5 Fabulas

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5 FABULAS INFANTILES

1. FÁBULA CORTA: EL DESEO DEL PASTOR

Érase una vez un pastor que se encargaba de cuidar una manada de bueyes. Un
día se extravió un ternero y él desesperado salió en su búsqueda recorriendo los
alrededores, pero nada, no pudo hallarlo. Tanta era la angustia por la pérdida de
este ternerito que le prometió a Zeus que si le decía quién era el responsable
sacrificaría un cabrito en su nombre.

El pastor continuó buscando y encontró a un león comiéndose a su ternerito.


Cuando vio quien era el responsable de esto se asustó muchísimo y levantó las
manos exclamando:

– ¡Gran Zeus, sé que antes te he pedido que me muestres al ladrón a cambio de


un ternerito; pero ahora te pido que me ayudes a escapar de este león y te
prometo sacrificar un toro!

Moraleja: Los problemas tienen soluciones pero siempre ten presente que al


encontrarle, puedes estar encontrando el siguiente problema.

2. Fábula corta: El fracaso de los tres bueyes


Érase una vez tres bueyes que pastaban juntos y que siempre permanecían muy
juntos. Durante varios días un león se mantuvo observándolos con el propósito de
devorarlo pero siempre sentía un poco de miedo porque al nunca separarse los
tres bueyes, lo ponía en desventaja si llegaba a luchar en contra de los tres.
Muy inteligente el león creo una estrategia basada en mentiras y patrañas con el
objetivo de lograr destruir esa unión entre los tres bueyes. Una vez que logró su
objetivo pudo separarlos y así comerse a cada uno de forma independiente.
Moraleja: Nunca permitas que nadie destruya la unidad que tengas con tus
amigos y familia porque solo de ese modo serás más fácil de hacer daño.

3. Fábula corta: El lobo hambriento

Esta historia ocurrió una mañana cuando el labrador había terminado de trabajar 
en sus campos y llevo a los bueyes a que se refrescaran en el estanque. Después
de beber agua se dispusieron a descansar un poco pues estaban muy agotados
por el peso de los arados cuando de repente apareció un hambriento lobo en
busca de alimento.

Este se fue acercando poco a poco al arado, y una vez allí empezó a saborear los
bordes del yugo para sentir al menos el gusto del sudor de los bueyes y así
engañar a su estómago. Comenzó suavemente pero era tanta el hambre que tenía
que no se percató que su iba metiendo su cabeza dentro del yugo. El hambriento
lobo al percatarse de que había quedado atrapado por el yugo comenzó a
desesperarse porque no podía salir así que empezó a correr en todas las
direcciones. Mientras corría arrastraba el arado por todo el surco que habían
hecho los bueyes.

Un rato más tarde llego el labrador acompañado de sus bueyes y al ver lo que
estaba ocurriendo le gritó al lobo:

– ¡Maldito lobo! Que distinto sería todo si no tuvieses esas malas ideas de acosar
a los animales que nos ayudan en el campo a trabajar. Yo sería un hombre muy
dichoso si araras mis campos con la misma fuerza y rapidez con la que corres
ahora desesperado para liberarte de ese yugo tan pesado.
Moraleja: Cuando eres malo y tus intenciones no son buenas, aunque parezca
que actúas bien al final tu naturaleza te pone al descubierto.

4. Fábula corta: Júpiter y los defectos

Esta historia ocurrió hace mucho tiempo cuando el dios Júpiter envió un mensaje a
todos los animales del mundo a reunirse con el objetivo de que le pidieran que
corrigieran sus defectos.

El primer animal citado fue el mono y a este le pregunto que si estaba de acuerdo
con su cuerpo

– ¿Tengo algún motivo para no estar de acuerdo con él? Mi cuerpo es igual que el
de otro animal, esto no lo puede decir el oso pues su cuerpo parece estar a medio
hacer.

Después llegó el oso y todo el mundo pensó que empezaría a quejarse. En vez de
quejarse este comenzó a resaltar las cualidades de su figura y diciéndole
posteriormente que el elefante podría estar mejor si cola fuera mas largo y si sus
orejas fueran mas pequeñas su cuerpo luciría mucho mas bello.

Debido a como se estaba desarrollando la reunión era de esperar que el elefante


se comenzara a quejar de alguien mas; y así lo hizo pues empezó hablar de la
ballena, la hormiga y del resto de los presentes.

Esta reunión se desarrolló de un modo inusual y Júpiter al ver que todos lo que
hacían era relevar los defectos de los demás suspendió la reunión y les dijo que
se marcharan. El gran Dios se quedó pensando un rato y después de un gran
análisis arribó a una gran conclusión, y es que de todos los animales el hombre es
el peor. A este le dieron unas alforjas con el objetivo de echar delante los defectos
de los otros y olvidar los propios.

Moraleja: Primero trata de corregir tus propios defectos y después destaca las


faltas de los demás.

5. Fábula corta: Los sueños de una lechera


Había una vez una joven, hija de un granjero que iba al pueblo a vender leche, y
mientras trasladaba la vasija llena de leche, planificaba su futuro.
– Cuando termine de vender toda la leche, invertiré el dinero en trescientos
huevos. De estos una parte no va a nacer, pero de seguro que al menos 200 pollo
tendré. Cada pollo podrá ser vendido a precios altos ya que para la época para la
que estén listos los precios en el mercado habrán subido. Si logro esto tendré el
dinero necesario para comprarme un vestido de fiesta muy bello con el que podré
asistir causando sensación. Al asistir a los bailes tan hermosa lograré que todos
los jóvenes me pretendan, pudiendo yo valorar a cada uno de los presentes.

De repente tropezó con una piedra y cayó al suelo junto con el recipiente de leche
el cual se derramó completamente, destruyéndose también cada uno de los
planes que había hecho.

Moraleja: No debes desear tener una fortuna mayor pues nada de lo que tengas
te parecerá suficiente. No pienses en el futuro sin antes haber asegurado tu
presente pues solo así tu futuro tendrá resultados.
6. La sospecha, una fábula oriental para niños
Un hombre perdió su hacha y sospechó del hijo de su vecino.
Observó la manera de caminar del muchacho, exactamente como un ladrón.
Observó la expresión del joven, exactamente como un ladrón
Observó su forma de hablar, exactamente como un ladrón 
Todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable de hurto. Sin embargo, más
tarde encontró su hacha en un valle. Y después, cuando volvió a ver al hijo de su
vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes de
los de un ladrón.
Moraleja: las apariencias engañan, no hay que fiarse de la primera impresión.

7. El árbol talado, fábulas chinas para niños


Un hombre tenía un árbol seco que no se decidía a tirar.
- El conservar un árbol seco trae mala suerte – dijo su vecino no sin malicia.
El hombre guiado por la advertencia taló el árbol y justo cuando lo hubo derribado,
vino el vecino pidiéndole leña para el fuego.  
- ¡Quería leña!, por eso me pidió que derribara mi árbol, a pesar de ser vecinos me
ha engañado, - se lamentó el hombre. 
Moraleja: cuidado con quien viene a aprovecharse de nosotros.
 
8. El arte de matar dragones, fábulas orientales cortas para niños 
Zhu Pingman marchó de viaje a Zhili Yi para aprender a matar dragones. Estudió
durante tres largos años y gastó casi toda su fortuna hasta conocer a fondo la
materia. 
Cuando regresó a su tierra había tan pocos dratones que Zhu no encontró dónde
practicar su arte.
Moraleja: hay que aprovechar el tiempo de forma sabia y práctica.

9. El hombre que no vio a nadie, fábulas chinas cortas para niños


Había una vez un hombre en el Reino de Qi que tenía sed de oro. Una mañana se
vistió con elegancia y se fue a la plaza. Apenas llegó al puesto del comerciante
de oro, se apoderó de una pieza y se escabulló.
Guardianes del reino salieron tras él y lograron atrapale.
- ¿Por qué robo el oro en presencia de tanta gente?, le preguntaron
- Cuando tomé el oro, no vi a nadie. No vi más que el oro.
Moraleja: la avaricia no es buena consejera a la hora de tomar decisiones.
10. El hijo del nadador, fábula chinas para niños
Un hombre iba caminando por la orilla del río, cuando vio a alguien que estaba a
punto de arrojar a un niño pequeño al agua. El niño gritaba, aterrorizado.
- ¿Por qué quiere lanzar a ese niño al río? – preguntó alarmado el paseante.
- Su padre es un buen nadador – respondió el hombre sin torcer el gesto.
Moraleja: no se puede concluir que el hijo de un buen nadador haya de saber
nadar. Los talentos no se heredan.

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