PDF Tratado de Criminologia Clinica Cesar Herrero 2013 - Compress
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TRATADO
DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
7
2
A
Í
G
O
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I A
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I I
R M
I
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S
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I
T
I Í
D L
U O DYKINSON
T P
S
E Y 2013
aproximado.
El autor de este “T
“Tratado”
ratado” intenta, al respecto, traer ponderación y cierta luz so-
so -
bre estas cuestiones, empezando por no negar las dificultades que, tanto teórica
como operativamente, encierra esta rama criminológica. Pero, al mismo tiempo,
argumentando contra los excesos dirigidos contra ella.
En segundo, y principal término, por lo demás, su esfuerzo más remarcable se
refleja en la elaboración de un completo sistema de la Criminología que ahora
se somete a análisis. Esfuerzo que, según él, merece asimismo la pena porque la
Criminologíaa Clínica, que nunca ha desaparecido, y menos aún fenecido, hace ya
Criminologí
algunos años que ha iniciado, de nuevo, el vuelo, haciéndonos otear espléndidas
perspectivas. El autor documenta y razona, con seriedad, todo ello, a través de su
sugerente y amplio estudio.
TRATADO
DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
E C P C
Alfonso Serrano Maíllo, editor
editor..
CONSEJO EDITORIAL
Hans-Jörg Albrecht.
Martin Killias.
Raymond Paternoster.
Santiago Redondo.
Eugenio Raúl Zaffaroni.
CÉSAR HERRERO HERRERO
Doctor en Derecho. Graduado Superior en Criminología.
Licenciado en Ciencias Policiales y de Seguridad.
Facultativo Jurista del Ministerio del Interior (Jubilado).
Profesor de Derecho Penal y de Criminología
TRATADO
DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede
reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico. Cualquier forma de reproducción,
distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de
sus titulares, salvo excepción prevista por la ley
ley.. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si
necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com;
(www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)
© Copyright by
César Herrero Herrero
Madrid, 2013
ISBN: 978-84-9031-688-7
Preimpresión por:
Besing Servicios Gráficos S.L.
e-mail: besing@terra
[email protected]
.es
A Graci,
Graci, una vez más,
porque tiene, también,
parte en este libro
ÍNDICE
Primera parte
DELIMITACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA.
NACIMIENTO, EVOLUCIÓN Y RECEPCIÓN CRONOLÓGICA.
CRONOLÓGICA.
SU ESTADO ACTUAL
Capítulo primero
EL CONCEPTO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA. SU OBJETO, SU
SU
MÉTODO Y SUS FINES
A. Introducción ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 33
B. Concepto de Criminología Clínica ..........................................
...............................................................
..................... 35
C. El objeto (material y formal) de la Criminología Clínica ........................... 43
D. El método de esta misma Criminología ...........................................
.......................................................
............ 47
E. Funciones y finalidad de la Criminología Clínica ...................................... 49
F. La Criminología Clínica en la relación con otras ramas de Criminología
Aplicada ...............................................
.............................................................................................
.............................................................
............... 51
Capítulo segundo
NACIMIENTO Y EVOLUCIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
A. Introducción ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 55
B. Las cuatro primeras fases en la recepción y aplicación de la
Criminología Clínica ..........................................
.......................................................................................
............................................. 57
C. Fase Científica ............................................
..............................................................................................
......................................................
.... 58
D. Fase Penitenciaria ...............................................
............................................................................................
............................................. 59
E. Fase Judicial........................................
Judicial..........................................................................................
..............................................................
............ 66
F. Fase legislativa ...........................................
.............................................................................................
......................................................
.... 67
G. El periodo de mayor aceptación de la Criminología Clínica .................... 68
Capítulo tercero
CRISIS Y OPOSICIÓN A LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA CLÍNICA
1º Visión
Visión básica y previa de las corrientes
cor rientes criminológicas
actuales más influyentes
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 73
B. Las corrientes criminológicas, de algún modo activas, que siguen sien-
do hoy marcadamente influyentes ..........................................
..............................................................
.................... 75
C. Teorías criminológicas de la “Reacción Social” ........................................... 76
D. Corrientes contestatarias intermedias entre las teorías de la “Reacción
Social” y del “P
“Paso
aso al Acto” ...............................................
............................................................................
............................. 84
E. Teorías Ontológico-criminológicas, del “P “Paso
aso al Acto” o Factorialistas ... 85
F. Criminologías de la “elección razonable” y de “la vida cotidiana”.......... 87
G. El Postmodernismo y la Criminología ............................................
.........................................................
............. 90
Capítulo cuarto
CRISIS Y OPOSICIÓN A LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
2º. Las teorías criminológicas expuestas en el capítulo precedente
precedente
y su afecto, o desafecto, para con la criminología clínica
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 95
B. Teorías criminológicas de la “Reacción Social” ........................................... 95
C. Las corrientes contestatarias intermedias entre las teorías de la
“Reacción Social” y las del “P “Paso
aso al Acto” ................................................
....................................................
.... 96
D. Teorías Ontológico-criminológicas, del “P “Paso
aso al Acto” y Factorialistas ... 97
E. Las criminologías de la “Elección Razonable” y de la “Vida Cotidiana” 99
F. El Postmodernismo y la Criminología Clínica ............................................ 99
G. La Criminología Clínica en la actualidad tras su coyuntura adversa...... 100
Segunda parte
CONCEPTOS BÁSICOS Y CARDINALE
DE LA CRIMINOLOGÍA CARDINALES
CLÍNICA S
Capítulo quinto
EL “ESTADO PELIGROSO”, CONCEPTO CARDINAL DE LA
LA
TRADICIONAL CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
A. Introducción... ..........................................
.........................................................................................
.......................................................
........ 113
B. La gran pluralidad de enfoques en la delimitación del concepto de
“estado peligroso” .............................................
...........................................................................................
.............................................. 116
ÍNDICE
TRATADO
TRATADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 11
Capítulo sexto
OTRAS CUESTIONES
CUES TIONES RELEV
RELEVANTES
ANTES SOBRE
SO BRE EL ESTADO
ESTADO
PELIGROSO DE ÍNDOLE CRIMINOLÓGICA
A. Introducción ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 133
B. El posible desvelamiento del “estado peligroso”: Desde criterios
legales y desde criterios etiológicos ..........................................
..............................................................
.................... 133
C. Evaluación graduatoria del “estado peligroso”. Sus vías posibilitantes,
desde un punto de vista criminológico ...........................................
.......................................................
............ 136
D. Determinación de la gravedad y persistencia del “estado peligroso” a
través de indicios legales............................................
................................................................................
.................................... 139
E. Clases de “estado peligroso” ............................................
.........................................................................
............................. 142
F. Reflexione
Reflexioness finale
finaless..............................................
...........................................................................................
............................................. 144
CapítuloOséptimo
LA PERSONALIDAD CRIMINAL CRIMINÓGENA. EL CONCEPTO
CONCEPTO
DE PERSONALIDAD
PERSON ALIDAD “IN GENERE”,
GENERE” , SU PLATAFORMA
PLATAFORMA DE BASE
B ASE
A. Introducción ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 151
B. El concepto de personalidad “in genere” ........................................
....................................................
............ 152
C. Punto de partida como base de su comprensión: La persona como
plataforma imprescindible de la personalidad........................................... 154
D. Definiciones de personalidad “in genere”. Algunas reflexiones previas 155
E. Algunas definiciones de personalidad “in genere”, ofrecidas por auto-
res reconocidos ...........................................
..........................................................................................
.....................................................
...... 157
F. Nuestro concepto de personalidad “in genere” ......................................... 161
Capítulo octavo
LA PERSONALIDAD CRIMINAL O CRIMINÓGENA. CONCEPTO,
CONCEPTO,
ELEMENTOS CONSTITUY
CONSTITUYENTES
ENTES Y NUEV
NUEVA
A ORIENTACIÓN
ORIENTACIÓN
A. Reflexiones introductorias ........................................
.............................................................................
..................................... 167
B. El concepto de personalidad criminal..............................................
criminal..........................................................
............ 168
Terce
ercera
ra parte
pa rte
LOS ELEMENTOS COMPONENTES DEL OBJETO MATERIAL
MATERIAL
DE LA CRIMINOLOGÍA O DEL FENÓMENO CRIMINAL.
SU PERSPECTIVA CLÍNICO-CRIMINOLÓGICA
Capítulo décimo
EL DELITO COMO OBJETO DE ANÁLISIS
ANÁLISIS
DESDE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 217
B. El delito en su concepción puramente legislativa ...................................... 218
ÍNDICE
TRATADO
TRATADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 13
C. El delito como institución inmutable desde una concepción ético-filo ético-filo--
sófica ...........................................
..........................................................................................
......................................................................
....................... 219
D. El Delito desde una visión puramente sociológica .................................... 220
E. El delito desde las criminologías del “Pa “Paso so al Acto” y de la “Reacción
Social” ..........................................
........................................................................................
.....................................................................
....................... 222
F. El Delito o crimen concebido a la manera de una autodenominada
“Nueva Criminología”...............................................
Criminología”....................................................................................
..................................... 224
G. Nuestro concepto criminológico del delito .............................................
.................................................
.... 225
H. Relevancia criminológica de los enfoques meramente subjetivos sobre
el delito ...............................................
..............................................................................................
..............................................................
............... 231
Capítulo once
EL DELINCUENTE DESDE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
CLÍNICA
A. Introducción ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 235
B. Algunas nociones de Delincuente, acordes con las orientaciones doctri-
nales seguidas para el concepto complementario, el de Delito ............... 236
C. Nuestra visión del Delincuente desde la perspectiva de la
Criminología. Sobre todo, Clínica.............................................
Clínica.................................................................
.................... 240
Capítulo doce
EL DELINCUENTE EN PERSPECTIVA CLÍNICO-CRIMINOLÓGICA:
EL PASO
PASO AL ACTO CRIMINAL.
C RIMINAL. SUS
S US ELEMENTOS
ELEMENTO S FUNDAMENTALES.
FUNDAMENTALES.
LAS FASES MÁS CARACTERÍSTICAS DE ESTE PROCESO
A. Reflexiones previas ...........................................
.........................................................................................
.............................................. 249
B. El concepto de situación criminógena .............................................
.........................................................
............ 250
C. El concepto de factores de protección o de resistencia.............................. 252
D. Las posibles clasificaciones de la situación criminógena .......................... 253
E. El proceso, globalmente considerado, del paso al acto ............................. 254
F. Reflexioness finale
Reflexione finaless..............................................
...........................................................................................
............................................. 257
Capítulo trece
EL DELINCUENTE PSIQUIÁTRICAMENTE DEFINIDO DESDE LA
LA
CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
A. Introducción ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 263
B. El concepto de delincuente psiquiátricamente definido. En sentido
estrictoo y en sentido amplio. Normalidad y anormalid
estrict anormalidad ad en la person
personaa..... 265
Capítulo catorce
DESARROLLO DE ALGUNAS PSICOP
PSICOPA ATOLOGÍAS CONCRET
CONCRETAS
AS EN
EN
PERSPECTIVA CLINICO-CRIMINOLÓGICA.
1º LAS PSICOSIS
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 281
B. El cocepto de psicosis y la enumeración de sus categorías ....................... 281
C. La esquizo
esquizofrenia
frenia y sus tipolog
tipologías ías princip
principales.ales. Su vertien
vertiente te criminó
criminógena gena .... 283
D. La psicosis maníaco-depresiva. Concepto y relevancia criminológica ... 288
E. Psicosis epiléptica (Epilepsía). Concepto y su dimensión criminógena .... 292
F. La Paranoia, como psicosis autónoma. Concepto y su relación con la
delincuencia ...............................................
..............................................................................................
......................................................
....... 295
Capítulo quince
DESARROLLO DE ALGUNAS
ALGUN AS PSICOP
PSIC OPAATOLOGÍAS CONCRETAS
CONCRETAS
DESDE UNA PESRPECTIVA CLÍNICO-CRIMINOLÓGICA:
2º LA NEUROSIS,
NEUROS IS, LA OLIGOFRENIA
OLIGO FRENIA Y LAS PSICOP
PS ICOPA
ATÍAS
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 301
B. La neurosis. Concept
Conceptoo y ubicación psiquiátri psiquiátrica. ca. Su dimensión criminóge criminógena na ...... 301
C. La oligofrenia. Su concepto. Grados y capacidad criminógena ............... 304
D. Las psicopatías. Su concepto y su proyección criminógena ..................... 310
E. Afinidades y diferencias entre psicopatía y trastorno social de la perso-
nalidad ...............................................
..............................................................................................
...............................................................
................ 317
Capítulo dieciséis
LA VÍCTIMA COMO OBJETO DE ANÁLISIS
ANÁLISIS
DESDE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 323
TRAT
ÍNDICE
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 15
Capítulo diecisiete
EL CONTROL SOCIAL CON RELACIÓN
RELACIÓN
AL DELINCUENTE CONCRETO
A. Introducción ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 349
B. Presupuestos básicos de convivencia y la necesidad de un adecuado
control para mantenerlos...........................................
...............................................................................
.................................... 350
C. El concepto de control social “in genere”. Sus clases ................................. 352
D. El control social específicamente orientado al delito. Su posible adapta-
ción a la práctica de la Criminología Clínica ............................................
...............................................
... 354
E. El control social frente a la delincuencia desde algunas corrientes cri-
minológicas radicales..........................................
radicales......................................................................................
............................................ 357
F. Disfunciones de algunas formas del control social o del control del
delito ...........................................
..........................................................................................
......................................................................
....................... 359
Cuarta parte
LA DIMENSIÓN ETIOLÓGICA EN LA CONFIGURACIÓN DE LA
LA
DELINCUENCIA.. PROYE
DELINCUENCIA PROYECCIÓN
CCIÓN CLÍNICO-CRIMINOLÓGICA
Capítulo dieciocho
LOS FACTORES MÁS DETERMINANTES EN LA CONFIGURACIÓN
CONFIGURACIÓN
DEL DELINCUENTE. PROYECCIÓN
PROYECCIÓN CLÍNICO-CRIMINOLÓGIC
CLÍNICO-CRIMINOLÓGICA
A
A. Introducción ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 367
B. Concepto y alcance de las causas o factores de la delincuencia o influ-
yentes en la configuración del criminal o delincuente delincuente ..............................
.............................. 368
I. Los factorespropia?
renciación criminógenos y de protección en..............................................
la mujer
mujer.. ¿Alguna dife-
...........................................................................................
............................................. 393
Quinta parte
METODOLOGÍA O METODOLOGÍAS GNOSEOLÓGICO-
OPERATIV
OPERATIVAS
AS EN EL ÁMBITO DE LA CRIMINOLOGÍA
CRIMINO LOGÍA CLÍNICA
CLÍN ICA
Capítulo diecinueve
LOS MÉTODOS DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 403
B. El método propio o característico de realización de la Criminología
C. Clínica.El Métodognoseológicas
Las posibilidades Clínico-criminológico:
del Método su concepto ...............................
Clínico-crimiminológico 404
408
D. Fases o tiempos del Método Clínico-criminológico ................................... 414
E. La fase de Diagnóstico. Su concepto y funciones....................................... 415
F. La fase de Pronóstico. Concepto y funciones .........................................
.............................................
.... 418
G. La fase de Tratamiento.Concepto y funciones............................................ 420
H. La metodología clínica aplicada a la víctima ..........................................
...............................................
..... 423
Capítulo veinte
LA REALIZACIÓN DE LAS FASES DEL MÉTODO CLÍNICO-
CRIMINOLÓGICO. PRINCIPALES MEDIOS Y TÉCNICAS.
1º. La fase de diagnóstico
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 427
B. Medios y técnicas de conocimiento y comprensión empleados en la
fase de Diagnóstico Criminológico..........................................
...............................................................
..................... 428
C. El axamen médico-biológico criminológico ...........................................
................................................
..... 429
TRAT
ÍNDICE
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 17
Capítulo
SEGUIMIENT
SEGUIMIENTO O veintitrés
Y EV
EVALU
ALUACIÓN
ACIÓN
EN LA ACTIVIDAD CLÍNICO-CRIMINOLÓGICA
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 493
B. Concepto, objeto y funciones de la evaluación .......................................... 495
C. Medios, instrumentos, técnicas o métodos aplicables en la práctica de
la evaluación ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 499
D. Algunas otras observaciones, prevalentemente prágmáticas, con res-
pecto a la evaluación de programas o intervenciones clínico-criminoló- clínico -criminoló-
gicas ............................................
...........................................................................................
.......................................................................
........................ 502
E. Los evaluadores. Cualificaciones requeridas para llevar a cabo su fun-
ción .............................................
............................................................................................
.......................................................................
........................ 505
F. La elaboración y presentación formal del Informe de evaluación .......... 506
Sexta parte
LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA, UNA ACTIVIDAD ESPECIALIZADA.
ESPECIALIZADA.
LOS PRINCIPALES ACTORES DE LA MISMA
Capítulo veinticuatro
LOS SUJETOS ACTIVOS DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA.
CLÍNICA.
EQUIPOS Y SUS MIEMBROS COMPONENTES
A. Introducción .............................................
............................................................................................
.......................................................
........ 511
B. Los
de laconocimientos científicos
actividad clínica necesarios
criminológica más para la realización
característica adecuada
............................ 512
C. El personal penitenciario especialista, en relación con los los conocimien-
conocimien-
tos ciéntíficos precedentes ................................................
.............................................................................
............................. 514
D. Funciones, “in genere”, de los especialistas del Equipo tratamental
clínico-criminológico ................................................
......................................................................................
...................................... 517
E. Las funciones propias de cada uno de los miembros especialistas del
Equipo Técnico de la actividad clínico-criminológica ............................... 518
F. Funciones propias del Médico especialista y del Psiquiatra ..................... 519
G. Funciones propias atribuidas atribuidas al Psicólogo y al Sociólogo o Trabajador Trabajador
social ...........................................
..........................................................................................
.......................................................................
........................ 522
H. Funciones a desempeñar por el Técnico Moralista y por el Pedagogo ... 524
I. Funciones a desarrollar por parte del Criminólogo y el Jurista ............... 528
J. Reflexiones finales
finales.............................................
...........................................................................................
.............................................. 531
ÍNDICE
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 19
Séptima parte
LA CRIMINOLOGÍA
CRIMINOLO GÍA CLÍNICA EN EL PLANO
PLA NO NORMATIVO
NORMATIVO
NACIONAL Y SUPRANACIONAL ACTUAL
Capítulo veinticinco
LA ACTIVIDAD CLÍNICA CRIMINOLÓGICA
SEGÚN ALGUNOS ORGANISMOS INTERNACIONALES
INTERNACIONALES
O SUPRANACIONALES Y EN LA LEGISLACIÓN
DE ALGUNAS NACIONES DE NUESTRO ENTORNO CULTURAL
A. Introducción ..............................................
.............................................................................................
......................................................
....... 539
B. El Tatamiento científico recuperador de los delincuentes
según los Instrumentos jurídico-doctrinales actuales de
C. Naciones Unidas
El Tratamiento ...................................
.................
científico ....................................
recuperador .....................................
........................
de los delincuentes ..... 540
según los Instrumentos jurídico-doctrinales de la Unión
Europea .................
...................................
....................................
....................................
.....................................
....................... 543
D. El Tratamiento científico recuperador institucionalizado,
para delincuentes, en el Ordenamiento jurídico de algunas
Naciones europeas más representativas, incluida España ...... 546
E. Conclusiones sobre la actividad clínica, centrada en el tratamiento re-
socilizador (generalmente penitenciario) desde el derecho comparado
deesarrollado en los apartados precedentes
precedentes ...............................................
............................................... 552
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
BIBL IOGRAFÍA CONSULT
CONSULTADAS
ADAS PARAPARA LA
ELABORACIÓN DE LA PRESENTE OBRA .........
..................
.................
.................
................
....... 557
SOBRE EL AUTOR ...................................
................. ...................................
....................................
..................................
............... 587
Introducción
OBSERVACIONE
OBSER ACIONES S PARA
PARA LA MEJO
MEJORR
INTELIGIBILID
INTELIGIBI LIDAD
AD DE EST
ESTAA OBRA
OBRA
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 25
—
— Actividad
Relacionescultural recreativa
recr eativa
con la familia, y deportiva.
contactos con el mundo exterior
con exterior..
OTROS ELEMENTOS DEL TRATAMIENTO:
— Permisos para visitar
visitar,, en el caso de peligro para la vida, a un
familiar o convivente.
— Permisos-premio al condenado que ha observado una conducta
encomiable, así como cuando, durante la prisión,el sujeto haya
manifestado un sentido constante de responsabilidad y correc-
ción en el comportamiento personal y en la actividad organiza-
da de las instituciones” 4.
Sara RUBINI: “La perizia criminologica. Un incontro tra interventi clinici e Discipline
4
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 27
EL AUTOR
Primera parte
DELIMITACIÓN
DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA.
SU NACIMIENTO,
NACIMIENTO, EVOLUCIÓN
EVOLUCIÓN
Y RECEPCIÓN CRONOLÓGICA.
SU EST
ESTADO
ADO ACTUAL
Capítulo primero
EL CONCEPTO
SU OBJETO,DE
SUCRIMINOLOGÍA CLÍNICA.
CLÍNICA.
MÉTODO Y SUS FINES
A. INTRODUCCIÓN
Las ciencias sobre la conducta humana (sea ésta regular o irregular) pa-
recen percibir,
percibir, tras su estudio, una innegable realidad: la de que el comporta-
miento humano es producto de elementos comunes al hombre h ombre y de elemen-
tos intransferibles, propios de la singularidad de éste. Por ello, dichas ciencias
ofrecen una visión teórica, general, de su conocimiento, a la par que subra-
yan la necesidad de construir zonas gnoseológicas diferenciales (Psicología
diferencial, Pedagogía diferencial…)
A esa plural percepción de la realidad criminal no es ajena precisamente
la CRIMINOLOGÍA. Desde aquí se explica que, dentro del saber científico
criminológico, se hable, v. gratia, de Criminología GENERAL, Criminología
ESPECIAL APLICADA, Criminología OPERATIVA CONCRETA…
Son congruentes, a este respecto, las observaciones de W. W. BUIKHUISEN
y J. FRANÇOIS, al reclamar como imprescindible la presencia de una
Criminología diferencial, asegurando: “Cuando yo repaso las obras que
versan sobre criminología, una de las cosas que me sorprende es la genera-
lidad con la cual se habla del fenómeno de la criminalidad. Esta actitud se
refleja en numerosas teorías criminológicas existentes: son frecuentemente
sectoriales y se pretende con ellas un valor general. Así, según Eysenck, la
criminalidad halla su origen en la mala adaptabilidad del delincuente; para
Merton, el comportamiento criminal se explica por el hecho de que nuestra
sociedad crea toda suerte de necesidades sin permitir a todos la misma me-
dida de satisfacerlas a través de medios legales. Otros la atribuyen a las cla-
ses sociales (Cohen, por ejemplo) o a la organización de la sociedad (Taylor
(Taylor y
sus discípulos). Se podría citar a otros. Todas
Todas estas teorías, aunque diferentes,
presentan un punto común: el tratar de explicar la totalidad de la crimina-
lidad partiendo de una teoría bien determinada. Se olvida que numerosos
delitos tienen un carácter específico. El investigador que no tiene en cuenta
este último aspecto se priva no solamente de la posibilidad de desembocar en
una comprensión más profunda de la conducta estudiada, sino que también
desprecia igualmente elementos potenciales de tratamiento y de prevención
del delito concernido. (…) La heterogeneidad conduce a diluir las causas.
Una mejor comprensión no es posible sino a partir del momento en que se
trabaja con grupos más homogéneos. Ello significa en la práctica que será
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 35
dirigida a ofrecerle esta posibilidad. Sea cuando aquél merezca premio o haya
de recibir castigo. En este último supuesto, la mejor ayuda social debe des-
cansar en proporcionarle los medios aptos de corrección. Y ello difícilmen-
te se podrá conseguir, criminológicamente hablando, si se desprecia o se
arrincona los instrumentos de una adecuada Criminología Clínica que, pre-
cisamente, supone tratar al delincuente como lo que, a pesar de todo, sigue
siendo: verdadera persona y no como puro sujeto activo de delincuencia.
A esa postura se refería E. De GREEFF cuando recriminaba la mala ges-
mala ges-
tión así de
clínica quenolapocos
clínica de
siendo criminólogos,
indagación al dejar fuera“supone
de la criminogénesis “de su examen
supone al hombre,
al hombre presente,
implacablemente presente”. Por ello, a los asistentes al II Congreso Internacional
de Criminología (París, 1950) les comentó:
“Es suficiente leer un cierto número de estudios para caer en la cuenta de
que muchos criminólogos jamás se lo han exigido. Ellos suponen, muy fre-
cuentemente y con un inquietante candor, que un hombre es el lugar donde
se presencian ciertos acontecimientos biológicos, sociales, psicológicos, etc. y
que sus acciones son el resultado de cosas que han pasado en él… Brevemente,
el hombre es, a sus ojos, una unidad económica o social, dotada de cualidades
más o menos perfectas y que reacciona al medio según ciertas leyes”3.
Antes había insistido en que el criminal debe ser acercado, aproximado,
como cualquier hombre por el que se siente interés, dejándose llevar por un
espíritu intenso de plena simpatía, que permita al examinador sin aprobar sus
acciones, encontrarse con él estableciendo una determinada comunicación.
Que, para ello, es esencial despojarse momentáneamente de todo esquema
preconcebido, de toda tendencia a resolver el caso acudiendo a un simple
c ategoría preestablecida4. Esta sería,
diagnóstico o colocando al sujeto en una categoría
pues, la vía para poder intervenir, de forma positiva, en el delincuente con-
creto, máxima aspiración de la Criminología Clínica.
Teniendo muy en cuenta las precedentes observaciones, vamos a ver, a
continuación, qué entendemos por Criminología Clínica, cual es su objeto, su
método, sus funciones dentro del fenómeno criminal, su finalidad. Y haremos
referencia, también, a su relación con otras ramas de la Criminología Aplicada.
y GARZA, Edit. Fondo de Cultura Económica, México, Primera reimpresión, 1982, pp. 108 y 112.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 37
por criminólogos
** Algunas definiciones
ilustres. de Criminología Clínica, ofrecidas, en diversos periodos,
Desde muy pronto (la Criminología nacía fundamentalmente clínica),
grandes criminólogos ofrecieron su concepto de ésta. Y, Y, por ello, desde prin-
cipios del Siglo XX hasta nuestros días, no han dejado de aparecer definicio-
nes sobre la misma. Siguiendo un criterio de continuidad y progresión crono-
lógicas, dejaremos constancia, entre otras muchas, de algunas de ellas. Antes,
sin embargo, queremos exponer una sucinta visión entorno a esta disciplina,
acudiendo, precisamente, a la etimología de su término adjetivador
adjetivador..
Sobre este último extremo, escribíamos, hace ya algún tiempo, en nues-
tra “Criminología”
“Criminología” : “El nacimiento de la Criminología está estrechamente re-
lacionado con las que han venido llamándose “Criminologías
“ Criminologías Especializadas”:
Biología, Psicología,
por ejemplo, Sociología.
era médico Pero, también, con la Medicina. (Lombroso,
psiquiatra).
Por ello, no es extraño que, muy tempranamente, se hablase de Criminología
Clínica, en imitación de la Clínica médica. No porque el delincuente hubiera
de ser considerado un enfermo, sino en virtud de la semejanza metodológica,
utilizada por cada una de estas Ciencias, cuando sus respectivos destinatarios
lo fuesen de forma individual o singularizada.
A la Criminología proyectada sobre el delincuente concreto se le domi-
na Clínica porque la palabra “klinikós
“klinikós”” (kliniké-klinikón),
(kliniké-klinikón), recogida de la lengua
griega clásica, tiene precisamente el significado de “lo concerniente al lecho”.
Lo que relacionado con la Medicina Clínica (“tejne kliniké”) quiere decir tanto
como la actividad o arte de cuidados médicos, otorgados al paciente o enfer-
mo concreto
nalmente que guarda
“médico cama, llevados
de cabecera” a cabo
(“klinikós por El
iatrós”). el médico
denominado
que setradicio-
inclina
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 39
(“klínei”) sobre el enfermo postrado en el lecho para, auscultándole, tratar de
indagar sus dolencias y las causas de éstas, en orden a procurar sus curación
mediante el adecuado tratamiento. Y aplicado a la Criminología Clínica, en
consecuencia, equivale a expresar la tarea sistemática y científicamente ilumi-
nada, de acuerdo a las ciencias de la conducta (sobre todo las empíricas, pero
sin descartar las normativas), para detectar el porqué del delinquir de este
individuo concreto con el fin de neutralizar
neutralizar,, o debilitar
debilitar,, los correspondientes
factores criminógenos” . 8
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 41
o básica entre todos los hombres de este universo. Lo que ocurre es que el
delincuente sin ser ontológicamente distinto del que no lo es, se caracteriza
por la manera diversa de posicionarse ante el mundo. En una palabra, que su
marco de referencias, de valores, es distinto. ¿Por qué? Porque,
Porque, aún partiendo
de reacciones de normalidad, las situaciones existenciales posteriores, de ín-
dole longitudinal, propiciadas por el medio, percibidas por él como hostiles,
le van a ir mudando el marco primigenio. Y esta transformación va a conver-
tirse, para él, en plataforma de acciones
accion es impulsadas por el instinto de agresi-
vidad o de defensa, al mismo tiempo que se atrofia el de simpatía13.
Pero el mismo autor advierte que el delincuente puede rectificar toman-
do distancia con relación a esa actitud y orientarse hacia nuevos caminos.
Cabe una terapéutica, “sea de carácter psicológico o psiquiátrico, capaz de
liberar al individuo de determinismos que hacen imposible una vida de re-
lación y que, por el mismo hecho, perturban sus compromisos vitales, sean
ellos los que fueren”14.
Olaf KINBERG, que sigue la trayectoria médico-criminológica de su com-
patriota (H. SJÖBRING), en cuanto a su visión demasiado orgánica (constitu-
cionalista) sobre el concepto de personalidad, elabora un sistema clínico-cri-
minológico estupendamente bien trabado y coordinado. Recalcando, desde
este punto de vista, que la Criminología Clínica ha de entenderse como: La
ciencia proyectada a examinar a los delincuentes, de forma individualizada, con el
fin de fijar las causas de su delinquir –fruto de su personalidad reaccionante ante
determinadas circunstancias– con el fin de erradicar aquéllas y así hacer desaparecer
los síntomas o los efectos mediante la aplicación de terapias consistentes en medidas
individuales y de medidas relacionadas con el medio ambiente . 15
13 Sobre este particular son fundamentales los estudios de E. DE GREEFFF: “Le de-
venir, élément du processus criminogenèse. La durée, condition de son étude”; en L’homme
Criminel, Louvain, 1956, pp.169 y ss. También, su “Introduction à la Criminologie”, Edit.
Vander Plas, Bruxelles,
Br uxelles, 1947. Y,
Y, desde luego, su trabajo ya citado, “Criminogenèse”.
14 Chr.. DEBUYST
Chr DEBUYST:: “L “L’Obse
’Observati
rvation
on psych
psychologiq
ologique
ue des détenu
détenuss et sa signifi
signification
cation dans
les sciences
15 pénitentiaires”; en L’homme
L’homme Criminel, Louvain-Paris, 1956, p.146.
Olaf KINBERG: “Les problèmes Fondamentaux de la Criminologie”, éditions Cujas,
Paris, 1962” (Ver
(Ver,, sobre todo, los Capítulos 7 a 10 (= Sobre el acto delictivo en cuanto fenómeno
social, sobre la peligrosidad del delincuente y de la etiología delincuencial) y el Capítulo 14
(Sobre los medios para alcanzar los fines de la defensa social: profilaxis individual y social,
terapia para aplicar medidas individuales y medidas relacionadas con el medioambiente). Esta
obra de Kinberg es el desarrollo y modernización de la obra publicada por el mismo en la déca-
da de los treinta (1935) con el mismo título en inglés “Basic Principles of Criminology”.
Criminology ”.
consiste.: “…En
“…En la aplicación integrada y conjunta del saber criminológico y de las
técnicas del diagnótico a casos particulares y con fines diagnósticos y terapéuticos.” 16
Por su parte, J. PINATEL ofrece en pluralidad de trabajos una variada
visión complementaria sobre esta clase de Criminología, a la que denomina
ciencia aplicada y sintética. Viene a decir,
decir, entre otras cosas, además de que se
trata de la criminología científica en la práctica penal, que tiene como objeti-
vo “ formular un parecer sobre el delincuente,
delincuente, parecer
parecer que comporta una diagnosis de
peligrosidad, una prognosis social y eventualmente un tratamiento destinado a prepa-
rar su reinserci
reinserción
ón social” 17 .
Antes, en su “T“Tratado
ratado de Derecho Penal y de Criminología”, la había de-
finido como: “…El enfoque multidisciplinario del caso individual con ayuda de los
principios y métodos de las ciencias criminológicas o criminologías especializadas” 18.
Haciendo, ahora, referencia a algunos criminólogos en activo, G. L.
PONTI, por ejemplo, nos dice que: “Se entiende por Criminología Clínica la utili-
zación, sobre
sobre casos individuales concretos,
concretos, de las nociones
nociones de la criminología general,
general,
para fines diagnósticos, pronósticos, terapéuticos.” Y:
Y: “La ciencia pragmática y sintéti-
ca que emplea conocimientos multidisciplinares
multidisciplinares para atenuar o eliminar,
eliminar, en los indivi-
duos singularizados, las causas de su criminalidad y para prevenir la reincidencia”
reincidencia” 19.
Para Marco STRANO, la Criminología Clínica es la criminología que “busca “ busca
explicar los comportamientos criminales singulares, tratando de evidenciar sus motiva-
ciones y sus dinámicas, delimitando la responsabilidad del autor de la acción delictiva.”
Añadiendo que, en Italia: Su aplicación práctica es elegida en el ámbito de
la justicia penal donde facilita informaciones sobre las dinámicas psicológicas,
psicopatológicas y sociológicas, que están en la base del comportamiento crimi-
nal, orientando así la práctica de la aplicación de la sanción
sanció n por parte de la ma-
gistratura”. Señalando, asimismo, que: “El término “clínica”
“clínica” es
es recogido de la
ciencia médica y hace referencia al conjunto de las intervenciones del criminó-
logo (diagnósticas, pronósticas y terapéuticas), tendentes a reconocer, “curar”
y prevenir los comportamientos ilegales en el individuo singular”
singular ”20.
Al otro lado del Atlántico, L. RODRÍGUEZ MANZANERA, después de
asegurar también que la Criminología Clínica pretende “aplicar los conoci-
16 M. E WOLFGANG y F. FERRACU FERRACUTI: TI: “La subcultura de la violencia”, ya citada, p.54.
17 J. PINA
PINATEL:
TEL: “Criminología”
“Criminología”,, artículo publicado en italiano en la “Enciclopedia delle
Science Sociali”, al final de la década de los 80.
80 . Puede verse en http:www
http:www.treccani.it/enciclope-
.treccani.it/enciclope-
dia/criminología_ (Enciclopedia_delle_Science_Sociali).
18 J. PINA
PINATEL:
TEL: “T“Tratado
ratado de Derecho Penal y de Criminología”, tomo III, Segunda
edición, trad. de X. Rodríguez de Canestri, Universidad Central de Venezuela, Facultad de
Derecho, Caracas, 1974, p.553.
19 G. L. PONTI: “Comp
“Compendio
endio di criminologia”, Ed. Cortina, Milano, 1987.
20 Marco STRANO: “Manuale di Criminología Clinica”, See Società Editrice Europea
di Nocodemo Maggiulli, Firenze, 203, p.47.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 43
mientos teóricos
“actúa,adquiridos en ladando
Criminología
un corteGeneral,
vertical aatodas
un caso concre-
to…” y que por así decirlo, las discipli-
nas de” tal Criminología, “para aplicar todos los conocimientos de las mismas
a un solo individuo”, añade que: “Podríamos definir por tanto la Criminología
Clínica como la Ciencia que estudia al delincuente concreto en enfoque multidiscipli-
nario, mediante un trabajo en equipo criminológico y en orden a su resocialización.”
Aclara, además, que la corriente criminológica clínica “parte de la base de con-
siderar al hombre como una unidad bio-psico-social.” Más adelante explicita
que: “Básicamente, la clínica criminológica consiste en el examen del delin-
cuente; distinguiendo una criminogénesis de una un a criminodinámica. Para ha-
cer esto se realiza un estudio criminológico, en que se analiza la personalidad
del criminal, para llegar a hacer diagnosis y prognosis, lo que completaría un
verdadero de dictamen, opinión o peritaje criminológico”21.
Nosotros, aceptando en lo sustancial las líneas de las precedentes defini-
ciones, delimitamos su concepto afirmando que la Criminología Clínica está
constituida: “ P
Por
or el conjunto de conocimientos científicos multidisciplinares,
unificados por una orientación común: la de ser aplicados al delincuente indi-
vidual, con el fin de indagar,
indagar, con método gnoseológicamente riguroso,
r iguroso, el origen
y constancia de su comportamiento criminal,
criminal, haciendo posible, con ello, la pro
pro--
gramación bien fundada y el ofrecimiento, en su caso,
caso, de un tratamiento perso-
nalizado, destinado a su rehabilitación y reinserción social.”
Para concluir este apartado, una ADVERTENCIA: Las definiciones, hasta
aquí expuestas, hacen referencia en exclusiva, al delincuente concreto, como
objeto de indagación. No hay duda que éste será, de forma muy generaliza-
da, el sujeto pasivo del examen y de las demás fases de este proceso especí-
fico. Pero no podemos pasar por alto (lo hemos insinuado ya más arriba)
que hoy se habla por los especialistas sobre la necesidad (o, al menos, sobre
altísima conveniencia, de acuerdo con los avances de la nueva Victimología
Victimología
científica en torno al “iter”
“iter ” de la victimización) de que la víctima tiene tam-
bién un lugar en el campo de la Criminología Clínica. Incluso se llega a
hacer referencias a una Criminología clínica de la víctima. Más adelante lo
veremos y diremos las razones.
C. EL OBJETO (MA
(MATERIAL
TERIAL Y FORMAL) DE LA CRIMINOLOGÍA
CLÍNICA
Como ya hicimos constar más arriba, tanto la Criminología General como
la Criminología Clínica tienen como objeto de estudio ( objeto material)
el comportamiento delictivo. Pero
Pero así como la Criminología General trata de
21 L. RODRÍGUEZ MANZANERA: “Criminología Clínica”, ya citada, pp. 39 y 41.
abarcar el examen
espacio como delsujetos
para los fenómeno criminal
activos de forma colectiva
y los elementos (tanto
integrantes de talpara el
fenó-
meno…), la Criminología Clínica trata de estudiar el mismo fenómeno tal y
como se hace presente en una persona singular,
singular, en el individuo concreto.
Por lo demás, es muy frecuente, entre los tratadistas de esta materia, que
se ponga en el delincuente, en exclusiva, la fijación de dicho estudio. Ello, nos
parece, no es correcto. Y no lo es porque el fenómeno criminal no se agota en
el delincuente aunque, al fin y al cabo, sea éste la fuente directa de donde la
infracción antisocial brota y, por lo mismo, haya de ser él “universo” central
de investigación. Pero, no obstante, no debe olvidarse que, a pesar de todo,
no existe, no puede existir (salvo que caigamos en la aberración moral y ju-
rídico-política del “Derecho penal de autor), conductas criminales sin delito.
Tampoco, sin víctima.
Y, al margen de cómo pueda influir el control social (el
social (el otro elemento in-
tegrante del fenómeno criminal) en el nacimiento de la conducta delictiva, la
Criminología (tampoco la Clínica) no puede quedarse en el mero conocimien-
to de su objeto, sino que ha de esforzarse por conocerlo, en consecuencia,
científicamente para poder hacerlo frente con garantías. Y esto sólo puede
hacerse mediante ese control. (Sea preventivo o represivo). No, en vano, la
Criminología, en toda su extensión, es considerada una disciplina operativa,
con vocación de transformar,
transformar, “in melius”, la realidad que se propone conocer.
conocer.
En la Criminología Clínica, la referencia directa, en este campo, claro está, es
el delincuente concreto, a quien se trata de alejar del comportamiento crimi-
noso, si es posible. Pero lo reiteramos, no hay delincuente “a quien alejar” si
su comportamiento
falta no ha de considerarse
de lesión del imprescindible criminológicamente
bien jurídico delictivo
o social. Y lo mismo, (por
por falta
de víctima correlativa). Y, naturalmente, sería difícil proponerse dicho aleja-
miento sin existencia de aquel control o con existencia inadecuada.
En resumidas cuentas, la Criminología Clínica, si quiere alcanzar su ob-
jetivo, en el ámbito del delincuente concreto, ha de estudiar
estudiar,, además de al
delincuente mismo (su personalidad, su ambiemte…). el “registro delictivo”
propio, su víctima o sus víctimas concretas (por qué estas víctimas y no otras),
el control social (tanto en la vertiente negativa para este delincuente, como
en la positiva para encauzarle hacia su rehabilitación y reinserción en socie-
dad sin cometer delitos.
Similar orientación parece que debiera darse en la que se ha empezado a
denominarse Criminología Clínica de la Víctima. Naturalmente, partiendo
de la función estrictamente diferente que la víctima juega, o puede jugar, en
el nacimiento del delito y en en todo el complejo proceso de victimización.
Y sin negar la posible relación provocadora de las situaciones conflictivas no
propiamente delictivas (marginación, desviación, situación anómica…) con
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 45
23 Sobre esta cuestión puede verse las reflexiones de la Escuela de Criminología de la
Universidad de Montreal bajo el título “Criminologie”, en http://www.crim.umontreal.ca/cri-
minologie.htm
24 L. RODRÍGUEZ MANZANERA: “Criminología Clínica”, ya citada, pp.25-26.
25 A este respecto, puede verse el magnífico estudio de D. SZABO: “Criminologie et
Defense Sociale: Dialogue à voix multiples”, en Annales Internationales de Criminologie, Vol.
29, numrs. 1-2 (1991) pp. 73 y ss.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 47
D. EL MÉTODO DE EST
ESTA
A MISMA CRIMINOLOGÍA
J. PINA
28 PINATEL:
TEL: “Criminologia
“Criminologia”,
”, en Enciclopedia delle Science Sociali, ya citado, p.5 del
estudio.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 49
223.
(1999)p. J. CAST
CASTAIGNÈDE:
AIGNÈDE: “Hommage à Jean Pinatel et à sa oeuvre”; en Eguzkilore, 13
31 U. FORNARI y Otros: “P
“Percorsi
ercorsi clinici e discipline forense”, Centro Scientifico
Editore, Torino, 2005.
(1993) p. 184.
33 A esta realidad parece referirse también Concetta MACRÌ cuando comenta: “T “Todavía,
odavía,
como ya se ha explicado, hoy los sistemas teóricos y aplicativos parecen converger en una episte-
mología de la complejidad donde el sujeto deviene en “hombre social”. Constructor de significa-
dos, que elabora activamente la propia realidad. Un hombre al que viene restituida autonomía y
responsabilidad. En tal sentido, la explicación del crimen evoluciona de acuerdo a principios de
complejidad creciente, en línea con las nuevas impostaciones metodológicas y epistemológicas. El
aumento de la complejidad está, por consiguiente, en relación
rel ación con la articulación de los fenómenos
sociales desviados y de los procesos que conducen a la formación de las normas de comportamien-
to. (“III. Criminología Applicata”; en C. Serra (a cura di), Giuffrè, Milano, 2003, p. 6 del estudio.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 51
F. LA CRIMINOLOGÍA
CRIMINO
RAMAS LOGÍA CLÍNICAAPLICADA
DE CRIMINOLOGÍA EN RELACIÓN CON OTRAS
Ya hemos hecho referencia a la necesidad de distinguir en Criminología,
como ocurre en gran parte de las Ciencias Humanas, entre una Criminología
General y una Criminología Diferencial. Y dimos las razones.
Pues bien. Es aquí, en el ámbito de esta Crimiminología Diferenci al, don-
Diferencial,
de cabe hablar de Criminologías Aplicadas. Entendiendo por Criminología
Aplicada la Criminología que, sirviéndose de los conocimientos de la
Criminología General, los aplica, para el oportuno esclarecimiento y hacer-
los frente, a algunos de los sectores de la criminalidad o a la correspondien-
te indagación del fenómeno criminal tal como acontece en un delincuente
34 Sara RUBINI: Trabajo ya citado, p. 18.
Capítulo segundo
NACIMIENTO Y EVOLUCIÓN
DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
A. INTRODUCCIÓN
Puede decirse, con certeza, que la Criminología Clínica nace con la
Criminología. Con la Criminología como ciencia. Al principio de esta ciencia,
la Criminología es, sobre todo, clínica. Siguiendo las exigencias del método
positivista, en eclosión, iniciada la segunda mitad del Siglo XIX (y supera-
do, de alguna manera, el puro discurso “racionalista”), C. LOMBROSO par-
te, para el esclarecimiento del fenómeno criminal, del individuo. Es preci-
samente, desde este estudio individualizado, como llega a sus conclusiones
criminológicas37.
Y aunque, con E. FERRI, comienza la Criminología sociológica, al subra-
yar la importancia de los factores climáticos y metereológicos y, sobre todo,
sociales, en el surgimiento de la delincuencia, conserva también la convic-
ción, siguiendo a su maestro, sobre la necesaria incidencia de los factores an-
tropológicos (los inherentes a cada individuo) en el nacimiento de aquélla38.
Durante la primera mitad del siglo XX, la Criminología Clínica se fue
enriqueciendo con la asunción de la misma por parte de no pocos tratadis-
tas provenientes de Continentes diversos. Prevalentemente, de Europa y de
ambas Américas. Sobre todo, fue decantándose poco a poco en su específica
metodología.
Como afirma Marc LE BLANC, haciendo referencia, aproximadamente,
a ese periodo acabado de mencionar: “La criminología clínica se apoyaba ya
sobre los cinco métodos cuyos instrumentos fundamentales iban a permane-
56 CÉSAR HERRERO HERRERO
Marc LE BLANC: “La criminologie clinique, un bilan rapide des travaux sur l’homme
39
TRATADO
TRATADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 57
Desde mediados de los cincuenta hasta mediados de los ochenta, aproxima-
damente, del pasado siglo, podemos decir,
decir, como ya veremos, que la Criminología
Clínica alcanza su esplendor
esplendor,, tanto por su recepción abierta por parte de las legis-
laciones de los principales Estados democráticos (al menos de Occidente) como
por el progreso técnico-científico (a pesar de déficits remarcables), propiciado
por grandes criminólogos (v.gr., como Jean PINATEL).
Alrededor
de varios de entrando
frentes, los ochenta, empieza
en crisis, a ser atacada
teniendo ostensiblemente
que resistir, des-
incluso, a afanes
derogatorios.
Todo lo expuesto, en este apartado, vamos a desarrollarlo en el presente y
en el siguiente Capítulo.
En el Capítulo actual
actual,, abordaremos: Las cuatro primeras fases, en la recepción
y aplicación, de la Criminología clínica (ahora veremos cuáles son), y el periodo de
mayor aceptación de esta Criminología. En el Capítulo siguiente, desarrollaremos,
de forma amplia, la entrada en crisis de la misma y su porqué. Y haremos referencia,
asimismo, como conclusión, a su presente y probable futuro.
B. LAS CUA
CUATRO
APLICA TRO PRIMERA
APLICACIÓN
CIÓN PRIMERASS FASES EN LACLÍNICA
DE LA CRIMINOLOGÍA RECEPCIÓN
RECEPC IÓN Y
de laVolvemos
década dea repetir ademásvaque,
los ochenta, dentro
a darse la de
quelospodemos
años 1960denominar
a la primera mitad
Fase de
esplendor. Iniciándose, al final de este mismo periodo (y con persistencia hasta
la fecha), el proceso de crisis (comienzo de una quinta fase, la Fase Crítica).
Crítica). E,
incluso, de una sexta, con intenciones de derribo, y que podríamos denominar
fase derogatoria. En este Capítulo, hablaremos también, como ya hemos dicho,
derogatoria.
de la Fase de esplendor. La segunda, la Fase derogatoria, será abordada en el
Capítulo siguiente.
siguiente.
Ahora, pues, vamos a desarrollar
desarrollar,, sucintamente, las cuatro enumeradas en
primer lugar: Fase científica, Fase penitenciaria, Fase judicial y Fase Legislativa.
Luego abordaremos lo que hemos denominado “Periodo “Periodo de mayor aceptación”.
C. FASE CIENTÍFICA
Hace acto de presencia a la par que nace la Criminología como ciencia. Ya
hemos advertido, más arriba, que la primera Criminología científica se inicia
como criminología clínica. Se intenta persuadir, en efecto, por parte de los
llamados padres de la Criminología, que, si se pretende conocer, adecuada-
mente, la criminalidad, con el fin de hacerla frente de manera eficaz, será
menester
revés que desplazar
lo hacía la el objetoClásica
Escuela de estudio o de investigación
del Derecho Penal) desdedeelladelito,
mismao in-
(al
fracción penal o antisocial, al delincuente en singular.
singular. ¿Cuáles eran sus razo-
nes? Las de que, para conocer una realidad humana, en esta caso la realidad
delincuencial, hay que conocer primero sus causas. Y las causas, al menos las
inmediatas y directas, en este supuesto, se encuentran en el sujeto activo que
produce aquélla: el delincuente concreto, este delincuente. A él, por tanto, es
este delincuente.
al que habría que investigar.
investigar. Es ésta, pues, la fase comenzada, desde postula-
dos positivistas, por Lombroso y seguida, en parte, por Ferri y Garófalo, sus
discípulos más conocidos43.
Lo precedente es el motivo de por qué el mismo C. Lombroso, en el
Congreso Penitenciario de San Petersburgo (1890), algunos años después de
haber sido publicada su obra más conocida (“L (“L’Uomo delincue
delincuente ”, aparecido,
nte”,
en su edición primera, en 1876)), defendió, con éxito, la necesidad de practi-
car, con respecto al delincuente, una específica indagación. Indagación con-
sistente en realizar, de forma unitaria, en sus tres dimensiones, el pertinente
examen médico, psicológico y social. La Criminología, pues, según convic-
ción de Lombroso, habría de actuar con referencia a la delincuencia o al deli-
to, proyectándose sobre el delincuente singularizado, a modo semejante en
que lo hace la Medicina cuando, en vez de estudiar la enfermedad en abs-
tracto, trata de diagnosticar partiendo del enfermo. También, en el campo de
criminalidad, el mismo delito, objetivamente ponderado, puede tener raíces,
motivaciones o factores distintos, en cada uno de los delincuentes44.
Esta orientación lombrosiana iba a tomar carta de naturaleza ya a prin-
cipios de siglo, al ser asumida por otros grandes criminólogos. Es el caso
de Ingenieros (como veremos) o, en Europa, por ejemplo, por parte de O.
Kinberg quien, como advierte PINATEL, señalaba ya, a principios de siglo,
la necesidad del examen médico-psicológico y social, al menos para determi-
nados imputados. Como los acusados de homicidio, violación… Y, también,
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 59
45 J. PINA
PINATEL:
TEL: “T
“Tratado
ratado de Derecho Penal y Criminología”, III, ya citado, pp.555-556.
46 Este informe está icluido en las Actas del referido Congreso Internacional celebrado
en la Capital británica. Ver, sobre todo, Vol. 3, pp. 197 y ss. Naturalmente, Vervaeck era conoci-
do ya en los círculos científicos de esta especialidad por diversidad de trabajos publicados en
Revistas del ramo. Ver, por ejemplo, su interesante trabajo: “La conception anthropologique
du traitement des condemnés”, en Revue de Droit Pénal et Criminologie, 1924, pp. 355 y ss.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 61
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 63
cial”,Con
paranoia…)
respecto a. estas posibles últimas causas (psicosis depresiva o bipo-
lar…), no puede olvidarse que, cuando INGENIEROS actúa dentro de “su”
Instituto de Criminología, en la misma Penitenciaría Nacional, está operando
también un ANEXO PSQUIÁTRICO CENTRAL, apoyado, precisamente, en
dicho Instituto. Y parece ser que no funcionaban nada mal si hacemos caso al
juicio global que de la institución matriz (la Penitenciaría) formulara por ese
mismo tiempo el mismo E. FERRI61.
pulos. Esto fue lo que perdió España y eso fue lo que ganó América Latina.” (“Criminólogos
españoles en el exilio”, ya citado, p. 14.
59 Esta obra de José INGENIEROS se volvió a imprimir en Madrid, en 1913. De nuevo,
en la 60Editorial
Ver Rosso, Buenos
sus obras: “LasAires,
fuerzas1919. En la
morales ”, Editorial
morales”, Elmer
Elmer,
“Dos páginas de, B. Aires, 1957…
psiquiatría criminal”, “Principios
criminal”,
de Psicología genética”, incluidas
genética”, incluidas en sus “Obras Completas”, Buenos Aires, 1930 y ss. Interesante
“ Caracteres del delito en los alienados y en los simuladores de la locura”
es también, al respecto, “Caracteres locura” (en
conexión con su tesis doctoral) y puede verse versión en Ed. Del Cardo, Buenos Aires, 2003.
61 E. FERRI, en efecto, en un artículo publicado en la Revista “Scuola Positiva”, di-
ciembre, 1909, reproducido décadas después en la publicación argentina “Revista Penal y
Penitenciaria”, septiembre de 1936, escribía (recojo cita de la autora Paula CANEVELLO, ya
mencionada, en mismo trabajo, p. 15): “La Penitenciaría Nacional, inaugurada en 1877 y con-
vertida en 1880 en Instituto Federal, no ha cambiado, bajo la dirección de Ballvé, su estructura
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 65
En relación con América del Norte, es posible decir, en primer lugar, con
relación a Estados Unidos, que,
Unidos, que, aunque su Criminología ha sido, desde el princi-
pio, una criminología muy preponderantemente sociológica, no faltaron, tam-
poco desde el comienzo, orientaciones y prácticas de corte clínico. A principios
de siglo, en 1909, William HEALY
HEALY, si bien confundiendo en demasía delincuen-
tes y enfermos, puso en marcha, en el Condado de Cook, una clínica psicopa-
tológica, destinada, sobre todo, a jóvenes gravemente infractores. Clínica que
después paso a denominarse “Instituto
“Instituto de Investigaciones Juveniles” 62.
En 1913, se fundaba la Asociación Norteamericana de Criminología
Clínica. Y siguiendo la estela de los
lo s Congresos Penitenciarios
Penitenciarios Internacionales,
como
goría, elrelacionados
de Londrescon
(1925) o los Congresos
Derecho o similares de
penal y Criminología (así,la la
misma cate-
Comisión
Internacional Penal y Penitenciaria
Penitenciaria [Berna, 1937], Congreso Internacional ce-
lebrado en Roma y el Primer Congreso Latinoamericano, en Buenos Aires,
ambos de Criminología y acaecidos en 1938), empezaron a surgir institucio-
nes diversas unidas a la Criminología Clínica. En Estados Unidos es ejemplo
“Guidance Center”
de éstas, el llamado “Guidance Center” en el Centro de Penados
Penados de San Quintín
(1944), existente en el Estado de California.
De éste último ha dejado escrito J. Pinatel que: A través de personal es-
pecializado, se ha venido llevando a cabo “un trabajo de observación, cuyos
resultados son condensados en informes que contienen una evaluación de la
personalidad del individuo y opiniones prácticas relativas a su tratamiento
en prisión”63.
No puede olvidarse, asimismo, que, en diversidad de Estados USA, han
venido existiendo variedad de clínicas de diagnóstico, con sede en centros
prisionales64. Y, desde luego, no deben pasarse por alto los trabajos sobre
multifactorialidad de la delincuencia, en la Universidad de Harvard, por
parte de los GLUECK a base de estudios individualizados, comparativos, de
los componentes de los correlativos grupos de jóvenes (delincuentes y no
arquitectónica de “panóptico celular”, que en su estilo ligero y claro no tiene nada de tétrico.
Pero le ha cambiado el alma y la llevó a ser, cuando la visité, en agosto de 1908, el instituto
carcelario humano, social y científicamente más perfecto que jamás haya visto en los diver-
sos paises de Europa y que haya conocido en los libros de ciencia carcelaria, si se exceptúa el
moderno Reformatorio de Elmira, cerca de nueva York, organizado por la Brockway y preci-
samente como aplicación de las doctrinas lombrosianas, o también la famosa colonia agrícola
de Mettray,
Mettray, hasta que su fundador Demetz
Deme tz fue, hacia mediados del siglo XIX, el alma directriz
–por instinto psicológico más que por método científico– en medio de los 700 a 800 menores
delincuentes por él recogidos”.
62 A este respe
respecto,
cto, W. HEALY
HEALY:: “Indiv
“Individual
idual Delinq
Delinquent”,
uent”, New York, 1915.
63 J. PINA
PINATEL:
TEL: “T
“Tratado
ratado de Derecho Penal y Criminología”, ya citado, p.560.
64 Sobre este particular puede verse J. LARGUIER: “Criminologie et science péniten-
tiaire”, Ed. Dalloz, Paris, 1989, p.8.
E. FASE JUDICIAL
Por lógica competencial y procesal, parece obvio que debería haber sido
la autoridad jurisdiccional la que, antes que la autoridad administrativa (ad-
ministración para la ejecución o cumplimiento de penas), hubiera de haber
65 Ver
er,, a este respecto, su libro. “Unravely juvenile delinquency
delinquency”, ”, publicado en 1950 y
su trabajo “Toward
“Toward a tipology of juvenile offenders. Implication for therapy and prevention”,
New York, 1970. Dan gran importancia a los factores predisponentes. (Es muy conocida su ti-
pología psicofisica o costitucionalista). Trabajos
Trabajos interesantes antes de las fechas precitadas son,
por ejemplo, “500 Criminal Careers”, New York, 1930 y “500 Delinquent women”, New York,
1934.
66 D. SZABO: “La criminología en Québec. Una historia que ilustra las relaciones entre
ciencia y Política”; en su libro “Criminología y Política en materia criminal”, Siglo XXI
X XI Editores
(Nueva Criminología), México, 1980, p.237.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 67
F. FASE LEGI
LEGISLATIV
SLATIVA
A
Ya hemos hecho mención al no despreciable número de Congresos
Internacioales de materia penal-penitencia y criminológica, celebrados antes
de sobrepasar los años iniciales de la primera mitad del siglo XX. Pero ha de
reconocerse queelsus
gisladores. Con conclusionesdeapenas
advenimiento si fueron
la década de lostenidas en cuenta
cincuenta por los
iba a darse, le-
sobre
el particular, un no inestimable giro. Concretamente, a partir del denominado
“Ciclo Europeo de Bruselas”, iniciado en 1951, caracterizado por los notables estu-
dios sobre la materia que nos ocupa, y patrocinado ya por Naciones Unidas.
67 J. PINATEL: “T
“Tratado…
ratado…”,
”, ya citado, p.561.
G. EL PERIODO DE MA
MAYOR
YOR ACEPT
ACEPTACIÓN
ACIÓN DE LA CRIMIN
CRIMINOLOGÍA
OLOGÍA
CLÍNICA
Al empezar la década de los sesenta, lo hemos insinuado ya, la Criminología
Clínica va a presentarse, ante no pocos estudiosos de estos problemas, ante po-
po -
líticos de Estados democráticos y ante algunas Organizaciones Internacionales
(sobre todo, de Naciones Unidas), como un instrumento aprovechable para lle-
var a cabo tareas de prevención especial en el campo penitenciario. Siguiendo los
postulados de la antropología acuñada por los Estados Sociales y Democráticos
de Derecho69, los delincuentes empezaron a ser vistos como ciudadanos, cuyos
derechos fundamentales había que respetar aún estando condenados e, inclu-
so, a los que había que ayudar si estaban dispuestos a emprender el regreso
hacia actitudes de convivencia
nera sintonizante social
y congruente, sin delitos.laÉste
proclamaba era elPenología”,
“Nueva modelo que,apoyada
de ma-
en el discurso de la “Nueva Defensa Social”70. Incluso, en algunos Estados de
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 69
tradición
naban, conhumanista-cristiana (aunque
agrado, los principios con dictaduras
fundamentales políticas en
del precedente acto), 71reso-
mensaje .
Efectivamente, en muchos países de nuestro entorno, numerosos tra-
bajos de especialistas (psicólogos, juristas, pedagogos, estudiosos de la
Criminología…) hacían acto de presencia en multitud de publicaciones (re-
vistas, libros, conferencias, prensa…)
Naturalmente, ello suponía un ambiente propicio para cierto afianza-
miento téorico y progreso doctrinal de esta clase de Criminología. Y así fue.
Aunque con no despreciables limitaciones. El ya citado Marc Le BLANC ha
resaltado estos avances (que iban a proporcionar a la Criminología Clínica
la base intelectual para su expansión), aunque sin dejar de subrayar,
subrayar, a la vez,
determinadas deficiencias.
Criminología
Dicho autor,
Clínica
después
al iniciarse
de describir
los sesenta
la situación
(haber conseguido
en que se encontraba
definición de
la
métodos, temática delimitada, programa esbozado para su aplicación…) hace
hincapié en los avances que dicha disciplina había conseguido 25 años des-
pués: Un cambio, para mejor, en la metodología utilizada 72, un gran énfasis
en la necesidad de su aplicación; progreso, aunque no muy notable, respecto
al plano teórico. Si bien, reconoce aportaciones interesantes a conceptos sus-
tanciales en esta materia, como al concepto de personalidad criminal. Pero
sin innovar ni superar, en su globalidad, la concepción de Pinatel en este
asunto. Subraya, simplemente, otras contribuciones que vinieron (y vienen,
decimos nosotros) a enriquecerla73. (Pero de esto se hablará en amplitud y
profundidad cuando llegue el momento).
Con todoatractiva
manifestaba ello, porylopuede
demás,considerarse
la Criminología Clínica,
éste su mejorenmomento.
este periodo, se
Desde
luego, había empezado a marcar la inclusión, en las legislaciones democráti-
cas (incluso en plano constitucional), de las principales instituciones defendi-
das por la misma, en unión de sus métodos, con el fin de orientar el sentido
en el cumplimento de las penas. Lo que, a pesar de todo, permanece aún. Y
lo que es, también, de resaltar: Seguían cultivándola, defendiédola, o las dos
cosas, grandes nombres de la Criminología. Por citar algunos, tan sólo recor-
dar a: Jean Pinatel, G. Canepa, Marc Le Blanc, M. Fréchette, Ana Mª Favard, J.
Morizot, D. Szabo, G. L. Ponti, Marco Strano…
No obstante, antes ya de la década de los ochenta, este Criminología ha-
bía empezado a ser objetivo de sometimiento
sometimiento a crisis y hasta de derribo,
derribo, des-
de pluralidad de frentes. Lo vamos a ver en el próximo Capítulo.
72 Se refiere el autor
autor,, sobre todo, a la práctica corriente de los estudios estadísticos mul-
tivariados y a las investigaciones longitudinales prospectivas.
73 Ver
er,, a este respecto, M. LE BLANC, en su estudio ya mencionado “La Criminologie
clinique…”, pp. 120 y ss.
Capítulo tercero
CRISIS Y OPOSICIÓN
A LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
1º Visión básica y previa de las
corrientes criminológicas actuales
más influyentes
A. INTRODUCCIÓN
Como acaba de decirse en el Capítulo anterior, mientras la Criminología
Clínica, tal como ha sido aquí entendida, alcanzaba cotas de expansión y
consolidación, determinadas teorías (de cuño colectivista unas, menos radi-
cales otras, pero apuntado hacia extremos) sometían, respectivamente, a la
Criminología en cuanto tal y,
y, desde luego, a la Criminología Clínica, a asedio.
A radical oposición (las primeras) y a severo juicio (a profunda crisis) a la mis-
ma,
que las segundas.
habían venido,Éstas asumidas,
hasta entonces,aldefendiéndola
menos en parte, por algunos de aquellos
o practicándola.
Esa actitud de las teorías colectivistas o sociologistas (ahora de variada
orientación, y no sólo desde el campo social-marxista) era previsible, puesto
que, para ellas, el ser humano no pasa de ser una simple pieza del puzzle
político-social, sin reconocérsele autonomía o iniciativa personales para pla-
nificar y decidir,
decidir, con respeto a los demás, su propia biografía.
Se le negaba, y se le niega también, en consecuencia, toda clase de cul-
pabilidad, que no de toda responsabilidad, por su comportamiento, subpro-
ducto, al fin y al cabo, de la provocación inducida por las fuerzas del medio.
Sobre todo, por las que detentan y ejercen, sin alternativa consensuada, los
resortes del poder. De todo el poder. O, desde el otro extremo (que los ex-
tremos siempre suelen tocarse), al dar por supuesto que es el ser humano
(aunque sea en interacción) el que construye o reconstruye la realidad. Sobre
todo, la realidad social, al margen o en contra de cualquier universo preesta-
blecido u objetivo. Estamos, efectivamente, como veremos dentro de unos
momentos, ante visiones socio-antropológicas que tratan de de suplantar la
verdadera realidad (la que al ser humano le viene dada desde siempre) por
una determinada ideología o visión artificial del mundo74. Lo que de seguir-
las, nos encontraríamos, a la postre,
p ostre, con coexistencias humanas en un medio
G. I. ANITUA parece estar en la onda de lo que se afirma en texto cuando comenta:
74
“Y esta romántica mirada individualista tenía su correlato social pues implicaba la posibilidad
de realizar cambios sociales. Estaba la convicción optimista de que el hombre todo lo puede. El
ser humano
puede no tiene
cambiarse marcado
y, además, e l destino,
el
para cambiarnialgo
tiene
haypor
quequé conformarse
cambiarlo todo.con lo que
Poner qtodo
ue existe. Todo
Todo
de cabeza.
(…) Había llegado el momento de la transformación.
transfor mación. El momento de criticar el esto es
e s así, el de
las cosas como deben ser o como están mandadas. Todo ello se pondría en crisis. Se discutiría
el modelo económico, el político, el científico, pero lo importante es que se discutía. Y así se
asocial, caótico, magmático. Son, en parte, esas pluralísimas teorías las que
han dado a luz la “posmodernidad”,
“posmodernidad”, atenazada por el más amplio y puro re-
lativismo.
alguno se Desde
atreva aaquí tieneasualguien
atribuir sentidoel que se niegue
calificativo de lacriminal.
legitimidad de que
¿Desde qué
criterios definir a alguien así?75
Por lo demás, los ataques a la Criminología clínica por las teorías “crí-
ticas” (no radicales) se habían iniciado ya, antes de los sesenta, tratando de
desvirtuar a una de las principales instituciones de aquélla: El tratamiento
penitenciario. Después vendría el desacuerdo con la comprensión de sus
principales conceptos (estado peligroso, personalidad criminal…). A esta ta-
rea crítica, repetimos, empezaron a sumarse, sin negar siempre la posibilidad
de otra clínica criminológica, autores de cierto predicamento y prestigio, for-
mados en principio dentro de la Criminología “clásica” o “tradicional”.
Pero esa Criminología “tradicional” (bastante alejada ya entonces, por
parte de no tenía,
positivistas) pocos ycultivadores especialistas,
sigue teniendo, no escasosdee insignes
planteamientos puramente
valedores.
He ahí por qué, a partir, sobre todo, de la mitad de la década de los se-
tenta, empezaron a “verse las caras”, en torno a la Criminología Clínica, los
distintos enfoques criminológicos del momento. Era, por ello inevitable, al
estar entre partes disconformes y hasta enfrentadas, que esta Criminología
entrara en crisis.
Si esto es así, vamos a exponer ahora, a continuación, las coordenas fun-
damnetales de esas corrientes de la filosofía social, conformadoras de tales
orientaciones criminológicas radicales, de las corrientes críticas no radicales,
de los criterios, al respecto, de algunos autores contestatarios, próximos a és-
contestatarios, próximos
tos últimos , y, en fin, la versión, sobre este particular, de la teoría, en sentido
moderno y no positivista, de la personalidad criminal. Terminamos, en este
Capítulo, con las teorías actuales del pragmatismo económico.
Esta exposición está orientada a ofrecer todos esos mensajes doctrina-
les para poder compararles con el concepto y exigencias de la Criminología
Clínica (tal como la hemos conceptuado aquí) y así poder comprobar cuáles
de esas teorías admiten o no llevar a cabo, en Criminología, la precitada
p recitada acti-
vidad clínica.
En este Capítulo, abordamos, tan sólo, la exposición del contenido del precitado
mensaje. En el Capítulo siguiente, trataremos de desarrollar la anunaciada actividad
comparativa. Empezamos, pues.
producía una lectura políticamente radical de todas las ideas”. (“Historia de los pensamientos
criminológicos”, Buenos Aires, 2005, p. 354.).
75 A este respecto, puede verse C. HERRERO HERRERO: “P “Política
olítica criminal integrado-
ra”, ya citada, pp. 137-140.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 75
Entonces, si son las precipitadas corrientes (en todo caso, nada unifor-
mes dentro de ellas mismas) las orientaciones criminológicas, aún hoy y a
pesar de todo las más relevantes, vamos a ver, ahora, en qué consisten cada
una, cuál es su mensaje
la Criminología Clínica. criminológico, para luego relacionarlas con las exigencias de
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 77
81 E. Goffmann está muy próximo (en realidad es el máximo precedente) de los culti-
vadores del “Labelling Approach”. Puede verse, al respecto, su obra “Interaction Ritual. Essays
of face-to face Behavior”, Ed. Garden City, New York, 1967). Para una distinción entre teo-
rías del conflicto “in genere” y las teorías rotulatorias, de cuño marxista, puede verse: Th. J.
BERNARD: “The distinction between conflict and Radical Criminology”, en The Journal of
Criminal Law and Criminology, Vol Vol 72, 1 (1981) pp.70 y ss.
82 Para
Pa ra una visión muy satisfactoria de estas corrientes criminológícas de la “Reacción
Social y la Criminología Crítica” puede verse A. TÉLLEZ AGUILERA: “Criminología”; Edisofer,
Edisofer,
Madrid, 2009. En su Capítulo VI desarrolla lo que el autor denomina “Modelo de la reacción
social y la criminología Crítica”. Después de afirmar que: “Para entender la Criminología de
la reacción social hay que partir de estudiar el concreto marco ideológico de la que ésta trae
causa, el interaccionismo simbólico. Y para ello entendemos necesario conectar éste con sus
antecedentes más directos, la filosofía fenomenológica y con las corrientes vecinas al mismo,
la etnografía y la etnometodología” (pp.501-502), pasa a exponer, en efecto, estos anteceden-
tes tal como se encuentran, respectivamente, en autores como G.H. MEAD, CH. H. COOLEY, COOLEY,
H. BLUMER, E. GOFFMANN. Y, expresamente, entre las teorías enmarcables dentro de la
“Reacción Social, cabe citar las del etiquetamiento tal como han sido ofrecidas, entre otros au-
tores,
ss.) por: M. LEMERT, H. S. BECQUER, K. T. ERIKSON, D. CHAPMAN, F. SACK… (pp. 562 y
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 79
les y que la ciencia puede ser un medio para cambiar el status quo. En
quo. En efecto,
como esta problematización de la construcción social de las cuestiones queda
fuera del modelo explicativo positivista, la criminología crítica, al menos en
sus comienzos, ha recibido una orientación ante todo antipositivista.
dividual
El acento
sino sobre
ya nolos
es análisis
colocadomacrosociológicos
más sobre el comportamiento
de la desviación
criminal
así como
in-
sobre las instituciones mismas de control social.” Añadiendo, a continua-
ción, que de las cuatro fuentes intelectuales principales de las que ha bebi-
do la Criminología Crítica, además de la influencia general de la teoría po-
lítica y social y la muy influyente, de forma implícita, de los especialistas de
Francfort, sobre todo de Jürgen Habermas, los criminólogos europeos se han
inspirado también tanto en los post-estructuralistas
post-estruc turalistas franceses (principalmen-
te, Luis Althuser y M. Foucault) como en la tradición intelectual neomarxista
de Antonio Gramsci. Y que, aunque los criminólogos críticos se han inclinado
por seguir la tradición conformada por los especialistas angloamericanos, los
especialistas críticos europeos han escogido la tarea “de elaborar la perspecti-
va del etiquetamiento relacionando su orientación micro-meso-sociológica a
cuestiones macrosociológicas de poder”83.
83
René critique”;
la criminologie VAN SW SWAA
AANINGEN:
NINGEN:et“Vingt
in Déviance ansvol.
Societé, de21,
“Déviance et Societé”
1 (1997) pp. sous
58-59. Ian l’angle de
TAYLOR, P.
WALTON y J. YOUNG (del área aglosajona) ya afirmaban, a mediados de los setenta, que:
“La ruptura con las interpretaciones individualistas (esto es, las genéticas, las psicológicas, y
similares) para adoptar interpretaciones sociales, nos han impuesto encarar la economía po-
lítica como el factor dominante primordial del marco social. Sostendremos más adelante que
los procesos involucrados en la génesis del crimen están íntimamente vinculados, en el últi-
mo análisis con las bases materiales del capitalismo contemporáneo y sus estructuras jurídi-
cas.” (“Criminología crítica”, Siglo XXI Editores, México, 1977, p.39). El ya citado A. TÉLLEZ
“ Criminología”” (p.625) resalta los aspectos no
AGUILERA, en su ya también mencionada obra “Criminología
convincentes que esta Criminología Crítica percibe (otra cosa es que todos ellos sean ciertos,
decimos nosotros) en la Criminología “tradicional”. Concretamente: el consenso social, la na-
turaleza patológica de la acción desviada, el propio status de acto desviado, la naturaleza abso-
luta de la reacción, el carácter fiable y objetivo de las estadísticas, el concepto de delito común,
el carácter determinista del delincuente, el fin reinsertador del sistema penal y el propio papel
que ha de desempeñar el criminólogo.
84 I. RIVERA BEIRAS y Otros, creo que en parecida orientación a la del texto, describen
a este realismo de la manera siguiente: “Este realismo de izquierdas volverá a hablar de “cau-
sas” de la conducta delictiva.
La teoría de la “privación relativa” será útil para ello. Por medio de la misma se explica-
rá que la gente experimenta un nivel de injusticia en la distribución de los recursos y utiliza
medios individualistas en el intento de salir de esa situación. En este sentido el realismo de
izquierdas pretende separar “realidad de fantasía”, entendiendo que es la Política la que, en
definitiva, determinará las condiciones sociales que causan el delito, el grado de igualdad o
selectividad del sistema penal, la conformación y actuación de sus agencias de aplicación, etc.
(…) Si bien el positivismo erró en las causas del delito, indican estos autores, la criminología
debe considerar como importante tema a tratar, tratar, precisamente, el de las causas de aquel tipo de
comportamiento; ello será una importante tarea política a desarrollar para mejorar las condi-
ciones de vida materiales, cuya privación pueden llevar al delito. (…) Es una criminología que
expresa un compromiso con la investigación empírica minuciosa y reconoce la objetividad del
(“Política criminal y Sistema penal”,
delito…” (“Política penal ”, Edit. Anthropos, Barcelona, 2005, pp.216-217).
85
Ver su estudio en mismo lugar antes citado, p. 68.
TRATADO
TRATADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 81
82 CÉSAR HERRERO HERRERO
clase inferior (el proletariado) y, mediante una dictadura temporal, la confiscación de los me-
dios de producción, de igual modo, para asegurar la eliminación de las clases sexuales se nece-
sita una revuelta de la clase inferior (mujeres) y la confiscación del control de la reproducción;
es indispensable no sólo la restitución a las mujeres de la propiedad sobre sus cuerpos, sino
también la confiscación (temporal) por parte de ellas del control de la fertilidad humana. (…)
El objetivo final de la revolución femenina no debe limitarse a la eliminación de los privilegios
masculinos, sino que debe alcanzar a la distinción misma de sexo; (…) La reproducción de la
especie a través de uno de los sexos en beneficio de ambos sería sustituida por la reproducción
artificial. (…) Se destruiría así la tiranía de la familia biológica.” (“La dialéctica del sexo”, Edit.
Cairos, Barcelona, 1976).
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 83
raba las diferencias de clases sociales, las feministas, a su vez, han realizado la
misma denuncia en cuanto la ignorancia de diferencias de sexo.
El feminismo ha jugado un papel importante al señalar un actor olvida-
do en el ámbito de la desviación y del control social: la víctima. En los años 70,
cuando la criminología crítica evocaba a las víctimas, era en términos de vícti-
mas de la sociedad: los oprimidos, los desprotegidos. El feminismo y el movi-
miento feminista
autónomo, tanto han colocado
práctica comoa analíticamente.
la víctima de un (…)
crimen en un lugar
La crítica propio,
feminista ha
sido una gran fuerza de la reconceptualización de las ideas de la criminología
crítica sobre el control social y el poder.
poder.
Las feministas han tendido a centrar la atención sobre las necesidades
concretas de las víctimas, en particular de las víctimas de violencias sexuales.
Gracias igualmente a esta presión feminista, los estudios sobre victimología
han cobrado gran relevancia en la Criminología. Hemos aprendido mucho so-
bre la inciden
incidencia
cia y el conte
contexto
xto de la
la violencia
violencia sexual;
sexual; las
las estadísti
estadísticas
cas criminale
criminaless
han llegado a ser más refinadas gracias a la introducción de sondeos regulares
sobre las víctimas; las técnicas de investigación criminológica así como las pers-
pectivas teóricas han sido mejoradas. Si el feminismo ha marcado el discurso
criminológico en la mayor
Unido, en Noruega, dondeparte
existede loscrimimonología
una países del continente, es,específica
feminista junto al Reino
muy
pujante con, por ejemplo, el trabajo de Tove Stang Dahl sobre “Women’s
“Women’s Law”
(1987) y en Italia, con Tamar Pitch y su obra “Responsabilità
“Responsabilità Limitate” (1990)”
(1990)”88.
No hay duda de que ésta última
ú ltima es la parte positiva y que permite llegar a
conclusiones a través de investigaciones empíricas, sin que sea prudente dar
prioridad a especulaciones enraizadas, casi siempre, en ideologías dogmáti-
cas y,
y, por lo mismo, cerradas.
Los trabajos, en esta orientación científico-empírica, como los llevados a
cabo, V. gratia, por autores como Colette PARENT, ponen de manifiesto que
la conducta antisocial de las mujeres posee, generalmente, una configuración
propia y que ha de huirse de estereotipos sexistas y que, desde luego, hay
que superar, por lo menos, algunos de los tradicionales axiomas positivistas,
anunciantes, por ejemplo, de determinismos perversos, generalizados en la
conducta de los delincuentes. Aquí, de las mujeres delincuentes. O que se
trate, en estas mujeres, de seres humanos distintos cualitativamente de las
otras mujeres no criminales. Sólo por esta vía, las investigaciones sobre las
mujeres podrán ayudarles a emanciparse de verdad. Y a esta forma de ver las
cosas es a lo que debe llamarse verdadero feminismo89.
3 (1992); “La contribution féministe à l´étude de la déviance en Criminologie, vol. 25, 2 (1992);
“Feminisme
“F eminisme et Criminologie”, Les Presses de l’Université
l’Univer sité d’Ottawa, 1998.
90 Ver estos autores en Trabajo ya citado
citado,, mismo lugar, pp. 20-21
20-21..
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 85
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 87
Sin olvidar, por otra parte, que hasta las teorías interaccionistas modera-
das, que no hablan de personalidad criminal, hacen referencia a
referencia a la produc-
ción,, en el delincuente, de hábitos de reacción o de respuesta favorable a los
ción
estímulos criminógenos, inducidos por los factores exógenos. Es decir, que
estamos, también, con ellas, ante interpretaciones factorialistas de la delin-
cuencia, sin excluir la cooperación consciente del individuo95. Y no sólo estas
teorías sino que, asimismo, otras versiones sobre el nacimiento del delito de-
fienden la necesidad de comprenderlo desde alguna clase de factorialidad o
96
etiología
desde el “.Conductismo”
Sea de índole endógena
moderado,oseexógena. O de
habla del ambas a lacomo
delincuente vez. persona
Incluso,
dotada de ciertos rasgos característicos. Es el caso H. J. EYSENCK. (También
lo veremos)97.
95 Recordar
Recordar,, a este respecto, el concepto de “campo” en las ciencias sociales, introduci-
do por K. LEWIN. (V er su obra: “La teoría del campo en la ciencia social”,
(Ver social”, Paidós, Barcelona, 1970).
96 De los ocho modelos para la comprensión de la delincuencia que V. GARRIDO
GENOVÉS enumera en su obra “La prevención de la delincuencia: el enfoque de la compe-
tencia social “ (Tirant lo Blanch, Valencia, 1995): Modelo biológico, analítico-psicodinámico
de Freud, modelo humanista, modelo sociocultural, modelo conductual, modelo cognitivo,
el informado en el denominado “pensamiento saludable” de Kendall, modelo ecológico-con-
ductual, hacen referencia directa a una base factorial (prevalentemente endógena o exógena,
según). Naturalmente, en concordancia con la comprensión ha de ir la actuación o la inter-
vención. Sobre estos modelos puede verseve rse un buen comentario sintético en F. F. BUENO ARÚS:
“Nociones de prevención del delito y Tratamiento de la delincuencia”. Editorial Dykinson, Madrid,
2008, pp.32-33.
97 H. J. EYSENCK: “V “Ver
er,, por ejemplo, su trabajo “Crime and personality
personality”,
”, Routlege,
London, 1964, pp. 67 y ss.
cia como efecto de una motivación especial, de una anomalía, de una patolo-
patolo -
gía, de déficits de socialización o del influjo dominante de disfunciones ins-
titucionales, públicas o privadas, de estructuras gravemente irregulares o de
circunstancias externas spsicológica y socialmente desestabilizantes. El delito
es producto, como cualquier otra tarea, del juego de las actividades interre-
lacionales rutinarias. El delito ha de ser percibido como cualquiera otra acti-
vidad que conlleva riesgo en su realización y, y, por tanto, ha de calcularse si es
procedente ejecutarlo. El delito no es otra cosa que la consecuencia de llevar
a cabo un resultado económico, o ventajoso, superior al riesgo negativo con
que amenaza la Ley.
De acuerdo con tales premisas, la teoría de las actividades rutinarias conclu-
ye que el delito surgirá siempre que exista un potencial infractor,
infractor, un blanco u
objetivo potencial rentablemente apetecible o atractivo y que no esté presen-
te nadie capaz de impedir el ataque (policía, vigilante de seguridad, amigos,
vecinos, dueños…)98.
Lo que procede, pues, es proteger “el blanco” con vigilancia competente
y eficaz y,
y, en su caso, con la amenaza e imposición real de castigo verdadera-
mente disuasorio y “sin contemplaciones” de falsa piedad. Castigo eficaz con
el mínimo coste posible. He aquí, pues, la Política
Política criminal a seguir para estas
teorías.
mosComo
decir, antes
pues, hemos habladoexiste
que también de ununrealismo de de
“realismo izquierdas,
derechasahora pode-
”, potencia-
do, al máximo, con las políticas informadas en la denominada “tolerancia
cero”99. Con ellas volvemos, al fin y al cabo, al enfoque y rigorismo de la
política criminal penal clásica, por una parte. Y, por otra, se ha extendido
al choice perpectives on offending”; Ed. Springer Verlag, New York, 1986. A. CRAWFORD:
“Crime Prevention and community Safety. Policies and Practices”, Ed. Longman, Harlow,
1998, pp. 68 y ss.; Marcus FELSON y Otros: “Opportunity makes the thief. thief. Practical theory for
crime prevention”, Police Research Series, Paper 98, ed. Barry Bebb, Home Office Research,
Development and statistics
s tatistics Directorate, 1998; Th. Mª PACHECO
PACHECO DE CARVALHO:
CARVALHO: “La “ La ocasion
hace al ladrón. La prevención de la delincuencia por medio de la prevención situacional”, en Revista
Electrónica
99 ADerecho Penalsobre
este respecto, Online
las[en línea]. de
doctrinas Disponible en http://www.derechopenalonline.com
sociólogos-criminólogos como W. J. BRA
BRATTON,
TTON,
J. WILSON o G. KELLIG, puede verse C. HERRERO HERRERO: “Reflexiones criminológi-
cas sobre la Ley Orgánica 5/2000, reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores”,
en ICADE 53 (2001)pp. 43 y ss. Sobre esta cuestión puede verse también:Emma BELL: “Le
tournant punitif. Une tentative d’explication”, en su trabajo: “L’État
“L’État britannique entre le social
et le carcéral:Un étude du “tournant punitif” de la Politique pénale neo-travailliste” (1997-
2007”, Thése de Doctorat, Université Lumière Lyon 2, 2008, pp. 146 y ss. Para ver cómo ha de
tratarse la exclusión superando la simple política criminal: J. F. MORALES y A. BUSTILLOS:
“Marginación y exclusión social: Consideraciones sociales clínicas en la España del Siglo XXI”;
en Vol.
Vol. Col. “Violencia y salud mental. Salud mental y violencia institucional, estructural y so-
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 89
la convicción de que el control del delito no es sólo tarea del Estado, que se
manifiesta muy limitado para atajarlo y que, por lo mismo ha de abrirse a la
cooperación con agencias de carácter privado. (De aquí, la emergencia de la
actividad expansiva de la denominada “Seguridad privada”, eje ahora con-
solidado de la prevención situacional).
Estas políticas que, en realidad, sustituyen a la “opinión” de los expertos
por visiones de alguna manera populistas, han sido recibidas con satisfacción
en Occidente, más que por la población, por las autoridades correspondien-
tes. Empezando por Estados Unidos y Gran Bretaña, pero extendiéndose
también por el resto de los grandes países de Europa continental.
David GARLAND confirma, al menos en parte, la precedente afirma-
ción cuando, al hablar de “las
“las nuevas criminologías de la vida cotidiana”, escribe:
“Uno de los desarrollos más significativos de las dos últimas dos décadas ha
sido el surgimiento de un nuevo estilo de pensamiento criminológico que ha
logrado atraer el interés de los funcionarios gubernamentales. Con el declive
de las justificaciones correccionalistas de la justicia penal y frente al dilema
contemporáneo del control del delito, los funcionarios gubernamentales han
ido descubriendo gradualmente una afinidad electiva entre sus propias pre-
ocupaciones prácticas y este nuevo género de discurso criminológico. Este
nuevo género –que podría denominarse las nuevas criminologías de la vida co-
tidiana–– ha incidido escasamente en la opinión pública, pero ha funcionado
tidiana
como un soporte
Es posible rastrearcrucial de muchas
su influencia de las
no sólo políticas
en la públicas
estrategia recientes. (…)y
responsabilizante
en los nuevos aparatos de la prevención del delito, sino también en las re-
cientes políticas de disuasión e incapacitación penal. (…) En contraste con
la criminología correccionalista, este enfoque ya no presenta al estado y sus
agencias como si fueran los actores fundamentales e inmediatos en las tareas
del control del delito. Y en la medida en que articula una imagen del sujeto
delincuente, esta figura no es ya la del inadaptado pobremente socializado,
necesitado de ayuda, sino, en cambio, la del consumidor oportunista, cuyas
actitudes no pueden ser modificadas pero cuyo acceso a ciertos bienes socia-
les puede ser obstaculizado. (…) Del mismo modo en que estos discursos han
sido puestos en funcionamiento en estrategias de prevención acordes con las
nuevas condicionesdedeestrategias
en el renacimiento la modernidad tardía, han
más antiguas jugado también
que ignoran un papel
estas condiciones
y descansan en los poderes penales tradicionales del estado soberano”100.
G. EL POSTMODERNISMO Y LA CRIMINOLOGÍA
Dejando, ahora, la pluralidad de significados que cabe atribuir al post-
modernismo o a la postmodernidad y fijándonos, tan sólo, en el que aquí
nos interesa, decimos que entendemos por el mismo: El actual movimiento
cultural (o subcultural, tal vez) de carácter más emotivo que intelectual, ca-
racterizado por el intento de refutar la denominada modernidad, como forma de
existencia confiada en la razón. Es, pues, una forma existencial que se presenta
como negación de la racionalidad, de la autoridad, de la tecnología y de la
ciencia, al concebir a éstas como algo inconsistente y desorientador. Se ten-
dería a equiparar, aquí, modernidad con occidentalización. Y, por lo mismo,
cultura postmoderna equivaldría a rechazo de esa occidentalización. O sea,
rechazo, consciente o incoscientemente, de las columnas en que se ha basado
la civilización occidental: La Filosofía griega (la razón), el Derecho Romano
(sociedades organizadas sobre la ley) y Cristianismo (el ser humano conce
bido como persona, con el reconocimiento de la correlativa dignidad de la
misma).
En formulación positiva, el discurso del postmodernismo, informado
más que en Marx y Hegel, en la filosofía de Nietzsche y en el psicoanálisis
a través de Jacques Lacan, concibe a la realidad social en continua transito-
riedad de contenidos y formas, subrayando, así, el “perpetuo retorno” de lo
cambio. Porque,
igual siempre en cambio. Porque, como heredero de Nietzsche, para el postmo-
postmo -
dernismo no hay “verdades-base”
“verdades-base” ni, por supuesto, existe la Verdad.
Verdad. Hasta la
apariencia de verdad es pura máscara hurdida, en cada tiempo, por los con-
dicionamientos psicológicos y sociales de los que dominan. Esta realidad hay
que entenderla, por tanto, en clave simbólica101.
Lo que acontece en el individuo o en la sociedad como siendo diferen-
te no es más que la proyección del “juego de fuerzas”. De las dominantes
depende el criterio a seguir. Del impulso, así jerarquizado, depende hasta el
quehacer individual.
Con tanta interferencia, ni el tiempo posee una orientación lineal. El tiem-
po es pura sucesión de momentos entre sí desconectados. Sin textura orgáni-
ca entre pasado, presente y futuro. Y a esto hemos de acomodar, se quiera o
no, nuestrayvida.
proyectos menosEs un
decir,
decir, es inútilSólo
proyecto. tratar
losdemomentos,
hacer con nuestra
cerradosvida
en síauténticos
mismos,
tienen algún sentido. Y lo pierden cuando el siguiente llega102.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 91
Capítulo cuarto
CRISIS Y OPOSICIÓN
A LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
2º. Las teorías criminológicas
expuestas
expuestas en el capítulo precedente
pr ecedente y su afecto, o
desafecto, para con la criminología clínica
A. INTRODUCCIÓN
Una vez que hemos ofrecido, en el Captulo precedente, las correspon-
dientes corrientes criminológicas (en conjunto, quizá, las más influyentes
durante las últimas décadas), cabe hacernos ya, de forma más concreta y espe-
cífica , , esta
esta pregunta: ¿Cuáles de ellas son compatibles, y cuáles no, con los
requerimientos de la Criminología Clínica?
Con adelantamiento puede asegurarse, desde un CRITERIO general de
referencia y contraste, que parece que se puede contestar lo que sigue:
Son compatibles (y, por tanto, el resto no lo serán) aquéllas que estimen
que la persona, estadísticamente normal e individualmente considerada, es
o puede ser responsable, al menos con alguna responsabilidad subjetiva, del
nacimiento o aparición de sus propios comportamientos antisociales o delic-
tivos. Aunque,
Aunque, a la vez, la sociedad, por sus graves disfunciones políticas, so-
so -
cioeconómicas, ético-culturales…, pueda y deba ser calificada de criminóge-
na al impulsar (no determinar
deter minar fatalmente) a las personas a delinquir
delinquir..
Desde ese enunciado, puede señalarse ya, entonces, que algunas de
aquellas corrientes
sólo fueron criminológicas,con
(y son) incompatibles desarrolladas
la admisiónen
de el
la anterior Capítulo,
Criminología no
Clínica,
sino que, por su militancia activa contra ella y por sus planteamientos crimi-
nológicos, propiciaron el comienzo de lo que empezó a denominarse etapa o
periodo de crisis de la Clínica criminológica.
Pero pasemos, ahora, para constatarlo, a examinar, desde el CRITERIO
PREANUNCIADO,, cada una de tales teorías.
PREANUNCIADO
conviene a los intereses de los que detentan el poder (poder legal, judicial,
gubernativo o administrativo). Y si no hay delincuencia real, tampoco hay
delincuentes reales. Y si no hay delincuentes reales, sobra la Criminología
Clínica y toda clase de Criminología.
Tampoco cabe la Criminología Clínica
Clínic a en las corrientes críticas si, a pesar
de admitir existencia de delincuencia real, ésta es atribuida, en exclusiva y en
totalidad a disfunciones graves estructurales, sobre todo de origen socioeco-
nómico.Tampoco,
nómico.T ampoco, aquí, es posible esclarecer el fenómeno criminal desde per-
sonas individualizadas.
Lo mismo acontece con el “realismo
“realismo de izquerdas”.Y
izquerdas”.Y aún más, desde lue-
go, con el feminismo radical, embarcado en la revolución del igualitarismo
de los sexos. ¿Por qué? Porque, antes de dar entrada a cualquier clase de
Criminología (que, en todo
a cabo dicha revolución caso, sería
en unión purode
del resto constructivismo), habría
revoluciones marxistas.
mar que llevar
xistas.
Otra cosa hay que afirmar, al respecto, con relación al feminismo mode-
rado, militante de la auténtica emancipación de la mujer,
mujer, orientado a recono-
recono -
cerle, en virtud de su dignidad, igual a la del varón, la misma tabla de dere-
chos. Casi siempre, ajeno (como ya hemos insinuado) a postulados fuera del
marxismo o de filosofías colectivistas, en sí mismo no es incompatible con
dicha criminología.
También sería posible, creemos, la práctica de la Criminología Clínica con
orientaciones criminológicas al modo del interaccionismo moderado (por
ejemplo , el de E. H. Sutherland, Reckless…), porque habla de presencia, en
el delincuente, por influjo de factores exógenos, de un proceso de modela-
ción de sus hábitos reactivos y,
y, aquí, puede tener entrada dicha Criminología,
para ayudar a reencauzarlos.
C. LAS CORRIEN
CORRIENTES
TES CONTESTA
CONTESTATTARIAS INTERME
INTERMEDIAS
DIAS ENTRE LAS
TEORÍAS DE LA REACCIÓN SOCIAL Y LAS DEL PASO AL ACTO
Como ya hemos visto, existen criminólogos que aprecian deficiencias no- no -
tables en los dos principales paradigmas criminológicos de hoy: El “paradigma “paradigma
del hecho
hecho”
” y
y el “paradigma
“paradigma de la definición” . Y,
Y, por ello, tratan de ir a una especie
de entente entre los mismos con el fin de comprender mejor el fenómeno de
la delincuencia. Incluso, hay autores que tratan de desembocar en un nuevo
paradigma
mas basadosfusionando los dos
en el concepto “precedentes.
interrelacionesYsociales”,
de “interrelaciones hablan, de”actores
en efecto,sociales”…
de paradig-
104
104
Recuérdese, precisamente, que A. PIRES y F. DIGNEFFE han titulado un de sus es-
tudios: “Vers un paradigme des inter-relations sociales? Pour une reconstruction du champ
criminologique”, ya citado.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 97
Son éstos, precisamente, los autores que han hecho entrar en crisis, sin
negarla del todo, a la
to, de “paradigma” criminología
basado clínica del
en el concepto “paso al acto”.
“paso acto”. Y hablan,
de “interrelaciones en efec-
sociales”.
Pero no parecen negar,
negar, del todo, la participación propia del individuo en
general en el surgimiento de sus actos delictivos.
En esta orientación, es, quizá, Chr. DEBUYST el que, intensamente in-
fluenciado por algunas propuestas de cierta Psicología (sobre todo, Psicología
social) y por algunos estudios de la denominada Segunda Escuela de Chicago
(sobre todo, los de Goffman), ha pasado a efectuar una profunda revisión
de los conceptos de “estado
“estado peligroso” (dangerosité)
(dangerosité) y de personalidad criminal,
conceptoss cardinales de la Criminología
concepto Crim inología clínica.
cl ínica. Pero revisar,
revisar, y hasta reconstruir
reconstr uir,, no es
igual a negar, sin más, tales conceptos. Caben reconstrucciones alternativas. Como
dice el mismo PIRES, sobre el precedente autor, autor, sus críticas a las nociones de
de peligrosidad y de personalidad criminal tienen una finalidad. “Persigue
una reflexión con vistas a consolidar una orientación de psicología clínica
preocupada por el respeto y la emancipación de todos los sujetos. Esta clínica
no debe estar a merced de los sesgos introducidos por la ideología penal y
debe estar en condiciones de neutralizar las tentaciones reduccionistas que
afectan al problema de la “criminalidad”105.
Con estas corrientes contestatarias sí podría ser factible la Criminología
Clínica. Si bien, más o menos profundamente renovada y reorientada.
105 Alvaro PIRES: “Des signes d’un renouveau en criminologie?”, en editorial de la re-
vista Criminologie, vol 25, 2 (1992) pp. 10-11.
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 99
Nosotros creemos, desde luego, que esa vertiente sociológica está ya in-
corporada, al menos implícitamente, en la teoría del paso al acto, sistemati-
zada
comoporlos PINATEL y preconizada
que acabamos `por E.enDe
de denominar, el GREEFF.
apartado Sianterior,
bien, sin“contestata-
ir tan lejos
rios” de esa corriente.
La delincuencia,
las sociedades pues,perpetrada
modernas, no dejaría por
de ser un aspecto
individuos rutinario, común
perfectamente norma-a
les. Individuos que acceden al delito por motivos de rentabilidad económica
o por otras clases de gratificación, según fuere la naturaleza del bien social
quebrantado.
El mejor antídoto contra esa realidad, pues, habría de ser el representado
por medios de control basados, desde el primer momento, en la retribución
y en la disuasión penal correspondiente (“tolerancia cero”) y practicando, de
forma simultánea, las técnicas de la prevención situacional.
Si la delincuencia se produce cuando el delincuente, persona normal
persona normal (sin
(sin
déficits específicos) percibe la actividad delictiva como un negocio rentable,
¿entonces para qué hablar, vendrían a decir, de clínica criminológica? Habrá
que hacer frente al delito con instrumentos que no lo hagan apetecible.
Claro que ese planteamiento aparca una interrogante básica: ¿Por qué,
ante la misma atracción y rentabilidad de los objetivos, unas personas de-
ciden delinquir y otras no? ¿No será por la presencia, en ellas, de distin-
tas motivaciones, factores impulsantes o causas? ¿Tanto endógenas como
exógenas?
F. EL POSTMOD
POSTMODERNISMO
ERNISMO Y LA CRIMINO
CRIMINOLOGÍA
LOGÍA CLÍNICA
Lo insinuábamos más arriba. Con las premisas del postmodernismo puro
es imposible hablar no ya Criminología clínica, sino de Criminología en gene-
ral. Imposible
La verdadhacer ninguna
es que, clase
desde lasdeposiciones
ciencia desplazando a la razón.
más genuinas del postmo-
dernismo, no se ha superado, en este campo, la mera actitud destructiva.
Precisamente, desde estas posiciones, se ha venido haciendo referencia a la
TRAT
TRATADO
ADO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA 101
— Sobre la insuficiencia
insuficiencia para
para planificar una política criminal
Si la objeción se refiere a una planificación general de política criminal,
es evidente que la Criminología Clínica es insuficiente. Pero ello es algo a lo
que esta clase de Criminología no debe aspirar. Entre otras cosas porque se
trata de una Criminología especializada. Mas es evidente que sí puede y debe
servir para ser base de políticas selectivas y cualificadas.
cu alificadas. Porque,
Porque, para los que
estamos persuadidos de la singularidad, de la identidad única de cada ser hu-
mano, ¿cómo llevar a cabo, por ejemplo, de forma razonable, una política cri-
judicial fundada en la individualización de las penas (única forma justa
minal judicial fundada
de imponerlas) sin acudir a los medios de la Criminología Clinica? Y puede
decirse lo mismo en orden a la clasificación de los delincuentes ya senten-
ciados, o para la elección del lugar de cumplimiento penal, etc. etc. Tampoco
Tampoco
109 A. TÉLLEZ AGUILERA: “Criminología”, ya citada, p.376.
— Respecto a la imposibilidad
imposibilidad de formular teorías explicativas generales
Ni leperspectiva
de esta es posible ni
nodebe intentarlo,
hay duda po rque
porque
que sus no es esa
resultados su función.
pueden Pero
concurrir des-
a con-
firmar o desmentir,
desmentir, a ese respecto y al menos en parte, las conclusiones de la
criminología general. ¿O es que la Criminología General es infalible y plena-
mente eficaz?