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Fulvio Attina, Sist. Politico Internacional, Intro A Las RRII

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Fulvio Attina, El sistema político global.

Introducción a las relaciones


internacionales.
Dos modos de entender el mundo y la política
En el sistema mundial existen un conjunto de reglas e instituciones, que organizan y otorgan
continuidad a las formas en que los Estados y otros sujetos del sistema regulan sus relaciones,
disciplinando el uso de los bienes y valores comunes.
En las RRII existen varios paradigmas. Según Beligni, al analizar la política interior de los Estados,
ha esquematizado las diferencias entre el paradigma cooperación- competitivo, donde el objetivo
de la política es mantener un orden distributivo mediante la vía consensual, y el paradigma
conflictivo que tiene como objetivo perseguir y ejercitar el poder institucional, que otorga, al que
ostenta la facultad de utilizar los bienes y de regular los procesos del sistema para beneficio
propio. En el primer caso, las instituciones políticas instrumentan la cooperación, la integración y
la unificación social, mientras que en el segundo funcionan como agentes coercitivos. Esta
dicotomía de la política también se aplica a la política internacional.

Existen en las RRII tres enfoques metodológicos de análisis científico: el estatocéntrico, que se
basa en la voluntad y las características de los estados y de los otros sujetos de la política
internacional, así como de sus objetivos y capacidades de acción; en el enfoque del sistema, el
carácter estructural que tienen las relaciones fundamentales que existen entre los sujetos de un
sistema, tiene posiciones reciprocas estables que determinan sus relaciones y sus
comportamientos; el enfoque estructuracionista plantea la superación de los otros enfoques. En
este caso los Estados no se pueden concebir fuera de la estructura global de que la que forman
parte, y esta a su vez no existe independientemente de la voluntad de las actividades de sus
sujetos.
Podría decirse que su funcionamiento depende tanto de las regla como de las instituciones que
organizan estructuralmente las relaciones de sus sujetos, como de las acciones de sujetos que
intencionadamente no se tienen en cuenta o pretenden modificar las reglas y las instituciones
El sistema político internacional
no dispone de un gobierno
formal, pero si de una
actividad de gobierno basada
en reglas e instituciones
organizativas que
determinan el comportamiento de
los Estados y de los otros sujetos
del sistema sin
impedir, de todas maneras,
comportamientos no
determinados por las
organizaciones
El sistema político internacional
no dispone de un gobierno
formal, pero si de una
actividad de gobierno basada
en reglas e instituciones
organizativas que
determinan el comportamiento de
los Estados y de los otros sujetos
del sistema sin
impedir, de todas maneras,
comportamientos no
determinados por las
organizacione
El sistema político internacional
no dispone de un gobierno
formal, pero si de una
actividad de gobierno basada
en reglas e instituciones
organizativas que
determinan el comportamiento de
los Estados y de los otros sujetos
del sistema sin
impedir, de todas maneras,
comportamientos no
determinados por las
organizacione
sistema político internacional no
dispone de un gobierno formal,
pero si de una
actividad de gobierno basada
en reglas e instituciones
organizativas que
determinan el comportamiento de
los Estados y de los otros sujetos
del sistema sin
impedir, de todas maneras,
comportamientos no
determinados
El sistema político internacional, no dispone de un gobierno formal, pero si de una actividad de
gobierno basada en reglas e instituciones organizativas que determinan el comportamiento de
los estados y de los otros sujetos del sistema sin impedir, de todas maneras, comportamientos
determinados por las organizaciones.
La política del conflicto en el mundo de la desigualdad
En este paradigma se considera que las reglas e instituciones de la política están
determinadas por las diferencias de poder entre los Estados. Esta concepción de la política
internacional tiene su centro en la condición de inseguridad recíproca de los Estados, que nace por
la desigualdad de recursos y capacidades con las que cuentan cada uno de ellos para funcionar en
la escena internacional, para materializar sus propios intereses, que puede perseguirlos, si es
necesario, utilizando la fuerza militar. El Estado debe tender a la acumulación de poder para
sentirse seguro. En el análisis de la política internacional este paradigma se identifica con las
teorías realista.

Las teorías realistas y neorrealistas


Según Morgenthau y Wight, en un sistema internacional de sujetos soberanos y desiguales, cada
Estado puede sobrevivir y realizar sus intereses solo si funciona como garante de sí mismo. Por
esta razón la política internacional se basa en la búsqueda de poder, porque solo con el poder
militar el Estado puede sobrevivir y realizar sus intereses nacionales.
Frente a los intereses nacionales de los Estados más poderosos, las instituciones internacionales
tienen una eficacia limitada. La organización de las relaciones internacionales se basa en las reglas
dictadas por los Estados más poderosos.
Los intereses nacionales se pueden cumplir sin recurrir a los choques de las instituciones bélicas.
Esta prudencia de cálculos se debe a la distribución de poder entre los más poderosos, es lo que
los realistas llaman “Equilibrio de poder”, es decir la organización jerárquica de las RRII mediante
reglas operativas acordadas entre las grandes potencias, para gestionar conflictos de intereses lo
más pacíficamente posible.
Los realistas se refieren al concepto de poder como algo mensurable. En general los recursos o
base del poder nacional son aquellos atributos que hacen de los estados una potencia, por
ejemplo la cantidad de recursos del territorio, la calidad de la población, la industria y la economía,
las FFAA y la capacidad estratégica.
La influencia permite que un Estado obtenga un resultado o induzca a otro Estado a comportarse
de la manera que aquel desea, aplicando para ello la diplomacia, o la ideología. El concepto de
esfera de influencia se refiere a la pérdida de autonomía o de soberanía de los Estados sometidos
a la esfera de influencia de la gran potencia.
Las configuraciones de fuerza de las relaciones internacionales son dos, el sistema multipolar y el
bipolar. Aron clasifica los sistemas internacionales también como sistemas homogéneos y
heterogéneos, según los Estados obedezcan a la misma concepción política o se remitan a valores
políticos contrapuestos.
El enfoque metodológico de los primeros realistas ha sido considerado reduccionista, porque no
tiene en cuenta la dimensión sistémica en la que están inmersos, ni los efectos de determinación
sobre la conducta internacional, derivados de la estructura que asume el contexto relacional que
ellos mismos conforman.
La utilidad teórica del enfoque sistémico estructural fue recuperada por Waltz, que definió la
estructura del sistema internacional en términos de distribución de poder y de cálculo económico-
racional. Considera una distribución de poder centralizada, donde el sistema está gobernado por
una autoridad central, que impone un orden jerárquico que puede asumir una naturaleza formal
con instituciones gubernamentales. En la distribución del poder difuso, a ningún sujeto se le asigna
el rol de autoridad y el sistema es en consecuencia anárquico, esto no quiere decir que carezca de
orden, existen incluso roles de autoridad, aunque no emergen súbitamente y no de manera
formal.

El problema del cambio del sistema fue abordado por la escuela del orden internacional, que
postula que la guerra es el momento del juicio entre sujetos soberanos y desiguales, puesto que
están dispuestos a soportar las diferencias de poder.
Puesto que el orden deviene de la guerra, los Estados o el Estado vencedor son quienes definen el
sistema y quienes actúan como garantes del orden.
En cuanto al equilibrio de poder que postulan los realistas, lo neorrealistas como la escuela del
orden internacional han realizado un cambio radical de la perspectiva metodológica, pasando del
enfoque estatocéntrico al sistémico. Los factores que se encuentran en la base de la organización
y en el rol jerárquico ejercido por algún estado siguen siendo los militares.
Estos presupuesto teóricos, donde el poder militar ocupa un lugar central, son concepciones
intelectuales arraigadas al pasado que poco tienen que ver con el presente.

Las teorías de la hegemonía y de la interdependencia


La perspectiva que interpreta la organización internacional a partir de modelos de hegemonía
política-económica, ejercida de manera estable por un solo Estado se encuentra originariamente
en el análisis de política económica de Kindlerberg, en la teoría de la interdependencia y del poder
de Keohane y Nye, luego transformada por Keohane y otros en la teoría de los regímenes
internacionales.
En estas teorías se contemplan una pluralidad de factores relevantes, pues el Estado hegemónico
está en situación de controlar las relaciones sistémicas, en lo político- militar o en lo económico y
social. Esto deriva en el reconocimiento de la existencia de una dimensión económica
internacional que interactúa con lo político-militar y debe ser organizada. Eso lo diferencia de los
realistas que obvian incluir en sus explicaciones el factor económico, tampoco los sistémicos-
estructurales lo tuvieron en cuenta, que parten del supuesto que el sistema internacional no existe
en si, sino que las relaciones entre Estados le da vida al sistema, y que la autoridad surge producto
de una guerra.
El orden político y económico establecido por la potencia hegemónica se deteriora a causa de
los beneficios marginales de la propia expansión económica de la potencia hegemónica, que
hacen salir a la superficie los costos que esta debe mantener para sostener el orden
establecido. Al mismo tiempo crece el poder militar de otras potencias que reclaman un orden
diferente del sistema y asumen un rol desafiante. El sistema finalmente se precipita en una
guerra, cuyo resultado designa a la nueva potencia hegemónica y su nuevo orden.
La teoría del orden y otras teorías hegemónicas le dan importancia a las guerras, que producen
cambios políticos radicales en el sistema. El vencedor en la guerra lo es no solo por lo militar
también por lo económico.

La ampliación de los factores que se ponen en juego respecto a las otras teorías se debe a la
importancia que se le da a las transformaciones producidas por la revolución industrial y a la
naturaleza de la Pax Británica fundada en el libre comercio. Para mantener el rol de potencia
global, un Estado debe tener, no solo capacidad militar y económica-financiera, sino también
tecnológica-industrial, que le permita controlar la gestión de los diversos regímenes que
componen la interdependencia global, así como la capacidad cultural e ideológica que le sirve
para construir consenso sobre principios organizativos del sistema respetando la individualidad de
los sujetos participantes.

El debate sobre el imperialismo se desarrollo después de la segunda revolución industrial. El


término en aquel momento servía para explicar la expansión de los Estados industrializados para
hacerse de recursos en otras latitudes. En este inicio del debate confrontaron las corrientes
marxistas y liberal. La primera señalaba que el imperialismo era una etapa del capitalismo
monopolista moderno, y el segundo expresaba que el imperialismo era consecuencia del exceso
de producción y de la concentración del capital y de la competencia del beneficio.
El debate sobre el imperialismo no se acabo con la caída de los regímenes coloniales, porque se
acuñaron otros términos para explicar el mismo fenómeno.
Para la teoría centro-periferia y otras similares, la estratificación es ahora mayor que en el pasado
y que ello ha asumido una naturaleza estructural estable.
Los Estados que adoptan un rol hegemónico, no puede asumir por completo el manejo del
sistema por la complejidad económica del mismo y por el surgimiento de otras potencias, que le
son competitivas. El Estado hegemónico empieza a perder su ventaja competitiva por la
transferencia misma de ciertos beneficios y adelantos económicos, que el avance productivo
genera, hacia otras áreas periféricas, reduciendo de esta manera su tasa de ganancia, que
ahora se traslada hacia las áreas marginales, debilitándola.
En el caso de Cox, este utiliza la definición gramsciana de hegemonía, es decir el dominio y
supremacía de un sujeto social (Estado o clase) que instaura un orden basado en el consenso de
los otros sujetos fundado en una ideología y en la satisfacción de sus intereses. Las diferentes
clases dominantes en sus respectivos estados establecen lazos entre ellas en pos de sus intereses
de clase, constituyendo un bloque histórico que internacionaliza los aparatos y las políticas de los
Estados, adaptándose al orden mundial en virtud de sus vínculos de clase dominante y no por la
presión militar o financiera del Estado.
En el análisis de Cox los sistemas hegemónicos de la historia moderna son dos: la Pax Británica y la
Pax norteamericana.
El concepto de hegemonía de estas teorías tiene una pluralidad de connotaciones pero sin lugar a
dudas prevalece el ligado a la economía.
Kehone y Nye parten de que los Estados contemporáneos aceptan el rol clave de la
interdependencia en lo económico y se esfuerzan por desarrollar sus propios aparatos
organizativos para transformar en factores de poder su capacidad de influir en esta.
La interdependencia compleja nace del hecho de que existe una pluralidad de canales de
relación entre los Estados y sus sociedades. Los Estados se relacionan por múltiples canales
(ministerios, agencias, o gobiernos locales), cada uno de ellos goza de una autonomía
considerable. Las relaciones internacionales se dan también entre sujetos no estatales o
privados, que directamente o indirectamente implican al propio estado. En esta situación de
interdependencia, el uso de la fuerza se hace difícil o contraproducente.
El poder internacional no es solo la capacidad militar, sino también la capacidad de gestionar
situaciones de interdependencia e imponer a los otros sujetos intercambios que minimicen su
propia vulnerabilidad.

El mundo de la igualdad y la política de la cooperación.


Este paradigma se forma en el mismo momento que el anárquico, en las obras de estudiosos como
Grocio y Pufendorf, que entendían el sistema de monarquías recién constituido como un sistema
de soberanías estatal inclinado a reconocer recíprocamente la legitimidad de la otra parte a existir
y a disfrutar las ventajas de unas reglas y transacciones racionales y pacíficas.
En este paradigma se le da importancia a la existencia de un marco de normas sociales, morales y
jurídicas que presuponen la existencia del consenso entre los Estados.
En la base de esta visión se encuentra una concepción de una naturaleza humana guiada por
principios morales que son innatos.
Entre los Estados se produce un volumen considerable de interacciones e intercambios regulados
por convenciones paritarias voluntariamente aceptadas por todos. Este tipo de pensamiento tiene
raíz kanteana.

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