Temas de Ética y Política - Gellman

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La Revolución de mayo.

Economía y desigualdad

Jorge Gelman *

El autor analiza la economía en el territorio argentino, antes y después del proceso revolucionario
y su relación con la desigualdad.

Los impulsos que llevaron al proceso revolucionario


El primer tema que quería mencionar es sobre la naturaleza económica o no de los impulsos que
llevaron al proceso revolucionario, es decir si la economía tuvo algo que ver con los factores que
desencadenan el proceso revolucionario. El segundo tema, que está en armonía con la
historiografía y es el tema central cuando uno piensa en la economía y en la historia del proceso
revolucionario, es cuáles son los cambios o las continuidades que se producen en las economías
regionales del territorio argentino alrededor de la revolución, antes y después, si hay cambios, qué
tipos de cambios; referirme a aquello que la historiografía ha hecho, avanzado y qué podremos
decir sobre esos cambios, y si hay tiempo detenerme un poco más, en algo que se ha trabajado
mucho, que he trabajado personalmente y algunos historiadores en los últimos años, que es un
poco la historia del agro-pampeano y bonaerense en particular, que es un territorio historiográfico
que ha sido muy revisado en las últimas dos décadas y media; la llamada expansión ganadera de
la primera mitad del siglo xix, qué significó, cómo, qué cambió en relación a lo que pasó en el
periodo anterior. Y finalmente el cuarto tema, que es un tema que me está preocupando a mí
personalmente en los últimos tiempos, tiene que ver con la relación de todo esto con la
desigualdad, específicamente con la desigualdad económica, en qué medida estos procesos de
cambio o no cambio tiene alguna relación con los procesos distributivos, un tema que releva decir
la importancia que tiene. La importancia que sigue teniendo actualmente y que obviamente está
permanentemente en el discurso de los políticos, porque es un tema obviamente acuciante.
Vamos sin más preámbulos a abordar estos temas.
El primer tema que mencionaba: en qué medida la economía, las demandas económicas tuvieron
que ver con el proceso que termina desencadenando en la revolución de mayo y la constitución de
estados independientes. La historiografía dominante desmerece el diagnóstico económico entre
las causas de la revolución, es un tema que estuvo dentro de la historiografía pero que ha dejado
de estar.

Anales de la educación común / Tercer siglo / año 6 / número 10 / Pensar la política: un desafío en la
tarea de educar / noviembre de 2011
Publicación de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires,
Versión digital del artículo publicado en pp. 189 a 200 de la edición en papel.
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En la actualidad la historiografía considera que las demandas económicas de las poblaciones
americanas y argentinas, en este caso rioplatenses, no están entre las razones que llevaron al
proceso revolucionario. Esta percepción que la economía no es un tema importante para entender
el proceso revolucionario colabora, –entre múltiples impedimentos, pero pienso que es el
fundamental– para desmerecer las causas económicas como una herramienta para explicar el
proceso revolucionario. Mi querido colega y amigo Carlos Chiaramonte, y jefe por otra parte, porque
dirige el instituto para el que trabajo cotidianamente, que es el Instituto Ravignani de la Universidad de
Buenos Aires es un claro exponente de la historiografía dominante. Chiaramonte sostiene que la
revolución no es el resultado de un conjunto de tensiones y de movimientos que se gestaron al interior
de los espacios coloniales, de luchas internas, de presiones y conflictos, sino que es el resultado
eminentemente de la crisis del propio orden metropolitano, es decir del derrumbe de la metrópoli; que
la crisis es el proceso que va a gestar, que va a provocar el desarrollo de movimientos juntistas de tipo
autonomistas y que finalmente continúen un curso que los va a llevar a la constitución de los estados
independientes. Esto que estoy diciendo de manera muy esquemática, muy simplificada es algo que
hoy está, y tiene un consenso historiográfico muy fuerte. Dentro de esta concepción tenemos autores
tan importantes como Chiaramonte; también Tulio Halperín Donghi está sosteniendo que este es el
eje desencadenante del proceso revolucionario.
Historiadores internacionales como Francois Xavier Guerra también insistió mucho en esta idea
sobre si la revolución es el resultado de presiones, de tensiones, de conflictos internos al mundo
colonial o del mundo colonial contra la metrópolis, o si es el resultado de la crisis de la metrópolis,
que terminó generando, favoreciendo, procesos de constitución de juntas.
Como es sabido esta visión historiográfica no fue siempre así, más bien todo lo contrario; las
clásicas historiografías tendieron a pensar la construcción de las historiografías nacionales, los
procesos que llevaron a la constitución de los estados nacionales, como el resultado de fuerzas
que se gestaron internamente dentro de naciones preexistentes, que simplemente aprovecharon
una coyuntura de crisis de la monarquía española para dar el golpe final y terminar constituyendo
un estado nacional de una nación preexistente. Para explicar este proceso obviamente las
razones de tipo económicas jugaron un papel muy importante en las explicaciones
historiográficas.
El antecedente más ilustre que podemos tomar más a mano es Bartolomé Mitre, –que ustedes
saben fue el fundador de la historia y la historiografía nacional– en Historia de Belgrano y de la
Independencia Argentina” dio a la economía y a las tensiones económicas un papel muy
importante para explicar el proceso que había llevado a la constitución de una élite que va a
buscar justamente la independencia en alguna medida por razones de tipo económicas.
Les cito un pequeño párrafo, bastante conocido por otra parte, del prólogo del prefacio a la

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segunda edición de 1859 de “La historia de Belgrano y la Independencia Argentina” de Bartolomé
Mitre, donde explica que revolviendo los papeles del consulado del cual Manuel Belgrano –el
personaje central de su obra– había sido el secretario, llegó a una conclusión fundamental: “había
estado elaborándose la idea revolucionaria a la sombra de los intereses económicos”, es decir que
Mitre descubre a través de la acción de Belgrano en el Consulado cómo las demandas
económicas que se iban generando por el monopolio terminan generando en Belgrano y en otras
personas, esta idea de la necesidad de producir un hecho revolucionario. Este argumento de Mitre
no fue universalmente compartido por los historiadores, aunque sí encontró un eco muy fuerte
sobre todo en historiadores de influencia marxista sobre todo desde Juan B. Justo a Rodolfo
Puiggrós, que pensaron la acción política como el resultado de conflictos, de intereses
económicos, de conflictos de clase y encontraron un curioso antecedente interpretativo en el
fundador de lo que podríamos llamar la historiografía burguesa argentina. Es curioso que la
historiografía marxista, que sigue planteando este tipo de contradicciones como motores
fundamentales del proceso independentista encuentran en Mitre justamente un antecedente
historiográfico en el cual apoyarse y que de hecho citan mucho.
En todo caso las nuevas corrientes interpretativas, Guerra, Halperín Donghi, Chiaramonte, que
enfatizan el factor externo, es decir la crisis del orden colonial, de su monarquía en el contexto
napoleónico, han hecho abandonar la búsqueda de explicaciones internas a una vocación
independentista o autonomista, entre las cuales también estarían las económicas.
[…]
No estoy proponiendo con esto una interpretación alternativa a la que hoy es dominante, con la
cual estoy mayormente de acuerdo, pero sí digo que quizás se ha llegado a un extremo que al
plantear una parte de la lógica de ese proceso histórico se ocultan otras partes que también deben
haber ocupado un papel importante en todo este proceso. Entonces formulo la pregunta clásica,
¿el libre cambio y la lucha contra el monopolio fueron una causa de la independencia americana
Argentina y rioplatense? No estoy seguro. Hay un ejemplo que podría desmentir esto, ustedes
saben que Cuba sigue siendo colonia hasta fines del siglo xix, con lo que la libertad de comercio
no es necesariamente incompatible con la dominación colonial, se puede concebir, se pudo y hay
un caso histórico como el de Cuba, donde la libertad comercial fue compatible con la pertenencia
al imperio español, a la dominación colonial. Sin embargo creo que se puede constatar
históricamente que la disputa por el libre comercio contra el monopolio generó múltiples conflictos,
que el monopolio generó costos que en ciertas coyunturas, para ciertas regiones y para ciertos
sectores debe haber actuado como disparador de la voluntad de modificar el pacto colonial y,
eventualmente, ante la posibilidad de hacerlo, de buscar caminos alternativos a esa sujeción.

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La independencia y su incidencia en la economía
¿En qué medida la independencia modificó las economías regionales del Río de la Plata? Aquí
hay un debate internacional muy importante, es un tema que fue un tema clásico y que hoy vuelve
a estar en la palestra, no diría en el total de los historiadores, porque ustedes saben que la
historiografía económica está muy poco de moda hoy en día, lo que esta en el candelero es la
historia política, la historia cultural.
A mí me sigue pareciendo muy importante la historia económica, sabemos lo que la economía
significa para todos nosotros, ¿no? Me parece muy bien los que hacen historia cultural y política,
han renovado mucho la comprensión de los procesos históricos, pero no hay que olvidar esta otra
parte que es fundamental, es imposible entender los procesos políticos y culturales si no vemos
las relaciones que tienen con esta otra parte, las interrelaciones.
La historia económica se volvió a poner en la palestra porque algunos historiadores, algunos
economistas en los últimos tiempos han planteado lo siguiente: el atraso económico relativo que hoy
tiene América Latina no es el resultado fundamentalmente de lo que ha pasado durante le siglo xx,
tampoco es el resultado fundamentalmente de lo que pasó durante el periodo colonial, sino que el
centro del problema del atraso relativo de América Latina, de las economías latinoamericanas, es de la
segunda mitad del siglo xix. No estoy diciendo que yo acepte este planteo. Estoy diciendo que una
serie de versiones de historiadores económicos, economistas, han estudiado que, en general y
comparando a América Latina con el resto del mundo, hacia el 1800 si pudiéramos calcular el
producto bruto per cápita de América Latina este producto bruto no es menor que el de las economías
ricas del mundo, incluso en algunos casos es mayor. Otro tema es como se reparte, ¿no?, una cosa
es la riqueza global y otra cosa es cómo se reparte.
Hay cálculos poco creíbles, pero hay cálculos que señalan que la renta per cápita de América Latina
hacia 1800 no era peor que la de los países más ricos del mundo, y que el atraso fundamental de
América Latina se da justamente en esta etapa: 1800-1810, fundamentalmente a partir del procesos
revolucionario, en algunos países hasta 1850, 1860, 1870.
Hasta 1860 casi todos los países de América Latina ingresan en un periodo de fuerte crecimiento
económico, es el gran periodo de exportación exitosa en América Latina, con tasas de crecimiento
económico que son incluso superiores en general a las de los niveles de los países principales del
mundo; por lo tanto no esta ahí el atraso. Por eso es muy importante estudiar qué está pasando
en las economías de la primera mitad del siglo xix, que según dicen estas versiones explican el
atraso relativo actual.
En realidad para el caso rioplatense esto parece no ser verdad, es que no se puede hablar de
movimiento económico para el conjunto del territorio argentino y este es uno de los problemas. En
todo caso este discurso de que en la primera parte del siglo xix se produce el atraso relativo

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importante del territorio argentino, no funciona porque, por lo menos para la región pampeana y
fundamentalmente para la provincia de Buenos Aires empieza muy lentamente un procesos de
crecimiento económico que sigue a la revolución.
En todo caso, digamos que en este tema hay dos autores que han sido hitos fundamentales para
cambiar nuestra forma de pensar acerca de cómo fue esa transición para las economías, entre la
colonia y la primera mitad del xix, que cambiaron algo que estaba antes muy presente en la
historiografía, uno es Tulio Halperín y el otro es Carlos A. Assadourian 1 . Estos historiadores son
muy importantes porque ellos discutieron algo que era casi predominante en la historiografía
anterior.
La idea predominante de ese entonces era que entre la colonia y el periodo poscolonial había una
suerte de continuidad en las economías rioplatenses, existía la idea de que desde la llegada de
los españoles a esta región lo que se había desarrollado aquí era una economía de tipo extensiva
ganadera, monoproductora, sobre todo para la región pampeana, pero se generalizó y extendió
esa visión, esa interpretación, para el conjunto del territorio y quedó instalada la idea que desde
los inicios aquí había ganado, que se había criado de manera espontánea con los primeros
ganados traídos por los españoles y que de eso vivía la población, el gaucho, el gran estanciero y
demás; y que por lo tanto desde los inicios lo que caracterizaba la economía colonial era una
economía agroexportadora y monoproductora de cuero; y que después de la revolución esto no
hizo más que incrementarse pero en un continuo, es decir que no hubo un quiebre.
Estos historiadores fueron muy importantes para decir: no, esto no fue así, no simplemente por
capricho, si no que hicieron estudios que pusieron en evidencia que no fue de ese modo.
Assadourian empezó haciendo unos estudios a fines de los 50, principios de los 60 sobre la
economía cordobesa colonial y se dio cuenta que Córdoba tenía una economía que estaba
vinculada de manera casi completa a los mercados interiores y particularmente a los mercados
mineros, a la economía del Alto Perú, abastecía a los mercados alto peruanos. Había un poco de
mercancías de ganado que enviaba a Buenos Aires para exportar, pero eso era mínimo en el
contexto, en el conjunto de la economía cordobesa.
La obra de Assadourian ha sido mucho más influyente, porque ha sido influyente no solamente
para la Argentina, sino para toda la historia Americana, ha fomentado cambios de perspectiva en
toda la historia agraria económica de América Latina y su trabajo es citado y diría que toda la

1
. Carlos Sempat Assadourian nació en 1937 en la ciudad de Córdoba, cursó sus estudios de Historia
en la Universidad Nacional de Córdoba, se exilió en 1966 en Chile, y en 1973 luego del golpe de
Estado a Salvador Allende, alternó sus estadías entre Argentina y México, para quedarse
definitivamente en México

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historia económica que se hizo después de Assadourian parte de Assadourian. No se puede hacer
historia económica de América Latina colonial sin Assadourian. También Assadourian estudió la
historia económica de Córdoba después de la revolución y encuentra que hay un quiebre
fundamental, es decir que no sigue la misma onda económica, que hay una crisis del espacio
colonial común que permitía y favorecía el intercambio hacia el interior de lo que él llama mercado
interno colonial. 2
Assadourian insistió mucho con que ésta era la clave de la economía colonial: todas las
economías se organizaban, inclusive Buenos Aires que parece que siempre estuvo mirando al
Atlántico, tenían como norte económico el interior del espacio. ¿el libre cambio y la lucha contra el
monopolio fueron una causa de la independencia americana Argentina y rioplatense? No estoy
seguro. La élite de Buenos Aires hasta 1810 era una élite preeminentemente comercial, no
estanciera, no eran grandes terratenientes, eran grandes comerciantes cuyo objetivo fundamental
era traer mercancías europeas, ricas de lujo, traer esclavos y repartir esos bienes por todo el
virreinato para recoger la plata que se había diseminado por todo el espacio, porque todas las
regiones producían bienes para Potosí. Potosí les mandaba plata a las regiones entonces ¿los
que comerciaban qué hacían?: traer esclavos y mercancías europeas para todas las regiones,
recoger esa plata que se había ido por todos lados y reconcentrarla en Buenos Aires para reenviarla
y comprar más esclavos, eso eran las élites de Buenos Aires a fines de la colonia, no eran élites
ganaderas extensivas. Y eso se quiebra luego de la revolución, porque se quiebra la minoría, se
quiebra ese espacio común de intercambio que había en el periodo colonial y empieza otra cosa,
una cosa complicada, y no a todos les va ir bien.

Cambios económicos: división internacional del trabajo


Propongo esta visión que Halperín también planteó, hay un trabajo fundamental suyo que se llama
La expansión ganadera de la campaña de Buenos Aires, trabajo básico de los años 60 donde
plantea también un poco esta idea para Buenos Aires: no hay un gran desarrollo agrario, la
frontera de Buenos Aires hasta 1815 o 1820 es el río Salado, no existe todavía lo que se llama el
corredor porteño, no hay prácticamente extensión ganadera y esto en parte se explica porque a
nadie le interesaba demasiado, porque los negocios iban por otro lado, lo importante era asegurar
el camino al Perú, no tanto la explotación de la campaña de Buenos Aires .
Luego de la revolución esto cambia radicalmente, es decir que a partir de ese momento cuando
entra en crisis la minería y el comercio interior del virreinato, aparece esta nueva oportunidad para
Buenos Aires que es justamente la expansión ganadera. Gracias a que está entrando en crisis

2
Chiaramonte no está de acuerdo con este concepto básico de mercado interno colonial, él plantea
que es un concepto equivocado en el marco del periodo colonial.

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toda esta economía interior aparece un nuevo motor de la economía, poderosísimo, internacional,
que es la revolución industrial y la nueva división internacional del trabajo que esta provoca.
Aparece este nuevo motor para la economía internacional que genera esta división internacional
del trabajo, favorecida también por la revolución en los transportes.
Tenemos una revolución en los transportes en dirección a la navegación a vapor, la mejora en los
barcos a vela también, pero estaríamos muy lejos todavía de la expansión del ferrocarril. Es así
que los transportes terrestres siguen siendo carísimos, en cambio hay una baja muy fuerte en los
fletes marítimos y fluviales que hacen justamente convertir al Atlántico en un lago y acercar a
todos los que están cerca de esas costas, entonces eso favorece lo que se llama división
internacional del trabajo; un tema clásico de la historia económica mundial.
Es decir, los países que se industrialicen, rápidamente rebasarán la capacidad de consumo de sus
poblaciones y buscarán un mercado mundial al que abarrotar de bienes industriales y a la vez se
generará una gran demanda de materias primas y de alimentos. Esto favorece un proceso de
crecimiento económico muy fuerte; hay una mejora sustancial y prolongada para el Río de la Plata, es
un fenómeno que los economistas llaman términos de intercambio del comercio exterior,
En realidad lo que está pasando en el exterior con los bienes que produce o que es capaz de
producir Buenos Aires y el Litoral, es que los bienes que ellos venden en Londres, en
Ámsterdam, en realidad no están subiendo de precio, el precio está más bien estancado, tiende
a ser estancado; sin embargo bajan vertiginosamente los precios de los bienes industriales.
Entonces quiere decir que mejoran considerablemente los términos de intercambio, la capacidad
de compra de la economía local, y esto es una reforma fundamental para estimular el comercio
en Buenos Aires.

Desigualdad regional
El problema es que esta mejora en los términos del intercambio solo funcionará bien para algunas
regiones, para otras fue más bien una catástrofe del territorio americano y aún del territorio
argentino. Para Buenos Aires evidentemente fue un milagro porque le permitió aprovechar los
recursos que tenía, que era la tierra y ahí se produce esa expansión en la frontera para no tener
que recurrir a aquello que en el momento de las guerras de revolución era muy escaso, que era el
capital y el trabajo.
Esto de las guerras de toda la mitad del siglo xix también tiene efectos sobre las economías,
desaparecen los capitales, porque los que gobiernan necesitan la plata para la guerra entonces no
hay capital para invertir, tampoco había capitales internacionales, hubo apenas esa pequeña
pausita que duraron los empréstitos británicos, que se fueron al diablo en cuatro o cinco años;
después no hubo más capitales internacionales para invertir, por lo tanto había que realizar

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actividades que no requirieran grandes inversiones de capital, porque el capital estaba en la
guerra y tampoco un trabajo muy intensivo porque los varones jóvenes–que es el principal centro
del mercado de trabajo para las tareas agrarias– estaban en la guerra. 3
En este contexto por lo menos las únicas cosas que se pueden hacer bien son las que requieren
poco capital, poco trabajo; que necesitan por lo tanto mucha tierra barata, y eso es lo que logra
Buenos Aires con la expansión de la frontera fabulosa que se realiza en las primeras décadas que
siguen a la revolución, en tanto hay otras regiones que no pueden hacerlo, no pueden hacerlo por
muchas razones, una de ellas es que carecen los Estados de recursos para proveer.
Hay regiones que geográficamente están inhabilitadas para desarrollar una explotación extensiva
ganadera, pero hay regiones que evidentemente pueden, pero por otras razones no pueden llevar
a cabo expansiones en la frontera, justamente no sería el caso de Córdoba. Uno podría
imaginarse a Córdoba como una provincia que hoy está a la vanguardia de la actividad agraria,
pero la vanguardia de la actividad agraria cordobesa se da en una zona que en el período colonial
no estaba ocupada por los españoles, y menos por los criollos, sino que estaba en manos de
grupos indígenas que mantenían el control del territorio.
Córdoba no puede emprender la expansión de esa frontera entre otras cosas porque no tiene
recursos fiscales, el Estado no tiene recursos para emprenderla, para poder formar ejércitos, para
avanzar sobre esa frontera, de todas maneras. Córdoba aún si hubiera hecho la expansión de esa
frontera, tenía un problema fundamental que es el problema en los transportes terrestres, es decir
Córdoba está lejos del puerto, Buenos Aires está al lado.
Córdoba está lejos del puerto y como todavía no tenemos ferrocarriles esto inhabilita o dificulta
muchísimo que las provincias interiores del territorio argentino puedan verse beneficiadas por esa
corriente poderosa que es el atractivo de esa mejora en los términos de intercambio, no solamente que
les es muy difícil aprovechar a favor esa mejora en los términos de intercambio para poder trasportar por
el Atlántico bienes que ellos pudieran producir, sino que incluso se ven perjudicadas porque un conjunto
de bienes que ellas podían vender en algunos mercados interiores y van a empezar a entrar en
competencia con bienes que están llegando justamente por el Atlántico, ahora de manera masiva.
Por ejemplo una de las pocas cosas que Córdoba vendía en Buenos Aires eran tejidos de lana,
ponchos y mantas cordobeses que las familias campesinas cordobeses, las mujeres cordobesas4
producen con una enorme fuerza bienes que usaban para su consumo familiar y se vendían en los

3 No estoy diciendo que la mujer no tenga participación, pero es claro que son los varones
jóvenes una parte fundamental en el trabajo agrario.
4 En este caso las mujeres más que los varones, aunque los varones participaban también
intensamente en la actividad textil.

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mercados y esta venta se hacía fundamentalmente en el mercado de Buenos Aires, que se había
convertido ya en una ciudad muy importante, un gran mercado de consumo, donde las familias
cordobesas que llevaban los ponchos lograban vender en ese mercado. Y lo que vemos a medida que
avanza el siglo xix es que los cordobeses siguen vendiendo ponchos en Buenos Aires pero esos
ponchos valen cada vez menos, porque Buenos Aires es inundada por ponchos traídos de
Manchester. Las fábricas inglesas fabrican ponchos a unos precios que son absolutamente más bajos
que los de Buenos Aires y logran desplazar a los ponchos cordobeses.
Podemos observar que al final para la Argentina –pero creo que esto es válido para toda América
Latina– la primera mitad del siglo xix no es ni un periodo de crecimiento económico ni un periodo
de crisis económica, es las dos cosas. Es esencialmente un periodo de enorme divergencia
económica.
Es decir que el imperio colonial como norte de todas las regiones, eran los mercados interiores y
sobre todo el centro minero, cuando al centro minero le iba mal a casi toda las regiones les iba
más o menos mal y viceversa, es decir que se iba para un mismo lado, con alguna excepción
¿no? siempre hay situaciones excepcionales. Pero digamos que mayormente puede observarse
que durante el periodo colonial a todas las regiones les iba más o menos bien o más o menos mal
y eso permitía mantener un cierto equilibrio interregional. De hecho también hacia 1810 Córdoba
seguía siendo el centro económico, demográfico e incluso cultural del Río de la Plata, pese a que
Buenos Aires ya era la capital del virreinato, Córdoba en 1810 tiene todavía más población que
Buenos Aires.
Esto va a cambiar radicalmente después de 1810. Es decir que va a haber algunas regiones que les
va a ir mal, algunas que les va a ir muy mal, otras que les va a ir bien y algunas que les va a ir muy
bien. Entonces lo que se va a producir es una desigualdad regional fenomenal.
En el puerto argentino se produce un proceso, que incluso se extiende hasta hoy, de concentración de
población y de los recursos, de los recursos culturales, en la región metropolitana, sobre todo en
Buenos Aires, que es a la que le va mejor. Porque Entre Ríos y Santa Fe, tienen condiciones
ecológicas y similares geográficas, ya que están al lado de un río y los fletes hidrográficos son baratos y
también podrían haber tenido un crecimiento muy parecido al de Buenos Aires; lo tienen pero mucho
más tardíamente. Inciden dos factores: las guerras de la primer y la segunda parte del siglo xix, que
afectan muchísimo más a Santa Fe y Entre Ríos que a Buenos Aires, –eso es una enorme ventaja para
Buenos Aires– y el otro es el control del puerto. Buenos Aires controla el puerto, controla la aduana y
cuenta con un montón de recursos gigantescos que le permiten hacer un montón de cosas, entre ellas
la expansión fronteriza que le permite la expansión ganadera.

Expansión ganadera y desigualdad social

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Acerca de la expansión ganadera de la primera década del xix hay una idea clásica: hubo muchas
etapas en la investigación de cómo pensar ese fenómeno para Buenos Aires. Cuando nos dimos
cuenta que en la colonia no había grandes estancieros, que el mundo agrario-colonial bonaerense
era un mundo de pequeños y medianos productores y propietarios, y que los grandes propietarios
eran muy humildes realmente –comparado con lo que va ser después– aparece entonces la idea de
que la clase terrateniente bonaerense y argentina se constituyó después de la revolución, con la
expansión ganadera.
Tenemos datos muy fuertes que muestran cómo se constituyen grandes extensiones territoriales,
grandes fortunas con enormes territorios, cientos de miles de cabezas de ganado; los nombres de
todas, de casi todas las estaciones de trenes de nuestra provincia llevan el nombre de los que se
hicieron propietarios de esas tierras, empezando por Ezeiza, Dorrego; grandes propietarios que se
constituyen en este momento.
Esto habría implicado la crisis de ese mundo rural colonial de pequeños y medianos productores y
propietarios, el fin de esa producción que no era solo ganadera sino ganadera-agrícola y orientada a
mercados interiores.
En un libro que hicimos con mi colega Daniel Santilli: De Rivadavia Rosas, desigualdad y
crecimiento económico, presentamos un estudio muy detallado y serio, mostrando que hay un
desarrollo económico, hay un crecimiento económico de los más ricos, y que sin embargo no
empeora la desigualdad, es decir que no crece en plena etapa de Rosas.
¿Cómo sucede este milagro de que crecen los ricos y sin embargo no empeora la desigualdad?
Porque también crecen mucho los pequeños y los medianos, es decir que la expansión de la
frontera permite que, además de que crezcan los ricos, crezcan mucho los pequeños y los
medianos, y eso termina compensando en el promedio la distribución de la requiera global en esa
sociedad, es decir que el crecimiento económico de Buenos Aires es un crecimiento económico
inclusivo; no sé si es la palabra exacta, pero es un crecimiento que no es en contra de los de
abajo, sino que permite que crezcan los de arriba, pero también los de abajo. Además cuando
llegamos a estas conclusiones nos pusimos muy contentos con Daniel Santilli porque además
tiene consecuencias políticas, con conclusiones políticas muy interesantes para lo que nos ha
pasado en los últimos tiempos. Ustedes recordaran la idea de los años 90, que tiene que ver con
teorías económicas muy fuertes. Les nombro una que tal vez les diga algo, Simón Kuznets,
inventó una cosa que es muy fuerte en la teoría económica que se llama la V invertida: en el
desarrollo capitalista moderno cuando se produce el momento de crecimiento económico, el
despegue, necesariamente se produce un proceso de creciente desigualdad, aunque llega un
momento, mas o menos lejano, que hay que dejar que haya una buena concentración de la
riqueza en el que se dan las inversiones necesarias para el crecimiento económico, hasta que en

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un momento determinado esto empieza a moderarse –por eso lo de la V invertida– y las
desigualdades empiezan a bajar.
Esta teoría fue muy discutida dentro de la historia económica y en lo 90 nos dijeron esto, nada más
que mucho más berreta, que fue la teoría del derrame: hay que dejar que los ricos se enriquezcan,
que se llenen de plata porque ellos son los que van a hacer las inversiones que permitirán el
crecimiento económico, después vendrá el derrame –que por supuesto nunca llegó– ahí vino la
crisis.
Lo que este ejemplo nos mostró, es que por lo menos en ciertas circunstancias históricas, obviamente
no en todas, el crecimiento económico es compatible con un reparto de esa riqueza relativamente,
siempre hay desigualdad, pero un reparto de la riqueza en términos comparativos relativamente
razonables.
¿A quién benefició la expansión ganadera? Benefició a todos los que estaban en la sociedad
criolla. Obviamente no benefició a los indígenas que estaban del otro lado, eso es evidente. En
síntesis si hay un gran perdedor de todo esto son los indígenas que habían logrado defender
exitosamente una enorme porción de territorio durante tres siglos, o dos siglos y medio, y que en
este momento empezaron a empujados para otro lado, igual esto no termina en la época de
Rosas, hay que ir hasta los 80; tiene el primer empujón importante en esta época y es evidente
que ahí tenemos un perdedor. Pero dentro de la sociedad porteña, creo que la expansión
benefició a todos.

Nota
Este texto reproduce la disertación que Jorge Gelman presentó el 16 de octubre de 2009, durante el Tercer
Encuentro de Pensamiento Político realizado en el Salón René Favaloro del Jockey Club de la ciudad de La
Plata.

* Doctor en Historia. Profesor titular de Historia Argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA e investigador
principal de Conicet en el Instituto Ravignani. Especialista en historia rural y económica. Entre la gran cantidad de artículos
y libros publicados, fue autor de Rosas bajo fuego. Los franceses, Lavalle y la rebelión de los estancieros y compilador de
La Historia Económica Argentina en la encrucijada. Balances y perspectivas.
Anales de la educación común / Tercer siglo / año 6 / número 10 / Pensar la política: un desafío en la
tarea de educar / noviembre de 2011
Publicación de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires,
Versión digital del artículo publicado en pp. 189 a 200 de la edición en papel.
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Anales de la educación común / Tercer siglo / año 6 / número 10 / Pensar la política: un desafío en la
tarea de educar / noviembre de 2011
Publicación de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires,
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