMINOÉSTERES
En este grupo (cocaína, benzocaína, procaína, tetracaína, 2-cloroprocaína):
Cocaína: puede decirse que fue el primer anestésico local de la medicina moderna, utilizado
en técnicas oftalmológicas y odontológicas.
Benzocaína: se utiliza tópicamente sobre mucosas o para aliviar afecciones bucofaríngeas y
dolores osteomusculares. Presenta una baja potencia y una pobre absorción, por lo cual su
uso se limita al tratamiento de afecciones menores. Puede provocar reacciones adversas
especialmente en individuos que hayan desarrollado hipersensibilidad al ácido p-
aminobenzoico.
Procaína o novocaína: presentan una alta efectividad y baja toxicidad, sin embargo, aunque
su acción es rápida, la duración de la acción es corta, la cual puede incrementarse si se
combina con un vasoconstrictor. Se utiliza vía tópica y mediante infiltración subcutánea o
intramuscular para tratar el dolor asociado a heridas, cirugía menor, abrasiones... y para el
bloqueo de nervios periféricos. Actualmente es también utilizado junto con penicilina para
conseguir formas de liberación lentas y para mitigar el dolor en la administración
intramuscular.
Tetracaína: se administra generalmente como anestésico tópico en piel y mucosas y
también se utiliza en oftalmología y como coadyuvante en preparados lubricantes urológicos.
Su uso en anestesia espinal se ha visto desplazado por el potencial riesgo de producir
reacciones anafilácticas.
La mayoría de estos fármacos presentan una alta eficacia y han sido experimentados en la
práctica clínica ampliamente, sin embargo no por ello están exentos de toxicidad, que es su
principal inconveniente. Los últimos anestésicos comercializados y las moléculas sobre las que
actualmente se sigue investigando persiguen mejorar el perfil de seguridad de este tipo de
fármacos, como ventaja diferencial respecto a los activos anestésicos tradicionales.
En fisiología, se denomina vasoconstricción al estrechamiento de los vasos sanguíneos, es decir
a la disminución de su diámetro, es el fenómeno contrario a la vasodilatación que consiste en el
aumento del diámetro de un vaso sanguíneo. La vasoconstricción aumenta la resistencia al paso
de la sangre (resistencia vascular) y por tanto disminuye el flujo de sangre en el vaso afectado. El
organismo provoca vasoconstricción de forma automática al aumentar la actividad del sistema
nervioso simpático, la cual promueve la contracción del músculo liso situado en la pared del vaso
sanguíneo y provoca su estrechamiento. También se produce vasoconstricción con el empleo de
determinados medicamentos llamados vasoconstrictores, por ejemplo la adrenalina.
• coronarias
• uréter
• vasos deferentes
• músculo liso
• útero (embarazo)
• esfínter uretral
• bronquiolos (aunque no tan fuerte como el efecto del receptor β 2en los bronquiolos)
Otros efectos adicionales incluyen la glucogenólisis y la gluconeogénesis del tejido adiposo y
el hígado, así como un aumento de la secreción por parte de glándulas salivales y la reabsorción
de sodio en los riñones. Algunos antagonistas pueden ser usados en la terapia de
la hipertensión.
Complicaciones Locales
Las complicaciones de la anestesia local en la clínica dental diaria suelen ser pocas, ya que las
concentraciones de las soluciones anestésicas y los volúmenes usados son escasos; no obstante,
cualquier procedimiento, hasta el más banal, no está exento de riesgos y es obligatorio que el
profesional esté formado para prevenirlos, reconocerlos y para, en la mayoría de los casos,
tratarlos.
La piedra angular de la prevención de complicaciones es la realización de una historia clínica
correcta y completa.
• Anestésicos con las más bajas dosis de epinefrina posible, ya que se minimizan los efectos
simpáticomiméticos.
• Individualizar la anestesia para cada paciente: tipo y duración del procedimiento, así como
los factores de riesgo.
Mediatas
1. Técnica incorrecta.
Generalmente este apartado se refiere al hecho de depositar la anestesia en el lugar
equivocado. Este hecho se encuentra en relación con un conocimiento deficiente de la
anatomía de la región. Sobre todo en la anestesia del nervio alvéolo-dentario inferior, se debe
inyectar una cantidad suficiente de solución anestésica lo más cerca posible de la espina de
Spix o mejor algo por encima y detrás de ella. Keetley y Moles 1, estudiaron el éxito de 580
punciones para la anestesia del nervio alvéolo-dentario inferior, encontrando que tuvieron
éxito en el 91,9% (533) y que los fallos fueron sencillamente debidos a mala técnica por parte
del propio dentista.
2. Dependientes del individuo
La anestesia, también, puede fracasar por factores relacionados con el individuo o por el
terreno.
La anestesia puede fracasar en paciente muy ansiosos o pacientes con experiencia de
anestesia subóptima. Guisado Moya y cols3, estudiaron el comportamiento de los pacientes
y encontraron una relación significativa entre ansiedad dental, mala higiene oral, intensidad
del dolor a la anestesia local y eficiencia de los procedimientos dentales rutinarios.
Otros piensan que la inflamación modifica la actividad de los nervios sensoriales periféricos.
La inflamación produce un área de hiperestesia primaria mediada por sustancias químicas
que disminuyen el umbral de los receptores sensoriales. Dado que la inflamación induce
hiperestesia, un estimulo dado produce una sensibilidad incrementada. Esta respuesta
nerviosa incrementada es bloqueada de forma menos efectiva por una cantidad dada de
anestesia. Este problema puede ser resuelto simplemente mediante el incremento de la
concentración (no necesariamente del volumen) de anestésico para disminuir el potencial
de acción de los nervios.
Con relación al producto anestésico, la anestesia también puede fracasar por que el
producto este caducado o en malas condiciones. Otros motivos de fracaso son: la
hipodosificación del anestésico, el calentamiento inadecuado y la contaminación de la
solución anestésica. Aunque se han intentado encontrar potenciadores de la acción
anestésica, sólo los vasoconstrictores han cumplido con esta función. En algún momento se
pensó que la hialuronidasa, al añadirse al anestésico, produciría mayor extensión y
penetración en los tejidos.
Inmediatas
1. Dolor
El dolor a la inyección persiste co-mo una frecuente fuente de ansiedad para algunos
pacientes. Los anestésicos tipo amida, por ejemplo la lidocaina y la bupivacaina, son
conocidos por su propensión a causar disconfort cuando son infiltrados.
El dolor durante la administración del líquido anestésico puede estar producido por
diferentes motivos: la punción y lesión de un determinado nervio ocasionará un dolor
que persistirá horas o días, el desgarro de los tejidos gingivales y sobre todo del
periostio es causa de molestias postoperatorias de intensidad variable; estos dolores
postanestésicos hay que distinguirlos de los dolores postoperatorios.
El dolor de la punción, sobre todo en algunas zonas, por ejemplo, en la región labial
superior puede ser disimulado mediante alguna maniobra distractora, como puede ser
la tracción del mismo. Se han comprobado los efectos de la distracción en el control del
dolor en niños de entre 3 y 7 años, encontrándose que determinadas técnicas, como
respiraciones profundas y soplar el aire, tienen algunas ventajas durante la
administración del anestésico local en niños (meno- res movimientos de torso y manos,
menor arqueamiento de las cejas y menor expresión de dolor).
2. Rotura de la aguja de inyección
Se impone, por lo tanto, usar agujas de buena cualidad, que el paciente no realice
movimientos bruscos inesperados, que usemos una técnica correcta, que no perdamos de
vista el lugar de la punción, que intentemos extraerla cuanto antes, que informemos al
paciente del accidente y que, si no podemos extraerla, enviemos al paciente al hospital,
donde decidirán si conviene o no la extracción inmediata o por el contrario, diferirla. En
cualquier caso, la extracción suele ser, por lo general, laboriosa.
3. Hematoma
Los ejemplos de parálisis facial son citados relacionados, en su mayor par- te, con la
anestesia del nervio alveolo-dentario inferior. La parálisis puede ser inmediata o
diferida; en el tipo inmediato la parálisis ocurre en los primeros minutos después de la
inyección, recuperándose la función cuando han desparecido los efectos anestésicos,
aproximadamente a las 3 horas o menos. En el tipo diferido, el comienzo de la parálisis
puede aparecer varias horas o varios días después de la inyección. La recuperación
puede suceder después de 24 horas a 6 semanas dependiendo del grado de daño del
nervio. Parece que la causa de la parálisis es la misma solución anestésica.
En algunas ocasiones a raíz de cualquier anestesia se nota sobre la piel de la cara del
paciente zonas de intensa palidez debidas a la isquemia sobre esta región.
* La aguja dañaría o excitaría las fibras simpáticas asociadas a vasos arteriales del lugar
de la inyección, induciendo un reflejo que termina en las ramas periféricas de un
determinado vaso; la excitación conduce a una vasoconstricción localizada de los vasos
cutáneos periféricos.
Es un accidente raro.
El líquido puede inyectarse en las fosas nasales durante la anestesia del nervio
nasopalatino, ocasionando una pequeña hemorragia, sin más problemas, pero que suele
alarmar al paciente.
8. Accidentes oculares
Los accidentes oculares relacionados con las técnicas de anestesia local para uso dental
son extremadamente infrecuentes y la literatura exhibe algunas publicaciones.
La descripción de la visión doble (diplopia) que sigue a la anestesia del nervio alvéolo-
dentario inferior está descrita desde hace tiempo en la literatura. La explicación
generalmente aceptada para este fenómeno es que la solución del anestésico se inyectó
inadvertidamente directamente en la arteria alveolar inferior y que, debido a la
velocidad de inyección, apareció un flujo retrógrado de la solución anestésica. El flujo
propuesto atraviesa la primera división de la arteria maxilar y después superiormente
llega a la arteria meningea media y accede al cráneo. Se acepta la conexión entre la
arteria meníngea media y la arteria lagrimal, a través de la fisura orbitaria superior por
medio de una rama lagrinal recurrente. El mecanismo propuesto de la visión doble, por
consiguiente, se relaciona con la vasoconstriccion de ramas que afectan al músculo
recto externo. Además, hay una rica anastomosis entre la rama lacrimal recurrente y
ramas de la arteria oftálmica.
Se propone también, otro mecanismo. Existe un trauma al plexo simpático que rodea la
carótida primitiva, las carótidas externas e internas y todas sus ramas cuando la aguja
anestésica inadvertidamente irrita la pared de una arteria. En el caso de anestesia
alveolar inferior, la arteria alveolar inferior estaría involucrada. En el caso de una
infiltración maxilar, estarían involucradas las arterias alveolares superiores posteriores.
En ambas instancias el trauma podría ocasionar un impulso que viajaría a lo largo de la
arteria maxilar en la fosa pterigopalatina. De allí, el impulso simpático pasaría a lo largo
del nervio petroso profundo al plexo carotideo interno, luego a lo largo de la arteria
carótida interna y finalmente a la artería oftálmica, en la órbita. Dado que la respuesta
secundaria al daño traumático disminuye la actividad simpá- tica, entonces, el
parasimpático vería aumentada su acción, con los consiguientes signos de lagrimeo,
salivación y blanqueamiento de los tejidos.
9. Inyección intravascular
Puede haber falsos negativos. La jeringa de autoaspiración de Evers es, según nuestra
experiencia, un sistema seguro de aspiración y no se halla en relación con una
determinada marca de anestésico local.