Cavidades de La Cara
Cavidades de La Cara
Cavidades de La Cara
El macizo facial está ahuecado por un gran número de cavidades. Se cuentan siete principales. Una sola es
impar y media y solamente en relación con los huesos de la cara; es la cavidad bucal. Las otras son laterales,
pares, y están limitadas a la vez por les huesos de la cara y de la base del cráneo. Estas cavidades son; las
fosas nasales, las cavidades orbitarias y las fosas pterigomaxilares.
Todas estas cavidades se describirán con las regiones a las cuales pertenecen (véanse Reglón palatina, Fosas
nasales, Órbita, Región pterigomaxilar). Indicaremos aquí sólo cómo están constituidas y las relaciones
reciprocas de los huesos que las integran.
Cavidad bucal
La cavidad bucal no tiene en el esqueleto pared posterior ni pared inferior. Está limitada hacia adelante y hacia
los lados por el maxilar inferior y por las arcadas alveolodenlarias, y hacia arriba por la bóveda palatina,
formada hacia adelante por las apófisis palatinas de los maxilares superiores y hacia atrás por las láminas
horizontales de los palatinos. Estas piezas óseas se unen por una sutura cruciforme.
Se observa en la bóveda palatina 1) hacia adelante, en la extremidad anterior de la sutura intermaxilar que une
a las apófisis palatinas entre sí, el agujero incisivo; 2) hacia atrás y a ambos lados, el orificio Inferior del
conducto palatino posterior, formado hacia afuera por el maxilar y hacia adentro por el borde externo de la
porción horizontal del palatino.
Fosas nasales
Las fosas nasales son dos cavidades anfractuosas, situadas a ambos lados de la línea media, por arriba de la
cavidad bucal, por debajo de la base del cráneo y entre las cavidades orbitarias.
Para examinar cómo se integran las fosas nasales, consideraremos en ellas cuatro paredes: externa, interna,
superior e inferior.
1o. PARED EXTERNA. — Seis huesos integran la constitución de esta pared: el maxilar superior, el
esfenoides, el palatino, el unguis, el cornete inferior y el etmoides.
El maxilar superior corresponde a la pared externa de las fosas nasales por medio del segmento de su cara
interna, situado por arriba de la apófisis palatina.
El esfenoides sólo interviene en la constitución de esta pared mediante la apófisis pterigoides, que está
colocada por detrás del maxilar, separada de él por un espacio que se ensancha de abajo hacia arriba. La cara
interna del ala interna de la apófisis pterigoides, colocada en el mismo plano vertical que la cara interna del
maxilar, es la que forma la parte más posterior de ¡a pared externa de las fosas nasales.
El unguis se sitúa por detrás de la rama ascendente del maxilar superior y por dejante de la correspondiente
masa lateral del etmoides. La parte inferior de este hueso desciende sobre la cara interna del maxilar y recubre
los dos tercios superiores del canal lacrimal del maxilar superior, al que transforma en conducto lacrimal o
lacrimonasal.
La porción vertical del palatino se articula a la vez con la parte posterior del maxilar y con la parte anterior de
la apófisis pterigoides. Hacia abajo, ocupa por su apófisis piramidal el espacio comprendido entre el borde
posterior del maxilar superior y el borde anterior de las alas pterigoideas, en la región en donde ambas alas
están separadas entre sí limitado la escotadura pterigoidea. Esta escotadura se encuentra así cerrada por la
apófisis piramidal. Que contribuye en esta región a formar la fosa pterigoidea.
La porción vertical del palatino cierra hacia adentro el espacio comprendido entre el maxilar y el ala interna
de la apófisis pterigoides, por arriba de la apófisis piramidal del palatino, excepción sin embargo de su parte
más alta, en donde la escotadura esfenopalatina de acceso al trasfondo de la fosa pterigomaxilar. En efecto, la
porción vertical del palatino transforma este espacio en una fosa llamada trasfondo de la fosa pterigomaxilar,
y constituye así el fondo de esta fosa. La porción vertical del palatino rebasa por delante el borde posterior del
seno, al mismo tiempo que se une a este borde por medio de una lámina en forma de gancho.
Emite además, por debajo del orificio del seno, la apófisis maxilar que se insinúa lisura palatina del maxilar y
se une con la apófisis maxilar del cornete inferior.
Al articularse con la parte posterior de la cara interna del maxilar superior. la porción vertical del palatino
opone al canal que presenta el maxilar en esta región: otro canal cuya concavidad está dirigida en sentido
inverso, de lo que resulta la Integración de conducto palatino posterior. Hacia arriba, el cuerpo del esfenoides
se articula con la apófisis orbitaria y esfenoidal del palatino y pasa como un puente por arriba de la escotadura
que separa a estas dos apófisis. El esfenoides transforma así esta escotadura en agujero esfenopalatino. Esta
abertura practicada en la parte superior de la porción vertical del palatino comunica la fosa pterigomaxllar con
las fosas nasales.
El cornete inferior se sitúa en la parte baja de la pared externa de las fosas nasales y se fija a esta pared por su
borde superior, que se articula: hacia adelante, con la cresta turbinal inferior del maxilar superior; hacia atrás,
con la cresta turbinal inferior del palatino.
La porción central de este borde atraviesa de adelante hacia atrás la parte media del orificio del seno maxilar.
Tres apófisis hacen prominencia: la apófisis lacrimal se articula por arriba con el borde inferior del unguis y
completa por debajo de este hueso a la pared interna del conducto lacrimal; la apófisis maxilar oblitera toda
la parte Inferior del oríllelo del seno maxilar situado por debajo del borde superior del cornete inferior y se
engarza al reborde externo de este orificio; por último, la apófisis etmoidal se articula con la apófisis
unciforme del etmoides.
Las masas laterales del etmoides se unen a las piezas óseas mencionadas para acabar de formaría pared
externa de las fosas nasales
Se colocan por arriba del maxilar, por detrás y por dentro del unguis y por delante del Cuerpo del esfenoides y
de la apófisis orbitaria del palatino.
Cada masa lateral se articula con los huesos vecinos por medio de sus caras anterior, posterior, superior e
Inferior, Da anterior, tallada en bisel a expensas de las pifies baja y externa del hueso, se une a la parte
superior de la cara interna del unguis y de la apófisis ascendente del maxilar superior: la cara superior se
articula con la zona etmoidal de la cara inferior del frontal la cara posterior se une a la zona lateral de la cara
anterior del cuerpo del esfenoides; por último, la inferior se articula con la cara interna del maxilar, por arriba
del orificio del seno, y con la apófisis orbitaría del palatino.
La cara externa de las masas laterales mira hacia la órbita. De la caía interna se desprenden los cornetes
superior y medio y la apófisis unciforme, que se articula hacia abajo con la apófisis etmoidal del cornete
inferior.
2o. PARED SUPERIOR O BÓVEDA.— Esta pared está formada, de adelante hacia atrás, por los huesos
propios de la nariz, la espina nasal del frontal, la lámina horizontal del etmoides y el cuerpo del esfenoides.
Los huesos propios de lo nariz o nasales se articulan con la cara anterior de la espina nasal del frontal.
La espina nasal del frontal participa en la constitución de la bóveda de las tosas nasales a través de sus caías
posterolaterales.
La lámina horizontal del etmoides o lámina cribosa situada detrás de la espina nasal del frontal, llena la
escotadura etmoidal del troncal y se articula hacia atrás con el Cuerpo del esfenoides.
El cuerpo del esfenoides, por ultimo colocada por detrás del etmoides, se articula: 1) con la lámina horizontal
de este hueso a través del borde anterior del processus etmoidal, 2) con las masas laterales, por las partes
laterales de su cara anterior.
Las caras anterior c Inferior del cuerpo del esfenoides contribuyen a formar la bóveda de las fosas nasales.
3º PARED INFERIOR O PISA.— La pared inferior está constituida hacia adelante por las apófisis palatinas
de los maxilares y hacia atrás por la lámina horizontal de los palatinos, que se apoyan sobre el borde posterior
biselado de la apófisis palatina. Presenta en su parte anterior el orificio superior del conducto palatino anterior.
4o PARED INTERNA O TABIQUE DE LAS TOSAS NASALES.— El tabique de las fosas nasales
comprende tres piezas esqueléticas: dos óseas, el vómer y la lámina perpendicular del etmoides; una
cartilaginosa, llamada cartílago del tabique.
El vómer ocupa la parte posterior del tabique de las fosas nasales. Su borde superior se articula con la cresta
esfenoidal inferior; el inferior, con las crestas nasal e incisiva del piso nasal; el anterior, con la lámina
perpendicular del etmoides y con el cartílago del tabique.
La lámina perpendicular del etmoides, situada por delante de la parte superior del vómer, se confunde hacia
arriba con la base de la apófisis crista galli. Se articula hacia atrás con la cresta esfenoidal anterior, hacia abajo
y hacia atrás con el vómer, hacia arriba y hacia adelante con la cresta posterior de la espina nasal del frontal;
hacia abajo y hacia adelante se une al cartílago del tabique.
El tabique de las fosas nasales se complementa hacia adelante con el cartílago del tabique.
En lo que concierne a la descripción detallada de las fosas nasales, véase Órgano de la olfacción.
Las cavidades orbitarias están situadas por fuera dé las fosas nasales, por arriba de los maxilares superiores y
por debajo de la base del cráneo. Tienen la forma de una pirámide cuadrangular de base anterior y vértice
posterior.
CONSTITUCIÓN DE LA ÓRBITA.— La órbita presenta cuatro paredes: superior, inferior, interna y externa.
La pared superior o bóveda orbitaria está constituida por la porción horizontal del frontal en la parte anterior y
por el ala menor del esfenoides hacia atrás.
La pared inferior o piso orbitario está formada por tres huesos: la cara orbitaria de la apófisis piramidal del
maxilar superior ocupa los dos tercios o los tres cuartos internos de esta pared; la apófisis orbitaria del hueso
malar está colocada hacia afuera del maxilar, en la parte anteroexterna del piso orbitario; por último, la
apófisis orbitaria del palatino ocupa por detrás del maxilar, la extremidad posterior o vértice de la pared
inferior de la órbita.
La pared interna se compone de cuatro piezas óseas que son, de adelante hacia atrás: 1) el segmento de la
apófisis ascendente del maxilar, colocado por detrás de la cresta lacrimal anterior; 2) el unguis; 3) el hueso
plano del etmoides; 4) el segmento de la cara lateral del cuerpo del esfenoides situado por delante de la
hendidura esfenoidal y del ala mayor del esfenoides.
La pared externa está formada, en los dos tercios posteriores de su extensión, por la cara orbitaria del ala
mayor del esfenoides y se completa hacia adelante con la apófisis orbitaria del hueso malar, así como con la
apófisis orbitaria del frontal y la parte colindante de la fosa lacrimal del frontal.
En lo que respecta a la descripción detallada de las cavidades orbitarias, véase Aparato de la visión.
Se designa con el nombre de losa pterigomaxilar a una ancha excavación que presenta el esqueleto de la
cabeza por detrás del maxilar superior, por debajo del ala mayor del esfenoides y por fuera de la apófisis
pterigoides.
La Pared anterior esta integrada por la tuberosidad del maxilar superior, la pared superior, está constituida por
la parte inferior horizontal del ala mayor del esfenoides; la Pared interna está formada por el ala externa de la
apófisis pterigoides; el vértice corresponde al punto de unión de las tres caras, frente a la extremidad
superior de la apófisis pterigoides; por último, por su base, la fosa se abre hacia afuera.
La apófisis pterigoides está separada de la tuberosidad del maxilar por una hendidura vertical, más ancha
hacia arriba que hacia abajo, llamada hendidura pterigomaxilar. Esta hendidura está cerrada hacia abajo por la
apófisis piramidal del palatino, que ocupa el intervalo comprendido entre las extremidades inferiores de las
alas pterigoideas hacia atrás y la parte correspondiente de la tuberosidad del maxilar hacia adelante.
La hendidura pterigomaxilar da acceso a una cavidad diverticular de la fosa pterigomaxilar llamada trasfondo
de la fosa pterigomaxilar (fosa pterigopalatina y fisura pterigomaxilar).
El trasfondo está comprendido entre la parte interna de la tuberosidad del maxilar superior por delante y la
cara anterior de la apófisis pterigoides por detrás. Está cerrada hacia adentro por la lámina vertical del
palatino. La extremidad superior, o base del trasfondo, corresponde a la raíz del ala mayor del esfenoides, que
sobrepasa la cara anterior de la apófisis pterigoides. La extremidad inferior, o vértice, es la articulación de la
apófisis piramidal del palatino con la tuberosidad del maxilar superior {véase, para detalles. Región
pterigomaxilar).
Arquitectura del cráneo.— El cráneo, a pesar de su rigidez aparente, constituye un conjunto elástico,
ligeramente deformable por la acción de los golpes y de las presiones habituales. La bóveda y la base del
cráneo no ofrecen sin embargo la misma resistencia a los traumatismos: la base es la parte más frágil, ya que
sus constituyentes son de espesor diferente, de estructura tanto esponjosa como compacta, horadados por
cavidades o canales y mal ajustados entre sí, dejando entre ellos soluciones de continuidad, La bóveda, por el
contrario, es más homogénea y la imbricación y la soldadura de sus diferentes piezas óseas aumenta la solidez
de su conjunto.
Bóveda y base están unidas y reforzadas por engrasamientos óseos, llamados contrafuertes a nivel de la base,
arcos en la bóveda o pilares en los puntos de unión.
La base parece organizada alrededor de un centro de resistencia (Félizet), el cuerpo del esfenoides, en el cual
convergen los contrafuertes de la base. Los contrafuertes se dirigen unos hacia delante y otros hacia atrás,
hacia los pilares.
Se describen a cada lado del cuerpo del esfenoides tres contrafuertes principales.
Un contrafuerte anterior esfenofrontal, que sigue el jugum, las alas menores y desemboca en la apófisis
orbitaria externa del frontal o pilar cigomático. Este contrafuerte está reforzado por un contrafuerte accesorio,
que sigue el borde libre del ala menor del esfenoides, se une con el principal y se apoya con él sobre el pilar
cigomático.
El contrafuerte occipital se sitúa en los bordes de la apófisis basilar, muy cerca del contrafuerte del lado
opuesto, forma las masas laterales del occipital y allí se divide en dos partes; una de ellas se orienta
lateralmente hacia el pilar mastoideo siguiendo el canal del se no lateral; la otra, después de bordear el agujero
occipital o foramen magnum, se une con el del lado opuesto, para continuarse con el arco frontooccipital de la
bóveda.
Estas dos contrafuertes posteriores forman alrededor del agujero occipital un anillo, el aniño de resistencia
occipital, que descansa sobre dos pilares cortos de apoyo, los cóndilos occipitales.
La bóveda del cráneo está reforzada por tres arcos longitudinales de los cuales uno es impar y medio, el arco
frontooccipital, mientras que los otros dos se extienden sobre las paredes laterales de la bóveda y Son, en
consecuencia, pares y simétricos.
El arco frontooccipital parte de la espina del frontal, se incurva hacia arriba y hacia atrás y después se desvía
hacia abajo y hacia adelante. Continúa la sutura sagital y la cresta occipital interna. Se prolonga entonces a
nivel del anillo occipital con los contrafuertes occipitales posteriores.
Los arcos laterales describen dos curvas concéntricas sobre las paredes laterales de la bóveda: el arco superior
va desde la apófisis orbitaria externa a la mastoides; el arco inferior, desde el tubérculo esfenoidal a la raíz de
la apófisis cigomática.
Los arcos longitudinales están reforzados transversalmente en la región de la nuca por arcos semicirculares
que siguen las líneas curvas occipitales externas (Popa) y hacia adelante, por los arcos orbitarios.
Pilares.- Si el esfenoides constituye la pieza central de la base, se insiste en que los contrafuertes y los arcos
vienen a unirse, para anclarse sólidamente en los pilares situados en la unión de la bóveda con la base; son
hacia adelante, el pilar frontal y la apófisis orbitaria externa, lateralmente, los pilares mastoideos, hacia atrás
los cóndilos del occipital. Como veremos un poco más adelante, los dos primeros corresponden a las
contrapresiones ejercidas por las mandíbulas, los segundos al aparato motor de la cabeza y los últimos al
apoyo de la cabeza sobre la columna vertebral.
Medios de resistencia auxiliares del cráneo. — La resistencia de la bóveda craneal ósea resultaría sin embargo
frágil si no estuviera considerablemente reforzada por un doble revestimiento, hacia afuera, por la aponeurosis
epicraneal, que es una lámina fibrosa que recubre la bóveda, e interiormente por la duramadre, que tapiza la
cavidad craneal y que, unida íntimamente al periostio, sólo se separa de él a nivel del agujero occipital. La
adherencia de la duramadre es mayor en la base que en la bóveda, particularmente a nivel de los relieves óseos
y de los orificios vasculares o nerviosos, en donde llena los intersticios. Las prolongaciones de la duramadre,
que se describirán en el tomo III, y que son la hoz del cerebro, la hoz del cerebelo, la tienda del cerebelo y la
tienda de la hipófisis, atraviesan la cavidad craneal y consolidan sus paredes haciéndolas más resistentes
frente a las fuerzas que tienden a separarlas (Rainer).
Arquitectura de la cara, Unión del cráneo y de la cara.— La orientación de las trabéculas óseas del macizo
craneofacial refleja la importancia de la cara, considerada desde un punto de vista mecánico como órgano
masticatorio.
Las trabéculas óseas ascienden en efecto desde la arcada dentaria superior hacia el cráneo, siguiendo la
apófisis ascendente del maxilar para apoyarse sobre la apófisis orbitaria interna (pilar frontal) o el malar y, la
apófisis orbitaria externa (pilar cigomático). Trabéculas transversales unen estos pilares, realizando un
encuadramiento de las cavidades orbitarias.
Un arco transversal maxilopalatino que ensambla las dos mitades superiores de la cara se apoya sobre los dos
pilares pterigoideos.
Cada una de las ramas ascendentes del maxilar inferior, en su mismo lado, ejerce presión sobre el temporal
con el cual se articulan.
Fuerzas que actúan sobre el macizo craneofacial.— La arquitectura ósea del cráneo corresponde a la acción
conjugada de fuerzas internas o externas que actúan sobre él: presión ejercida por el cerebro, por el aparato
masticador y por la gravedad.
La bóveda está sometida durante el crecimiento y durante toda la vida a fuerzas de tensión interna debidas a
variaciones en el volumen de la masa encefálica en el curso de la sístole y de la diástole.
La base del cráneo y una parte de la bóveda, están sujetas a las presiones de los dientes durante el proceso de
la masticación, y a las tracciones que ejercen en su superficie los músculos mandibulares. La gravedad, que
actúa sobre la cabeza, se propaga por intermedio de los cóndilos occipitales y por el juego de las tracciones de
los músculos motores del cráneo; son ellos los que determinan los salientes óseos de la mastoides y de las
líneas curvas occipitales superiores e inferiores, así como de la protuberancia occipital externa.
Zonas débiles del cráneo o interpilares" de Félizet. — Entre los contrafuertes de la base se encuentran las
zonas débiles del cráneo, interesadas en las fracturas de la base, las cuales son:
para el piso anterior, por delante del contrafuerte anterior: la región etmoidofrontal, la zona cribosa y las
bóvedas orbitarias;
para el piso medio, entre los contrafuertes anterior y petroso, la fosa esfenoidal constituida por el ala mayor y
por el vértice del peñasco;