Informe 1 - 1, 2 Pedro y Judas
Informe 1 - 1, 2 Pedro y Judas
Informe 1 - 1, 2 Pedro y Judas
Reflexión sobre
1ª y 2ª Pedro y Judas
Primera epístola universal de San Pedro apóstol. Es la primera epístola que escribe el
apóstol Pedro, quién se identifica como tal en (1:1) “Pedro, apóstol de Jesucristo”. Está
dirigida a un grupo amplio de personas que están en Asia menor, a los expatriados de la
dispersión. Pedro pudo haber escrito esta epístola desde Roma (5:13). El propósito de esta
carta es animar y dar testimonio de la verdadera gracia de Dios. Pedro exhorta a sus
hermanos a permanecer firmes en la fe, aún en medio de persecuciones, compartiendo el
sufrimiento de Cristo y participando de Su gloria. Toda su teología nace desde la
experiencia personal y combina la instrucción teológica con el consejo adecuado para la
vida cristiana práctica. Pedro es un teólogo que hace teología desde el camino.
Segunda epístola universal de San Pedro apóstol. Esta es la segunda epístola que escribe
el apóstol Pedro. Está dirigida a creyentes en general (no se indica que sean solo judíos),
sino más bien a gentiles y, probablemente, les escriba a los mismos destinatarios de su
primera carta. El propósito de esta carta es para fortalecer la fe y la esperanza de los
creyentes y advertir de los falsos maestros dentro de la iglesia que se han apartado de la fe y
que llevaban doctrinas erróneas y actitudes destructivas. Pedro les escribe para advertir a
los miembros de la iglesia acerca del peligro moral e intelectual en el que estaban,
denunciando severamente las enseñanzas y conductas de los falsos profetas y maestros.
Epístola universal de San Judas. El autor se identifica como “hermano de Jacobo” (v1),
aunque la opinión más generalizada es que era hermano consanguíneo de Jesús. Sin
embargo, no hay ningún dato concreto que afirme esto, por lo que podemos pensar de que
Judas era un predicador itinerante. Respecto a sus destinatarios, no se tiene ninguna
referencia explícita o implícita de que sea a un grupo de lectores gentiles. Más bien, da la
impresión de que los judíos pudieran entender plenamente el significado de la carta. Sin
embargo, no se menciona ni lugar de destino de la carta, ni se tiene claridad con respecto al
autor, ni a quién va dirigida. Su propósito es instruir acerca de la doctrina cristiana de la fe
y a la vez, oponerse y denunciar a los apóstatas que se habían infiltrado en la comunidad.
Esta carta guarda mucha relación con 2 Pedro 2, debido a la temática que trata.
2. BOSQUEJOS DE LAS CARTAS
1ª de Pedro
Bosquejo del libro Bosquejo personal
1. Saludo (1:1-2)
2. Nuestra esperanza (1:3-5)
1. Introducción (1:1-2) 3. Firmes en el sufrimiento (1:6-12)
2. Salvación (1:3-12) 4. Vivir en santidad (1:13 – 2:3)
3. Santidad (1:13 – 2:3) 5. Escogidos por Dios (2:4-12)
4. Elección (2:4-10) 6. Siervos de Dios (2:13-25)
5. Sumisión (2:11 – 3:12) 7. Deberes conyugales (3:1-7)
6. Sufrimiento (3:13 – 4:19) 8. Haciendo el bien (3:8-13)
7. Conclusión (5:1-14) 9. Identificarse con el sufrimiento (3:14 – 4:19)
10. Consejo a los líderes (5:1-11)
11. Saludos finales (5:12-14)
2ª de Pedro
Bosquejo del libro Bosquejo personal
1. Introducción (1:1-2) 1. Saludo (1:1-2)
2. Características de la vida cristiana 2. Devoción y esfuerzo en la vida cristiana
(1:3-21) (1:3-11)
3. Precaución en la vida cristiana 3. La confirmación de las Escrituras
(2:1 – 3:10) (1:12-21)
4. La confianza de la vida cristiana 4. Los falsos maestros (2:1-22)
(3:11-16) 5. El Señor viene pronto (3:1-16)
5. Conclusión (3:17-18) 6. Recomendaciones finales (3:17-18)
Judas
Bosquejo del libro Bosquejo personal
1. Salutación (1-2) 1. Saludo (1-2)
2. Falsas doctrinas y falsos maestros (3-16) 2. Lo que ofende a Dios (3-19)
3. Amonestaciones y exhortaciones (17-23) 3. Lo que agrada a Dios (20-23)
4. Doxología (24-25) 4. Alabanza final (24-25)
a) 1ª de Pedro 1:13-16. En esta porción bíblica, Pedro llama a sus lectores a no olvidar la
transformación de vida que han tenido en Cristo Jesús y que marca un estilo de vida distinta
a los demás. Les recuerda actuar con inteligencia, con dominio propio, en obediencia a
Dios y no amoldándose a los malos deseos que tenían antes de conocer a Cristo Jesús,
cuando vivían en ignorancia. Les invita a depositar la esperanza completamente en la gracia
de Jesucristo. Y los exhorta a lo más importante y crucial en esta nueva vida: ser santos.
Pedro les dice que sean santos en todo lo que hagan. No solo en cierta área de la vida, no
solo en ciertos contextos, no solo en algunas cosas. No. En todo. “Más bien, sean ustedes
santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito
«Sean santos, porque yo soy santo»” (v15-16). Esto es lo que debe marcar la diferencia en
la vida de un cristiano: la santidad. El llamado que hace Pedro a sus lectores, a nosotros y a
Su iglesia, es a estar en este camino de la santificación diaria, por medio de la gracia de
Jesucristo. Nuestra vida personal debe anhelar la santidad de Dios, en todo aquello que
realizamos tanto en lo público como en lo privado. Estamos llamados a ser santos en todo
lo que hagamos, superando la distinción de aquello que llamamos “secular” de lo
“espiritual”. Nuestra vida entera es espiritual y todo lo que hacemos debe llevar el sello de
la santidad, imitando a Aquel que nos dejó ejemplo a seguir. Su iglesia debe ser una iglesia
santa, transparente, honesta, llena de amor y misericordia, que sea luz al entorno que la
rodea, un punto de encuentro sincero con Jesucristo y Su comunidad. Y de esa misma
manera, estamos llamados a reflejar esa santidad a toda persona con quién nos
relacionemos, sean cristianos o no. Ser santos no es una opción, una alternativa. Ser santos
es un imperativo divino.
b) 2 Pedro 1:10-11. Elegir el camino de la fe en Jesucristo, tiene un precio, un costo. Jesús
ya pagó todas nuestras deudas en la cruz y por Su gracia hoy tenemos acceso al Padre, por
medio de su Espíritu Santo. Sin embargo, el camino de la fe es una decisión diaria, que
implica esfuerzo, constancia. Jesús dijo “Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que
negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme” (Mt 16:24). Dietrich Bonhoeffer, teólogo
moderno del siglo XX, habló acerca de la gracia barata, aquella que daba por sentada el
acto salvífico de Dios como presupuesto, carente de seguimiento; y de la gracia cara, que
hace valer la exigencia de la vida cristiana que resulta del seguimiento de Cristo: una gracia
como resultado. Pedro anima a sus lectores a esforzarse, aún más de lo que ya estaban
haciendo, por responder al llamado que Dios les hizo. Previamente les está exhortando a
abandonar toda corrupción y malos deseos y animando a esforzarse por aumentar su fe,
conocimiento, dominio propio, constancia, devoción a Dios, afecto fraternal y amor. Ese es
el mismo llamado que hace Dios a nuestras vidas y Su iglesia, el de esforzarnos aún más
por seguir cumpliendo la voluntad de Dios. Pedro dice que “si hacen estas cosas, no
caerán jamás y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno”. El camino de la
fe tiene un precio, que se ve reflejado en el seguimiento y que demanda de nosotros, día a
día, esforzarnos aún más por alcanzar la meta.
c) Judas 1:12-13. A diferencia de mis dos reflexiones anteriores, este pasaje me lleva a una
advertencia que no podemos dejar pasar por alto. Judas, hablando de aquellos falsos
maestros que han pervertido las enseñanzas y no están siendo guiados por el Espíritu Santo
sino por sus propios intereses y deseos, señala en estos dos versículos que aquellos son un
peligro oculto, un escollo, unas manchas, que buscan su propio provecho (otra versión dice
que “se pastorean a sí mismos”). Son como nubes sin agua, árboles que no dan frutos,
violentas olas del mar, estrellas fugaces. De esto puedo sacar dos breves reflexiones. La
primera de ellas es pedirle a Dios discernimiento para estar atento a este tipo de personas
que están en nuestras iglesias y que muestran una aparente bondad, pero sus intenciones
están lejos de llevar a cabo la voluntad de Dios. La segunda, es hacernos nosotros mismos
esta crítica y autoevaluación, ¿estamos siendo nosotros escollos para otros hermanos?
¿Somos árboles que están dando frutos? ¿Nuestras palabras son como violentas olas del
mar que se estrellan en los peñascos, o somos aquella agua que fluye serena y
tranquilamente?
4. BIBLIOGRAFÍA