Resumen Expo Conciliacion
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SISTEMA CONCILIATORIO
1.1. LA CONCILIACIÓN EXTRAJUDICIAL EN LA DOCTRINA
Si bien en la conciliación judicial extrajudicial se desarrollan ciertos matices que podrían exponer ligeras diferencias
con nuestro sistema judicial ordinario, gracias a su regulación nos demostraría que su naturaleza no es esencialmente
diferente; ya que, ambas cumplen con el objetivo de resolver de forma consensual un conflicto. De manera que, la
conciliación judicial será la celebración de un negocio bilateral en donde ambas partes – al interior de un proceso –
den origen a una resolución homologatoria como producto del conflicto resuelto. Por el contrario, la conciliación
extrajudicial será ese medio alternativo de resolución de conflictos que cumple con ser un requisito para el acceso a
los tribunales.
Consideramos importante desarrollar la idea de conflicto que se encuentra detrás de la conciliación extrajudicial. Al
hablar de conflicto debemos centrar nuestra atención en el concepto social, partiendo de los problemas que se ven
externalizados y materializados en la vida en sociedad. Por ello, el conflicto será la situación en la cual dos o más
actores perciben objetivos mutuamente incompatibles
De esa forma, podemos evidenciar al conflicto materializado en una serie de situaciones inherentes a las relaciones
humanas en las que las personas o grupos de personas se confrontan por una presente incompatibilidad de opiniones,
intereses, valores y creencias. Sin embargo, cuando nos referimos a un conflicto no debemos sostenerlo desde una
visión estática, sino desde una dinámica ya que el conflicto no se sitúa en un solo momento, sino que se encuentra en
un estado dinámico y cambiante sujeto a permanentes transformaciones. En ese sentido, como refiere Peña Gonzales,
el conflicto estará presente desde su inicio hasta su resolución cada vez que se adviertan actividades incompatibles.
Eventualmente, el conflicto como componente situado dentro de la conciliación extrajudicial posee una serie de
fuentes que lo producen, ya que todo conflicto posee causas subyacentes ya sea conscientes o inconscientes. Cuando
hablamos de situaciones objetivas, las fuentes del conflicto se materializan en los recursos y hechos, los primeros
relacionados a la escasez–abundancia y la distribución–concentración. Por otro lado, cuando nos referimos a los
segundos hacemos alusión a las situaciones producto de la interpretación de las partes, generalmente contrarias entre
sí.
En el caso de las situaciones subjetivas, se encuentran los valores, las necesidades y las relaciones como fuentes de
conflicto. Donde la primera obedece a un sistema de creencias intrínsecas de cada persona que llegan a colisionar
entre sí, producto de una oposición. Las necesidades, por el contrario, se concentran en lograr la atención o no de
determinados intereses personales, pudiendo ser individuales o colectivas. Finalmente, las relaciones se originan inter–
partes pudiendo ser laborales, familiares, civiles o políticas.
Por consiguiente, se sostiene que la conciliación extrajudicial tiene como principal elemento la existencia de un
conflicto, esencialmente dinámico que ayudará a encontrar la oportunidad más productiva para satisfacer la disputa
suscitada entre ambas. Sin embargo, veremos a continuación la regulación peruana que contempla este mecanismo de
solución de conflictos y las principales consideraciones a tener en cuenta para no confundirla con la articulación
judicial.
La conciliación extrajudicial viene regulada en la Ley N° 26872 y su Reglamento aprobado por el Decreto Supremo
N° 014-2008-JUS, comienza el camino de su numeración reconociendo de intereses nacional la institucionalización y
desarrollo de la conciliación como mecanismo alternativo de solución de conflictos, en donde al ser una institución
consensual los acuerdos adoptados obedecen a una única y exclusivamente voluntad de las partes. Si bien, el papel del
conciliador extrajudicial deviene en ser un importante agente mediador, proponiendo pautas de acción y fórmulas
conciliatorias. No obstante, lo que realmente se encuentra detrás de la conciliación es la voluntad de las partes y la
decisión de solucionar el conflicto o no y de qué forma lograrlo, siempre pasando por un acuerdo que refleje la
posición y satisfacción de los involucrados.
Es este punto, cabe mencionar, que si bien las partes tienen un rol protagónico en la conciliación, estas se encuentran
sometidas a ciertos principios que hacen que el resultado de la conciliación sea efectivo y garantice un consenso
mutuo entre ambas partes. Dentro los principios que rigen la conciliación extrajudicial se encuentran la equidad, la
veracidad, buena fe, confidencialidad, neutralidad, legalidad, celeridad y economía.
El principio de equidad hace referencia al rol que cumple el conciliador para generar condiciones de igualdad entre
ambas partes generando un beneficio mutuo para ambos. Por otro lado, el principio de veracidad, precisa a la
exigencia que tiene el conciliador extrajudicial para orientar la conducta de las partes a un resultado consensual que
sea de beneficio mutuo. Asimismo, el principio de buena fe, hace alusión al correcto comportamiento que deben tener
las partes en las audiencias en las que se pretenda resolver el conflicto, de forma que existe un comportamiento
honesto y leal durante el desarrollo de las audiencias sin perjudicar el procedimiento conciliatorio. El principio de
confidencialidad, refiere a que todas las personas que formen parte del procedimiento conciliatorio deben guardar
reserva de la información conocida dentro del mismo. De igual forma, el principio de imparcialidad regula el
comportamiento del conciliador extrajudicial impidiendo que pueda tomar parte de alguno de los intereses de las
partes conciliantes. De otro parte, el principio de legalidad, enmarca la necesidad que la actividad desarrollada dentro
del procedimiento estará sujeta al ordenamiento jurídico nacional, principalmente a la Ley de Conciliación
Extrajudicial y su Reglamento. Finalmente, el principio de economía y celeridad procesal, persiguen la pronta y rápida
solución al conflicto de las partes, evitando el innecesario gasto de tiempo y recursos económicos
Un elemento indispensable para un correcto y válido resultado del procedimiento conciliatorio es el acta de
conciliación. A pesar de ser clara la regulación contenida en el artículo 16 de la Ley de Conciliación Extrajudicial, su
importancia se sobrepone a su simple regulación, ya que de esta se desprenden los efectos posteriores del acuerdo
plasmado por ambas partes.
Como se aprecia en el presente artículo, el acta de conciliación debe ser clara y contener las identidades de las
personas debidamente identificadas, el registro de conciliador, el número de expediente, entre otros datos importantes
para considerar que ese documento es válido y podría producir efectos en un futuro. Dentro de los elementos más
importantes del acta de conciliación recae la exigencia de precisión de los hechos expuestos y la claridad del acuerdo
conciliatorio, ya sea total o parcial. Estos deberán contener los derechos, deberes y obligaciones exigibles y acordadas
por las partes.
Sin embargo, ante esta importante institución surgen algunos cuestionamientos sobre la validez de un procedimiento
conciliatorio, entre ellos: ¿Cuál es la consecuencia que se produce ante la presencia de un acta incompleta? ¿Un acta
sería válida si las partes acuerdan sobre un negocio jurídico ilícito y/o imposible? ¿El acta de conciliación que se
funde en materias no conciliables debe ser reconocida para su cumplimiento?
Eventualmente, además de las formalidades previstas en la Ley, existen cuestiones de fondo que nos llevan a esbozar
unas líneas importantes para analizar las consecuencias que tendría la materialización de un acta de conciliación con la
presencia de vicios o irregularidades. El acta de conciliación será la materialización del acuerdo de voluntades
plasmado en el consenso de ambas partes dentro del procedimiento, por ello, esta tendrá como finalidad ser lo
suficientemente clara y segura garantizando todo lo previsto, no solo en el marco de la ley de conciliación sino dentro
de lo contiene nuestro sistema jurídico, en virtud del principio de legalidad.
En ese sentido, un acta de conciliación que le falte la firma del conciliador o el acta que advierta un acuerdo invalido o
ilícito entre las partes no podrá ser reconocido como válido y en consecuencia produciría la anulación de dicho
acuerdo. En otras palabras, el acta de conciliación que se funde en situación inválidas, no conciliables o contaminadas
con vicios contractuales, no podrá ser reconocida por nuestro ordenamiento. Produciendo como consecuencia la
nulidad de ese acuerdo y exigiendo se realice una nueva audiencia de conciliación, todo ello sin perjuicio de la sanción
que podría acarrear dicho centro de conciliación.
Siendo así, conviene preguntarnos qué relación tiene la conciliación extrajudicial con el propio proceso judicial y por
qué es importante contar con un procedimiento conciliatorio válido para garantizar un óptimo resultado en sede
judicial, cumpliendo con las exigencias de las partes.
1.4. LA CONCILIACIÓN EXTRAJUDICIAL Y SU RELACIÓN CON EL PROCESO JUDICIAL
En este punto, podemos sostener que el acuerdo conciliatorio que plasma los derechos, deberes y obligaciones
entre las partes, tiene calidad de sentencia y por lo tanto esta podrá ser exigida para su ejecución. Esta sería
una clara aproximación con el proceso ejecutivo, donde se prevé la posibilidad de garantizar que dichos
acuerdos conciliatorios sean ejecutados por las partes obligadas en el acta de conciliación.
Por consiguiente, la primera relación se encuentra expuesta en el artículo 18° de la Ley N°26872 donde advierte que
“El Acta con acuerdo conciliatorio constituye título de ejecución. Los derechos, deberes u obligaciones ciertas,
expresas y exigibles que consten en dicha Acta se ejecutarán a través del proceso de ejecución de resoluciones
judiciales” (énfasis agregado). A su vez nuestro Código Procesal Civil en su artículo 688° califica a las actas de
conciliación como un título de naturaleza extrajudicial y por lo tanto pasible de ser exigido mediante un proceso de
ejecución para garantizar su cumplimiento.
En este punto, cabe analizar lo postulado por Carnelutti cuando se refiere a la naturaleza de los procesos de ejecutivos
comparándolos con los procesos ordinarios. Para él, en los procesos ordinarios (procesos de cognición) la línea de la
discusión empieza de los hechos y termina en el Derecho. Sin embargo, en los procesos de ejecución, la discusión
empieza por el autentificar el Derecho y aterrizar en el análisis de los hechos que – en mérito al título ejecutivo – se
busca que se ejecuten.
Podemos sostener que el proceso de ejecución se funda en la existencia de un título ejecutivo que reconoce el derecho
de una parte de exigir la ejecución de lo contenido título ejecutivo. Por lo tanto, la existencia de un acuerdo
conciliatorio entre ambas partes donde se adviertan derechos y obligaciones, en virtud de la validez que tiene como
título ejecutivo, podrá ser exigido en un proceso de ejecución, garantizando que las obligaciones previstas en el acta
de conciliación sean exigidas por un proceso judicial.
No obstante, cabe mencionar que para que este acuerdo conciliatorio sea exigido en sede judicial, deberá cumplir con
ser expreso, claro y exigible de lo contrario este no cumplirá con las características necesarias para calificarlos como
un título ejecutivo para nuestro sistema jurídico.
Finalmente, debemos advertir que, si bien la conciliación extrajudicial presenta algunas aproximaciones con el
proceso judicial, esto no nos debe llevar a afirmar que la relación es total o absoluta, ya que sostener ello incurrimos
en el gravísimo error de transgredir la naturaleza de las instituciones procesales. Tal es el caso de la cosa juzgada, ya
que si bien se sostiene que el acuerdo conciliatorio tendría un nivel de exigencia igual al de una sentencia judicial, esta
intensidad no puede ser confundida con la de la cosa juzgada encontrada en resoluciones propiamente judiciales.
En ese sentido, lo exigible en el proceso de ejecución en mérito al acuerdo conciliatorio, no podría ser considerado
como una resolución con autoridad de cosa juzgada, ya que el auto de ejecución que ordenaría acreditará la existencia
del acuerdo conciliatorio podría ser eventualmente cuestionado un proceso de cognición, si se llegará advertir algún
vicio y/o irregularidad que desacrediten la validez del acta de conciliación conciliatorio.
Por ello, sostenemos que la autoridad de la juzgada estaría presente en una resolución ya homologada que proporciona
un juez. Por lo tanto, a diferencia de la conciliación judicial – que tiene como resultado una materialización de la
voluntad de ambas partes procesales en la existencia de una sentencia homologada – en el caso de la conciliación
extrajudicial no sucede así, ya que es constituida por un conciliador extrajudicial reconocido, pero no con calidad de
órgano jurisdiccional. De ese modo, en la misma línea de LEDESMA, sostenemos que la conciliación y la transacción
judicial homologa es la única que puede considerarse título de ejecución con efecto de cosa juzgada, de ahí que se
considera a la transacción y conciliación homologada o autorizada por el órgano jurisdiccional el calificativo de
judicial.
3.- EXPLORACIÓN. -
Una de las funciones más relevantes de los conciliadores Extrajudiciales consiste en explorar: los problemas que
separan a las partes conciliantes, los intereses individuales y compartidos y las soluciones mutuamente satisfactorias
para ambas partes.
4.- TRADUCTOR. -
El Conciliador Extrajudicial cumple la función de traductor cuando tiene que cambiar la forma de comunicación de las
partes conciliantes de una forma conflictiva y adversarial a otra negocial y coexistencial, extrayendo todo aspecto
agresivo, ofensivo, humillante manifestado por las partes conciliantes.
5.- TRANSMISOR DE INFORMACIÓN. -
El Conciliador cumple una función de transmisor por que envía la información de una parte a otra parte con veracidad
y fidelidad a fin de evitar los malos entendidos y malas interpretaciones que generan más conflictos. El conciliador
debe ser un extraordinario conductor de información.
6.- DIFERENCIADOR DE POSICIONES E INTERESES. -
El Conciliador Extrajudicial ayuda a las partes conciliantes a ver más allá de lo que se ve, por cuanto, asiste ambas
partes para que distingan entre sus posiciones y sus verdaderos intereses, los cuales tendrán que satisfacer a fin de
llegar a una solución mutuamente satisfactoria.
7.- DESARROLLADOR DE OPCIONES. -
El Conciliador ayuda a las partes a desarrollar alternativas de solución creativas. Asimismo, los Conciliadores pueden
proponer soluciones al conflicto no obligatorias a las partes, con la finalidad de evitar el fenómeno de desvalorización
reactiva que hace que la gente minimice las soluciones planteadas por el adversario.
8.- AGENTE DE REALIDAD.
El Conciliador ayuda a las partes conciliantes a que sean más razonables y viables en sus pretensiones, hace ver a los
conciliantes las virtudes y defectos de sus pretensiones, a fin de evitar las pretensiones extremas, utópicas, poco
realistas, física y jurídicamente imposibles. El Conciliador debe ser un extraordinario evaluador de las demandas de
los Conciliantes.
9.- DOCENTE. -
El Conciliador debe ser un excelente educador en cuestión de M.A.R.C., puesto que debe educar ambas partes
conciliantes sobre temas relacionados con los Mecanismos alternativos de Solución de Conflictos, Conciliación,
ventajas, valor del acta de conciliación, estructura del proceso de conciliación.
10.- GENERAR CONFIANZA.
Esta función es sumamente relevante por cuanto esto permitirá que las partes conciliantes le confíen sus posiciones,
intereses y alternativas de solución sin ninguna limitación.
11.- LEGITIMADOR. -
El conciliador ayudara a ambas partes conciliantes a reconocer los derechos de su contra parte.
12.- FUTURISTA. -
El Conciliador deberá procurar que los conciliantes miren el futuro, el mañana, siempre adelante y nunca el pasado,
con la finalidad de buscar soluciones al conflicto y no se enfrasquen en discusiones acerca de los hechos que dieron
lugar a la disputa.
2.1.2. LIBERTAD DE ACCIÓN
Artículo 21° de la ley de conciliación refiere al respecto lo siguiente: El conciliador conduce la Audiencia de
Conciliación con libertad de acción, siguiendo los principios establecidos en la presente ley.
Estoy principios se encuentran en el artículo 2° del reglamento de la ley de conciliación
Artículo 2.- Principios de la Conciliación De conformidad con lo dispuesto en el Artículo 2 de la Ley, los principios
que rigen la Conciliación se sujetan a lo siguiente:
a) Principio de equidad.- En el procedimiento conciliatorio se velará por el respeto del sentido de la Justicia aplicada
al caso particular, materia de Conciliación. El Conciliador está obligado a generar condiciones de igualdad para que
los conciliantes puedan lograr acuerdos mutuamente beneficiosos.
b) Principio de veracidad.- La veracidad está dirigida a la búsqueda de lo querido realmente por las partes. El
Conciliador no alterará nunca el sentido o significado de los hechos, temas, intereses o acuerdos a que arriben éstas en
el procedimiento conciliatorio. Los operadores del sistema conciliatorio deben remitir la información veraz y auténtica
cuando les sea requerida por el MINJUS.
c) Principio de buena fe.- La buena fe se entiende como la necesidad que las partes procedan de manera honesta y leal,
confiando en que esa será la conducta a seguir en el procedimiento conciliatorio. Cuando el Conciliador tenga duda de
la viabilidad de un acuerdo, tiene conocimiento o al menos un indicio de que está basado en información falsa o de
mala fe, deberá recomendar a los conciliantes que se apoyen en expertos de la materia relacionada con dicho acuerdo
antes de finalizarlo, cuidando que tal intervención no perjudique o entorpezca el procedimiento de Conciliación o, en
su caso, a alguno de los conciliantes.
d) Principio de confidencialidad.- La información derivada del procedimiento conciliatorio es confidencial, y no debe
ser revelada a persona ajena a las negociaciones, sin el consentimiento de quien proporcionó dicha información. La
confidencialidad involucra al Conciliador, a las partes invitadas, así como a toda persona que participe en el
procedimiento conciliatorio.
e) Principio de imparcialidad.- El conciliador no debe identificarse con los intereses de las partes, quien tiene el deber
de colaborar con los participantes sin imponer propuesta de solución alguna. La Conciliación se ejerce sin discriminar
a las personas y sin realizar diferencias.
f) Principio de neutralidad.- El Conciliador debe en principio, abstenerse de conocer los casos en los que participan
personas vinculadas a él o su entorno familiar, al personal del Centro de Conciliación, o en los que participen
conciliantes con los cuales lo vincule parentesco, salvo que las partes soliciten expresamente la intervención de aquél.
g) Principio de legalidad.- La actividad conciliatoria se enmarca dentro de lo establecido en la Ley y Reglamento, en
concordancia con el ordenamiento jurídico.
h) Principio de celeridad.- La función conciliatoria debe ejercerse permitiendo a las partes la solución pronta y rápida
de su conflicto.
i) Principio de economía.- El procedimiento conciliatorio está orientado a que las partes ahorren tiempo y costos que
les demandaría involucrarse en un proceso judicial
2.1.3. REQUISITOS
- Según la ley de conciliación
Artículo 22o.- Requisitos de los Conciliadores.- Para ser conciliador se requiere estar acreditado en un Centro de
Conciliación y capacitado en técnicas de negociación y en medios alternativos de solución de conflictos.
REGLAMENTO Artículo 26.- De las limitaciones a los Conciliadores y al personal que brindan servicios en los
Centros de Conciliación Con posterioridad al procedimiento de Conciliación, quien actuó como Conciliador y los que
brindan servicios de Conciliación en el Centro de Conciliación que tramitó el caso respectivo, quedan impedidos de
ser juez, árbitro, testigo, abogado o perito en el proceso que se promueva como consecuencia de la Audiencia de
Conciliación que haya culminado con o sin participación de las partes.
CODIGO CIVIL
Artículo 305.- Causales de impedimento
El Juez se encuentra impedido de dirigir un proceso cuando:
1.- Ha sido parte anteriormente en éste;
2.- Él o su cónyuge o concubino, tiene parentesco dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o
de adopción con alguna de las partes o con su representante o apoderado o con un abogado que interviene en el
proceso;
3.- Él o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de tutor o curador de cualquiera de las partes;
4.- Ha recibido él o su cónyuge o concubino, beneficios, dádivas de alguna de las partes, antes o después de empezado
el proceso, aunque ellos sean de escaso valor;
5.- Ha conocido el proceso en otra instancia, salvo que haya realizado únicamente actos procesales de mero trámite; o
6.- Derogado
El impedimento previsto en la segunda causal sólo se verifica cuando el abogado ya estaba ejerciendo el patrocinio de
la causa. Está prohibido al abogado asumir una defensa que provoque el impedimento del Juez.
2.1.5. DESIGNACIÓN
Artículo 15.- Designación del conciliador y actividad conciliatoria Recibida la solicitud de conciliación, se procederá
de conformidad con el artículo 12 de la Ley, para lo cual el centro de conciliación designará al conciliador hasta el día
hábil siguiente, pudiendo ser designado el mismo día de recibida la solicitud de conciliación. El Conciliador designado
será el encargado de elaborar las invitaciones para la audiencia las cuales deberán ser cursadas dentro de los dos días
hábiles siguientes. Si la solicitud es presentada por ambas partes, la audiencia de conciliación podrá realizarse en el
día siempre y cuando el Centro de Conciliación cuente con disponibilidad de salas y conciliadores para la realización
de la misma. En caso el acuerdo al que pudieran arribar las partes afecte el derecho de terceros, para continuar la
audiencia de conciliación éstos deberán ser citados e incorporados al procedimiento conciliatorio. En caso los terceros
a pesar de estar válidamente notificados no asistan a la audiencia convocada, las partes podrán llegar a acuerdos sobre
las materias que únicamente los afecte a ellos.
3. CENTRO DE CONCILIACION
3.1. DEFINICION
3.1.1. En la ley de conciliacion
Se encuentra definida en la ley de conciliación extrajudicial en su articulo 24 done refiere lo siguien: Los Centros de
Conciliación son entidades que tienen por objeto ejercer función conciliadora de conformidad con la presente ley.
Pueden constituir Centros de Conciliación las personas jurídicas de derecho público o privado sin fines de lucro, que
tengan entre sus finalidades el ejercicio de la función conciliadora.
En caso que los servicios del Centro de Conciliación sean onerosos, la retribución será pagada por quien solicita la
conciliación, salvo pacto en contrario, que deberá constar en el acta correspondiente.
3.1. CAPACITACION
Artículo 25o.- Capacitación de los Conciliadores.- Los Centros de Conciliación son responsables por la capacitación
de los conciliadores y de que éstos cumplan con los principios establecidos en el artículo 2o de la presente ley.
Artículo 26o.- Autorización y Supervisión.- El Ministerio de Justicia tiene a su cargo la autorización de
funcionamiento, registro y supervisión de los Centros de Conciliación, pudiendo suspender o privar de su facultad
conciliadora, cuando
estos no cumplan con los principios u objetivos legales previstos en la presente ley, o incurran en faltas éticas.
3.1.1. Capacitadores
- Del Capacitador
Es la persona que estando autorizada y debidamente inscrita en el Registro de Capacitadores del Ministerio de Justicia,
se encarga del dictado y la evaluación en los Cursos de Formación y Capacitación de Conciliadores Extrajudiciales y
de
Especialización.
Requisitos
Son requisitos para la inscripción en el Registro de Capacitadores:
Son entidades que tienen por objeto la formación y capacitación de conciliadores en niveles básicos y especializados,
debiendo encentrarse debidamente inscritos en el Registro de los Centro de Formación y Capacitación del Ministerio
de
Justicia.
Pueden constituir Centros de Formación y Capacitación las personas jurídicas de derecho público o privado sin fines
de lucro, que tengan entre sus fines la formación y capacitación de Conciliadores y cumplan con los requisitos
establecidos en el Reglamento.
Para el dictado de los Cursos de Formación y Capacitación de Conciliadores a nivel básico o especializado, será
necesario contar con la autorización respectiva del Ministerio de Justicia. Los requisitos para la autorización y
desarrollo del dictado de los referidos cursos se establecerán en el Reglamento.
La persona jurídica a la que se otorgó autorización de funcionamiento para constituir un Centro de Formación y
Capacitación de Conciliadores, al ser sancionada con desautorización, se encontrará impedida de solicitar una nueva
autorización de funcionamiento por el lapso de dos años.
Las instituciones que soliciten la aprobación de Centros de Formación y Capacitación de Conciliadores Extrajudiciales
deben adjuntar a su solicitud debidamente suscrita por su representante legal, lo siguiente:
5. Relación de Capacitadores.
El Ministerio de Justicia tiene a su cargo la supervisión y fiscalización del dictado de los Cursos de Formación y
Capacitación de Conciliadores Extrajudiciales a nivel básico y especializado, pudiendo sancionar al Centro de
Formación y Capacitación de Conciliadores Extrajudiciales de detectarse incumplimiento respecto de los términos en
los cuales fue autorizados.
Los Centros de Formación y Capacitación de Conciliadores Extrajudiciales están obligadas a permitir y garantizar el
desarrollo de las supervisiones dispuestas por el Ministerio de Justicia. En caso de incumplimiento serán sancionados
de acuerdo al artículo 19-B.