La Negritud y La Independencia de Haití

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

La negritud y la independencia de Haití

La negritud no es un precioso concepto del universo.

Es una manera de vivir la historia dentro de la historia: la historia de


una comunidad cuya experiencia se manifiesta, a decir verdad,
singular con sus deportaciones, sus transferencias de hombres de un
continente a otro, los recuerdos de creencias lejanas, sus restos de
culturas asesinadas.5

Con esta definición dada en el Discurso sobre la negritud (1987),


Aimé Césaire apelaría al inconsciente colectivo, a la memoria, al
patrimonio cultural e identitario y a la poesía misma. Es más, giraría
el concepto hacia las subjetividades, pues declama que si hasta
ahora la negritud no ha sido un callejón sin salida, ella,
irremediablemente, conducirá hacia “[…] nosotros mismos […] a
través de la poesía, a través de la imagen, a través de la novela, a
través de las obras de arte, de la fulguración intermitente de nuestro
posible devenir.”6

En cuanto a la poética 7, tanto Césaire como Glissant 8 insistirían —


ante la desilusión con los procesos políticos como único medio de
cambio— en su potencialidad para crear y construir nuevos
imaginarios, así como para desplegar nuevos discursos. En efecto,
la poética puede ser, por una parte, totalmente ineficaz contra la
opresión pero, sin embargo, también puede ser una forma de
empoderamiento para aquellos que se encuentren en esa zona
fronteriza 9 del sistema, expresando y dando visibilidad a
subjetividades, memorias y realidades sumergidas. Por otra parte,
Césaire y Fanon 10 —además de su relación personal y cercanía
ideológica— comparten, en cuanto a la escritura, la apreciación de
su dimensión corporal en tanto crítica a la representación y al
imaginario del cuerpo negro, como también en cuanto a la
emocionalidad que de él emana. De esta manera, la palabra en
cuanto tal, adopta su dimensión performativa 11 tomando cuerpo en
esa conjunción entre el lenguaje y la acción necesarias para la
transformación de las relaciones sociales y de poder, así como para
las prácticas artísticas y sus poéticas. Consecuentemente, el término
negritud, despojado ya de ideologías de la resistencia y la lucha por
la liberación de los pueblos, nos ofrece —en su constante
metonimia— su lado poético y su acto enunciativo plausible de ser
plasmado en reflexiones, voces y manifestaciones artísticas.

Sin embargo, la poética, por su parte, en su capacidad de acto


emanado de la palabra (o, en su acepción más amplia, de las
prácticas artísticas en general), manifiesta también una dimensión
política. En efecto, el filósofo francés Jacques Rancière (1940) en su
texto Sobre políticas estéticas afirma que lo político es también lo
poético 12, es decir, que la poética desprende en sí misma un acto
político en sentido performativo. Rancière argumenta que el
encuentro entre lo poético y lo político se da en ese momento de
desacuerdo y/o disrupción con el orden dado, donde aquello que
estaba destinado a no ser dicho o visto se vuelve decible o visible.
Entonces, es en la disrupción poética de las prácticas artísticas
donde lo decible o visible golpea, interfiriendo las jerarquías
otorgadas tradicional o hegemónicamente, recuperando ese “resonar
poético” de la lengua y del arte. Por lo tanto, lo poético vendría a ser
la irrupción de una instancia invisibilizada previamente que muestra
el carácter convencional y arbitrario de la distribución de lo sensible,
haciendo visible o audible aquello que no lo era, dotando de palabra
a quienes la repartición de lo sensible se la había denegado, quitando
el velo a aquello que había sido invisibilizado por el orden
hegemónico.

Por lo tanto, en las prácticas artísticas los modos de hacer


dependerán de aquella repartición estético–política del mundo
sensible y de las posibilidades de las relaciones que de estas
emanen. En palabras del filósofo, “Las prácticas artísticas son
maneras de hacer’ que intervienen en la distribución general de las
maneras de hacer y en sus relaciones con las maneras de ser y las
formas de su visibilidad”13. Siguiendo esta línea de pensamiento, lo
político en el arteno se refiere a los mensajes transmitidos, ni a que
el arte represente las estructuras de la sociedad o aborde los
conflictos de grupos sociales, sino que, como asevera Rancière, “[…]
lo propio del arte consiste en practicar una distribución nueva del
espacio material y simbólico. Y por ahí es por donde el arte tiene que
ver con la política.”14 Por consiguiente, podemos afirmar que la
poética de la negritud, en tanto giro hacia el sujeto y sus relaciones,
toma de conciencia y memoria colectiva, propone caminar hacia una
nueva repartición de lo sensible y del mundo simbólico, ampliando
esos caminos más allá de fijaciones cromáticas prestablecidas para
vivir y actuar en la historia —como declamara Césaire—, más allá de
fronteras geográficas, nacionales, lingüísticas o étnicas. En ese
mismo sentido, Glissant afirmaría en su libro Poética de la relación
que “La circulación y la acción de la poesía no conjeturan [o no
imaginan ya] más un pueblo dado, sino el devenir del planeta
Tierra.”15

Fuente: https://www.radioafricamagazine.com/origenes-derivas-la-
negritud-poetica/

Ve la imagen:

Ve el video: https://www.youtube.com/watch?v=JTPXHUtk_BE&t=6s

Si quieres ver más:


https://www.youtube.com/watch?v=hRdlKuMnC3w

• Ejercicios:
1. Compara el concepto de la negritud con la independencia de
Haití.
2. Viendo la imagen, ¿consigues identificar algo de importante en
relación con la negritud? Justifique.
3. Busca a un intelectual haitiano y compáralo con lo estudiado.

Ve el video sobre la relación: https://youtu.be/_A9so-dSYiA

4. Compara a la negritud en Haití y Republica Dominicana.

También podría gustarte