La Entrevista Su Aplicacion en El Ambito Educativo

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LA ENTREVISTA EN EL AMBITO EDUCATIVO

ÁNGEL CASTRO Y ÁNGEL BARRASA

El psicólogo de la educación, según el Colegio Oficial de Psicólogos de España (2004), es


el profesional de la psicología cuyo objetivo de trabajo es la reflexión e intervención
sobre el comportamiento humano, en situaciones educativas, mediante el desarrollo de
las capacidades de las personas, grupos e instituciones. Desarrolla su actividad
profesional en el marco de los sistemas sociales dedicados a la educación en todos sus
niveles y modalidades, tanto en los sistemas reglados como en los no reglados, en los
formales e informales y a lo largo de todo el ciclo vital de la persona.

La psicología educativa, como área aplicada de la psicología, utiliza los métodos


generales de ésta para la evaluación, el diagnóstico, la intervención, el seguimiento, la
evaluación final y la valoración, con la toma de decisiones que se derive de ella. La
técnica más utilizada para la evaluación es la entrevista psicológica, tanto la que se
realiza a los alumnos como la que se aplica a sus padres/tutores legales o profesores,
dentro del contexto educativo, ya sea para resolver algún problema, ya para orientar al
sujeto de cara al futuro.

DEFINICIÓN Y OBJETIVOS

A partir de las definiciones que se han dado en el primer capítulo de este libro sobre la
entrevista, tanto en general como en el ámbito de la psicología, la entrevista en el
contexto educativo se puede definir como la vista, concurrencia y conversación entre
dos o más personas para un fin determinado, relacionado con los procesos educativos y
de aprendizaje.

Normalmente, ese fin, como se verá más adelante, será informativo, o irá dirigido a la
resolución de un problema. Para Rodríguez Rivera (1986), la entrevista en el contexto
educativo es una conversación con un propósito que lleva a cabo el maestro o el
orientador con el alumno o sus padres, con el fin de conocerlos, guiarlos o prestarles
ayuda en la resolución de algún problema. Es un intercambio formal de información en
el que el alumno o sus familiares acuden a la escuela. Se trata, según López Larrosa
(2009), de un encuentro directo, que puede ser informativo (sin valoración positiva o
negativa), valorativo (cuando se expone un comportamiento determinado) o
demandante.
La entrevista educativa es semiestructurada y directiva; tanto al principio (fase social,
de recepción) como al final (despedida) se utilizan preguntas más abiertas y menos
dirigidas, pero en la fase central, de obtención de la información, se recurre a preguntas
cerradas y dirigidas a especificar la información que ya se ha obtenido o que se supone.
Además, la entrevista educativa cuenta con los siguientes propósitos:

➪ Obtener datos acerca de la personalidad y de la conducta de los niños o adolescentes.


En la mayoría de ocasiones, en el ámbito educativo se realizan entrevistas periódicas
para obtener información sobre cómo son los alumnos, cuáles son sus fortalezas y
debilidades, cómo afrontan la labor escolar y si existen dificultades, tanto personales
como contextuales, que complican llevar a cabo un correcto aprendizaje. Además, en el
caso de la entrevista de orientación o vocacional, se desea conocer los rasgos de
personalidad y de conducta más característicos de los usuarios para poderles ofrecer
una guía que encamine su futuro.

➪ Proporcionarles información. No sólo se obtiene información sino que también se les


proporciona acerca de su aprendizaje, de sus rasgos de personalidad, de su conducta,
de los posibles problemas de comportamiento que motiven la entrevista o bien sobre
cómo ve el entrevistador las cualidades y potencialidades del niño o adolescente para
encaminar su futuro a lo que mejor se adapte a él.
➪ Ayudar a corregir hábitos y actitudes. Es otro de los objetivos fundamentales: la
resolución de problemas. En la entrevista, una vez que se ha obtenido información sobre
la personalidad y sobre los aspectos contextuales y familiares del niño que tiene
problemas en el aula, se intenta poner remedio a esos hábitos y actitudes.

➪ Orientación vocacional. Ya incluido en los puntos anteriores; sobre todo a partir de


la adolescencia, la entrevista, además de tener en cuenta la obtención de información y
la resolución de problemas, se centra en ofrecer guía y apoyo para que el alumno tenga
claras sus potencialidades y las oriente a una profesión futura.

➪ Apoyo para la resolución de problemas psicológicos y/o emocionales. No sólo en el


ámbito escolar, sino también en el ámbito familiar o en el contexto social. La entrevista
educativa es importante en relación con este objetivo, puesto que los alumnos pasan
mucho tiempo en el colegio y en ese contexto se puede conocer perfectamente al
sujeto, identificar sus problemas y ponerles remedio.

En este capítulo se prestará atención a la entrevista educativa desde una triple


perspectiva; se analizará la entrevista a los niños y adolescentes en el contexto
educativo, por la relevancia que tiene de por sí.
Además, se prestará una atención especial a la entrevista con los padres de los alumnos,
por dos razones. Primero, porque la edad de los niños es un hándicap para obtener
información a partir de este tipo de entrevistas; cuando los niños son muy pequeños, la
cantidad de información útil educativo y vocacional que se obtiene es mínima, siendo
aconsejable utilizar la entrevista con los padres, complementada por el uso de otras
técnicas, como la observación.
Y, en segundo lugar, porque las relaciones entre la escuela y la familia han sido
tradicionalmente complejas, pudiendo surgir problemas y controversias que convienen
recalcarse para poder encontrar una solución. Por último, se hará referencia también a
la entrevista con los profesores, el tercer tipo de usuario imprescindible de esta técnica
en el ámbito educativo.

ÁMBITOS DE ACTUACIÓN Y USUARIOS

Las directrices elaboradas por el Colegio Oficial de Psicólogos (1998) sobre el perfil del
psicólogo educativo en España permiten entrever los ámbitos de actuación
fundamentales de la entrevista en este contexto. El área fundamental en que se usa la
entrevista es la orientación educativa, aunque se pueden destacar otras áreas
relevantes. Y se ha de resaltar también que la entrevista se puede utilizar en todos
aquellos ámbitos en los que se desee obtener información de primera mano para
facilitar el aprendizaje y la educación que reciben los alumnos.

Los siete ámbitos principales de actuación son los siguientes:


1. Orientación educativa y profesional.
2. Escuelas para padres.
3. Investigación educativa.
4. Diagnósticos de intervención educativa escolar.
5. Asesoría clínica-educativa (problemas de aprendizaje).
6. Análisis y diseño curricular.
7. Capacitación docente.

Por otra parte, los principales usuarios de este tipo de entrevistas son, por la institución
educativa, los profesores, tutores y orientadores, y, por parte del alumno, él mismo y
sus padres o tutores legales. Como ya se ha afirmado anteriormente, sobre todo en la
etapa de educación primaria, se considera más relevante la entrevista con los padres o
tutores legales del alumno, ya que debido a la corta edad del sujeto se puede tener
acceso a más información interaccionando con adultos que con él mismo.

Es importante destacar en este punto que los profesionales que realicen las entrevistas,
tanto a los alumnos como a sus familiares y profesores, han de poseer los conocimientos
necesarios sobre la técnica para poder utilizarla correctamente, tanto en el sentido
científico, es decir, para obtener y proporcionar la mayor información relevante posible
en relación con el problema que se estudia, como desde el punto de vista ético, para no
salirse nunca de los cauces de la buena educación, la confidencialidad y el rigor.
En la formación de los maestros y orientadores, como afirma López Larrosa (2009), una
de las cuestiones más difíciles es la de cómo entrevistarse con los padres. Se supone que
los profesionales tienen competencias para ello, pero también es cierto que no se les ha
formado sobre cómo hacerlo y desconocen algunas ideas útiles que pueden hacer
mucho más fácil ese contacto, limar asperezas y aunar esfuerzos, porque sobra decir
que el objetivo de padres y profesores es común y no es otro que el progreso y la
educación de los hijos.

Todo el mundo está de acuerdo en que la comunicación entre los profesores y las
familias tendría que ser fluida y basada en el respeto y en la mutua confianza. Pero esto
no sucede siempre así, existiendo quejas por ambas partes; algunos profesores perciben
como injerencia de los padres el interés en saber qué hacen sus hijos durante alrededor
de treinta horas a la semana, o se molestan por todo lo contrario, la despreocupación
total de los padres hacia las cuestiones educativas de los hijos.

Los padres, por su parte, se quejan de la poca confianza que demuestran algunos
profesores respecto a su capacidad para educar a sus propios hijos. (Alfonso et al.,
2003), estas desconfianzas mutuas han de ir desapareciendo, pues profesores y padres,
están abocados a trabajar conjuntamente, cada cual desde su rol y asumiendo la
responsabilidad que les toca.

HERRAMIENTAS MÁS ÚTILES


(COMUNICACIÓN, INTERACCIÓN Y PROCESO)

En los siguientes subapartados se van a analizar las herramientas más útiles que se
utilizan en la entrevista educativa, distinguiendo entre aspectos comunicativos y
relacionados con la interacción y aspectos referentes al proceso en sí. Se hace alusión a
las aportaciones realizadas por Llavona (1999), adaptándolas al ámbito educativo.

Aspectos relacionados con la comunicación, la interacción y el proceso


En el comienzo de la entrevista, hay que tener en cuenta que es la primera fase de la
posible intervención posterior, el primer contacto entre el profesional y su interlocutor,
con lo que se deben cuidar esas primeras impresiones, que van a influir sobremanera en
los pensamientos, emociones y actuaciones posteriores.
Es aconsejable, antes de comenzar, explicar la necesidad y utilidad de la entrevista,
como guía, información, valoración y base para la resolución de problemas en el
contexto educativo.
Se ha de resaltar la necesidad de colaboración por parte del entrevistado, haciéndole
ver que cuanta más información real transmita al entrevistador, más conocimiento
tendrá éste sobre el asunto que se va a abordar y más ayuda se va a poder obtener.
Además, se ha de hacer explícito el compromiso de veracidad sobre los datos que
suministre el entrevistado, indicándole que es preferible que no conteste algunas
preguntas a que mienta, y el entrevistador ha de comprometerse a preguntar sólo lo
que sea relevante para la investigación. De esta manera, se asegura la confidencialidad,
aspecto fundamental en cualquier modalidad de entrevista psicológica pero
especialmente delicada en el contexto educativo, puesto que normalmente los alumnos
y sus familiares no desean que los aspectos que se tratan con la institución educativa
sean conocidos por otros alumnos y sus familias.

En esta primera etapa, es natural que los entrevistados se sientan superados y cohibidos
y afirmen que no se ven capaces de llevar a cabo la interacción con éxito. Es
responsabilidad del entrevistador tranquilizarles y hacerles ver que es labor suya, a
través de las preguntas que realizará, obtener la información necesaria. Por eso, son
necesarios la experiencia y el conocimiento de la técnica por parte del entrevistador.

Sobre esta base, se empieza a obtener la información, según Llavona (1999), siguiendo
un proceso de tres escalones:

Primero, se trata de recapitular la información disponible, o de obtenerla, sobre el


motivo de la entrevista; posteriormente, se ha de explorar de qué modo se puede
resolver el problema o motivo de la entrevista, para, finalmente, y en colaboración con
el entrevistado, ir definiendo los pasos a seguir, o las tareas que se han de realizar tras
el encuentro. La entrevista la da por terminada el profesional cuando considera que
posee la información suficiente sobre el asunto que ha motivado la interacción. En
muchos casos, y según los objetivos de la entrevista, el proceso termina con la entrega
a los familiares del niño de un informe sobre el análisis que se ha realizado a la
información obtenida, que puede ser, a su vez, el comienzo de la fase de intervención.

Otros aspectos relevantes sobre la entrevista (Llavona, 1999) hacen referencia a la


relación interpersonal entre el entrevistador y el entrevistado, al lenguaje que se debe
utilizar, al reforzamiento de la entrevista y al registro de la información.
El entrevistador debe poseer competencias suficientes, tanto sobre el tema sobre el que
se indaga como sobre la técnica de la entrevista, como ya se ha afirmado, además de
una adecuada competencia social. Debe poseer un trato educado y cierta cordialidad,
no excesiva, pues también conviene desterrar el mito de que cuanto más amable y
empático se es, más información se obtiene.
El lenguaje que se utilice debe ser adecuado al nivel del interlocutor para que le resulte
comprensible. Por tanto, ha de utilizar un lenguaje más simple cuando la entrevista se
realice a alumnos de corta edad y podrá recurrir a uno más elaborado con alumnos
mayores o con los familiares, aunque siempre dependerá del nivel educativo y cultural
de éstos.
Es conveniente también reforzar al interlocutor durante la entrevista, para lo cual
existen varios procedimientos válidos:

Mantener el contacto visual, la posición erguida del cuerpo y siempre estando orientado
hacia el entrevistado, emitir elogios o aprobación a los comportamientos positivos,
mostrar interés por los problemas que pueda tener el entrevistado, realizar señales
verbales de aprobación («sí», «ya», etc.), mostrar comprensión ante lo que no es
positivo y, además, dejar traslucir una actitud espontánea, no artificial.

Un tema muy debatido en el ámbito de la entrevista, en cualquier rama de la psicología


pero quizá más en la que se centra en los problemas y vicisitudes de los menores, es el
del registro de la información. Es fundamental registrar la información que se está
obteniendo, por motivos obvios de utilidad a la hora de hacer un análisis y diagnóstico
de un problema, pero el debate se centra en cuál de los métodos es más útil y menos
intrusivo, tanto para la intimidad del entrevistado (más si es un menor, porque entonces
hemos de tener en cuenta aspectos legales) como para la obtención de información,
porque puede ser que la existencia de una cámara, una grabadora, o simples notas
tomadas por el profesional, puedan cohibir al interlocutor, de modo que se obtenga así
menos información relevante para el tratamiento del problema que se analiza.

Elementos a destacar en función del usuario

A pesar de que ya se ha hecho referencia en el apartado anterior a las fases por las que
pasa la entrevista en el ámbito educativo, en relación con la comunicación y la
interacción que en ellas se da, en este epígrafe se van a recoger los elementos que debe
contener la entrevista psicológica con los tres principales agentes del contexto
educativo:
El alumno, los padres y los profesores.

a) Elementos que se han de incluir en la entrevista a niños

Como ya se ha afirmado en varias ocasiones, la entrevista a los alumnos pierde utilidad


cuando éstos son muy pequeños. Se estima que es a partir de los siete años cuando
puede comenzar a obtenerse información relevante a través de la entrevista, con lo que
en edades anteriores es más adecuado utilizar la entrevista a los padres, combinándola
con otros métodos, generalmente la observación. Una entrevista modelo a un alumno,
centrada sobre todo en la resolución de problemas de aprendizaje y conducta en el aula,
a partir de la propia experiencia personal, de lo señalado por Llavona (1999) sobre la
entrevista psicológica y de la consulta de otros textos, debe tener, al menos, ocho
elementos.
1. Presentación del profesional. Es importante identificarse, que el niño sepa con
quién está hablando (nombre y puesto), además de para crear una situación de
mayor confianza que ayude al alumno a expresarse y a proporcionar información
relevante.
2. Pedir al niño que se presente. Una vez presentado el terapeuta, es adecuado
que se presente el niño; nombre, apodo —si tuviera—, edad, curso, etc. Estos
datos ya los conoce el entrevistador, pero es útil pedirle que los repita para
ofrecerle un trato personalizado y más confianza.

3. Pedir su opinión sobre el problema/motivo de la entrevista. En caso de que sea una


entrevista orientada a la resolución de problemas, se le ha de consultar al niño,
recapitulando sobre el problema que tiene, con la información proporcionada por los
profesores, tutor o por los propios padres, con el objetivo de conocer su punto de vista,
que puede diferir del de los adultos. Si la entrevista se enfoca a un objetivo vocacional,
se ha de pedir la opinión del alumno sobre sus gustos, aficiones y expectativas.

4.Pedir que describa las situaciones en que aparece el problema. Para conocer los
antecedentes y consecuentes del problema que se estudia. Si es una entrevista
vocacional, se sigue interactuando con el alumno para conocer los pros y los contras de
las distintas opciones que se tienen en cuenta.
5. Explorar otras áreas, relacionadas o no, con el problema. Es una parte fundamental
en la entrevista orientada a la resolución de problemas; se ha de consultar al niño sobre
cómo es su vida fuera del colegio: ambiente en casa —relación con los padres, relación
de los padres entre sí, relación con los hermanos, con los abuelos—, actividades
extraescolares, amistades, primeros escarceos amorosos, etc. Muchas veces el origen
de los problemas escolares está en otro contexto distinto.En el caso de entrevistas
vocacionales, se consulta sobre las expectativas de otros miembros de la familia,
amistades, etc., sobre las distintas opciones que contempla el niño.
6. Consultarle sobre sus gustos y aficiones, así como sobre las cosas que le disgustan.
Se le consulta sobre lo que se le da bien y lo que se le da mal, lo que le gusta y le
entretiene y lo que le disgusta y aburre. Así, se van a poder identificar actividades que
puedan actuar como reforzadores. Este apartado es especialmente relevante en las
entrevistas vocacionales, sobre todo en aquellas en que el entrevistado no tiene una
idea sobre qué es lo que quiere hacer en un futuro próximo, puesto que éste se puede
orientar en función de sus gustos y aficiones.

7. Consultarle sobre sus planes de futuro cercanos y a medio/largo plazo. Para


promover actividades y, en último extremo, un tratamiento para resolver el problema y
también para terminar la entrevista de forma más abierta, consultando al niño qué
quiere ser de mayor, o cuáles serán los próximos pasos que dará para mejorar su
situación y/o acertar en sus decisiones.
8. Conclusiones y cierre. Conviene, para finalizar, hacer un repaso de lo más relevante
de la conversación, haciendo partícipe al niño de esas conclusiones.

b) Elementos que se han de incluir en la entrevista a padres


La entrevista con los padres es relevante, en algunos casos más que la que se realiza a
los propios alumnos. Normalmente, existen contactos informales entre el centro escolar
y los padres, aunque sea sólo al ir a llevar y recoger a los niños durante sus primeros
años en el colegio. No obstante, como afirman Sitjà y Subirà (2003), sería necesario
establecer, al menos, una entrevista obligatoria al año entre los tutores y los padres de
los alumnos con el fin de que se produjera ese intercambio de información necesario
para que unos y otros conozcan cómo se desempeña el niño en los distintos ámbitos y
se pueda, a partir de esa información, resolver determinados problemas o potenciar
algunas habilidades.

A continuación, se proporcionan los elementos que debe contener la entrevista a los


padres en el ámbito educativo. Como ocurría en el apartado anterior, este tipo de
entrevista está orientada a la resolución de problemas y necesidades, aunque es
relevante para ser utilizada como guión, con pequeñas adaptaciones, en las entrevistas
vocacionales u orientativas. Son quince elementos fundamentales.

1.Presentación del terapeuta. Como en la entrevista con el alumno, pero con más razón,
puesto que el entrevistador puede ser desconocido para los padres. Se presenta
informando de sus datos personales y el cargo que ocupa en la estructura del centro
educativo.
2. Pedir la opinión de los padres sobre el problema/motivo de la entrevista. Consultar
a los padres por el motivo de la visita; o bien el entrevistador recapitula la conducta
problema, o bien les pide directamente su opinión sobre el posible problema.
3. Descripción de las conductas más relevantes que motivan la entrevista. Una vez
consultada la opinión de los padres sobre la conducta problema —puede ser que ellos
no la consideren problemática, que no vean nada malo en el comportamiento de su
hijo—, se les pide que describan cuáles son esas conductas y en qué situaciones
aparecen, o las describe el propio entrevistador, para que sean conscientes del
problema que existe.
4. Descripción de otras áreas, independientemente de que sean problemáticas o no.
Fundamental; conocer el rendimiento escolar anterior del niño, las relaciones con sus
padres, hermanos y otros familiares, la alimentación, el régimen de sueño, las
actividades extraescolares, amistades, etc., para conocer, como se decía en el caso
anterior, si el origen de los problemas en el ámbito escolar se encuentra en otros
aspectos de la vida.
5. Establecimiento de orden de prioridad entre las conductas que pueden ser
problemáticas. Se establece un orden entre las conductas más relevantes y las menos;
lógicamente, las primeras conductas que se han de eliminar son las agresivas y/o
autolesivas.

6. Petición de ejemplos específicos de las conductas problema. Para reincidir en el


análisis funcional de la conducta, conociendo los antecedentes y consecuentes de la
conducta.

7. Preguntas para establecer los lugares en que se da esa conducta.

8. Preguntas para establecer los parámetros de la conducta: frecuencia,


duración, intensidad.

9. Preguntas para establecer las situaciones antecedentes.

10. Preguntas para establecer las consecuencias.

11. Descripción de los intentos por solucionar la conducta problema y su grado de


eficacia. Se ha de intentar obtener información sobre los intentos que han llevado a
cabo los padres para resolver la conducta problema. Es importante, puesto que,
equivocadamente, han podido estar reforzando la conducta, prestándole atención al
niño o atendiendo sus caprichos.
Se puede guiar a los padres para llevar a cabo una actuación más eficaz.

12. Determinar los objetivos que se desea conseguir. De forma conjunta, decidir qué se
quiere conseguir, de forma realista y a corto, medio y largo plazo.

13. Habilidades y limitaciones del niño. Ha de conocerse qué se le da bien al niño, qué
se le da mal, qué le gusta y le disgusta. Esto es fundamental en la entrevista orientativa
o vocacional, porque esas potencialidades van a ser las que se aprovechen para sugerir
y encaminar al niño hacia unos determinados estudios y/o profesión.

14. Tipo de reforzadores que se pueden utilizar para el niño. Con la información
obtenida en el apartado anterior, y utilizando el principio de Premack, se podrán
seleccionar aquellos recursos, tanto materiales como sociales, que podrán emplearse
para reforzar las conductas positivas del niño.
15. Recapitulación y conclusiones. Para terminar, se ha de hacer un resumen de todo lo
analizado durante la entrevista, buscando el acuerdo de los padres, estableciendo las
conclusiones e intentando el compromiso de todos los agentes implicados en la mejora
del desempeño del niño.
b) Elementos que se han de incluir en la entrevista a profesores

No se puede terminar este apartado sin hacer referencia al tercer usuario fundamental
de este tipo de entrevista, que son los profesores. Normalmente, uno de esos
profesores, gracias a su formación, puede ejercer el papel de orientador, con lo que
duplicaría sus funciones. Pero, en otros casos, tanto en entrevistas educativas y de
resolución de problemas en el aula como en entrevistas orientativas y vocacionales, otro
profesional necesitará obtener información acerca de alguno de los alumnos, con lo que
el papel del profesor es fundamental como enlace y fuente de información entre el
entrevistador y analista y el niño o adolescente.

Al igual que en los subapartados anteriores, se puede establecer una serie de fases por
las que ha de pasar la entrevista a los profesores, que se presenta a continuación.
1.Presentación del profesional. Es importante que el profesor conozca quién le está
entrevistando y cuál es la razón de ese encuentro. Como la formación recibida por
ambos profesionales es similar, el grado de conocimiento será más elevado, con lo que,
presumiblemente, será más fácil llevar a cabo una interacción fructífera.
2. Planteamiento del problema/objeto de la entrevista. Se proporcionan más datos
sobre el motivo de la entrevista, que puede ser obtener información sobre un
niño/adolescente, intentar resolver un problema que haya surgido en el contexto
escolar o prestar ayuda en la orientación del alumno.

3. Pedir su opinión sobre el problema/motivo de la entrevista. Muy importante, no


adoptar un papel de experto omnisapiente, sino estar abierto a la colaboración, ya que
el docente es quien mejor conoce al niño o adolescente en ese contexto.

4. Pedir que describa las situaciones en que aparece el problema. Si es una entrevista
sobre un problema concreto, se le pide información sobre él.

5. Explorar otras áreas relacionadas o no con el problema. Se debe consultar al docente


sobre el desempeño académico del niño, su relación con otros compañeros, sus
amistades, actividades extraescolares, etcétera, para poder conocer mejor su
personalidad y su conducta. También nos aportará información fundamental en caso de
que sea una entrevista orientativa.

6. Compartir información. A lo largo de todo el proceso se ha de suministrar información


al profesor para que se pueda llevar a cabo una colaboración más estrecha y se pueda
poner en común la información y los hallazgos que se realicen.
7. Conclusiones y cierre. Resaltar las conclusiones que se hayan podido alcanzar en la
entrevista, haciendo partícipe en todo momento al profesor. Si es una entrevista
motivada por un problema, se deben concretar reuniones posteriores; si no, queda a
demanda del entrevistador, en función de lo que se decida en la entrevista.

Problemas que surgen en la entrevista en el ámbito educativo

Existen algunos aspectos relativos al papel del entrevistador, del niño y de los padres (o
familiares) antes y durante la entrevista. Por ello, Castro y Barrasa (2012) identificaron
los siguientes problemas:

En el entrevistador:
Falta de competencia en los aspectos fundamentales de la técnica de entrevista
Falta de competencia social
Prejuicios ante determinadas personas
Experiencia previa en casos similares
Visiones negativas sobre los padres

En el niño:
Edad y desarrollo evolutivo que impidan obtener información relevante
Sentimientos de temor, cohibición ante el entrevistador, por su presencia, por sus
métodos de recogida de información.
Miedo a expresar problemas y preocupaciones
Vergüenza a quedar señalado por sus compañeros

En los padres:
Ideas erróneas sobre la educación y el papel de los padres y escuela.
Ideas erróneas sobre el calendario evolutivo, cosas que pueden o no hacer los niños
a su edad.
Escaso interés por la educación y dedicación de su hijo en la escuela.
Falta de colaboración con los profesores.

ACIERTOS Y ERRORES

Además, al tener un panorama más claro de lo que es la entrevista psicológica educativa, es


necesario mencionar algunos aciertos y errores que pueden cometerse, ya sea por falta de
experiencia o un error metodológico.
Algunos de los temas a abordar que deberían difundirse y practicarse porque son grandes
aciertos del psicólogo en la entrevista son los siguientes:

ᴪ Saludarse y presentarse.
ᴪ Mostrar cercanía con el consultante, esto puede ser estableciendo contacto visual o con
un poco de lenguaje corporal como asentir con la cabeza.
ᴪ Tener al alcance información pertinente acerca del consultante que pueda usarse en la
entrevista.
ᴪ Hacer partícipe a los padres, maestros y alumnos en la búsqueda de la solución, o sea,
no monopolizar la entrevista ni la intervención.
ᴪ Resaltar aspectos positivos de los alumnos.
ᴪ Cuando se realicen compromisos en alguna de las sesiones estas deben ser por escrito
en la medida de los posible.
ᴪ Mostrar disponibilidad para ayudar y visibilizarlo con los alumnos que a veces dudan del
propósito del psicólogo.

Asimismo existen errores típicos en el entrevistador que les sucede incluso a los más
experimentados.

Banalizar: Sucede cuando se menosprecia o minimiza la experiencia de un alumno y se


responde con frases como “seguro que todo irá mejor el siguiente bimestre”, “no es para
tanto”, “esto solo es un tropiezo”, etc.
Culpabilizar: Cuando se busca al culpable normalmente se ciega el objetivo que es encontrar
una solución adecuada, esto impide la toma de decisiones para revertir el problema.
Comparar: Utilizar como referencia un alumno o grupo de alumnos diferente al consultante
resta la credibilidad totalmente porque cada persona tiene características particulares que
la hace única.
Atosigar: El tiempo para una entrevista debe ser adecuado, especialmente en este tipo de
entrevista se trabaja en su mayoría con niños y adolescentes que se aburren fácilmente o
pierden la atención.

La entrevista es de gran utilidad en los diferentes niveles educativos como se infiere de lo


expresado por los autores.

Con respecto de su aplicación en la educación superior se presenta lo citado por Francisca


Toledo- Candia (2021) sobre su experiencia de orientación psicoeducativa en estudiantes
de educación superior en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, de
Chile donde se trabaja un modelo de orientación psicoeducativa como estrategia de
acompañamiento y desarrollo de habilidades de aprendizaje metacognitivo,
considerando las necesidades, fortalezas y carencias de los y las estudiantes, asociadas a
sus conocimientos previos, disposiciones psico-sociales, actitudinales y valóricas.

Es en este escenario que se emplea la entrevista teniendo como fin detectar necesidades de
acompañamiento, posibilitando que el profesional que realiza la entrevista obtenga
información relevante sobre el estudiante, así como también, de la problemática, dificultad
o necesidad que lo ha llevado a solicitar ayuda. Si en el área de salud mental se pide que los
pacientes revelen algo de sus emociones y su vida personal (Morrison, 2015), en el área
educativa, pedimos que el estudiante nos cuente de su trayectoria académica, tratando de
explorar cómo sus emociones y su vida personal, afectan sus aprendizajes.
Si bien el foco es en el trayecto recorrido desde que ingresa al sistema de educación formal,
establecemos la relación con el contexto en que vive, con las experiencias previas y
situaciones personales pasadas y sus emociones actuales. Tal como recomienda Morrison (2015)
es importante tratar de obtener la historia y el relato cómo lo siente la persona, esto permitirá
tener mayor claridad de las necesidades del estudiante. Pero ¿qué preguntamos en la primera
entrevista? ¿en qué nos enfocamos? Debemos tener claro que el centro es el aprendizaje
del estudiante, por lo que las preguntas que realizamos deben dar cuenta de su proceso
formativo. La apertura de la entrevista tampoco debe ser ambigua, pronunciando frases
generales o de doble sentido. La entrevista comienza por donde comienza el entrevistado.
Hay que tener en cuenta todo lo que puede haberle costado decidir la entrevista y lo
que puede significar como factor de humillación y menoscabo para él(Bleger, 1964, p. 18).

Entonces, es importante que comencemos con preguntas abiertas, esto nos permitirá
identificar dificultades y las potencialidades que ha tenido durante el trayecto formativo, por
ejemplo, indagar en qué le ha costado y que le ha sido fácil al estudiante durante sus
estudios secundarios y universitarios o en qué factores lo han ayudado o le han impedido
aprobar determinada asignatura. Las dificultades pueden corresponder a etapas anteriores,
por ejemplo, durante la educación primaria o secundaria.

Es relevante establecer una aproximación longitudinal y de proceso. Asimismo, es necesario que


el estudiante explicite el motivo de consulta, es decir, por qué llegó a solicitar ayuda. Si bien,
muchas veces el motivo de consulta no es la raíz del problema, nos permitirá una primera
entrada, así como también, negociar los puntos que trabajaremos en las sesiones
posteriores. Al final de la sesión, debemos generar acuerdos con el estudiante, de manera de
explicitar que los objetivos de trabajo de la próxima sesión. Esto con el fin de que las expectativas
del estudiante puedan ser cumplidas.

En la entrevista inicial, estableceremos un encuadre fijo (Bleger, 1964), es decir, instaurar


como constantes un conjunto de variables que intervienen en el proceso. El encuadre funciona
como una especie de estandarización, en el cual se clarifica los roles de cada una de las partes,
los objetivos del proceso, el lugar, horario y duración de cada sesión. El encuadre nos permitirá
un marco en el cuál la ambigüedad desaparece al explicitar ciertas variables.

Si el encuadre es modificado, la variable modificada tiene que ser sujeta a observación,


debido a que cada sesión se da en un contexto definido y lo que ocurre ahí solo tiene sentido
y significación en relación con dicho contexto. Es importante que seamos claros sobre la reserva
de los datos y antecedentes que proporciona el estudiante, ya que debe existir certeza por parte
del estudiante de la confidencialidad de la entrevista y de las sesiones que se desarrollen. Por lo
mismo, en caso de solicitud de un informe por parte de la universidad o de un organismo
externo, este informe debe ser leído y conocido por el estudiante. Lo mismo ocurre si se va a
conversar con docentes u otros profesionales de la institución educativa, el estudiante debe
tener conocimiento y estar de acuerdo con esta acción.

Además, en la sesión de entrevista, nos preocuparemos también de crear un ambiente cómodo


y acogedor, debemos procurarnos que el estudiante se sienta seguro en este espacio de trabajo.
Es nuestra responsabilidad como encargados de la acción, crear un espacio de seguridad donde
se compartan experiencias y emociones, y se genere conciencia de las mismas, buscando
que se desarrollen habilidades con respecto a las emociones que les son propias, en contextos
de confianza y respeto, lo cual facilita la comprensión propia y de los demás.

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