5 Fabulas
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Érase una vez un pastor que se encargaba de cuidar una manada de bueyes. Un
día se extravió un ternero y él desesperado salió en su búsqueda recorriendo los
alrededores, pero nada, no pudo hallarlo. Tanta era la angustia por la pérdida de
este ternerito que le prometió a Zeus que si le decía quién era el responsable
sacrificaría un cabrito en su nombre.
Esta historia ocurrió una mañana cuando el labrador había terminado de trabajar
en sus campos y llevo a los bueyes a que se refrescaran en el estanque. Después
de beber agua se dispusieron a descansar un poco pues estaban muy agotados
por el peso de los arados cuando de repente apareció un hambriento lobo en
busca de alimento.
Este se fue acercando poco a poco al arado, y una vez allí empezó a saborear los
bordes del yugo para sentir al menos el gusto del sudor de los bueyes y así
engañar a su estómago. Comenzó suavemente pero era tanta el hambre que tenía
que no se percató que su iba metiendo su cabeza dentro del yugo. El hambriento
lobo al percatarse de que había quedado atrapado por el yugo comenzó a
desesperarse porque no podía salir así que empezó a correr en todas las
direcciones. Mientras corría arrastraba el arado por todo el surco que habían
hecho los bueyes.
Un rato más tarde llego el labrador acompañado de sus bueyes y al ver lo que
estaba ocurriendo le gritó al lobo:
– ¡Maldito lobo! Que distinto sería todo si no tuvieses esas malas ideas de acosar
a los animales que nos ayudan en el campo a trabajar. Yo sería un hombre muy
dichoso si araras mis campos con la misma fuerza y rapidez con la que corres
ahora desesperado para liberarte de ese yugo tan pesado.
Moraleja: Cuando eres malo y tus intenciones no son buenas, aunque parezca
que actúas bien al final tu naturaleza te pone al descubierto.
Esta historia ocurrió hace mucho tiempo cuando el dios Júpiter envió un mensaje a
todos los animales del mundo a reunirse con el objetivo de que le pidieran que
corrigieran sus defectos.
El primer animal citado fue el mono y a este le pregunto que si estaba de acuerdo
con su cuerpo
– ¿Tengo algún motivo para no estar de acuerdo con él? Mi cuerpo es igual que el
de otro animal, esto no lo puede decir el oso pues su cuerpo parece estar a medio
hacer.
Después llegó el oso y todo el mundo pensó que empezaría a quejarse. En vez de
quejarse este comenzó a resaltar las cualidades de su figura y diciéndole
posteriormente que el elefante podría estar mejor si cola fuera mas largo y si sus
orejas fueran mas pequeñas su cuerpo luciría mucho mas bello.
Esta reunión se desarrolló de un modo inusual y Júpiter al ver que todos lo que
hacían era relevar los defectos de los demás suspendió la reunión y les dijo que
se marcharan. El gran Dios se quedó pensando un rato y después de un gran
análisis arribó a una gran conclusión, y es que de todos los animales el hombre es
el peor. A este le dieron unas alforjas con el objetivo de echar delante los defectos
de los otros y olvidar los propios.
De repente tropezó con una piedra y cayó al suelo junto con el recipiente de leche
el cual se derramó completamente, destruyéndose también cada uno de los
planes que había hecho.
Moraleja: No debes desear tener una fortuna mayor pues nada de lo que tengas
te parecerá suficiente. No pienses en el futuro sin antes haber asegurado tu
presente pues solo así tu futuro tendrá resultados.
6. La sospecha, una fábula oriental para niños
Un hombre perdió su hacha y sospechó del hijo de su vecino.
Observó la manera de caminar del muchacho, exactamente como un ladrón.
Observó la expresión del joven, exactamente como un ladrón
Observó su forma de hablar, exactamente como un ladrón
Todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable de hurto. Sin embargo, más
tarde encontró su hacha en un valle. Y después, cuando volvió a ver al hijo de su
vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes de
los de un ladrón.
Moraleja: las apariencias engañan, no hay que fiarse de la primera impresión.