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Clase Modulo 8 - Las Competencias Del Gobierno Federal

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MÓDULO VIII – LAS COMPETENCIAS DEL GOBIERNO FEDERAL

TEMARIO
1.- Las relaciones exteriores: sujetos, objetivos. Los tratados y otros instrumentos
normativos. Reglas de procedimiento y ejecución. Tipo y rango normativo. Tratados
ejecutivos. Denuncia y derogación de los tratados. Guerra y Paz. El ingreso de tropas
extranjeras y salida de las Nacionales. Relaciones con la Iglesia Católica. El
sostenimiento del culto. Acuerdo de 1966.
2.- Competencias militares, de defensa y seguridad. Naturaleza institucional de las
Fuerzas Armadas. Poder de organización y mando: designación de los cuadros.
Sistema de seguridad nacional. Zonas de conflicto.
Servicio militar.
3.- El estado de sitio. Naturaleza y objetivos. Carácter. Autoridades que lo declaran.
Tiempo. Lugar. Derechos restringidos. Control judicial. Arrestos presidenciales sin
declaración de estado de sitio. Ley marcial. Estado de guerra interna. Concesión de
facultades extraordinarias y de la suma al poder público.
Las emergencias económicas.
4.- Competencia federales normativas. Derecho federal. Derecho común. Su
aplicación. Casación Nacional. Discusión. Legislación penal. Amnistía.
Objeto, naturaleza, delitos amnistiables. Derecho procesal local y nacional.
5.- Competencias jurisdiccionales de los poderes ejecutivo, legislativo y constituyente.
Indultos y conmutación de penas. Requisitos constitucionales y control judicial. Indulto
a procesados. Competencias en materia financiera, económica y comercial de la
Nación. El presupuesto: Iniciativa, ejecución. Cuenta de inversión. Derecho
constitucional tributario. Principios. Tipos de tributos y competencia de la Nación y las
Provincias. Ley de convenio. Poderes tributarios provinciales. Coparticipación. Doble
imposición.
6.- Moneda y bancos. Bancos nacionales y provinciales. Emisión de moneda y
determinación de su valor. Convertibilidad.

Antes de iniciar nuestra última Unidad, les aclaro que en esta Unidad
seguiremos en su gran mayoría al Manual de Sagues.

1.- Las relaciones exteriores: sujetos, objetivos. Los tratados y otros instrumentos
normativos. Reglas de procedimiento y ejecución. Tipo y rango normativo. Tratados
ejecutivos. Denuncia y derogación de los tratados. Guerra y Paz. El ingreso de
tropas extranjeras y salida de las Nacionales. Relaciones con la Iglesia Católica. El
sostenimiento del culto. Acuerdo de 1966.

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Vimos en las primeras unidades la diferencia entre estado federal, unitario y
confederación. Así, todo Estado federal cuenta con un cupo mínimo de
competencias para ser tal y no una simple confederación. Ellas versan sobre:
relaciones exteriores; seguridad; materias normativas; jurisdiccionales; económicas,
financieras y comerciales; fomento, y otras.
Relaciones exteriores: El artículo 27 de la Constitución nacional enuncia: "El
Gobierno federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con
las potencias extranjeras por medio de tratados que estén en conformidad con
los principios de derecho público establecidos en esta Constitución" .
Así, la Constitución nacional habilita al Gobierno federal para diligenciar las
relaciones exteriores. El presidente cuenta con otra importante atribución dispuesta
en el artículo 99 inc. 7 que dispone “Nombra y remueve a los embajadores, ministros
plenipotenciarios y encargados de negocios con acuerdo del Senado; por sí solo
nombra y remueve al jefe de gabinete de ministros y a los demás ministros del
despacho, los oficiales de su secretaría, los agentes consulares y los empleados cuyo
nombramiento no está reglado de otra forma por esta Constitución.”
La norma. Según Gelli, caracteriza al presidencialismo argentino y su poder
de decisión jurídica en la designación de los altos funcionarios.
Los ministros plenipotenciarios y encargados de negocios, nombrados con
acuerdo del Senado, son removibIes por el presidente y con consentimiento de
esa Cámara, mientras que los jueces de la Corte Suprema, designados también
por el presidente con acuerdo del Senado únicamente son exonerables
mediante el juicio político. Por eso es más simple remover a un embajador que
a un magistrado judicial de aquel tribunal.
La ley 20.957 – de Servicio Exteriro de la Nación- programó el Instituto del
Servicio Exterior de la Nación, como "organismo único de selección, formación
e incorporación del personal para el cuerpo permanente activo" de ese servicio
(art. 81). Esto importa una positiva reglamentación del principio constitucional
de idoneidad (art. 16), para nombrar a tales funcionarios. Sin embargo, la ley
permite también la nominación de diplomáticos sin la aprobación de los cursos
que se dictan en el Instituto. Esto provoca, a menudo, nombramientos
signados por el favoritismo personal o partidista.
Tratados internacionales: Sigamos analizando el artículo 27 antes citado que
menciona a la paz y al comercio, y el deber de vincularse con tales fines.
La norma consagra una ubicación de la República Argentina en el mundo
para que el gobierno se vincule con los demás estados en relaciones de paz y
comercio. Tengan presente que los tratados que se celebren deben respetar al
derecho público de la Constitución.
En principios (digo así porque seguidamente veremos las etapas), la
celebración de los tratados internacionales constituye una atribución otorgada al
gobierno federal. Así lo dispone el artículo bajo análisis y surge de otras normas
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constitucionales que fijan las etapas mediante las cuales ingresan los tratados al
derecho argentino.
Si bien, comúnmente entendemos como facultad la de concluir tratados
como instrumentos de realización de las relaciones exteriores, tengan presente
que el artículo bajo análisis también comprende una gama más amplia de
documentos: convenios, protocolos, notas reversales, etcétera. En tal sentido, el
artículo 99 inc. 11 menciona la facultad del presidente de concluir y firmar tratados,
pero también menciona a los concordatos (una clase de tratados, que son los
suscriptos con la Santa Sede), "y otras negociaciones requeridas para el
mantenimiento de buenas relaciones con las potencias extranjeras". Cualquier
variante admitida por el derecho internacional público puede, entonces, contar
con apoyatura constitucional.
El artículo demanda que todo tratado esté "en conformidad con los
principios de derecho público establecidos en esta Constitución". En tal sentido,
cabe diferenciar las reglas constitucionales que contienen de las reglas
constitucionales de otra índole. En definitiva, los "principios de derecho público"
de la Constitución son los que conforman su techo ideológico y se manifiestan
en los derechos personales y en la estructura básica del poder
Procedimiento para la firma de un tratado: Nuevamente, tenemos que
inmiscuirnos en los artículos 75 inc. 22 y 99 inc. 11.
1.- En primer lugar, tenemos que situarnos en la competencia del Poder
Ejecutivo de negociar, concluir y firmar el tratado. Ello es una facultad privativa de
dicho poder porque en el sistema constitucional argentino el presidente de la nación
conduce las relaciones exteriores con los demás estados y con los organismos
internacionales por ser el titular de la jefatura de estado.
Conforme a lo indicado, el Congreso no podría aprobar un tratado
previamente no negociado por el presidente o cuya adhesión éste no solicite.
Una vez terminada la negociación, el tratado es concluido y firmado. La
Constitución deja esa tarea también exclusivamente en manos del presidente. En
los hechos, numerosos tratados (en particular los firmados en el exterior) son
suscriptos por el ministro de Relaciones Exteriores, habilitado al efecto.
2.- Luego debemos situarnos en la competencia legislativa de aprobación de
los tratados. Así, este acto ocurre en el ámbito del Congreso (art. 75 inc. 22), y
se realiza según nuestras prácticas por medio de una ley, aunque la Constitución
no imponga necesariamente esta formalidad.
El artículo 75 inc. 22, habla de "aprobar o desechar" los tratados, sin
especificar de qué modo. De todas maneras, al optarse por la vía procedimental
de una ley, ella resulta eventualmente vetable, como cualquier otra. Si el Congreso
dicta una ley autorizando anticipadamente al presidente a firmar un tratado o a
adherirse a él, cabe concluir, en base al principio de funcionalidad que no es
indispensable después otra ley aprobatoria, en tanto el tratado suscripto o
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adherido por el presidente coincida con el previamente convalidado por el Poder
Legislativo.
Puede pasar que el Congreso, al evaluar el tratado firmado por el Poder
Ejecutivo, le introduzca reformas. No obstante que el texto constitucional,
literalmente interpretado, sólo habla de "aprobar o desechar los tratados" si el
Congreso introduce enmiendas, el Poder Ejecutivo podrá aceptarlas o no, vetando
en tal caso la ley aprobatoria.
Tengan presente que la reforma constitucional de 1994 introdujo serias
modificaciones respecto de la aprobación de determinados instrumentos
internacionales. Veamos:
Para los tratados y convenciones sobre derechos humanos a los que se
quiera conferir jerarquía constitucional, el artículo 75 inc. 22, impone dos pasos. El
primero, su aprobación ordinaria por el Congreso, por mayoría simple común a
cualquier ley. El segundo, su aprobación con una mayoría especial de las dos
terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara. Si solamente
se logra la primera etapa, el documento en cuestión tendrá categoría supralegal.
El artículo 75 inc. 24, distingue dos situaciones. Si se trata de un
supuesto de integración latinoamericana se "requerirá la mayoría absoluta de la
totalidad de los miembros de cada Cámara". Si el tratado integrativo alude a
otras zonas, el nuevo texto demanda una doble lectura o tratamiento por el
Congreso: una primera decisión, con la mayoría absoluta de los miembros
presentes de cada cámara, importa declarar la conveniencia de la aprobación
del tratado. La segunda, después de ciento veinte días de dicho acto declarativo,
consiste en la aprobación del tratado, "con el voto de la mayoría absoluta de la
totalidad de los miembros de cada cámara".
3.- El siguiente paso tiene que ver con la ratificación y la vigencia: la
ratificación significa cumplimentar los trámites internaciones para comunicar a los
respectivos estados o a los organismos internacionales que la república argentina se
ha obligado conforme a la convención que se trate.
Es un acto bilateral, que comienza con una decisión del presidente por la
que se manifiesta la voluntad del Estado de cumplir con un tratado ya firmado
y aprobado por el Congreso, y que prosigue con el "canje de los instrumentos de
ratificación" (si el tratado se firmó entre dos Estados), o con el "depósito de
la ratificación" (en los tratados multilaterales de adhesión). La Constitución
menciona a la ratificación cuando alude en el art. 31 a los "tratados ratificados",
referentes a ciertos convenios no obligatorios para la provincia de Buenos
Aires, posteriores al Pacto de San José de Flores.
La doctrina entiende que la ratificación es un acto discrecional del
presidente; de tal modo que un tratado puede ser firmado por éste y
aprobado por el Congreso y, sin embargo, no resultar vigente si después el
mismo presidente no lo ratifica. En rigor de verdad, de faltar ratificación, el
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tratado no ha concluido su trámite. En "Ekmekdjian", la Corte Suprema ha
puntualizado que después de la ratificación no se requiere otra ley que incorpore
el tratado al orden jurídico nacional: ya ha ingresado en él, y deviene obligatorio
para la República
4.- Tenemos que hablar también de las reservas, que son aquellas
salvedades, excepciones o aclaraciones introducidas al texto de un convenio
internacional. Cuando han sido aprobadas por el Congreso, el Poder Ejecutivo se
encuentra obligado a repetirlas al ratificar, puesto que de lo contrario no estaría
ratificando el texto íntegro (para nuestro país) del convenio en cuestión. La duda
es si el presidente puede válidamente, al ratificar, plantear reservas no tratadas
por el Congreso. Aunque el tema es harto opinable, cabe pensar que si el Poder
Ejecutivo está en condiciones de no ratificar todo el tratado, bien podría introducir
reservas.
5.- Puede pasar que luego de ratificar un tratado, el mismo se denuncie. Ello
significa la decisión del Estado de concluir con la observancia de un tratado. En
el derecho consuetudinario local, es el Poder Ejecutivo el que adopta tal decisión.
La pregunta es si debe ser un acto simple del presidente, o complejo,
con acuerdo del Congreso. Desde luego, si el texto del tratado aprobado por ley
del Congreso prevé el trámite de denuncia, el Poder Ejecutivo deberá seguirlo.
Si el tratado nada indica al respecto, cabe pensar que si un tratado está en
vigencia según la conjunta voluntad del Congreso y del presidente, no podría éste,
unilateralmente, dejar de observarlo.
La reforma constitucional de 1994 incluyó reglas más restrictivas en cuanto
a la posibilidad de denuncia de algunos instrumentos internacionales. Así, en
cuanto a las declaraciones y convenciones sobre derechos humanos que el art.
75 inc. 22 párr. 2°, declara con rango constitucional, determina que "sólo podrán
ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación
de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada cámara".
6.- Finalmente, tenemos que estudiar el instituto de la derogación: la
doctrina y la jurisprudencia anteriores admitían que el Congreso, mediante una
ley, podía derogar expresa o tácitamente un tratado internacional vigente, todo
ello sin perjuicio de la responsabilidad internacional por tal acto. Sin embargo, en
"Ekmekdjian" la Corte Suprema ha puntualizado que ello no es siempre
constitucional, ya que si el tratado está en vigor por la voluntad del Poder
Ejecutivo y del Legislativo, éste no podría prescindir de la conformidad de aquél
en el acto derogatorio.

Guerra y paz: El artículo 75 inc. 25 con referencia a las competencias del


Congreso, puntualiza que le corresponde "autorizar al Poder Ejecutivo para
declarar la guerra o hacer la paz".

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Por su parte, el artículo 99 inc. 15, respecto del presidente, indica que
"declara la guerra y ordena represalias con autorización y aprobación del Congreso".
La declaración de guerra es una atribución conjunta del presidente de la
Nación quien puede declararla en su calidad de Jefe de las fuerzas armadas de la
Nación y jede fe estado y del Congreso Federal que debe autorizar expresamente
esa decisión y aprobarla o rechazarla después de declararla.
Ha sido conceptuada por la Corte Suprema como un innegable derecho
del Estado, que presupone un grave e inminente peligro para la Nación, y la
considera cuestión política no justiciable ("Merck Química"), así como lo referente
a los medios escogidos por el Gobierno para enfrentarla, y su realización.
Las medidas dispuestas por los artículos precitados, propias de una situación
de guerra, no van sin embargo unidas a la previa declaración de ésta, como
dijimos, según el texto constitucional.
La autorización del Poder Ejecutivo comprende tanto la declaración formal
de guerra como todas las acciones enderezadas a comenzar las hostilidades contra
un estado o prestar ayuda a terceros países en guerra para apoyar esa beligerancia.
Las celebraciones de alianzas ofensivas o defensivas también requieren el
acuerdo del Congreso en tanto el poder legislativo debe aprobar los tratados o
convenios internacionales.
El artículo 75 inc. 28 a su vez faculta al Congreso a permitir "la introducción
de tropas extranjeras en el territorio de la Nación, y la salida de las fuerzas
nacionales fuera de él". La gravead de esta temática deriva de razones políticas,
ya que la presencia de fuerzas foráneas en el país, o el empleo de las nacionales
fuera de nuestras fronteras, no puede significar sino la existencia de gravísimas
situaciones vinculadas tanto con la estabilidad y persistencia del Estado, como con
las relaciones exteriores.

Relaciones con la Iglesia Católica: En primer lugar, debemos aclarar que la


Iglesia Católica es sujeto de derecho internacional, se la reconozca o no como
Estado (de la Ciudad del Vaticano). La Constitución contiene varios preceptos
acerca de los vínculos con ella, muchos referidos al campo de las relaciones
exteriores y otros de proyección interna.
Según la Corte Suprema, la religión católica no es religión oficial del Estado
argentino.
En cuanto a los preceptos constitucionales, nuestra Carta Magna se refiere
específicamente a los concordatos, dándole competencia al Congreso para aprobar
o desechar "los concordatos con la Santa Sede" (art. 75 inc. 22), y al presidente
para concluir y firmar los "concordatos" (art. 99, inc. 11).
Sepan que existe un acuerdo celebrado entre la Santa Sede y la Argentina
en el año 1966 aprobado por ley 17.032 el cual se inspira "en el principio de
libertad" y en las enseñanzas del Concilio Vaticano. Por él, nuestro país reconoce
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y garantiza a la Iglesia Católica Apostólica Romana el libre y pleno ejercicio de su
culto y de su poder espiritual, así como su jurisdicción en el ámbito de su
competencia, para la realización de sus fines específicos
Sostenimiento del culto católico: El artículo 2 de nuestra Constitución es una
noma muy debatida en doctrina ya que la misma dispone que "El Gobierno federal
sostiene el culto católico apostólico romano". Según la Corte, se trata de una
norma transaccional que tuvo en cuenta la religión de la mayoría de los habitantes,
las tradiciones del país y el especial papel cumplido en él por la Iglesia Católica.
Este precepto da un trato preferido al culto católico; el Estado federal debe
sostenerlo. Ahora bien, la cláusula trae varias dudas. Veamos: ¿Consiste en un
mero sostén económico, o importa además un sostén político e institucional? La
Corte Suprema ha optado por la tesis restrictiva, al explicar que el alcance de
la norma "no es otro que el emergente de su texto: los gastos de culto serán
pagados por el Tesoro nacional, incluidos en su presupuesto".
Otra de las cuestiones que se trae a debate es ¿Importa el art. 2° una
obligación para los tesoros provinciales? No, se limitó dicho deber al Gobierno
federal

2.- Competencias militares, de defensa y seguridad. Naturaleza institucional de las


Fuerzas Armadas. Poder de organización y mando: designación de los cuadros.
Sistema de seguridad nacional. Zonas de conflicto. Servicio militar.

Como vimos en las primeras unidades, el Preámbulo de la Constitución


enuncia, entre otros fines de ella, "consolidar la paz interior", "proveer a la
defensa común" y el artículo 75 inc. 2, alude expresamente a la defensa y a la
seguridad como asuntos del Estado federal, así el mismos dispone como atribución
del Congreso Federal “Imponer contribuciones directas, por tiempo determinado,
proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nación, siempre que la defensa,
seguridad común y bien general del Estado lo exijan”. En correspondencia con tales
objetivos, una decena de artículos del texto constitucional especifica esas
directivas en materia de organización militar y políticas de defensa y seguridad.
La jurisprudencia de la Corte Suprema (fallo "Merck Química") ha
determinado que la existencia de poderes de guerra en la Constitución tiene
por fin salvaguardar la integridad e independencia de la República, y también la
salud y bienestar económico/social, tratándose de atribuciones anteriores y,
llegado el caso, superiores a la Constitución.
Naturaleza institucional de las Fuerzas Armadas: Según la Constitución,
importan un organismo necesario (arts. 99. inc. 14. y 75, inc. 27). Sus objetivos
genéricos son la defensa de la Patria y de la Constitución (art. 21). Es factible
entonces hablar de un "órgano castrense” ubicado en la esfera del Poder

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Ejecutivo, como consecuencia del poder de mando que tiene sobre las fuerzas
armadas.
Si al régimen legal nos avocamos, vamos a ver que en torno al tema existe
un derecho constitucional militar en el cual cabe distinguir un poder de
organización y un poder de mando. El primero es principalmente encomendado
por la Constitución al Congreso, ya que el art. 75, inc. 27, deja expreso que le
corresponde: "Fijar las fuerzas armadas en tiempo de paz y guerra, y dictar las
normas para su organización y gobierno". En virtud de este "poder de
organización", el Congreso ha legislado sobre la fuerza armada por medio de
varias leyes.
El artículo contiene dos atribuciones, la primera de ellas se refiere al
reclutamiento de tropas, la cantidad de efectivos y el sistema para conformar las
fuerzas militares con personal profesional exclusivamente o con participación de los
ciudadanos sujetos al servicio militar obligatorio.
Asimismo, le corresponde al Congreso la sanción de las leyes de
organización y gobierno de las fuerzas armadas, lo que comúnmente se denomina
Código de Justicia Militar.
El poder de mando corresponde al presidente. El artículo 99, inc. 12 dice
"Es comandante en jefe de todas las fuerzas armadas de la Nación" y el inc. 14
dice que "dispone de las fuerzas armadas, y corre con su organización y
distribución según las necesidades de la Nación". El manejo de las fuerzas
armadas ha sido reputado por la Corte Suprema como cuestión no justiciable
dadas las características técnicas, discrecionales y, en ciertos casos de reserva,
que inviste el tema.
En definitiva, al Poder Legislativo le cabe la organización normativa de tales
fuerzas, al Ejecutivo la organización operativa de ellas y están en un todo sujetas
a la Constitución Nacional y al orden civil.
Designación de los cuadros: Entre las facultades del Poder Ejecutivo está la
dispuesta por el artículo 99 inc. 13 de proveer "los empleos militares de la Nación:
con acuerdo del Senado, en la concesión de los empleos o grados de oficiales
superiores de las fuerzas armadas; y por sí solo en el campo de batalla".
Más que una facultad de mando esto importa una competencia de
organización, pero a cargo del presidente. El acuerdo del senado se requiere
para los nombramientos o ascensos pero no para la remoción y tiene como
finalidad un control amplio acerca de la idoneidad del candidato.
Sistema de Seguridad Nacional: La ley 23.554 planifica el sistema de
defensa nacional, "para enfrentar las agresiones de origen externo" (art. 2°), y a
fin de determinar las hipótesis de conflicto y las de guerra, formular los
planes del caso y elaborar la conducción de las fuerzas armadas, así como la
movilización nacional, asegurar la ejecución de las operaciones, controlar las
acciones de la posguerra, etcétera (art. 8°).
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Zonas de Conflicto: El art. 28 de la ley 23.554 prevé que, en caso de
guerra o conflicto armado internacional, el presidente de la Nación podrá
establecer teatros de operaciones, delimitándolos. El comandante de dicho
teatro está a cargo de un oficial superior de las fuerzas armadas, quien depende
directamente del presidente. Las autoridades provinciales mantienen la plena
vigencia de sus atribuciones, salvo el caso del arto 6° de la Constitución
nacional (intervención federal). El presidente (si existe guerra o conflicto armado
de carácter internacional, por sí, con posterior ratificación del Poder Legislativo)
podrá declarar zona militar a los lugares que, por resultar de interés para la
defensa nacional, "deban ser sometidos a la custodia y protección militar"
Servicio Militar: El art. 21 de la Constitución nacional establece: "Todo
ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la Patria y de esta
Constitución, conforme a las leyes que al efecto dicte el Congreso y a los
decretos del Ejecutivo nacional. Los ciudadanos por naturalización son libres de
prestar o no este servicio por el término de diez años contados desde el día en
que obtengan su carta de ciudadanía".
Aquí, en este artículo es donde vemos más nítidamente uno de los
instrumentos tendientes al logro de los objetivos del Preámbulo: constituir la unión
nacional, consolidar la paz interior y proveer a la defensa común.
Impone un deber constitucional a todos los argentinos que debe cumplirse
bajo los reglamentos legales que dicte el Congreso.
La Corte Suprema ha entendido que la prestación del servicio militar
responde a una alta finalidad: hacer materialmente posible la defensa de la
Nación, mediante el adiestramiento militar de sus hijos. La incorporación al
servicio militar produce el sometimiento a las reglamentaciones y ordenanzas
que rigen la actividad militar, cuyos principios se desenvuelven en la órbita del
derecho público, constitucional y administrativo. La ley 24.429 instrumentó un
cambio importante en la materia, al disponer el servicio militar voluntario, o
sea, no compulsivo. Sin embargo, si el número de los voluntarios no alcanzare,
el Poder Ejecutivo podrá realizar la convocatoria forzosa, según la ley 17.531,
con autorización del Congreso.

3.- El estado de sitio. Naturaleza y objetivos. Carácter. Autoridades que lo declaran.


Tiempo. Lugar. Derechos restringidos. Control judicial. Arrestos presidenciales sin
declaración de estado de sitio. Ley marcial. Estado de guerra interna. Concesión de
facultades extraordinarias y de la suma al poder público. Las emergencias
económicas.

El estado de sitio y la intervención federal constituyen las respuestas


institucionales regladas por la Constitución ante emergencias de carácter político.

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El estado de sitio, como nos explica Gelli, en tanto implica un quiebre en la
normalidad institucional y otorga facultades excepciones al poder ejecutivo referidas
a la libertad de las personas, pone en tensión al llamado estado de derecho y
establece una atenuación del principio de la división de poderes.
Para estudiar este instituto debemos enfocarnos en algunos artículos de la
Constitución Nacional. Veamos así el art. 23 que dispone que “En caso de
conmoción interior o de ataque exterior que pongan en peligro el ejercicio de esta y
de las autoridades creadas por ella, se declarará en estado de sitio la provincia o
territorio en donde exista la perturbación del orden, quedando suspensas allí las
garantías constitucionales. Pero durante esta suspensión no podrá el presidente
de la República condenar por sí ni aplicar penas. Su poder se limitará en tal caso
respecto de las personas, a arrestarlas o trasladarlas de un punto a otro de la
Nación, si ellas no prefiriesen salir fuera del territorio argentino".
El artículo 75 inc. 29 dispone como competencia del Congreso "Declarar en
estado de sitio uno o varios puntos de la Nación en caso de conmoción interior, y
aprobar o suspender el estado de sitio declarado, durante su receso, por el Poder
Ejecutivo"
En consonancia con este último artículo, el 99 inc. 16 dispone como
atribución del presidente “declara en estado de sitio uno o varios puntos de la
Nación, en caso de ataque exterior y por un término limitado, con acuerdo del
Senado. En caso de conmoción interior sólo tiene esta facultad cuando el Congreso
está en receso, porque es atribución que corresponde a este cuerpo. El presidente
la ejerce con las limitaciones prescriptas en el art. 23".
Finalmente, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto
de San José de Costa Rica), vigente en nuestro país según la ley 23.054 y
con jerarquía constitucional (art. 75 inc 22), contempla en su art. 27 la "suspensión
de garantías" que importa para la Argentina una auténtica reglamentación del art.
23 de la Constitución. En concreto, establece lo siguiente: "En caso de guerra, de
peligro público o de otra emergencia que amenace la independencia o seguridad del
Estado parte, éste podrá adoptar disposiciones que, en la medida y por el tiempo
estrictamente limita-dos a las exigencias de la situación, suspendan las
obligaciones contraídas en virtud de esta Convención, siempre que tales
disposiciones no sean incompatibles con las demás obligaciones que les impone el
derecho internacional y no entrañen discriminación alguna fundada en motivos
de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social" "La disposición precedente
no autoriza la suspensión de los derechos determinados en los siguientes
artículos: 3° (derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica); 4° (derecho a la
vida); 5° (derecho a la integridad personal); 6° (prohibición de la esclavitud y
servidumbre); 9° (principio de legalidad y de retroactividad); 12 (libertad de
conciencia y de religión); 17 (protección a la familia); 18 (derecho al nombre); 19
(derechos del niño); 20 (derecho a la nacionalidad), y 23 (derechos políticos), ni de
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las garantías judiciales indispensables para la protección de tales derechos" (inc. 2).
"Todo Estado parte que haga uso del derecho de suspensión deberá informar
inmediatamente a los demás Estados partes en la presente Convención, por
conducto del secretario general de la Organización de los Estados Americanos, de
las disposiciones cuya aplicación haya suspendido, de los motivos que hayan
suscitado la suspensión y de la fecha en que haya dado por terminada tal
suspensión" (inc. 3).
Características del Estado de Sitio: Según Quiroga Lavie, la declaración de
estado de sitio es:
1.- Un modo agravado del ejercicio del poder de policía ya que durante su
vigencia el presidente dispone de atribuciones que carece en tiempos de
normalidad permitiendo restricciones más intensas al ejercicio de los derechos.
2.- Es excepcional porque solo es posible en situaciones anormales de la visa
del Estado.
3.- Es transitorio porque solo dura mientras subsista la emergencia.
4.- Es preventivo porque trata de evitar el quiebre de la Constitución
Nacional y de las autoridades por ella creadas.
5.- Es estabilizador porque el objetivo es reestablecer el orden perturbado
mediante la adopción de medidas razonables.
6.- Está sujeto a derecho ya que la medida se declara para defender a la
constitución y los actos de las autoridades están subordinados a ella.

Objetivos: Tengan en cuenta que, según Sagues, el estado de sitio es un


arma de defensa extraordinaria a utilizar en épocas también extraordinarias,
programada para la defensa de la Constitución y de las autoridades creadas por
ella. En definitiva, tiene por fin asegurar el orden y la disciplina colectiva, en
resguardo del imperio de la Constitución y con ella el de la libertad y garantías
individuales (fallo “Granada”)
Como el fin del mismo es preservar y no destruir el imperio de la
Constitución, no tiene por meta suprimir las funciones de los poderes públicos
descriptos en la Constitución, y toda medida que directa o indirectamente afecte
a la existencia de ellos.
Causales: Tal como surge de los artículos transcriptos precedentemente, se
hace referencia a dos motivos. Conmoción interior y ataque exterior; pero bajo
una condición, que uno de ellos (o los dos) pongan en peligro el ejercicio de la
Constitución y de sus autoridades.
En este sentido, según la disposición de la constitución no toda conmoción
local o agresión externa justifica el pronunciamiento del estado de sitio.
La conmoción interior comprende una gran variedad de situaciones políticas
(rebeliones, sublevaciones, sediciones) en tanto y en cuanto afecten o ponga en
peligro la paz y el orden público.
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El ataque exterior incluye tanto el ataque directo (con o sin invasión) como el
indirecto por uno o varios estados extranjeros, Basta el peligro de que se produzca
o aunque no exista ataque, que haya introducción de tropas con menoscabo de la
soberanía nacional.
Autoridad competente: para definir este tema, tenemos que referirnos a cada
una de las causales que motivan al dictado del estado de sitio. Veamos:
1.- En caso de conmoción interior: Si está en funciones el Congreso (es
decir, si no se encuentra en receso) es él quien lo debe declarar.
Si está en receso y se declara el estado de sitio, concluido el receso, el
Congreso debe aprobar o suspender aquella declaración. Se trata de una
obligación constitucional de nuestro Poder Legislativo, que si no se cumple genera
una inconstitucionalidad por omisión. En la experiencia local, si hay silencio
del Congreso, el estado de sitio adoptado por el presidente persiste hasta tanto
sea dejado sin efecto, ya por el presidente, ya por el mismo Congreso
2.- En caso de ataque exterior: Le compete al presidente con acuerdo del
Senado. La Constitución no indica qué pasa si el Senado está en receso. ¿Debe el
presidente convocarlo a sesión extraordinaria, o puede disponer por sí el estado
de sitio, como en el caso de conmoción interior.
Las provincias tienen vedado ejercer esta facultad.
Por cuánto tiempo se declara: Van a ver que el art. 99 inc 16 respecto del
estado de sitio motivado por el ataque exterior puntualiza que es declarado por
el presidente con acuerdo del Senado y por un término limitado.
En el caso de conmoción interior, la práctica nos muestra distintas opciones:
se ha fijado un plazo preciso, se ha delimitado un plazo implícito subordinado a la
solución del conflicto que motiva el estado de sitio y finalmente, también se ha
dejado en manos del Poder Ejecutivo poner fin al período de vigencia del estado
de sitio.
La Corte, por su parte sostiene que el plazo que debe contener la
declaración del estado de sitio es condición de su validez y debe ser breve.
Para quien se dicta: debemos en este punto, ahondar en el artículo 23 que
contempla una declaración parcial del estado de sitio, para la provincia o
territorio donde exista la perturbación del orden. La expresión territorio permite
circunscribir el radio de aplicación del instituto a un sector de una provincia, o
de varias, o de zonas de la Capital Federal, etcétera.
Derechos que se restringen: En primer lugar, al no suspenderse la vigencia de
la Constitución ni alterarse la estructura de poder, subsisten en sus funciones todos
los poderes del Estado, por ello no pueden ser arrestados sus integrantes.
Van a ver que el artículo 23 contiene tres directrices específicas acerca del
impacto del estado de sitio en cuanto al derecho ambulatorio. Así, deben saber
que el Poder Ejecutivo puede arrestar o trasladar a las personas de un punto a

MÓDULO VIII - Derecho Constitucional


12
otro de la Nación. Según la Corte, esta detención es una medida de seguridad
política, no una pena ni una prisión preventiva.
Otro foco en el cual deben prestar atención es que el presidente no puede
condenar por sí ni aplicar penas. Por otro lado, los arrestados pueden optar por
salir del territorio argentino importando esto ejercer el derecho de opción o de
extrañamiento que concilia el interés común y las exigencias de la paz pública,
con las garantías de la libertad individual, ya que permite que los arrestos
decretados con motivo del estado de sitio, no se conviertan en una verdadera
pena para los detenidos
Mediante este derecho de opción el interesado puede recuperar su
libertad fuera de la República. Sin embargo, según la Corte no es un derecho
absoluto, sino regulable.
El artículo 23 también dispone que como consecuencia del pronunciamiento
del estado de sitio, quedan suspensas allí las garantías constitucionales.
La Corte Suprema ha sostenido que durante el estado de sitio son
restringibles los derechos de reunión, de libertad de imprenta ; de libertad de
expresión oral, escrita, de organización sindical, de huelga, de asociación, de
propiedad, etc.
La ley marcial: significa la ley de la guerra e importa el sometimiento de los
civiles a las normas y a las autoridades militares incluyendo a los tribunales
castrenses.

Estado de Guerra interno: En vigencia la Constitución de 1949 el Poder


Ejecutivo dictó el decreto 19.375/51, aprobado por ley 14.062, por el cual se
declaró el "estado de guerra interno en toda la República", y se dispuso que todo
militar in-subordinado o sublevado "será fusilado inmediatamente". La Corte
Suprema declaró cuestión política no justiciable aquella declaración de guerra
interna, y reputó que la detención de ciudadanos durante su vigencia, constituye el
ejercicio regular de uno de los poderes legítimos inherentes a ese estado. Tengan
presente que la figura de estado de guerra interno no está contemplada por la
Constitución, la que cuando habla de declarar la guerra está aludiendo a una
guerra entre la Argentina y otro Estado.

Concesión de facultades extraordinarias y la suma del poder público: para


estudiar este tema, tenemos que ahondar en el artículo 29 de la Constitución que
limita la posible concentración de poderes para enfrentar situaciones de
emergencia. Dice así: "El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni
las legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades
extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías
por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced
de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una
MÓDULO VIII - Derecho Constitucional
13
nulidad insanable, y sujetarán los que los formulen, consientan o firmen, a la
responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria”
El artículo establece una expresa prohibición en principio al Congreso Federal
y a las legislaturas provinciales que se extiende a las personas que eventualmente
pudieren proyectar o consentir los actos vedados. La norma proviene y tiene su
fuente en una experiencia histórica e institucional del país que se rechaza como
fueron las dictaduras,
Podemos analizar que el artículo incrimina tres conductas distintas: Conceder
la "suma del poder público", cosa que importa centralizar en un órgano del Estado,
en acto o en potencia, las competencias propias de todos los otros poderes,
incluyendo el constituyente, Conferir facultades extraordinarias significa desorbitar a
un poder del Estado, aumentando desmesuradamente sus competencias con
funciones de otro órgano, o con las que la Constitución no le da, lo que
quiebra el equilibrio de poderes o el de las relaciones entre el Estado y las
personas y finalmente conceder sumisiones o supremacías, que dejen a merced de
un gobierno o persona la vida, el honor o la fortuna de los argentinos.
La sanción prevista por el citado art. 29 es, primero, la nulidad de los
actos prohibidos, y después la responsabilidad y pena de los infames traidores a la
Patria.

4.- Competencia federales normativas. Derecho federal. Derecho común. Su


aplicación. Casación Nacional. Discusión. Legislación penal. Amnistía. Objeto,
naturaleza, delitos amnistiables. Derecho procesal local y nacional.

Como vimos en la Unidad correspondiente al Poder Legislativo, la


Constitución otorga al Gobierno federal en el artículo 75 inc. 12 competencias
para dictar normas destinadas a regular el "derecho común" (civil, comercial,
penal, laboral) y a las zonas federales (territorios nacionales, Capital de la
Nación, normas que se llaman de derecho local nacional), a más de ciertas
actividades que la Constitución ha querido reservarle a éste, incluyendo, desde
luego, las normas de su organización (derecho federal).
Derecho Federal: Es derecho nacional, pero sólo una parte de él. Tiene
por objeto regular los poderes federales y sus competencias en la prosecución
de fines federales (no de derecho común o de derecho local). Las leyes
federales, llamadas por la Corte Suprema "normas de carácter federal" refieren,
por tanto, a la. estructuración de los órganos del Estado federal (por ejemplo la
ley de ministerios) y también? de ciertas materias donde prevalece el interés
federal.
El derecho federal, cuando es el objeto principal y esencial de un proceso,
genera jurisdicción federal por razón de la materia (art. 116, Const. nacional);
y cuando no ha sido así de todos modos permite ocurrir a la jurisdicción
MÓDULO VIII - Derecho Constitucional
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federal mediante el recurso extraordinario, que será decidido por la Corte
Suprema.
Derecho Común: La legislación común comprende los códigos mencionados
en el art. 75 inc 12. Tales códigos legislan de manera general y estable
respecto de todo el territorio de la República. También cabe incluir en el
derecho común a las leyes que se declaren incorporadas a esos códigos, y las
que, aun sin una declaración expresa, los integran, modifican o amplían.
Se lo llama también derecho sustantivo, de fondo, básico o elemental. El
objeto del artículo constitucional ha sido lograr la uniformidad de las instituciones
sustantivas o de fondo, salvaguardando la diversidad de jurisdicciones propia
de una forma federal de gobierno. La Nación ha dictado también códigos no
mencionados en el art. 75, inc. 12 por ejemplo, el Código Aeronáutico y el
Código Aduanero. En rigor, está habilitada para sancionar cualquier código en
asuntos donde tenga competencia legislativa nacional (federal, común o local
nacional).
La aplicación de las normas de derecho común corresponde a las
provincias y a la Nación, en sus respectivas jurisdicciones, según el art. 75,
inc. 12 de la Const. Nacional
Legislación Penal: El Gobierno federal debe dictar el Código Penal, que es
de derecho común además de ciertas normas penales específicamente mencionadas
por la misma Constitución, como las relativas a falsificación de la moneda corriente
y documentos públicos del Estado. En nuestro país, tradicionalmente, el Código
Penal se ocupa sólo de delitos, y no de faltas o contravenciones menores.
Las faltas o contravenciones, conforme al derecho consuetudinario local, son
normadas por la Nación, por las provincias y por las municipalidades o comunas
Amnistía: El artículo 75 inc. 20 in fine, de la Constitución nacional otorga
competencia al Congreso de la Nación para "conceder amnistías generales", en lo
que se refiere a delitos y contravenciones legislados por el Gobierno federal.
Las provincias pueden, a su turno, amnistiar con relación a las
contravenciones o faltas por ellas establecidas.
Las leyes de amnistía tienen por fin borrar la condición de ilícitos a
determinados hechos por lo cual provocan la extinción de la acción penal para los
procesados por esos hechos, o de la condena para los ya sancionados, aun con
sentencia firme. En definitiva, la amnistía importa despenalizar o destipificar
penalmente la conducta a que ella haga referencia.
La atribución de amnistiar es un acto de gobierno que excede del
ámbito del derecho común, por lo que la ley de amnistía es derecho federal.
La Constitución no aclara cuáles son los propósitos que pueden animar a una
ley de amnistía, sin embargo la Corte Suprema ha señalado que configura una
expresión de soberanía política, tendiente a la pacificación social o a restañar

MÓDULO VIII - Derecho Constitucional


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heridas o por motivos de interés común, tranquilidad y bienestar públicos, librados
al criterio del Poder
Según Gelli, las amnistías son siempre generales (tal cual lo dispone el
artículo), es decir que se aplican a un tipo de conducta delictual determinada y
comprende a todas las personas que estén incursas en esos hechos.
Puede ocurrir que una norma de derecho internacional, obligatoria para
los poderes argentinos prohíba amnistiar ciertas figuras penales. Esto importaría
una restricción a los poderes del Congreso, en esta materia. Al respecto, los
delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra, rotulados como imprescriptibles
por el derecho internacional, podrían involucrarse entre los no amnistiables.
En Argentina, tenemos el claro ejemplo de las leyes de punto final y de
obediencia debida que dispusieron un límite temporal de 60 días para presentar
denuncias contra militares por los delitos cometidos durante la dictadura militar
vencido el cual se imposibilitaba de aquellos y también se liberó de responsabilidad
a los militares de menor graduación por los hechos que se presumía que constituían
el cumplimiento de órdenes superiores.
Ambas leyes fueron derogadas en abril de 1998 y en marzo de 2001
declaradas nulas e inconstitucionales.
Derecho Procesal: El Congreso nacional es competente para dictar reglas
procesales concernientes a cómo tramitar las causas que se llevan ante la
judicatura federal. Sin embargo, las provincias tienen facultad constitucional para
legislar sobre procedimientos por ser una atribución que en principio está
reservada a ellas, tanto por el art. 75 inc 12, así como también por el art. 121 de la
Constitución Nacional

5.- Competencias jurisdiccionales de los poderes ejecutivo, legislativo y


constituyente. Indultos y conmutación de penas. Requisitos constitucionales y
control judicial. Indulto a procesados. Competencias en materia financiera,
económica y comercial de la Nación. El presupuesto: Iniciativa, ejecución. Cuenta de
inversión. Derecho constitucional tributario. Principios. Tipos de tributos y
competencia de la Nación y las Provincias. Ley de convenio. Poderes tributarios
provinciales. Coparticipación. Doble imposición.

Indultos y conmutación de pena


El art. 99 inc 5, de la Constitución nacional, entre las competencias del
presidente, prescribe: "Puede indultar o conmutar las penas por delitos sujetos a
la jurisdicción federal, previo informe del tribunal correspondiente, excepto en los
casos de acusación por la Cámara de Diputados".
El indulto, según Gelli, significa el poder de perdonar la pena determinada
por un Juez aunque sin borrar los efectos del delito y la conmutación implica el
cambio de una pena por otra menor.
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16
Se discute la naturaleza del indulto que elimina el total de una sanción
penal, o de la conmutación, que la reduce ¿Es una facultad de índole jurisdiccional,
o una atribución de "prerrogativa inherente a la alta política del Estado"? La
respuesta a esta pregunta depende de los objetivos del indulto y de la conmutación,
que no son solamente el perdón, sino también la paz social y la equidad.
El artículo bajo análisis demanda la presencia de determinados recaudos para
hacer lugar al indulto o a la conmutación. En primer lugar, que sean delitos sujetos
a la jurisdicción federal y además que medie informe previo del tribunal
correspondiente ( el cual no obliga al presidente, quien se puede apartar de él)
y que no sean delitos derivados de acusación de la Cámara de Diputados, esto
es, de los emergentes del juicio político.
El fin de este último requisito es impedir que el presidente favorezca a sus
amigos o protegidos, haciendo ilusorios los propósitos del juicio político.
En diversas oportunidades el Poder Ejecutivo indultó a sujetos procesados,
pero no condenados. La doctrina negatoria sostiene que ello es inconstitucional;
en primer lugar, porque el art. 99, inc. 5, habla de "las penas por delitos sujetos a
la jurisdicción federal", por tanto, si aún no hay pena resultará imposible
entonces indultar o conmutar. La Corte Suprema ha resuelto este problema de
modo distinto, admitiendo o prohibiendo los indultos anticipados.
Es que el indulto solo procede en oportunidad de haberse dictado una
sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada
El uso de la competencia presidencial suele ocasionar controversias aunque
esté fundada generalmente en razones humanitarias y la decisión haya sido tomada
luego de cerciorarse que la liberación del condenado no implica peligro social.
Debemos diferencia al indulto con la amnistía. Esta última borra la
criminalidad del hecho. El indulto elimina y la conmutación reduce el castigo penal,
pero no lo exime -al beneficiado- de su responsabilidad respecto de la parte
ofendida o agraviada, ni priva a ésta de sus derechos y acciones particulares y
propias. Así, las acciones indemnizatorias de las víctimas contra el indultado
quedan subsistentes.
También la diferencia entre los institutos reside en que la amnistía es una
atribución del Congreso Federal.

Competencias en materia financiera y económica de la Nación.


Para la operatividad del Gobierno nacional, la temática presupuestaria,
comercial y financiera importa un asunto de vital importancia, ya que refiere a
los recursos económicos indispensables para su actuación.
La Constitución deja en manos del Gobierno federal el poder de
presupuestar sus gastos, inversiones y recursos. Por su parte, el artículo 75 inc. 8,
establece que corresponde al Congreso: "Fijar anualmente, conforme a las
pautas establecidas en el tercer párrafo del inc. 2 de este artículo, el
MÓDULO VIII - Derecho Constitucional
17
presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la Administración
nacional, en base al programa general de gobierno y al plan de inversiones
públicas y aprobar o desechar la cuenta de inversión".
A su vez, el artículo 100, referido a las competencias del jefe de
Gabinete de Ministros, dice que le toca enviar al Congreso el proyecto de
presupuesto nacional, "previo tratamiento en acuerdo de gabinete y aprobación
del Poder Ejecutivo" (inc. 6). También le corresponde "hacer recaudar las rentas de
la Nación y ejecutar la ley de Presupuesto nacional" (inc. 7).
Finalmente el presidente de la Nación "supervisa el ejercicio de la
facultad del jefe de Gabinete de Ministros respecto de la recaudación de las
,rentas de la Nación y de su inversión, con arreglo a la ley o presupuesto de
gastos nacionales" (art. 99, inc. 10).
Presupuesto: Conocido como la ley de leyes el presupuesto nacional expresa
el programa del gobierno proyectado por el Poder Ejecutivo y sancionado por
Congreso Federal. En él se distribuyen los recursos asignándolos a los gastos.
Estrictamente no es una ley tributaria pero la presupone porque con los impuestos
se cubre el grueso de los gastos
El presupuesto se aprueba por ley. La reforma de 1994 dispuso en el
nuevo artículo 100 inc. 6, que es el jefe de Gabinete de Ministros quien debe
enviar al Congreso el proyecto de presupuesto, considerado en acuerdo (general)
de gabinete y aprobado por el presidente. La ley 24.156 estableció que el
presupuesto será presentado como proyecto de ley por el Poder Ejecutivo antes
del 15 de septiembre de cada año.
La ley de presupuesto debe satisfacer ciertos recaudos teniendo en cuenta la
equidad, solidaridad, grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad
de oportunidades en todo el territorio nacional. La evaluación de esas pautas
corre a cargo del presidente y del Congreso.
Un dato no menor es que el presupuesto nacional se encuentra desfigurado
con el sistema llamado de "reestructuraciones que, conforme la ley 26.124, permite
al jefe de Gabinete, de modo permanente, derivar fondos de un sector a otro
del presupuesto originalmente aprobado por el Congreso, siempre que no se
afectare su monto total o el de su endeudamiento. La misma ley impide aumentar
las partidas relativas a gastos reservados y de inteligencia, salvo que lo disponga
el Congreso.
El ejercicio financiero coincide con el año calendario y es por esa razón
que las disposiciones de la ley de presupuesto rigen para cada ejercicio y no
deben incluir prescripciones de carácter permanente, ni reformar o derogar leyes
vigentes, ni crear, modificar o suprimir tributos.
El presupuesto comprende los recursos y gastos de la Administración
central y de la descentralizada.

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18
Una vez aprobada la ley de presupuesto, el Poder Ejecutivo decretará la
distribución administrativa del presupuesto de gastos. Si bien no es lícito disponer
de los créditos para una finalidad distinta de la prevista, se puede disponer
autorizaciones para gastar, no incluidas en el presupuesto general, a fin de
atender el socorro inmediato en casos de epidemias (ejemplo perfecto para el caso
del Covid 19), inundaciones, terremotos u otros de fuerza mayor, que se
comunicarán al Congreso.

Competencias en materia comercial de la Nación


Uno de los propósitos más claros de la Constitución nacional fue reservar
a las autoridades federales la reglamentación de las relaciones comerciales entre
la Argentina y las demás naciones, y de las provincias entre sí.
El artículo 75 inc. 13 dispone como facultad del Congreso “Reglar el comercio
con las naciones extranjeras, y de las provincias entre sí.”
En el interior, el objetivo de la Constitución fue asegurar la igualdad y la
libertad del intercambio comercial entre las provincias, con el fin de impedir
barreras. En cambio, con relación al comercio exterior, el Gobierno federal actúa
como una Nación soberana, no subordinado por derechos de las provincias y con
amplias competencias.

Derecho constitucional Tributario. Principios. Tipos de tributos y competencia de la


Nación y las Provincias.
Vamos a ver en primer lugar, todos los artículos de la Constitución Nacional
que regulan la materia:
El art. 4° de la Constitución nacional indica "El Gobierno federal provee a
los gastos de la Nación con los fondos del Tesoro nacional formado del producto
de derechos de importación y exportación, del de la venta o locación de tierras
de propiedad nacional, de la renta de Correos, de las demás contribuciones
que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el Congreso general,
y de los empréstitos y operaciones de crédito que decrete el mismo Congreso
para urgencias de la Nación, o para empresas de utilidad nacional".
Gelli nos explica que el sistema impositivo argentino ha sido determinado a
partir de 1994 por el artículo 75 inc. 2, aunque el artículo 4 nos señala los principios
constitucionales de la tributación y la enunciación de los impuestos nacionales.
El artículo 9, por su parte especifica: "En todo el territorio de la Nación no
habrá más aduanas que las nacionales, en las cuales regirán las tarifas que
sancione el Congreso".
El art. 10 establece: "En el interior de la República es libre de derechos la
circulación de los efectos de producción o fabricación nacional, así como la de
los géneros y mercancías de todas clases, despachadas en las aduanas
exteriores".
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El art. 11 prescribe: "Los artículos de producción o fabricación nacional o
extranjera, así como los ganados de toda especie, que pasen por territorio de una
provincia a otra, serán libres de los derechos llamados de tránsito, siéndolo también
los carruajes, buques o bestias en que se transporten; y ningún otro derecho
podrá imponérseles en adelante, cualquiera que sea su denominación, por el hecho
de transitar el territorio".
El art. 12 dice a su vez: "Los buques destinados de una provincia a otra, no
serán obligados a entrar, anclar y pagar derechos por causa de tránsito, sin que
en ningún caso puedan concederse preferencias a un puerto respecto de otro, por
medio de leyes o reglamentos de comercio".
Estos cuatro artículos marcaron un límite a las provincias que por voluntad
propia se obligaron a no establecer aduanas locales y proteger y favorecer la libre
circulación de mercancías, personas y medios de transporte, Este último objetivo,
obliga también al estado federal que no debía entorpecer la libre circulación
interpovincial.
El art. 16 in fine señala: "La igualdad es la base del impuesto y de las cargas
públicas"
El art. 17 indica "Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan
en el art. 40”
Entre las atribuciones del Congreso, el art. 75 inc 1, le impone legislar
en materia aduanera y establecer los derechos de importación y exportación,
los cuales, serán uniformes en toda la Nación.
Tal como nos explica Sagues, esta variedad de preceptos configura un
verdadero derecho constitucional tributario, que desarrollaremos a continuación.
El propósito del régimen de contribuciones programado por la Constitución
nacional es proveer de recursos al Estado, pero opera también como un
instrumento de regulación de la vida económica.
Principios: Tal como citamos, el artículo 17 reserva al Congreso la creación
de los tributos enunciados en el art. 4°; y es el art. 75 el que disciplina las
normas complementarias del mencionado art. 4°. Esto importa, para la Corte,
sostener el principio de "legalidad" o de "reserva de la ley" del que se
desprende que los gravámenes y excepciones deben ser establecidos por ley
formal, y claramente definidos por las normas del caso. Del principio de
legalidad se desprende también que no cabe exigir impuestos ni otras
obligaciones tributarias por analogía. Este principio es absoluto, por lo tanto no
admite excepción alguna y alcanza tanto a la creación de impuestos, tasas y
contribuciones como a la modificación de los elementos esenciales que lo
componen. La competencia en la materia es exclusiva, lo que implica que no puede
ser ejercida por ninguno de los otros poderes ni siquiera en situaciones de
emergencia.

MÓDULO VIII - Derecho Constitucional


20
En cuanto al principio de equidad y de igualdad, podemos decir que está
implícitamente enunciado en el art. 4° de la Consto nacional, que habla de las
contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el
Congreso general y en el art. 75, inc. 2, cuando refiere a las contribuciones
directas en todo el territorio de la Nación impidiendo establecer tributos
discriminatorios que afecten a personas o bienes de modo singular o que
graven a un sector de la población en beneficio de otro
En cuanto a los precios de irretroactividad y no confiscatoriedad, la Corte
Suprema advierte que el tributo sólo es constitucional cuando se aplica a una
manifestación de riqueza o de capacidad contributiva, pero no si se lo
efectiviza retroactivamente sobre una manifestación de riqueza agotada antes de
la sanción de la ley del caso. Asimismo, un impuesto exagerado que exceda la
capacidad contributiva del contribuyente tiende a perfilarse como una
confiscación, prohibida por el art. 17 in fine.
Tipos de tributos: en la actualidad van a encontrar: Contribuciones exclusivas
de la Nación: los derechos de importación y exportación (arts. 4°, 75, inc. 1, y
126, Contribuciones concurrentes entre la Nación y las provincias: los impuestos
indirectos (art. 75 inc. 2). También los directos, pero para la Nación transitoriamente
y bajo ciertas condiciones, Contribuciones normalmente propias de las provincias:
los impuestos de tipo directo (arg. art. 121), Contribuciones prohibidas para las
provincias como son los derechos de importación y exportación (arts. 4°, 75,
inc. 1, y 126); los derechos de tonelaje (art. 126) y Contribuciones prohibidas
para la Nación y las provincias como ser los "derechos de tránsito" (art. 11) para el
interior de la República.
1.- Impuestos directos e indirectos: El artículo 75 inc. 2 hace referencia a ellos.
Impuesto directo grava una manifestación inmediata de riqueza (el impuesto
inmobiliario, el impuesto a las ganancias.), en tanto que el indirecto afecta una
manifestación mediata de riqueza (los gravámenes al consumo). Generalmente se
considera que el impuesto indirecto es trasladable, ya que quien lo debe pagar
puede "recuperarlo" (p.ej., del comprador del bien consumido).
2.- Derechos de Importación y Exportación: Son los referidos por el art. 4°
como fuente propia del Gobierno federal. El monto de los impuestos que
gravan la importación de .mercaderías no está sujeto a tope alguno
Régimen de coparticipación entre la nación y las provincias: La reforma de
1994 dio rango constitucional a una serie de dispositivos en materia de conexiones
tributarias entre las provincias y la Nación. El más significativo fue el sistema de
coparticipación.
La norma entonces incorpora a la Constitución un régimen tributario de
coparticipación federal que ya habían consagrado leyes-convenios celebrados entre
el Estado Central y las provincias.

MÓDULO VIII - Derecho Constitucional


21
Bajo este nuevo esquema, los poderes fiscales delegados en el gobierno
nacional y los reservados por las provincias no cambiaron de titular. Las
contribuciones indirectas se mantuvieron como impuestos concurrentes entre la
Nación y las provincias y las directas solo por excepción podrían ser aplicadas por el
estado federal.
El interrogante que se presenta según Sagues es acerca de qué impuestos
entran en ese régimen. El art. 75 inc 2, solamente incluye a los impuestos
nacionales indirectos y a los directos del referido inc. 2, pero no a los
impuestos aduaneros del inc. 1 del mismo artículo. Tampoco componen la masa
coparticipable los recursos tributarios que tengan "asignación específica, es decir
los del art. 75, inc. 3. Estos tributos atienden a situaciones especiales de la
provincia o de la Nación, en aras de flexibilizar soluciones para casos particulares.
Una manera de encauzar la existencia de tributos nacionales directos
permanentes (no permitidos por el art. 75 inc. 2) y de contribuciones indirectas
(por ejemplo sobre el consumo) concurrentes entre la Nación y las provincias, ha
sido la programación de sistemas de coparticipación entre los gobiernos locales
y la Nación. Estos mecanismos se han instrumentado sobre la base de leyes
convenios es decir, una ley nacional a la que se adhieren las provincias. El esquema
básico es el siguiente: recaudación por la Nación de una serie de tributos
(nacionales y provinciales) y posterior distribución de lo percibido, según distintos
porcentajes, a la Nación y provincias.
Éstas asumen la obligación de no crear impuestos análogos a los
coparticipados, aunque también quedan excluidos del sistema ciertos impuestos
exclusivamente provinciales.
Gelli manifiesta que a partir de 1994 ha desaparecido de la Constitución
Nacional el principio en virtud de cual gastaba quien recaudaba y se sustituyó por
criterios de solidaridad y equidad para el desarrollo igualitario de las provincias.
La ley convenio: Es la vía de implementación de la coparticipación.
Según el inc. 2 del art. 75, esta ley tiene como base "acuerdos entre la
Nación y las provincias". Debe tener como cámara de origen al Senado, dado el
peso político que en él tienen las provincias. Tiene que ser sancionada con los dos
tercios de votos de la totalidad de los integrantes de cada sala del Congreso.
No podrá ser modificada unilateralmente por la Nación, ni reglamentada por
el Poder Ejecutivo, precisamente por su condición de convenio (contrato) entre la
Nación y las provincias.
La distribución de los fondos coparticipables "se efectuará en relación
directa a las competencias, servicios y funciones de cada una de ellas (la
Nación y las provincias) contemplando criterios objetivos de reparto; será equitativa,
solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad
de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional".

MÓDULO VIII - Derecho Constitucional


22
La última parte del inc. 2 del art. 75 programa un "organismo fiscal
federal" encargado de la supervisión de la ejecución de la ley convenio, regulado
por ley, la que deberá asegurar en él la representación de todas las provincias
y de la Ciudad de Buenos Aires.

Poderes tributarios provinciales.


Según los lineamientos del artículo 121 de la Constitución Nacional, las
provincias conservan todo el poder tributario no delegado por la Constitución a la
Nación y con respecto a las cosas que forman parte de su riqueza y actividades
ejercidas en ellas, sus facultades son amplias y discrecionales para establecer
libremente impuestos; determinar los medios de distribuirlos en la forma y alcance
que les parezca más conveniente y aplicar sanciones pecuniarias para asegurar la
percepción de sus

6.- Moneda y bancos. Bancos nacionales y provinciales. Emisión de moneda y


determinación de su valor. Convertibilidad.

Último tema de nuestra materia. Para ello, tenemos que ir al artículo 75 inc. 6
que dispone como competencia del Congreso Federal “Establecer y reglamentar un
banco federal con facultad de emitir moneda, así como otros bancos nacionales”.
El inc. 11, por su parte enuncia como competencia del Congreso nacional
también la de "Hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras" y el inc.
12 encomienda al Congreso sancionar leyes sobre "falsificación de la moneda
corriente".
El art. 126, por su parte, impide a las provincias "establecer bancos con
facultades de emitir billetes, sin autorización del Congreso federal".
Hecha esta introducción a la Constitución, estudiemos que disponen
particularmente cada uno de estos artículos.
En primer lugar, el “Banco Federal” al que hace referencia el artículo 75 inc. 6
tuvo previamente en el país diversas concreciones: así, el Banco Nacional (1872),
reemplazado en 1890 por la Caja de Conversión, y luego por el Banco Central
de la República Argentina (1933).
El anterior texto constitucional hablaba de un "banco nacional", y el
nuevo, después de la reforma de 1994, de un "banco federal". El cambio trató,
básicamente, de adaptar la terminología a la estructura federal del país, lo que
obligó al legislador, también, a sustituir la expresión "Banco Central de la
República Argentina", por la de "federal".
Pero, de hecho, "banco nacional", "federal" o "central" han designado a la
misma cosa.
Asimismo, vamos a encontrar a lo largo de nuestro país los Bancos
Provinciales. Siempre que no emitan moneda (aunque sí pueden hacerlo, con
MÓDULO VIII - Derecho Constitucional
23
autorización del Gobierno federal; según el art. 126), las provincias están en
condiciones de crear bancos locales, pero sometidos a las prescripciones de la ley
de entidades financieras (21.526, reformada por la 24.144), que los controló en su
momento por intermedio de la Superintendencia de Entidades Financieras y
Cambiarias.
Un caso especial es el del Banco de la Provincia de Buenos Aires, que,
a raíz del Pacto de San José de Flores y lo previsto por el arto 121 in fine de la
Constitución Nacional, es también gobernado y legislado por la autoridad de
esa provincia y que, por tanto, no podría ser disuelto por la sola voluntad del
Gobierno nacional.
De las facultades señaladas se desprende que el Congreso está
constitucionalmente habilitado para crear una o más especies de moneda para el
país, imponer su curso legal y hasta suspender los pagos en metálico. En
moneda papel, han existido, creados por el Estado nacional, diversos signos
monetarios. Por ejemplo, el "peso moneda nacional"; el "peso" (ley 18.188, a
partir de 1970); el "peso argentino" (1983); el "austral" (1985), y finalmente,
desde 1992, el "peso" convertible según la ley 23.928, con la paridad de un
peso igual a un dólar, régimen abandonado a comienzo de 2002
La facultad de acuñar moneda es una de las características básicas del
Estado soberano. La Constitución nacional (art. 126) prohíbe a las provincias
acuñar moneda metálica, y también papel moneda, esto último salvo permiso
del Congreso nacional. En cambio, prevé un banco federal a esos efectos.
La Corte Suprema aclaró que la facultad de emitir moneda podía ser
delegada por el Congreso a un ente no estatal, como en su primer momento lo
fue el Banco Central. El art. 30 de la ley 24.144 determina que el Banco Central
de la República Argentina "es el encargado exclusivo de la emisión de billetes
y monedas de la Nación Argentina".
Al emitir dinero impreso, e imponerle curso legal, el Estado crea
indirectamente (cuando lo hace sin respaldo en divisas o metálico) otra fuente
de recursos para sí mismo, por cierto muy significativa (en períodos de grave
inflación, por ejemplo, sólo recaudaba el 20% de lo invertido o gastado; el
resto provenía de la emisión). Existen dudas sobre la constitucionalidad de tal
operatoria. El art. 4° de la Const. nacional no menciona esa alternativa de
obtención de recursos que no es "contribución", ni "empréstito" u "operación
de crédito".
Goldschmidt la llama, más simplemente, "confiscación", ya que mediante
la impresión de billetes el Gobierno le está restando valor al papel moneda
que los particulares tienen en su poder, y él se queda con tal diferencia.
El artículo 75, inc. 11 confiere al Congreso atribución para emitir moneda
nacional, "fijar su valor y el de las extranjeras". Se discute la interpretación de
esta norma. La Corte Suprema ha dicho en primer término que su objeto es
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evitar los inconvenientes de un valor incierto y variable de lugar a lugar, "a fin
de mantener la unidad de la circulación y facilitar por ese medio los cambios y
relaciones mercantiles". En segundo término, la Corte restringió el sentido del
inciso al indicar que el Congreso está habilitado para declarar cuándo una
moneda extranjera tiene "curso legal" para los pagos, pero fuera de tal
hipótesis, una provincia estaría habilitada, por ejemplo, para excluir o limitar el uso
de una moneda extranjera no impuesta por el Congreso como de curso legal.
El Poder Legislativo ha transferido a menudo tal facultad al Poder Ejecutivo
o a un órgano de su jurisdicción, como el Banco Central de la República
Argentina.
Según Gelli, la norma tiene un doble efecto. Por un lado afirmar la unidad
nacional en un estado federal al impedir a las provincias tener sus propias monedas
y por el otro, significar y simbolizar la independencia política frente a los otros
estados.
Tengan en cuenta que, si nos centramos en la literalidad de la norma, solo el
Congreso estaría facultado para hacer sellar monedas, sin embargo se entiende que
la atribución es trasladable al papel moneda o billetes
En 1991, la ley 23.928 declaró la convertibilidad del signo monetario
nacional, a razón de diez mil australes por cada dólar estadounidense,
comprometiéndose el Banco Central de la República Argentina a vender las divisas
que le fueran requeridas de acuerdo a tal paridad. La ley autorizó, también, a
ese banco a comprar divisas a precio de mercado, con sus propios recursos,
por cuenta y orden del Gobierno nacional, o emitiendo los pesos necesarios
para ello.
Asimismo, se prohibió toda posibilidad legal, reglamentaria, jurisdiccional o
contractual de actualización monetaria. Como la ley de convertibilidad partía de la
hipótesis de la cancelación de un proceso inflacionario y en ese contexto, hacia el
futuro, no cabían las actualizaciones, pero no porque estas afectasen el poder
soberano del estado o las disposiciones del artículo 75 inc., 11 sino porque se
mantenía el equilibrio en las prestaciones pactadas.
La ley de emergencia 25.561 concluyó el régimen de convertibilidad en el
gobierno de De la Rúa.

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