El Tratado Del Hombre
El Tratado Del Hombre
El Tratado Del Hombre
Mateo
Matrícula: 2018-5267
EL TRATADO DEL HOMBRE
(René Descarte)
En «El Tratado del Hombre» se desarrolla una interesante aproximación al concepto de la
conocer la concepción del sustrato anatómico del sistema nervioso propuesto por el autor.
Para Descartes el sistema nervioso se compone de cerebro y nervios. El cerebro según esta
concepción consta de tres partes: superficie externa; superficie interna (que está en contacto
con los ventrículos cerebrales); y sustancia cerebral intermedia, situada entre ambas
superficies. En este esquema, la superficie interna es la parte más importante y está surcada
por poros, los cuales corresponden a los espacios entre los hilillos nerviosos que se dirigen
hacia la superficie externa, o bien forman nervios que se reparten hacia el cuerpo. Contrario
al concepto clásico imperante en esa época, en que los nervios eran considerados canales
huecos, Descartes defiende un sistema dual en el que existe, al interior de los nervios, una
red de hilillos o fibrillas que acaban confundiéndose con los del cerebro, permitiendo la
existencia de espacios entre ellos para el flujo correcto de los espíritus animales. Los nervios
antes descritos, terminarían en las masas musculares y, a este nivel, existirían válvulas que
permitirían la entrada de los espíritus animales al interior del músculo, los que determinarían
la contracción de éste.
Así en este marco anatómico, Descartes sitúa a la glándula pineal como colgada de unas
arteriolas y no unida a la sustancia cerebral. Su estructura, como la del resto del cerebro,
constaría de hilillos separados por poros, donde penetra la sangre procedente de los plexos
coroideos y de las arterias. Para llevar a cabo su función, la glándula pineal destilaría unas
La razón del por qué Descartes considera a la glándula pineal como centro de control del
cuerpo, alojamiento del sensorium commune y asiento del alma, probablemente se deba a
razones meramente anatómicas. Descartes considera que todos los otros órganos en el cerebro
son dobles, salvo esta pequeña glándula situada geométricamente al centro del cerebro y
suspendida sobre los canales que contienen los espíritus animales. Su localización central
permitiría recibir con la misma intensidad cualquier estímulo de la periferia, mientras que su
Es en este concepto dual de la naturaleza humana (cuerpo y alma) donde Descartes sitúa a la
experiencia dolorosa. Para él el dolor es una percepción del alma, que puede estar originada
por acción de agentes externos al cuerpo o bien por el cuerpo mismo. En su obra «Los
Principios de la Filosofía» define el rol del dolor como elemento de integración entre el alma
y el cuerpo, quedando graficado así en el siguiente párrafo: «Hay además algunas cosas que
experimentamos en nosotros mismos y que no deben ser atribuidas al alma sola, ni tampoco
al cuerpo solo, sino a la estrecha unidad que ambos forman (…) Tales son ciertas
externos al cuerpo, el dolor se asociaría, en opinión de Descartes, al sentido del tacto, uno de
los cinco sentidos descritos ya por Galeno. La descripción que hace Descartes del mecanismo
de la percepción sensorial humana es, para su época, muy compleja, así como las bases