Comer para Vencer La Depresion - Dr. Drew Ramsey
Comer para Vencer La Depresion - Dr. Drew Ramsey
Comer para Vencer La Depresion - Dr. Drew Ramsey
Portada
Sinopsis
Portadilla
Dedicatoria
Introducción
PARTE I. COMER PARA OPTIMIZAR LA SALUD MENTAL
1. La nueva ciencia de comer para mejorar la salud mental
2. Doce nutrientes que benefician al cerebro
3. Cómo formar células nerviosas nuevas
4. Optimizar el intestino para mejorar la salud mental
5. Los mejores alimentos para prevenir la depresión y la ansiedad
PARTE II. COMENCEMOS: EL CAMINO A LA CURACIÓN
6. Los retos que plantea la alimentación actual
7. Comer para curarse
8. La cocina
9. El plan de seis semanas y algunas recetas
Agradecimientos
Acerca del autor
Notas
Créditos
Gracias por adquirir este eBook
PAIDÓS Divulgación
A mis colegas en el campo de la salud mental. Seguid
luchando
INTRODUCCIÓN
Si ha elegido este libro es por algo. Quizá usted o uno de sus seres
queridos han sido diagnosticados de depresión o ansiedad. Tal vez se
sienta desmotivado en general o se haya dado cuenta de que se
preocupa más de lo que le gustaría por las cosas. Hace ya una
década que sabemos que tanto la depresión como la ansiedad
pueden tener orígenes muy diversos. Sin embargo, en mi consulta he
constatado el papel crucial que la alimentación desempeña en el
manejo de los síntomas de estos dos trastornos clínicos tan
frecuentes cuando esta se suma a la medicación, la psicoterapia u
otras intervenciones. Dicho esto, tampoco hace falta tener un
diagnóstico clínico para aprovecharse de los beneficios de una dieta
saludable para el cerebro. Si presenta fatiga, neblina mental, altibajos
del estado de ánimo o una preocupación incesante, introducir en la
dieta alimentos de alta calidad con los nutrientes adecuados que
ayuden a su cerebro a funcionar mejor también le resultará útil. Todo
el que tenga cerebro debería saber cómo alimentarlo para que
funcione al máximo rendimiento. Espero que este libro le ayude a
conseguir precisamente eso.
Tanto si quiere aumentar sus niveles de energía como si su objetivo
es alimentar mejor a su familia, el primer paso en este camino hacia
una nutrición mejor es entender por qué la alimentación es tan
fundamental para la salud mental. Es probable que, a lo largo de los
años, haya recibido mucha información confusa o contradictoria
respecto a la alimentación y al impacto que esta ejerce sobre la
salud. Por otro lado, da la impresión de que, cada pocos meses,
aparece una nueva dieta milagro de la que todo el mundo habla. Estas
dietas acostumbran a explicar que hay una sola manera «correcta» de
comer y afirman que nunca se ha de preparar la comida de tal o cual
manera y que, además, hay que eliminar por completo este o aquel
alimento. Por el contrario, quizá insistan en que hay que añadir un
alimento específico a todos y cada uno de los platos, sin excepción.
O tal vez solo se pueden comer determinados alimentos siguiendo
combinaciones específicas. Estas dietas suelen venir acompañadas
de complicados regímenes de comidas que se supone que uno ha de
seguir al pie de la letra. Puede que incluyan también uno o varios
suplementos que hay que comprar.
Pero entonces, unos meses después, puntualmente y sin falta,
aparece otra dieta popular que contradice todo lo que uno creía que
era beneficioso y saludable. Lo único que esta dieta tendrá en común
con la anterior es el mensaje de que, hasta ahora, hemos estado
comiendo mal. No es de extrañar que muchos de nosotros suframos
de fatiga nutricional ante este bombardeo de información
contradictoria acerca de la alimentación y de la salud. Cuando uno
intenta entender tantos estudios y planes de alimentación
contradictorios, cuesta dilucidar qué se basa en la evidencia, qué
cuenta con bases científicas sólidas y qué nos puede ayudar de
verdad a alcanzar una salud cerebral óptima.
Por desgracia, gran parte de la información que recibimos acerca
de la mejor manera de abordar la depresión y la ansiedad puede ser
igualmente confusa. Si usted o alguien próximo a usted sufre de
depresión o de ansiedad clínicas, es muy probable que ya le hayan
proporcionado multitud de consejos acerca de qué hacer al respecto.
Quizá le hayan dicho que sea más positivo, que se calme o que no dé
tantas vueltas a las cosas. Quizá le hayan preguntado si ha probado
el yoga o la meditación trascendental. Quizá le hayan sugerido que
pinte mandalas o use aceites esenciales. Es posible que alguien se
haya aventurado incluso a recomendarle algún antidepresivo concreto.
¡Le fue de maravilla a su vecino!
Por eso quiero dejar muy claro desde el principio que este no es un
libro de dietas y que no pretendo sugerir que la alimentación sea la
panacea de la salud mental. No. Este es un libro para personas que
comen, ni más ni menos. Soy un psiquiatra interesado por la
alimentación y, a veces, la gente se preocupa por si juzgo cómo
comen. Como siempre digo a mis pacientes, mi trabajo no consiste en
juzgar a nadie. Nadie ha de criticar ni juzgar cómo comen los demás.
El trabajo con mis pacientes me ha enseñado a respetar que cada
persona tiene sus propios gustos y valores en relación con la comida
y que esas preferencias son tan personales como la experiencia con
la depresión y la ansiedad. Entiendo que cambiar hábitos
consolidados respecto a qué y cómo se come puede ser difícil, sobre
todo cuando, además, uno no está en su mejor momento. Por eso no
encontrará ningún consejo «obligatorio» en las páginas que siguen.
DAR EL PRIMER PASO
Capítulo 1: Recapitulemos
Ácido fólico
Capítulo 2: Recapitulemos
El cerebro es el órgano más complejo del cuerpo humano: contiene
decenas de miles de millones de neuronas, además de otras células
fundamentales y de moléculas auxiliares.
El cerebro consume un 20 % de todo lo que comemos, y los alimentos
que ingerimos proporcionan la energía y los nutrientes que
intervienen en la síntesis y el mantenimiento de todos los elementos
que componen el cerebro.
Los cambios modernos en la cadena de alimentación han cambiado el
modo en que alimentamos a nuestro cuerpo. En la actualidad, en
lugar de obtener los nutrientes vitales que se hallan de forma natural
en los alimentos integrales que nos proporcionan los bloques de
construcción que necesitamos para mantener sano al cerebro,
ingerimos multitud de sustancias químicas y conservantes.
Aunque múltiples estudios epidemiológicos habían apuntado ya a la
relación entre la alimentación y la salud mental, hasta hace poco no
se han publicado estudios controlados aleatorizados que hayan
analizado intervenciones nutricionales.
Los resultados de ambos tipos de estudios son muy claros: la comida
puede mejorar la salud mental y prevenir trastornos como la
depresión y la ansiedad, además de ayudar a aliviar los síntomas en
caso de que ya hayan sido diagnosticadas.
Estos estudios nos inspiraron a la doctora LaChance y a mí a
desarrollar la Escala de Alimentos Antidepresivos (EAA) y a empezar
a ponerla en práctica con nuestros pacientes.
Los estudios han demostrado que los nutrientes clave de esta escala
promueven el desarrollo y el mantenimiento del cerebro de varias
maneras vitales.
Capítulo 3
CÓMO FORMAR CÉLULAS NERVIOSAS
NUEVAS
Capítulo 3: Recapitulemos
Pescado y marisco
Carne
Durante las últimas décadas, los huevos y los productos lácteos han
protagonizado varias controversias en el mundo de la nutrición. Sin
embargo, los huevos, como el kale, son un alimento con una densidad
nutricional extraordinaria. Un huevo solo tiene setenta calorías, pero
este alimento tan asequible y sencillo contiene todas las vitaminas B
además de colina, una prima de las vitaminas del grupo B asociada a
la reducción de la incidencia de los síntomas de ansiedad. Además,
preparar y comer huevos es muy sencillo. Tanto si se trata de huevos
duros para comer como tentempié por la tarde como de una tortilla de
verduras para desayunar, añadir huevos a los platos preferidos es
sencillísimo.
Debo admitir que mi opinión al respecto de los huevos está
sesgada, porque en nuestra granja criamos gallinas. Mientras escribía
el libro, incubamos los huevos de nuestras gallinas y vimos cómo los
pollitos rompían el cascarón. Nuestros pollos son una fuente casi
ininterrumpida de vitaminas B, de proteínas de alta calidad y de todo
lo que hace falta para formar una neurona. Además, también nos
proporcionan nitrógeno para fertilizar el suelo. Con todo esto quiero
decir que los huevos me encantan como médico y como agricultor.
Los productos lácteos, y sobre todo las variedades fermentadas
como el yogur o el kéfir, son otra buena manera de enriquecer la
dieta. Estos alimentos están repletos de las bacterias buenas que
necesita el organismo, además de ser ricos en calcio y proteínas. A
pesar de ello, los productos lácteos, como el gluten, han sido objeto
de escrutinio en relación con la inflamación. Es posible que se deba a
que muchos de los productos lácteos más populares en los
supermercados (las leches desnatadas y los yogures edulcorados)
están muy procesados y contienen cantidades apabullantes de
azúcar. Además, es un grupo de alimentos que algunas personas no
digiere demasiado bien. Hace unos años tuve que eliminarlo casi por
completo de mi alimentación, pero ahora no me causa problema
alguno.
Sea como sea, incluso con la tendencia antilácteos y a pesar de mi
propia experiencia, sigo creyendo que hay muchas opciones
interesantes y saludables procedentes de distintas especies de
rumiantes (vacas, cabras y ovejas). Deberíamos recordar que los
productos lácteos son un elemento importante de la dieta
mediterránea. Aunque no son un alimento obligatorio, pueden formar
parte de una alimentación orientada a mejorar la salud mental y, como
la carne, es una categoría que merece la pena explorar.
Protagonistas: Huevos y productos lácteos fermentados como el
yogur no edulcorado o el kéfir.
Consumo recomendado: De 5 a 7 huevos semanales; de 3 a 5
raciones de productos lácteos (fermentados si es posible)
semanales.
Chocolate negro
Capítulo 5: Recapitulemos
Es fácil pensar que sí, sobre todo porque la mayoría de los productos
con la etiqueta «saludable» en las estanterías del supermercado son
más caros que los que no la tienen. Sin embargo, comer para
promover la salud del cerebro no tiene por qué equivaler a la ruina.
¿Recuerda el estudio SMILES? Muchas de las categorías de
alimentos recomendados, como las verduras de hoja verde y
multicolores, son muy baratas: puede comprar un gran manojo de
verduras por poco dinero. Si las mete en la nevera le durarán una
semana y, si quiere, también las puede congelar. Mucha comida
preparada acaba siendo mucho más cara. Quizá eso explique por
qué, cuando Felice Jacka y sus colegas examinaron el coste de
pasarse a una dieta saludable para el cerebro durante el estudio
SMILES, descubrieron que los participantes en el estudio ahorraron
un promedio de veinticinco dólares semanales al hacer la compra.
«Muchos de los alimentos que benefician al cerebro son bastante
asequibles», explica Jacka. «Cuando hicimos un análisis de costes y
estudiamos con detalle cuánto se gastaba la gente en comida cada
mes, el promedio de lo que se gastaban antes de iniciar el estudio era
superior al coste de la dieta que promovíamos. Nuestra dieta no solo
era más saludable, sino también más barata.»
Entiendo muy bien que el coste sea una preocupación, sobre todo
porque los alimentos frescos se estropean mucho antes que la
comida procesada o las verduras en conserva. Sin embargo, muchos
alimentos, como los cereales, el queso, los frutos secos o las
legumbres, son más baratos cuando se compran enteros y a granel.
Si puede acceder a tiendas de alimentación al por mayor, verá que su
dinero da más de sí al comprar los alimentos básicos que han de
integrar su despensa.
Un poco de preparación previa también lo ayudará a ahorrar. Si
planifica la comida con antelación y aprovecha el fin de semana para
cocinar los platos de la semana, podrá usar los productos frescos
antes de que se pasen y sacar el máximo partido a las frutas y
verduras frescas.
También podrá ahorrar si acude a tiendas fuera del circuito habitual
de los supermercados. Muchos agricultores ofrecen cajas semanales
de fruta y verdura fresca a precios razonables. Si ya las compra,
sabrá cuantísima fruta y verdura pueden llegar a contener esas cajas.
Muchas personas las compran junto con un amigo o familiar, de modo
que la inversión resulta aún más asequible. Por otro lado, también hay
empresas o supermercados que ofrecen a precios reducidos
productos «imperfectos» o con una fecha de caducidad próxima. Por
un 20 a 30 % menos que el precio de venta habitual, encontrará frutas
y verduras que no ganarían ningún concurso de belleza pero que son
tan frescas, saludables y deliciosas como sus compañeras más
agradables a la vista.
Aunque es cierto que puede exigir cierto esfuerzo adicional, es
posible comer para prevenir la depresión y la ansiedad sin arruinarse.
Estoy convencido de que, una vez empiece a hacer sustituciones y
cambios, verá que la cesta de la compra le cuesta más o menos lo
mismo que ahora.
PREPARADOS PARA EMPEZAR
Capítulo 6: Recapitulemos
Cereales
Entiendo que hay veces en las que solo apetece una buena tostada.
Sin embargo, si mira más allá de los productos horneados de siempre
descubrirá todo un mundo de cereales con los que enriquecer sus
platos y aumentar la diversidad de fitonutrientes de su dieta. Si
sustituye la harina de trigo refinada de blanco níveo que se usa
habitualmente en el pan blanco y las pastas básicas por los hidratos
de carbono más complejos que encontrará en los cereales integrales,
satisfará el anhelo de hidratos al tiempo que obtiene más de los
nutrientes cerebrosaludables que tanto necesita. A continuación,
encontrará unos cuantos cereales entre los que elegir.
Legumbres
Una de las mejores (y más económicas) maneras de añadir más
densidad nutricional a cualquier plato es incluir un puñado de
legumbres. Algunas de las más populares, como los garbanzos, las
lentejas o las alubias ofrecen una proteína de origen vegetal única a la
que se suman fitonutrientes, minerales y vitaminas B esenciales.
Además, son muy económicas. Por muy poco dinero, puede comprar
un kilo de legumbres en cualquier supermercado y asegurarse así de
aumentar drásticamente la cantidad de nutrientes esenciales que
ayudan a su cerebro a trabajar a un nivel óptimo.
Hierbas aromáticas
Especias
Tal vez haya oído que la clave para cocinar un buen plato consiste en
usar los condimentos adecuados. A medida que vaya encontrando
maneras de incluir más alimentos de las distintas categorías, añadir
algunas de sus especias preferidas lo ayudará a conseguir que sus
platos pasen de ser «pasables» a estar «deliciosos». A continuación,
encontrará algunas de las especias que debería tener siempre a
mano, para añadir no solo más sabor a sus platos, sino también más
vitaminas y fitonutrientes.
Alimentos congelados
Capítulo 8: Recapitulemos
Cómo empezar
Revise la autoevaluación que ha llevado a cabo en el capítulo 7. ¿En
qué punto está ahora en lo que se refiere a la verdura? ¿Ya come
entre 55 gramos y 110 gramos diarios? De ser así, el objetivo de la
semana podría ser aumentar la variedad de los tipos de verdura que
come. Pruebe las pipas de girasol germinadas o la mostaza china en
lugar de lo que suela comer.
Si la verdura supone un problema para usted, una de las maneras
más fáciles de añadir estos tesoros de nutrientes a la dieta para
energizar al cerebro es en forma de batido. Ponga medio plátano, un
puñado de frutos del bosque, un puñado de nueces, sesenta y cinco
gramos de kale y un poco de hielo y de kéfir en el vaso de la batidora
y descubrirá un desayuno sabroso y saciante que alimentará de
verdad a su cerebro. También puede recurrir a su comida preferida
para vehicular la verdura. Muchos de mis pacientes añaden berros a
los huevos revueltos con queso o espinacas a la lasaña o la
enchilada. Cuando reflexione acerca de los objetivos SMART que se
quiere plantear para esta semana, identifique cambios y sustituciones
sencillas o mejoras fáciles que lo ayuden a obtener la cantidad
necesaria de esta categoría de alimentos tan rica en nutrientes.
Consejos y trucos
Una de las cosas que más me gustan de las verduras de hoja es su
extraordinaria versatilidad. La ensalada de lechuga iceberg es lo
primero que mencionan muchos pacientes cuando les pregunto cómo
podrían añadir más verdura a su dieta. ¡Menudo aburrimiento! Hay
muchas otras maneras de añadir verduras de hoja a la comida,
aunque también es cierto que la ensalada es una buena manera de
empezar. Por ejemplo, Susan consiguió mucho con solo sustituir la
lechuga iceberg por rúcula y lechuga de hoja roja y usted también
puede aumentar la calidad de su ensalada con solo añadir algunas de
sus hojas verdes preferidas. Sin embargo, también las puede usar
trituradas en un sabroso pesto, añadirlas a su salteado de siempre o
brasearlas. El único límite es su imaginación.
Una de las preguntas que me plantean con más frecuencia mis
pacientes es si hay que comer las verduras crudas o cocidas. Y mi
respuesta es siempre un rotundo sí a las dos cosas. Cómalas de las
dos maneras. Si bien es cierto que pierden parte del ácido fólico y de
los fitonutrientes sensibles al calor durante la cocción, también lo es
que conservan una cantidad increíble de vitaminas y minerales
saludables en cada bocado. Y si la idea de comer verdura cruda le da
cierto reparo, debe saber que usar el aliño o la salsa adecuada
(como el cremoso aliño de ajo del Kale César de la página 217)
marca una grandísima diferencia.
Vivimos en una época maravillosa para explorar cosas nuevas. La
mayoría de los supermercados cuentan con multitud de opciones
frescas, variadas, congeladas y embolsadas que facilitan añadir
verduras a cualquier plato. Cuando empiece a pensar más allá de la
ensalada, no tardará en darse cuenta de que la verdura puede ser un
ingrediente básico del desayuno, el almuerzo y la cena. Puede
empezar el día con un shakshuka verde que le hará la boca agua,
prepararse un plato de caldo verde para almorzar y cerrar el día
cenando su plato preferido aderezado con pesto. ¡Delicioso!
Dificultades
La principal dificultad para la mayoría de las personas es encontrar
maneras nuevas de comer verdura. Sin embargo, una vez prueban
platos nuevos y maneras distintas de prepararlas, descubren lo
mucho que les gusta comer hojas. En cualquier caso, les gusta mucho
más de lo que pensaban. Sin embargo, recuerde: las verduras de hoja
verde sin lavar son un vector frecuente para agentes patógenos como
el E. coli, la salmonella o la listeria. Asegúrese de lavarlas siempre
bien para evitar enfermedades: basta con llenar un cuenco de agua y
enjuagar la verdura dentro. La suciedad se acumulará en el fondo. Si
no, en el supermercado puede comprar bolsas de hojas lavadas por
partida triple.
Shakshuka verde
4 RACIONES
Kale César
4 RACIONES
Ensalada
2 manojos grandes de kale negro
¼ cucharadita de sal kosher
Elaboración de la ensalada:
Retire el nervio central de las hojas de kale, apile las hojas y enróllelas como
un burrito. A continuación, córtelas en láminas tan finas como sea posible
(está técnica para cortar verduras de hoja grande se llama corte en
chiffonade). Ponga el kale en un cuenco grande y sazónelo. Masajee el kale
durante unos 10 segundos con ambas manos, hasta que se humedezca un
poco.
Aliñe al gusto, espolvoree el crujiente de pipas de calabaza y parmesano
por encima y disfrute.
INFORMACIÓN NUTRICIONAL POR RACIÓN: 549 calorías; 16 g proteínas; 29
g hidratos de carbono; 41 g grasas (7,5 g saturadas); 60 mg colesterol;
1 g azúcar; 5 g fibra; 690 mg sodio
NUTRIENTES PRINCIPALES: vitamina C = 281 %; vitamina A = 194 %;
selenio = 106 %; hierro = 28 %; vitamina B12 = 21 %
* ¿Sabías que, aunque mucha gente cree que el kale es una moda moderna, en realidad ya se
consumía en la Roma antigua? ¡Por eso se saludaban a la voz de «¡Kale, César!»!
Vinagreta de cítricos
80 ml de jugo de pomelo (de 1 pomelo mediano)
60 ml de jugo de naranja (de 1 naranja grande)
3 cucharadas de jugo de limón recién exprimido (de 1 limón grande)
2 cucharadas de mostaza de Dijon
2 cucharadas de chalota picada
½ cucharadita de sal kosher y un poco más al gusto
80 ml de aceite de oliva virgen extra
Ensalada
225 g de lechuga romana, con las hojas separadas
sal kosher y pimienta negra recién molida
1 naranja grande, pelada y cortada en rodajas finas
1 pomelo grande, pelado y cortado en rodajas finas
1 aguacate grande, en dados
2 huevos duros, pelados y troceados
225 g de tomates Cherry cortados en cuartos
4 filetes (170 g) de salmón salvaje a la plancha
50 g de anacardos crudos troceados
20 g de hojas de perejil picadas finas
Elaboración de la ensalada:
Disponga las hojas de lechuga transversalmente sobre una fuente de servir
grande o en un cuenco. Salpimiente. Disponga la naranja, el pomelo, el
aguacate, el huevo duro y los tomates cherry sobre las secciones de lechuga
para que cada comensal se sirva la cantidad que prefiera de cada
ingrediente. Disponga los filetes de salmón encima y espolvoréelo todo con
los anacardos y el perejil.
Sirva la vinagreta de cítricos aparte.
Pesto de kale
Retire los nervios más gruesos de las hojas de kale y deséchelos. Trocee el
kale, espolvoréelo con sal y masajee las hojas con las manos hasta que se
ablanden y se humedezcan (entre 15 y 20 segundos). Introdúzcalas en el
vaso de una batidora o robot de cocina.
Añada el resto de los ingredientes y triture hasta obtener una mezcla
homogénea. Es posible que tenga que raspar las paredes del vaso un par de
veces. Pruébelo y rectifique de sal y de jugo de limón si cree que es
necesario.
Cada vez que creo que lo sé todo del pesto, alguien me habla de alguna
combinación que ni siquiera se me había pasado por la cabeza: pistachos y
pipas de girasol o cilantro y achicoria roja. Este es uno de los motivos por los
que el pesto es un aliado tan fantástico en la lucha por la salud mental:
ofrece variaciones y sabores infinitos. Use la fórmula para ayudarlo a
encontrar múltiples combinaciones.
210 g de albahaca fresca y verduras de hoja verde
45 g de queso parmesano rallado
60 ml de aceite de oliva virgen extra
30 g de frutos secos sin sal (crudos o tostados en seco)
2 dientes de ajo pelados y majados
1 o 2 cucharadas de un ácido (jugo de lima o de limón o cualquier vinagre
claro), o más si es necesario
½ cucharadita de sal kosher, y un poco más si es necesario
Caldo verde
4 RACIONES
Evaluación
Cuando les pido a mis pacientes que me describan sus platos típicos,
con demasiada frecuencia pintan una imagen llena de aburridos
colores parduzcos. La madre naturaleza creó un mundo repleto de
frutas y verduras multicolores, cada una con su propia combinación de
fitonutrientes beneficiosos para la salud. Estos arcoíris vegetales
están repletos de fibra y de fitonutrientes. Las frutas y las verduras
moradas, como las berenjenas y los arándanos, son muy ricas en
unos fitonutrientes llamados antocianinas, que tienen unas
propiedades antiinflamatorias extraordinarias. Las opciones de color
naranja, como las zanahorias y los boniatos, obtienen el color de los
carotenoides, que se transforman en la vitamina A que el cerebro
necesita para funcionar a pleno rendimiento. El color rojo (como el de
las fresas o los tomates) denota la presencia de licopeno, un nutriente
antioxidante al que podríamos calificar de dinamo. Con tantos colores
y sabores increíbles a nuestro alcance, ¿por qué conformarse con el
beis?
Las verduras multicolores deberían ocupar la mayoría de su plato,
junto a las de hoja verde. El objetivo de la segunda semana es añadir
30 gramos o más de frutas y verduras multicolores en cada
comida.
Cómo empezar
Relea la autoevaluación que ha completado en el capítulo 7. ¿Qué
frutas y verduras multicolores aparecen ya con regularidad en su
dieta? ¿Dónde podría añadir más?
Hay quien tiene dificultades a la hora de comer verdura porque no le
gusta el sabor o la textura y tiende a gravitar hacia opciones básicas
como las zanahorias o el brócoli. Por eso, una de las mejores
maneras de aumentar el consumo de verduras multicolores es hacer
un ejercicio al que llamamos «construir el arcoíris».
Piense en los colores del arcoíris (morado, azul, verde, amarillo,
naranja y rojo) y haga una lista con las frutas y las verduras que le
gustan clasificadas por colores. Luego, piense en cómo podría
construir con ellas un arcoíris en la próxima ensalada o macedonia de
frutas que prepare. ¿Podría incluir los seis colores? ¿Y si prueba un
plato como el kimchi multicolor con arroz frito (pág. 237)? El objetivo
último es encontrar el modo de construir un arcoíris, o al menos incluir
frutas y verduras de varios colores, en todos y cada uno de los platos
que prepare.
Consejos y trucos
Una manera de garantizar que consume la cantidad suficiente de
colores del arcoíris es hacer la compra de forma consciente. La
próxima vez que vaya al supermercado, fíjese bien en la sección de
frutas y verduras. Hay muchísimas opciones de colores vibrantes y
llamativos. ¡No se limite! ¿Por qué no se aventura y prueba a usar
boniatos morados en la receta de boniatos crujientes (pág. 234)? ¿Ha
probado alguna vez el rábano sandía? ¿Y la achicoria roja? ¿Y si se
hace con un aguacate para preparar una crujiente tostada de
aguacate con semillas? Hay multitud de opciones y todas son
deliciosas.
También le recomiendo que tenga siempre verdura congelada,
opciones básicas como cebolla, guisantes, pimientos o brócoli. Así, la
tarea de añadir un puñado al plato que esté preparando le será
mucho más fácil.
Dificultades
La mayor dificultad a la que se enfrentan la mayoría de las personas
cuando se proponen aumentar la ingesta de frutas y verduras
multicolores es aprender a conseguir que estén deliciosas. Muchos de
nosotros crecimos con verduras hervidas o en conserva
reblandecidas. Sin embargo, no tiene por qué seguir comiendo
guisantes hervidos si no quiere. Aprender a cocinar la verdura de
maneras que minimicen la pérdida de nutrientes y aumenten el perfil
de su sabor lo ayudará muchísimo a la hora de comer para prevenir la
depresión y la ansiedad. Pruebe a saltear verduras de tantos colores
como le sea posible en una sartén o en un wok. Saboree platos
enriquecidos con coles de Bruselas asadas o con coliflor a la plancha.
Y no se olvide de acompañarlo todo con salsas deliciosas que harán
de su arcoíris un objeto de devoción, no de obligación.
Las tostadas, como la pasta, son uno de los alimentos que se les antojan con
frecuencia a las personas con ansiedad o depresión. Para transformar
hidratos de carbono cargados de culpabilidad en una tostada
cerebrosaludable, solo tiene que añadir un arcoíris de fitonutrientes y los
múltiples beneficios adicionales del aguacate, que es una fuente maravillosa
de grasas monoinsaturadas. Para un desayuno rápido, añada un huevo
escalfado o salmón ahumado (¡o las dos cosas!). Prepare con antelación un
tarro con semillas tostadas para tenerlas siempre a mano y poder esparcirlas
por encima. También puede comprar bolsas de semillas variadas en el
supermercado.
Unte con mayonesa las rebanadas de pan por las dos caras. Espolvoree
ambas caras con las semillas de amapola y de sésamo y las pipas de
calabaza y péguelas a la mayonesa con los dedos o el reverso de una
cuchara.
Caliente una sartén grande a fuego medio. Ponga las rebanadas de pan
rebozadas de semillas en la sartén caliente y tuéstelas durante entre 3 y 5
minutos o hasta que se empiecen a dorar. Deles la vuelta y tuéstelas hasta
que se doren también por la otra cara.
Reparta las láminas de aguacate, chile y rábano y los brotes entre las dos
rebanadas. Exprima el limón sobre el pan. Espolvoree las pipas de girasol
por encima y añada una pizca de sal.
Boniatos crujientes
6 RACIONES
La lasaña es otro de los platos a los que acudimos con mucha frecuencia
cuando nuestro estado de ánimo no es el ideal. En este caso, multiplicamos
la densidad nutricional sustituyendo las placas de lasaña por láminas de
calabacín. Sazonar el calabacín impedirá que suelte demasiada agua, pero si
prefiere saltarse este paso, puede servir el plato con una rasera.
1 kg de calabacín
sal kosher
1 cucharada de aceite de oliva
1 cebolla amarilla pequeña picada
500 g de carne de pavo oscura picada
4 dientes de ajo picados
2 latas (de 800 g) de tomate en conserva troceado
1 cucharadita de orégano seco
1 cucharadita de tomillo seco
pimienta negra recién molida
60 gramos de espinacas frescas
175 g de queso fresco escurrido
45 g de mozzarella deshilada
45 g de queso parmesano rallado
1 huevo
10 g de albahaca fresca picada fina, y un poco más para aderezar
Corte los calabacines transversalmente por la mitad y luego corte cada mitad
en láminas finas longitudinales. Disponga las láminas de calabacín sobre
varios paños de cocina limpios o sobre papel de cocina y espolvoréelos con
sal por ambas caras. Déjelos reposar hasta que los necesite y séquelos
completamente a toquecitos suaves antes de usarlos.
Precaliente el horno a 190 °C.
Caliente el aceite de oliva a fuego medio-alto en una sartén apta para
horno de 30 centímetros de diámetro. Sofría la cebolla durante 3 o 4 minutos,
hasta que se empiece a volver translúcida. Añada la carne de pavo picada y
el ajo, y remueva con una cuchara de madera para romper la carne en
trocitos, durante 4 o 5 minutos o hasta que pierda por completo el color
rosado.
Añada el tomate en conserva, el orégano y el tomillo. Salpimiente con
media cucharadita de sal y un cuarto de pimienta negra recién molida. Baje el
fuego y deje hervir a fuego lento removiendo con frecuencia durante 10 o 15
minutos o hasta que la salsa se haya espesado y no quede líquido acuoso
por encima. Añada las espinacas por tandas.
Mientras, en un cuenco grande, mezcle el queso fresco, la mitad de la
mozzarella, la mitad del parmesano, el huevo, la albahaca y un poco de
pimienta negra recién molida.
Para montar la lasaña, saque de la sartén toda la salsa excepto una capa
muy fina y pásela a un cuenco. Disponga una capa de láminas de calabacín
sobre la salsa y solápelas cuando sea necesario para cubrir por completo la
superficie de la sartén.
Extienda sobre el calabacín una tercera parte de la salsa de queso y una
cuarta parte de la salsa de tomate que ha pasado al cuenco. A continuación,
monte otra capa de láminas de calabacín y solápelas cuando sea necesario
para que no queden espacios. Repita el proceso dos veces más.
Cubra por completo la última capa de calabacín con toda la salsa de
tomate que le quede.
Meta la sartén sin tapar en el horno durante 40 minutos y luego ponga el
horno en la función de gratinar. Esparza por encima la mozzarella y el
parmesano sobrantes y gratine durante 3 o 4 minutos más o hasta que el
queso se empiece a tostar.
Aderece con la albahaca y la pimienta negra recién molida.
Evaluación
Cómo empezar
Revise su autoevaluación y determine cuál es su situación actual en lo
que se refiere al pescado y al marisco. ¿Se siente cómodo comiendo
pescado? ¿Y cocinándolo? Quizá podría comenzar pidiendo el
pescado del día en su restaurante preferido o añadiendo un puñado
de gambas a su ensalada cerebrosaludable favorita. La manera más
sencilla de empezar es cambiar el pollo o la ternera por algún tipo de
pescado o marisco un par o tres de veces a la semana.
Consejos y trucos
La mejor manera de comer pescado es comprarlo fresco y cocinarlo
el mismo día o al día siguiente. El pescado congelado también es una
opción fantástica, además de ser más barato que el fresco, pero es
posible que tenga un sabor o un olor más intenso que el fresco. Para
descongelarlo, póngalo en la nevera por la noche. Si tiene una
pescadería de confianza cerca, pida que le recomienden opciones de
pescado salvaje fresco que se adapte a sus gustos.
Recuerde que hay mil y una maneras de disfrutar del pescado y del
marisco. No es necesario que cocine un gran trozo de pescado blanco
al horno como hacía su abuela. Pruebe los tacos de pescado o los
fideos con dashi, un sabroso caldo de pescado que se usa en la
cocina japonesa tradicional. Estoy convencido de que, cuando
comience a experimentar, se dará cuenta de que añadir esta
fenomenal categoría de alimentos saludables para el cerebro es
mucho más fácil de lo que pensaba.
Dificultades
Aún hay mucha gente preocupada por el mercurio y los
microplásticos. Y con razón. Sin embargo, el riesgo de ingerir estos
contaminantes es mucho menor cuando se opta por pescados
pequeños, como las sardinas y las anchoas. Los mejillones, las
almejas y las ostras son una manera fantástica de disfrutar del
pescado y del marisco sin preocupaciones. Hay cientos de maneras
deliciosas de preparar el pescado y el marisco, desde los ceviches
clásicos a sencillos filetes de pescado a la plancha. Dedique algo de
tiempo a investigar la manera de comer pescado que encaja mejor
con usted.
2 huevos grandes
3 latas de (de 140 g) de salmón salvaje en conserva, escurridas
50 g de harina de almendra fina
1 limón orgánico con la piel rallada y exprimido
2,5 gramos de eneldo fresco picado fino y 2 cucharadas adicionales
2 cucharadas de cebollino fresco, picado fino
sal kosher y pimienta negra recién molida
¼ cucharadita de ajo en polvo
150 g yogur griego natural
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, separadas
Para servir: 4 panes de hamburguesa, tomate en rodajas, hojas de
lechuga, cebolla roja en rodajas finas
Bata los huevos en un cuenco grande. Añada el salmón y cháfelo con un
tenedor hasta que no queden trozos grandes.
Añada la harina de almendra, la ralladura de limón, 2,5 g de eneldo, el
cebollino, media cucharadita de sal, un poco de pimienta negra recién molida
y el ajo en polvo y remueva bien hasta que obtenga una masa homogénea.
Forme cuatro hamburguesas de poco más de 1 centímetro de grosor. Si no
las va a cocinar inmediatamente, guárdelas en el frigorífico.
En otro cuenco, mezcle el yogur, el jugo de limón, las 2 cucharaditas de
eneldo adicionales, 1 cucharada de aceite de oliva, un poco de sal y una
pizca de pimienta negra recién molida.
Caliente la cucharada de aceite que queda a fuego medio-alto en una
sartén de 30 centímetros de diámetro. Fría las hamburguesas durante unos 4
minutos por cada cara o hasta que estén doradas.
Esparza la salsa de eneldo sobre la mitad inferior de los bollos de
hamburguesa, ponga una hamburguesa encima, más salsa de eneldo,
tomate, lechuga y cebolla. Tape con la mitad superior del pan de
hamburguesa y sirva inmediatamente.
2 huevos grandes
3 latas (de 140 g) de salmón salvaje en conserva, escurridas
45 g de panko
2 cucharadas de cilantro fresco picado fino
2 cebolletas picadas
1 trozo (de 2,5 cm) de jengibre fresco, pelado y rallado
3 dientes de ajo rallados
el jugo de 1 lima grande (unas 3 cucharadas)
2 cucharadas de salsa de soja baja en sal
1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
Para servir: 4 panes de hamburguesa, mayonesa, 1 aguacate grande
cortado en láminas finas, hojas de lechuga
Tacos de pescado
240 ml de agua carbonatada
50 g de harina de yuca
2 cucharadas de harina de tapioca o de almidón de maíz
1 ½ cucharaditas de sal kosher
1 cucharadita de pimentón ahumado
1 cucharadita de cebolla en polvo
½ cucharadita de ajo en polvo
60 ml de un aceite de cocina neutro,
como el de aguacate, de semilla de uva o de coco refinado
700 g de bacalao sin piel, cortado en trozos de 7,5 cm
8 tortillas de maíz
30 g de rúcula
2 mazorcas de maíz cocido desgranadas
1 tomate pera grande en dados
½ cebolla blanca pequeña en dados
10 g de cilantro fresco picado
Crema de aguacate
1 aguacate Hass grande
100 g de yogur griego natural o de crema agria
el jugo de 1 lima grande (unas 2 cucharadas)
¼ cucharadita sal kosher
1/8 cucharadita de ajo en polvo
Para servir:
Para calentar las tortillas, o bien colóquelas directamente sobre la llama de la
encimera de gas a fuego medio durante 20 segundos por cada cara o
envuélvalas todas en papel de cocina húmedo y métalas en el microondas
durante 25 segundos.
Ponga un poco de rúcula en el centro de cada tortilla y, encima, un trozo de
bacalao rebozado, crema de aguacate, maíz, tomate, cebolla y cilantro.
Disfrútelo inmediatamente.
2 litros de agua
2 láminas cuadradas (de 10 cm de lado) de alga kombu
3 cucharadas de katsuobushi
3 cucharadas de salsa de soja baja en sal
2 cucharadas de aceite de sésamo
2 cucharadas de vinagre de arroz
2 cucharaditas de sriracha u otra salsa picante
85 g de fideos soba secos
4 huevos grandes
50 g de zanahoria en juliana
50 g de cebolletas, en láminas finas
55 g de rábano, en láminas finas
2 cucharaditas de semillas de sésamo
Cómo empezar
Cuando revise la autoevaluación que ha llevado a cabo, es posible
que se dé cuenta de que no come demasiados frutos secos,
legumbres ni semillas. De ser así, sepa que no es el único. Pero, tal y
como le he explicado, es muy fácil sustituir tentempiés habituales por
estos alimentos, así como añadirlos a sus platos preferidos. Por si
eso fuera poco, también lo ayudarán si es goloso. Las tortitas de trigo
sarraceno y cacao (pág. 255) o las trufas de chocolate
cerebrosaludables (pág. 260) son maneras fantásticas de consumir
alimentos de estas categorías con el punto justo de dulce.
Consejos y trucos
Es muy probable que ya tenga una sopa o una receta de chile
preferida a la que unas legumbres le vendrían que ni pintadas. En
lugar de ceñirse a una sola, intente añadir variedades distintas. No
hace falta esforzarse demasiado para crear un arcoíris de legumbres.
Los frutos secos son tentempiés fantásticos. Si tiene distintas
clases crudas a mano, le ayudarán cuando le entre el gusanillo por la
tarde o para aguantar entre comidas. También son fantásticos en
ensaladas, sopas y otros platos. En un abrir y cerrar de ojos, las
añadirá a sus platos preferidos sin ni siquiera darse cuenta.
Dificultades
Los frutos secos preocupan a muchas personas por su elevado
contenido en grasas y calorías. Recuerde que con poca cantidad
llegará muy lejos y que comprar anacardos, almendras o nueces
crudas es una de las mejores maneras de mantener sus niveles de
energía al máximo durante toda la jornada sin demasiada grasa ni
sodio.
Compota
225 g de frambuesas frescas o congeladas
1 cucharada de jugo de limón
1 cucharada de sirope de arce
¼ cucharadita de extracto de vainilla puro
2 cucharaditas de semillas de chía
Tortitas
1 plátano maduro
240 ml de leche entera
1 cucharada de jugo de limón recién exprimido
1 cucharada de sirope de arce, y un poco más para servir
1 cucharada de aceite de aguacate o de coco, y un poco más para cocinar
1 huevo grande batido
1 cucharadita de extracto de vainilla puro
136 g de harina de trigo sarraceno
1 cucharadita de levadura
½ cucharadita de sal kosher
60 g de nibs de cacao
Opcional: mantequilla de pasto
Las lentejas son una fuente excelente de ácido fólico, fibra y proteínas de
origen vegetal, por lo que son básicas si queremos comer para prevenir la
depresión y la ansiedad. Al combinarlas con alimentos de otras categorías
fundamentales, como las espinacas, garantizamos que el plato tenga una
densidad nutricional muy elevada. El jengibre y la cúrcuma son plantas muy
próximas y con una amplia variedad de fitonutrientes antiinflamatorios únicos,
como la curcumina de la cúrcuma. La sopa de lentejas aparece todas las
semanas en nuestro menú, con frecuencia en su versión vegetariana, en la
que usamos caldo de verduras o agua, sin más.
Las alubias son buenas para el presupuesto y fantásticas para la salud del
cerebro, porque ofrecen una combinación única de vitaminas del grupo B,
proteína, magnesio y fibra que alimenta al microbioma. Si quiere la versión
más económica, aprenda a cocinar con legumbres secas, ya sea poniéndolas
en remojo y cocinándolas en la olla convencional ya sea con una olla a
presión. Si no, compre legumbres orgánicas en conserva. Aunque en esta
receta uso alubias rojas, puede utilizar la legumbre que más le guste (frijoles
negros, alubias cannellini o los tradicionales garbanzos). Si deja el ajo en
remojo en jugo de limón durante la preparación del plato, no será tan fuerte.
Si quiere un plato más potente, use pimienta de Cayena.
45 g de copos de avena
65 g de coco en escamas sin edulcorar
2 cucharadas de semillas de cáñamo
2 cucharadas de semillas de chía
1/8 cucharadita de sal kosher
340 g de dátiles Medjool (unos 20) deshuesados
85 g de mantequilla de anacardos
1 cucharadita de extracto de vainilla
35 g de chocolate negro troceado
60 g de nibs de cacao
Evaluación
Cómo empezar
¿Consume alimentos fermentados? ¿Cuáles? ¿Cómo podría sustituir
productos lácteos tradicionales por kéfir o yogur natural entero? El
batido de chocolate y manteca de cacahuete (pág. 266) es un punto
de partida delicioso. ¿Y a quién no le gusta un bocadillo de queso y
beicon a la plancha? Pues puede transformarlo en una comida
perfecta para su cerebro con solo añadirle un poco de chucrut.
Consejos y trucos
No cabe duda de que añadir kéfir o yogur al batido del desayuno es
muy fácil. Sin embargo, el miso, como el de la crema de calabaza
violín y miso que encontrará en la página 268, o las chuletas de cerdo
con ciruelas y cebolla roja (pág. 269) también son maneras muy
satisfactorias de disfrutar de esta categoría de alimentos.
Dificultades
La falta de costumbre suele ser el mayor obstáculo en esta categoría.
Asegúrese de que no compra sin querer alimentos fermentados, pero
repletos de azúcares y otros aditivos y conservantes. Asegúrese de
comprar alimentos fermentados con cultivos vivos, que estarán en la
sección de refrigerados del supermercado, y no los encurtidos que
encontrará en la sección de conservas y que solo están conservados
en vinagre.
Hágase con kéfir y yogur natural enteros sin azúcares añadidos y
endúlcelos a su gusto con miel, frutos del bosque o un poco de
chocolate negro.
Batido de chocolate y manteca de cacahuete
1 BATIDO
Los frutos del bosque gozan de muy buena reputación como alimento
cerebrosaludable, y con razón. Tienen un índice glucémico bajo y son muy
ricos en fitonutrientes asociados a la salud del cerebro. Y aunque los frutos
del bosque protagonizan el título, las semillas son las estrellas invitadas de
este batido ideal para el cerebro, porque le aportan fibra e hidratos de
carbono de liberación lenta que equilibran el azúcar de la fruta. El kéfir
contiene UFC (unidades formadoras de colonias) de las bacterias
beneficiosas que, además de ser cruciales para la salud del microbioma,
reducen la inflamación y mejoran la salud mental.
Las cremas son una herramienta esencial para comer para prevenir la
depresión y la ansiedad. Son ricas en nutrientes, reconfortantes y relajantes,
y esta de calabaza enriquecida con miso (pasta de soja fermentada) aporta
aún más proteínas, fibra y bacterias beneficiosas. ¿No tiene batidora de
mano? Espere a que la sopa se haya enfriado lo suficiente, pásela al robot
de cocina por tandas y triture hasta que obtenga una crema homogénea.
Tortitas de kimchi
8 TORTITAS
Tortitas
1 huevo grande
150 g de harina
80 ml de agua
1 cucharada de salmuera de kimchi
2 cucharadas de vinagre de arroz
1 cucharada de salsa de soja baja en sal
150 g de kimchi
92 g pimiento rojo, en rodajas finas de 3 cm de longitud
1 cucharadita de semillas de sésamo
½ cucharadita de sal kosher
2 o 3 cucharadas de aceite de aguacate
Salsa
2 cucharadas de salsa de soja o de salsa de coco orgánica (coco aminos)
2 cucharadas de vinagre de arroz
1 cucharadita de miel
¼ cucharadita de semillas de sésamo
Reuben cerebrosaludable
1 SáNDWICH
Evaluación
Cómo empezar
¿De qué maneras está conectado con su comunidad alimentaria?
¿Con qué personas trata y qué organizaciones locales intervienen en
ella? ¿Hay un mercado o una cooperativa agrícola en su comunidad?
¿Puede acceder a una cooperativa agrícola o a un huerto urbano?
¿Qué actividades o eventos comunitarios le producen satisfacción
personal y lo ayudan a sentirse conectado?
Consejos y trucos
Las raíces se fortalecen y se extienden con el tiempo. Sea paciente,
sobre todo si aún está descubriendo los mercados y las cooperativas
que pueda haber cerca de su casa y si, hasta ahora, su relación con
la comida se ha basado más en la eficiencia que en consolidar su
relación con la comunidad alimentaria local. Visitar el mercado
agrícola más próximo es una manera fantástica de llenar la despensa
y de relacionarse con productores y distribuidores locales. Comience
comprando cajas pequeñas o participe en una cooperativa a medida
que se vaya acostumbrando a comer más fruta y verdura. Hágase
amigo del carnicero y del pescadero de su barrio. Pregúnteles qué le
recomiendan de entre todo lo que ofrecen en su mostrador. Averigüe
si alguna granja local celebra jornadas de puertas abiertas. Apúntese
a clases de cocina en un restaurante del barrio o en el centro cívico
que tenga más cerca. Participe como voluntario en el banco de
alimentos de su parroquia. Hay muchas maneras creativas de reforzar
la relación con su comunidad alimentaria más próxima y de convertirse
en un consumidor más experto y seguro de sí mismo.
Dificultades
Explorar grupos nuevos y participar en experiencias nuevas puede
generar ansiedad, sobre todo si uno no está en su mejor momento.
Tejer esta comunidad alimentaria puede parecer una tarea idealista y
abrumadora si no nos centramos en las acciones sencillas y pequeñas
con las que podemos construirla día a día y semana a semana. Tal y
como ya ha visto con la incorporación de alimentos con más densidad
nutricional en su dieta, todo comienza comida a comida, bocado a
bocado. No lo complique más de lo necesario. Recuerde, más cenas
y comidas con amigos ya son una señal de progreso.
Evaluación y futuro
Evaluación final
Capítulo 9: Recapitulemos
Cada uno de los apartados del plan de seis semanas aborda una
categoría de alimentos específica que ha de añadir a su dieta:
verduras de hoja verde; fruta y verdura multicolor; pescado y marisco;
frutos secos, legumbres y semillas; microbios beneficiosos del
microbioma y, finalmente, mejorar el cuidado y la conciencia de sus
raíces alimentarias.
Al principio de cada semana del plan, piense en cómo podría añadir la
cantidad recomendada de raciones de cada categoría específica de
alimentos. ¿Qué maneras sencillas de comenzar ha podido
identificar? ¿Cuáles podrían ser las principales dificultades con las
que se enfrenta? ¿Qué objetivos SMART se puede plantear para que
lo ayuden? ¿En qué aspectos puede mejorar?
Al final de las seis semanas, repase todo lo que ha conseguido. ¿Qué
estrategias le han funcionado mejor a la hora de añadir más
nutrientes a sus platos? ¿Qué podría seguir haciendo para nutrir su
cuerpo, su mente y su espíritu?
Agradecimientos