Juan Moricz
Juan Moricz
Juan Moricz
Hasta su
clausura hace un par de años, el Museo
Regional Salesiano de Rawson tenía en
exposición una colección de 32 de dichas
piedras talladas. Al lado de cada una había
una etiqueta con el lugar de origen. Todas
fueron donadas, o adquiridas a terceras
personas.
Cuando estuve en el museo en diciembre de
2003, fotografié 15 de las piedras más
interesantes en sus vitrinas. De éstas, las que
más se destacan presentan: (1) escritura de
tipo semita; (2) un enjambre de serpientes, y
(3) una cruz, un sol y una media luna. Esta
última piedra es la única de mármol blanco,
un tipo de roca metamórfica que no es de la
región.
Al parecer, las
piedras fueron talladas por personas distintas
en diferentes momentos. Las serpientes
entrelazadas, talladas en bajorrelieve, parecen
ser de factura celta. El perfil de un cacique o
guerrero nativo, también tallado en
bajorrelieve, podría ser obra de un indígena
que hubiera aprendido su oficio de un
maestro europeo. Un hombre a caballo
enfrentado a una gran punta de flecha
parecería ser de la época post-Conquista,
considerando que los caballos fueron
reintroducidos en las Américas por los
españoles. ¿O fueron éstos quienes que los
trajeron?
Había deseado
ver estas piedras desde fines de la década del
60, cuando Juan Foerster, un naturalista
alemán que tenía un museo privado en Dos
de Mayo, Misiones, me mostró una vieja
revista científica con fotos de las vitrinas del
Museo Salesiano de Rawson y un texto que
hablaba de "piedras rúnicas" en el Chubut.
Así fue que cuando en 2003 la provincia me
invitó a recorrer la costa para escribir
artículos de interés turístico, agregué el
museo a mi lista de pedidos.
Luego de hacer algunas comparaciones de
alfabetos antiguos en el Internet, yo diría que
los caracteres de las piedras son más
sugestivos del arameo (idioma hablado desde
700 a.C hasta el presente), que de las runas
usadas por los pueblos germánicos desde el
siglo III al XIII d.C.
Los caracteres no son indígenas. Ni el pueblo
tehuelche (que habitó estas tierras 12.000
años antes de la llegada de los españoles) ni
el mapuche (una etnia con raíces en Chile que
absorbió a los tehuelches y otros grupos
étnicos de la Argentina en el siglo XIX),
desarolló un sistema de escritura. En el siglo
XVII los curas jesuitas desarrollaron un
alfabeto mapuche con letras latinas para
poder evangelizar; ahora hay más de 10
alfabetos diferentes, pero con letras similares,
en uso en la Argentina y Chile. El pueblo
mapuche adoptó su bandera nacional en Chile
recién en 1992. Antes, en 1987, Julio Antieco
(1929-1993), un mapuche argentino, había
inventado una bandera mapuche-tehuelche
con una faja azul superior y una amarilla
inferior, con una flecha azul sobre una faja
céntrica blanca, pese al hecho que la bandera
histórica de los tehuelches, la que usaron en
el siglo XIX, era totalmente blanca.
Al contemplar estas piedras en Rawson,
pensé (y sigo pensando): "O algún cura o
escultor culto se entretuvo tallándolas durante
las largas noches patagónicas invernales, o …
son auténticas."
Las piedras han atraído a numerosos
investigadores de distintas partes del mundo,
y han originado otras tantas interpretaciones
de sus símbolos. Algunos señalan que los
antiguos egipcios y asiáticos asociaron las
serpientes con la fertilidad. Hay quienes ven
un nexo entre el Islam y la media luna de la
piedra de mármol blanco, y otro entre los
corazones y el simbolismo cristiano del
Medioevo. Pero no hay que olvidar que la
media luna también forma parte de la
imaginería mapuche.
La clausura del Museo Salesiano de Rawson
obedeció un plan oficial de juntar las
colecciones de los tres museos de la ciudad
bajo un solo techo. El plan no se concretó,
pero el museo que se halla dentro de la
escuela salesiana permanece cerrado, y
algunas de sus piedras fueron prestadas a un
museo municipal cercano.
Primeras exploraciones
Las piedras chubutenses salieron a la luz más
o menos en la época en que los
investigadores internacionales comenzaban a
considerar la posibilidad que el Nuevo
Mundo había sido explorado varios siglos
antes del arribo de Cristóbal Colón en 1492.
Cuando Colón zarpó de España, él pensaba
que la tierra al oeste de Europa era "las
Indias" (el Sudeste de Asia) porque los mapas
vigentes en la época mostraban a Sudamérica
como una gigantesca península de la China.
Desgraciadamente, dichos mapas estaban
basados en uno hecho por un egipcio que
había alterado un mapa anterior de un fenicio
que había mostrado nuestro continente como
tal.
Durante el
siglo XX, varios estudiosos de la talla de Paul
Rivet en Francia, António Mendes Correa en
Portugal y Dick Edgar Ibarra Grasso y Paul
Gallez en la Argentina, entre otros,
publicaron libros y ponencias sobre mapas
antiguos y relatos de viajes transatlánticos y
transpacíficos que se habrían realizado
mucho antes que Colón llegó a Norteamérica.
Así nos enteramos no solo que los fenicios
(gente de lo que hoy son el Líbano y Siria)
llegaron hasta Inglaterra en 1103 a.C. para
explotar depósitos de estaño, sino también
que los chinos descubrieron Norteamérica y
Sudamérica en 400 d.C., y que Colón puso
proa al Nuevo Mundo con copias de mapas
hechos por cartógrafos levantinos en base a
viajes que se habrían hecho 2.000 años antes
de 1492. Un destacado exponente de estas
teorías fue Ibarra Grasso (1914-2000), quien
durante la segunda mitad del siglo XX
escribió muchos libros sobre los orígenes de
los pueblos de América latina, basándolos en
sus excavaciones y estudios, y aquellos de
sus colegas. Es de sumo interés su libro Los
mapas de América 2000 años antes de ser
"descubierta", publicado en Buenos Aires en
1997. Uno termina pensando: si las cartas
marítimas y copias de ellas se difundían en
Europa y Asia durante un período de tiempo
tan largo previo al viaje de Colón, y los
navegantes griegos, árabes y asiáticos
concluyeron que la tierra es redonda mucho
antes que los europeos admitieron que no es
plano, ¿por qué no podrían haber llegado
hasta el sur de Sudamérica – por las mismas
rutas marítimas que usarían exploradores
españoles y portugueses varios siglos después
– cristianos que se escapaban de las
invasiones musulmanas en Tierra Santa? La
principal pregunta clave sería: ¿Por qué
querrían llegar tan hacia el sur en 800 o 1314
d.C.?
La fascinación por los Templarios
Desde su fundación en 1099 para proteger a
los peregrinos de los musulmanes en Tierra
Santa, los Caballeros Templarios (de la
Orden del Templo) han ejercido una especial
fascinación sobre los comunes mortales.
Empezaron tan pobres que su sello muestra
dos hombres compartiendo un caballo de
guerra, pero la Orden terminó teniendo su
propia armada y prestando dinero a mucha
gente, incluyendo los reyes.
Tiempos atrás,
el mar llegaba más tierra adentro y
probablemente hasta la meseta, que hoy se
encuentra a 1 km del agua. La gente de
Delphos, que pasa mucho tiempo hablando
con gente local, dice que leyendas indígenas
hacen referencia a hombres blancos con
cañones que ocupaban la meseta antes de la
llegada de los españoles.
El grupo dice
haber descubierto restos de mosaicos de
cerámica sobre la meseta. Delphos ahora
busca vestigios de una segunda ciudad de los
antiguos cruzados en la Meseta de
Somuncurá. Desde 1997, sus miembros han
hecho más de una docena de expediciones a
las costas de Río Negro y Chubut y a la
Meseta de Somuncurá, compartida por ambas
provincias.
Vea sus estudios
en http://www.delphos.com.ar/.
Visite
también http://www.cristobalcolondeibiza.co
my/ http://globalizacion.no.sapo.pt/
FOTO CRÉDITOS: La meseta de El
Fuerte, Fundación Delphos. Cinco piedras
talladas del Museo Regional Salesiano de
Rawson, Chubut, Bonnie Tucker. Mapa
dibujado por el cartógrafo alemán
Henricus Martellus Germanus en 1489.
Sello templario. Templarios en un grabado
antiguo. Mapa atribuido al cartógrafo
francés Jean Antoine Victor Martin de
Moussy, publicado en su atlas de 1869, y
una expedición de la Fundación
Delphos, ambas de Fundación Delphos.
EDITOR EN JEFE2013.01.12.
Conferencia de prensa sobre la misteriosa cueva
EDITOR EN JEFE2013.01.12.
Conferencia de prensa sobre la misteriosa cueva