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Literatura y Adolescencia en Cuestiones Críticas 2018

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Literatura y adolescencia:

experiencias lecturales en Pablo Ramos, Pedro Mairal y Fabián Casas

Eje temático: Teorías de la lectura. Resistencias


Por Gabriela Román
UNaM
Resumen introductorio
La lectura literaria de formación responde –por lo general- a paradigmas sociales,
culturales y de políticas editoriales que se reconfiguran en cada momento histórico y de
acuerdo a las nociones de sujeto lector imperante en la época. Aunque siempre están
presente los recorridos lecturales por el museo de los clásicos con intersticios en la
literatura de masa, en los best sellers o en la denominada literatura juvenil.
Bajo esta última categoría, el universo editorial propone un abanico extenso de textos,
primero, encontramos las producciones “paraliterarias”, en los términos de Gemma Lluch,
es decir, las novelas de “enganche” que lleva al lector a convertirse en consumidor; esto se
logra gracias a una secuencia de acciones que realiza un personaje que porta, en su transitar
por esta etapa vital, rasgos estereotipados. Acá intervienen los discursos que remiten a
distintos modos de representar a la juventud (Chaves) y con los que el lector se siente
obligadamente identificado. La narración surge desde una perspectiva adultocéntrica que
intenta adoctrinar a un sujeto negativizado por la sociedad (Chaves).
Segundo, están las producciones que se ubican en la nomenclatura “juvenil” con un
trabajo destacado en la construccción de la ficción, del lenguaje, y la configuración del
personaje adolescente, estamos pensando en algunos textos de Bodoc o de Birmajer, por
ejemplo.
En este marco, hablar de literatura de formación o de aprendizaje en la actualidad
implica entrar en un terreno con varios caminos posibles, entre los que están aquellos
relatos de autores que no escriben pensando puntualmente en el público juvenil pero que
cuentan con algunas obra que tiene un personaje joven que transita un camino de cambio,
de transformación y aprendizaje.
Desde este punto queremos arrancar una línea de investigación que vincule las
lecturas de los proyectos “Lengua, literatura y otras discursividades en las fronteras.
Semióticas de su enseñanza. Parte II” y “Escrituras intersticiales en clave géneros literarios
menores: cruces discursivos, ficcionales, literarios” con las actividades al interior de la
cátera de Didáctica, currículum y aprendizaje – Seminario de Letras, que nos permita
analizar la figura adolescente en formación a partir de la literatuta contemporánea que no se
ubique en los parámetros de “literatura para jóvenes-juvenil”.
La novela, como el género más explotado en la literatura de formación es producida
bajo una serie de “narremas” (Rosa - Piacenza) que apuntan a la construcción de una
identidad mediante la metáfora del adolescente como eje de la ficción. En este sentido, nos
proponemos revisar los acontecimientos que forman parte de la secuenca narrativa de los
protagonistas de las novelas Una noche con Sabrina Love de Pedro Mairal, El orígen de la
tristeza de Pablo Ramos, y de algunos relatos de Los lemings y otros de Fabián Casas que
muestran el tránsito y la formación de sujetos jóvenes.

Transitar para transformarse

Se trata de dos chicos que salen a la vez por las puertas traseras del mismo taxi y que,
por miles de motivos, no se vuelven a ver más. Uno de ellos soy yo, el que cuenta la
historia. El otro es Máximo Disfrute, mi primer amigo, maestro, instructor, como se
le quiera llamar. (Casas. 29)

Este inicio del cuento “El bosque pulenta” de Fabian Casas revela dos narremas
posibles de los que menciona Piacenza y que pueden funcionar como estructurantes en las
narraciones de formación, primero, la narración y el carácter esencialmente
autobiográfico –aspecto que detaca Bajtín de este género- y que ortoga un sello realista al
cuento (“Uno de ellos soy yo, el que cuenta la historia”); y segundo, la “educación” en
general, y la figura de un “maestro” en particular, como motor y guia del proceso,
(“Máximo Disfrute, mi primer amigo, maestro, instructor, como se le quiera llamar”). La
edificación de la identidad en esta epata se logra mediante la intervención de un “otro” –un
amigo, un compañero, un adulto, según el caso- con quien el individuo busca aceptación y
aprobación, dice Weissmann, acerca del adolescente.
En el cuento de Casas esta figura de “maestro” esta en Máximo Disfrute y en El
origen de la tristeza el primer maestro de Gabriel es Rolando, el segundo, Fernandito.

-Hoy vamos a tener una clase diurna- dijo por fin mi maestro-, vamos a estudiar otro
punto crítico, el segundo punto cardinal de nuestro oficio: los visitantes. (Ramos 34)

En el viaje que realiza el personaje de Mairal–desde los momentos previos a la salida


hasta su regreso- se encuentra con distintos ayudantes al modo de maestros que le brindan
información y cooperan para que logre su objetivo, estos son: El gordo Carboni, el viejo de
la balsa, el caminonero, el paraguayo Iguana, César Cagliardi, Ramiro, Sofía, el taxista, el
ciego, y la más importante Sabrina Love:

“Por unos pesos te lleva hasta el puente de la ruta nacional. Ahí tenes que hacer dedo.
Pero yo te voy a decir cómo”. (Mairal 23) (le dice el gordo Carboni a Daniel)
-Los gatos somos para los viejos, para los casados –decía ella desparramandose
rápido la crema por los muslos-. Está lleno de chicas de tu edad que les encanta
acostarse, la cosa es que vos tenés que darles confianza, llenarles de flores. Tenés que
tratarlas bien y encararlas, decirles la verdad, que sientan que no vas a andar
contándole todo a tus amigos. (Mairal. 162) (Le dice Sabrina después de su encuentro
amoroso)

El relato se construye mediante piezas ensambladas de la niñez y la adolescencia de


un narrador-adulto que irrumpe el recuerdo con hechos del presente como segmentos que
continuan el discurrir narrativo que viven los personajes en otro espacio. La fragmentación
oficia como forma estructurante de la ficción en la que la voz que cuenta inicia la historia in
media res e intercala estractos de ficción que salen del relato para iniciar otra historia en
otra página del libro.
“El bosque pulenta” narra los episodios que conforman la amistad entre Andrés y
Máximo Disfrute, el lugar que éste último tiene en el grupo de amigos del barrio, el
enfrentamiento entre los de Boedo y los de Plaza Rivadavia y la separación de Máximo del
grupo. La memoria de un adulto que recupera su experiencia, se somete a una selección y
recorte de hechos en fragmentos en los que se cuela en un devenir entre el pasado, el
presente y el futuro como infiltración al interior del relato, por ejemplo, el consumo de
Talasa en la niñez, la muerte del Tano Fuzzaro como adelanto de un hecho futuro dela
adolescencia, el presente pero el futuro del adolescente, Chumpitaz casado con la gorda
Fantasía, otro ejemplo es el recorte a modo de épilogo de la conversación entre Uzu y el
narrador acerca de la pelea.
Esta manera de narrar nos transporta a Barthes cuando dice: “Escribir por fragmentos:
los fragmentos son entonces las piedras sobre el borde del círculo: me explayo en redondo:
todo mi pequeño universo está hecho migajas: en el centro…”.
Otro cuento de Casas que pone un narrador en primera persona adulto que selecciona
hechos relevantes en su formación como sujeto a través de la apelación a la memoria es
“Los cuatro fantásticos”, en la que el narrador recupera –a través de la conciencia de niño y
adolescente, según el memonto vivido- aquellos recuerdos significativos de los 4 novios de
su mamá que le enseñaron cosas prácticas para su vida. Como en las otras narraciones del
corpus de esta ponencia, aquellos que intervienen en la formación y aprendizaje de los
protagonistas, son individuos que se encuentran fuera del entorno familiar, en algunos casos
adultos –como en este cuento y como en las novelas de Ramos y Mairal- y en otros amigos
niños o jóvenes, como en “El bosque pulenta”.
El narrador de El origen de la tristeza elige una serie de acontecimientos de su
pubertad/adolescencia y los ordena en tres capítulos que conforma la novela (El regalo, El
incendio del arroyo, El estaño de peses). El narrador anticipa hechos futuros que se filtra en
la memoria como incursión del recuerdo, como anticipación del relato, fragmento del
fragmento. La escritura circular en Ramos cobra sentido cuando reponemos las piezas de la
vida de Gabriel con la lectura de las otras novelas que conforman una triología La ley de la
ferocidad y En cinco minutos levántete María, esta última narrada en la voz de la madre del
personaje. Veamos un ejemplo de El origen de la tristeza:

“Durante las horas de trabajo la única posibilidad de ver a Andrea C era cebar mate
sobre el banco de los papeles. Yo tenía la certeza de que en aquel afiche había algo
mágico, un mensaje del destino o algo así, y que en poco tiempo yo iba a poder
conocer de verdad a la modelo”. (Ramos. 44)

Este fragmento se engarza a la narración cuando –páginas después- Gabriel descubre


que la historia que le cuenta Rolando sobre una de las hijas de los Cornetti emabalsamada
era Andrea C, la chica que posa sobre el relumán en uno de los posters que decora el taller
de su padre. En la Ley de la ferocidad, Andrea es el nombre que el personaje le designa a
una prostituta con la que suele acostarse y con quien mantiene un vínculo. Pero volviendo a
la fragmentación en El origen de la tristeza, el narrador al final del libro nos ofrece dos
páginas en bastardilla de los pensamientos que tiene Gabriel –al mejor estilo de fluir de la
conciencia- cuando asiste al velorio del Tumbeta, uno de sus amigos del barrio. El presente
con el que Gabriel describe lo que piensa y siente en este momento…
Los enunciados que corresponden al narrema del personaje-narrador se pierde en Una
noche con Sabrina Love para dar lugar al omisciente.
Ahora bien, en cuando al narrema “educación” podemos reconocer que los
enunciados narrativos que construyen toda la secuencia de acciones de esta novela operan
bajo la configuración de “proyectos y sueños” (Weissmann) con los que el personaje
emprende una serie de juegos y estrategias para poder logarlo: Daniel realiza un viaje a
Buenos Aires para debutar con Sabrina Love. Esta perspectiva se ve en El origen de la
tristeza en el segundo capítulo cuando Gabriel, su hermano y sus amigos planean robar
vino, competir para ver que equipo debuta con las prostitutas que intentan pagar con una
rifa que hicieron.
Weissmann alude que en el proceso de transformación y aprendizjae que vive el
adolescente hasta convertirse en adulto aparecen una serie de factores determinantes como
el miedo, la inseguridad, el desafío a la autoridad, la provocación, el vagabundeo, los
ejercicios prematuros de sexualidad, las fugas del hogar, el consumo, la temeridad, entre
otros. Transformarse, crecer conlleva a que los personajes vivan acontecimientos que los
pone a prueba, los tensiona a cada paso de su propedéutica. En este sentido aparecen
narremas de transición y crisis a partir del eje del “miedo”. En “El bosque pulenta” se
desarrolla mediante dos etapas: primero, el vértigo y el reconocimiento de la situación de
inferioridad, segundo, la resiganción del destino, de lo inexorable:

Hay una clama tensa. Estamos arriba de un avión y de un momento a otro vamos a
tener que empezar a arrojarnos en paracaídas……Esto va para atrás, pienso mientras
tiro más madera al fuego(35)
¡Chau Musculito!, le grito, ¡Lo que vamos a morir te saludan! (Casas. 36)
En estas citas vemos el miedo frente la provocación que conlleva la pelea entre
bandos. En Mairal el miedo como motor de la transición está acompañado –en varios
episodios- por el llanto, un estado que marca el pasaje y tensión de la niñez a la adultez que
vive el personaje en situaciones de peligro en los que reconoce estar solo. Por ejemplo en el
acontecimiento con los soladados y en el enfrentamiento con Bianchi, el manager de
Sabrina:
Daniel agarró y amagó tirarla afuera.
-Si la tiras te mato a trompadas.
Daniel miró el filo. Se tapó la cara con el antebrazo y empezó a llorar, acurrucado en
un rincón de la camioneta. No se animaba a hacer nada….Guardó sus cosas en su
bolso, secándose las lágrimas, temblando…Esa mañana se había dado cuenta de que
tenía que hacer el viaje solo…Apoyó la cabeza sobre el bolso y se quedó con los
ojos abiertos. Por primera vez comprendió que estaba solo. (M. 53, 54, 55)

Daniel pensó que su hermano lo hubiese defendido de Bianchi, le hubiese roto esa
cara de escuerzo de una trompada, pero estaba lejos. Imaginaba el teléfono sonando
en la tranquilidad del mediodía de provincia, sobre la mesa al final del pasillo, junto
a los banderines de fútbol y la foto de sus padres abrazados un invierno en Paraná.
Apoyó la cabeza contra la caja del teléfono y empezó a llorar. (M, 170)

En Ramos el miedo se manifiesta de varios modos, la temeridad a lo desconocido y


sobretodo al mas allá en las clases en el cementerio que tiene con Rolando, hechos que
muestra que el aprendizaje implica exponerse a situaciones de conflicto con el espacio,
aunque el tránsito se hace seguro ante un maestro que mantiene el control del terreno:

Rolando pensaba entrar al cementerio por el peor lugar: el monobloque de los nichos.
Yo trataba de disimular pero estaba recontra asustado. En cambio Rolando caminaba
suelto, con cierta facilidad, como si no fuera consciente de que al lado tenía un
cementerio… (R 24)

En los siguientes ejemplos, el miedo indce a la narración de Ramos a una estética


realista que sella su estilo. Es en la adolescencia donde se origina la tristeza mediante la
reflexión y el reconocimiento de situaciones reveladoras para el personaje como en la
escena que recorre la escuela en búsca de sus amigos:

Pero lo más horrible, lo que me destrozó el alma, fue el olor, tán fuerte que tuve que
contenerme para no vomitar. No supe hasta mucho después…que ese era el olor de
los desgraciados, de las personas que están desamparadas en el mundo…
El estómago se me había hecho piedra y el dolor en la panza me estaba dando ganas
de llorar. En ese momento me pareció que la vida era un hecho triste y feo, sobre todo
feo. (R117)

Weissmann, cuando describe al adolescente, dice que en esta etapa rondan las ideas
de muerte del padre tirano, de la madre incomprensiva, de la novia que lo abandonó,
incluso su propia muerte. Este sentimiento oscila entre el orgullo y el ridículo, la
omnipotencia y el desvalimiento, la fuerza y la impotencia. Gabriel suma otro hecho a su
tristeza cuando su madre intenta suicidarse, la odia por intentar quitarse la vida por
pretender abandonarlo, pero en el fondo deseo que lo que haga:

Oí un sonido débil, un quejido y entonces me acerqué. Estaba asustado y apenas


podía caminar. Corrí la puerta y viví a mamá tirada: el pelo rubio revuelto, lleno de
sangre, tanta sangre que casi me hace vomitar. 128….Se va a morir…En realidad el
pensamiento me llegó como una revelación, o como una voz pesismista que me decía
que mamá ya estaba muerta. (R 130)

El último aspecto que queremos mencionar frente la idea de transición, crisis,


educación es el de la sexualidad. Los teóricos que se ocupan de estudiar la adolescencia
indican que uno de los duelos y adquisiciones que experimenta el individuo en esta estapa
está relacionada con la pérdida de su cuerpo infantil, con su nueva identidad, con la
sexualidad o bisexualidad. La sexualidad es una práctica que se imprime en el psiquismo y
permite resignificar vivencias anteriores junto a las nuevas para lograr adquirir una
identidad sexual adulta. Para lograr esto, el sujeto encuentra en la masturbación una
preparación sexual en relación a un objeto de deseo externo que provoca –a la vez- un
sentimiento paradójico de culpa y confianza (Weissmann). Veamos algunos ejemplos:
En “El bosque pulenta” la masturbación aparece como los primeros ejercicios de
inciación sexual, una actualización incestuosa y parricida:

La media está arrollada en mi bolsillo. Máximo la agarra y me dice que cierre la


puerta. Después se baja el pantalón…Y se empieza a frotar la pija con la medibacha
de mi mamá. Al rato le sale por la punta del pito un pedazo de crema dental. Me dice
que pruebe con la media, que es increíble lo que se siente. Yo agarro e imito los
movimientos de mi maestro, pero no consigo nada. (Casas. 29)

En El origen de la tristeza el personaje atraviesa varios estadios, la preparación ante


las imágenes y la experimentación del sentimiento real:

Cuando me sentí entonado me puse a repasar los almanaques de las minas desnudas.
Tuve que hacerme una paja enseguida, para poder mirarlos con más tranquilidad.
(Ramos 20)
La miré y me quedé petrificado. Descubrí en ese momento qué era la belleza. Había
estado confundido toda mi vida; no había nada en los afiches del taller de papá que
pudiera compararse con la imagen que ahora tenía de Marisa. (R. 89)

En Una noche con Sabrina love, la sexualidad, la iniciación real y concreta son los
núcleos que estucturan la narración y conducen al personaje a transitar un camino lleno de
vicisitudes y pruebas para lograr convertirse en adulto. Las escenas que apelan a la
experimentación sexual en la novela son: al incio con la visualización de revistas, películas
y el programa de Sabrina; luego con los consejos-enseñanzas dictadas por sus maestros; y
las más importantes los encuentros con Sabrina y después con Sofía.
A modo de conclusión
Una manera de ingresar a la lectura de estos relatos es a través de lo que Rosa y
Piacenza reconocen como “narrremas”, esos enunciados de extensión variable que
construyen –y deconstruyen agregaríamos nosotros- el material narrativo preexistente e
conforman los ejes del discurso con el que la narración configura su entramado sintáctico y
sus temáticas. Esta perspectiva nos habilita leer estos textos como narraciones de iniciación
o aprendizaje porque vemos sujetos adolescentes (en distinto momentos de esta etapa,
podríamos decir que según el planteo de Susana Quiroga en Gabriel se ve la adolescencia
temprana –de 13 a 15 años, la rebeldía, en Andrés y Daniel una mudanza entre la media
(15-18) y la tardía (18-28), la formación de grupos, el noviazgo, los problemas próximos a
la adultez) que viven experiencias de propedéutica positivas o negativas en el camino a la
adultez.
El impulso de comenzar a revisar este corpus surge de las experiencias que
realizamos en el Seminario de Letras de DCA II en una clase taller dedicada a la literatura y
la adolescencia con una propuesta de lectura que incorpora –además de los relatos
trabajados- otros que se ubican en la línea de discusión de Gemma Lluch.
El punto nodal de la discusión es revisar qué concepción o perspectiva de adolescente
se visulizan en los textos y con qué estrategias discursivas, estilísticas propone cada autor
para configurar al sujeto; en algunos encuentros cuando no se revelan previamente el origen
de los textos, las lecturas apuntan a visualizar en todas las narraciones a un individuo
adolescente estereotipado, marcado por las representaciones sociales negativizadas
(Chaves) cuando en realidad los protagonistas de este corpus no cumplen un papel fijo en
los debates idológicos (De Diego) sobre la adolescencia, sino que viven experiencias
parecidas a otro de su misma edad, pero con una posición frente así y a las cosas de modo
particular.
Recién arrancamos el camino, queda mucho por recorrer.

Bibliografía
 Bajtín, Mijail. “La novela de educación y su importancia en el realismo”. Estética
de la creación verbal. Buenos Aires: Siglo XXI. 2008
 Barthes, Roland. Roland Barthes por Roland Barthes. Barcelona: Editorial Kairos.
1979
 Casas, Fabián. “Los cuatro fantásticos” y “El bosque pulenta”. Los lemming y
otros. Buenos Aires: Santiago Arcos Editor 2012
 Chaves, Mariana. “Juventud negada y negativizada: representaciones y
formaciones discursivas vigentes en la Argentina contemporánea”. Ultima Década
N° 23, CIDPA Valparaíso, Diciembre 2005
 De Diego, José Luis. “Literatura y educación: la novela de aprendizaje”.
http://www.raco.cat/index.php/Arrabal/article/download/140532/192104 2007
 Lluch, Gemma. “Mecanismos de adicción en la literatura juvenil comercial”.
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/mecanismos-de-adiccion-en-la-
literatura-juvenil-comercial--0/html/b4c88206-b4fa-4182-b09d-
f9394ce0faaf_2.html
 Mairal, Pedro. Una noche con Sabrina love. Buenos Aires: Emecé. 2017
 Piacenza, Paola. “Subjetividad adolescente, literatura y formación en los años
sesenta en la Argentina” en Lulú Coquette. Revista de didáctica de la lengua y la
literatura. N°6, Septiembre 2011
 Ramos, Pablo. El origen de la tristeza. Buenos Aires: Alfaguara. 2014
 Rosa, Nicolás. “Manual de uso”. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/signa-
revista-de-la-asociacion-espanola-de-semiotica--10/html/dcd92f4c-2dc6-11e2-b417-
000475f5bda5_34.html
 Weissmann, Patricia. “Adolescencia”. Revista Iberoamericana de Educación.
https://rieoei.org/historico/deloslectores/898Weissmann.PDF

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