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SE VALE ENAMORARSE Cuento

En 3 oraciones: Una niña de 13 años acostumbra molestar a otras niñas menos populares por su apariencia, pero termina enamorándose de un chico que usa lentes. Ella se da cuenta de que estaba equivocada en juzgar a los demás por su apariencia física. Al final, hace las paces con las niñas a las que molestaba y ahora son amigas.

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SE VALE ENAMORARSE Cuento

En 3 oraciones: Una niña de 13 años acostumbra molestar a otras niñas menos populares por su apariencia, pero termina enamorándose de un chico que usa lentes. Ella se da cuenta de que estaba equivocada en juzgar a los demás por su apariencia física. Al final, hace las paces con las niñas a las que molestaba y ahora son amigas.

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chaymi valenman

munakuyman urma
CHAYMI VALENMAN MUNAKUYMAN URMA

En el pueblo de alca qué había una casa donde habitaba una familia ni tan grade ni
tan chiquita. yo estaba ahí, de nuevo sentada en ese sofá viejo que había en mi sala;
tomé mi celular y vi que mis amigas ya estaban contando sus historias de amor en el
grupito que tenemos. La verdad es que esas cosas a mí no se me dan, ¿cómo puedes
creer que va a venir un príncipe azul en su caballo a llevarte a vivir a un hermoso
castillo y serás la más feliz “por siempre”? Jajaja, y luego “por siempre”. Pero da igual.
No pasó tanto tiempo y llegaron mis padres a casa, así que fui a mi cuarto y preferí
alistarme para dormir, porque… ¿de qué servía volver a escuchar cómo discutían de lo
mismo siempre? Apagué mi celular, destendí mi cama, subí a ella, apagué la luz y
dormí.
Al siguiente día sonó mi alarma a las 6:00 a. m. ¿Es en serio?, ¿por qué debo
levantarme tan temprano de lunes a viernes?; los fines de semana me levanto hasta
uhh. Me cambié, me peiné y bla, bla, bla… Sólo ponte a pensar en lo que haces cada
día que vas a la escuela. Porque sí, yo tengo trece años, ¡qué horror! . En fin, tomé mi
mochila y subí al auto de mi padre. En el camino iba pensando en lo que haría en mi
día; digamos que lo mismo de siempre. Llegamos a la escuela y mi padre me dio un
beso en la mejilla. “Qué ridículo”, pensé. -Ya tengo trece años como para que me esté
dando “besitos”.
Entré a mi salón de clases y saludé a mis amigas y amigos , y no es por nada, pero
todo el colegio nos conoce. Luego llegó el profe de mate y empezó a regañar a los
mismos niños de siempre, los más desastrosos se podría decir, porque como de
costumbre andaban haciendo cosas que no eran del agrado de ningún profesor.Cada
que terminaba una clase, corría con mis amigas a platicar, y así cuatro horas hasta
que llegó el tiempo del recreo. Estando en el patio del colegio, vimos pasar a unas
niñas de segundo, igual que nosotras, lo único que nos diferenciaba era el grupo.
¡Estaban horribles! En serio. Una muy chaparra, otra muy flaca, la otra con un color de
piel muy moreno y la otra muy alta.
No dejábamos de mirarlas, y en un momento vimos que una de ellas sacó un gran
billete de 50 soles, y ¿tú qué crees? Fuimos todas mis amigas y yo a donde ellas, y le
dijimos a esa niña de estatura baja que nos diera su dinero. Obviamente se negó.
Claro que no me quedó de otra más que gritarle: —Pues quédate con eso porque lo
que tienes de dinero es lo que tienes de fea, niña estúpida. Y la niñita se puso a llorar,
pero sus amigas mejor ni se me acercaron. Le dije que era la última vez que le
preguntaba si me daba su dinero, y claro que esta vez me soltó todo lo que traía. La
verdad es que no me conmovieron sus lágrimas y nos fuimos al salón porque
teníamos examen de biología.
El maestro entró y los nervios me comían, pero aun así intenté tranquilizarme. Rayos,
pasó algo terrible. A una chica de mi salón se le ocurrió mandarme una notita
preguntándome la respuesta de la pregunta 15, y se la di. Pero eso no es lo peor, lo
peor fue que el profesor nos vio y de inmediato nos recogió el papelito; no tardó ni un
segundo para que nos cancelara el examen a ambas y para que nos mandara a la
dirección.
¿Y quién creen que estaba ahí? Así es, la mocosa de ase rato con sus amigas las
feas. Le platiqué a mi compañera lo que había pasado en el recreo con ellas, me dio
tanta risa lo que dijo: —¿Sabías que si respetamos las diferencias, ganamos?
¿Ganamos?, ¿qué cosa? No entiendo. Pasé a lado de las cuatro niñas, que sólo
agacharon la mirada en cuanto me vieron. No me importó y le dije a mi compañera: —
Mira nada más, las cuatro clones –y me eché a reír. Una de ellas me dijo: —¿Qué te
hicimos para que nos trates así? —Ser , chaparras, de un color de piel horrible, y
luego lentes… Simplemente ser feas lo arruinó todo –les dije. Fuimos por una cintilla
para que nuestros padres vinieran a hablar con el profesor de biología, y regresando al
salón él la llenó y advirtió que, si no venía nuestro tutor, no volveríamos a entrar a sus
clases. Terminaron las clases siguientes, y al fin salimos. A la salida, mis amigas y yo
escribimos en unas hojas: “La cuatro ojos y su crew de feas”. Cuando las vimos,
fuimos corriendo y, sin que ellas se dieran cuenta, les pegamos esas hojas por la
espalda. Todo el colegio empezó a morirse de risa.
Llegando a casa tiré mi mochila al suelo, fui a cambiarme de ropa porque detesto el
uniforme de la escuela y, cuando salí, fui al refrigerador a ver qué había de comer.
Sólo encontré un par de panes de caja y jamón para hacerme un sándwich. Tomé mi
celular. Toda la tarde me la pasé viendo anime. Al poco rato llegaron mis padres y
luego luego saqué la cintilla que me había dado la directora. Sin darles explicaciones,
me fui a mi cuarto. Tomé mi libro favorito y leí un poco, porque no pasó tanto tiempo y
se me empezaron a cerrar los ojos. Me puse mi pijama, esa color negro con unicornios
por todas partes. Me metí a las cobijas y cuando ya iba a dormir escuché unos gritos;
me paré rápido y vi que eran mis papás paleando otra vez. “¿Es que no te das cuenta
de que tu hija va mal en la escuela?”, le decía mi madre a él. Y la verdad es que no, no
voy tan mal en cuanto a mis calificaciones.
Me quise acercar, pero en cuanto me vio mi madre me gritó: —¡Tú vete de aquí, tonta,
todo esto es por tu culpa, jamás debiste haber llegado a arruinar nuestras vidas! Me fui
corriendo a mi cuarto y me tiré a llorar con mi corazón asiendo pum pum... Me dolieron
demasiado las palabras que me dijo, ¿pues cómo no? Si ella es la persona más
importante en mi vida, y esas cosas son las que hieren más. Estuve así por un largo
rato, pero de tanto llorar me quedé dormida cuando menos lo pensé. Al siguiente día
me desperté; en realidad no quería ir a la escuela, pero no pretendía verle la cara a mi
madre. Fui a desayunar y ahí estaban los dos; no dije nada, pero ella insistía en
molestarme: —¿Y cuándo piensas presentarnos a tu novio? —No tengo –le dije. —
Pues claro, ¿quién se va a fijar en una inútil como tú?
Contuve mis lágrimas, tomé mi mochila y me fui corriendo; no quise ni esperar a mi
padre, así que me. Fui al paradero y subí a la combi ; era un olor insoportable, pero
aun así me quedé parada porque ya no había asientos desocupados. Pensé: “¿Por
qué mi madre es así conmigo si yo no pretendo hacerle daño?”. Pero no me entraba
ninguna respuesta en la cabeza. Vi la parada de la escuela y me bajé. Corrí lo más
rápido que pude porque noté que estaban a punto de cerrar la puerta. Ahí estaban mis
amigas, que no dejaban de preguntarme: —¿Por qué tan tarde? –claro que no
pretendía contarles la razón. Salimos al patio porque teníamos educación física; no
quisimos hacer nada mis amigas y yo, así que prefirieron hablar de eso que llaman
“amor”. -Pero ustedes ya saben qué pienso sobre eso, así que no hace falta repetirlo-
dije. —Deberíamos cambiar el nombre de nuestro grupo –dijo una de ellas.
—¿Y si ponemos las iniciales de los chicos que nos gustan? Si se forma algo que
podamos pronunciar, lo dejamos –dijo otra. Las tres empezaron a juntar las iniciales…
—¡Se ha formado diez! –dijeron todas–. Sólo faltas tú. Yo sólo les respondí: —Ajá,
claro, después les digo. Fuimos por nuestras mochilas porque nos tocaba
Comunicación. Llegando ahí, vi pasar a mi primo con un amigo, saludé a ambos y noté
algo extraño en el chico que venía con él. Se me ocurrió regalarle un dulce; él me
sonrió y, Dios mío, tenía la sonrisa más hermosa que había visto en mi vida.
Justamente iban pasando por ahí las chicas a las que molestaba, me vieron y dijeron:
—No nos hagas daño, te damos todo lo que quieras. El chico me miró y yo sólo entré
a mi salón. Toda esa hora estuve callada y mi amiga me dijo: —Anda, ve y pregúntale
su nombre. —¿Quéeee, estás loca? –No pretendía hacerlo, menos porque se notaba
que él era muy extraño. Terminó la hora, salimos y, oh sorpresa, él estaba ahí,
esperando a que saliera. Lo saludé y me dijo que si me podía llevar a mi salón, obvio
no le iba decir que no. Me preguntó mi nombre y en seguida él me dijo el suyo, tenía
un nombre hermoso. Llegamos a mi salón y nos despedimos… .Mis amigas me dijeron
que me notaban un poco extraña, mas sin embargo no les hice caso, porque no quería
que pensaran que yo estaba “enamorada”.
Llegué a casa y pensé en lo que había sucedido en la escuela. ¿Sabes algo? Ese
chico era alto, era lindo, pero… tenía lentes, ¿y qué pensarán de esto? Sí, ya sé que
me odiarán por ser tan mala con la chica de los lentes de la escuela, por todo lo que
he hecho, ¿entonces por qué me he enamorado de alguien así? Porque sinceramente,
yo estaba enamorada de ese chico. Mamá llegó esa noche a mi cuarto, me dio un
chocolate caliente con un poco de pan, y me dijo: —Hija, me siento muy mal por cómo
te traté. Me arrepiento por cada palabra, tú sabes cuánto te amo… Las dos nos
abrazamos porque comenzamos a llorar. Ni siquiera sentí cuando nos dormimos,
porque desperté y ella estaba mi lado. Estando en la escuela, se me acercó el chico
lindo del día anterior, no me contuve y le robé un beso… Bueno, y pues de ahí ya
saben lo que pasó, después de un tiempo quisimos iniciar algo más. Y claro que mis
amigas y yo ya no éramos dez, sino dejz, porque la inicial de mi chico estaba
integrada.
Busqué a las chicas con las que me porté pésimo. Cuando las encontré no se
imaginan lo que pasó: me perdonaron y ahora somos amigas. Me siento bien sabiendo
que… Andaba equivocada al tratar de esa manera a esas chicas solo por su
apariencia y pues terminé enamorada de alguien igual

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