Estructura Social Contemporã - Nea
Estructura Social Contemporã - Nea
Estructura Social Contemporã - Nea
Concepto de Estructura
A la idea genérica asociada al término “estructura” hay que añadir el mismo esfuerzo de
concreción sobre el término “social”. De nuevo desde una aproximación también obvia, lo
social viene referido a un conjunto de individuos que, interactuando entre sí, conforman una
sociedad en el marco de un contexto cultural concreto. Esas interacciones individuales
configuran grupos, organizaciones e instituciones que, en su conjunto, configuran lo social, el
sistema social.
La estructura social es el modo en que los distintos elementos que integran un sistema social
(individuos, grupos, organizaciones e instituciones) se relacionan entre sí y forman un todo
de forma más o menos estable en el tiempo.
Cada aproximación teórica identifica y ordena unas dimensiones específicas que son
las que dan forma y contenido al concepto macro de estructura social. Dimensiones o
subestructuras como la relativa a la población, la cultura, la economía o la política
son referidas por los teóricos de la ciencia social con distintos términos o categorías.
Tal y como se ha señalado, la estructura de una sociedad, entendida como una superposición
sucesiva de distintas estructuras, no es una realidad estática es dinámica. Una de las variables
que condicionan la estructura social es el tiempo.
El concepto de estructura social, tal y como se viene indicando, debe ser entendido como una
superposición de las distintas estructuras que le dan forma y que evolucionan a lo largo del
tiempo; y, segundo, cómo esas estructuras condicionan el devenir de los individuos, grupos y
organizaciones que la integran.
En ese sentido, el concepto vertebral en el que se proyecta y refleja la estructura y
estructuras de la sociedad, sus jerarquías y las lógicas de poder que condicionan a todos los
actores sociales y que, a su vez, determinarán tanto su capacidad de adaptación a los
cambios, no es otro que el concepto de desigualdad.
Para ello es imprescindible introducir el concepto de legitimación social: proceso en virtud del
cual el sistema de estratificación de una sociedad convierte en aceptable para la población en
general un determinado nivel de desigualdad y de poder para las élites privilegiadas.
MICROSOCIAL
Siguiendo en esta línea, uno de los aspectos que más contribuye a reproducir y perpetuar la
desigualdad es el convencimiento de que existe una igualdad de oportunidades real en el
seno de la estructura de cualquier sociedad.
La idea de que toda la población parte del mismo punto en su trayectoria vital y que sus
logros futuros dependen del esfuerzo con el que acometa sus objetivos - clave para
reproducir y perpetuar la desigualdad.
La idea de que existe una igualdad de oportunidades dada emerge como una herramienta
legitimadora de la desigualdad.
MACROSOCIAL
Desde un punto de vista macrosocial, el sistema educativo, en todas sus etapas, tiende a
legitimar no solo la desigualdad, sino también percepciones políticas e ideológicas concretas.
Además, promueve la aceptación de los valores y las instituciones dominantes en la sociedad.
Los grupos de presión desarrollan actividades en defensa de los intereses de los diferentes
colectivos que conforman la sociedad, que incluso tienen como objetivo condicionar la acción
política como tal. En línea general tratan de defender los “intereses creados” y, en
consecuencia, les interesa legitimar el sistema que les favorece. De igual modo sus objetivos
pueden estar orientados a deslegitimar otros colectivos o grupos de la sociedad contrarios a
sus intereses.
Hoy, parte fundamental de estas estrategias de legitimación o deslegitimación son los medios
de comunicación (Kerbo, 2003: 211) y las propias redes sociales, que operan como correa de
transmisión de todo tipo de intereses. En un tiempo en que las fake news son una
herramienta política y mediática añadida destinada a condicionar incluso los procesos
democráticos, la estructura de medios imperante condiciona los contenidos informativos que
se emiten, el enfoque con que se emiten e incluso cómo deben interpretarse. Siempre, por
supuesto, condicionados por los intereses de sus gestores y propietarios.
-(IDH) mide el nivel de desarrollo de cada país atendiendo a variables como la esperanza de
vida, la educación o el ingreso per cápita.
-(ingreso por unidad de consumo) de un hogar se calcula dividiendo la renta disponible total
del hogar por el número de unidades de consumo equivalentes que lo componen y el valor de
este cociente se asigna como ingreso por unidad de consumo por igual a todos los miembros
que componen ese hogar.
-El cociente 80/20 es un indicador que mide la relación entre la renta media obtenida por el
20% de la población. Para medir la desigualdad en la distribución de los ingresos se utilizan
diferentes indicadores.
Estas realidades asimétricas unidas a los intereses también asimétricos que subyacen en los
procesos de decisión relativos a la política monetaria (tipos de interés, políticas de deuda…),
han provocado que, en determinados momentos, primaran los intereses de algunos países
respecto al de otros, provocando graves consecuencias especialmente en los países del sur
de Europa, por ejemplo, en la crisis que se inició en 2008 y que ya presentaba síntomas claros
en 2005.
Las consecuencias en España (crisis), son de todos conocidas. Las tasas de paro más
altas de la historia de nuestro país, deuda pública en niveles monumentales, cotas de
desigualdad y precariedad desconocidas, además de un empobrecimiento general de
la sociedad tanto a nivel económico como cultural.
Todas las estructuras que dan forma a la estructura de nuestra sociedad se han visto
afectadas como nunca por una crisis cuyas inercias están lejos de aplacarse. De hecho,
España, que está muy lejos de superar su modelo productivo intensivo en factor
trabajo, ha optado ante la falta de alternativas, por cronificar el precariado como
herramienta de competitividad para acometer la salida (teórica) de esta crisis.
Precariado implica desigualdad creciente, falta de oportunidades y un riesgo relativo
al tercero de los hitos que define uno de los elementos amortiguadores de la
estructura social de nuestro país en este periodo: el Estado de Bienestar.
Esta realidad conecta con el tercer hito que definen nuestro periodo de referencia en
términos de evolución de la estructura social: el proceso de envejecimiento. La
acumulación de población resultado del baby boom se incorporará en pocos años a las
clases pasivas tras toda una vida de trabajo y dedicación.
Una acumulación masiva de población mayor, cuyas pensiones en el marco de un
modelo de reparto, están en tela de juicio. Y lo están no tanto por la falta de población
joven consecuencia del estancamiento de la natalidad en cotas mínimas y el
desequilibrio que causa en la estructura demográfica, sino por las debilidades de una
estructura ocupacional donde prima la precariedad y los bajos salarios, lo que impide
garantizar esa solidaridad intergeneracional que citábamos anteriormente.
2. La movilidad social, especialmente la vertical, está muy limitada por una larga lista de
variables que condicionan la trayectoria vital de la población.
3. Existe un riesgo claro de que buena parte de las nuevas generaciones vean debilitadas sus
posiciones relativas respecto a las de sus progenitores, todo ello a pesar de disfrutar de
mayores niveles de oportunidades y cualificación.
6. Los esfuerzos del sistema educativo por garantizar y extender la igualdad de oportunidades
no son suficientes para evitar los techos de cristal y la polarización del sistema.
8. La cuarta revolución industrial, como todas las revoluciones a lo largo de la historia, tiene
ya un enorme impacto en todas las estructuras de la sociedad. Obligará a asumir importantes
costes de transición especialmente en el ámbito económico e impactará en los niveles de
ingresos de la población menos preparada para afrontar el cambio.
La estructura social guarda una relación profunda con el cambio social. En el mundo real, lo
estructural y el cambio siempre se encuentran unidos.
La existencia de cambio social supone la existencia de un elemento estructural respecto del
cual se puede hablar de una transformación. Cambio y estructura, por lo tanto, son dos
aspectos de la misma realidad.
Hablamos de estructura social para referirlos a las relaciones sociales solidificadas y estables,
mientras que lo hacemos de cambio social para referirnos a la transformación de esas
relaciones que guardan cierta estabilidad (Fernández-Armesto, 2016).
Los cambios en la estructura social de una determinada sociedad se ven impulsados por muy
diversas causas:
1. Las transformaciones en la estructura demográfica que, tanto en su volumen como en
su estructura, pueden modificar la estructura social de una sociedad.
2. Cambios en la ecología, como la ausencia o escasez de recursos, que condicionan
también la organización de los grupos humanos. Así, alteraciones en el medio
ambiente pueden producir variaciones de la estructura social.
3. Cambios tecnológicos y económicos que, muchas veces ligados de modo íntimo,
alteran la organización social. Las telecomunicaciones, valga el caso, alteran el modo
en el cual se comunican las personas y también el modo en el que se organiza el
trabajo.
4. Cambios ideológicos y culturales también son una fuente fundamental del cambio
social. La adopción de una nueva forma religiosa o su abandono han tenido
consecuencias notables en la historia de la humanidad.
5. La actuación de los grandes personajes, sean estos líderes políticos o espirituales,
puede cambiar la sociedad.
Los conflictos sociales son a la vez consecuencia y causa del cambio social. Causa porque el
conflicto genera búsqueda de soluciones y alteraciones en el statu quo. Y consecuencia porque
todo cambio genera enfrentamiento entre los que lo aceptan y los que lo rechazan. Por
ejemplo, los movimientos sociales son una reacción al conflicto producido por el cambio social.
Teorías que analizan la dirección y el sentido que sigue el cambio en las sociedades
humanas.
1. Las teorías circulares, que sostienen que el cambio social está conducido por la
recurrencia de los mismos problemas fundamentales. La humanidad siempre está
inmersa en los mismos problemas que no tienen solución. Así, el cambio social se
convierte en una transformación en torno a cuestiones inmutables.
2. Las teorías del progreso, plantean que las sociedades humanas sufren una
transformación que sigue una orientación definida y un sentido determinado de
continua mejora. Esta teoría es una versión secular de la anterior teoría de la
providencia. Según la misma, las sociedades avanzan y mejoran conducidas por
una divinidad o ente transcendente. La teoría del progreso seculariza la teoría de
la providencia al eliminar la necesidad de una entidad trascendente que conduzca
el cambio social.
3. Por último, las teorías evolucionistas, plantean que no existe una
orientación ni un sentido que esté inscrito en la “naturaleza humana” ni en la
propia estructura social. La evolución sería una transformación con adaptación
al entorno en el cual se encuentra inmerso un grupo o una sociedad. En este
caso, el hecho de adaptarse al medio no implica la consecución de un mayor o
menor grado de felicidad y logro civilizatorio. Tampoco existe una dirección
determinada. El cambio respondería a la mera adaptación a las circunstancias
cambiantes
El conflicto social puede ser comprendido, como mantenía Lewis Coser, como “una lucha con
respecto a valores y derechos sobre estatus, poderes y recursos escasos, lucha en la cual el
propósito es neutralizar, dañar o eliminar a los rivales” (1961: 8).
O, como lo entendía Max Weber, como una relación en la cual “la acción se orienta por el
propósito de imponer la propia voluntad contra la resistencia de la otra o las otras partes”
(2014: 31).
En todo caso, el conflicto implica la existencia de dos o más partes que ven al otro como una
limitación para la consecución de sus objetivos, deseos, voluntades, creencias, valores o
interpretaciones de la realidad; y que, en consecuencia, se enfrentan con el rival para
conseguirlos.
Una característica fundamental del conflicto es que es universal. Todas las sociedades, en
diferente volumen e intensidad, presentan relaciones sociales de tipo conflictivo. En este
sentido, la apelación a una sociedad “armónica” o con una “paz permanente” no deja de ser
más un deseo que una constatación empírica acerca de existencia real de las sociedades
humanas.
También es cierto que el conflicto social se caracteriza por ser provisional o intermitente.
Todas las sociedades soportan cierto grado de conflicto, pero cuando este se vuelve
permanente o demasiado intenso termina disgregando la organización social. Ejemplo:
guerra.
Respecto a las causas del conflicto social es posible citar factores de carácter objetivo:
Movimientos sociales.
Los movimientos sociales son precisamente “una colectividad que actúa con cierta
continuidad para promover o resistir un cambio en la sociedad (o grupo) de la que forma
parte” (Javaloy et al., 2001: 39). En este sentido, los movimientos sociales constituyen “una
forma de acción política colectiva que implica la preexistencia de un conflicto que trata de
resolverse a través de la movilización.” (Martí i Puig, 2002: 1-2). Por lo tanto, son cambio
social generado como respuesta a un conflicto.
1. Tienen un carácter contestatario (de oposición o protesta), lo cual no significa que tengan
por vocación el conflicto o la alteración del orden. Por el contrario, es el conflicto preexistente
el que los ha hecho surgir (movimientos sociales) y los pondría en el camino de buscar
alternativas, esto es, otras formas de orden.
2. Los movimientos sociales son en mayor o menor medida innovadores en cuanto a sus
propuestas, ya que apuestan por la ruptura de alguna forma de limitación y por el tipo de
estrategias que emplean fuera de los marcos institucionales o partidistas tradicionales
fundados en la acción colectiva y en los lazos de solidaridad que se tejen entre sus miembros.
3. Los movimientos sociales tienen mayor impacto en el plano político, discursivo, simbólico
y cultural, antes que en el económico. Asimismo, su vocación contestaria conlleva
intrínsecamente un sentido de la (in)justicia, de la (des)igualdad y de la diversidad que
orienta sus acciones como principios y los convierte definitivamente un actor político.
A partir de esta clasificación es posible realizar una tipología de los movimientos sociales
distinguiendo entre:
2. Reformistas, cuando también quieren reformar un aspecto concreto, pero desde una
decisión de carácter colectivo.
En este epígrafe se analizará de modo conciso el periodo comprendido entre los años 1877 y la
actualidad. Es decir, entre el último cuarto del siglo XIX, todo el siglo XX y los primeros años
del XXI. Durante este periodo se produjo la verdadera modernización de España en todos los
ámbitos. En especial, en los campos de la población y el asentamiento urbano, la economía,
la política, la sociedad y la cultura.
La población de España aumentó de un modo sostenido desde finales del siglo XIX a
finales del XX. Este aumento hasta la década de 1980 se produjo debido al
crecimiento vegetativo (la diferencia entre los nacimientos y las defunciones durante
un cierto periodo de tiempo). De hecho, salvo en momentos concretos, España ha
sido un país tradicionalmente emisor de población, primero hacia América y el norte
de África y posteriormente hacia Europa.
Solo a partir de los años 1990, con la consolidación de la democracia, se invierte la
tendencia y pasamos a ser un país receptor de población. De hecho, la inmigración
permitió mantener el crecimiento poblacional cuando el crecimiento vegetativo se
estancó.
España comenzó el siglo XX siendo un país eminentemente rural. Sin embargo,
primero lentamente y más tarde de un modo más acelerado, a partir de los años 1950
se produjo un gran proceso migratorio del campo hacia la ciudad. “En 1900, la mitad
(50,8%) de los españoles vivía en agrupaciones de 1 a 5.000 almas y las tres cuartas
partes (78,4%) en núcleos de hasta 20.000; en 1981 los cupos respectivos han
descendido al 17% y al 37,2%.
A principios del siglo XXI, en consecuencia, España aparece como un país urbano, con
la población concentrada en las ciudades y, por el contrario, con bajas densidades
población en los entornos rurales.
Hasta los años 1940 imperaba un tipo de familia tradicional numerosa y de carácter
extenso. El modelo familiar, si bien era hegemónico, comenzó a ser cuestionado desde
principios de siglo y durante el periodo de la Segunda República, sobre todo en lo
relativo a la posición subordinada de la mujer.
El tamaño medio del hogar disminuyó, no obstante entre 1940 y 1970 más de un 10%
y las estructuras familiares simples tendieron a hacerse más abundantes en todas
partes debido, entre otros factores, al descenso de la natalidad, a la emigración rural
y a la lenta modernización socioeconómica.
Posteriormente, la llegada de la democracia supuso un afianzamiento del modelo de
familia nuclear y en los últimos años del siglo XX y principios del XXI, la aparición de
nuevas estructuras informales de agrupación familiar.
Tanto el País Vasco como Cataluña siguen siendo claves en la estructura industrial de
España hasta la actualidad. Ahora bien, esta primera industrialización ha sido
considerada por algunos analistas como un fracaso.
Posteriormente, se abrió una etapa a partir de los años 1960 tras el fracaso de las
políticas autárquicas del primer periodo de la Dictadura. En esta etapa se industrializo
el país a un nivel nunca antes alcanzado. En 1970 la actividad industrial ocupaba un
23,68% de los empleados y suponía un 30,88% del PIB.
Fue a partir de 1980 cuando se produjo una reconversión industrial. En el año 2000, la
industria aportaba solo el 21,67% del PIB y empleaba 19,92% de la mano de obra
ocupada. En el 2017, tan solo el 20,1% de la población se encuentra ocupada en el
sector secundario.
En el año 2001 el sector servicios suponía el 65,85% del PIB y en el 2000 empleaba un 64,6%
de la mano de obra.
La brecha, sin embargo, se fue estrechando en la última década del siglo XX. En 1970, la
diferencia entre la renta per cápita de Alemania, actualmente el país más rico de nuestro
entorno, y España era de 8.995 dólares, mientras que en el año 2000 solamente era ya de
6.296 dólares. Posteriormente, y como consecuencia de la crisis económica, esta ha vuelto a
aumentar. En 2015 la renta per cápita alemana era 11.074 dólares mayor que la española.
En todo caso, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que añade al PIB per cápita indicadores
relacionados a la salud y la educación, se equiparó durante el siglo XX con el de los países
más desarrollados del mundo. En el año 2000 el IDH de España era de 0,913 y suponía un
98,9% respecto del de Europa occidental, apenas un diferencial de 1,1 punto porcentual, y de
un 97,2% y 2,8 puntos respecto a los Estados Unidos.
Respecto a la estructura política, en el último cuarto del siglo XIX y el primero del siglo XX,
durante la Restauración borbónica, se debatió enormemente sobre la democracia. Tanto sobre
su alcance: sufragio censitario o universal masculino, como sobre su aplicación: el papel de las
oligarquías y el caciquismo en el turnismo político. La reacción a las contradicciones del
sistema político fue una dictadura militar. Tanto el régimen de la Restauración como la
Dictadura posterior mantenían un fuerte centralismo en la gestión del Estado. En esta época,
sobre todo a partir de la pérdida del Imperio en 1898, los nacionalismos periféricos
adquirieron mucha fuerza.
Con la victoria de los golpistas, se instauró una nueva dictadura que rigió los destinos de
España durante 40 años. De nuevo el Estado retomó las anteriores políticas centralistas.
Tras la muerte del dictador, la democracia trajo consigo un nuevo consenso acerca del
sistema democrático que, transcurrido el tiempo, equiparó a España con el resto de
democracias consolidadas en Europa. Además, el Estado descentralizó su actuación con las
Comunidades Autónomas, que hasta finales de siglo contuvieron los nacionalismos regionales.
Por otro lado, la adhesión a la Unión Europea “en el plano político” y a la OTAN “en el militar”
supusieron una cesión de soberanía hacia entidades supranacionales.
Respecto a la esfera sociocultural debe decirse, en primer lugar, que la población española se
alfabetizó muy lentamente en comparación con los países de su entorno. De hecho, hasta la
década de 1960 no se consiguió limitar el analfabetismo a cifras cercanas al 10% de la
población. Sin embargo, el acceso a la cultura audiovisual y digital ha sido mucho más rápido.
A finales del siglo XX, y pese a este retraso histórico, todos los ámbitos de la cultura, a saber,
escrita, audiovisual y digital eran, con sus lógicas variaciones, equiparables con los demás
países europeos.
La Guerra Civil revirtió este intento, pasando de nuevo la educación a depender en buena
medida de la Iglesia Católica, bien a través de sus propias escuelas, bien a través del control
ideológico de los contenidos (nacionalcatolicismo).
Se intentan mostrar los principales hitos de la modernización española en cada uno de los
campos institucionales señalados: ecológico, económico, político y sociocultural, desde
finales del siglo XIX hasta la actualidad.
Conflicto en España
En el periodo anterior a la Guerra Civil, España estuvo envuelta en tres grandes conflictos
coloniales. Los dos primeros: en Cuba y Filipinas ocuparon de modo intermitente el último
tercio del siglo XIX y finalizaron con la intervención de Estados Unidos en la Guerra Hispano-
Estadounidense (1898) por la que se perdieron dichas colonias. El tercer conflicto se desarrolló
el primer tercio del siglo XX, otra costosa y sangrienta guerra colonial contra las tribus
bereberes de Marruecos.
Pero el gran conflicto que marcó los destinos del país durante el resto del siglo fue la Guerra
Civil (1936-1939) donde perdieron la vida unos 500.000 españoles. Se puede decir que esta
concluyó un periodo de continuos conflictos internos iniciados con la Guerra de la
Independencia.
Tras la misma, y después de la soterrada intervención en la Segunda Guerra Mundial –División
Azul–, se inició un periodo continuado de relativa paz interior y exterior. En el exterior,
exceptuando la Guerra de Ifni (1957-58), la Marcha Verde (1975), la intervención en la
Primera Guerra del Golfo (1990-1991) y la Segunda Guerra del Golfo (2003-2004) –además de
las intervenciones bajo el paraguas de la OTAN en la antigua Yugoslavia, Afganistán o Libia–,
ya en la Democracia, no se han desarrollado operaciones militares de envergadura. Habría que
añadir la Guerra entre Rusia y Ucrania que comenzó en el 2022 y sigue actualmente en 2023.
Y a nivel interior, tras la Guerra Civil se desarrolló una guerra de guerrillas conocida como
“maquis” durante la década de 1940. Tras la derrota de los guerrilleros antifranquistas,
primero la Dictadura –que, como todo régimen dictatorial, ejercía un grado importante de
“violencia de Estado”– y después el nuevo régimen democrático tuvo que enfrentarse a
conflictos provenientes de la violencia política organizada bajo la forma de terrorismo.
Los más importantes, surgidos desde una matriz nacionalista regional, fueron ETA, fundado en
1958 y, en menor medida, Terra Lliure, en 1978, o el Exército Guerrilheiro do Povo Galego
Ceive, en 1986. Con una ideología nacionalista española surgieron diversos grupúsculos
terroristas de extrema derecha. Y desde una posición de extrema izquierda los Grupos de
Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), aparecidos en 1975.
Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), grupo terrorista formado por miembros de las
fuerzas de seguridad y mercenarios a sueldo que practicaron la guerra sucia contra la banda
terrorista ETA y su entorno. Los GAL estuvieron activos entre 1983.
De todos ellos, destaca ETA como la organización más activa, tanto por número de atentados
como de víctimas. En los últimos años del siglo XX habría que sumar los 35 muertos de ETA
desde 2001 hasta el cese de sus actividades en 2011 y la aparición de un terrorismo de
carácter internacional. En especial son significativos los atentados islamistas de Madrid en
2004, con 193 muertos, y el de Barcelona y Cambrils en 2017, con 15 víctimas
Las luchas de carácter laboral también han estado presentes con una obstinada constancia.
Los años inmediatamente anteriores y posteriores a 1920 fueron un periodo de gran
conflictividad laboral, como también lo fueron los años previos a la Guerra Civil. De hecho,
“tanto en el campo como en las ciudades, durante el periodo republicano se alcanzó en España
el más algo grado de movilización popular y conflictividad social de toda la historia
contemporánea del país” (Pérez Ledesma, 1990: 203). La Guerra Civil interrumpió la dinámica
ordinaria de la protesta obrera y campesina, subordinada a los esfuerzos de guerra.
No existen registros de conflictividad laboral durante las primeras tres décadas de la
Dictadura. Esto, sin duda, tiene que ver más con la ideología de “colaboración entre clases” y
con la prohibición de las huelgas que con la inexistencia de conflictos laborales.
A partir de la década de 1960 la conflictividad repuntó con fuerza y el propio régimen volvió a
elaborar estadísticas sobre el tema. Más tarde, la conflictividad laboral aumentó con la
Transición y la llegada de la democracia durante los años 1970 y 1980, para disminuir
paulatinamente en la década de 1990.
El final del siglo XX registró un ligero repunte en la conflictividad laboral, para continuar el
descenso durante los primeros 15 años del siglo actual.
Tras la Guerra Civil, el derecho de manifestación fue limitado, en líneas generales, a las
manifestaciones de apoyo al régimen franquista. Sin embargo, la protesta obrera y política
siguió existiendo, aunque muy mermada. Se produjeron manifestaciones tanto de carácter
laboral como político, valga el caso de las manifestaciones de estudiantes universitarios, que
eran duramente reprimidas por el régimen. La última etapa del franquismo fue
especialmente virulenta en este sentido. Muestra de ello es que murieron más de una docena
de manifestantes en los últimos años de la dictadura.
Por último, otro indicador de la conflictividad social es la criminalidad, que refleja el fracaso a
la hora de cohesionar la sociedad y mantener el orden social.
En este caso es posible fijarse en la población reclusa, pues es uno de los indicadores de los
que se tienen series temporales más extensas. La evolución de la población reclusa tanto en
cifras absolutas como en porcentaje respecto a la población total del país. Este muestra unas
pautas relativamente estables entre la población presa desde finales del siglo XIX hasta la
Guerra Civil.
Los movimientos sociales que surgieron en España durante el siglo XIX a partir del proceso de
industrialización y modernización, y que perduraron durante buena parte del siglo XX, como
los movimientos obreros, se apoyaban en ideologías como el marxismo o el anarquismo.
Los movimientos sociales que aparecieron a finales del siglo XX y principios del XXI se
caracterizaban por defender nuevas reivindicaciones y por politizar la vida cotidiana
apoyándose en elementos como la identidad, el estatus, la igualdad y no discriminación, los
derechos sexuales, ambientales o la autogestión, entre otros. Estas reivindicaciones se
centraban en conflictos culturales y se caracterizaban por “una pluralidad de ideas, valores,
orientaciones pragmáticas y persecución tanto de reformas como de transformaciones
radicales de las instituciones existentes con el objetivo de ensanchar el concepto de
democracia y posibilitar una mejor relación entre individuo y grupo.
Las décadas de los 1960 y 1970, ante las limitaciones de la clandestinidad, se caracterizaron
por la organización de experiencias asociativas vecinales, que constituyeron motores de
participación ciudadana.
1. Una de ellas tiene que ver con el abandono de las asociaciones por parte de algunos
de sus participantes que pasaron a formar parte de gobiernos locales.
2. De igual modo:
Ante esta crisis surgen Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que optaron por la
introducción de mecanismos de institucionalización del trabajo que se realizaba desde los
movimientos sociales e impulsaron el trabajo voluntario.
Durante los años 1980 y 1990 emergieron movimientos estudiantiles, sindicales, obreros y
nacionalistas, y se consolidaron de una forma más o menos institucionalizada.
Junto con estos movimientos predominantes surgieron otras iniciativas pacifistas contra el
imperialismo y las lógicas neoliberales: activismos y consignas contra la energía nuclear, el
sistema militar, las guerras, la deuda externa y exigiendo y apostando por la cooperación
internacional. De hecho, ante cada evento o acontecimiento surgían movimientos de
respuesta.
Con la aparición de internet a finales del siglo XX y principios del XXI, estos movimientos
confluyeron con las experiencias que se estaban produciendo a nivel internacional, adoptando
nuevas formas de protesta y reivindicaciones en un mundo cada vez más conectado a nivel
global.
Ante algunos cambios legislativos o crisis económicas, movimientos que ya estaban activos
cambiaron sus líneas de actuación en uno u otro sentido. Por ejemplo, el movimiento okupa
en los años 1980 y 1990 comenzaba a demandar espacios para la vivienda y la participación y
organización comunitaria desde lo local, ocupando espacios para la expresión política y
anticapitalista, construyendo experiencias como los centros sociales. Asimismo, con la crisis de
acceso a la vivienda provocada por la burbuja inmobiliaria de 2008, surgió la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca.
Otros movimientos que confluyeron fueron aquellos que defendían el principio de “hazlo-tú-
mismo”, que organizaron actuaciones locales como huertos urbanos, expresiones artísticas y
culturales o radios comunitarias, configurándose como movimientos contraculturales con
una actitud crítica hacia el sistema político, económico, social y cultural y persiguiendo la
organización de alternativas para la transformación social.
una transformación notoria en la política española, caracterizada hasta ese momento por el
bipartidismo del PP-PSOE ,y el rechazo a factores como: “el desempleo, recortes, corrupción y
un sistema injusto que considera a las personas como mercancías”.
Sus reivindicaciones por tanto iban dirigidas a pedir una “democracia real” que fuera
participativa y de abajo a arriba y a cuestionar el papel de unos representantes electos que “no
nos representan”, tal y como decían las consignas más utilizadas.
Por último, cabe destacar la fuerza y presencia de los movimientos feministas y LGTBI+
durante los últimos años.
Si bien es cierto que grupos de mujeres obreras e intelectuales se organizaron para luchar
contra la discriminación y por la consecución de la igualdad desde distintos ámbitos de la vida
social durante los siglos XIX y XX y que tras finalizar la dictadura franquista los movimientos
feministas comenzaron a tener un protagonismo creciente.
También es cierto que los primeros años del siglo XXI han visto una presencia aumentada y
significativa de la agenda feminista en la opinión pública y en vida política, social y cultural
española
Definiciones
• La estratificación social hace referencia a los sistemas de desigualdad entre los seres
humanos presentes en todas las sociedades.
• “Todas las sociedades complejas se caracterizan, en un grado variable, por la desigual
distribución de las recompensas materiales y simbólicas. Es también el caso de que
nunca ha existido una estructura persistente de desigualdad económica y social sin
que hubiera también algún tipo de sistema(s) de significados que persiguieran tanto
explicar como justificar la desigual distribución de los recursos societales. El de
<<estratificación social>> es un término general que describe estas estructuras
sistemáticas de desigualdad” (Crompton, 1994: 17).
Concepto de Desigualdad
• Desigualdad por naturaleza; existen hombres libres y hombres nacidos para la esclavitud
siendo su posición de esclavo aceptada por ellos.
• Desigualdad por causas divinas, se pensaba que las desigualdades derivan de la estructura
de la sociedad establecida por la divinidad.
.
Algunos sistemas de estratificación utilizaron estas definiciones para manipular a los
individuos que pertenecían a sistemas tradicionales o preindustriales.
• Frente a estas ideas de que los seres humanos nacen desiguales por causas divinas o
naturales, se desarrolla a lo largo del siglo XVII, el argumento de que en virtud de su
humanidad todos los seres humanos nacemos iguales y no desiguales. De este
supuesto se derivan los inicios del enfoque sociológico que plantea, que la igualdad y
no la desigualdad es la condición natural humana.
La desigualdad no es un hecho natural, sino una construcción social que se configura a partir
del poder que unos individuos ejercen sobre otros en el camino para conseguir objetivos.
La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un acceso desigual a los
recursos, servicios y posiciones que la sociedad valora (Kerbo, 2003:11).
Es la situación social y económica desigual entre ciudadanos de un estado o entre distintos
países que surge cuando las diferencias humanas se hacen socialmente significativas. De esta
forma, no es un hecho natural, sino una construcción social que expresa diferencias de poder,
riqueza, privilegio, nivel de vida, influencia social y oportunidades de integración entre
personas y grupos en un contexto social.
La sociología centra el análisis de la desigualdad en las diferencias entre las personas que
dividen o separan a los miembros de una sociedad, y que son valoradas como tales por el
conjunto de esa sociedad (Macionis, y Plummer, 2011: 214).
Definiciones
El índice de Gini, indicador que se utiliza para medir las desigualdades en un país :
(toma un valor 0 si la riqueza se divide a partes iguales entre toda la población y el valor 1 si
una sola persona se queda con toda la riqueza y el resto con nada).
A medida que se produce un desmantelamiento del Estado de Bienestar como consecuencia
de la crisis económica, se observa un repunte de las tendencias desiguales en todo el mundo.
En Europa, el índice se ha incrementado moderadamente en Reino Unido (0,33),
Alemania (0,28), Dinamarca (0,27) o Suecia (0,28), descendido en todos los países
mediterráneos, a excepción de España (Eurostat, 2019a). Con la pandemia han
incrementado las desigualdades a nivel mundial.
Tipologías de Desigualdad
La unión de la condición de género con otras dimensiones, como la clase o la etnia, da lugar a
un complejo entramado de relaciones sociales mediadas por la desigualdad que se manifiesta
en las diferencias en el acceso a los diferentes objetivos y bienes sociales, así como en el
acceso a los recursos y a la participación política.
Se calcula a partir del análisis de tres variables importantes para la modernización de una
sociedad: la salud reproductiva (medida por la tasa de mortalidad materna y la tasa de
fecundidad entre adolescentes); el empoderamiento (que se mide por la proporción de
escaños parlamentarios ocupados por mujeres y la proporción de mujeres y varones adultos
de 25 años o más que han cursado como mínimo la enseñanza secundaria); y la situación
económica (definida como la participación en el mercado laboral y medida según la tasa de
participación en la fuerza de trabajo de mujeres y varones de 15 años o más).
Todas las sociedades construyen socialmente categorías de desigualdad por razón de edad en
base a una serie de creencias, normas y valores que justifican el acceso desigualdad a la
riqueza, el poder y los privilegios entre personas de distintos grupos de edad (niños, jóvenes,
ancianos, etc.).
Las sociedades más avanzadas establecen un mapa de la vida basado en cuatro edades sobre
las que aplican diversos criterios de desigualdad:
Infancia
Madurez
Aprendizaje, periodo entre el fin de la vida laboral activa y la llegada de la cuarta edad (en
aumento) y
- a la extensión de los hábitos de consumo y ocio que amplían el debate sobre cómo
debe vivirse en cada una de estas etapas.
Desigualdad educativa.
(Bourdieu, 2002).
Este gráfico representa la hipótesis que defiende que los países pobres serían, en un principio,
igualitarios; sin embargo, a medida que se van desarrollando, se produciría una
concentración del ingreso en un número reducido de individuos lo que provocaría una
distribución diversa de la riqueza que generaría una mayor desigualdad.
Curva de Kuznets
COMUNAL
• El sistema de estratificación de las sociedades de cazadores y recolectores está
basado habitualmente en diferencias de honor.
• Estos pueblos poseen una tecnología basada en la caza, pesca y recolección de
alimentos, lo que les obliga a llevar una vida nómada o semi-nómada e impide la
acumulación de excesivos bienes materiales. La distribución de los mismos suele ser
igualitaria.
• Las diferencias, por tanto, se marcan para aquellas personas con “capacidad para
realizar funciones valiosas para toda la tribu”.
• Esto puede deberse a una habilidad especial como cazador, como recolector, a tener
una gran descendencia, a la edad ya que el individuo acumula experiencia necesaria
para el grupo, etc. En todo caso, las recompensas son un mayor estatus y honor, con
pocas diferencias en cuanto a bienes materiales con el resto del grupo.
• El sistema de asignación es la tradición, aquel que es considerado por los demás
como alguien prestigioso, y no existen mecanismos legales que sancionen el honor y el
estatus elevado.
CENTRALIZADO TRIBUTARIO
CASTAS
Casta Función
Brahmanes Sacerdotes
Ksatriya Guerreros
Vaisya Ganaderos y comerciantes
Sudra Esclavos-Siervos
FEUDAL- ESTAMENTAL
• Suele terminar cuando uno de estos señores logra imponerse a los demás y crear un
gobierno centralizado y una administración burocrática.
• Esta división se reflejaba en todas las facetas de la vida: vestido, educación, habla,
acceso a la vida pública, salud, etc.
• Las barreras entre clases se han difuminado y ahora es posible establecer una
gradación mayor entre las clases sociales: subclase, trabajadora, media-baja, media,
media-alta, alta y muy alta. Además, el poder, el estatus y la clase no concuerdan
tanto como en la primera modernidad, por lo que no aparece tan clara la clase en
función de criterios estrictamente económicos.
• Teorías conflictivistas
• Teorías interaccionistas
• Teorías funcionalistas
TEORÍA MARXISTA
• Para los marxistas, los miembros de las clases sociales deben tener más conciencia de
la clase a la que pertenecen. Pero, sobre todo, deben tener más conciencia los
miembros de las clases trabajadoras ya que dependen económicamente de otras
personas, con el fin de cambiar la situación.
• Intereses de clase como base primordial para establecer un conflicto contra la clase
dominante
Teoría Weberiana I
– Orden económico
– Orden social
– Orden político
• 2ª) Orden Social: pertenecen a status que se estratifican de acuerdo con el consumo
de bienes.
• En el Estado Moderno hay dos órdenes o sectores que cada vez tienen más poder y
son: la Administración y el Ejército. Los grupos económicos más fuertes o manejan la
Administración o están dentro del ejército.
• Por tanto, la clase económica era importante porque era causa de estatus.
Teoría Funcionalista I
• Establece que para que la sociedad funcione es necesario que esté estratificada: las
posiciones sociales más importantes deben ser ocupadas por las personas con más
ideas. Ej: Obama dirige el mundo porque es la persona más preparada.
• No debe cuestionarse esa estratificación para que la sociedad pueda estar integrada,
no debemos cuestionar lo establecido.
• Por otro lado, podemos entender la movilidad social como un fenómeno más estático,
ligada a la posición de clase de partida del individuo, que verá condicionadas sus
posibilidades de movilidad en función de su origen y herencia social.
• Movilidad social:
• Por su parte Giddens (2001) considera que este movimiento se produce entre las
distintas posiciones socioeconómicas, y, por tanto, al estudiar la estratificación
tenemos que considerar no solo las diferencias entre las posiciones económicas o las
ocupaciones, sino lo qué ocurre con los individuos que las tienen.
Lo que ha permitido esta MOVILIDAD SOCIAL, son los fenómenos que ocupan una
posición central en los cambios sociales del último siglo
1. El papel de la educación:
Antes lo que uno aprendía lo hacía en la familia o en la Iglesia. Ahora, se ha
independizado de estas instituciones, y es cada vez más el Estado quien asume esa
educación (Mayoría de educación pública).
La educación determina la estructura social, es decir, el nivel de educación fija la
pertenencia a una clase o estrato. El rendimiento personal se convierte en el principio
básico para la posición social. Ahora bien, si perteneces a la clase alta tendrás unos
estudios diferentes (universidad privada).
Ya no es educación integral, ahora se va a la universidad a aprender un oficio. Se
produce una especialización o profesionalización, que aporta más instruccionalidad,
hace que estemos más preparados y permite mayor movilidad para poder subir de
estatus social.
Demografía:
Tradicionalmente la demografía se ha definido como aquella parcela de las ciencias sociales
cuyo objeto es el estudio de la población humana. La demográfica, analiza cuestiones
relativas a:
cuántos habitantes existen en un determinado espacio social,
cuántos lo abandonan
cuántos vienen a establecerse en él,
a qué ritmo se reproducen,
en qué proporciones se ordenan según edades y sexo
cómo se distribuyen en el espacio.
Demografía:
Cuando la sociología toma en consideración el estudio de la población se sirve de las técnicas
de la demografía para darle un enfoque propio incorporando la perspectiva de análisis que
considera los fenómenos demográficos como producto social.
No se trata únicamente de contabilizar los habitantes que tiene un espacio social determinado,
sino también, estimar cuántos podría alcanzar en un futuro próximo para, por ejemplo, poder
planificar:
- las necesidades asociadas al crecimiento de la población,
- su descenso,
- su estancamiento,
- los cambios en su composición,
- las causas que explican estas transformaciones.
Esta perspectiva incide directamente tanto en las decisiones estratégicas a tomar en el
ámbito de las políticas públicas (inversiones en infraestructuras, sanidad, educación,
pensiones) como también en el sector privado en términos de inversión.
Población:
La población aumenta o disminuye, según sea negativa o positiva la diferencia existente
entre los nacimientos y defunciones. A esta diferencia entre nacimientos y defunciones se le
denomina “crecimiento vegetativo” y es un proceso demográfico tan primario que es
conocido como movimiento natural de la población.
Si tomamos en consideración un territorio determinado o un espacio social concreto, junto al
crecimiento vegetativo, aparece un segundo componente: el movimiento migratorio. Este
último viene a indicarnos la diferencia entre las personas que abandonan un determinado
territorio (emigrantes) y aquellas que se incorporan a vivir en él (inmigrantes).
Por tanto, la evolución demográfica de un determinado espacio social en un momento
histórico determinado evoluciona, por una parte, según sea la diferencia entre los
nacimientos y las defunciones y, por otra, según el balance entre los inmigrantes y los
emigrantes. Relación que puede expresarse con la siguiente fórmula:
B) Elementos compuestos:
Pareja, núcleo familiar, comunidad, etc.
A) Fertilidad
B) Mortalidad
C) Movimientos migratorios
D) Estructura de la población
A). Fertilidad:
es el impacto de la reproducción humana sobre la población de un determinado país.
Comprende las edades fértiles de las mujeres.
La fecundidad es el número de alumbramientos. Se reduce drásticamente en la
práctica por las normas culturales, los recursos y las decisiones personales. Tasa de
fecundidad = (Nacimientos/Mujeres entre 15 y 49 años) x 1000
La medición más básica usada por los demógrafos es la Tasa bruta de natalidad, que
describe el número de bebés nacidos con vida por cada 1.000 personas en una
población dada. Tasa bruta de natalidad = (Nacimientos/Población) x 1000. Se
considera alta si está por encima de 30 %, moderada entre 15 y 30 % y baja por debajo
del 15 %
Tasa de fertilidad del periodo total (TFPT), el número medio de descendientes que
una mujer tendría en el caso de que la media de descendientes nacidos de todas las
mujeres en edad reproductiva en un año cualquiera, se mantuviera constante durante
los años reproductores de dicha mujer.
Fertilidad
Tasa reproducción = (Niñas nacidas/ Mujeres entre 15 y 49 años) x 1000
Tasa neta de fecundidad es necesario hacer una tabla en la que para cada edad de la
madre en una columna se pone los nacimientos, en otra la probabilidad de defunción
de cada nacido y en otra los supervivientes. De esta manera se calcula cuántos hijos
tendría una mujer a lo largo de su vida suponiendo que las tasas de natalidad y
mortalidad se mantuviesen como en el año del estudio durante toda su vida. El
resultado se da en hijos por mujer.
La descendencia final es el número total de hijos de las mujeres en edad fértil.
Descendencia final = Número de hijos que tienen las mujeres entre los 15 y los 49
años.
Si dividimos hijos entre mujeres también tenemos cuántos hijos por mujer hay en una
determinada población
B) Mortalidad:
La incidencia de la muerte en la población de un país dado.
Tasa bruta de mortalidad: el número de muertes por cada mil habitantes en un año
dado, en una población determinada. Tasa bruta de mortalidad =
(Defunciones/Población) x 1000. Se considera alta si está por encima de 30 %,
moderada entre 15 y 30 % y baja por debajo del 15 %. En España la tasa de mortalidad
está en torno al 9 %.
La esperanza de vida: la estimación de la edad media de vida que es probable que
alcance un individuo de un país determinado. La esperanza de vida es la media
matemática que se obtiene dividiendo todos los años vividos por toda la población por
los niños nacidos en un año. Esperanza de vida = Todos los años vividos/Nacimientos.
La esperanza de vida indica el grado de desarrollo de un país.
Mortalidad.
La tasa de mortalidad: el número de muertes entre los menores de un año de edad
por cada mil bebés nacidos con vida, en un año determinado.
También nos interesan las tasas de mortalidad específica, es decir cuanta gente
muere de cada edad.
Tasa de mortalidad específica = (Defunciones de una edad/Población de esa edad) x
1000.
Tasa de mortalidad infantil = (Defunciones de niños menores de un
año/Nacidos vivos) x 1000. La tasa de mortalidad infantil indica el grado de
desarrollo de un país. Cuanto menor sea esa tasa mejores niveles de
desarrollo, o al menos mejores prestaciones sanitarias para la población en
general.
El crecimiento natural, o vegetativo: nacimientos menos las defunciones en un año
determinado para una población dada. Si hay más defunciones que nacimientos
obtendremos un número negativo, o dicho de otro modo, en lugar de ganar población
se pierde.
Mortalidad
Datos de España
Respecto a la Tasa Bruta de Mortalidad en España, como se puede observar en la (Figura
2), la acumulación creciente de población mayor explica esta evolución que, además,
presenta como rasgo particular la sistemática reducción del diferencial de tasas entre
varones y mujeres. Aunque los varones siguen presentado una tasa más alta, los estilos
de vida saludables y los autocuidados tradicionalmente más propios de las mujeres, se
van incorporando cada vez con intensidad entre los varones, siendo este factor uno de
los que explica la reducción de la diferencia. En ese sentido, la TBM es posiblemente la
tasa “bruta” demográfica con la que se debe ser más prudente desde el punto de vista de
su análisis e interpretación. Sirva como ejemplo que una tendencia al alza de este
indicador puede responder a causas tan dispares como el envejecimiento creciente de su
población consecuencia de incrementos sostenidos de bienestar y calidad de vida o, por el
contrario, resultado de una acumulación de factores negativos como pandemias o
conflictos bélicos masivos prolongados en el tiempo.
C) Movimientos migratorios:
El movimiento de personas que entran y salen de un determinado territorio.
El movimiento de entrada de población en un territorio, denominado inmigración, se
mide con la tasa de inmigración. Ésta se calcula con el número de personas que entran
en una zona determinada por cada mil habitantes de dicho territorio. Cociente entre
individuos llegados en una unidad de tiempo y el tamaño de la población. Número de
inmigrantes / población total * 1000
Los movimientos de salda de una población se mide con la tasa de emigración que es
el número de personas que dejan un territorio por cada mil habitantes. Número de
emigrantes / población total * 1000
La tasa neta de migración muestra el efecto neto que tienen la inmigración y la
emigración en la población de un área, expresada como el aumento o la disminución
por cada 1.000 habitantes del área durante un año determinado. Número de
inmigrantes – Número de emigrantes / población total * 1000.
El fenómeno de la emigración
crece imparable en ese periodo
hasta que se invierte la
tendencia a partir del 2014.
D) Estructura de la población
La estructura de la población es la cantidad de personas que hay en cada edad.
Llamamos cohorte al conjunto de personas que han vivido un mismo acontecimiento
demográfico. Una generación es una cohorte cuyo acontecimiento demográfico ha
sido el nacimiento.
Tasas más importantes para datar la estructura de la población:
El índice de juventud y vejez: indica cuántos jóvenes o ancianos hay con
respecto a la población total. En una población bien estructurada en índice de
juventud debe estar algo por encima del 33% y el índice de vejez algo por
debajo de 33%. Índice de juventud = (Población joven/Población total) x 100.
Índice de vejez = (Población vieja/Población total) x 100.
La sex ratio indica la relación entre el número de hombres y el número de
mujeres (índices de feminidad o masculinidad). Sex ratio =
(Hombres/Mujeres) x 100
Tasa de actividad = (Trabajadores/Población activa) x 100
Tasa de paro = (Parados/Población activa) x 100
Índice de dependencia = (Población joven + Población vieja/Población
adulta) x 100
D) Estructura de la población, se puede representar a través: Pirámides de población,
histogramas de frecuencias entre otros.
Tipos de pirámide
De población expansiva: con una base ancha y una rápida reducción a medida que
ascendemos. Es propia de los países del Tercer Mundo en plena transición
demográfica con altas tasas de natalidad y mortalidad, y con un crecimiento natural
alto.
De población regresiva: con una base más estrecha que el cuerpo central y un
porcentaje de ancianos relativamente grande. Es propia de los países desarrollados
que han terminado la transición demográfica, pero aún están presentes sus últimas
generaciones. Se trata de una población envejecida con bajas tasas de natalidad y de
mortalidad, y con un crecimiento natural reducido.
De población estacionaria: con una notable igualdad entre las generaciones jóvenes y
adultas, y una reducción importante en las ancianas. El crecimiento natural es bajo.
Este tipo de pirámide es propia de las poblaciones que no presentan cohortes de la
transición demográfica. Pueden responder a países con tasas de natalidad y
mortalidad altas, que aún no han comenzado la transición demográfica.
Evolución del envejecimiento de la población mundial
TEORÍAS DEMOGRÁFICAS
1. Las primeras teorías demográficas
3. Marx y Engels
4. Durkheim y Weber
Confucio
Todos los chinos están sujetos al deber moral de venerar el alma de sus antepasados
Grecia
La población debía bastarse por sí misma y poseer tierras suficientes para satisfacer sus
necesidades, pero no ser tan numerosa como para no poder regirse por un gobierno
constitucional
Platón
Grecia
Aristóteles
En magnitud y alcance el Estado debe ser tal que permita a los habitantes vivir a la vez
mesurada y liberalmente en el goce del ocio
Roma
Árabe
Teoría principal: la propensión de todas las especies vivas a multiplicarse (empujadas por el
instinto de reproducción) excede la capacidad de la Tierra para mantener ese crecimiento. A
pesar de su propensión natural a reproducirse, la población no puede crecer por encima del
número que puede alimentar la naturaleza.
Frenos al crecimiento:
Por ello defendía limitar el crecimiento de la población con medidas tendentes a retrasar la
edad el primer matrimonio –elemento que tradicionalmente autorizaba las relaciones sexuales
con fines reproductivos– o a promover la abstinencia sexual. Solo con medidas de este tipo se
podrían evitar la pobreza extrema consecuencia de la falta de recursos para sostener a la
población en su conjunto. Las medidas de cariz legal o de contención moral propuestas por
Malthus, especialmente las segundas, no contaron con mucho predicamento en su época.
Solución a la pobreza:
3. Marx y Engels
Entrado el siglo XIX, Marx (1818-1883) y Engels (1820-1895) abordaron la cuestión de la
población en el marco de su análisis del capitalismo y sus contradicciones, y no como una
teoría independiente propiamente demográfica (Weeks, 1990: 59).
Especialmente Marx, frente a la tesis malthusiana, planteó que sí era posible hacer crecer la
productividad del sector agrario al mismo ritmo que lo hacía el industrial para reducir así
reducir el gap entre las tasas de crecimiento de la población y de los alimentos disponibles. El
recurso a la contención moral como mecanismo de control de la natalidad fue también
rechazado de plano.
Para Marx y Engels, la pobreza no era el resultado final del crecimiento demográfico, sino de
las perversiones del modelo capitalista que tendía a reducir el factor trabajo en favor de la
maquinización industrial.
4. Durkheim y Weber.
Por su parte Durkheim (1858-1917) y Weber (1864-1920), sin plantear teorías demográficas
propiamente dichas, establecieron en las consecuencias del crecimiento poblacional el
fundamento de sus teorías sociales. El primero estudió la creciente complejidad de las
sociedades modernas asociando su evolución a la división creciente del trabajo para concluir
que el crecimiento demográfico conduce a una mayor especialización social en el contexto de
una cada vez mayor competencia (Durkheim, 2001, e.o. 1902).
El segundo (Weber), caracterizó las emergentes sociedades industriales de su tiempo a través
del creciente número de organizaciones formales, la diversificación de las profesiones y la
competencia técnica de los individuos resultado del tránsito de la Comunidad (Gemeinschaft) a
la Asociación (Gesellschaft).
La realidad es que a medida que las sociedades industriales avanzadas se han ido
complejizando hasta tomar la forma de sociedades postindustriales en un contexto de
globalización extrema como el actual, la población y su concreción en la estructura
demográfica de una sociedad en particular, refleja el conjunto de dinámicas y contradicciones
que acumula cada país.
En este sentido nos encontramos, por un lado, con un proceso de creciente envejecimiento de
las sociedades más avanzadas del planeta que, en el caso de la Europa occidental, ponen en
riesgo incluso el modelo vigente de Estado de Bienestar.
Por otro, y a escasos kilómetros de los países más avanzados, existen sociedades en las que se
acumula una enorme cantidad de población menor de 35 años sin expectativas y, en muchos
casos, inmersa en conflictos bélicos de final incierto.
Lévi-Strauss señala que para que un grupo social sea denominado o considerado familia este
debe reunir una serie de características:
1. Ser consecuencia del matrimonio
2. Estar integrado por la pareja conyugal y los hijos nacidos de ella, con el agregado o no de
otros parientes
3. Presentar una unión debida a:
a. Lazos legales
b. Derechos y obligaciones económicas, religiosas y de otro tipo
c. Una red precisa de derechos y prohibiciones sexuales, más una cantidad variable y
diversificada de sentimientos psicológicos tales como son el amor, afecto, respeto, temor,
etc.
Desde una perspectiva sociológica, a la hora de definir qué es una familia se puede
poner el acento en las interacciones entre sus miembros, en su estructura o en su
composición, dando lugar a diversas tipologías.
Asimismo, es imprescindible tener en cuenta que, al igual que la sociedad, la familia
está en constante evolución. Ahora bien, aunque el concepto de familia va cambiando
a lo largo del tiempo, sus funciones permanecen estables (Anastasiu, 2012).
Época romana:
OPUS DEI
"El matrimonio y la familia son, evidentemente, dos instituciones que ni pueden
confundirse ni deben identificarse, pero, por designio de Dios, se hallan tan
estrechamente vinculadas entre sí que, de hecho, son inseparables. Ambas se exigen y se
complementan, de ahí que al separarlas -incluso a nivel de exposición doctrinal- tanto la
familia como el matrimonio mismo se desvanecen. La familia sin matrimonio, aquella
"familia" que no tiene su origen en el matrimonio, da lugar a formas de convivencia -los
distintos tipos de poligamia, por ejemplo- que muy de lejos tienen que ver con la
auténtica institución familiar. Y viceversa: el matrimonio que no se orienta a la familia,
conduce a la negación de una de sus características más radicales -la indisolubilidad- y se
sustrae de la primera y más fundamental de sus finalidades: la procreación y la educación
de los hijos".
Funciones de la familia.
Las formas estructurales para cumplir las funciones de la familia varían de una sociedad a otra,
cualquier forma familiar es válida para su sociedad, es moral y socialmente optima y
correcta, es por ello por lo que la biología o la consanguinidad es el único rasgo común,
entre otros muchos más particulares, que poseen todas las formas de organización
familiar, el resto varían de una cultura a otra.
Los científicos sociales han categorizado tales variaciones en la estructura familiar utilizando
ciertos criterios uno de los cuales el:
Número de personas implicadas en el matrimonio
Monogamia
Poligamia:
Poliginia (hombres + de una esposa)
Poliandria (mujer + de un esposo)
Otro criterio para categorizar las estructuras familiares son las reglas de filiación
(procedencia de los hijos respecto a los padres) en ese sentido se distinguen:
Filiación bilateral que corresponde a que los lazos de filiación se establecen en
las dos direcciones que componen el enlace conyugal:
Filiación patriarcal cuando la filiación se corresponde únicamente a la
línea paterna del enlace conyugal
Filiación matrilineal se corresponde a la filiación por línea materna del
enlace conyugal.
Desde que el Congreso aprobó el matrimonio igualitario en España hasta el 2017 inclusive, se
han producido un total de 44.280 matrimonios entre personas del mismo sexo. La evolución
de este tipo de matrimonio durante los últimos años, aunque a priori parece que tuvo una
mayor acogida entre el colectivo homosexual masculino, las cifras de enlaces contraídos entre
mujeres se están equiparando. De hecho, en el año 2017, año en el que más uniones
matrimoniales igualitarias se produjeron, se contabilizó un total de 2.314 matrimonios entre
mujeres y 2.323 matrimonios entre hombres.
En ambos casos se observa un repunte durante el año 2006 debido a que es el primer año
completo en el que este tipo de uniones son legales en España, por lo que incluye a todas
aquellas parejas que llevaban años sin poder ejercer este derecho y que decidieron casarse
en cuanto surgió esta posibilidad.
Otro cambio legislativo que ha dado lugar a una apertura en el tipo de uniones que dan lugar a
una familia es la Ley 2/2003, de 7 de mayo, reguladora de las parejas de hecho. A través de la
Encuesta Continua de Hogares del INE (2018) se puede observar que el número de personas
que optan por esta modalidad va en aumento, pasando de 1,5 millones de uniones en el año
2013 a los 1,7 millones de 2018.
Estos cambios están vinculados a la Segunda Transición Demográfica que, como hemos visto
anteriormente, ha dado lugar a nuevos modelos de familia que han surgido tras el desarrollo
económico. Este desarrollo económico ha hecho que las necesidades relacionadas con la
supervivencia están menos presentes y adquieran mayor relevancia aspectos vinculados con
prioridades individuales y de realización personal, frente a la prioridad familiar
La normalidad con la que se suceden las parejas de hecho lleva asociada una mayor
aceptación de la maternidad fuera del enlace matrimonial, bien dentro de la unión de pareja
de hecho o en cualquier otra modalidad.
Este tipo de maternidad está teniendo cada vez mayor implantación en España como
muestran los datos ofrecidos por el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat, 2019) que
señalan que el porcentaje de nacimientos fuera del matrimonio ha pasado de un 17,7% en el
año 2000, a un 46,8% en el año 2017. Pauta similar a la que se está produciendo en el resto
de países de la Unión Europea y siguiendo de cerca a la tendencia de los países nórdicos
donde los nacimientos de mujeres no casadas ya supera al número de nacimientos
producidos dentro del matrimonio (Castro y Seiz, 2014).
En relación con los hogares monoparentales, es decir, aquellos hogares formados por un solo
progenitor con hijos/as, continúan estando formados mayoritariamente por una madre y sus
hijos/as. En su mayoría son madres viudas (41,1%), seguido de madres separadas o
divorciadas (37,4%). Sin embargo, es relevante observar que está aumentando el número de
estos hogares que está compuesto por el padre y los hijos. De este modo, durante el último
año (2019), los hogares monoparentales de este tipo han aumentado un 8,9%.