2) Efectos de Las Obligaciones

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EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES.

 El principio de buena fe en el efecto de las obligaciones ( art. 729 y 961).

La referencia a la buena fe puede encontrarse en distintos dispositivos del código. El principio


de la buena fe no admite excepciones, la ley no protege la mala fe.

Puede encontrarse la buena fe creencia, en donde yo creo una determinada cosa y mientras
yo no sepa que es de otra manera, estoy actuando de buena fe. Si compro un inmueble
embargado, aunque no sepa esa situación, no actuó de buena fe, porque para ello constan los
registros.

La buena fe lealtad, en cambio, hace referencia a que los contratos deben cumplirse de buena
fe y a la lealtad en todo sentido. Desempeñarse correctamente en todos los ámbitos de los
actos jurídicos, etc.

De esta manera, el art. 9 del CCYC establece que los derechos deben ser ejercitados de buena
fe.

Art. 729: Buena fe. Deudor y acreedor deben obrar con cuidado, previsión y según las
exigencias de la buena fe.

Por lo tanto, lo que establece el mencionado artículo es que el deudor y el acreedor deben
ejercer sus derechos y deberes con diligencia, en una actitud de atención a la contraparte y
previsión de las conductas necesarias para lograr la satisfacción de los intereses perseguidos, y
bajo el parámetro general de la buena fe, que impone conductas leales.

Art. 961: Buena fe. Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe.
Obligan no sólo a lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que
puedan considerarse comprendidas en ellos, con los alcances en que razonablemente se
habría obligado un contratante cuidadoso y previsor.

El principio de buena fe es medular en el derecho privado. Se exige en el actuar y la sujeción a


él se presume en tanto no se demuestre lo contrario. Se lo considera un factor de moralización
de las relaciones intersubjetivas. Establece cuáles son los alcances de las obligaciones
asumidas por los contratantes.

La buena fe tiene gravitación en todas las etapas de la contratación. Ella se exige tanto en la
etapa de negociaciones previas a la concreción de un contrato (art. 991 CCyC) como en el
momento de su celebración, en su etapa funcional o de ejecución y hasta en la
postcontractual, cuando las partes se restituyen bienes empleados en la ejecución del contrato
concluido. El de buena fe es, asimismo, el criterio rector que guía la interpretación de las
disposiciones contractuales (art. 1061 CCyC). La considerada es la buena fe-confianza o buena
fe-lealtad, que debe ser evaluada según un estándar objetivo medio, el de “un contratante
cuidadoso y previsor”, categoría cuyo molde habrá de ser llenado en cada caso concreto,
según sus circunstancias.

De este principio de buena fe se derivan distintas reglas o instituciones. Tal como por ejemplo
en el tema de la lesión, en donde quien se aprovecha del otro no está actuando de buena fe y
puede dar lugar a que la acción sea revertida. En la teoría de la imprevisión cuando uno de los
contratantes resulta ser muy favorecido en una situación y el otro perjudicado por
circunstancias extraordinarias imprevisibles. En este caso, el contratante favorecido debe
actuar de buena fe para evitar expoliar al otro, sino tendrá sus respectivas sanciones legales.
En la doctrina de los actos propios: La buena fe exige congruencia consigo mismo. La misma
significa que nadie pueda ir en contra de una declaración en contra suya jurídicamente
relevante. Es decir, una persona no puede decir una cosa hoy y lo contrario mañana.

Por lo tanto, una conducta que en principio resulta licita, que es fijar una postura determinada,
deviene en ilícita si antes se dijo una postura contraria.

En otras palabras, la doctrina de los actos propios proclama el principio general de


derecho que norma la inadmisibilidad de actuar contra los propios actos hechos con
anterioridad, es decir que se prohíbe que una persona pueda ir contra su
propio comportamiento mostrado con anterioridad para limitar los derechos de otra, que
había actuado de esa manera en la buena fe de la primera

También se vincula a este principio la Teoría de la apariencia, en relación al derecho de


consumo. De esta manera, quien despliega una conducta determinada y aparenta algo, por
ejemplo una marca que promociona un producto, que pareciera que la marca está detrás de
ello pero en realidad no lo está, pero aparentemente lo está, eso viola la buena fe si luego la
marca o empresa pretende salirse de ello. El efecto de la aplicación de la teoría de la
apariencia es crear en favor del sujeto que ha actuado en razón de ella, los derechos que este
no habría podido adquirir por el juego normal de las reglas jurídicas.

La doctrina de la confianza legítima, que es un principio que deriva de los postulados


constitucionales de seguridad jurídica, respecto al acto propio y buena fe, y busca proteger al
administrado frente a las modificaciones intempestivas que adopte la Administración,
desconociendo antecedentes en los cuales aquél se fundó para continuar en el ejercicio de una
actividad o en el reclamo de ciertas condiciones o reglas aplicables a su relación con las
autoridades.

 EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES.

Por lo general, las obligaciones serán espontáneamente cumplidas por el deudor. Se trata de
un efecto concreto de las obligaciones, denominado cumplimiento espontaneo.

Si el deudor no cumple voluntariamente con la prestación, el acreedor cuanta con diversas vías
para obtener la satisfacción de su crédito.

Modernamente se habla de distintos tipos de tutela de crédito. Esa misma puede ser
satisfactíva, conservatoria, resolutoria y resarcitoria

1. TUTELA SATISFACTIVA.

Se refiere al derecho que tiene el acreedor del cumplimiento de la prestación debida. La


misma puede darse de diferentes maneras, ya sea ordinariamente mediante el cumplimiento
voluntario y espontaneo del deudor, mediante el pago realizado por un tercero, o
extraordinariamente, ante supuestos de incumplimiento mediante la ejecución forzada o en
defecto de ello, mediante el reclamo del valor en dinero de la obligación debida. En algunos
casos corresponderá la resolución del contrato.

2. CONSERVATORIA:

La tutela conservatoria del crédito es el conjunto de facultades y acciones que el


ordenamiento jurídico atribuye al acreedor en procura de preservar la integridad patrimonial
del deudor y prevenir un eventual incumplimiento. En otras palabras, a diferencia de la
tutela satisfactiva, ésta tiene por objeto conservar el patrimonio del deudor a fin de garantizar
el cobro de su crédito.
La tutela conservatoria, en definitiva, hace referencia al derecho a conservar un crédito, a
través del embargo preventivo o ejecutivo, por ejemplo.

Embargo: Retención por orden judicial de un bien perteneciente a una persona, para asegurar
la satisfacción de una deuda, el pago de las costas judiciales o el pago de la responsabilidad
derivada de un delito.

Inhibición: La inhibición, le impide a la persona vender o gravar el conjunto de sus bienes. Por
gravar se entiende hipotecar una propiedad o prendar un auto

También se puede encontrar dentro de esta tutela, la prohibición de contratar, de innovar,


intervención judicial, etc.

3. RESOLUTORIA.

La acción resolutoria es un modo de ineficacia de los negocios jurídicos, que se da en razón de


la producción de un hecho sobreviniente a la constitución del negocio.

Este hecho puede ser imputable a una de las partes, por ejemplo el incumplimiento que
habilita a la otra parte a resolver el contrato.

En síntesis, permite resolveré el contrato, liquidarlo, por parte del acreedor ante el
incumplimiento del deudor.

4. RESARCITORIA.

Hace referencia a la posibilidad de iniciar una acción preventiva de daños, si una persona cree
que esta por sufrir un daño próximo, para que cesen o prever daños. Una acción reparatoria de
los daños o una acción punitiva de los mismos

Cuando existe un incumplimiento contractual, en relación a los daños, por ejemplo en el caso
de que una persona tenga un crédito para que otra le entregue un auto, el auto no lo entrega
porque lo choco, por lo tanto ya no sirve la prestación y quien tenía el crédito reclama los
daños y perjuicios. Es la misma obligación que muta su objeto.

 Efectos con relación al acreedor.

El art. 730 establece cuales son en general, los derechos que la titularidad de un derecho
personal concede al acreedor.

Fija también un límite al deber de asumir las costas por parte del condenado a pagarla,
determinando que no puede exceder, por la primera o única instancia, un 25% al monto al que
fuera condenado a pagar.

Se trata de recursos que suponen el ejercicio de acciones judiciales, no pudiendo en estos


casos hacer el acreedor justicia por mano propia.

Art. 730: Efectos con relación al acreedor La obligación da derecho al acreedor:

a) Emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a que se ha obligado
(CUMPLIMIENTO FORZADO)

Interpretación: Si el deudor no cumple voluntariamente con la prestación debida, el acreedor


dispone de los medios que el ordenamiento jurídico le concede para obtener su ejecución
forzada, los que dependerán de la clase de obligación de que se trate y de la posibilidad del
cumplimiento coactivo de la acción. Así será posible la ejecución forzada de la obligación de
restituir una cosa inmueble a su dueño, mediante el desalojo por parte del deudor, y no será
posible el cumplimiento forzado de una obligación de hacer o de no hacer, cuando sea
necesario ejercer violencia sobre la persona del deudor.

Es el llamado derecho de compulsión del acreedor, en el que esta comprendida la facultad del
mismo de pedir medidas preventivas (embargos, inhibiciones, intervención judicial) y su
facultad de ejercer en defensa de su crédito las acciones subrogatoria, revocatoria y de
simulación.

b) Hacérselo procurar por otro a costa del deudor;

Interpretación: Si la prestación no debiera cumplirse exclusivamente por el deudor (pues no


fue contratada teniendo sus calidades especiales), ante su incumplimiento el acreedor podrá
obtener la prestación por parte de un tercero.

Este derecho no podrá ser ejecutado cuando la prestación consista en dar una cosa cierta,
especifica, que se encuentre en el patrimonio del deudor. En cambio, el acreedor podrá optar
por esta vía cuando se trate de dar cosas inciertas, fungibles, que podrán ser suministradas por
terceros a costas del deudor.

c) Obtener del deudor las indemnizaciones correspondientes. Si el incumplimiento de la


obligación, cualquiera sea su fuente, deriva en litigio judicial o arbitral, la responsabilidad
por el pago de las costas, incluidos los honorarios profesionales, de todo tipo, allí
devengados y correspondientes a la primera o única instancia, no debe exceder del
veinticinco por ciento del monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que
ponga fin al diferendo. Si las regulaciones de honorarios practicadas conforme a las leyes
arancelarias o usos locales, correspondientes a todas las profesiones y especialidades,
superan dicho porcentaje, el juez debe proceder a prorratear los montos entre los
beneficiarios. Para el cómputo del porcentaje indicado, no se debe tener en cuenta el
monto de los honorarios de los profesionales que han representado, patrocinado o
asistido a la parte condenada en costas.

Interpretación: La ley también dispone que el acreedor tenga derecho a obtener del deudor
las indemnizaciones correspondientes. Se trata de un supuesto de satisfacción del crédito por
equivalente, que sustituye la prestación original.

 EFECTOS EN RELACION AL DEUDOR.

ART. 731: Efectos con relación al deudor. El cumplimiento exacto de la obligación confiere al


deudor el derecho a obtener la liberación y el de rechazar las acciones del acreedor.

Interpretación: Se establece el principio general de que el cumplimiento exacto por el deudor


de la prestación debida, le confiere el derecho a obtener la liberación y rechazar las acciones
del acreedor. Por lo tanto se ratifica el carácter liberatorio del pago exacto.

Es decir, que ante el pago total y oportuno, se extingue la obligación con todos sus accesorios,
quedando liberado el deudor y adquiriendo entonces el derecho de repeler cualquier acción
que el acreedor pudiere dirigirle en virtud de la obligación extinguida.

 DIFERENCIA DE EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES Y DE LOS CONTRATOS.

El efecto principal de las obligaciones es cumplir con la prestación, por lo tanto lo primero que
tiene el acreedor para reclamar al deudor es el cumplimiento específico o in natura. Por lo
tanto, para el acreedor será el efecto principal tener los medios legales para que en caso de
incumplimiento ello se efectivice, es decir, el cumplimiento de la prestación (comprende las
vías satisfactivas, conservatorias, resarcitorias y resolutorias, que el ordenamiento jurídico
pone a su disposición para asegurar su derecho)
El efecto principal de los contratos, es crear obligaciones. Aunque también pueden extinguir
obligaciones, a través de la transacción, modificar, etc.

Por lo tanto el contrato crea obligaciones, mientras que las obligaciones son una consecuencia
de ellos.

 TIPOS DE EFECTOS

 INSTANTANEOS: son inmediatos cuando la prestación nace y se agota en el mismo


momento. Ejemplo: el pago del precio de una compraventa.

 DIFERIDOS: Son diferidos cuando ella debe cumplirse al cabo de un cierto tiempo, por
mediar, por ejemplo, un plazo suspensivo.

INMEDIATOS: son aquellos en los cuales las prestaciones se ejercen desde el



nacimiento mismo de la obligación. Esto sucede por ejemplo, en las obligaciones

puras y simples, en donde la obligación no esta sujeta a cargo, plazo ni condición

alguna.

DURACION: Los que prolongan sus efectos en el tiempo.



La permanencia de esos efectos se dividen en:

Continuada: la prestación requiere de un cierto tiempo corrido para su cumplimiento

(ej. la obligación que asume el locador de asegurar al locatario el uso y goce de la cosa).

Periódica: la prestación requiere de múltiples fracciones de tiempo separadas entre sí

por intervalos iguales o desiguales (ej. la obligación que pesa sobre el locatario de pagar

el precio).

 ENTRE QUIENES SE PRODUCEN LOS EFECTOS.


Con relación a las partes: Los efectos se producen entre las partes. La parte puede ser material
y formal, por ejemplo, en caso de representación la parte material es el representado y la
parte formal es el representante.

Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. En ciertos supuestos
pueden generarse ventajas a favor de terceros, pudiendo estos exigir el cumplimiento de
obligaciones nacidas de contratos de los cuales no participaron.

El principio general es que ninguna obligación o convención produce efectos frente a terceros,
si éstos no lo han aceptado de algún modo. Si el tercero acepta solamente las obligaciones o
las obligaciones y los derechos, se convierte en sujeto obligacional o en parte contratante (por
ejemplo, en el contrato de estipulación a favor de tercero, art. 1027 CCC); si acepta solamente
derechos, se está frente al contrato en favor de tercero. No puede haber obligación o contrato
a cargo de terceros, sólo puede existir contrato en favor de terceros

Con relación a los sucesores (que los sustituyen) de las partes:

La regla general es que todo derecho es transmisible, salvo estipulación valida de las partes,
prohibición legal, o que la transmisión importe una violación a la buena fe (art. 398). Los
sucesores son universales y particulares, entre vivos o mortis cause.
Los sucesores universales son los que reciben todo o una parte indivisa del patrimonio, como
los herederos. A su respecto rige el art. 1024 que establece que “los efectos del contrato se
extienden activa y pasivamente a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones que
de el nacen sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea incompatible con la
naturaleza de la obligación, o este prohibida por una cláusula del contrato o la ley”.

No hay sucesión universal por contrato. Es decir que no hay heredero particular por contrato,
no hay contrato donde se puedan ceder todos los bienes como en la sucesión.

La sucesión puede ser motris cause, es decir, los herederos son responsables de las deudas o
créditos que tenía el causante. Los mismos responden en medida del patrimonio heredado.

El sucesor particular es el que recibe u derecho singular, se transmite por actos entre vivos (el
comprador de un inmueble, el cesionario de un crédito)

Por regla en las sucesiones universales, es decir, la herencia, se debe pagar las deudas del
causante ya que los herederos se benefician en todo lo que este deja.

En las sucesiones particulares, la regla es que no soy responsable de las deudas, con excepción
a que el nuevo adquirente acepte la deuda, proter rem. En las obligaciones propter rem, en
cambio, no hay terceros, porque si bien se trata de sucesores singulares, el comprador sucede
al anterior propietario en el dominio de la cosa y con la compra, lo desee o no, asume dichas
obligaciones que se trasmiten con ella. Quien compra un inmueble debe hacerse cargo de tales
obligaciones (arts. 2048 y 2049 CCC).

 Situaciones especiales: Obligación propter rem.


Las obligaciones ambulatorias, son caracterizadas por corresponder a quien detenta una
relación de señorío con una cosa; que nacen, se desplazan y se extinguen con dicha relación.

Son situaciones intermedias entre los derechos personales y los derechos reales. Las mismas
participan de las circunstancias propias de la titularidad real o posesoria de la cosa, sin que
intervenga la voluntad de las partes, es decir que todo ocurre por aplicación de la ley.

La doctrina y la jurisprudencia reconocieron obligaciones de este tipo en el caso de títulos del


portador, donde el derecho de exigir al deudor el pago de su importe, recae sobre el tenedor.
También en la obligación del dueño de una cosa perdida de recompensar al hallador y pagarle
los gastos hechos en aquella.

En caso de donación, si el inmueble que se recibe tiene deudas de expensas, se deberán pagar,
porque siguen a la cosa y por ende quien es el nuevo titular tiene obligaciones de pagar.

TERCEROS.

Las obligaciones son, en principio, invocables a aquellos que han participado en su génesis,
como las partes contratantes en los contratos, el declarante en la declaración unilateral de
voluntad, etc. Son partes u otorgantes del contrato los que intervienen en su celebración por sí
o a través de un representante. Las partes son titulares de los intereses reglados en el
contrato; ellas adquieren los derechos y contraen las obligaciones establecidas en la
contratación. Su representante actúa por cuenta, en representación y en nombre de las partes;
consecuencia, no adquiere derechos ni contrae obligaciones derivadas del contrato. Los
efectos del contrato celebrado por medio de un representante se producen en la esfera
jurídica del representado; de ello deriva que la parte en el contrato es el representado, no el
representante.

Los terceros son sujetos que no han intervenido en la celebración del negocio jurídico. Se los
puede clasificar en terceros no interesados y tercero interesados.
El principio general de que los contratos no pueden perjudicar a terceros, no pueden oponerse
a ellos, ni invocarse por ellos (salvo algunas excepciones). Pueden señalarse como excepciones
al principio la subrogación, la cesión de derechos y la estipulación a favor de terceros. Pero, en
verdad, no son excepciones: el subrogante, el cesionario y el beneficiario dejan de ser terceros
para incorporarse a la obligación y constituirse en partes o beneficiarios de ella.

El pago puede ser realizado por ambos.

Los interesados son aquellos que pueden sufrir un perjuicio si esa deuda no se cumple. Tienen
derecho de pago, si hay una oposición a ello por parte del acreedor, se consigna (depositar el
dinero de manera judicial, si una persona se quiere liberar de la deuda, iniciando un juicio,
porque x no quiere recibir el pago, o esta ausenté, u otras circunstancias.)

Y los no interesados son aquellos totalmente ajenos al contrato y a sus efectos, ya que no
tienen derechos subjetivos o intereses legítimos afectados por el acto jurídico. Por lo tanto,
los mismos no se verán afectados. Sin embargo, estos puede tener interés de pagar, pero
como no tiene derecho de pago al hacerlo el acreedor puede oponerse a ellos.

 LIMITES AL DERECHO DE CREDITO.

-no puede disociarse el derecho de crédito con las circunstancias de la obligación, como el
tiempo y el lugar.

-no tiene que haber un ejercicio abusivo del derecho de crédito. Ejemplo: yo puedo reclamar
mi crédito, pero no puedo abusar ni causar un daño. De lo contrario, intervendrá el orden
público de protección que corregirá las situaciones de desigualdad, abuso, y protegerá a los
débiles frente a los mas fuertes.

-el derecho de crédito debe ser ejercido de buena fe y conforme las normas del orden público.

-el acreedor no puede tener conductas abusivas o de mala fe, sino que tiene el deber de
cooperar, de facilitar al deudor el cumplimiento de la obligación.

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