Esguince de Tobillo

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Esguince de tobillo

1. Introducción
2. Justificación
3. Recuerdo anatómico
4. Clasificación
5. Diagnóstico  clínico
6. Rehabilitación
7. Complicaciones
8. Conclusiones
9. Bibliografía
INTRODUCCIÓN
La actividad física  y el deporte tienen muchos efectos beneficiosos, entretanto,
ocurren lesiones, esas lesiones incluyen esguinces, contusiones y fracturas. Las
lesiones ligamentarias del tobillo se conocen con los términos de esguince,
torcedura o entorsis del tobillo, el esguince es la lesión articular que afecta a
ligamentos y/o cápsula, producida por un movimiento  forzado indirecto, sin que
las superficies articulares pierdan su contacto de modo permanente, representan
las lesiones más frecuentes que se presentan en las actividades cotidianas y del
15% de todas las lesiones asociadas con la práctica de deportes (basketball ,
volleyball, football), es responsable de aproximadamente el 12% de todos los
traumatismos atendidos en las salas de emergencia, el 78% de los esguinces son
externos, el 4% son internos y el 16% son lesiones de la sindesmosis, el 78% de los
esguinces ocurren en un tobillo previamente lesionado. Estas lesiones
representan uno de los principales motivos de consulta en el servicios  de
urgencias; se estima alrededor de un caso por cada 10 mil personas que son
atendidas por día. El mecanismo de lesión más común es la supinación con una
combinación de aducción e inversión  del pie en flexión plantar; el cual se
produce por medio de un golpe directo, una caída o un movimiento incorrecto del
tobillo.

Anualmente, en el Instituto Mexicano del Seguro Social


alrededor de 275, 639 personas con esguince de tobillo son
tratadas en los servicios de medicina  familiar; como parte de su
tratamiento requieren varios días de incapacidad para la
recuperación de la extremidad lesionada. Esto ocasiona
ausentismo laboral  lo que conlleva a consecuencias sociales y
económicas.

Aunque el esguince de tobillo es común, su manejo


a veces es inconsistente, con unas modificaciones menores en los
cuidados estándar, muchos pacientes pueden volver a su
actividad habitual más rápidamente, con menos
posibilidades de volver a lesionarse. Actualmente se propone que
el tratamiento se debe enfocar en la resolución del
proceso  inflamatorio con recuperación funcional en un
tiempo  menor al habitual así como, evitar la
cicatrización incorrecta de los ligamentos que pueden
producir síntomas residuales (dolor o edema) y las
recaídas como resultado de la inestabilidad crónica
del tobillo. Por lo tanto, cuando el manejo es apropiado y la
rehabilitación temprana se puede reducir el tiempo de
recuperación y las complicaciones, es decir, el paciente
podría regresar en buenas condiciones físicas a sus
actividades.

JUSTIFICACIÓN
El esguince es el traumatismo más frecuente en el ser humano y es una lesión que
se puede asentar en muchas articulaciones  (codo, muñeca, dedos, columna
vertebral), pero con mayor frecuencia afecta al tobillo (ligamento externo,
peroneo-astragalino anterior) y a la rodilla (Ligamento lateral interno). El
mecanismo es siempre indirecto, y se trata de un accidente moderado de
torcedura o distorsión, de movimiento forzado normal de la articulación o
anormal que provoca lesión de los tejidos  cápsulo-ligamentosos, cuando se
sobrepasa su límite de amplitud fisiológica.

Es una lesión propia del adulto joven, pues en el niño los ligamentos son muy
elásticos y ceden mucho y el mismo mecanismo de producción  provoca una
lesión del cartílago de crecimiento, mientras que en el anciano el hueso es frágil y
se fractura. Y si bien antes se consideraba que era una lesión casi exclusiva del
sexo masculino, en la actualidad, al ser practicado el deporte, casi en la misma
proporción por ambos sexos, el número de lesiones es equiparable en hombres y
en mujeres, aunque el esguince de rodilla es más frecuente en el hombre  y el de
tobillo en la mujer . El mecanismo indirecto de tracción sobre el ligamento puede
ocasionar: Lesión del propio ligamento, desinserción del ligamento de su punto
de inserción ósea, arrancamiento óseo o fractura de la zona de inserción. Las
lesiones del propio ligamento se clasifican en: desgarros leves, distensión del
tejido sin desorganización; desgarros moderados, aunque se mantiene la
continuidad del ligamento, la fuerza  se reduce de forma importante y, lesiones
severas que representan la rotura completa del ligamento, puede implicar
lesiones óseas asociadas o lesiones osteocondrales.

El esguince de tobillo es una lesión importante, de gran repercusión en la vida y el


rendimiento del deportista, pero también de la población  en general, como puede
deducirse de los siguientes puntos: Frecuencia, en todas las publicaciones el
esguince de tobillo es la lesión que encabeza la estadística , tanto en atenciones de
urgencias hospitalarias como deportivas. La incidencia es lógicamente, mayor en
deportes de carga, de contacto y saltos. Repercusión en el rendimiento laboral y
deportivo, además de suponer un número de bajas importante, con
periodos variables  de incapacitación que van de una semana a tres meses
dependiendo del grado del esguince, los esguinces de tobillo producen secuelas
inmediatas y tardías que influyen en el rendimiento deportivo. Trascendencia
futura de la lesión, los esguinces de repetición son causa de lesiones progresivas y
degenerativas en el tobillo, cada vez es más fácil un nuevo episodio porque cada
vez son más débiles las estructuras  de contención, a esto se suman los efectos
sobre el interior de la articulación, como formación de tejidos de cicatrización
(fibrosis), desprendimiento de fragmentos de cartílago y degeneración articular.

DEFINICION: El esguince de tobillo consiste en la ruptura parcial o total de los


ligamentos en la articulación del tobillo. Es denominado vulgarmente como
torcedura, son lesiones producidas por una distensión de la cápsula articular y los
ligamentos que rodean la articulación del tobillo (1).

RECUERDO  ANATÓMICO
La región anatómica del tobillo
está formada por dos articulaciones, la
articulación tibioperoneo-astragalina (compuesta por el
extremo distal de la tibia, el peroné y el
astrágalo) y la subastragalina (tróclea del
astrágalo y calcáneo). Los ligamentos de esta
región son: El ligamento lateral interno (ligamento
deltoideo) que es el principal elemento de estabilidad del
tobillo y el ligamento lateral externo, con sus 3
fascículos: peroneoastragalino anterior,
peroneocalcáneo y peroneoastragalino posterior. La
articulación tibioperonea-tarsiana sólo permite
movimientos de flexo-extensión con una amplitud de hasta
15º de dorsiflexión, y de 55º de flexión
plantar, mientras que la articulación subastragalina
sólo permite movimientos de supinación (hasta
30º) y de pronación (hasta 10-20º). BIOMECANICA
DEL TOBILLO: El tobillo pone en contacto la mortaja tibioperonea
con el astrágalo. Debajo del astrágalo, la
articulación subastragalina con el calcáneo
participa en la movilidad y estabilidad del pie en carga.
Estabilidad pasiva: El efecto «tenaza» que la
tibia y el peroné tienen sobre el astrágalo
contribuye a la estabilidad del tobillo. La estabilidad pasiva
también está garantizada por tres grupos de
ligamentos: el ligamento tibioperoneo; el complejo medial,
(ligamento grueso y resistente, que está compuesto por
tres haces (tibiocalcáneo, tibioastragalino anterior y
tibionavicular), su función  principal consiste en limitar
la eversión, el pie valgo y, en menor medida, el pie talo;
y el complejo lateral, compuesto por tres ligamentos:
peroneoastragalino anterior (o haz anterior), calcaneoperoneo (o
haz medio), limita la inversión y peroneoastragalino
posterior (o haz posterior), limita el cajón posterior. El
complejo limita la rotación interna. Estabilidad
activa: Las estructuras ligamentosas no bastan para
estabilizar el conjunto articular del tobillo en los tres planos
del espacio. Por lo tanto, existe una estabilización
activa muscular asociada. La estabilidad en el plano sagital
está garantizada por el músculo tibial anterior y
por el tríceps sural (constituido por los gemelos y el
sóleo). El tríceps limita la flexión dorsal.
Cuando están en flexión plantar, los flexores del
tobillo (tibial anterior, extensor largo del dedo gordo, extensor
largo de los dedos) participan en su limitación y su tono
facilita la estabilización anterior. La
estabilización transversa está garantizada por los
músculos  tibial posterior y los peroneos corto y largo. El
tibial posterior, antagonista directo del peroneo corto, limita
la eversión patológica. A estos músculos
principales hay que añadir el extensor largo de los dedos
y el extensor largo del dedo gordo, que además de su
acción  sobre los dedos de los pies también son
flexores. La estabilidad en la rotación está
garantizada por todos los músculos periarticulares.
FACTORES DE RIESGO : Las personas con alteraciones
anatómicas del pie y sobrepeso así como, aquellas
que realizan ciertas actividades laborales y deportivas, y
quienes son portadores de enfermedades  concomitantes (procesos
neuropáticos, trombosis venosa, trastornos
hematológicos) y uso crónico de anti-inflamatorios
o anticoagulantes.

MECANISMOS FISIOPATOLOGICOS:

Por inversión: El mecanismo de lesión más frecuente es la torsión  del tobillo en


inversión y flexión plantar. El ligamento que con mayor frecuencia se desgarra es
el lateral externo y sobre todo su haz peroneo-astragalino anterior. Pueden asociar
lesiones capsulares, de la vaina de los tendones peroneos o fracturas por
desinserción.

Por eversión: El esguince interno es más raro, debido a que es un movimiento


limitado por el tope del maléolo externo y por la gran consistencia del ligamento
deltoideo. Se debe descartar en este caso lesiones asociadas como fractura del
peroné distal (maléolo) o proximal (cuello o "maissonneuve") e incluso del
astrágalo (cúpula y apófisis lateral) (2).

CLASIFICACIÓN
Basándose en la exploración clínica, la mayoría de los autores coinciden en
clasificar el esguince de tobillo en tres grados y algunos consideran un cuarto.

El grado I corresponde a una distensión o estiramiento ligamentoso,


los signos  clínicos suelen ser moderados, el ligamento más frecuentemente
afectado es el haz peroneo-astragalino anterior y en el 65 % de los casos la lesión
es única, tanto el edema como la equimosis son moderados y muy localizados, el
paciente puede andar en carga completa, este grado nunca evoluciona hacia la
inestabilidad.

El grado II corresponde a un desgarro parcial del ligamento que puede afectar a


uno o a varios haces, el edema y la equimosis son localizados y moderados, el
paciente puede caminar pero tiene que usar bastones y no consigue apoyar el pie,
la inestabilidad secundaria es inhabitual en estos casos pero puede producirse.
El grado III corresponde al desgarro completo de uno o de varios haces del
ligamento lateral, en este caso, el edema y la equimosis son importantes y difusos,
el dolor es intenso y se extiende por el maléolo lateral, el apoyo es imposible, la
gravedad del esguince depende de la extensión de la rotura del ligamento lateral,
el haz que primero se lesiona es siempre el peroneo-astragalino anterior, después
el peroneo-calcáneo y por último el peroneo-astragalino posterior, los tres haces
pueden estar completamente rotos, es posible que aparezca una inestabilidad
secundaria.

El grado IV corresponde a la luxación de la articulación (1, 3).

DIAGNÓSTICO  CLÍNICO
Anamnesis: Es importante recoger los siguientes datos: edad, actividad laboral y
actividad deportiva, mecanismo lesional, antecedentes de lesiones previas en la
misma zona, características del dolor (habitualmente, el dolor súbito inicial suele
seguirse de una fase de analgesia parcial, para posteriormente aumentar de nuevo
la sensación dolorosa), la percepción  de crujido o sensación de desgarro (suele
ser signo de gravedad de la lesión).

Inspección: Valorar el grado y
localización del edema, presencia de equimosis y de
deformación, el grado de funcionalidad de la
articulación (posibilidad de apoyo y movilidad activa) y
postura espontánea. Palpación: Sirve para
orientar tanto el diagnóstico  positivo como el
diferencial. En primer lugar comenzaremos por los relieves
óseos para evaluar posible presencia de fractura
ósea asociada: maleolo tibial y peroneo, y base del
5º metatarsiano. Después palparemos los ligamentos en
un esguince leve normalmente habrá dolor delante del
maleolo peroneo. Es aconsejable palpar el borde óseo
posterior del peroné intentando empujarlo hacia delante,
ya que la aparición de dolor debe hacer sospechar una
posible fractura o fisura del maléolo peroneo.
También se debe palpar toda la longitud de la tibia y del
peroné para descartar fracturas del peroné proximal
(fractura de Maissoneuve) que puede asociarse a la lesión
de la sindesmosis. La palpación dolorosa sobre la base del
5° metatarsiano puede indicar una avulsión de la
inserción del peroneo lateral largo. Para diagnosticar el
esguince de la sindesmosis puede ser útil efectuar una
compresión de tibia y peroné, y la rotación
externa del pie respecto de la tibia y peroné, lo cual
produce dolor intenso en articulación tibio-peronea
distal.

Movilización: La movilidad activa estará condicionada por el grado de lesión y el


tiempo de evolución  de la lesión. La movilidad pasiva se explora para evaluar el
estado  de cada uno de las estructuras ligamentosas y el grado de estabilidad
articular. Constituye la exploración que mejor orientará a la confirmación de
rotura ligamentosa. Maniobras: (siempre comparadas con el lado sano) La
maniobra más demostrativa de lesión es la reproducción  del mecanismo lesional,
pues reproduce el dolor en el lugar de la lesión. Hay que tener en cuenta que la
inversión pasiva del pie produce dolor tanto en esguinces como en fracturas,
mientras que el evertir el pie produce dolor en la zona del maleolo peroneo en las
fracturas y no en esguinces leves. Cuando reproducimos el dolor con la
movilización hay que pedir al paciente que señale con precisión la localización del
dolor. Bostezo articular: con ambas manos se fija el calcáneo y la pierna, y se
realiza movimiento de varo y valgo, comparando con la articulación contralateral,
cuando existe bostezo, indica laxitud y posible lesión ligamentosa. Cajón anterior:
se realiza sujetando con una mano la tibia y con la otra traccionando el pie hacia
delante, esta maniobra explora la articulación tibio-tarsiana, y si resulta positiva
indica lesión ligamentosa grave. Criterios de Ottawa: Son instrumentos auxiliares
para el diagnóstico de fracturas; tienen una sensibilidad casi del 100%, su
aplicación reduce de 30-40% el uso de radiografías innecesarias. Además permiten
la cuantificación del grado de inestabilidad. La radiografía de tobillo sólo está
indicada cuando el paciente siente un dolor en la zona maleolar asociado a uno de
los signos siguientes: dolor óseo cuando se palpa el borde posterior del maléolo
externo, dolor óseo al palpar el borde posterior o punta del maléolo o incapacidad
de apoyo inmediatamente después del accidente y durante la exploración médica.
También está indicada cuando el paciente hace referencia a un dolor en el
mediopie asociado a uno de los signos siguientes: dolor óseo cuando el
examinador palpa la base del 5° metatarsiano, dolor óseo al palpar la zona del
escafoides tarsiana (navicular) o incapacidad de apoyo inmediatamente después
del accidente y durante la exploración médica.

EXAMENES COMPLEMENTARIOS:

Placas radiográficas estándar: Son


las anteroposterior, de frente anteroposterior con el segmento
crural en una rotación interna de 20º para despejar
la bóveda astragalina, y lateral. En caso de urgencia, las
placas dinámicas carecen de interés  ya que no son
fiables (tienen una sensibilidad mediocre, del orden del 50
%).

Ecografía: Es difícil de realizar


porque depende de la calidad  del material y de la
especialización del explorador. En la actualidad se
reserva para los casos en los que la gravedad del esguince no es
evidente en la clínica. Los resultados pueden hacer que se
modifique el tratamiento. Con este examen se visualizan los haces
anterior y medio del ligamento lateral, así como la parte
superficial del ligamento medial. Se puede evaluar el lugar y la
extensión de los eventuales desgarros, tanto en
patología aguda como crónica. La ecografía
permite también evaluar lesiones de los
peroneos.

Artrografía: Se realiza para detectar


lesiones ligamentosas durante los tres días siguientes al
traumatismo, con una sensibilidad que se acerca al 100
%.

Artroescáner o imágenes  por resonancia


magnética: Permiten hacer un estudio exacto de las
lesiones del ligamento lateral, así como explorar una
lesión del ligamento en «seto», una
lesión osteocondral de la bóveda astragalina y
cuerpos extraños intra-articulares. Estos exámenes
se efectúan con miras a un posible tratamiento
quirúrgico.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL: Son varias las lesiones


que pueden parecer un esguince de tobillo. Es importante advertir
las posibles fracturas. El diagnóstico diferencial no
debería plantearse con los maléolos lateral y
medial, reborde tibial anterior, ni calcáneo. En cambio ,
un examen más detallado puede permitir hacer el
diagnóstico diferencial con una lesión de la base
del quinto metatarsiano, una lesión del astrágalo
(bóveda osteocondral) y, excepcionalmente, con una
fractura parcial del calcáneo (1, 4).

ESTRATEGIA TERAPÉUTICA:

Independientemente del grado del esguince, durante los primeros días el


tratamiento es el mismo. Se trata de un procedimiento  ideado por los
anglosajones: el PRICEMMS (propioception, rest, ice, compression, elevation,
medications, motion, strenghthening) que tiene como objetivo  fortalecer los
ligamentos, mejorar los rangos de movilidad y recuperar la propiocepción del pie
afectado. Consiste en ejercicios de propiocepción o equilibrio , reposo relativo que
se alterna con actividad y descarga progresiva de peso, aplicación de frío local,
aplicación de vendaje elástico (debe comprimir moderadamente el tobillo
lesionado y la compresión aumentará en forma progresiva según la tolerabilidad y
el efecto logrado), elevación de la extremidad afectada a 30 grados, medicamentos
analgésicos y anti-inflamatorios (piroxicam 40 mg por vía oral cada 12 horas los
primeros 3 días y después cada 24 horas los siguientes 4 días, paracetamol 500 mg
vía oral cada 6 horas los primeros 3 días y después cada 8 horas los siguientes 4
días), ejercicios de movilidad pasiva o activa y ejercicios de fortalecimiento
contrarresistencia.

La elección del sistema  para la inmovilización variará según el grado de la lesión.

Grado I: tras el tratamiento del proceso inflamatorio inicial puede optarse por un
vendaje elástico-adhesivo durante una semana que debe abarcar desde la raíz de
los dedos hasta debajo de la rodilla, o bien un vendaje funcional. Es
recomendable, además de no recurrir nunca a la inmovilización total rígida,
iniciar una movilización activa del tobillo, sin llegar a producir dolor, y
posteriormente una deambulación precoz y progresiva.

Grado II: hay que asegurar una eficaz protección de los ligamentos dañados,
puede optarse por un vendaje funcional (strapping) durante tres semanas o por un
vendaje elástico compresivo, cuando no podamos asegurar una correcta
protección del tobillo o el proceso inflamatorio sea importante optaremos por un
tratamiento ortopédico con férula de escayola (también optaremos por la férula
cuando no podamos asegurar una buena inmovilización con el vendaje). Ésta debe
colocarse precozmente, abarcando desde la raíz de los dedos hasta debajo de la
rodilla y que manteniendo el tobillo en ángulo recto. A las 48 horas, tiempo
suficiente para que disminuya la tumefacción, algunos autores recomiendan
sustituirla por un botín de escayola que se retirará a las 3 semanas después de la
lesión.

Grado III: el tratamiento de elección es la inmovilización enyesada y elevación del


pie durante tres o cuatro semanas. Posteriormente se completa el tratamiento con
vendaje funcional durante 10-15 días más. Con este grado lesional no debe
inmovilizarse sólo con vendaje funcional, ya que no impide los movimientos
anormales del tobillo. Algunos autores opinan que en los esguinces de grado III
debe efectuarse tratamiento quirúrgico.

REHABILITACIÓN
El tratamiento rehabilitador se basa en ejercicios para fortalecer las estructuras
del tobillo y la fuerza muscular de la pierna.

Estos ejercicios se pueden dividir en tres fases: 1ª fase: ejercicios de movilidad


pasiva en descarga. Estiramientos del tendón de Aquiles (no hacerlos si produce
dolor). Ejercicios de "alfabeto": mover el tobillo en todas direcciones, como
dibujando letras en el aire . 2ª fase: ejercicios de movilidad activa en carga, que se
comenzará a realizar cuando desaparezca el dolor. Ejercicios isométricos
contra resistencia , que puede ser una pared o el otro pie: realizarlos en flexión
dorsal y plantar, inversión y eversión (10 tandas de 5 segundos 3 veces al día).
Ejercicios isotónicos, empleando como resistencia una goma, un peso o el otro
pie. Efectuarlos despacio y bajo control , y también en las cuatro direcciones
mencionadas (3 tandas de 10 repeticiones 2 veces al día; 1 segundo en la fase
activa y 4 en la fase pasiva). Ejercicios con los dedos: coger bolitas o arrugar unan
toalla. 3ª fase: entrenamiento  propioceptivo con plataformas inestables, o
caminando sobre suelos  de diferente dureza (de duro a blando) (5).

COMPLICACIONES
Tanto si el esguince es externo, interno o anterior, pueden persistir
algunos problemas : hinchazón periarticular, dolor, rigidez del tobillo o una
disminución de la estabilidad articular. 

Edema residual: Aparece sobre todo en personas de más edad. Es más frecuente


cuando el esguince no ha sido tratado o cuando se han utilizado inmovilizaciones
rígidas, sobre todo de forma prolongada. Se presenta tras prolongada
bipedestación (al final del día) y normalmente se debe a la insuficiencia
vasomotora desatada tras la inmovilización. Lo más eficaz es la colocación de una
media elástica por la mañana antes de levantarse. Inicialmente se retira en el
momento de acostarse y, con posterioridad, cada día un poco más temprano. La
criocinesia y los baños de contraste en dos o tres sesiones al día también se han
mostrado eficaces.

Dolor: En ocasiones, tras suspender el tratamiento, puede persistir dolor de


características mecánicas que aparece con la deambulación prolongada y/o
actividades físicas y a veces incluso en reposo. La persistencia de este dolor puede
obligar a evaluar de nuevo para descartar alguna patología asociada. Es necesario
descartar en este caso una lesión osteocondral del astrágalo. El tratamiento se
basa en técnicas fisioterápicas como corrientes de baja frecuencia, ultrasonidos,
masajes transversales profundos, etc. En algunos casos hay que recurrir a
infiltraciones locales con corticoides a nivel de las inserciones y de los trayectos
ligamentosos dolorosos.

Rigidez y bloqueo articular: La rigidez articular se produce como consecuencia


de prolongadas inmovilizaciones o por un temor exagerado del paciente a
lesionarse. En este caso se remitirá al paciente a rehabilitación. El bloqueo
articular puede deberse a fracturas osteocondrales no diagnosticadas. En este caso
se deberá remitir al paciente a Traumatología.

Inestabilidad: Una consecuencia posterior al esguince puede ser la inestabilidad


del tobillo, que es tanto mayor cuanto menos adecuado ha sido el periodo y tipo de
inmovilización, y la posterior rehabilitación. El paciente percibe una cierta
inestabilidad e inseguridad  del tobillo con frecuentes torceduras posteriores. Si
persiste tras la rehabilitación se puede remitir al especialista para valorar
necesidad de tratamiento quirúrgico. Otras complicaciones menos frecuentes son:
Distrofia simpática (Sudeck), síndrome del seno del tarso o esguince crónico del
tobillo: dolor local persistente localizado en el tarso.

SEGUIMIENTO: Esguinces de grado I: revisión a los siete a diez días. Se valora el


dolor espontáneo y a la digitopunción, la tumefacción articular y la movilidad
activa y pasiva. Si toda la exploración es normal se da el alta recomendando los
ejercicios de potenciación de la musculatura y el uso de una tobillera. Esguinces
de grado II: revisión en 1-2 semanas para valorar posible cambio a tratamiento
funcional. Esguinces de grado III: deben ser tratados  y seguidos por el servicio  de
traumatología.

CRITERIOS DE DERIVACIÓN/INTERCONSULTA: Cuando exista luxación o


fractura asociada, compromiso neurovascular, en caso de herida asociada que
interese la articulación, cuando exista inestabilidad articular que no mejore con
los ejercicios y en casos de bloqueo articular, cuando exista lesión de la
sindesmosis y cuando exista rigidez articular y dolor residual (1, 6).
CONCLUSIONES
El esguince de tobillo es una lesión frecuente. La mayoría de los casos se localiza a
nivel del ligamento lateral.

El diagnóstico diferencial y el diagnóstico de gravedad constituyen los dos


problemas principales que condicionan la elección terapéutica.

Es fundamental descartar lesiones más graves (fracturas) que deben ser tratadas
por el especialista.

Estos esguinces suelen ser lesiones de evolución favorable. Hoy en día, el


tratamiento de esta lesión se basa fundamentalmente en el tratamiento funcional.
La inmovilización y la cirugía se reservan para los casos particulares.

Las secuelas (dolores y/o inestabilidad) son poco habituales pero requieren un
nuevo estudio clínico y paraclínico.

La mayoría de las complicaciones del esguince de tobillo se producen como


consecuencia de un tratamiento inadecuado (tanto por exceso como por defecto)
o un incumplimiento del mismo por parte del paciente.

No siempre el grado de dolor es proporcional a la importancia de la lesión. En los


esguinces de grado III es frecuente encontrar una fase de relativa analgesia tras el
trauma que ocasiona la lesión.

Es importante evitar errores frecuentes: colocación de vendaje compresivo en las


primeras horas; infrautilización o sobre utilización de férulas de escayola y
vendajes funcionales en el tratamiento de urgencias, apoyo precoz del miembro
sin valoración funcional previa.

En el tratamiento a veces prolongado del paciente, la rehabilitación ocupa un


lugar preponderante. Está basada en técnicas de reprogramación neuromotora y
contribuye a prevenir las recidivas. El objetivo final es conseguir que cada
paciente recupere un tobillo indoloro, móvil y estable.

Tras lo aquí expuesto podemos llegar a la conclusión de que el diagnóstico clínico


de esguince de tobillo no es del todo exacto y podría afirmarse que para muchos
profesionales es un "cajón desastre" en el que engloban multitud de patologías
tantoa nivel ósteo-articular, como referidas a tejidos blandos.

La propuesta del Concepto  Mulligan para la limitación de la movilidad y/o dolor


en las articulaciones del tobillo siguen una seria de principios  fundamentales
para su aplicación y deben tomarse en cuenta en la aplicación clínica de este tipo
de patologías. Este concepto puede suponer una parte importante del tratamiento
fisioterápico sin olvidar las otras herramientas  del arsenal terapéutico que
disponemos para el tratamiento de los esguinces de tobillo y la presencia de dolor
en el movimiento activo de cualquier articulación.

Brian Mulligan expone que toda articulación es susceptible de recibir tratamiento


a través de su Concepto siempre y cuando se sigan una serie de principios
fundamentales que son los siguientes: Pérdida del movimiento articular, dolor
asociado al movimiento y dolor asociado a una actividad específica

BIBLIOGRAFÍA
 1. Guía de Práctica
Clínica para el Diagnóstico y Manejo del
Esguince de Tobillo en la Fase Aguda. México :
Secretaría de Salud; 2008.

 2. Fong D, Chan YY, Mok KM, Yung P, Chan KM.


Understanding acute ankle ligamentous sprain injury in
sports. Sports Medicine, Arthroscopy, Rehabilitation, Therapy
& Technology. 2009; 1:14.

 3. Dubin JC, Comeau D, McClelland RI, Dubin RA,


Ferrel E. Lateral and syndesmotic ankle sprain injuries: a
narrative literature review. Journal of Chiropractic
Medicine. 2011; 10, 204-219.

 4. Molinari A, Stolley M, Amendola A. High


ankle sprains (syndesmotic) in athletes: Diagnostic
challenges and review of the literature. Iowa Orthop J. 2009;
29:130-138.

 5. Witjes S, Gresnigt F, Van den Bekerom M,


Olsman JG, Van Dijk. The Ankle Trial (Ankle treatment after
injuries of the ankle ligaments): what is the benefit of
external support devices in the functional treatment of acute
ankle sprain?: a Randomised Controlled Trial. BMC
Musculoskeletal Disorders. 2012, 13:21.

 6. Van Rijn RM, Van Ochten J, Luijsterburg PA,


Van Middelkoop M, Koes BW, Bierma ZS. Effectiveness of
additional supervised exercises compared with conventional
treatment alone in patients with acute later ankle sprains:
systematic review. BMJ. 2010; 1-11.

 Autor:

Miguel Angel Narvaez


Escobedo

RESIDENTE DE SEGUNDO AÑO EN LA


ESPECIALIDAD DE MEDICINA FAMILIAR

INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO


SOCIAL

FECHA: 11 DE MAYO DE 2012

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