Escuelas de Ballet

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ESCUELAS DE BALLET

Escuela Rusa
La escuela rusa esta se distingue por la búsqueda de la perfección técnica, el cuidado de
un estilo académico riguroso, el fomento de movimientos sencillos, contenidos y fluidos, por
aspirar a permanecer libre de todo efecto externo, y porque los elementos de la danza
modernista le son completamente ajenos. Cecchetti introduce desde el inicio de la formación
el trabajo de épaulement, consiste en la incorporación a los movimientos un ligero giro de
hombros y una inclinación determinada de la cabeza. Defiende que el épaulement
incrementa la belleza de las líneas, facilita el equilibrio e incrementa la dinámica en saltos y
giros. Lo que facilita el trabajo al intérprete y da brillo a su arte. Cecchetti desarrolla el trabajo
de puntas y de relevé a modo de pequeño salto al subir desde el plié directamente a punta.
El uso del port de tête es esencial y defiende la necesidad de transmitir la lógica del uso
fluido de la mirada y de los movimientos de la cabeza. La motivación del movimiento es lo
que le da su significado, estética y calidad. Cecchetti codifica el port de tetê proponiendo 5
posiciones básicas de la cabeza: erguida, inclinada lateralmente, girada hacia un lado,
elevada y por último inclinada hacia abajo. Desde el comienzo de la formación, trabaja
intensamente los elementos básicos en clase: refuerzo y desarrollo del aparato motor
completo, educación del sentimiento, desarrollo de la pose y musicalidad, formación de una
personalidad artística autónoma (expresividad/musicalidad), cuidado riguroso del
academicismo, cuidado de la variedad de medios creativos y movimientos, individualidad
de los intérpretes, que permite el pleno desarrollo de su identidad artística, la ligereza y
libertad del movimiento como imagen de maestría y el rechazo de hábitos expresivos al
bailar (frialdad, patetismo, autocomplacencia, etc.) Esta escuela defiende que la cultura y
formación general determina el modo de bailar del intérprete, y que todo debe cimentarse
en una sólida técnica. Una técnica completa sin un alto grado de desarrollo de la
personalidad sería impensable. El “método pedagógico realista” forma “artistas realistas”
para los que la técnica está al servicio de la expresión. Técnica, expresividad y musicalidad
van de la mano en el proceso de formación. La escuela rusa minimiza el recurso de la
pantomima mediante el uso de elementos coreográficos sin llegar a eliminarla. el bailarín/a
es educado en aspirar a ser, y no solo a imaginar que es. Esta defiende que cuanto más
sólida es la técnica antes se alcanza la profundidad expresiva interpretativa. El profesorado
de escuela rusa es estimulado a desarrollar su propio método de enseñanza, a la vez que
a defender la pureza de la danza clásica y a luchar por la continuación del desarrollo del
realismo en el ballet. En clase usa su propia creatividad y expresividad, desarrollar su propia
perspectiva de la tarea y su modo propio de movimiento sin por ello transgredir la
rigurosidad del academicismo, evita que el alumnado copie al profesorado, afronta con
espíritu crítico las carencias técnicas, la limpieza y rigor técnico, los formalismos y la
musicalidad del alumnado, y mantiene una postura de intolerancia de cara a la
superficialidad. La transmisión del argumento emocional y pensamientos se enfatiza a
través de una estética poética estilizada lejos de lo cotidiano que conocemos como pose.
Esta representa un gesto del que participa todo el cuerpo, es un elemento creativo estilizado
que responde a las leyes espaciales y temporales de la danza escénica, y a pesar de su
estilización es realista, aporta a la danza clásica elementos creativos para la armonía,
variedad y fluidez. Es por tanto un recurso para la caracterización de personajes, épocas,
estilos, géneros, etc., capaz de expresar los sentimientos, anhelos y vivencias. Con una
misma pose se pueden matizar argumentos escénicos muy diversos, desde lo lírico a lo
dramático (un arabesque, por ejemplo). La pose se distingue por su variedad creativa, la
capacidad de complementar otros movimientos, por su variedad de duración, porque puede
ser grande o pequeña, y realizarse en el aire o a tierra, con cambio de dirección, girada o
batida. Existe una marcada influencia de las danzas de carácter en la escuela rusa. El
folclore ruso enriquece a la danza clásica con los elementos estilísticos de sus coreografías
y la escuela rusa se nutre del folclore ruso. Bien integradas, las danzas de carácter aportan
gran plasticidad, virtuosismo, fuerza, vigor, expresión y carácter al ballet ruso. La
musicalidad es también un elemento fundamental a tener en cuenta en la escuela rusa. Esta
consiste en reproducir la música en movimientos y descifrar su contenido, se trata por tanto
de bailar de manera virtuosa y convincente el contenido de la música. Sin la musicalidad
adecuada, es imposible una interpretación de calidad, ya que el contenido musical debe ser
la base consciente, creativa y activa por la que se guía el intérprete, su guía interna del
argumento. Además de escucharla y entenderla, el intérprete se debe dejarse inspirar por
la música, amarla, vibrar con ella. En clase se atenderá no solo a la estructura rítmica, sino
también a la relación de la música con el argumento y la emoción, ya que la danza no es
solo una representación de la música, sino que se trata de un género artístico autónomo
con medios expresivos propios. Los componentes artísticos de la musicalidad son la
capacidad de realizar los movimientos de acuerdo con el ritmo musical, la capacidad de
apropiarse del tema y reproducirlo en movimientos y la capacidad de entender la unidad de
la música con la coreografía como un todo al que atender. Por todo ello, durante la formación
se atiende especialmente al Tempo, tan característico en la escuela rusa, y este entendido
como la velocidad y carácter de la música análogos al “movimiento” en música (largo,
andante, presto, etc.) y e comienza con tempos lentos y se va aumentando a la velocidad
según avanza la formación. Se da máxima importancia al ritmo, que desvela el carácter y
la dinámica de la música. Para entender el ritmo de un ballet, el profesorado se sirve de la
métrica, que desvela la estructura del compás y el tempo.
Escuela Francesa
La escuela francesa se caracteriza por la suavidad de sus movimientos, la técnica, la
elegancia del estilo, la gracia, la ligereza y el refinamiento. Se basa en elementos de estilo
noble, como son la gracia y el virtuosismo, ya que esta se desarrolla y ejercita en los límites
de palacio y es ejecutada por los grandes señores aficionados, como el propio rey Luis XIV,
que tomaba las lecciones de Beauchamp. La Escuela Francesa de Ballet, también ha
recibido una influencia técnica y coreográfica muy importante de Rudolf Nureyev. En 1983,
fue director del Ballet de la Ópera de Paris. A pesar de que sólo dirigió la compañía durante
seis años, tuvo una alta influencia en la formación de ballet clásico en Francia. Su método
era muy disciplinado y definido. Se esperaba que los bailarines tuvieran un potente trabajo
de puntas, grandes extensiones y movimientos claros y precisos. Este método de
instrucción no permite bailarines perezosos. Un estilo muy peculiar, basado en todos
aspectos en los que Nureyev mismo sobresalió: gran velocidad y giro. Muchos pasos
ejecutados a una velocidad tan impresionante, que crean la ilusión de ser todo un solo paso.
La rapidez de los pasos da los bailarines la ilusión de deslizarse suavemente y sin esfuerzo
por el suelo. Debido a los aspectos románticos del estilo, la música se reproduce más
lentamente que otros estilos de ballet.
Escuela Italiana
La escuela italiana destaca por una técnica virtuosa, la dureza del estilo con tendencia a los
movimientos grotescos y bruscos, a veces tensos y angulosos. En cuanto se dispersan los
primeros principados, la danza sale del entorno de aficionados para convertirse en
patrimonio de los profesionales, que le injertan elementos de ambiente social, de la vida
rural, etc. De este origen provienen los conceptos de cabriole (cabrito) o entrechat (cabra
atada). La danza clásica le debe su virtuosismo a la escuela italiana. Cecchetti propone un
programa de ejercicios concretos para cada día de la semana, que se divide en dos bloques.
También propone realizar los ejercicios específicos en días alternos, con el objetivo de evitar
sobrecargas de los grupos musculares trabajados. Además se esmerarse durante la
formación en adaptar la técnica a la anatomía de cada persona. Cecchetti defiende la
personalización del método. Cecchetti propone un orden particular de ejercicios en la barra.
El grand battement en la barra, se realiza en tercer lugar, después del plié y battement
tendu. Sin embargo, los grandes maestros especializados en esta técnica han visto a bien
con el tiempo modificar este orden y realizar el ejercicio de grand battement después del
battement fondu, pero antes que el ejercicio de adagio. Contiene 9 posiciones de brazos.

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