Constitución 8°

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IE Inmaculada Concepción

Sede José Eusebio Caro


Segundo periodo
Constitución Política
Grado 8°
Lic. Juan J. López Z.

DERECHOS HUMANOS
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

¿Qué es la Declaración Universal de los Derechos Humanos?


La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) es un documento que sirve de plan
de acción global para la libertad y la igualdad protegiendo los derechos de todas las personas
en todos los lugares. Fue la primera vez que los países acordaron las libertades y derechos
que merecen protección universal para que todas las personas vivan su vida en libertad,
igualdad y dignidad.
La Declaración contiene 30 derechos y libertades que pertenecen a todas las personas y que
nadie nos puede arrebatar. Los derechos que se incluyeron siguen siendo la base del derecho
internacional de los derechos humanos. Actualmente, la Declaración sigue siendo un
documento vivo. Es el documento más traducido del mundo.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos es un documento que marca un hito en la
historia de los derechos humanos. Elaborada por representantes de todas las regiones del mundo
con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, la Declaración fue proclamada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su (Resolución 217 A (III))
como un ideal común para todos los pueblos y naciones. La Declaración establece, por primera vez,
los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero y ha sido traducida
a más de 500 idiomas. La DUDH es ampliamente reconocida por haber inspirado y allanado el
camino para la adopción de más de setenta tratados de derechos humanos, que se aplican hoy en
día de manera permanente a nivel mundial y regional (todos contienen referencias a ella en sus
preámbulos).

¿Por qué se crearon los derechos humanos y cuándo se firmó la Declaración Universal
de los Derechos Humanos?
La DUDH fue adoptada por las Naciones Unidas (ONU), que acababa de establecerse, el 10
de diciembre de 1948 como respuesta a los “actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de
la humanidad” cometidos durante la Segunda Guerra Mundial. Su adopción reconocía que los
derechos humanos son la base de la libertad, la justicia y la paz.

El trabajo sobre la DUDH comenzó en 1946, con un comité de redacción integrado por
representantes de una gran diversidad de países, entre ellos Estados Unidos, Líbano y China.
El comité de redacción se amplió posteriormente para incluir a representantes de Australia,
Chile, Francia, Reino Unido y la Unión Soviética, lo que permitió que el documento se
beneficiara de aportaciones de Estados de todas las regiones y de su diversidad de contextos
religiosos, políticos y culturales. Después, la Declaración fue debatida por todos los miembros
de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y, finalmente, fue adoptada por la Asamblea
General en 1948.
Versión inglesa de un cartel que representa la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La Declaración fue adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en su resolución 217 A III, de 10 de diciembre de 1948.

¿Qué dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos?


La Declaración Universal de los Derechos Humanos marca un hito. Por primera vez, el
mundo tenía un documento acordado globalmente que señalaba que todos los seres humanos
son libres e iguales con independencia de su sexo, color, creencias, religión u otras
características.

Los 30 derechos y libertades contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos


incluyen el derecho a no ser sometido a tortura, el derecho a la libertad de expresión, el derecho
a la educación y el derecho a buscar asilo.
La Declaración incluye derechos civiles y políticos, como los derechos a la vida, a la libertad y
a la vida privada. También incluye derechos económicos, sociales y culturales, como los
derechos a la seguridad social, la salud y a una vivienda adecuada.

Derechos de Primera, Segunda y Tercera Generación


Es una categorización de derechos que identifica diversas oleadas de reconocimiento
histórico de los mismos.
Es una categorización de Derechos Humanos que identifica diversas oleadas o generaciones
de reconocimiento histórico de los mismos.
Los Derechos de primera generación, son derechos civiles y políticos de carácter individual.
Surgen con Ilustración, con el proceso revolucionario de independencia de las colonias
británicas en Norteamérica y con la Revolución Francesa. Estos derechos imponen al Estado
la obligación de respetar ciertas libertades fundamentales a cada uno de los ciudadanos, como
el derecho a la vida, la integridad física, la libertad, la igualdad ante la ley, la prohibición de la
tortura, la libertad religiosa, entre otros.
Los Derechos de segunda generación, son derechos económicos, sociales y culturales. Están
fundamentados en las ideas de igualdad y acceso garantizado a bienes, servicios y
oportunidades económicas y sociales fundamentales para procurar la mejor condición de vida
de las personas. Estos derechos implican al Estado como medio para satisfacer algunas
necesidades materiales de los ciudadanos. Entre estos derechos están el derecho a una
adecuada calidad de vida, el derecho al trabajo, el derecho de pertenecer a un sindicato, el
derecho a la salud, el derecho a la seguridad social y a la educación.
Los Derechos de tercera generación, son los Derechos de los Pueblos o de Solidaridad. Surgen
a partir de la segunda mitad del siglo XX.. Se refieren a los derechos colectivos de las personas
o de la sociedad y comprenden derechos de paz, de desarrollo y de protección al medio
ambiente, tales como el derecho al desarrollo sostenible, el derecho a la paz, el derecho al
medio ambiente sano, derechos de los consumidores, o la protección frente a la manipulación
genética. La aparición de estos derechos se debe a la necesidad de cooperación entre grupos
y naciones para afrontar problemas globales.
Los derechos humanos de primera generación (en inglés: first-generation human rights) son
derechos individuales que corresponden con los derechos civiles y políticos[1], surgieron con la
Ilustración, con el proceso revolucionario de independencia de las colonias británicas en
norteamércia y con la revolución francesa. Estos derechos imponen al Estado la obligación de
respetar ciertas obligaciones hacia los ciudadanos, como el derecho a la vida, la integridad
física, la libertad, la igualdad ante la ley, la prohibición de la tortura, la libertad religiosa[2],...
Los denominados derechos humanos de primera generación, los derechos civiles y políticos
(libertad de credo, libertad de expresión, derecho de voto, derecho a no sufrir malos tratos, etc.).
Son derechos que reconocen la autonomía y libertad frente al Estado, lo que plantean estos
derechos humanos es la no interferencia del Estado en la vida de los ciudadanos y ciudadanas.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y la Declaración de los
Derechos del Hombre y el Ciudadano (1789) son dos de los primeros documentos donde son
reconocidos derechos civiles y políticos.
La convencional división de los derechos humanos en tres generaciones responde al
progresivo reconocimiento histórico que los derechos humanos han tenido; no obstante, los
derechos humanos se consideran indivisibles, interdependientes y todos con igual importancia.
El impulso del liberalismo progresista plasmó la declaración de estos derechos en los
preámbulos de las constituciones de los Estados nacionales durante el siglo XIX, favoreciendo
así la extensión de los derechos civiles y políticos.
Estos derechos quedan compendiados en el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1966.
Algunos derechos de primera generación son:
 Libertad de expresión, libertad de asociación, derecho a un debido proceso y libertad
religiosa.
 Todas las personas tienen los derechos y libertades fundamentales sin distinción de
raza, color, idioma, posición social o económica.
 Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad jurídica.
 Los hombres y las mujeres poseen iguales derechos.
 Derecho a una nacionalidad a una nacionalidad.
 Derecho de asilo en caso de persecución política.

Qué es el derecho a la vida


El derecho a la vida se define como el derecho que tiene todo ser humano a no ser
privado de la vida y su dignidad de manera alguna, es decir, es el derecho universal de
vivir la propia vida.

El derecho a la vida está consagrado en el artículo 3º de la Declaración Universal de


los Derechos Humanos promulgada en 1948, el cual dictamina que:
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad”.

Se supone que los Estados y las diversas instituciones sociales tienen el deber
de proteger, respetar y garantizar la vida de los seres humanos en toda
circunstancia. Esto no se limita solo a evitar la muerte y el asesinato, sino a fomentar
condiciones óptimas para el desarrollo de una vida digna.
En virtud de esto, se considera una violación del derecho a la vida todo intento
deliberado por dañar, lastimar o privar de la vida a una persona.

El derecho a la vida ha inspirado y fundamentado la mayor parte de tratados


internacionales y constituciones del mundo desde su promulgación, ya que tiene
implicaciones diversas. Entre ellas:

 el derecho a la libertad;
 el derecho a la seguridad;
 el derecho a la supervivencia y
 el derecho al desarrollo pleno.
Entre algunos ejemplos concretos de protección del derecho a la vida podemos
mencionar:
 Abolición de la pena de muerte;
 Leyes para la protección de los ciudadanos, especialmente los más vulnerables:
o Leyes para la protección de niños y adolescentes:
o Leyes para la protección de la mujer;
 Derecho al asilo (para refugiados).

Derecho al trabajo

Toda persona tiene derecho al trabajo. El derecho al trabajo es la base para la realización de
otros derechos humanos y para una vida en dignidad. Incluye la oportunidad de ganarse la vida
mediante un trabajo libremente escogido o aceptado. En la realización progresiva de este
derecho, los Estados están obligados a garantizar la disponibilidad de orientación técnica y
profesional, y a tomar las medidas apropiadas para crear un entorno propicio para existan
oportunidades de empleo productivo. Los Estados deben garantizar la no discriminación en
relación con todos los aspectos del trabajo. El trabajo forzoso está prohibido por el derecho
internacional.
En estrecha relación con el derecho al trabajo está el derecho a condiciones equitativas y
satisfactorias de trabajo, y los derechos relacionados con los sindicatos. Los Estados están
obligados a garantizar salarios justos, igual salario por igual trabajo e igualdad de remuneración
por trabajo de igual valor. Los trabajadores deben garantizarse un salario mínimo que permita
una vida digna para ellos mismos y sus familias. Las condiciones de trabajo deben ser seguras,
saludables y no degradantes para la dignidad humana. Se debe ofrecer a los empleados horas
de trabajo razonables, un descanso adecuado y tiempo de ocio, así como vacaciones
periódicas pagadas.
Los trabajadores tienen derecho a asociarse entre sí y a negociar de manera colectiva para
mejorar las condiciones de trabajo y los niveles de vida. Tienen el derecho a formar y afiliarse
a un sindicato de su elección, y los sindicatos tienen derecho a formar agrupaciones nacionales
o internacionales. Los trabajadores tienen el derecho de huelga, siempre y cuando se realice
de conformidad con las leyes nacionales. Los derechos laborales colectivos no pueden ser
objeto de restricciones por parte de los Estados distintas de las prescritas por la ley y que son
necesarias en una sociedad democrática, de acuerdo con los intereses de seguridad nacional,
orden público, o para la protección de los derechos y libertades de los demás.
En su Observación General 18(), el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(CDESC) proporciona una guía detallada a los Estados con respecto a sus obligaciones de
respetar, proteger y garantizar el derecho al trabajo. El Comité también indica que el derecho
incluye las siguientes características esenciales e interrelacionadas:

 Disponibilidad. Los Estados Partes deben contar con servicios especializados que
tengan por función ayudar y apoyar a los individuos para permitirles identificar el empleo
disponible y acceder a él.
 Accesibilidad. El acceso al trabajo reviste tres dimensiones: no discriminación,
accesibilidad física y acceso a la información. La discriminación en el acceso al trabajo
y la continuidad del trabajo está prohibida. Los Estados deben asegurar una razonable
adaptación para que los espacios de trabajo sean accesibles, en particular para las
personas con discapacidades físicas. Todas las personas tienen el derecho a buscar,
obtener e impartir información sobre oportunidades de empleo.
 Aceptabilidad y calidad. El derecho al trabajo presenta varios componentes
interrelacionados, incluyendo el derecho a aceptar libremente empleo, condiciones
laborables justas y seguras, en especial condiciones laborales seguras y el derecho a
constituir sindicatos.

Es importante tener en cuenta que el derecho al trabajo y los derechos relacionados están
habilitados e informados por las numerosas normas internacionales de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT)), un organismo especializado de la ONU.

Derecho a la educación

¿Por qué es importante arraigar formalmente en las leyes y en otros instrumentos


normativos el derecho a la educación?

Unos 258 millones de niños y jóvenes siguen privados de oportunidades educativas en todo el
mundo debido a factores sociales, económicos o culturales. No obstante, solo el 70% de los
países garantiza legalmente al menos 9 años de educación obligatoria. Mientras las niñas
siguen siendo particularmente desfavorecidas, 132 millones de niños permanecen sin
escolarizar. Y se calcula que 771 millones de jóvenes y adultos carecen de conocimientos
básicos de lectura y escritura, de los cuales dos tercios son mujeres.

La educación es en sí misma un derecho emancipador y uno de los instrumentos más potentes


que permite que los niños y los adultos marginados económica y socialmente puedan salir de
la pobreza y participar plenamente en la sociedad. En consecuencia, para dar rienda suelta a
todo el poder de transformación de la educación y cumplir con los indicadores de progreso a
escala internacional contenidos en la Agenda de Desarrollo Sostenible, todas las personas
deben tener acceso a la educación. Vincular a los países con determinadas normas mediante
la legislación es una manera de garantizar que se amplíe el acceso a una educación de calidad.
Las garantías jurídicas y la protección del derecho a la educación no tienen plazos (a diferencia
de las políticas y los planes), y garantizan que los mecanismos jurídicos (como los juzgados y
los tribunales) puedan determinar si las obligaciones en materia de derechos humanos son
respetadas, imponer sanciones por eventuales violaciones e incumplimientos, y garantizar que
se tomen las medidas adecuadas.

La educación es un derecho humano, no un privilegio.

La educación como derecho humano significa que:


 el derecho a la educación está garantizado legalmente para todos sin discriminación
alguna
 los Estados tienen la obligación de proteger, respetar y cumplir el derecho a la educación
 hay maneras de hacer que los Estados sean responsables de las violaciones o las
privaciones del derecho a la educación

Derecho a la salud
El derecho a la salud es un derecho inclusivo y comprende un amplio conjunto de factores
que pueden contribuir a una vida sana, entre otros, el agua potable salubre, el saneamiento
adecuado, la alimentación segura y unas condiciones laborales saludables. Los otros aspectos
fundamentales del derecho a la salud se enuncian a continuación:

Accesibilidad, que requiere que los establecimientos, bienes y servicios sanitarios sean
asequibles y físicamente accesibles a todos, sin discriminación.

Disponibilidad, que requiere que haya un número suficiente de establecimientos, bienes y


servicios públicos sanitarios y centros de atención de la salud en funcionamiento.

Aceptabilidad, que requiere que los establecimientos, bienes y servicios sanitarios sean
respetuosos de la ética médica, sensibles a las cuestiones de género y apropiados desde el
punto de vista cultural.

Buena calidad, que requiere que los establecimientos, bienes y servicios sanitarios sean
apropiados desde el punto de vista científico y médico, y estén en buenas condiciones.

Participación, que requiere que los beneficiarios del sistema de salud tengan voz respecto del
diseño y la aplicación de las políticas de salud que les afectan.

Rendición de cuentas, que requiere que las autoridades sanitarias y los Estados rindan
cuentas de su cumplimiento de las obligaciones de derechos humanos en la esfera de la salud
pública. Las personas deben poder solicitar una reparación efectiva cuando se vulnere su
derecho a la salud, como en los casos de denegación de servicios sanitarios.

Libertades, que requieren cuales personas deben ser libres de no someterse a tratamientos
médicos no consentidos, como experimentos médicos o la esterilización forzada, así como a
tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.

Derechos, que requieren que las personas tengan la oportunidad de disfrutar del más alto nivel
posible de salud; el derecho a la prevención y el tratamiento de enfermedades, y la lucha contra
ellas; el acceso a medicamentos esenciales; y la salud materna, infantil y reproductiva, entre
otros derechos.

Derecho a la paz

Adoptada por la Asamblea General en su resolución 39/11, de 12 de noviembre de 1984

Reafirmando que el propósito principal de las Naciones Unidas es el mantenimiento de la paz


y de la seguridad internacionales,

Teniendo presentes los principios fundamentales del derecho internacional establecidos en la


Carta de las Naciones Unidas,
Expresando la voluntad y las aspiraciones de todos los pueblos de eliminar la guerra de la vida
de la humanidad y, especialmente, de prevenir una catástrofe nuclear mundial,

Convencida de que una vida sin guerras constituye en el plano internacional el requisito previo
primordial para el bienestar material, el florecimiento y el progreso de los países y la realización
total de los derechos y las libertades fundamentales del hombre proclamados por las Naciones
Unidas,

Consciente de que en la era nuclear el establecimiento de una paz duradera en la Tierra


constituye la condición primordial para preservar la civilización humana y su existencia,

Reconociendo que garantizar que los pueblos vivan en paz es el deber sagrado de todos los
Estados,

1. Proclama solemnemente que los pueblos de nuestro planeta tienen el derecho sagrado a la
paz;

2. Declara solemnemente que proteger el derecho de los pueblos a la paz y fomentar su


realización es una obligación fundamental de todo Estado;

3. Subraya que para asegurar el ejercicio del derecho de los pueblos a la paz se requiere que
la política de los Estados esté orientada hacia la eliminación de la amenaza de la guerra,
especialmente de la guerra nuclear, a la renuncia del uso de la fuerza en las relaciones
internacionales y al arreglo de las controversias internacionales por medios pacíficos de
conformidad con la Carta de las Naciones Unidas;

4. Hace un llamamiento a todos los Estados y a todas las organizaciones internacionales para
que contribuyan por todos los medios a asegurar el ejercicio del derecho de los pueblos a la
paz mediante la adopción de medidas pertinentes en los planos nacional e internacional.

Derecho a la libre expresión

Sin el derecho a la libertad de expresión es imposible que la ciudadanía se informe o exija a las
autoridades una adecuada rendición de cuentas, incluso se vería imposibilitada para compartir
posturas con el resto de personas por lo que la percepción propia y la visión del mundo estaría
estrechamente limitada, como ha señalado reiteradamente el Sistema Interamericano de
Derechos Humanos.
El derecho a la libertad de expresión está protegido por la Declaración Universal de Derechos
Humanos, cuyo artículo 19 señala:
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser
molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
A nivel regional, el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH)
salvaguarda este derecho y amplía su margen de protección al prohibir expresamente
restricciones indirectas en su ejercicio y al acotar la censura previa sólo para proteger derechos
de terceros y por razones de seguridad nacional y orden público:

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la
libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de
fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro
procedimiento de su elección.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino
a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias
para asegurar:
a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o
b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.
3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de
controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres
y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a
impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto
de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de
lo establecido en el inciso 2.
5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional,
racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar
contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión,
idioma u origen nacional.
Dentro del Sistema Interamericano de Derechos Humanos se ha desarrollado una amplia
doctrina y jurisprudencia sobre lo que envuelve a este derecho, sobre todo por la triple función
que tiene la libertad de expresión: es el derecho a pensar por cuenta propia pero también el
derecho a compartir sentimientos e ideas sin ningún tipo de discriminación; es clave para el
ejercicio de otros derechos y es piedra angular de la democracia, pues para conformar una
sociedad libre y democrática es necesario que esta esté suficientemente informada. Este
desarrollo va consonancia a lo que previamente señaló el Comité de Derechos Humanos: “las
libertades de información y de expresión son piedras angulares de toda sociedad libre y
democrática”

A pesar de su amplitud, este derecho no es absoluto. Además de las restricciones respecto al


respeto a derechos de terceros y por razones de seguridad nacional, la CADH en su artículo
13, en su numeral 5, prohíbe “toda propaganda en favor de la guerra”, la “apología del odio
nacional, racial o religioso” o “incitar a la violencia contra cualquier persona o grupo de
personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional”.

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