Pragmática Del Discurso

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PRAGMÁTICA DEL DISCURSO

Hablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social, de una forma de acción entre las
personas que se articula a partir del uso lingüístico contextualizado, ya sea oral o escrito. El
discurso es parte de la vida social y a la vez un instrumento que crea la vida social. Desde el punto
de vista discursivo, hablar o escribir no es otra cosa que construir piezas textuales orientadas a
unos fines y que se dan en interdependencia con el contexto (lingüístico, local, cognitivo y
sociocultural). Se refiere, a cómo las formas lingüísticas se ponen en funcionamiento para construir
formas de comunicación y de representación del mundo real o imaginario. Ahora bien, los usos
lingüísticos son variados. Las personas tienen a su disposición un repertorio comunicativo, que
puede estar formado por una o más lenguas, por diferentes variedades lingüísticas y por otros
instrumentos de comunicación. La lengua, como materia primera del discurso, ofrece a quienes la
usan una serie de opciones (fónicas, gráficas, morfosintácticas y léxicas) de entre las cuales hay
que elegir en el momento de inter-actuar discursivamente. Esa elección, sujeta o no a un control
consciente, se realiza de acuerdo con unos parámetros contextuales que incluyen la situación, los
propósitos de quien la realiza y las características de los destinatarios, entre otros. Estos
parámetros son de tipo cognitivo y sociocultural, son dinámicos y pueden estar sujetos a revisión,
negociación y cambio.

Como práctica social, el discurso es un producto social y, por tanto, condicionado por ella. En
consecuencia, el orador expresa a través de él su posicionamiento como defensor del orden
establecido o como propulsor de un cambio social, porque el discurso tiene efectos sobre las
estructuras sociales y, al mismo tiempo, está determinado por ellas, por lo que puede contribuir
tanto al control como al cambio social. En lo comunicativo se entiende, no tanto como un simple y
mecánico proceso de transmisión de información entre dos polos, sino como un proceso
interactivo mucho más complejo que incluye la continua interpretación de intenciones expresadas
verbal y no verbalmente, de forma directa o velada. Existen una serie de normas y reglas que
regulan el orden final para el resultado discursivo.

“En efecto, si pretendiéramos explicar qué es el discurso, no nos bastaría analizar su estructura
interna, las acciones que se desarrollan o las operaciones cognitivas involucradas en el uso del
lenguaje. Para hacerlo, debemos dar cuenta del discurso como acción social, dentro de un marco
de comprensión, comunicación e interacción que a su vez forma parte de estructuras y procesos
socioculturales más amplios. De esta forma, la narración de historias puede ser parte constitutiva
de la cultura de las grandes corporaciones, la argumentación y la retórica en el parlamento pueden
ser una parte intrínseca de la legislación y el discurso educativo puede definir el proceso social de la
educación”. (Van Dijk, 2000)

Todos los ámbitos de la vida social, tanto los públicos como los privados, generan prácticas
discursivas que, a la vez, los hacen posible. La vida académica, la sanidad, las relaciones laborales,
los medios de comunicación de masas, la vida familiar, la justicia, el comercio, la administración,
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por poner sólo algunos ejemplos, son ámbitos que difícilmente se pueden imaginar sin el uso de la
palabra: la conversación, el libro, la instancia, la receta, el prospecto, la entrevista, las
negociaciones, la conferencia, el examen, el juicio, las facturas, las transacciones comerciales...

Como diría Van Dijk en la conferencia 1 del análisis del discurso: Cuando se presentan variaciones
sociales de género o de clase, hay tendencia a mostrar una relación directa entre estructuras
sociales y estructuras individuales del discurso. En mi opinión no hay una relación directa entre
nociones sociales tales como poder, dominación, elites, desigualdad y el discurso individual. El
asunto es mucho más complejo, no se necesita este tipo de relación directa, sino más bien una
relación indirecta, pasando a través de lo que podría ser una fase de transición una fase de
cognición social o interface cognitiva mental social al mismo tiempo, en el sentido, en que el
conocimiento debe ser compartido por un grupo, por una cultura; pienso que esta fase siempre
será necesaria para explicar la influencia del discurso en la reproducción de la desigualdad social.
La forma última de poder es influenciar personas hacia lo que se quiere y el discurso puede
influenciar la sociedad a través de las cogniciones sociales de éstas. Si se tiene claro este punto se
puede llegar a dilucidar cómo se construyen los conocimientos sobre el mundo (scripts), las
ideologías de grupos, las actitudes sociales, los prejuicios. Para poder influenciar en las grandes
masas, o grupos de personas, éstas/éstos tienen que comprender el discurso (cognición,
interpretación individual y social). Los grupos dominantes son los que tienen acceso a la
manipulación y uso de estructuras de dominación. La dominación tiene que ver con la relación
desigual entre grupos sociales que controlan otros grupos. La dominación tiene qué ver con las
limitaciones de libertad que se ejercen sobre un grupo. Los grupos dominantes saben que para
controlar los actos de los otros es necesario controlar sus estructuras mentales. Los actos son
intenciones y controlar las intenciones implica lograr controlar los actos. Tenemos entonces que el
concepto de cognición social involucra procesos intra e interindividuales, intra e intergrupales.
Para que un discurso logre afectar a una masa hay necesidad de que dicha masa conozca la lengua
y que por lo tanto, haya ya formado unos esquemas cognitivos que le permitan inscribir en ellos lo
que está viendo, oyendo o leyendo. No hay repercusión si antes no se han construido unos marcos
mínimos de conocimiento de lo que se pretende hacer pasar. Debe haber una cognición
compartida, una cognición de grupo, unos prejuicios de grupo, unas actitudes de grupo. Así, para
comprender la manera como el discurso puede influir en la sociedad es necesario comprender lo
relacionado a la ideología de grupos.

Al asumir un enfoque contextual del discurso involucramos muchos aspectos de la sociedad y su


cultura. Por ejemplo, el uso pronominal que tenemos en nuestra lengua como el Español o algunas
formas de cortesía, suponemos siempre que, como usuarios de esta lengua, conocemos la
naturaleza. Por otro lado, la variación en el léxico implica igualmente que como hablantes
podemos tener opciones diferentes o "ideologías", por ejemplo, "terrorista" frente a "luchador
por la libertad" o "viejo" versus "adulto mayor". Los actos de habla como las ordenes o
imperativos presuponen siempre diferencias de poder y autoridad. van Dijk es concluyente cuando
plantea que en todos los niveles del discurso podemos encontrar las "huellas del contexto" en las
que las características sociales de los participantes juegan un rol fundamental o vital tales como
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"género", "clase", "etnicidad", "edad"," origen" , y "posición" u otras formas de pertenencia


grupal. Además, sostiene que los contextos sociales no siempre son estáticos y que, como usuarios
de una lengua, obedecemos pasivamente a las estructura de grupo, sociedad o cultura; así el
discurso y los usuarios tienen una relación dialéctica en el contexto. Es decir, además de estar
sujetos a los límites sociales del contexto contribuimos también a construir o cambiar ese
contexto; podemos comprometer negociaciones flexibles como función de las exigencias
contextuales junto con los límites generales de la cultura y la sociedad; al mismo tiempo que
obedecemos al poder del grupo también lo "desafiamos" pues las normas sociales y sus reglas
pueden ser cambiadas de un modo creativo donde se puede dar origen a un orden social nuevo.

El Análisis del Discurso (AD) es una práctica de investigación que recientemente ha sido de gran
utilidad en el campo de estudio de la comunicación masiva. Al mismo tiempo en ocasiones ha
devenido en abuso, tanto por la falsa creencia que el AD puede responder a todas las preguntas,
como por el poco rigor con el que muchas veces se aplica. De la misma manera se ha subrayado
oportunamente, que hay una implicación ética que lleva a estudiar no sólo al discurso en sí, sino a
los sujetos y sus prácticas, a desvelar las prácticas socio-históricas, culturales y políticas que en
operan en la sociedades desigualitarias y asimétricas. Desde este enfoque las reflexiones sobre el
discurso se extiende a la aplicación de los procesos comunicativos que abarcan las producciones
semiótico-discursivas, las interacciones comunicativas constituidas par la producción, circulación y
reproducción de múltiples discursos y en el proceso que desarrolla la mente del interprete, lo que
introduce rutas analíticas de mayor alcance para la reflexión sobre la comunicación entendida
como un complejo proceso humano, no reducible a los medios y sus productos.

Los fines discursivos y los procesos de interpretación

Para tener una buena comunicación es preciso que exista una transacción de información entre
una fuente, una distancia emisora y un destino- la distancia receptora se produce en un contexto
determinado. Es decir, tenemos una acción que transcurre entre 2 polos con una información que
puede ser de muchos tipos (Referencial, afectiva) además esta información puede darse de
manera más o menos abierta, o más o menos encubierta. Llegamos al problema clave de la
interpretación del mensaje que son dos caras: ¿de qué manera, manifiesta sus interacciones quien
emite el enunciado? Y ¿de qué manera interpreta esas interacciones quien recibe el enunciado?

Desde la perspectiva discursiva, la comunicación se entiende como un proceso de interpretación


de intenciones. Todas las personas aisladas del contexto, la situación y los personajes respecto a lo
que se puede decir y a lo que se pueden interpretar estas observaciones, examinar diferencia
entre el significado gramatical y el sentido o significado pragmático.
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Significado gramatical
Obtiene reglas del sistema lingüístico que asignan un valor semántico, signos fonéticos o grafías
organizadas en una estructura determinada ya sea una palabra u oración sin tener el contexto
concreto en que se producen, es decir, sin considerar un factor.

Sentido

Resulta de la interdependencia de los factores contextuales. Exige tomar en consideración el


mundo de quien emite el enunciado y el mundo de quien lo interpreta convirtiéndose en
presuposiciones semánticas.

Una característica de la presuposición semántica es que se mantiene tanto en la forma afirmativa


de la oración como en la forma negativa.

Ejemplos:

El análisis del discurso le interesa especialmente otro tipo de presuposición que escapa al análisis
lógico, ya que se basa en el conocimiento previo y compartido por las personas que participan en
el acto de la comunicación.

Este tipo de presuposición es el llamado presuposición pragmática puesto que depende de


factores de contexto (relación entre participantes, situación, etc.) incluyendo el conocimiento
enciclopédico.

Austin propone una tipología de los actos del habla que podrán reducir los enunciados. Los agrupa
en cinco tipos:

Asertivos: afirmar, anunciar, predecir, insistir, etc.

Directivos: preguntar, pedir, prohibir, recomendar, exigir, encargar, ordenar.

Compromisorios: ofrecer, prometer, jurar.

Expresivos: pedir perdón, perdonar, agradecer, felicitar.

Declarativos: sentenciar, bautizar, vetar, declarar la guerra, etc.

En la teoría de los actos de habla se plantea que el emitir un enunciado se producen tres actos:

Acto locutivo: la misma emisión con su significado referencial, literal, es decir su contenido
derivado de las reglas gramaticales.

Acto ilocutivo: lo que se hace al emitir ese enunciado gracias a la fuerza que designa un valor de
acción intencional a las palabras emitidas.

Acto perlocutivo: el efecto (verbal o no verbal) que ese enunciado produce en la audiencia.
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Ejemplo

: A- (refiriéndose a B) te pido que laves los platos.

B- (levantándose y yendo a la cocina) voy a lavarlos.

Analizando obtenemos:

Acto locutivo: te pido que laves los platos. Oración que tiene significado referencial de petición de
algo.

Acto ilocutivo: petición.

Acto perlocutivo: B se levanta y cumple la petición.

Actos de habla: Directos e Indirectos


La teoría de los actos de habla fue propuesta originalmente por Austin (1962). En ella se plantea
que con cada enunciado que emitimos realizamos una determinada acción lingüística: amenazar,
felicitar, etc. Tomando como punto de partida esta idea, Searle (1975) señala que los actos de
habla directos ocurren cuando un hablante quiere decir exacta y literalmente lo que está diciendo,
por ejemplo, ¿cómo te llamas?, aquí la fuerza ilocutiva de la pregunta se refleja en la forma
interrogativa. El mismo autor en relación a los actos de habla indirectos señala que ocurren
cuando la fuerza ilocutiva no está reflejada en la forma lingüística. Por ejemplo, ¿podrías cerrar la
puerta? En este caso, la fuerza ilocutiva sería: “cierra la puerta” que indicaría una orden expresada
en forma de pregunta.

Ahora bien, en relación con la comprensión de actos de habla, Belinchón (1999), inicia un debate
acerca de los pasos que deben efectuarse al momento de comprender formas no literales entre
los que se cuenta, junto a la ironía, la metáfora y los modismos, el acto de habla indirecto. La
especialista considera que el lenguaje no literal consiste en el empleo, por parte de los hablantes,
de expresiones y enunciados lingüísticos que no significan lo que aparentemente significan. Ellos
incluirían:

Los actos de habla indirectos (como, por ejemplo, las peticiones indirectas) que se usan para
expresar una intención comunicativa distinta a la que aparece marcada lingüísticamente en la
oración, por ejemplo “¿Tienes hora?, con la intención de que se le diga qué hora es.
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Las ironías y comentarios sarcásticos, con la cual el hablante comunica de forma indirecta una
actitud crítica o burlona, por ejemplo, “qué bonito” para decir a alguien que ha hecho algo
inadecuado.

Metáforas, que sirven para caracterizar oblicuamente algo o a alguien atribuyéndole las
propiedades de otra cosa o persona, por ejemplo, “ella es una víbora”

Modismos o frases hechas, refranes y proverbios que son combinaciones convencionales de


palabras para describir y valorar hechos y personas, por ejemplo “se le cayó el casete”

La intencionalidad en los actos del habla.

El objetivo de concentrarse en este enfoque de los actos del habla es que toda comunicación
incluye actos lingüísticos.

La unidad de comunicación lingüística no es el símbolo, palabra, oración, sino más bien la


producción o emisión del símbolo al realizar el acto de comunicación.

La teoría de los actos del habla marco en el presente siglo un giro en la manera de abordar los
problemas de la significación al incorporar los conceptos de intención y de acción como elementos
fundamentales.

Austin distinguió entre:

Enunciados constatativos: es ocupado para describir el mundo.

Ejemplo: hace frio, Juan es alto, La película es muy interesante.

Enunciados realizativos: no describen el estado del mundo sino que lo transforman en este no se
puede reafirmar si es verdadero y falso.

Austin señala que se pueden encontrar expresiones con las siguientes características:

• No describe o registra nada y no son verdaderos o falsas.

• El acto de expresar la oración es realizar una acción, acción que no sería normalmente descripta
como consistente en decir algo.

El éxito o fracaso de esos enunciados depende de que se cumplan condiciones de éxito, de fortuna
o felicidad.

Para ser un acto afortunado es necesario que lo dicho por un emisor diga las palabras con la
persona correcta, que se diga en el momento adecuado, a las personas adecuadas y con
sinceridad, si no se cumple tendremos un acto fallido.
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Kerbrat- oreccheoni

Kerbrat- oreccheoni considera que los dos grupos fundamentales de implícito son las
presuposiciones y los sobrentendidos que son una necesidad discursiva, el ejemplo de inferencia:
con el que se alude a todos los procesos mentales que se realizan para llegar a interpretar de
forma situada a los mensajes referidos, este termino denota los proceso atreves de los cuales las
personas llegan a interpretaciones situados o ligadas al contexto sobre que se pretende a cada
momento durante una interacción, interpretaciones sobre los que construyen sus respuestas

Las finalidades: el discurso siempre tiene propósitos a menudo más de uno

Metas y los productos: es para el intercambio se desarrolle con éxito nuestra meta y la de la
persona o personas con quienes nos comunicamos tienen que coincidir o por lo menos ser
compatibles.

Caracterizan de la comunicación interpersonal es que su éxito o su fracaso se evalué o se juzgue

Finalidades globales y los particulares:

SOCIAL: llegar a un fin social, instituciones, interrogatorios judiciales

PERSONAL: llegar a un fin personal

El principio de cooperación y las implicaturas no convencionales.

La teoría del principio de cooperación pretende ofrecer una explicación a la manera en que se
producen cierto tipo de inferencias basadas en formas de enunciados no convencionales sobre lo
que no se ha dicho pero que se quiere comunicar. Al decir no convencionales, Grice se refiere a
que su sentido depende de los factores contextuales en que se produce la expresión.

Grice entiende que para que una conversación se pueda llevar a cabo con relativo éxito es
necesario la implicación de dos o mas personas y que lo hagan de manera cooperativa. Esto es lo
que se conoce como principio de cooperación.

Este principio se basa en cuatro máximas que Grice entiende no como normas sino como
principios razonables que son:

a) máxima de cantidad: Guarda relación con la cantidad de información que ha de ser


suministrada. Al mismo tiempo incluyen dos sub-máximas; que la información haga que su
contribución sea todo lo informativa que se requiera, y que del mismo modo no haga su
contribución más informativa de lo requerido.
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b) máxima de cualidad: Se refiere a la verdad de la contribución, y también posee dos máximas;


que lo que se diga no sea falso, y que no se diga algo de lo que no se tiene pruebas suficientes.

c) máxima de relación: Según el propio Grice con ella se pretende “ir al grano” del asunto y no
desviarse con incisos, ni digresiones. Solo posee una sub-máxima; que la información sea
relevante.

d) máxima de manera: La intención es que “se sea claro”. Comprende cuatro sub-máximas; que se
evite la oscuridad y la ambigüedad, y que se sea breve y ordenado.

Grice le interesa el tipo de situaciones donde se viole o se agreda. Quien transgrede lo hace con la
intención de que quien le escucha lo descubra y que esa acción permita una interrupción que
desencadene un tipo especial de inferencia la llamada implicatura.

• Transgresión de la máxima de cualidad: es una acción que se hace con el propósito de burla.

• Transgresión de la máxima de relación: es cuando no tiene coherencia una plática.

• Transgresión de la máxima de manera: es una acción en donde se ponen de acuerdo en lo que se


platica.

• Transgresión de la máxima de cantidad: es cuando una cosa tiene el mismo valor cuando otra
persona lo dice o lo conoce.

El principio de relevancia o pertenencia.

Se alinea claramente con aquellas teorías que ponen el énfasis en la idea de que no hay una
correspondencia y constante entre las representaciones semánticas abstractas de las oraciones y
las interpretaciones concretas delas oraciones. La diferencia fundamental de este modelo con
respecto a otras radica en que pretende ofrecer un mecanismo deductivo explicito para dar
cuenta de los procesos que conducen desde el significado literal hasta la interpretación
pragmática.

Sperber y Wilson.

Son los autores de una propuesta de mas éxito actualmente dentro de la perspectiva pragmática la
teoría de relevancia. Para Sperber y Wilson la pertinencia o relevancia tiene una trascendencia
mayor que le daba Grice al considerarla una de las máximas. Para ellas es el principio de carácter
general que guía tanto las formulaciones de los hablantes como las interpretaciones de los
oyentes.
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La transgresión de las normas

Un estilo directo: significa que quien habla está defendiendo algo.

Un estilo indirecto: significa que quien habla se está oponiendo a algo.

La comunicación está regulada por un conjunto de normas máximas o principios que permiten el
funcionamiento relativamente eficaz de los intercambios entre las personas. Ahora bien esas
normas máximas o principios tienen unas características muy diferentes a, por ejemplo, las reglas
gramaticales. Por otra parte esas normas máximas o principios forman parte de una cultura de los
pueblos y por consiguiente difieren de una cultura a otra así como de un grupo a otro en el seno
de una misma cultura. Las normas se manifiestan como un conjunto de habilidades que se
adquieren a través de la participación en múltiples y diversas situaciones que permiten desarrollar
la competencia comunicativa.

Los delitos discursivos

La actividad discursiva es algo que forma parte de la vida de las personas de una manera tan
esencial que no es extraño que las cosas sean así y que incluso existan, más allá de
consideraciones evaluativas más o menos trascendentes, verdaderas sanciones sociales, legales o
religiosas que tiene como objetivo determinar usos lingüísticos.

Ejemplos de delitos de comunicación.

* La difamación.

* La injuria.

* Las escuchas ilegales (teléfonos, cámaras).

* El plagio.

* La falsificación.

* Insultos que atentan a la imagen pública.

* Insultos a las creencias religiosas.

Incomprensiones, malos entendidos y el humor

La comunicación oral o escrita: es un proceso que no siempre se desarrolla de manera exitosa, en


los fracasos comunicativos lo denominaremos como incomprensión y esto se produce cuando no
se entiende o el mensaje no es comprendido en su totalidad por el receptor.

El malentendido: Es aquel mensaje transmitido por el emisor es recibido por el receptor pero de
forma que el receptor entiende de forma diferente el mensaje recibido ya que él lo interpreta
según sea el caso.
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El humor: es utilizado para convertir una conversación en algún juego, que las personas reconocen
y que provocan una sonrisa o una carcajada entre los involucrados en la comunicación.

Elementos no verbales de la oralidad.


Los gestos, las posturas, la distancia entre las personas que participan en un evento comunicativo,
la calidad de la voz o las vocalizaciones son elementos consustanciales a la actividad verbal oral.
Todos estos elementos que, como los lingüísticos, se producen con mayor o menor control
consciente, de forma más o menos mecánica, tienen un papel comunicativo importantísimo.

La kinésica se refiere al estudio de los movimientos corporales y posiciones resultantes,


conscientes o inconscientes, naturales o aprendidas, que poseen un valor comunicativo
intencionado o no, durante un acto de comunicación oral. Los gestos pueden sustituir a la palabra,
repetir o concretar su significado, matizarla. Los gestos, las maneras y las posturas que se
consideran adecuadas pueden variar según el tipo de evento o la ocasión, según el grupo social y
varían de una cultura a otra. A través de un gesto o de una postura podemos mostrar interés,
indiferencia, desprecio, ansiedad respecto a lo que se dice, etc.

La proxemia se refiere a la manera en que el espacio se concibe individual y socialmente, a cómo


los participantes se apropian del lugar en que se desarrolla un intercambio comunicativo y a cómo
se lo distribuyen. Tiene que ver con el lugar que cada persona ocupa –libremente o porque se lo
asignan- en los posibles cambios de lugar de algunos de los participantes, en el valor que se
atribuye a estar situados en esos lugares y a la posibilidad de moverse o no. También tiene que ver
con la distancia que mantienen entre sí los interlocutores. Esta distancia puede variar por muchos
motivos. A lo largo de un mismo intercambio, algún participante puede acercarse a otro u otros
para susurrar, para mostrar intimidad, para asustar, etc; del mismo modo puede alejarse un poco
para abarcar mejor a todos los interlocutores, para gritar, para marcar distancia social, etc. La
distancia entre los interlocutores depende mucho del tipo de evento de que se trate: no es la
misma la que guarda en una conferencia el conferenciante y la audiencia, que la que se mantiene
en una conversación íntima o una reunión de trabajo. Por supuesto, la distancia que se considera
apropiada según los eventos o los diferentes momentos dentro de un mismo evento varía
intraculturalmente e interculturalmente. Por otra parte, en la frontera entre el gesto y la palabra
aparece una serie de elementos vocales, aunque no lingüísticos, que se producen con los mismos
órganos del aparato fonador, ellos son la calidad de la voz y las vocalizaciones. La calidad, es decir,
la intensidad y el timbre de una voz nos puede indicar el sexo, la edad, determinados estados
físicos como la afonía, el resfriado, el asma; determinados estados anímicos como el nerviosismo,
la relajación. Hay ciertos aspectos de la calidad de una voz que se deben a características
fisiológicas, es decir, que dependen de la configuración específica de las diferentes partes que
componen el aparato fonador. Así, no hay dos voces iguales, puesto que no hay dos personas
iguales; existen voces características de la infancia y de la edad adulta o de la vejez, existen voces
masculinas y femeninas. La calidad de la voz se puede modular para conseguir determinados
efectos o para manifestar determinadas intenciones. Así, un mensaje puede ser susurrado,
gritado, dicho con ironía, con seriedad, en broma.
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Por otra parte, en cada grupo social se asocian determinados valores a la calidad de la voz. En
nuestro entorno, por ejemplo, se valora más para el uso público una voz grave que una voz aguda,
ya que la primera se asocia con la seguridad, la capacidad de tomar decisiones de carácter público,
y esto no es extraño puesto que la voz grave es la típicamente masculina adulta y es la voz de los
hombres la que históricamente ha ocupado los espacios públicos en nuestras sociedades. Por
vocalizaciones se entienden los sonidos o ruidos que salen por la boca, que no son palabras, pero
que desempeñan funciones comunicativas importantes. Pueden servir para asentir, para mostrar
desacuerdo o impaciencia, para pedir la palabra o para mantener el turno, para mostrar
admiración o desprecio hacia quien habla o hacia lo que dice. Normalmente se producen en
combinación con gestos faciales o de otras partes del cuerpo (manos, hombros, piernas…) y tienen
un valor interactivo a veces crucial. Desatender lo que nos indican esos “ruidos” o interpretarlos
de manera equivocada puede ser fuente de malentendidos o de incomprensiones más globales. El
significado interactivo de las vocalizaciones varía de situación a situación y de un grupo cultural a
otro. Se les suele prestar poca atención cuando se analizan las lenguas o cuando, por ejemplo, se
enseña una lengua extranjera. Las consecuencias de ese descuido producen una visión parcial y
limitada de lo que son los usos comunicativos y pueden inducir a cometer errores de producción y
de interpretación.

Van Dijk la pragmática del discurso.

El discurso también posee una estructura global a nivel pragmático. La macroestructura en este
nivel se denomina macroacto de habla .El macroacto de habla expresa lo que habitualmente se
llama el propósito global del discurso. Se trata de la intencionalidad que persigue el discurso como
un todo. Por lo general, tampoco el propósito global del discurso se expresa en actos de habla
individuales, sino en secuencias completas. Por esta razón, el macroacto de habla también es una
reconstrucción teórica. Al igual que en la dimensión semántica, puede reconstruirse un macroacto
de habla de un discurso completo, o bien, tan sólo de una parte; en otras palabras, también este
concepto es relativo: todo dependerá del nivel de análisis que se adopte.

Al realizar actos de emisión diferentes, un hablante puede realizar los mismos actos
proposicionales e ilocucionarios. Por ejemplo, un hablante podría decir: “Todavía no ha llegado
Pedro”, y ante el silencio de los demás interlocutores que no reaccionan como él esperaba, podría
agregar: “Alguien podría llamar al hijo de Juan”. Aquí, es evidente que hay dos actos de emisiones
diferentes, pero en ambos casos la referencia es la misma (considerando que Pedro es el hijo de
Juan) y también el acto elocucionario. En el primer caso, es indirecto (acto de habla indirecto):
“Todavía no ha llegado Pedro”, dice el emisor con la intencionalidad de que alguien vaya a
buscarlo; pero como nadie reacciona según lo esperado, el hablante manifiesta entonces
directamente su intención: “Alguien podría llamar al hijo de Juan” (acto de habla directo).
Tampoco es necesario que la realización del mismo acto de emisión por parte de dos hablantes
diferentes, o por el mismo hablante en ocasiones diferentes, sea una realización de los mismos
actos proposicionales e ilocucionarios. La razón que hay detrás de esto es clara: los actos de
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emisión consisten simplemente en emitir secuencias de palabras. Los actos ilocucionarios y


proposicionales consisten característicamente en emitir palabras en ciertos contextos, bajo ciertas
condiciones y con ciertas intenciones. Un ejemplo más o menos conocido es el siguiente: alguien
emite la oración “Hace frío” con la intención (acto ilocucionario 1) simple de constatar un hecho;
en otro contexto, sin embargo, un individuo emite la misma oración, pero esta vez con un
propósito diferente (acto ilocucionario 2): el de que su interlocutor cierre la ventana que está
abierta; por último, en otro contexto, una mujer emite la misma oración frente a su pareja con la
finalidad (acto ilocucionario 3) de que ésta reaccione y por fin la abrace.

Existe todavía un cuarto acto denominado perlocucionario , que corresponde a las consecuencias
o efectos que los actos ilocucionarios tienen sobre las acciones, pensamientos o creencias, etc., de
los oyentes. Searle señala:

Por ejemplo, mediante una argumentación yo puedo persuadir o convencer alguien, al aconsejarle
puedo asustarle o alarmarle, al hacer una petición puedo lograr que él haga algo, al informarle
puedo convencerle (instruirle, elevarle – espiritualmente -, inspirarle, lograr que se dé cuenta).

En conclusión, es importante destacar que, para Van Dijk, existen condiciones cognitivas y sociales.
Las primeras son de carácter convencional y especifican la adecuación del acto con respecto al
conocimiento, las creencias (suposiciones), los deseos y las evaluaciones de los hablantes. Las
condiciones sociales, por su parte, señalan que, para determinados actos de habla, el hablante
debe tener una posición social que le permita realizar dicho acto. Por ejemplo, para dar una orden,
que debe existir una relación de jerarquía entre los hablantes. Más aún, Van Dijk destaca que
algunos actos de habla requieren condiciones institucionales, pues es evidente, por ejemplo, que
sólo los jueces pueden llevar a cabo los actos de habla de perdonar y condenar, y sólo los policías
pueden arrestar a la gente.

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