Documento 7
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I. RESUMEN
La presente acción tiene por objeto resarcir los perjuicios originados en la prestación asistencial
dada a don ENRIQUE PATRICIO MATELUNA BEIZA, quien debió someterse a seis intervenciones
quirúrgicas desde finales del año 2013 hasta finales del año 2014, con la finalidad de corregir una
impotencia sexual permanente que lo aquejó desde un accidente laboral el año 2008.
Estando comprometida la atención por la ACHS, y dirigidas las intervenciones por el urólogo
RODRIGO CAMPOS PANTOLA, CI: 12.877.752-6, éste último realizó una operación de implante de
una “endoprótesis peneana”, a cuyo egreso se le abrieron los puntos evidenciando materia
infecciosa, debiendo reingresar por sus propios medios desde Valparaíso a Santiago para el auxilio
médico, que en definitiva implicó cinco intervenciones quirúrgicas más, para las que nunca fue
debidamente informado en riesgos y contraindicaciones posibles.
El demandante no sólo no recuperó la funcionalidad sexual, que era una posibilidad dentro de una
obligación de medios como la asistencial clínica, sino que tuvo perjuicios derivados directamente
de la no información de riesgos, tales como el acortamiento casi total de la longitud de su
miembro, ya que desconocía que por operación existe un acortamiento consecuencial de 2
centímetros aproximadamente. El informar es una obligación de resultados y que excede incluso a
la entrega formal de consentimiento informado según la Ley de Derechos y Deberes de los
Pacientes.
En conclusión, es de toda lógica que contando con una representación del posible daño al que se
exponía, el Sr. Mateluna tenía, a lo menos la chance de optar por “tamaño” en vez de
“funcionalidad”. Hoy, a consecuencia de este contrato cumplido imperfectamente, ha perdido
ambas.
Don Enrique Mateluna Beiza es maestro constructor, padre de dos hijos, y esposo por más de
veinticinco años de doña Patricia Arquero Fernández, viviendo desde siempre en la ciudad de
Valparaíso.
El 5 de agosto del año 2013 el paciente ingresa derivado por la sección de “Urología” de la ACHS
para evaluación de implante de endoprótesis peneana, comprometiéndose a las evaluaciones
físicas y psicológicas que implicaban el estándar requerido por su co- contratante para efectuar la
prestación clínica esperada en términos amplios, pero que en términos específicos era
desconocida por el Sr. Mateluna, requiriendo éste información, alternativas y riesgos a su médico,
Sr. Campos Pantoja.
De la fecha precitada en adelante, y hasta noviembre del año 2014, se desarrolló la relación
asistencial cuya buena fe y praxis se considera como insatisfecha por esta demanda, con las graves
consecuencias que además se detallan como acápite de daño.
Habiendo obtenido el “Pase Psicológico”, que daba cuenta de su estabilidad y madurez para
afrontar las decisiones clínicas, el Sr. Mateluna fue instruido e informado por el médico, Sr.
Campos Pantoja, respecto a la cirugía y sus expectativas, siendo éstas no sólo favorables, sino que
inclusive le hubiesen permitido optar por una prótesis diferente (semi rígida), y que tenía un
pronóstico similar. En los días previos la expectativa era favorable.
El Sr. Mateluna entró a pabellón el día 28 de octubre del año 2013 con la expectativa de que la
prótesis implantada, luego de su convalecencia, fuera la solución clínica a un problema clínico, no
estético.
3. Primera Operación
El 28 de octubre consta al ingreso del Sr. Mateluna a “Urología”, tanto la anamnesis con su historia
clínica basal como un “Examen Físico” que da cuenta de “Pene normal sin deformidades”.
Se le implanta prótesis a un costado del bajo pubis, y se complementa con una bomba que
sostiene la erección del miembro implantado.
Se le da de alta, ordenando su egreso sin ambulancia, con equimosis y persistencia del dolor. El Sr.
Mateluna advierte que siente que los puntos se van a salir, y que teme por la herida,
manifestándoselo de esa forma a su tratante, el médico Campos Pantoja.
Tal como lo planteó el Sr. Mateluna, la herida se abrió, y comenzó a sangrar profusamente,
debiendo desinfectar y comprimir por sus propios medios, en forma doméstica, y pudiendo ver no
sólo la herida y sección operatoria, sino que la propia manguera plástica con que funciona la
próstesis.
Sin perjuicio de lo desmoralizante de la situación, el Sr. Mateluna no tuvo otro remedio que insistir
en su reingreso, al que se constata la infección de la zona operada.
No obstante el continuo de atenciones clínicas, la infección no tuvo control, la herida secreta ésta,
y se visualiza la prótesis a través de la lesión.
El día 9 de diciembre del año 2013, el mismo médico ya mencionado, realizó el retiro total de la
prótesis, y al primer día de post operatorio se mantienen drenajes pero se observa un “pene sano
sin edema”
Cabe señalar que al cuarto día se consigan su egreso como satisfactorio, pero por indicaciones de
alta, debe movilizarse en silla de ruedas por veinte días.
Siendo evaluado en el mes de julio del año 2014, el paciente es alentado a la decisión de re
intervenirse, discutiéndose a nivel de equipos médicos si se tomaría la posibilidad de una prótesis
inflable o semi rígida. El médico a cargo sigue siendo el Dr. Campos Pantoja.
El ingreso médico es con fecha 3 de noviembre del año 2014 y se consigna “herida completamente
sana y buena extensión del pene”.
El martes 11 de noviembre del año 2014 se programa la operación para prótesis semi rígida.
A finales del año 2014 se realizó el retiro de la última prótesis y la implantación de la actual,
además de un acomodo físico de la misma.
Es visible el acortamiento casi total del pene del Sr. Mateluna al final de estas intervenciones.
Resulta claro que el médico tratante lleva consigo, por su rol y expertisse, la obligación de
informar con claridad al paciente de los riesgos del tratamiento o intervención a la cual va a ser
sometido, especialmente aquellos que son normalmente predecibles o conocidos dentro del arte
médica en donde se desarrolla su especialidad.
La citada obligación, tiene rango legal, además de en la regla de ejecución de buena fe del contrato
de prestación médica, en la Ley 20.584 sobre “Derechos y Deberes de los Pacientes en Salud”,
que regula entre los artículos 8 y 11 la información necesaria de proveer al paciente, y luego en el
artículo 14, se refiere derechamente al “Consentimiento Informado”, como garantía para el
paciente de que se respetará su voluntad al ponderar lo que precisamente se le informa, y como
se señaló, normalmente serán: ventajas y riesgos.
Así las cosas, el Sr. Mateluna, nunca pudo preveer, representarse, y en definitiva ponderar que su
pene se acortaría profucto del tratamiento que pretendía la recuperabilidad de su función sexual,
y como se podrá cotejar al revisar la Ficha Clinica y los Consentimiento Informados, ni aún en sus
últimas intevenciones tuvo la información que le permitiera entender y reaccionar aquello que le
estaba sucediendo, y que recién al año 2015 conoció mediante opiniones de urólogos distintos a
su tratante.
9. Infección y Acortamiento como eventos clínicos adversos predecibles y que debían ser
informados
Sin perjuicio de lo que en la debida probanza se rinda al tenor del acápite, lo cierto es que al
momento de buscar fuentes que expliquen lo sucedido con el acortamiento peneano sufrido por el
Sr. Mateluna Beiza, encontramos, entre muchas otras, las siguientes citas o referencias:
1
AXENCIA DE AVALIACIÓN DE TECNOLOXIAS SANITARIAS DE GALICIA (2005) La prótesis de pene en el
tratamiento de la disfunción eréctil” en: Serie Informes, Xunta de Galicia. España. Disponible en:
https://extranet.sergas.es/catpb/Docs/gal/Publicaciones/Docs/avalia-t/PDF7-85.pdf
2
WILSON, SK, DELK, JR (1995) “Inflatable penile implant infection: predisposing factors and treatment
suggestions. J Urol. Estados Unidos de América. P. 659-661
3
AMERICAN MEDICAL SYSTEM (2013 ) “Respuestas para Hombres. Para comprender ss opciones de
tratamiento”. Estados Unidos de América. P.11 y 19. Disponible en:
http://www.amsmenshealth.com/content/dam/bostonscientific/uro-
wh/general/ams/Resources/AMSUSED-00320f(1)-Patient%20Education%20Brochure%20Spanish-FINAL.pdf
4
CONDE REDONDO MC; GARCIA VIÑA A; CASTROVIEJO ROYO F; GONZALEZ MONTESINOS; POZAS M;
MIRALLES AYUSO S; AMON SESMERO JH (2018) “Graves Complicaciones de las Prótesis de Pene” en XXI
Reunión del Grupo de Andrología. España.
III. FUNDAMENTOS DE DERECHO
Art. 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que
en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella.
Por ende, el deber de informar incluye los riesgos estéticos y funcionales, no únicamente el riesgo
quirúrgico.
Art. 1547. El deudor no es responsable sino de la culpa lata en los contratos que por su naturaleza
sólo son útiles al acreedor; es responsable de la leve en los contratos que se hacen para beneficio
recíproco de las partes; y de la levísima, en los contratos en que el deudor es el único que reporta
beneficio.
El deudor no es responsable del caso fortuito, a menos que se haya constituido en mora (siendo el
caso fortuito de aquellos que no hubieran dañado a la cosa debida, si hubiese sido entregada al
acreedor), o que el caso fortuito haya sobrevenido por su culpa.
La prueba de la diligencia o cuidado incumbe al que ha debido emplearlo; la prueba del caso
fortuito al que lo alega.
Todo lo cual, sin embargo, se entiende sin perjuicio de las disposiciones especiales de las leyes, y de
las estipulaciones expresas de las partes.
Art. 1553. Si la obligación es de hacer y el deudor se constituye en mora, podrá pedir el acreedor,
junto con la indemnización de la mora, cualquiera de estas tres cosas, a elección suya:
2ª Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor;
Creemos que la intención manifiesta en los consentimiento informados, dará cuenta de los riesgos
considerados y de los que no, y asimismo, de la evidencia de la decisión de persistir en operarse,
dará cuenta a S.S: que la voluntad del demandante era tener vida sexual y no eliminar su
posibilidad física, como ocurrió en los hechos.
Art. 10.- Toda persona tiene derecho a ser informada, en forma oportuna y comprensible, por
parte del médico u otro profesional tratante, acerca del estado de su salud, del posible diagnóstico
de su enfermedad, de las alternativas de tratamiento disponibles para su recuperación y de los
riesgos que ello pueda representar, así como del pronóstico esperado, y del proceso previsible del
postoperatorio cuando procediere, de acuerdo con su edad y condición personal y emocional.
Se complementa con los artículos 5 letra a) y 8, en cuanto a establecer como prestación necesaria
la información comprensible de los factores relevantes de la atención de salud.
IV. DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA
“De esta manera el médico o profesional de la salud no debe crear un riesgo que no existía ni debe
aumentar el riesgo existente más allá de los límites permitidos por la lex artis8”
Las citas recién formuladas dan cuenta de que si el acortamiento del pene, no le era previsible,
representable o estimable al paciente – ex ante – de la operación, implica que el resultado califica
o presume la culpa en el sentido de requerir de parte del demandado, la prueba de su exoneración
de responsabilidad. Asimismo, no informar implicó la creación de un riesgo adicional para la
representación ideal del paciente, respecto de sus posibilidades.
5
ZELAYA, Pedro (2005) “La responsabilidad civil de hospitales y clínicas privadas: hacia una paulatina
responsabilidad estricta por riesgo empresa”. En: Cuadernos de Extensión Jurídica. Universidad de los Andes
Vol. 7 pp. 177.
6
TOCORNAL, Josefina (2014) “La responsabilidad Civil de clínicas y hospitales” Legal Publishing. P. 65
7
LOPEZ, Marcelo (2007) “Teoría general de la responsabilidad médica en el derecho argentino y comparado”.
Legis Argentina P. 266.
8
Corte Suprema, Rol: 1882-2008. Fallo de casación, sentencia de remplazo, considerando décimo quinto.
14. Respecto de la Prueba de la Culpa
“Que en base de lo anteriormente expuesto, no cabe sino considerar que la lesión sufrida por la
demandante en la intervención quirúrgica de que fue objeto configura una infracción a ls
obligaciones contraídas por el facultativo en el contrato de atención médica, infracción de
obligación que, a la luz de lo preceptuado por el artículo 1547 del Código Civil, la ley presume
culpable, es decir, atribuible a culpa o negligencia del médico tratante, correspondiendo a éste
desvirtuar dicha presunción probando que le daño se produjo a pesar de haber empleado , en todo
momento, la diligencia o cuidado debido9”.
9
Corte Suprema, Rol: 4404.2012. Fallo de casación, considerando octavo.
10
Corte de Apelaciones de Valparaíso, Rol N°838-2008. Fallo de apelación, considerando tercero.
16. Respecto de la Responsabilidad Contractual en el ingreso de pacientes por derivación
“En cuanto a los enfermos, si bien no eligieron libremente, son los beneficiarios de la estipulación a
favor de otro, ya que tal puede estimarse la celebrada entre el respectivo establecimiento o
empresa y el profesional, desde que, en virtud de ella, éste se obligó a prestar sus servicios a
terceros y el hecho de que los enfermos concurran al establecimiento y reciban los cuidados y
atenciones que el profesional les resta, importa aceptación del derecho creado a su favor11”
Sin perjuicio de que la acreditación del daño será resorte del término probatorio, hay que señalar
que conforme a la doctrina más moderna, el daño debe ser avaluable conforme a la prueba de la
cuantía de:
“El Daño Corporal”, que representa la pérdida física, y pretende ser objetivable en términos de lo
que significa idealmente la pérdida o disminución de algo concreto, y que en este caso es la
extensión del pene1314.
“El Daño Emergente”, que viene a ser la consecuencia patrimonial directa, presente o futuro, en
términos de proyección objetivable y cierta de menoscabo. Aquí caben los gastos clínicos, de
traslado, y en general, de producción de las condiciones que retrotraigan a la víctima del daño a un
estado más próximo al que estaba previo a sufrirlo.
“El Lucro Cesante”, que viene a ser una consecuencia patrimonial indirecta, en cuanto a la
imposibilidad de generar económicamente lo proyectado como probabilidad estable de ganancia
legítima. Aquí, siendo una lesión genital, no aplica ni se reclama.
11
ALESSANDRI (1943) “De la responsabilidad extracontractual en el derecho civil chileno” Editorial Jurídica
de Chile. P.76
12
ABELIUK (1983)”Las obligaciones. Thompson Reuters.P. 590
13
V.S. Corte de Apelaciones de Valparaíso, Rol: 12-1992 en la que admite este rubro indemnizatorio en
forma autónoma del daño moral
14
V.S. Corte Suprema Rol: 2176-2017 y 28036-2017 en las que lo admite como presunción de daño moral.
“El Daño Moral”, que viene a ser la consecuencia extrapatrimonial en cuanto a daño psico
afectivo, representable a través de un temor, dolor, e inclusive sensación de inferioridad, como
lesión directa a los derechos de la personalidad que afectan, en este caso, a ambos demandantes,
a consecuencia del daño corporal sufrido. Aquí cabe en particular:
Al mérito de lo ya expuesto, y tomando como referencia los criterios y rubros ante expuestos,
además de los símiles encontrados legislativamente a un acortamiento de los términos ocurridos
en el caso de marras, tales como el delito de “Castración15” y las demás mutilaciones16, que
conjuntamente constituyen formas especialmente graves del delito de lesiones, pero que el
legislador ha optado por tipificarlas en forma separada, y asimismo los montos indemnizatorios
obtenidos desde la Ley 16.744 sobre Accidentes y Enfermedades Profesionales, y sus reglamentos
complementarios, es posible estimar la cifra que se anota a continuación:
15
Artículo 395 Código Penal
16
Artículo 396 Código Penal
Respecto de doña Patricia Arquero Fernández:
POR TANTO, y en mérito de lo expuesto y de los artículos 1553 y siguientes del Código Civil, y de
toda otra norma pertinente.
RUEGO A S.S: Tener por interpuesta demanda civil de indemnización de perjuicios por
incumplimiento contractual en contra de la ASOCIACIÓN CHILENA DE SEGURIDAD (ACHS), RUT:
70.360.100- 6, representada legalmente por CRISTOBAL PRADO FERNÁNDEZ, C.I.: 8.711.638-7,
chileno, gerente, ignoro estado civil, ambos domiciliados en Calle Ramón Carnicer 1163, comuna
de Providencia, Santiago, admitirla a tramitación, y acogerla en definitiva condenándola al pago
de
$370.000.000 ( trescientos setenta millones de pesos) a favor de los demandantes, conforme a los
montos ya indicados, con costas.
PRIMER OTROSÍ: SÍírvase S.S. Tener por interpuesta demanda civil de indemnización de perjuicios
por responsabilidad extra contractual, en subsidio de la acción principal, en contra de la
ASOCIACIÓN CHILENA DE SEGURIDAD (ACHS), RUT: 70.360.100- 6, representada legalmente por
CRISTOBAL PRADO FERNÁNDEZ, C.I.: 8.711.638-7, chileno, gerente, ignoro estado civil, ambos
domiciliados en Calle Ramón Carnicer 1163, comuna de Providencia, Santiago, por los motivos de
hecho y de derecho que paso a exponer:
I. FUNDAMENTOS DE HECHO
Por Principio de Economía Procesal, S.S., solicito tener por íntegramente reproducidos los hechos
ya expuestos en el acápite que comparte nombre con este en la redacción de la acción principal.
Por claridad de la acción que se interpone, se da cuenta de que en la presente acción se persigue
la responsabilidad extracontractual que por hecho propio le corresponde a la persona jurídica de
la ASOCIACIÓN CHILENA DE SEGURIDAD (ACHS), RUT: 70.360.100- 6, y asimismo por el hecho de
su dependiente, RODRIGO CAMPOS PANTOJA, CI: 12.877.752-0, chileno, urólogo, del mismo
domicilio consignado en lo principal para su empleador. A ambos les compete en definitiva la
obligación de seguridad en las intervenciones y tratamiento clínico del demandante, y asimismo, el
deber de haberle informado adecuadamente los riesgos del proceso.
Art. 2314. El que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito.
Art. 2320. Toda persona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos
que estuvieren a su cuidado.
Así el padre, y a falta de éste la madre, es responsable del hecho de los hijos menores que habiten
en la misma casa.
Así el tutor o curador es responsable de la conducta del pupilo que vive bajo su dependencia y
cuidado.
Así los jefes de colegios y escuelas responden del hecho de los discípulos, mientras están bajo su
cuidado; y los artesanos y empresarios del hecho de sus aprendices o dependientes, en el mismo
caso.
Pero cesará la obligación de esas personas si con la autoridad y el cuidado que su respectiva
calidad les confiere y prescribe, no hubieren podido impedir el hecho.
Art. 2322. Los amos responderán de la conducta de sus criados o sirvientes, en el ejercicio de sus
respectivas funciones; y esto aunque el hecho de que se trate no se haya ejecutado a su vista.
Pero no responderán de lo que hayan hecho sus criados o sirvientes en el ejercicio de sus
respectivas funciones, si se probare que las han ejercido de un modo impropio que los amos no
tenían medio de prever o impedir, empleando el cuidado ordinario, y la autoridad competente. En
este caso toda la responsabilidad recaerá sobre dichos criados o sirvientes
III. DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA
El fundamento de la obligación de seguridad dice relación con la expertisse que posee quien
desarrolla la praxis médica, específicamente en razón de dicha competencia técnica que lo pone
en el lugar de deber desplegar su conducta conforme a la lex artis, respondiendo de
responsabilidad estricta, aún por sobre la subjetiva, por disponer de un actuar que por sí genera
riesgos, de los cuales, no siempre el paciente está en condición de representárselos o prever.
En la jurisprudencia chilena existe consenso en que la obligación de seguridad, debe ser satisfecha
por los establecimientos clínicos y hospitalarios, por cuanto se enmarca en una actividad
generadora de riesgos. Ejemplo de lo anterior:
“Que establecidos los hechos de la manera ya descrita, se debe analizar el sustento jurídico
de la acción intentada por los demandantes y que lo hacen recaer en la existencia de falta de
servicio por parte de la demandada el que concretizan en la negligencia funcionaria respecto del
cuidado del menor Zamora –recién nacido-, en cuanto a que sin tomar las precauciones necesarias,
atendida las características de la cuna en que éste se encontraba y la existencia de una estufa
eléctrica en la sala de cuidados, se le desatendió quebrantando el Hospital Fricke la obligación de
seguridad de que son deudores los recintos hospitalarios y de salud…17”
17
Corte de Apelaciones de Valparaíso, Rol: 4748-2005; sentencia de apelación, considerando catorceavo.
18
Corte de Apelaciones de Santiago, Rol: 36518-1998, sentencia de apelación, considerando quincuagésimo.
2. Respecto de la Responsabilidad por Falta de Servicio
En el caso que nos ocupa, aparte de otros hechos u omisiones que generan responsabilidad
extracontractual pública, ha existido un típico caso de responsabilidad por falta de servicio.
Precisando este concepto de falta de servicio, el profesor Hugo Caldera Delgado, expresa que " hay
falta de servicio cada vez que el servicio público ha funcionado mal, ha funcionado prematura o
tardíamente o no ha funcionado en absoluto". 19
La falta de servicio, fundante de la responsabilidad del ente público, no precisa del elemento dolo
o culpa. Su procedencia encuentra su origen concretamente en el mal funcionamiento del ente
público, lo que en el caso de autos aparece en forma manifiesta.
19
CALDERA, Hugo (1982) Sistema de la Responsabilidad Extracontractual del Estado en la Constitución Política
de 1980", Editorial Jurídica de Chile. p. 398.
Se incumple un “Deber de Cuidado”, cuyo estándar de satisfacción implica una
diligencia alta, inclusive llamada “Responsabilidad Estricta”, a fin de que el deudor
se exonere, atendido el rol profesional de su actuar, y la circunstancia de ocurrir
en una actividad generadora de riesgos. Esto se verifica contrastando la conducta
con un modelo ideal de conducta re construido por S.S., visualizando aquello que
debió hacerse, y al caso, no se hizo.
20
GUAJARDO, Baltasar. (2002) “Aspectos de la Responsabilidad Civil Médica, Doctrina y Jurisprudencia”.
Editorial Librotecnia. Santiago de Chile. P. 182
21
Ibídem. P.225
IV. CONCLUSIÓN
En definitiva, al ocurrir los mismos supuestos que para la acción de lo principal, concurren ambas,
asistiéndole al demandante la “Teoría de la Opción” o “Concurrencia de Acciones”. Ya que
únicamente difieren ambas acciones en el estatuto de responsabilidad al que acceden, y que
depende netamente según entendamos que: I.-Existe una prestación asistencial que se formaliza
desde el rol del deudor y el estado de necesidad de ser asistido del acreedor, ocurriendo
“Responsabilidad Contractual”, o bien, II.- El mismo hecho, que implica el incumplimiento de un
“Deber de Cuidado”, determinan la producción de un daño, ocurriendo “Responsabilidad
Extracontractual”.
POR TANTO, y en mérito de lo expuesto y de los artículos 2314 y siguientes del Código Civil, y de
toda otra norma pertinente.
RUEGO A S.S: Tener por interpuesta demanda civil de indemnización de perjuicios por
responsabilidad extracontractual en contra de la ASOCIACIÓN CHILENA DE SEGURIDAD (ACHS),
RUT: 70.360.100- 6, representada legalmente por CRISTOBAL PRADO FERNÁNDEZ, C.I.: 8.711.638-
7, chileno, gerente, ignoro estado civil, ambos domiciliados en Calle Ramón Carnicer 1163, comuna
de Providencia, Santiago, admitirla a tramitación, y acogerla en definitiva condenándola al pago de
$370.000.000 ( trescientos setenta millones de pesos) a favor de los demandantes, conforme a los
montos ya indicados, con costas.
SEGUNDO OTROSÍ: Sírvase S.S. Tener por acompañados con citación, los siguientes documentos:
CUARTO OTROSÍ: Sírvase S.S. Tener por acreditada la personería que invoco para representar a
don ENRIQUE PATRICIO MATELUNA BEIZA, C.I.: 9.512.376-7, chileno, casado, maestro, y doña
PATRICIA DE LA CRUZ ARQUERO FERNANDEZ, C.I.: 9.223.006-6, chilena, casada, empleada, ambos
con domicilio en Almirante Barroso 557, departamento 33, comuna de Valparaíso, en virtud de la
Escritura Pública de Mandato Judicial que acompañé al segundo otrosí, y que cuenta con firma
electrónica avanzada, y contempla todas y cada una de las facultades del artículo 7 del Código de
Procedimiento Civil.