El Metodo de La Arqueologia Del Saber

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A l b e r t o R e s t r e p o

(1947 - 2000)
El viento ciego gira
en torno a un solo árbol

José Man uel Arango

Fotografía de Alberto Restrepo.


Santa Elena, 1984.

El método de la arqueología del saber


Alberto Restrepo
El MÉTODO DE LA ARQUEOLOGÍA DEL SABER*

Alberto Restrepo**

Con La arqueología del sa­ riencia de la locura en sí misma, «semejante a


ber (1969), y en un esfuer­ una transparencia silenciosa» (“Prólogo”), ha­
zo crítico de recurrencia, bría sido más bien la descripción de la forma­
que deja de lado su inte­ ción de los objetos de la psicopatología y la
resante Enfermedad men- psiquiatría, primero en el gran encierro de
taly personalidad (1954) (por su humanismo para confinamiento común a mediados del siglo XVII
no dar mención), Michel Foucault ordena sus y luego en la internación especial del asilo a
libros anteriores según un esquema de cua­ finales del siglo XVIII y durante el XIX.
tro términos aplicado al discurso, al enun­ Foucault anexa la locura en la pareja médico-
ciado: elemento del discurso, a sus contra­ enfermo como objeto del psicoanálisis.
dicciones, a los umbrales del saber y a los ti­
pos de historia de las ciencias. El nacimiento de la clínica (1963), subtitulado
Una arqueología de la mirada médica, y que
Concibe una práctica que sería discursiva: habría parecido indicar con “mirada médica”
objetos, modalidades de enunciación, concep­ la síntesis unificante del observador, habría
tos y estrategias teóricas, en consonancia, res­ sido la formación desde finales del siglo XVIII
pectivamente, con los dominios del enuncia­ de la percepción discursiva del médico según
do como una función enunciativa de disper­ una diferente modalidad de enunciación: ya
sión: el referencial, la posición de sujeto, el no «¿qué tiene usted?», sino «¿dónde le due­
campo asociado y la materialidad repetible le a usted?» (“Prefacio”), gracias a una nueva
(1969,196). Dos bellas aplicaciones de esta teo­ relación de lo invisible con lo visible, la no­
ría de la formación del discurso son el análi­ ción de tejido en la disección de cadáveres.
sis de sus umbrales: el de positividad -dado
a priori-, el de epistemologización -las figu­ Las palabras y las cosas, una arqueología de las
ras-, el de cientificidad -las proposiciones-, ciencias humanas (1966) habría sido un estu­
y el de formalización -la axiomática-, y la sín­ dio de la formación, durante los siglos XVII y
tesis de los relativos tipos de historia de las XVIII, de los conceptos de las disciplinas: gra­
ciencias: el análisis de la episteme y la historia mática general, historia natural y análisis de
arqueológica, exteriores a la ciencia, y la his­ las riquezas, de la episteme del Orden; y du­
toria genealógica y análisis recurrencial, in­ rante el siglo XIX, de los conceptos de las cien­
teriores a la ciencia. cias: filología, biología, economía, según la
positividad del lenguaje, la vida o el trabajo, y
La historia de la locura en la época clásica (1961), de las “ciencias” humanas: antropología, psi­
a pesar de suponer para el análisis una expe­ cología y sociología, cuyos objetos son una

* Artículo publicado en Otras Quijotadas, No. 2, Medellín, septiembre de 1985, pp. 67-72.
** Fue profesor del Instituto de Filosofía, Universidad de Antioquia, Medellín.

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EL MÉTODO DE LA ARQUEOLOGIA DEL SABER

representación del lenguaje, de la vida o del Foucault advierte que no trata de la divi­
trabajo, metódicamente duplicada. sión entre verdad y falsedad a nivel de la
proposición, en el interior del discurso,
En cuanto a la formación de las elecciones teó­ sino de la caza del Sofista (Platón) y de las
ricas, sobre las estrategias de la episteme, se formaciones discursivas, en a priori histó­
encuentran indicaciones en Las palabras y las rico, de la ciencia moderna -comparar La
cosas. Por ejemplo, durante la época clásica época de la imagen del mundo- (Heidegger),
europea, la oposición entre sistemáticos y filosóficamente acompañadas de «una éti­
metódicos en la taxonomía o clasificación na­ ca del conocimiento que no promete la
verdad más que al deseo de la verdad mis­
tural, o entre fisiócratas y utilitaristas en la ma y al solo poder de pensarla». Foucault,
formación del valor de cambio; o durante la además, lamenta -en lo que no lo segui­
episteme de las empiricidades modernas, la mos- la separación del sofista, a la que le
oposición entre el “fijismo” del organismo en atribuye una denegación del discurso en
Cuvier y el evolucionismo en Darwin, o en­ el pensamiento, como si los sofistas y no
tre el pesimismo de la escasez, de Ricardo, y Platón hubieran dicho: «privarnos del dis­
la promesa revolucionaria, de Marx; mas el curso sería privarnos de la filosofía».1
análisis apenas se detiene sobre su formación
y Foucault imagina un estudio ulterior en el 2. Procedimientos de control-limitación, “desde
que proyectaría describir las incompatibilida­ el interior”. La rarefacción del discurso
des, las alternativas y las implicaciones entre como clasificación; ordenamiento y distri­
formaciones discursivas, según la economía bución de su acontecimiento y de su azar.
de la práctica discursiva y según su relación El comentario, la identidad del discurso
con prácticas no discursivas -conllevando el en la repetición y en lo mismo. El autor, la
identidad del discurso en la individuali­
poder y el deseo del discurso en su funciona­ dad y el yo. La disciplina, la construcción
miento ideológico-. de nuevos enunciados como control de la
producción y reactualización de las reglas.
Habría de tratar también la materialidad de
los enunciados. Surge, entonces, El orden del 3. Condiciones de puesta en juego, la rare­
discurso (1970): ¿qué es la producción del dis­ facción de los sujetos parlantes por medio
curso «en su realidad material de cosa pro­ de las reglas impuestas a los individuos.
nunciada o escrita»? Unos procedimientos de Unos rituales de la palabra. Unas socieda­
exclusión, de control-limitación del aconteci­ des del discurso. Unas doctrinas, sujeta-
miento y el azar del enunciado, y unas condi­ mientos de los juegos a los discursos y de
ciones de su puesta enjuego. los discursos al grupo.
1. Procedimientos de exclusión, “desde el exte­ 4. Junto con la educación que, envolven­
rior”. Lo prohibido, tabús del objeto, ri­ temente, es la apropiación social de los
tuales de circunstancia y derecho privile­ discursos: «todo sistema de educación es
una manera política de mantener o modi­
giado o exclusivo del sujeto que habla, con ficar la apropiación de los discursos en los
los dominios o regiones de la sexualidad saberes y mantener poderes que impli­
(el deseo) y de la política (el poder). La can».
partición y el rechazo: razón-locura, y la
separación verdad-falsedad, la voluntad Esta teoría histórico-retórica del discurso deja
de verdad y su historia con las ciencias. de lado, sin embargo, las eventualidades lógi-
1 Sofista, 260 A

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FOUCAULT, LA EDUCACIÓN Y LA PEDAGOGÍA

cas operatorias entre formaciones discursivas, o el desafío de la Grecia arcaica (Homero), la


las opciones teóricas, y, sin tener en cuenta indagación o el testimonio de la democracia
los conceptos o el nivel de la proposición, (Sófocles), el renacimiento de la primera en el
Foucault -moderno Gorgias de los hechos y feudalismo hasta finales del siglo XII y de la
las formas del discurso-, propone, en un prin­ segunda hasta finales del siglo XVIII, y el exa­
cipio de inversión (de 1., 2., 3. y 4.) la noción men desde el siglo XIX, con el nacimiento de
de acontecimiento, en contra de la creación; la la prisión, tema luego de Vigilar y castigar
noción de serie, en contra de la unidad, en un (1975).
principio de discontinuidad; la noción de re­
gularidad, en contra de la originalidad, en un Ese esquema de cuatro aspectos del discurso
principio de especificidad; y la noción de con­ y del enunciado coincide y es contemporá­
dición de posibilidad, en contra de la de signifi­ neo con el de Gilíes Deleuze en Lógica del sen­
cación (querer decir), en un principio de ex­ tido (1969),3 de cuatro aspectos o relaciones
terioridad. Este conjunto crítico-genealógico de la proposición: designación de las cosas,
de nociones y principios guarda similaridad manifestación del sujeto, significación de con­
con el cuarteto de formaciones discursivas: el ceptos y expresión del sentido, y puede ser
objeto es el acontecimiento, el sujeto es la dis­ pensado como una combinación de la dife­
continuidad serial, el concepto es la especifi­ rencia entre enunciado y enunciación, con la
cidad regular y la estrategia es la exterioridad diferencia entre participante y proceso (Ro­
como condición de posibilidad. La arqueolo­ mán Jakobson). Enunciado: participante, el
gía se vuelve genealogía. objeto, y proceso, el concepto. Enunciación:
participante, el sujeto, y proceso, la estrate­
Todavía recurrentemente, en cuanto a la eco­ gia.
nomía de la práctica discursiva, surge La vo­
luntad de saber (Historia de la sexualidad 1) Foucault sabe que la materialidad repetible o
(1976), genealogía del dispositivo moderno de expresión del sentido «no-es una materiali­
la sexualidad: histerización del cuerpo de la dad sensible, cualitativa, dada bajo la forma
mujer, pedagogización del sexo del niño, so­ del color, del sonido o de la solidez y cuadri­
cialización de las conductas procreadoras y culada por el mismo sistema de puntos de
psiquiatrización del placer perverso, cuya his­ referencia espacio-temporal» (1969, 171-172).
toria de incitación, y no represión, al saber y Como dice la lingüística, el fonema no es un
al discurso, desde el siglo XVIII, sería la ar­ sonido, sino el conjunto de sonidos; como
queología del psicoanálisis (después habrían dice el análisis del lenguaje, «los filósofos es­
de surgir los otros volúmenes: 2. El uso de los tán muy prontos al menos para asumir que
placeres, 3. El cuidado de sí y, postumamente, una acción es siempre en último concurso la
4. Las confesiones de la carne, con cambio de factura de un movimiento físico, cuando es
estrategias, en el triángulo verdad-poder-de­ usualmente, al menos en parte, un asunto de
seo, hacía el hombre de deseo). En cuanto a la convención» (Austin, 1970, 237). El materia­
relación de la práctica discursiva con prácti­ lismo del discurso, la cultura o la ideología, es
cas no discursivas, surgen las conferencias La institucional e histórico, un materialismo de
verdad y las formas jurídicas (1973) :2 la prueba lo incorporal, pues el acontecimiento no es

2 [N. del E.]: En el original, también con fecha de 1980.


3 [N. del E.]: En el original, también con fecha de 1970.

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EL MÉTODO DE LA ARQUEOLOGIA DEL SABER

en el orden de los cuerpos (El orden del discur­ Lo que Foucault no piensa. En La verdad y las
so). formas jurídicas, Foucault asume las ideas de
Nietzsche del conocimiento como perspecti­
Ya para La arqueología del saber, Foucault ven­ va y de que, caprichosamente, «sólo hay co­
dría de postular que «acontecimiento y enun­ nocimiento en la medida en que se establece
ciado se pertenecen, todo acontecimiento apa­ entre el hombre y aquello que conoce algo así
rece como un enunciado en el “espacio del como una lucha singular, un tête a tête, un
discurso”», si se ha escuchado correctamente duelo» (Foucault, 1973, 30-31). Luego, parece
su respuesta al Círculo de Epistemología de comentar el diálogo platónico Menón, al juz­
la Escuela Normal Superior (Foucault, 1968, gar que «Platón restará valor al saber de los
44). Deleuze lo postularía también: «Elsentido esclavos, memoria empírica de lo que fue vis­
es lo expresable o lo expresado de la proposición, to, en provecho de una memoria más pro­
y el atributo del estado de cosas»; es el aconteci­ funda, esencial, como es la memoria de lo que
miento, « a condición de no confundir el aconte­ se vio en el ámbito de lo inteligente» (57),
cimiento con su efectuación espacio-temporal en como si el esclavo de Menón no lograra por sí
un estado de cosas» (1969, 35-36). mismo saber y, naciendo en la casa de su amo,
hubiera tenido algún maestro de geometría u
Ambos implicarían una metafísica en la que otra “memoria empírica” de la inconmensu­
el enunciado y la proposición son no sólo un rabilidad de la diagonal de un cuadrado con
acontecimiento, sino el acontecimiento; estoi­ su lado.
camente, si física es un «discurso de la estruc­
tura ideal de los cuerpos, las mezclas, las re­ Foucault termina atribuyéndole a Platón un
acciones, los mecanismos del interior y del gran mito occidental: «si se posee el saber es
exterior», metafísica es un «discurso de la preciso renunciar al poder», lo cual ningún
materialidad de los incorporales -de los fan­ texto de Platón soporta; Foucault dice que es
tasmas, ídolos y simulacros» (Foucault sobre «un mito que Nietzsche comenzó a demoler»
Deleuze) (Foucault, 1970, 889); es la perver­ con que «por detrás de todo saber y conoci­
sión deleuziana del platonismo- posibilitada miento lo que está enjuego es una lucha por
por Platón con los diálogos Sofista y Político. el poder» (59). Después, en la respuesta a una
Pero el estoicismo y el epicureismo no llevan pregunta, Foucault concede la libertad de
a afirmar «Dios muerto y la esodomía, como poder a los sofistas y no a Sócrates. Dice jus­
focos de la nueva elipsis metafísica» (889), tamente:
manifestación de fantasmáticas personales del
placer. El problema es el resultado de la caza me parece muy importante la lucha entre
del Sofista; en palabras de Deleuze: «el Extran­ Sócrates y los sofistas. Para Sócrates no vale la
jero da una definición del sofista que ya no pena hablar si no es para decirla verdad. Para los
puede distinguirse de Sócrates mismo: el imi­ sofistas, hablar, discutir y procurar conseguirla
tar irónico, que procede por argumentos bre­ victoria a cualquier precio, hasta de las astucias
ves»: «la posibilidad del triunfo de los simula­ más groseras, es importante, porque para ellos la
cros, porque Sócrates se distingue del sofista, práctica del discurso no está disociada del ejerci­
pero el sofista no se distingue de Sócrates y cio del poder.
pone en cuestión la legitimidad de una tal dis­
tinción» (Deleuze, 1968, 93 y 168). El aconte­ Los sofistas «jugaron mucho con la materiali­
cimiento es enunciado. Pretendientes ambos dad del discurso» y Foucault, quizá por una
del discurso, ¿cómo se distingue Sócrates del falla de la memoria, les asigna la paradoja de
sofista? Para Platón, la diferencia entre ser y un estoico griego, Crisipo, más de un siglo
no-ser es creada por la voluntad de verdad. después de Sócrates: «si dices un carro, pues

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FOUCAULT, LA EDUCACIÓN Y LA PEDAGOGÍA

un carro pasa por tu boca» (156).4 Dice injus­ bre, flotante, excedentaria en este otro discurso
tamente: [...] Platón, padre excesivo y desfalleciente [...]
tú soñarás una historia general de la fílosofía
la materialidad del discurso, el carácter fáctico que sería una fantasmática platónica, de nin­
del discurso, la relación entre discurso y poder, gún modo una arquitectura de los sistemas
eran un núcleo de ideas muy interesantes que el (885-886).
platonismo y el socratismo dejaron de lado en
provecho de una cierta concepción del saber {155­ En justa crítica nietzscheniana al platonismo
156); de la historia: la procedencia5 y la emergen­
ni el rey-filósofo de la República ni la ciencia cia6 -en vez del origen-7 fuente del error de
regia del Político sostienen esa afirmación. la historia arquetípica en el siglo XIX: «la sin­
gularidad de los acontecimientos [...] definir
Además, ¿no es Platón, interesado en una ins­ incluso el punto de su ausencia, el momento
titución discursiva diferente de la sofistica en que no ocurrieron (Platón en Siracusa no
-el saber: una mercancía-, quien funda la Aca­ se volvió Mahoma)» (en Foucault, 1983, 5);
demia? Más adelante, «para reto rizar la filo­ ciertamente, no bastarían los arquetipos pla­
sofía», Foucault cree necesario contestar “sí” tónicos del Político, de saber: un paradigma, y
a la pregunta de Roberto Machado de si es de poder: un tejido de hombres, o toda una
preciso destruir la voluntad de verdad (158) ciencia de las formas o la ideas, para haber
(le fou philosophe podía haber contestado que dado a Platón un concepto de historia no del
hay que ser... esquizoides). Origen y no mítica, y haber salvado su inten­
to político en Siracusa, por invitación de Dión
En cuanto a Platón, Foucault es mejor en otros y Dionisio el Joven, del fracaso, para todos
textos. En filiación platónica, inclusive, el ellos.
Theatrum philosophicum, a propósito de la caza
del sofista (y de Sócrates), y, esbozando un
teoría de la historia de la filosofía, la inversión Referencias Bibliográficas
del platonismo:
AUSTIN, J. L. (1970). “Performative Utte­
todas las filosofías, especies de género rances”, Philosophical Papers, 2a. ed. London,
“antiplatónica ” [...] la fílosofía de un discurso Oxford University Press.
en su diferencial platónico [...] un elemento
cuyo efecto de ausencia está inducido en la serie FOUCAULT, Michel (1968). “Nouvelles Ques­
platónica por la existencia de esta nueva serie tions”. Catiers pour LAnalyse. No. 9. Paris: Seuil.
divergente
_______ (1969). La arqueología del saber Méxi­
-la caza del Sofista- co: Siglo XXI.
(yjuega entonces, en el discurso platónico, el
papel de un significante a la vez en exceso y _______ (1970). “Theatrum philosophicum”.
faltando a su lugar), un elemento también del Critique. No. 282, (noviembre) [Hay traduc­
que la serie platónica produce la circulación li­ ción al español].

4 Diogenes Laercio, Vidas, opciones y sentencias de los ñlósofos más ilustres, libro VII, “Crisipo”, 7 ; citado correcta­
mente por Deleuze en Lógica del sentido (1969,19).
5 Herkunft
6 Entstehung
7 Ursprung

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EL MÉTODO DE LA ARQUEOLOGIA DEL SABER

_______ (1975). El orden del discurso. Barce­ Medellín: Facultad de Sociología, Universidad
lona: Tusquets. Autónoma Latinoamericana.
_______ (1973). La verdad y las formas jurídi­ DELEUZE, Guilles, (1969). La lógica del senti­
cas. Barcelona: Gedisa do. Barcelona: Seix Barrai
_______ (1983). “Nietzche, la genealogía y ________ (1968). Differerence et répétition.
la historia”. Revista de sociología. No. 5. (15?). Paris: PUF.

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