Autism o
Autism o
Autism o
Trastorno autista o autismo clásico. Es la forma más grave. Las personas con trastorno
autista por lo general tienen retrasos significativos en el desarrollo del lenguaje, problemas de
socialización y comunicación y conductas e intereses inusuales. Muchas personas con
trastorno autista también tienen discapacidad intelectual.
Síndrome de Asperger. Las personas con síndrome de Asperger suelen presentar algunos
síntomas más leves del trastorno autista. Pueden tener dificultades para socializar e intereses
y conductas inusuales. Sin embargo, no tienen problemas de lenguaje o discapacidad
intelectual.
Trastorno generalizado del desarrollo no especificado (PPD-NOS por sus siglas en
inglés; también llamado “autismo atípico”). Este término incluye a las personas que reúnen
algunos, pero no todos, los criterios para el diagnóstico del trastorno autista o del síndrome de
Asperger. Las personas con este trastorno tienen por lo general menos síntomas y más leves
que en el trastorno autista. Los síntomas pueden causar solo problemas de socialización y
comunicación.
No se ha demostrado que exista ninguna asociación entre cualquier tipo de vacunación y el desarrollo
de autismo.
Tampoco existe ninguna asociación entre la actitud o la forma de educación que hayan mantenido los
padres y el desarrollo de esta enfermedad.
Problemas en el desarrollo:
Problemas psiquiátricos:
Ansiedad.
Depresión.
Trastorno obsesivo-compulsivo.
Esquizofrenia y otras psicosis.
Trastornos de la alimentación.
Abuso de sustancias.
Alteraciones de la personalidad:
Personalidad paranoide.
Personalidad esquizoide.
Personalidad obsesivo-compulsiva.
Comportamiento agresivo.
Autolesiones.
Ideaciones suicidas
Picas, es decir, comer cosas anormales (yeso, tizas, arena, etc.)
Otros factores que según el DSM-5 pueden asociarse pero que no son necesarios para su
diagnóstico son:
El diagnóstico temprano de estos niños permite una intervención precoz y mejora el pronóstico.
Anteriormente la mayoría de estos niños se diagnosticaba por encima de los 4 años de edad, pero
actualmente se identifican de forma más temprana. Los datos que sugieren que un niño pudiera ser
autista no están presentes desde el nacimiento sino que van apareciendo según el niño crece, con
signos que ya pueden identificarse entre los 6 y los 12 meses. Entre estos signos se encuentra la falta
de atención a las caras o a lo que ocurre a su alrededor y la escasa interacción con los padres.
Los identificadores algo más tardíos de que puede estar presente el trastorno son:
Por encima de los 36 meses algunas de las conductas sugestivas de trastorno del espectro autista
además de las anteriores pueden ser:
Tiende a ignorar a los niños de su edad, no busca jugar ni estar con ellos.
Realiza juegos repetitivos y utiliza objetos y juegos de manera inapropiada, como por ejemplo
girar constantemente los objetos, jugar con trocitos de papel delante de los ojos, alinear
objetos, etc.
Puede realizar movimientos repetitivos como aleteo con las manos, saltitos, balanceo, etc.
Camina de puntillas.
Tiene ausencia de lenguaje, o éste es repetitivo y sin significado aparente, con un tono de voz
inapropiado.
No dice cosas que antes decía.
No existe imitación de las personas de su alrededor.
Evita la mirada y el contacto.
Parece cómodo cuando está solo y tiene problemas para aceptar cambios en su rutina.
Tiene apego inusual a ciertos objetos.
Tiene muchas rabietas.
Está en su mundo
Existen diversos cuestionarios que se pueden realizarse a los padres y/o a los cuidadores que
permiten hacer sospechar la presencia del trastorno. Algunas personas recomiendan realizarlos
sistemáticamente cuando el niño tiene 18 y 24 meses. En ocasiones puede haber falsos positivos, es
decir, el test sugiere que efectivamente puede tratarse de un niño autista y posteriormente se
comprueba que no lo es.
Los niños con algunos síntomas de trastorno del espectro autista, pero no los suficientes como para
ser diagnosticados de autismo clásico, a menudo se diagnostican como PDD-NOS. Los niños con
conductas autistas pero que presentan habilidades del lenguaje bien desarrolladas a menudo se
diagnostican como síndrome de Asperger. Son mucho más raros los niños diagnosticados
de trastorno de desintegración infantil. Estos niños tienen un desarrollo normal pero luego se
deterioran súbitamente entre los 3 y 10 años y muestran conductas autistas pronunciadas. Las niñas
con síntomas autistas podrían sufrir de síndrome de Rett, un trastorno genético ligado al sexo
caracterizado por retraimiento social, regresión de la habilidad con el lenguaje, y retorcimiento de las
manos.
Sospeche de cualquier producto que indique que cura enfermedades muy distintas entre sí.
No haga caso a testimonios personales. Nunca sustituirán a las evidencias científicas.
Cualquier sustancia que indique que cura rápido o que es milagrosa debe ponerse bajo
sospecha.
Pregunte siempre a su médico antes de consumir cualquier sustancia que no conozca.