Actividades de Palabras Agudas, Graves, Esdrújula y Sobreesdrújulas

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¨Cuando no me ponen el gorro en la sílaba correcta, me ofenden, porque cuando

me pronuncian me escucho demasiado feo¨

María Luz Dary Correa Cano

Actividad: Sombrear con color las palabras que les falta el signo ortográfico.

Después debes poner la tilde en la sílaba adecuada

Cuando termines la anterior actividad, reconocerás cómo se llaman las palabras


que señalaste con el color.

Arriba, donde están los signos de admiración, debes escribir, correctamente, el


nombre que reciben estas palabras.

Soy la palabra… ¡esdrújula!

Me llaman... No me gusta, para nada, el nombre que me han puesto.

Cuando nací, mi madre tomó la decisión por mí. Ese es el problema de nacer niño
y sin el poder de elegir lo que más nos gusta.

Me duele mucho cuando no aparezco escrita, correctamente, en los diferentes


textos ¡No se alcanzan a imaginar el daño que me hacen! No sé quién les ha
otorgado el derecho de no ponerme el gorro. El que me pusieron cuando me
bautizaron. No olviden que lo llevaré hasta que me muera y no donde ustedes
quieran, sino encima de la segunda u. Si cuentas las sílabas, de derecha a
izquierda, correctamente, no tendrás porqué perderte.

A continuación hay un texto rico en palabras que llevan mi nombre. Lo único que
debes hacer es poner el gorro en el lugar indicado. No permitas, gran escritor, que
muera de frío ¡Jamás lo perdonaría!
Lean y tilden con atención

Mal entendido

Una tarde invernal. Matemáticas le pidió un favor a la química. Prende una


lámpara para que me caliente. Pronto moriré de frío. La química se sonrió y dijo:
llama al fósforo. Él te hace el milagrito.

El semáforo escuchó que habían llamado al fósforo y como era envidioso gritó. A
la noche, cuando termine la jornada laboral dormiré arunchadito junto a ti, mi bella
amada. Metido, intervino un plátano maduro. La cascara se aisló del plátano,
porque no aguantó la grosería. Los árboles intervinieron afirmando que, si seguían
así, no se iban a entender. Un filósofo que por allí pasaba preguntó ¿En cuál árbol
familiar van? El astrónomo soltó una carcajada que se oyó hasta en el infinito.
Estás fuera de base. Te recomiendo la Nasa, para que viajes en un relámpago y
por fin aterrices, aunque sea en el último planeta. No respondas de esa forma,
aleteó un grupo de ángeles. O deseas que usemos la Cámara para guardar las
evidencias ¡Si! ¡Si! Hay muchas cárceles que lo estamos esperando, para que
pague los delitos que ha cometido.

¡Qué tema tan aburrido! Intervino la recámara. déjense de tanta pelea y póstrense
en mi lecho. Ni que fuera la única en su especie respondió el cartógrafo. A mucho
honor. O tú ¿Qué crees? Dijo el camarógrafo. A la hipérbole se le agotó la
paciencia y retó a un ángulo obtuso a que se peinara antes de que comenzara a
opinar.

No sabía que tenías conexión telepática. Lo que pasa es que pertenezco a una
base aérea contestó un avión que no tenía nada qué ver en la discusión. Esa fue
una intervención esporádica comentó la sílaba que nadie tildó. No respires por la
herida. El mal ya está hecho. Muchas veces se aprovechan de mí
espontáneamente.

¡Ay! Dijo la esdrújula. Me marcho a donde nadie me involucre en chismes. Los


personajes invitados a la historia se rieron. La física contó a todos en voz baja.
Esa vieja desgreñada está loca. Totalmente, loca.
¨Deseché del léxico la palabra fácil, porque es muy difícil escribirla¨

María Luz Dary Correa Cano

Actividad: hacer lectura comprensiva del texto. Señalar con color las palabras que
les hace falta el signo ortográfico y luego debes ponerlo en la respectiva sílaba.

Cuando termines la actividad debes saber qué nombre recibe el grupo de palabras
resaltadas.

El nombre debes escribirlo en la parte de arriba dentro de los signos de


admiración ¡Animo

¿Quién soy? ¡sobreesdrújula!

¡Soy escasa! Vivo orgullosa por eso.

No es difícil que me identifiques, porque cobro vida cuando utilizas palabras


graves con signo ortográfico y le agregas el adverbio, mente. También existo
cuando utilizas palabras esdrújulas con su compañera, mente y también me
encuentro sola.

Vive la aventura. No te arrepentirás. Recuerda que las aventuras, por más que
pasen los años, no se olvidan.
En la clase de español, Berta, la mejor estudiante, escribió un texto teniendo en
cuenta un grupo de palabras escritas y firmadas con mi nombre.

La lluvia

La lluvia cae esporádicamente sobre los techos cafés de la gran ciudad.

Llévatela lejos. Bien lejos de aquí. Suplicó una tierna viejecita, a un fuerte viento
que se aproximaba. Tenía miedo, porque las gotas caían como bolas de cristal en
sus ventanas.

Si el viento escuchara, fácilmente haría caso y se llevaría, rápidamente, la nube


que le causa el mal.

Es demasiado tarde. Los relámpagos vienen en coro a hacerle compañía a la


lluvia y al viento.

La desprotegida viejecita alza, inútilmente, la mirada al cielo. Llora artísticamente


esperando compasión, pero filosóficamente hablando, esta clase de ruegos no
sirve, absolutamente, para nada.

Llega la noche. Ortográficamente, no ha quedado nada. Las ruinas se ven.


Cuando llegue el nuevo día, todo será distinto.

La pobre viejecita, en su alcoba no hace sino decir: cómpramelo, véndemelo,


cómetelo, compruébamelo, estúpidamente, matemáticamente, fríamente,
espontáneamente, ridículamente, ortográficamente, débilmente, históricamente,
esporádicamente …,

¨La tildes son el vestido de algunas palabras ¡Aprende a vestirlas !¨


María Luz Correa Cano

Actividad: colorear, en el texto, las palabras que terminan en: N, S, Vocal.


Cuando terminen la actividad, escribir dentro de los signos de admiración, con qué
nombre se conoce, este grupo de palabras.

Me llaman palabras… ¡Aguda!

El señor, José Martín Guzmán, campesino de profesión, una noche, llena de


estrellas y de luceros, soñó que debía pasar por un estrecho puente. No tuvo más
opción y emprendió el viaje. Caminó y caminó hasta llegar a la salida. Decidió
regresar, porque se sintió muy cansado, pero un letrero escrito, en letras de color
rojo, que pendía de una larga cabuya, rezaba: No hay regreso. El campesino sintió
frío, allá, en un pequeño rincón de su humilde corazón. Se llenó de tristeza y aún
así, continuó la travesía y ¡Oh sorpresa! Se topó con una cristalina quebrada. Se
arrodilló y tocó con dulzura el agua. La sintió fría, muy fría. Sin embargo, se
sumergió para poner en práctica el verbo, nadar. En cuestión de unos minutos se
encontró en la otra orilla. Descansó unos segundos y continuó el recorrido.

¡José Martín! ¿Qué haces por aquí a esta hora de la noche y solo? Preguntó una
voz que llegaba del espeso bosque.

El campesino caminó más rápido con el fin de buscar el sitio donde se encontraba
la parte física de la voz. Se desilusionó, porque el intento fue en vano y resolvió
seguir la senda que había trazada.

Cerca, muy cerca de sus oídos escuchó el rugido de un león. José, sin ver al león,
se sintió devorado por el peligroso animal. Entonces optó, antes de que el
pensamiento se hiciera realidad, subirse a un frondoso árbol. Cuando intentó
hacerlo despertó asustado. Abandonó el viejo catre donde dormía y se paró al pie
de la ventana. Se asombró al ver que muchos hombres, armados, corrían sin
parar. Intentaban cazar, lo antes posible, a un temible león que perseguía
insistente a las vacas.
¨Soy plana, pero también grave. No se aprovechen de mí…
¡Exijo que me escriban, correctamente!¨

María Luz Dary Correa Cano

Actividad. Resaltar con color, todas las palabras graves, con acento ortográfico,
tilde, que se encuentran en el texto.

¡Estamos graves!

La señora, María Martínez de Díaz, quería que su pequeña hija, Sofía, estudiara
cuando fuera grande, filosofía. A Sofía, ese discurso tan rebuscado no le entraba,
pero si le salía, inmediatamente, por sus pequeñas orejas.

Basta de tanto estudio ¡Qué viva la infancia!

¡Quiero aprovechar la edad que tengo! Me gusta ser hábil, para poderme trepar en
cualquier árbol. Yo sé que es difícil, pero lo voy a lograr algún día.

¡Pescar! ¡Ah! Cómo sería de bueno. Qué lástima ¡No tengo el nylon ni el anzuelo!
Mi madre es egoísta, no me los quiere comprar. Ja, ja, ja.

¡Nadar! Nadar como los peces es mi anhelo. Es útil, porque algún día quiero vivir
en el mar ¡Sí! En el mar, en un río, o en una quebrada. Lo importante es escapar
de mamá, porque en la cárcel me tiene ya.

Quiero aprender a hacer bombones ¡Sí! Aprender a hacer muchos bombones


repletos de azúcar con chicle incluido. Será fácil venderlos ¿Cuántos vendería
cada día? Haré la cuenta con un lápiz. Mejor dicho, si hago la cuenta, aunque sea
mal hecha, en treinta días sería rica. Pero lo veo imposible. Del todo imposible. La
señora María, con el genio que mantiene, jamás se le ocurriría que yo soy útil.
Escribir con lápiz, me apasiona, pero no para quedarme anclada en una silla todas
las horas, los días y las semanas. Sería demasiado aburrido. Si me enseñaran
sentada en un verde césped, lo lograría.

Sueño con encontrarme, en algún momento de la noche, con un ángel. No importa


su nombre. Lo necesito urgente, para que me guíe de una vez al triunfo, ya que el
túnel que me ha impuesto, la señora de Díaz es oscuro y frío.

¡Ay! Si la señora María, escuchara mis pensamientos, les aseguro que no dudaría,
ni un instante, en mandarme para la cárcel, pero no para donde están los presos.

Me refiero a otra clase de prisión. Al convento de las Hermanas Carmelitas.

Inés, mi mejor amiga, me contó ayer en la tarde que es mejor someterse a lo que
la madre quiere hacer de su hija y hacerle caso. Mucho caso, que estar pensando
en las cosas bellas que depara la vida. Por ejemplo, en Néstor ¡El amor de mi
vida! Que estar tras las rejas de un nicho gris, largo, húmedo y frío ¡Muy frío! Por
muchos años.

María Luz Dary Correa Cano

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