Artículo 1, Cuestión 1, Sobre La Verdad

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¿Qué es la verdad?

✤ La cuestión a disputar es sobre la verdad [2].

• Búscase, primero, ¿qué es la verdad? [3].

✤ Parece que lo verdadero es totalmente lo mismo que el ser [4].

✤ Argumentos a favor

๏ 1. Dice Agustín [5], en el libro de los Soliloquios, que lo verdadero es lo que es.

• Lo que es no es más que el ser.

• Luego lo verdadero significa exactamente lo mismo que el ser.

๏ 2. Uno que respondía decía que se identifican [6] en los sujetos, pero son
diferentes en la razón.

• –En contra, la razón [7] de cada cosa es lo que se significa por su


definición.

• Rechazadas las otras definiciones, Agustín [8] toma como definición de


verdadero «lo que es».

• Como lo verdadero y el ser convienen en lo que es, son, al parecer, lo


mismo ante la razón.

๏ 3. Todas las cosas que difieren ante la razón, lo son de manera que una de
ellas puede entenderse sin la otra.

• Dice Boecio, en el libro De hebdomadibus [9], que puede entenderse que


Dios existe, si, por el entendimiento, se separa momentáneamente su
bondad.

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• De modo ninguno puede entenderse el ser, si se separa lo verdadero,
que si se entiende es precisamente por ser verdadero.

• Luego lo verdadero y el ser no difieren en la razón.

๏ 4. Si [10] lo verdadero no es lo mismo que el ser, es necesariamente


disposición del ser.

• Pero no puede ser disposición del ser, ya que es una disposición que
no corrompe totalmente.

• Seguiríase, de otra suerte, que «es verdadero, luego no es ser»,


como se sigue «el hombre está muerto, luego no es hombre».

• De modo parejo, no es disposición diminutiva.

• De otra manera, no se seguiría «es verdadero, luego es ser»,


como no se sigue «es blanco de dientes, luego es blanco» [11].

• Tampoco, de modo parejo, disposición contractiva o especificativa,


porque así no sería convertible con el ente.

• Luego lo verdadero y el ser son completamente lo mismo.

๏ 5. Son lo mismo las cosas cuya disposición es una sola.

• La misma es la disposición de lo verdadero y del ser; luego son lo


mismo.

• Dícese, en efecto, en Metafísica II [12]: La disposición de la cosa en el


ser, es como su disposición en la verdad.

• Luego lo verdadero y el ser son completamente lo mismo.

๏ 6. Todas las cosas que no son lo mismo, difieren de algún modo.

• Y de ningún modo difieren lo verdadero y el ser.

• No difieren en la esencia, pues por su esencia es verdadero todo ser.

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• Ni difieren en algunas diferencias, que convendrían necesariamente en
un género común.

• Luego son completamente lo mismo

๏ 7. Si no son completamente lo mismo, es necesario que lo verdadero añada


algo al ser.

• Nada añade al ser lo verdadero, aunque se alarga allende el ser, como


es patente por el Filósofo, en Metafísica IV [13].

• Dice allí que definimos lo verdadero, cuando «decimos que es lo que


es y que no es lo que no es».

• Lo verdadero incluye el ser y el no ser.

• Luego nada añade al ser lo verdadero y lo verdadero es, según eso, lo


mismo que el ser.

✤ Argumentos en contra

๏ 1. «Tautología es la repetición inútil de lo mismo» [14].

• Si lo verdadero fuere lo mismo que el ser, daríase tautología, cuando se


dijera ser verdadero.

• Y esto es falso.

• Luego no son lo mismo.

๏ 2. El ser y el bien se predican mutuamente [15], mientras que lo verdadero y el


bien no se predican mutuamente.

• Algo es verdadero y no es bien [16], como, por ejemplo, que alguien


fornique.

• Luego tampoco lo verdadero y el ser se predican mutuamente, no son


lo mismo.

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๏ 3. Según Boecio, en el libro De hebdomadibus [17]: son diversos el ser y lo que
es en todas las creaturas.

• Y lo verdadero significa el ser de la cosa.

• Luego lo verdadero es diverso de lo que en las creaturas se da.

• Y lo que es se identifica con el ser.

• Luego en las creaturas, lo verdadero es diverso del ser.

๏ 4. Es necesariamente diverso todo lo que existe a modo de anterior y


posterior.

• De esa guisa son lo verdadero y el ser.

• Dícese en el libro De causis [18]: el ser es la primera de las cosas


creadas.

• Y dice el Comentarista, en el mismo libro [19], que todas las otras cosas
se dicen por la información del ser, es decir, son posteriores al ser.

• Luego son diversos lo verdadero y el ser.

๏ 5. Las cosas que, en común, se dicen de la causa y de los causados, son más
uno en la causa que en los causados.

• Y, de especial manera, más en Dios que en las creaturas.

• Estos cuatro, el ser, el uno, lo verdadero y el bien, se apropian en Dios:


el ser pertenece a la esencia; el uno a la persona del Padre; lo
verdadero a la persona del Hijo; el bien a la persona del Espíritu Santo.

• Ahora bien, las personas divinas se distinguen en la realidad y no sólo


en la razón, por lo cual no se predican recíprocamente.

• Por tanto, con mucha más razón, estas cuatro cosas deben distinguirse
en las creaturas por algo más que por la razón.

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✤ Respuesta [20]

✤ Ha de decirse que, así como en las demostraciones [21], ha de hacerse una


reducción a ciertos principios de suyo conocidos del entendimiento, del
mismo modo al investigar qué es cada cosa.

• De otra suerte, iríase, en ambos casos, hasta el infinito y se haría


imposible toda ciencia y conocimiento de las cosas.

• El ser es lo primero que el entendimiento concibe como lo más


conocido y en lo que resuelve todas las concepciones, dice Avicena al
principio de su Metafísica [22].

• Por ello, es preciso que todos los otros conceptos del entendimiento se
formen como adición al ser.

• Y nada extraño puede añadirse al ser, al modo como la diferencia se


añade al género o el accidente al sujeto, pues toda naturaleza es
esencialmente ser.

• Con esto prueba el Filósofo, en Metafísica III [23], que el ser no puede
ser género.

๏ Dícese, en conformidad con esto, que algunas cosas se añaden al ser en cuanto
expresan un modo del mismo ser que no se expresa con el mismo nombre de
ser.

• Y de dos modos acaece ello.

• De un primer modo, cuando el modo expresado es un modo


especial del ser.

• Son diversos los grados de entidad según los cuales se


toman los diversos modos de ser.

• En conformidad con estos modos, se asignan los


diversos géneros a las cosas.

• Así, la sustancia no añade al ser diferencia alguna que


designe cierta naturaleza añadida al ser.

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• Exprésase con el nombre sustancia cierto modo especial
de ser.

• Es el ser subsistente [24].

• De esa guisa acaece también en los otros géneros.

• De un segundo modo, cuando el modo expresado es el modo


general que sigue a todo ser.

• Doble puede ser este modo: un primer modo, que sigue


a todo ser en sí; y otro, que se dice de un ser con
respecto a otro.

• El primer modo acaece de dos maneras: según que con el


ser se exprese algo afirmativa o negativamente.

• Dicho afirmativa y absolutamente, nada existe


que pueda aplicarse a todo ser, si no es su
esencia, según la cual se dice que es.

• Impónese así el nombre de «cosa», que difiere


del «ser», según Avicena, al principio de la
Metafísica [25], en que el «ser» se toma del acto
de ser, y el nombre «cosa» expresa la quididad o
esencia del ser.

• Por otra parte, la negación que se deriva


absolutamente de todo ser es la indivisión,
expresada con el nombre «uno».

• El uno no es más [26] que el ser indiviso.

๏ Si el modo del ser se toma del segundo modo, es a saber, según el orden de
uno a otro, puede ser, a su vez, de dos modos.

• De un primer modo, según la división de uno por otro.

• Lo expresa el nombre «algo».

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• Dícese algo [27] como otra esencia.

• Como el ser se dice uno en cuanto que en sí es indiviso, así se


dice algo en cuanto que es separado de otros.

• De un segundo modo, según la coincidencia de uno con otro.

• Sólo puede darse esto, si, por naturaleza, algo conviene a todo
ser.

• Es el caso del alma, que, en cierta manera, es todas las cosas,


dícese en De anima III [28].

• Por otra parte, se dan en el alma la potencia cognoscitiva y la


apetitiva.

• El nombre «bien» expresa la conveniencia del ser al apetito.

• Dícese, al principio de los Éticos [29]: el bien es lo que todas las


cosas apetecen.

• El nombre de «verdadero» expresa la conveniencia del ser al


entendimiento.

๏ Pues bien, todo [30] conocimiento se cumple por la asimilación del


cognoscente a la cosa conocida.

• Dicha asimilación es la causa del conocimiento, como la vista conoce el


color por acomodarse a la especie del color.

• La primera comparación del ser con el entendimiento consiste en


que el ser se corresponde con el entendimiento.

• Esta correspondencia se llama adecuación del entendimiento y de la


cosa [31].

• En esto consiste formalmente la razón de verdadero.

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• Y esto es lo que lo verdadero añade al ser: la conformidad o
adecuación de la cosa y del entendimiento, de la que se sigue el
conocimiento de la cosa, como se dijo.

• De este modo, la entidad de la cosa precede a la razón de la verdad, y


el conocimiento es un cierto efecto de la verdad.

๏ Según esto, la verdad o lo verdadero puede definirse de tres modos.

1. De un modo, según aquello que precede a la razón de la verdad.

• En ello se funda lo verdadero.

• Así lo define Agustín en el libro de los Soliloquios [32]: Lo


verdadero es lo que es.

• Y Avicena, en su Metafísica [33]: La verdad de cada cosa es la


propiedad de su ser que se le ha asignado.

• Y otros [34] lo definen así: Lo verdadero es la indivisión del


existir y de lo que es.

2. Defínese, de otro modo, según aquello en lo que consiste formalmente


la razón de lo verdadero.

• Dice, así, Isaac [35] que la verdad es la adecuación de la cosa y


del entendimiento.

• Y Anselmo, en el libro De veritate [36]: La verdad es la sola


rectitud perceptible por la mente (esta rectitud expresa cierta
adecuación).

• El Filósofo, por su parte, dice, Metafísica IV [37], que los que


definimos lo verdadero decimos que es cuando se dice que es
lo que es y no es lo que no es.

3. Un tercer modo de definición de lo verdadero es por el efecto seguido.

• Y así dice Hilario [38]: Lo verdadero es lo declarativo y


manifestativo del ser.

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• Y Agustín, en el libro De vera religione [39]: La verdad es aquello
por lo que se muestra lo que es.

• Y en el mismo libro [40]: La verdad es aquello por cuya


conformidad juzgamos de las cosas inferiores [41].

✤ Respuesta a los argumentos a favor [42].

๏ 1. A lo primero ha de decirse que aquella definición de Agustín se refiere a la


verdad según el fundamento que tiene en la cosa y no según lo que completa
la razón de verdadero en la adecuación de la cosa al entendimiento.

• O quizá ha de decirse que, cuando se dice verdadero lo que es, el [43]


«es» no significa allí el acto de ser, sino que es el fruto del
entendimiento que compone [44]; es, a saber, en cuanto significa la
afirmación de la proposición.

• Este es su sentido: lo verdadero es lo que es, a saber, cuando se dice


que es algo que es.

• Redúcese, por tanto, la definición de Agustín a lo mismo que la


definición del Filósofo antes aducida.

๏ 2. A lo segundo. Por lo dicho es patente la solución.

๏ 3. A lo tercero ha de decirse que puede tomarse de dos modos que algo se


entiende sin otro.

• De un modo que algo se entiende sin que se entienda el otro.

• En este caso, las cosas que difieren por la razón son de manera que
una se entiende sin la otra.

• De otro modo, puede tomarse que algo se entiende sin otro que no
existe.

• En este caso, el ser no puede entenderse sin lo verdadero, porque el ser


no puede entenderse sin que concuerde o se adecue al entendimiento.

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• No es, por ello, forzoso que quien entiende la razón del ser, entienda la
razón de lo verdadero, como tampoco que quien entiende el ser,
entienda el entendimiento agente, si bien nada puede entenderse sin el
entendimiento agente.

๏ 4. A lo cuarto ha de decirse que lo verdadero no es una disposición del ser


como si le añadiera alguna naturaleza o como si expresara algún modo
especial del ser, sino algo que se da generalmente en todo ser, pero que no se
expresa con el solo nombre ser.

• No es, por tanto, necesario que sea disposición corruptiva, diminutiva,


o contractiva a una parte.

๏ 5. A lo quinto ha de decirse que allí no se toma la disposición en cuanto que


está en el género de la cualidad, sino en cuanto que conlleva cierto orden.

• Del hecho de que las cosas que son causa de que otras sean, son seres
en grado sumo y las que son causa de la verdad son verdaderas en
grado sumo, el Filósofo concluye que es el mismo el orden de una cosa
en el ser y en la verdad.

• Y, así, acaece que lo que es ser en grado sumo, en grado sumo es


verdadero.

• Pero no porque el ser y lo verdadero sean lo mismo en la razón, sino


porque, en la medida en que algo tiene entidad, en la misma medida le
es natural el adecuarse al entendimiento.

• Así queda patente que la razón de verdadero sigue a la razón de ser.

๏ 6. A lo sexto ha de decirse que lo verdadero y el ser difieren por la razón en el


sentido de que algo que está en la razón de lo verdadero no está en la razón
del ser, pero no en el sentido de que algo que está en la razón del ser no esté
en la razón de lo verdadero.

• No difieren, por tanto, en su esencia, ni entre sí se distinguen por


diferencias opuestas.

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๏ 7. A lo séptimo ha de decirse que lo verdadero no se extiende a algo más que
el ser.

• Tomado de cierta manera, el ser se dice del no ser, en la medida en que


el no ser es aprehendido por el entendimiento.

• Dícense, en cierto modo, entes la negación y la privación del ente,


como escribe el Filósofo en Metafísica IV [45].

• Dice, asimismo, Avicena, al principio de su Metafísica [46], que la


enunciación sólo puede formularse del ser, porque se requiere que el
entendimiento aprehenda aquello de lo que se formula la proposición.

• Por donde es patente que todo lo verdadero es, en cierto modo, ser.

✤ Respuesta a los argumentos en contra [47].

๏ 1. A lo primero de lo que en contra se objeta, ha de decirse que no es


tautología decir «ente verdadero». Exprésase con el nombre verdadero algo
que no se expresa con el nombre ente, pero no porque difieran realmente.

๏ 2. A lo segundo ha de decirse que, aunque es malo el fornicar, en cuanto que


tiene entidad, puede, por naturaleza, conformarse al entendimiento y tener
una entidad verdadera. Es así patente que lo verdadero no excede al ente ni
por él es excedido.

๏ 3. A lo tercero ha de responderse que, cuando se dice «son diversos el ser y lo


que es», el acto de ser se distingue de aquello a lo que conviene aquel acto.
Pero sucede que el nombre de ente se toma del acto de ser y no de aquello a lo
que el acto de ser conviene. Luego no es procedente la razón.

๏ 4. A lo cuarto ha de decirse que lo verdadero es posterior al ente en el sentido


dicho de que la razón de verdadero difiere de la razón de ente.

๏ 5. A lo quinto ha de decirse que aquella razón falla en tres puntos. Primero,


porque, aunque las personas divinas se distinguen en la realidad, lo que se
apropia a las personas difiere sólo en la razón y no en la realidad. Segundo,

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porque, aunque las personas se distinguen realmente una de otra, no se
distinguen realmente por la esencia. Por ello, tampoco la verdad, la cual se
apropia a la persona del Hijo, se distingue del ser, que es cosa dela esencia.
Tercero, aunque el ente, el uno, lo verdadero y lo bueno están más unidos en
Dios que en las cosas creadas, no es necesario que también se distingan en las
creaturas, por distinguirse en Dios. Acaece en aquellas cosas que no son por
naturaleza una sola cosa realmente, como la sabiduría y la potencia, que,
siendo una sola cosa en Dios, se distinguen realmente en las creaturas; sin
embargo, el ente, el uno, lo verdadero y el bien son realmente una sola cosa
por naturaleza. Por tanto, son realmente una sola cosa donde se dan, aunque
sea más perfecta la unidad con que se dan en Dios, que la que se da en las
creaturas.

Notas

La cuestión de la verdad. Tomás teólogo se atiene a la visión


[1]

sapiencial de la realidad. Corresponde al sabio ordenar y juzgar:


Sapientis est ordinare (Aristóteles, Met. I 2, 982a18). La quaestio
disputata aquí presentada, tuvo su origen en la propuesta de
Tomás, su desarrollo académico en el aula con la aportación de
discípulos y maestros, donde la espontaneidad y la dispersión
inevitable prevalecían sobre el rigor de la lógica, ha tenido la
solución o determinatio del maestro, y finalmente Tomás, a solas
en su celda, retorna toda la materia y la ordena a partir del punto
central, la verdad en sí misma, en Dios, en las cosas creadas, y
en su contrario que es la falsedad. Los doce artículos responden
a una ordenación de toda la materia en estas cuatro cuestiones:
noción de la verdad (1-3), propiedades polares: una y múltiple,
eterna y temporal, estable y cambiante (4-6), origen en el
entendimiento y los sentidos (8-9) y la falsedad como opuesta a
la verdad (10-12). La materia resulta muy ordenada. Lo que
importa es llegar a conocer la ratio ven, para verificar cómo se
realiza, tanto en el ser como en los diversos entes. En el

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desarrollo de la cuestión se verifica un proceso de penetración y
de integración de la totalidad. La pregunta por la verdad se
propone desde la realidad del ente, y el ente se comprende
desde el acto de ser: «nomen ente ab actu essendi sumitur» (ad
3). Por ello la cuestión se centra en la relación entre el ente y su
verdad, lo verdadero. La entidad precede la verdad, la
adecuación del entendimiento por medio del juicio la constituye,
el conocimiento subsiguiente la manifiesta. Es una en el
entendimiento divino, es múltiple en los entendimientos creados.
Por ello la verdad es eterna, es inmutable, es esencial vista
desde Dios, y es temporal, cambiante, histórica, desde la
comprensión de los entes. En su origen, como el ser, toda verdad
viene de Dios y procede del Espíritu Santo. La verdad está
también en los sentidos, pero sólo de modo material, en cuanto
está en relación al entendimiento. Por ello el sentido no puede
decirse falso, la falsedad es exclusiva del entendimiento no
adecuado a las cosas. El drama del hombre, desde esta
perspectiva, consiste en que, siendo apto para la verdad,
destinado a conocerla, a poseerla y testimoniarla, la ignore, no le
conceda el puesto que le compete y quede prisionero de la
falsedad. «Tenemos que amar tanto la verdad cuanto al hombre.
Pero debemos amar la verdad más que al hombre. Pues al
hombre tenemos que amarlo principalmente por la verdad y por la
virtud. La verdad es el mejor amigo al cual se debe honor y
reverencia. La verdad tiene “algo de divino”, porque en su origen
y principalmente se encuentra en Dios. Por ello [Aristóteles]
concluye que es sagrado rendir honor a la verdad y preferirla a
los amigos» (In Ethic. I lectio 6 n.77-78).

[2] Paralelos: Summa 1 q.16 a.3; In Sent. I d.19 q.5 a.l.

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[3] La pregunta del artículo. La cuestión se abre con la pregunta por la verdad en
toda su amplitud. La cuestión de Tomás, Quid est ventas? se presenta al hombre,
cuyo entendimiento está inclinado por su naturaleza a la verdad y con amor
connatural a la verdad. El ser humano es capaz de la verdad y por ello su destino
es buscarla y alcanzarla. La inclinación a la verdad se da en todo ser humano,
antecede todo conocer concreto y dura toda la vida. Pilato hace esa misma
pregunta a Cristo (Jn 18,38), el cual no le da respuesta. Tomás interroga por la
verdad como teólogo, al cual compete la comprensión de la realidad a la luz del
misterio de Dios (Summa 1 q.1 a.7: omnia autem pertractantur in sacra doctrina
sub ratione Dei). La pregunta por la verdad es ya, de suyo, una pregunta que de
modo implícito se refiere a Dios. Tomás afirma con rotundidad que todo
conocimiento es de algún modo un conocimiento de Dios: Ornnia cognoscentia
cognoscunt implicite Deum in quolibet cognito (De Veritate 22, 2 ad 1). En
definitiva, Dios es la verdad fontal, de la cual procede toda otra verdad. Pero la
verdad explícita acerca de Dios no se le da por naturaleza al hombre; en cambio
se le da, como pedía Lessing, la inquietud por indagarla. La verdad es el bien del
entendimiento, el fin del universo. Por ello se puede definir al hombre como el
ser que busca la verdad (Lides et ratio, n.l. 28). Toda la cuestión tiene su centro en
Dios, el Dios de la verdad primera y fontal, de la verdad eterna e inmutable,
causa de toda verdad. La búsqueda de la verdad es una búsqueda implícita de
Dios, y toda verdad, venga de donde viniere, afirma Tomás más adelante
siguiendo al Ambrosiaster, procede del Espíritu Santo. A pesar de ello Dios es
siempre misterio, un Deus absconditus para el hombre en camino. Por ello Tomás
no parte del concepto de Dios para llegar a la verdad, sino del ente y de su
propiedad de ser verdadero, para apartarse del error y ponerse en camino hacia
Dios. No se trata sólo de dar sentido a la vida humana, sino de fundarla en la
verdad absoluta. Por ello ésta es una cuestión, siempre abierta, una cuestión
disputada, que espera una respuesta.

II c.5 (ML 32,889). Ya aducen literalmente esta autoridad


[5]

PHILIPPUS CANCELLARIUS, Summa de bono (ms. Vat. lat.


7669, f.lvrb) y Summa fr. Alexandri I Pars n.88.

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[6]Mencionan la misma distinción PHILIPPUS CANCELLARIUS,
Summa de bono (ms. Vat. lat. 7669, f.2rb) y ALBERTUS, De bono
I q.1 a.8 (ed. Col. XXVIII p.15).

Aristóteles, Metaph. IV 16 (1012a23), como refiere TOMÁS en


[7]

De Ver. q.2 a.l; cf. PETRUS HISPANUS, Summulae logicales tr.5,


n.l.

[8] Cf. supra, nota 3.

[9] Ed. Peiper, p.171, 85.

Sobre los paralogismos alegados en este argumento, cf.


[10]

PETRUS HISPANUS, Summulae logicales tr.7, n.47.

[11] Ejemplo de Aristóteles, De soph. elencb. c.5 (167a8 y 11).

C.1 (993b30) según la traducción Nova Metaph. (ed. Averroes


[12]

VIII 29M).

[13] Metaph. IV 16 (1011b25).

 
[14] Cf. G. DE SITYRESW, Introductiones in logicam (ed.
Grabmann, Sitzungsber. d. Bayer. Akad. der Viss. Philos. hist.
Abt. 1937, Heft 10 (München 1937), p.86, 24; y Aristóteles, Topic.
V 2 (130a34) y De soph. elench. c.3 (165b15).

[15] Cf. Aristóteles, Ethic. 1 6 (1096a23).

Se encuentra la misma sentencia en PHILIPPOS


[16]

CANCELLARIUS, Summa de bono (ms. Vat. lat. 7669, f.2vb).

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[17] Ed. Peiper, p.169, 26.

[18] Prop.4.

[19] Comm.18 (17).

[20]El desarrollo del artículo 1. Este artículo es una de las mejores


expresiones del genio de Tomás. Puede decirse que, como el
tratado De ente et essentia, escrito poco antes, es un «milagro»
del genio. Con la mayor sencillez condensa la mejor tradición en
torno a la verdad, la asimila y la ordena en una nueva visión del
ser y del ente, y así logra abrir un horizonte de futuro para la
filosofía y la teología. La verdad es una de las epifanías del ente,
coextensiva con el ser. Los filósofos se habían ocupado del uno y
los muchos, del ente y sus acólitos, los teólogos por su parte,
desde Dionisio primero y en la edad media desde Felipe el
Canciller, exponen los atributos de Dios, su unidad, su verdad y
su bondad. Pero ni unos ni otros habían llegado a una
penetración en el ser como acto, y a la noción de ente como
participación finita del acto de ser, y por ende a la clarificación de
los atributos trascendentales del ser. La genialidad del joven
dominico, en su primera cuestión disputada, en el otoño de 1256,
está en haber encontrado la buscada ratio veri en una mejor
inteligencia de la tradición y de la realidad, en una visión de
totalidad que tiene su origen en la fe, su desarrollo en el
intellectus fidei y su expresión en una comprensión sapiencia) del
ser y del ente. La ratio veri hay que buscarla sutilmente en la
distinción y la diferencia en el seno de la unidad. Tomás recorre
este camino hacia el encuentro con la verdad evitando dos
escollos contra los cuales han tropezado los mejores pensadores:
el de la identificación de la verdad con la entidad, y el de la
separación real entre ambas. Ya Alberto Magno había advertido
que sólo los pensadores religiosos, a partir de Avicena, habían

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añadido al uno, otros trascendentales, el de la verdad, la bondad
y la belleza, que eran ante todo atributos de Dios. Tomás opta por
la vía de la distinción de razón con fundamento real. Una serie de
objeciones, que tienen su origen en Agustín, en Boecio, y en
Aristóteles, presentan la identidad entre los dos conceptos, el del
ser y el de la verdad del ser. Otra serie de objeciones tiene en
cuenta el peligro de la separación entre la verdad y el ser, la total
diversidad. La genialidad de Tomás es haber encontrado el punto
medio, distinción sí, pero sólo de razón; tautología no, desarrollo
explícito de lo que queda implícito en el ente. El camino recorrido
por Tomás se presenta como el camino regio que Kant deseaba
para la ciencia, un sendero lleno de luz.

El punto de partida es la noción primera del entendimiento, algo


que se presenta como per se notum, como proton y como
eschaton en la actividad intelectual. Tomás acepta de Avicena
que el conocer humano tiene un punto de partida evidente, y un
término en el cual todo se resuelve. Y ese principio es el ente.
Todo el proceso de conocer consiste en añadir otras nociones a
esa primera. Se presentan dos modos de realizar este proceso
de ampliación conceptual: uno, cuando el concepto de ente se
limita en su extensión, y así resultan los modos del ente
categorial: las sustancias y los accidentes; ambos son entes,
pero no son sustancia todos los entes, sino sólo una serie de
ellos. Las diez categorías se rigen por el dilema de exclusión:
autaut. Frente a estos modos limitativos del concepto de ente, se
dan otros modos generales, en los cuales no hay limitación en la
extensión del concepto y se da una explicitación de sus
contenidos. En éstos se concilian la distinción y la unidad. Son
modos diversos en los que algo nuevo se añade al ente sin
romper su identidad. Así se obtienen los modos generales del
ente, que se convierten con el ente en su extensión, sin ser
tautologías. Estos modos dicen expresamente lo que el ente dice
sólo de modo implícito.
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Tomás hace una especie de «deducción» de estos modos,
siguiendo el esquema del et-et, en el cual se presentan las
distinciones sin detrimento de la unidad fontal y de la extensión
del concepto.

Podemos seguir el desarrollo de esta deducción: El entender


humano del ente admite dos modos: uno absoluto, o en sí mismo,
otro en relación con los demás. Y ambos siguen la ley del
entender que, para juzgar, afirma o niega.

1) En absoluto se dan dos modos: uno afirmativo y otro negativo.


El afirmativo nos da la res, el negativo, el unum.

1. a) El ente se opone al no-ente. El principio de no


contradicción y el de identidad nos ayudan a entender esta
radical oposición. El no-ente es la nada, el ente es lo que es.
Al afirmar el ente tenemos la res o la esencia, lo que es. El
ente se dice desde el acto de ser, y el sujeto de quien se
dice es la
2. b) Al negar la identidad entre ente y no-ente, del ente y de
su opuesto, obtenemos el El ente es uno porque no está
dividido en sí mismo. Puede ser múltiple, cuando está
dividido del otro, y requiere entenderse mediante dos
negaciones: no es el otro, no está dividido en sí mismo.
2) En relación con otros, tenemos dos posibilidades, negando o
afirmando.

1. a) Negativamente: Uno no es el otro, sino distinto del otro.


Tenemos así el aliquid, que Tomás entiende como aliud quid,
y con él la diversidad y la alteridad.
2. b) Afirmativamente: Por la conveniencia con otro. La
amplitud del ente compete al ente espiritual, y por ello al
alma humana, que ya fue definida por Aristóteles, por su

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apertura, como quodammodo omnia (De anima III 8:
341a21). El alma puede establecer una relación positiva de
conveniencia por medio de sus facultades, entendimiento
cognoscente, y voluntad apetente. Por ello:
a’) todo ente es amable y apetecible, como una perfección en
acto que atrae la voluntad, y por ello es bonum, tiene razón de
fin.

b’) todo ente es cognoscible, se presenta como algo que


conviene con el entendimiento, como el fin que lo perfecciona: el
ente en cuanto es apto para ser conocido es verum. Esto es lo
que añade lo verdadero al ente, la conveniencia con el
entendimiento. Por tanto la verdad dice algo que el ente no dice
expresamente: la relación de conveniencia con el entendimiento.
Si no hay entendimiento no hay verdad, porque falta uno de los
términos expresos de la relación que implica lo verdadero.

Esta ordenación de las propiedades del ser es «el milagro» del


genio de Tomás. En torno a esta cuestión hay una literatura muy
abundante. Quizá el estudio más completo, desde el punto de
vista histórico, es el de J. A. AERTSEN, Medieval Philosophy and
the Trascendentals. The Case of Thomas Aquinas (E. J. Brill –
Leiden, Nueva York – Colonia 1996); A. LOBATO, «Fundamento y
desarrollo de los trascendentales en Tomás de Aquino»: Aquinas
34 (1991) 203-222; In., «El ser y los trascendentales», en AA.VV.,
«Veritatem in caritate: Studi in onore di Cornelio Fabro in
occasione del LXXX genetliaco»: Quaderni di Velia 3 (1991)
118-141.

[21] Cf. Aristóteles, Anal. post. 1 35 (84a8ss).

[22] Metaph. 1 c.6 (f.72rbA).

19 de 25
[23] Metaph. III8 (998b22).

Cf. Aristóteles, Metaph. V 19 (1022a35) y Anal. Post. 1 10


[24]

(73b5ss).

[25] Metaph. I c.6 (f.72vaC).

Aristóteles, Metaph. X 4 (1054a23), como refiere Tomás, Super


[26]

Boet. De Trin. q.4 a.l sed c.3.

Cf. HUGUCCtus, Liber derivationum v. alius: «et alius


[27]

componitur cum quis et fit aliqua aliquod» (ms. Paris B.N. lat.
7625 A. f.7rb).

[28]C.8 (431b21) según la traducción antigua (ed. Alonso,


p.351,5).

Ethic. 1 c.l (1094a3) según la traducción del Lincolniense (ms.


[29]

Vat. lat. 2171, f.lvb-2ra).

Tomás atribuye usualmente esta proposición a los Filósofos,


[30]

por ejemplo, Super Sent. I d.34 q.3 a.1 arg.4; ib. d.35 a.l obi.4. Tal
vez se refieren a Aristóteles, Ethic. VI 1 (1139ª10) o a Isaac, Liber
de Definicionibus (ed. Muckle, p.303 y 330). Cf. por el contrario,
Tomas, Super Boet. De Trin. q.5 a.3 (entre las tachaduras, ed.
Decker, p.231) donde está expresamente, «Dice, por ello, Algazel
que la ciencia es la asimilación del que sabe a la cosa sabida, y
el Filósofo, en XI de la Metafísica, que el entendimiento entiende
según la asimilación del inteligible». Cf. Algazel, Metaph. p.I, tr.3
sent.2 (ed. Muckle, p.64); Aristóteles, Metaph. XII 8 (1076b20).

[31] Como refiere Tomás, cf. más adelante nota 35.

20 de 25
[32] IIc.5 (ML 32,889). Cf. nota 2.

[33] Metaph. VIII c.6 (f.100raA).

[34]Cf. PHILIPPUS CANCELLARIUS, Summa de bono: «viene de


los metafísicos que la verdad es la indivisión del ser y de lo que
es» (ms. Vat. lat. 7669, f.lvb); ALBERTUS, De bono 1 q.l a.8 arg.l
(ms. ed. Col. XXVIII, p.15), refiriéndose tal vez a esta cita, anota
«se dice que se toma de los Metafísicos pero no se halla
claramente en el libro»; en Summa Alberti I, tr.6 q.25 m.2, la
misma definición se atribuye a Avicena. TOMÁS, In Sent. 1 d.19
q.5 a.l, la llama magistral, porque es afirmada por los Maestros,
cf., por ejemplo, Summa fr. Alexandri I pars n.89 (p.142).

Tomás, juntamente con otros Escolásticos, atribuye falsamente


[35]

esta definición al filósofo judío Isaac. Cf. MucxLE, «Isaac Israeli’s


Definition of Truth»: AHDLM 8 (1933) 5-8. Dedúcese más
correctamente de la Metaph. de Avicena I c.9 (f.74raA), como
dicen expresamente GUILL. ALVERN., De universo I 3 e.26 (ed.
Opera omnia, París 1674) 795 y ALBERTUS, Super Sent. I d.46
a.11.

[36]   C.11 (ML 158,480A).

[37] Metaph. IV 16 (1011b25).

De Trin. V 3 (ML 10,131C), se halla literalmente en PHILIPPUS


[38]

CANCELLARIUS, Summa de bono (ms. Vat. lat. 7669, f.lvb) y en


Summa fr. Alexandri 1 pars. n.89 (p.142).

C.36 (ML 34,151), se halla literalmente en Summa fr. Alexandri


[39]

I pars. 88.

21 de 25
[40]C.31 (ML 34,147), se halla literalmente en Summa fr.
Alexandri, lugar citado.

[41]Las nueve definiciones de la verdad. Tomás ha encontrado la


ratio veri. Y por ello ha podido distinguir tres perspectivas para
definir la verdad: una que parte de la entidad, que precede la ratio
veri, otra que sigue a la adecuación, y es el conocimiento del
ente; y en medio de ambas, la concordia o adecuación del
entendimiento a la cosa. Con esta visión ha podido dar razón a
nueve definiciones que circulan en su tiempo acerca de la
verdad:

1. a) En razón de la entidad que precede y sustenta la ratio


veri:
2. Verum est id quod est (S. AUGUSTINUS, Soliloquia, 2,5: ML
32,889).
3. Veritas est proprietas sui esse quod stabilitum est el
(AVICENA, Metapb.VIII 6, f.l00ra).
4. Verum est indivisum esse et quod est (PI-uLIPPUS
CANCELLARIUS, Summa de bono, f.lvb; ALBERTUS
MAGNUS, De Bono I,1, a.8. arg.1).
5. b) En razón de la adecuación del entendimiento, en la cual
consiste la ratio veri:
6. Veritas est adaequatio rei et intellectus (AvICENA, Metaph. I
9, f.74ra. Tomás, como los Medievales, la atribuye a Isaac
Israeli pero no es suya, sino de Avicena).
7. Veritas est rectitudo sola mente perceptihilis (ANSELMUS,
De Veritate 11, ML 158).
8. Verum est cum dicitur esse quod est, aut non esse quod non
est (Aristóteles, Metaph. IV 16: 1011b25).
9. c) En razón del efecto consiguiente en el entendimiento, en
el cual el ente se manifiesta:

22 de 25
10. Verum est declarativum et manifestativum esse (HILARIUS,
De Trinitate V,3: ML 10,131C).
11. Veritas est qua ostenditur id quod est (AUGUSTINUS, De
Vera religione, 36: ML 34,151).
12. Veritas est secundum quam de inferioribus judicamus
(AUGUSTINUS, De Vera religione, 31: ML 34,147).
En este grandioso panorama de la verdad pueden tener cabida
tanto los aciertos que preceden la búsqueda de la ratio veri y son
los que prevalecen en los principios de la filosofía, o pueden ser
los que recurren a la manifestación y presencia como ocurre con
los modernos, cuando el giro antropológico ha dado la
preferencia al conocer sobre el ser. Heidegger ha llevado al
extremo esta tendencia en sus obras acerca de la verdad. Tomás
mantiene su equilibrio, y no obstante comience con el concepto
primario del ente, lo más notorio, no cae en las redes de la
inmanencia, ni la dictadura del a priori, tan de moda a partir de
Kant.

Cf. J. A. IZQUIERDO LABEAGA, «”Nove definizioni di veritá”.


L’aletheia ne1 confronto tra Heidegger e Tommaso»: Il
cannochiale 3 (1993) 3-52.

Entre todos los modos de comprensión de la verdad Tomás ha


preferido la definición aviceniana, que expresa mejor que ninguna
otra la buscada ratio ven. El texto aquiniano más elaborado es el
siguiente:

Hoc est ergo quod addit verum supra ens, scilicet conformitatem,
sive adaequationem rei et intellectus, ad quam conformitatem, ut
dictum est, sequitur cognitio rei.

Tomás tiene presentes las tres perspectivas de la verdad: 1)


verdad ontológica: adaequatio rei et intellectus; 2) verdad lógica:

23 de 25
adaequatio rei et intellectus; 3) verdad fenomenal: adaequatio rei
et intellectus.

El desarrollo de esta triple relación ha sido realizado de modo


original y bien fundado en la tesis doctoral de A. CONTAT, La
relation de vérité selon saint Thomas d’Aquin (LEV, Roma 1996)
14-15.

La superación de la reducción de la verdad a la entidad. Las


[42]

siete objeciones insisten en la identidad de los dos conceptos, el


de ente y el de verdadero. Tomás responde a Agustín que el ente
es fundamento, pero su concepto no incluye de modo expreso la
relación al entendimiento, y esto es lo que añade el verum al ens.
Se advierte la distinción al poder dar razón de uno sin que se
incluya expresamente el otro. El ente funda y da la justa medida a
lo verdadero, porque tal es el ser, tal es su verdad, y la ratio veri,
sigue a la ratio entis. Ni por la mera adición lo verdadero es un
plus o más que el ente, pues se convierte con él. Por todo ello los
conceptos son irreductibles, la verdad no se resuelve en la
entidad. La denuncia que Heidegger ha hecho del cambio del
lugar de la verdad, desde Platón hasta él, es gratuita. En Tomás
no hay tal olvido del ser, ni la verdad puede ser la mera entidad
de lo real. En el pensar de la modernidad ha habido una
constante e infundada oposición a las dos tesis del pensar
clásico, que la verdad consiste en la adaequatio, y que el lugar de
la verdad es el juicio. Cf. HEIDEGGER, Die Frage nach der
Wahrheit, Von Wesen der Wahrheit, Platons Lehre von Wahrheit
(V. Klostermann, Fráncfort 1996).

[43]Sobre el uso de este artículo (II) traído de la lengua gálica al


latín, véase A. LANDGRAF, «Die Sprache der Frühscholastischen
Theologie», en Dogmengeschichte der Frühscholastik, Erster Teil
Band I (Regensburg 1952) 20-29. Véase, asimismo, A. DE

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INSULts, Regulae de sacra theologia 25 (ML 210,633 B); li… es
del componente: Aristóteles, Metaph. V, 9 (1017a22 y 31), como
refiere ToMÁs, In Sent. III d.6 q.2 a.2.

[44] Cf. Aristóteles, De anima III 11 (430ª27).

[45] Metaph. IV 1 (1003b5).

[46] Metaph. I c.6 (f.72vaC).

[47] La mera distinción de razón entre ente y verdadero. La


segunda serie de objeciones lleva demasiado lejos la distinción y
la presenta como si fuera distinción real. En realidad ni es
tautología, ni es distinción real. Las propiedades llamadas
trascendentales son modos de manifestación del ser, y no son
separables, ni en Dios ni en las creaturas. El desarrollo de las
propiedades o atributos, iniciado en la filosofía, se había llevado a
cabo en los tratados medievales de teología, a partir de Felipe el
Canciller. Tomás acoge esa tradición y la desarrolla tanto en
filosofía como en teología. Precisa que el Verbo es la verdad,
pero no por ello se distingue realmente de la esencia divina. Cf.
G. Ventimiglia, «Differenza e contradizione, II problema
dell’essere in Tommaso d’Aquino: esse, diversum, contradictio»:
Vita e Pensiero (1997); A. Lobato, Ser y belleza (Herder 1964);
ID., Ontología, I (Angelicum, Roma 1991) 176-192.

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