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Franco - El Final Del Silencio - Introducción

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INTRODUCCIÓN

¿QUE SABEMOS los argentinos sobre nuestra "transición a la


democracia"? Probablemente, si hubiera que elegir las imá­
genes y los tópicos que condensan nuestras memorias o sa­
beres sobre ese período, estos parecen resumirse y agotarse
en las fotos ya lejanas de los soldados con los rostros hundi­
dos volviendo de la guerra de Malvinas en junio de 1983, las
imágenes de las Madres de Plaza de Mayo dando vueltas a la
pirámide con sus pancartas en alto bajo la lluvia y el sol y,
finalmente, las imágenes del triunfo de Alfonsín hablándoles
a las multitudes que colmaban las calles, ansiosas de demo­
cracia. Así, pareciera que los días y los meses que siguieron
a la guerra austral han sido casi olvidados, o más bien han
quedado en el recuerdo como un mero tiempo de descuento
hacia el nuevo período constitucional, y están separados del
presente por una ruptura tajante: el 10 de diciembre de
1983. Hacia atrás parecería que solo hubo dieciocho meses
de espera que quedaron asociados con el derrumbe final del
régimen, las luchas por los derechos humanos y el triunfo de
Alfonsín. Esas imágenes configuran un relato memorial que,
como cualquier otro, supone una selección de hechos, repre­
sentaciones y actores recordables en detrimento de otros
elementos olvidados, matizados, silenciados. Este libro se
propone iluminar mejor ese período final de la dictadura y
lo hace con el foco puesto en el problema de la represión es­
tatal para alumbrar un entramado de época más complejo y
diverso, que pueda ir más allá de esas figuras cristalizadas
en la memoria. Y lo hace con la voluntad de pensar un poco
mejor las narraciones colectivas sobre nosotros mismos y
nuestras complejas relaciones con la violencia de Estado.
15
16 EL FINAL DEL SILENCIO INTRODUCCIÓN 17

En este trabajo confluyen varios senderos distintos. El por las Fuerzas Armadas a partir de 1975. Más aún, que ello
primero es tan solo el azar en el camino de la investigación. había estado ampliamente respaldado por los actores del sis­
Un día, ya imposible de datar, parada en una esquina de mi tema político: gobierno constitucional peronista, dirigentes
barrio, me llamó la atención una pila de diarios viejos arroja­ de la oposición, diputados, senadores, sindicalistas, miem­
dos como basura. Por oficio me agaché a mirar la fecha: fe­ bros de la jerarquía eclesiástica, cámaras empresariales y
brero de 1983. El gesto mecánico devino en adrenalina: era profesionales, entre tantos otros. Sin embargo, ocho años
el período que me interesaba, era un diario que yo aún no después, en 1983, las imágenes más potentes eran las de "las
había indagado (Tiempo Argentino) y estaba abierto en una Madres" en la Plaza de Mayo y la sociedad en la calle acom­
encuesta política sobre qué temas le importaban a la gente pañando sus reclamos y exigiendo democracia. Si había sido
en esa coyuntura. Y ello fue como si la respuesta al problema así, la pregunta imperiosa era cuándo y cómo se había pro-
que me inquietaba hacía tiempo hubiera llegado mágica­ <lucido ese cambio. ¿Cuándo los derechos humanos y el re­
mente a mis manos invitándome a resolver el rompecabezas. clamo por los desaparecidos y la represión comenzaron a ser
Mi problema era la cuasicerteza -que tuve luego que relati­ tales en el discurso público y dominante? Hay cierto con­
vizar, ponderar y reformular mucho a lo largo de esta investi­ senso difuso en que eso ocurrió alrededor de lo que llama­
gación- de que la cuestión de las "violaciones a los derechos mos "la transición", esto es, vagamente, entre la guerra de
humanos" 1 no era un tema mayor que las preocupaciones Malvinas y los inicios del gobierno de Alfonsín. Pero si fue
sociales en el último período de la dictadura (excepto, desde así, ¿cómo sucedió? ¿Cómo fue que amplios sectores socia­
luego, para ciertos sectores más acotados). les pasaron de sentirse amenazados por aquel enemigo vasto
El segundo trayecto engarza justamente con el anterior y exigir que el Estado se abatiera sobre él con todo su peso a
y tiene que ver con una pregunta que me acompaña hace condenar esa misma represión? Nos gusta pensar que el
muchos años: cómo una sociedad experimenta, construye y Nunca más, publicado en 1984, y el Juicio a las ex Juntas en
procesa su relación con la violencia extrema del Estado. In­ 1985 condensan y simbolizan parte de ese amplio cambio
dagaciones previas a este trabajo me habían llevado a la social. En ese sentido, en otro trayecto de investigación yo
constatación de que en los primeros años setenta, desde mu­ había explorado los primeros meses del gobierno de Alfonsín
cho antes del golpe de Estado de 1976, las figuras de la sub­ y, en efecto, en 1984 ese cambio todavía aparecía como com­
versión, entendidas como amenazas extremas al orden, ha­ plejo y difuso. ¿Pero qué había pasado en el tramo final de la
bían estado profundamente arraigadas política, pública y dictadura para llegar al Nunca más y a los juicios de 1985?2
socialmente, y que había existido un consenso fuerte en Por último, en este libro converge también un trayecto
tomo a la campaña represiva emprendida de manera abierta más personal. Nací a fines de 1972. No tengo recuerdos de

I Siguiendo a Elizabeth Jelin, a lo largo de este trabajo considero esta

noción en su carácter históricamente situado, es decir; como concepto que 2 Para las investigaciones anteriores, véanse Marina Franco, Un enemigo
denomina la represión política estatal con énfasis en la vejación del cuerpo para la nación. Orden interno, violencia y "subversión", 1973-1976, Buenos
y la vida (véase Elizabeth Jelin, "Los derechos humanos entre el Estado y la Aires, Fondo de Cultura Económica, 2012, y Claudia Feld y Marina Franco
sociedad", en Juan Suriano [dir.], Nueva historia argentina, t. x: Dictadura y (dirs.), Democracia, hora cero. Actores, políticas y debates en los inicios de la
democracia (1976-2001), Buenos Aires, Sudamericana, 2005, p. 510). posdictadura, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2015.
18 EL FINAL DEL SILENCIO
INTRODUCCIÓN 19
la dictadura, excepto la penuria económica familiar y algu­
Los. dieciocho meses que se extienden entre la guerra
nas situaciones que con el tiempo pude decodificar como el
de Malvinas y la asunción de Alfonsín constituyen un pe­
miedo de mis padres. Los recuerdos se me vuelven un poco
ríodo bastante prolongado -en relación con los siete años
más vívidos cerca de la guerra de Malvinas, pero sobre todo
de dictadura-, pero cuando son considerados como el mo­
recuerdo hacia fines de 1983 la emoción (medio impolítica
mento de "agotamiento" y el inicio de "la transición", sue­
todavía para mí) de que la dictadura terminaba y algo
len ser visitados rápidamente, como si todo lo que allí su­
nuevo se iniciaba, y que eso también estaba ligado a la de­
cedió se hubiera dirigido de manera inevitable hacia el
nuncia de los crímenes militares y la posibilidad de. que fue­
final de la dictadura y el nuevo gobierno democrático y sus
ran investigados y juzgados. Así, la indagación de este libro
políticas de investigación y justicia. Con escasas excepcio­
está además atravesada por la necesidad de entender histó­
nes, esto sucede en las narraciones sobre la dictadura para
ricamente esas sensaciones de la política como emoción y
un público general, escolar o especializado.4 En el caso de
la emoción de aquel momento político.
la investigación profesional, no se trata de que los análisis
En el cruce de estas trayectorias y la preocupación por las
hayan ignorado la incertidumbre y la conflictividad de la
relaciones entre sociedad y autoritarismo, y entre sociedad y
época en torno a cada uno de esos temas, pero sí que los
represión, emergió entonces la idea de este libro. Sin em­
bargo, es muy difícil contestar la pregunta de cómo se pro­
dujo ese cambio social entre 1975 y 1983, ya que es práctica­ objetos importantes del debate público por la intervención de diversos ac­
mente imposible responder desde la investigación a cualquier !
tores y a través de un proceso de problematización publicit�ción que �u­
.
pone la conformación de un público para el tema (veanse Damel Cefa1, , La
cuestión general y amplia sobre "la sociedad" y las actitudes constitution des problemes publics", en Réseaux, vol. 14, núm. 75, 1996;
sociales. No es factible asir las experiencias y percepciones de Daniel Cefa1 y Cédric Terzi (dirs.), L'expérience des problemes publics. Pers­
los grandes agregados sociales que constituyen "la sociedad" pectives pragmatistes, París, École des Hautes Étud�s en �ciences S�ci�les,
2012, y Erik Neveu, 'Tapproche constructiviste des probl�me� publ�cs · Un
o "la gente común y corriente" de un país. Esta dificultad me
apen;:u des travaux anglo-saxons", en Études de Communicatwn, num. 22,
llevó a construir mi problema de trabajo en tomo a otra pre­ 1999, disponible en línea: <http://edc.revues.org/2342>.
gunta más concreta: cómo emergió, se configuró, se hizo visi­ 4 Excepciones que han analizado más focalizadamente el proceso de
ble y circuló el problema de la represión, o de las violaciones tránsito con distintos énfasis: Carlos Acuña et al., Juicio, castigos Y memo­
rias. Derechos humanos y justicia en la política argentina, Buenos Aires,
a los derechos humanos, en el último tramo de la dictadura. Nueva Visión, 1995; Paula Canelo, "La descomposición del poder militar en
Las respuestas a estas preguntas y la narración que presento la Argentina. Las Fuerzas Armadas durante las presidencias de Galtieri, Big­
aquí logran iluminar aspectos de ese período y de cómo se none y Alfonsín (1981-1987)", en Alfredo Pucciarelli (ed.), Los años de Alfon­
sín, Buenos Aires, Siglo XXI, 2006; Horado Verbitsky, Civiles Y militares. Me­
conformó pública y políticamente ese problema de la violen­ moria secreta de la transición, Buenos Aires, Contrapunto, 1987, Y Adrián
cia estatal y, al hacerlo, de manera oblicua, también alum­ Velázquez Ramírez, "De la concertación a la Multipartidaria: el espacio po­
bran algo de esas preguntas iniciales sobre "la sociedad ar­ lítico partidario en los albores de la transición a la democracia en Argentma
gentina" y su relación con el autoritarismo represivo.3 (1980-1981)", en Revista Contemporánea, año 5, núm. 7, vol. 1, 2015. En el
,
ámbito de la divulgación, véanse especialmente el ciclo documental 505 dzas
y Juan Suriano y Elíseo Álvarez, 505 días. La primera transición a la demo­
_
3 El planteo es, en este sentido, cercano a la sociología de los "problemas cracia. De la rendición de Malvinas al triunfo de Alfonsín, Buenos Aires, Su­
públicos" que denomina como tales hechos sociales que se transforman en damericana, 2013, y también Germán Ferrari, 1983. El año de la democracia,
Buenos Aires, Planeta, 2013, quienes han destacado el olvido de ese período.
20 EL FINAL DEL SILENCIO INTRODUCCIÓN 21

elementos que se h a n destacado son los que efectivamente uno de l�s puntos de discusión clave de esos análisis ha sido
co�struyeron el c amino de la condena, investigación y jus­ la diferenciación -en relación con otros países de la re­
_ ,
ticia de los cnmenes, l a vigencia de los derechos huma nos gión- de una tra nsición "por colapso" en la cua l no hubo
como p ar adigma y la visibilid ad de s us actor es privilegia ­ p acto entre las Fuerzas Armad as y las fuerzas partidaria s,
dos . 5 Ello, sin duda , es consecuencia de la importa ncia his­ sino un verd adero der rumbe del gobierno c as trense. 7 En
tórica del movimiento por los derechos humanos en la Ar­ ese sentido, en este trabajo se sugiere la necesida d de obser­
genti �a y del enca uzamiento judicial de los crímenes que var el proceso, y no solo el resultado de la ausencia de un
marco el proceso político argentino de a llí en más y hasta pacto, y de desacoplar las explicaciones globales �obre P�:
el presente. De hecho, la "transición" argentina es conocida qué no fue posible ese acuerdo p ara observar que suced10
Y dest acada en el mundo entero por el peso de los derechos en particular con el tema represivo. Veremos que el proceso
huma nos y la opción por la justici a como política de Es­ que lleva a la ausencia de un p acto tra nsiciona l no fue ta n
tado posdictatorial. lineal ni evidente en lo que respecta al tema de la represión.
Desde las ciencias sociales, el período final de la dicta­ Así, frente al pacto global propuesto por las Fuer zas Arma­
dura siempre fue abordado -con mayor o menor defini­ das en la "concertación" de 1982, los p artidos políticos se
ción conceptual- como parte de la " tr ansición a la demo­ negaron, pero "el tema de los desaparecidos" siguió siendo
cr a cia ", Y ello incluye, según periodizaciones varia bles objeto de negociaciones y los partidos estuvie:on dispues�
t am bién l a prim er a et a p a del gobierno de Alfonsín. D� tos a acordar con el régimen durante mucho tiempo y casi
f ?rma contemporánea a ese proceso, un conjunto significa­ h asta último momento.
tivo de trabajos politológicos, movilizados por el inter és en Otros aspectos discutidos en aquellos tra bajos sobre la
pensar las posibilidades y dificultades de las "transiciones" "transición a la democracia" en el caso argentino fueron las
en el Cono Sur de A mérica L atina, se preocuparon por la alternativas entre continuidad y discontinuidad entre el ré­
construcción de distintos modelos y al ternativas par a expli­ gimen dictatorial saliente y el nuevo régimen cons�itucio­
_
car Y prever esos procesos y las condiciones de posibilidad nal, y la búsqueda de una periodización que permitier a es-
de las nuevas democracias. Ello dio lugar a los estudios clá­
_
sicos de la llama da "tra nsitología". 6 Par a el caso argentino,
discurso académico sobre las transici ones demo cráticas en Argentin a Y
América Latina", en Antoni o Camou, María Cristina Tortti y An íbal Vigue ra
5 Este ar umento fu e d esarrollad o junto con Claudia F eld pa ra el pe­ (comps.), La Argentina democrática: los años y lo� l'.�ros, Buenos Aires, Pro­
• � _
odo p ostenor a la asunción de Alfonsín, en .Claudia Feld y Marina Franco met eo, 2007, y Cecilia Lesgart, Usos de la trans1c1on a la dem cracza. En­
;,1 �
De �ocracia Y de�echos humanos en 1984, ¿hora cero?", en Claudia Feld;
_ sayo , ciencia y política en la década del '80, Rosario, H orno Sap1ens, 2003.
Manna Franco (drrs.), Demo cracia, hora cero, op. cit. _
1 Véase Guillerm o Q'Donnell, Phillipe Schmitter y Laurence Whitehead,
6 Entre otros, N orbert Lechner ( comp.), Cultura p olítica y demo cratiza­ Transiciones desde un gobierno autoritario, op. cit., sobre distintos tipo� de
.•
cz on, Santi ago de Chile, FLACSO-CLAcso-rcr, 1987; Juan Linz y Alfred Stepan transición pactada o p or colapso y sobre l os rasgos del proceso arg��tmo ;
Th � Bre�kdown ofDemo cratic Regimes, Baltimore y Londres, John Hopkin¡ tam bién, Ju an Carlos Portantiero, "La transición entre la c onfro ntac10n Y el
Uru �e rs1ty Press, 1978; Guillermo O'Donnell, Phillipe Schmitter y Laurence acue rdo", en José Nun y Juan Carlos P ortanti e ro ( comps.), Ensayos sobre la
Whitehead, Transiciones d esde un g obiern o auto ritario. América Latina transición dem ocrática en la Argentina, Buen os Aires, Puntosur, 1987, �
Buenos Air es, P aidós, 1988. Para un balance crítico, véanse Antonio Ca� Rugo Quiroga, El tiempo del proceso . C onflict os y co incidencias entre po líti­
m ou, "Se hace camin o al transi tar. Notas en t orno a la elaboración de un c os y militares, J 976-1983 [1994], Rosari o, Horno Sapien s, 2004.
22 EL FINAL DEL SILENCIO
tablecer temporalmente el ini
INTRODUCCIÓN 23
cio y el cierre de ese proceso de
"transición" y de "consolidació tión pareciera ser no naturalizar una definición de tr�nsición
n" de la democracia.s En este
sentido, por afuera de la discus como modelo único deseado a partir del cual medir las ex-
ión habría que indicar que el
problema reside en el propio periencias nacionales concretas.
concepto de transición, que . .
obliga a pensar en un punto de En efecto muchos de estos abordaJes sobre la " transi­
llegada o de cierre y lleva a la
búsqueda de las variables que ción a la dem�cracia" han sido criticados por su tendencia
marcarían ese cierre cuando
en realidad estamos hablando a definir tipos ideales y modelos predictivos; por su mirada
de procesos históricos (no de
modelos) que no tienen cierre lineal y normativ a sobre la democracia como pu�to de l�e­
de ningún tipo, incluso si se _
cumplieran todas las condicion gada, entendida en términos procedimentales e mstituc10-
es hipotéticas deseadas. En
cu anto a la pre gun t a de qué nales; porque, a pesar de la import anci_ a acordada ª 1: :10-
indic adores m arca ría n ese .
pu nto de llegada, se suele sos ción de incertidumbre para entender el momento histonco,
tener qu e tienen qu e ver con
alguna forma de enc se descuidó la contingencia y la incertidumbre de los proce­
auzamiento de las
violaciones a los de­
rechos humanos, un acot ami sos políticos más allá de las normas, ignorand� �a persist�n­
ento del poder tutelar de la
Fuerzas Armadas y la dem s cia de conductas, im aginarios y culturas pohticas previas
ocratización de la sociedad.9
aquí comienzan a y que no se modific aban por la mera fijaci�n de nuev as re­
mezclarse modelos prescript
sos históricos reales. ¿Qué sig ivos y proce­
nificaría una democratizació glas. En definitiv a, se cuestionó que los mismos elementos
de la sociedad como requis n ,
ito p ara medir una transic teóricos funcionaron de diagnóstico, interpret ac10n, _ mo­
concluida? ¿Una transición ión delo y forma de incidencia intelectual sobre el proceso e�
con amnistía o impunidad _
no es
�na transición concluida igualmente? ¿La transició curso. 10 Podría decirse que "transición a la democraci a
tma donde los procesos de jus n argen­
ticia han tenido sucesivos av fue ante todo, una categoría nativa de muchos actores de la
ces y retrocesos sigue enton an­
ces abierta? De nuevo, la cue ép�ca. Para intelectuales y políticos -señalan Cecilia Les­
s- gart y Sergio Visacovsky junto con Ros ana Guber�, la de­
8 Han discutid mocracia se transformó en el objetivo de un camb10 cultu­
ral la única garantía de una reconstrucción política Y una
o el problema de la
conti nuidad y discon
mente � an C los Portan tier tinuidad especial­
salida a la crisis de la cultura y el sistema político argenti­ _

acuerdo , op. czt., y
� ? , "La transic ión e ntre la confro
Hugo Qurroga, El tiempo del n tación y el
proceso, op. cit., relativi­
nos. Como p arte de ello, dest ac ados intelectu ales de la
zan do ambos que el carácter
de ruptura absoluta en cuanto
la ausencia de
époc a se abocaron a buscar los reservorios y los �úcleos
p�cto no s!gnificó un derrumb
e total del régimen y/o la p
a� anza antiautoritari resencia de una
_
"puros" de es a refundación democrátic a y a la reivmdic _ a-
� a que dirigiera el pro
ceso. En relac ió n
�10n en gen�ral y sobre el caso argen tino, véanse Guillerm con '
la periodiza­
lippe Schm1tter, Transzcz _ _
ones desde un gobierno aut
o O Donnell y Phi
oritario Buenos Ai
­
2 vols., Buenos Aires, Centro Edi "Proceso'; crisis y transición democrát;es
Paidós, 2010; Osear Oszlak ( co
mp.), ,
ca, 10 Veán se Cecilia Lesgart, Usos de la transición a la democracia ºP cit.;
tzem
El . po del proceso op. czt., y La Argenti.
tor de América Latin a, 198
. 4· : :
na en emergencia permane
Hug o
,
' ou·Irog a,
nte. B� Sergio Visacovsky y Rosa na Guber, "¿Crisis o transición? C�ct:nzac1ones
int electuales. Del dualismo argentino en la apertura democratJc a , en Anua­
nos Aires, Edhasa, 200
5, y Dan iel M a zzei "Re
de�ocra, ti. ca argen tm
. ,, • flexiones
, en POL IS, año 4, n úm. 7, prim sobre la trans1· c 1·on rio de Estudios Americanos, vol. 62, núm. 1, enero-junio de 2005; ����
-
En tre otros, Gm�llermo O�Donne er semestre de 2011.
desde un gobiern ippe Sc hmitter, Tva
Osear Oszlak (comp.) ,,, nsz·czon
ll
o autont
y Phil
· es
. Reano, "La estructura simbólica de la democracia argentina en la tran_s1c10n ,
ano, op. czt.;
. . .
sis y transición democrática, ' "Proceso"' en·_ en Prácticas de oficio. Investigación y reflexión en Czenczas Sociales, num. 7-8,
op. cit. 2011, disponible en línea: <htt p://ides.org.ar/wp-content/uploads/2012/04/re­
sum3 l l.pdf>.
24 EL FINAL DEL SILENCIO INTRODUCCIÓN 25

ción positiva de aquello que identificaron como el "em­ tudios específicos en las últimas décadas.12 En contraste, el
blema de la pureza antiautoritaria". Formaban parte de ese tema de los derechos humanos concentró desde entonces y
reservorio los "organismos de derechos humanos" así hasta la actualidad -y este libro no es la excepción- el ma­
como el rock, el feminismo o las protestas vecinales.11 yor atractivo para abocarse al estudio del período final de la
De esta manera, si "transición a la democracia" es una dictadura y los primeros tiempos de Alfonsín. Con enfoques
categoría que condensa más las expectativas de una época variables, ese tipo de estudios priorizó a los actores, los even­
que lo que puede explicar, queda en pie el problema de cómo tos y el cambio cultural de la emergencia de los derechos hu­
definir el momento tan particular que corresponde a1 final de manos y los procesos de investigación y juzgamiento de los
la dictadura y al que se consagra este libro. La noción de cri­ crímenes cometidos por las Fuerzas Armadas. 13 En ese sen-
sis -también discutida por diversos intelectuales en la
época- podría ser adecuada en cuanto da cuenta de un mo­ 12 Además de las excepciones mencionadas más arriba, otros trabajos

mento de cambio, inestabilidad y reacomodamiento no re­ abordaron el tema de la transición como parte de análisis globales sobre
suelto, pero no denota la situación de movimiento y desplaza­ toda la dictadura: Paula Canelo, El proceso en su laberinto. La interna mili­
miento que caracterizó la época, y de la cual eran plenamente tar de Videla a Bignone, Buenos Aires, Prometeo, 2008, y La política secreta
de la última dictadura argentina (1976-1983), Buenos Aires, Edhasa, 2016;
conscientes y estaban expectantes todos los actores. Por eso, Marcos Novara y Vicente Palermo, La dictadura militar 1976-1983. Del
la noción de tránsito o incluso transición -sin la sobrecarga golpe de Estado a la restauración democrática, Buenos Aires, Paidós, 2003;
de sentidos que implica suponer que el proceso se dirigía ne­ Hugo Quiroga, El tiempo del proceso, op. cit.; Adrián Velázquez Ramírez,
"Identidades en transición. Cambio conceptual y lenguaje político en el ra­
cesariamente hacia "la democracia"- continúa siendo míni­ dicalismo y el peronismo en el retorno a la democracia (1980-1987)", tesis
mamente operativa para definir algo del clima de época que de doctorado, Buenos Aires, Universidad Nacional de San Martín, 2016;
envolvía a hombres y mujeres. En cualquier caso, no es una María de los Ángeles Yannuzzi, Política y dictadura, Rosario, Fundación
Ross, 1996. Y otros lo tomaron como parte de un análisis del gobierno de
preocupación de este trabajo encontrar una categoría para Alfonsín: Gerardo Aboy Carlés, Las dos fronteras de la democracia argentina.
definir el período abordado, sino evitar las sobrecargas de La redefinición de las identidades políticas de Alfonsín a Menem, Rosario,
sentido que dificultan pensarlo y situarlo en un proceso his­ Horno Sapiens, 2001; Roberto Gargarella, María Victoria Murillo y Mario
Pecheny (comps.), Discutir Alfonsín, Buenos Aires, Siglo XXI, 2010; Alfredo
tórico más largo.
Pucciarelli (ed.), Los años de Alfonsín, Buenos Aires, Siglo XXI, 2006.
Más allá de aquellos trabajos contemporáneos de los 13 Sobre los organismos y los derechos humanos, véanse entre otros
años ochenta preocupados por "la transición a la democra­ Carlos Acuña et al., Juicio, castigos y memorias, op. cit.; Inés González Bom­
cia", el momento político de movimiento, crisis o tránsito ba! y María Sondereguer, "Derechos humanos y democracia", en Elizabeth
Jelin (comp.), Movimientos sociales y democracia emergente/1, Buenos Ai­
entre un régimen y otro casi no ha vuelto a ser objeto de es- res Centro Editor de América Latina, 1987, pp. 85-109; Elizabeth Jelin,
"M�vimientos sociales y consolidación democrática en la Argentina ac­

.
11 v-
ease serg10· v1sacov
· sky y Rosana Guber, "¿Crisis o transición?... ", op.
tual", en Elizabeth Jelin (comp.), Movimientos sociales y democracia emer­
gente, op. cit.; "La política de la memoria: el movimiento de derechos huma­
cit., pp. 79 Y 80. Estos autores plantean las miradas
de época sobre la tran­ nos y la construcción democrática en la Argentina", en AAVV, Juicio, castigo
sición democrática como un "rito de paso", en el
cual se trataba de "tender y memoria. Derechos humanos y justicia en la política argentina, Buenos
un puente entre un presente crítico (caracterizad
o por el autoritarismo) Aires, Nueva Visión, 1995, y "Los derechos humanos entre el Estado y la
que se necesitaba abandonar (y, por ello, transfo
rmar en pasado), y un fu� sociedad", op. cit.; Osear Landi e Inés González Bombal, "Los derechos en
turo estable (la democracia) al que se deseaba arriba
r (y, por ende, trans­ la cultura política", en Carlos Acuña et al., Juicio, castigos y memorias, op.
mutar en presente efectivo)" (ibid., p. 60, las cursiv
as pertenecen al original). cit.; Raúl Veiga, Las organizaciones de derechos humanos, Buenos Aires,
27
26 EL FINAL DEL SILENCIO INTRODUCCIÓN

tido, el surgimiento de los derechos humanos ha sido na­ Ahora bien, creo que la importancia de esos procesos en
rrado fundamentalmente desde los organismos, así como el caso argentino, la fundamental impronta dejada por el
sus luchas y denuncias (y/o como objeto de políticas de Es­ movimiento de los derechos humanos y su discurso emer­
tado). Sin embargo, si se lo observa como un problema polí­ gente para la época, y el actual interés político y académico
tico y público, y no tanto como el conjunto de actores que por los procesos de justicia y por la "justicia transicional"
protagonizaron esas luchas, ciertos aspectos que parecen han desdibujado un poco la diversidad de dimensiones so­
más amplios en su alcance, o muy significativos si son conta­ ciales y culturales que signaron la época y la complejidad
dos desde el activismo, deberían ser relativizados: En otros del desarrollo político, ideológico y cultural que estaba pro­
términos, parecería que "la fuerza del acontecimiento" de los duciéndose en tomo al procesamiento social de la represión
derechos humanos, 14 la novedad extraordinaria que repre­ estatal como problema. Así, para la etapa final de la dicta­
sentó ese movimiento en Argentina y la emergencia de una dura que se aborda aquí, la derrota militar en la guerra de
"cultura de los derechos humanos" han tendido a extenderse Malvinas suele aparecer como el inicio de una "mutación",
y constituirse en un prisma para abarcar todo el proceso his­ y el período posterior, como un todo indiviso de transfor­
tórico de esos años y sus actores, como si se hubiera tratado maciones donde la condena y denuncia moral de las "viola­
de un todo homogéneo o generalizado y de una tendencia ciones a los derechos humanos" y el "terrorismo de Estado"
general y lineal. Incluso para quienes no han narrado especí­ habrían ocupado el centro de la atención pública y social. 16
ficamente esa historia, sino el proceso más amplio de "tran­ En igual sentido, al considerar los cambios en la escena po­
sición", el impacto de esa irrupción y el de la visibilización lítica, los análisis suelen centrarse en un poder militar débil
de la represión han condicionado las formas del relato. 15 y en retirada, en partidos políticos que se negaban a nego­
ciar condiciones de transición y en la creciente visibilidad
d� las organizaciones de derechos humanos y una sociedad
que entraba en "la elaboración psicológica y cultural del pa­
Centro Editor de América Latina, 1985. Entre los estudios más recientes y sado de represión".17 Sin duda, estos fenómenos existieron,
con enfoques globales renovados, se cuentan Luciano Alonso, Luchas en
plazas vacías de sueños, Rosario, Prohistoria, 2011, y Nadia Tahir, Argen­
pero es legítimo preguntarse por sus alcances sociales y la
tine. Mémoires de la dictature, Rennes, Presses Universitaires de Rennes, profundidad de esas transformaciones en aquel momento.
2015. Sobre los procesos de investigación y justicia, véanse Carlos Acuña et Un primer motivo por el cual la historia del último pe­
al., Juicio, castigos y memorias, op. cit.; Emilio Crenzel. La historia política ríodo de la dictadura es recordada, en general, desde la
del Nunca Más. La memoria de las desapariciones en la Argentina, Buenos
Aires, Siglo XXI, 2008; Claudia Feld y Marina Franco (dirs.), Democracia, emergencia de los derechos humanos es que el impacto de
hora cero, op. cit.; Diego Galante, "El 'Juicio a las juntas militares': derechos
humanos, memoria y ciudadanía en la Argentina (1983-2013)", tesis de
doctorado, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 2014. 16 Por ejemplo, Marcos Novaro y Vicente Palermo, La dictadura militar
14
Inés González Bombal. "Derechos humanos, la fuerza del aconteci­ 1976-1983, op. cit, pp. 474 y ss. Esta imagen cristalizada es replicada en
miento", en Eliseo Verón et al., El discurso político, Buenos Aires, Hachette, muchos trabajos posteriores sin una indagación fina que pruebe ese cam­
1987, p. 148. bio para ese período.
15 Es el caso, por ejemplo, de la más completa narración global sobre la 11 Osear Landi e Inés González Bomba!, "Los derechos en la cultura polí-

dictadura: Marcos Novara y Vicente Palermo, La dictadura militar 1976- tica", op. cit., p. 153. Sobre los partidos, véanse Hugo Quiroga, El tiempo del
1983, op. cit. proceso, op. cit., y María de los Ángeles Yannuzzi, Política y dictadura, op. cit.
28 EL FINAL DEL SILENCIO INTRODUCCIÓN 29

las luchas de esos actores y la dimensión ética que abrieron ción de la manera de nombrar lo sucedido- son, final­
parecen haber capturado la escena política para muchos mente, herederos de esa narrativa cercana a las organiza­
observadores intelectuales de la época. Eso produjo cierta ciones de derechos humanos de la época. 20 Ese discurso fue
ilusión de la expansión de las propiedades, potenciales y lu­ apropiado por la reflexión intelectual y académica que hizo
chas de esos actores, como si hubieran impregnado al resto suyos esos marcos explicativos y esos horizontes de expec­
de la sociedad, generando un cambio de lenguajes, objetivos tativas en torno a la importancia de los derechos humanos
y motores de acción ya desde la etapa final de la dictadura. y la justicia para narrar lo que estaba sucediendo en la es­
Sumado a ello, creo que las grandes expectativas sociales fera pública de la transición. A su vez, la historia posterior
sobre el cambio cultural en torno a la democracia y la resti­ vio crecer en importancia pública y centralidad política las
tución del marco del derecho que eran palpables en el clima luchas por "la memoria, la verdad y la justicia", y eso pudo
social y emocional de la época produjeron efectos de ampli­ proyectarse retrospectivamente sobre el período final de la
ficación y se solaparon con el proceso más específico vincu­ dictadura. En definitiva, muchos de quienes hacemos cien­
lado a los derechos humanos. De esta manera, ambas cosas cias sociales compartimos parte de ese campo vasto de los
quedaron fundidas. Tal vez, como hipótesis, vale la pena derechos humanos, entendido como horizonte ético-polí­
preguntarse, además, si esa historia no ha sido demasiado tico (a pesar de todas las diferencias que puedan existir en­
contada en función de lo sucedido en sectores visibles de las tre el mundo académico y el activismo humanitario). 21
clases medias profesionales y de las grandes urbes, que fue­ Si las miradas de los años ochenta sobre la "transición a
ron el caudal inicial de la movilización social que acompañó la democracia" fueron cuestionadas por su sobrecarga de
los reclamos de los organismos de derechos humanos, pero expectativas y simplificación sobre la democracia como
que fueron, y son, sin duda, un sector acotado. is punto de llegada, algún paralelo podría hacerse con la mi-
Un segundo motivo que explicaría la tendencia general
a sobrerrepresentar el alcance social que pudo tener en
aquel momento final de la dictadura el paradigma de los tado de un proceso histórico de construcción y luchas políticas, y no como
una categoría analítica dada y natural. Retomaré la discusión sobre la cate­
derechos humanos es que los relatos hoy dominantes sobre goría en el capítulo IV.
el "terrorismo de Estado" 19 -empezando por la propia elec- 20 Crenzel define la "narrativa humanitaria" como un relato basado en
imperativos morales y la empatía con las víctimas afectadas en su integridad
física y psíquica, en la cual la trama política es construida entre víctimas y
18 Desde luego, entre los trabajos que conozco existen excepciones nota­ victimarios, desanclados de una historización y una politización del con­
bles, como el de Emilio Crenzel sobre las memorias del pasado y el voto a flicto (La historia política del Nunca Más, op. cit., pp. 44 y 45). Desde luego,
Bussi en Tucumán (Memorias enfrentadas: el voto a Bussi en Tucumán, Tu­ la memoria fuerte actual sobre el "terrorismo de Estado" se nutre de esta
cumán, Universidad Nacional de Tucumán, 2001) y el trabajo de Ludmila narrativa pero ha incorporado otros elementos, en particular la repolitiza­
da Silva Catela ("Memorias en conflicto. De memorias denegadas, subterrá­ ción de los conflictos y el reconocimiento de la condición militante de una
neas y dominantes", en Ernesto Bohoslavsky et al. [comps.], Problemas de gran parte de las víctimas.
historia reciente del Cono Sur, vol. I, Buenos Aires, Universidad Nacional de 21 Sobre el campo de los derechos humanos y la inclusión de los acadé­
General Sarmiento y Prometeo, 2010) sobre las memorias en las localida­ micos en él, véase Santiago Cueto Rúa, "'Ampliar el círculo de los que re­
des rurales jujeñas de Tumbaya y Calilegua. cuerdan'. La inscripción de la Comisión Provincial por la Memoria en el
19 En este caso coloco "terrorismo de Estado" entre comillas para enfa­
campo de los derechos humanos y la memoria (1999-2009)", tesis de docto­
tizar su carácter de categoría nativa de ciertos actores y, por tanto, resul- rado, La Plata, Universidad Nacional de La Plata, 2016.
31
30 EL FINAL DEL SILENCIO INTRODUCCIÓN
estión estratégi-
es incorporaron l a cu
r a d a sobre la "tr ansición y los d er echos hum anos": e lla tores de poder opositor , · en dictatona1
º .
o p rt d su rup tur a con e1 regim
también está atr avesada por los horizontes éticos e ideoló­ ªment com
se integraron y fundieron en la
e a e e

gicos de qui enes escribimos y por la atracción que supuso ; que los derechos humanos o­
del marco del derecho Y la dem
aquell a nove dad históric a de los derechos humanos ent en­ demanda por la restitución r q , n su
ajo intenta mostr �
cracia. En esa línea, este trab
e e
dida como promesa de futuro.22
a

m fue n bu n m edida ( aun-


En síntesis, el tipo de mirada que quiero problematizar de­ on· gen ' la emergencia del t
e a
·
e a e
secuencia de 1a des1�giti · · ma-
riva de una tendencia a ver el final de la dictadura como un que no por completo) una con
n militar, y no al reves, como
mero tránsito lineal hacia la investigación y el juzgamiento de ción y el derrumbe del régime enverg�­
esivo fue toma�do
los crimenes dictatoriales en los años siguientes, que habrian suel e creerse. Así, el tema repr
propio peso e importancia
sido el producto lógico de la condena generalizada de las viola­ dur a no tanto, o no solo, por su
ién, en relació n d epen­
ciones a los derechos humanos. Ella, a su vez, habria sido cua­ intríns ec a, sino más bien, o tamb
ese derrumbe c astrense: el
siautomática ni bien terminó la guerra de Malvinas, cuando diente con otras dimensiones de al­
alosa en la guerra de M
las Fuerzas Armadas perdieron todo margen de legitimidad y fracaso político, la derrota escand
ca y social.2
vinas y la gravísima crisis económi
4
sus crimenes pudieron ser ampliamente difundidos.
demás que constatar
En contraste, propongo explorar el surgimiento público Por otro lado este libro muestra a
s huma nos" p ar a la
y progresivo del problema de la represión como asunto polí­ l a presenci a públic a d e "los derecho
se decía cuando se h a­
tico en el período final de la dictadura,23 y las formas, los época no agota l a pregunta de qué la
e en disc usió n. Así,
motivos y los diversos actores que visibilizaron el tem a. En blab a de ello y qué estaba r ealment ,
a p a rt e d e l a esc en a
estas páginas, se muestra que la cuestión creció y estalló por cuestión humanit ari a ocu pab a bu en
la onden a de_ crí­
la incansable tarea de las organiz aciones de derechos huma­ pero no necesariamente, o no solo, por �
motivos muy diver­
nos, pero también porque un abanico amplio de actores polí­ menes inadmisibles, sino más bien por
lucrados. De esta ma­
ticos necesitaba negociar respuestas p ara "cerrar" el asunto sos p ara cada uno de los actores invo
ex a min a d a d e forn:i a
y porque la mayoria de los sectores partidarios no queria he­ n er a , es a pr es enci a no pu e d e s e r
redar "el problema de los desaparecidos" en el nuevo período exclusiva a través del discurs
o y las acciones de los orgams­
el presupuesto que
constitucional. Además, queda en evidencia que amplios sec- mos de derechos humanos. En síntesis,
violaciones a los de­
subyace a esta investigación es que "las
presión no deben ser
22 Quisiera dejar en claro que, más allá de algunos enfoques que explíci­ rechos humanos" y la denuncia de la re
tamente sostienen este sesgo, esto más bien aparece como un efecto acu­
mulado de la visión de co njunto que ofrecen l os relatos existentes sobre el
periodo con el foco puesto en esos temas y actores : la investigación, la jus­ 24Hugo Vezzetti (Pasado y presente
. Guerra, dictadura y _socieda1_ en la
ha señalado que la mstal�c1on del
ticia y los organismos de derechos humanos. Argentina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2002)
espe cífi amente de los desaparec1d�s .. Y la
23 Nótese que para cambiar la mirada y el foco es también necesari o
tema de los derechos humanos,
c

nombrar de otra manera: hablar del "problema de la represión" me permite denuncia de los c rímenes coincidieron
y se superpusieron con la cns1s de
ante asocia este proceso con la guerra
no confundir el problema analítico con el objeto empírico (los derechos la dictadura y su derrumbe. No obst e
una mirada menos taxativa sobr
humanos) y evitar que el primero quede subsumido en una forma de nom­ de Malvinas y sus efectos, aquí propo ngo de se pro ceso de des-
visió n más larg a �
brar que solo atañe a cierto s sectores políticos y quede cargado de ciertos ese corte y sus consecuencias y una
sentidos que no eran generales. legitimación y derrumbe.
32 EL FINAL DEL SILENCIO
INTRODUCCIÓN
tom� das d : m ane r� autoe
xplicati va : es decir, su sol
33

senc 1a o el descub a p re- público de las demandas sobre l as consecuencias de la lucha


rimiento del horror" Y el re
huma_no d� u na represión chazo et1.co y anti subversiva, en otros términos, de l a represión. 26 En este
estatal brutal no con duje ,
r s_i _a l a m�e�tiga ron de cuadro de época, las organizaciones humanitarias son consi­
ción y l a ju sticia , como s
��
e ac1 0n mecamca de cau i hu bie r a u na der ada s como pa rte de ese juego de fuerzas múltiple s y en
sa y con secuenci
a entre una cosa
y la otr�. Como espero qu una escena que involucra a otros actores y otras dimensio­
. e quede demostra do a lo
estas pag�n as, ese camino fu
lar de nes de análisis que exceden l as preocupaciones e specíficas
e resultado de u n
jue go /��
��m�n�y de una sen de l as or ganizacione s. Ot ro s acto res , como el sindicali smo
· e de factores complejos
fueron te3.1en .
d

do a lo largo del pe
ue se nacional, son tomados más brevemente debido a su muy me­
ríodo final de la dictad�ra.2s
dida intervención sobre el tema de lo s desa pareci dos, aun­

* ** que, en este caso, la diversidad de organizaciones obreras y


sindic ales requerirí a un análisis deteni do y desagregado que
!: ación con l a con
strucción de este
p�ral propuesto abarca l
r
libro, el recorri do
pudiera examinar y matizar el efecto general que produce la
posición reticente de las confederaciones nacionales .
. a emergenci a pu
blema rep�es1vo, tomando 'blºica ·de1 pro- Al margen de sus conteni dos históricos, este trabajo está
como hito la visita de la Co
Interamencana de Derech misio'n atravesado t ambién por otr as p reocup acione s sob re cómo
. os Humanos (CIDH) en 197
1a autoammst'ia m 1 It� 9, hasta narrar la historia reciente y, como consecuencia de ello, por
1
· · r y l as elecciones de
foco central es el pe nodo 198 3. Si bien el l a deci sión de vi sibilizar ciertos m ec ani smos de construc­
final de la dictadura, en el
curso de la investí ª ., . trans- ción historiográfica, asumiendo que determinados conteni­
explorar el proces� ;�::: s1 b· e dos , énfasis y formas de nombrar supon en una epi stemolo-
�::e��::: �i:��:r::::
l o menos a 1979. El ana-1 : p 0Ir
. 1s· 1·s recorre la trayectori
pnnc1.pales actores de la a de los
escena pública de 1 a epoc
vieron alg� , n p ape1 vi.sibl
. a que tu- 26 A los efectos de facilitar la lectura, he tomado la decisión de no utilizar
. e con respecto a la cuestio
SIVa -partid po1' 'n repre comillas en ciertos términos nativos de uso muy frecuente, a menos que sea
.º; 1t1c
· o�, m:dios de prensa, Igl
Poder Judici e i cat ólica, necesario para indicar algún énfasis de mi parte. En este trabajo, la deci­
· a y org amzac1 0nes de
der echos humano
s a
sión atañe especialmente a nociones habituales del lenguaje militar y de uso
pone especial acento en cóm s- y
o la Junta Mº1lºt
1 ar Y 1as Fuerzas
muy reiterado en estas páginas, tales como subversión, terrorismo y lucha
A rm adas fueron resol vien antisubversiva. Esta decisión se sostiene en el hecho de que una gran mayo­
d o inte rn amente
el crecimiento ria de los términos que utilizamos tienen origen en los actores de época, y
por tanto un uso riguroso del recurso obligaría a colocar comillas en una
amplísima diversidad de términos correspondientes a distintos actores, em­
s La otra
parte de la historia en cua pezando por las organizaciones de derechos humanos, cuyas formas de
2

político y las relaciones nto a c�mo se fue dando


de fuerzas en los pnme_ros . el proceso nombrar la violencia hemos adoptado y naturalizado. Por consiguiente,
. t1empos del alfonsi-
por C r1º�. Acun_ a� Catalm
msmo ha sido analizada usar comillas solo para el actor militar en realidad estarla expresando una
·. detgo iemo a .ª subord
en la transición argentina a Smulovitz, "Militares
distancia ideológica que no considero necesario remarcar con ese recurso,
, castzgos y memonas' ºP: · .,., nº,personal" ' en
Carlos Acuña et al·, Juicio inació
. ya que mi lugar de enunciación es claro al respecto. Desde luego, las comi­
política d l Nune Ma,s, op. cu.,
Crenzel, La historia cu. ,ambien por Emilio
llas se mantienen para otro tipo de términos, para las citas textuales y, en
'teoría de los dos demoni y Marina Franco, "La
os' :n º1a pri;;era etai:ia de
� algunos casos, para conceptos nativos tan naturalizados en el lenguaje aca­
Claudia Feld y Marina F ( ) la posdictadura", en
ranco dirs. , emo
cracza, hora cero, op. démico que se ha perdido de vista su origen históricamente situado y, en
cit. consecuencia, la posibilidad de indagarlos de manera deconstructiva.
34 EL FINAL DEL SILENCIO INTRODUCCIÓN 35

gía. Es imposible contar este pasado sin admitir que está gencia del tema de la represión, el trabajo fue realizado a
siendo narrado desde mis/nuestros propios marcos de sen­ partir de un corpus diverso con énfasis en la prensa de la
tido actuales. Y aquí interpreto muy globalmente que, más época y en los actores que públicamente tomaron posición
allá de los matices y las diferencias políticas, ese marco que sobre el tema. Fueron leídos de manera sistemática Clarín,
denomino "nuestro" -que supone un piso socialmente La Nación y Tiempo Argentino entre 1979 y 1983; para perío­
compartido y de época- es el de la condena del terrorismo dos más breves o coyunturas puntuales, fueron consultados
de Estado. 27 Por lo tanto, parte del juego interpretativo ha La Prensa y otros diarios, y se trabajó con algunas otras pu­
consistido en construir una narración que permita mostrar blicaciones a partir de bibliografía secundaria. 29 Los diver­
mejor mis operaciones interpretativas como tales, visibili­ sos actores fueron analizados a partir de sus pronuncia­
zar ciertos elementos del pasado y, por contraste, también mientos, publicaciones propias y tomas de posición públicas,
alumbrar el (mi) relato actual como un resultado de proce­ en especial las fuerzas partidarias, debido a su lugar central
sos de construcción políticos e históricos. Un ejemplo evi­ en el juego político y porque sobre ellas existe un mayor
dente de esto es el "problema de la subversión": dejar de caudal de documentación. Dado que no se trata de mi ob­
verlo como un mero contenido político para rebatir histo­ jeto principal, las acciones de las organizaciones de dere­
riográficamente me permitió observarlo en su densidad y chos humanos fueron abordadas a partir de bibliografía se­
caladura social, no solo como construcción del poder con cundaria y del archivo del Centro de Estudios Legales y
fines aniquiladores, sino también como percepción social Sociales (CELS), que da cuenta de su propia historia y de la
de época. Ello me posibilitó además pensar mejor las carac­ acción del colectivo de asociaciones.
terísticas y los alcances de los procesos históricos y políti­ El trabajo sobre las Fuerzas Armadas tiene aquí una ma­
cos que debieron darse luego para deconstruir sus sentidos yor densidad derivada de la existencia de un gran conjunto de
y que, en cambio, la noción de terrorismo de Estado pasara fuentes nuevas, fundamentalmente los archivos hallados en
de ser una "memoria marginal" a una "memoria fuerte". 28 A
su vez, esto hace que podamos resituarnos en la historici­
29 Se trata de diarios porteños de alcance nacional sobre los cuales
dad de los procesos sociales de construcción y reconstruc­
existe abundante bibliografía específica que iré citando a lo largo del libro.
ción de significados como variables siempre abiertas. En cuanto a Tiempo Argentino, el menos conocido de ellos, comenzó a salir
En cuanto a las fuentes, dado que un foco central de en noviembre de 1982 como parte del clima de renacer cultural y reactiva­
esta investigación está en la dimensión pública de la emer- ción política. Tenía formato tabloide y 48 páginas. Su director fue Raúl
Burzaco y se presentaba como un medio independiente, cristiano y occi­
dental; como una "tribuna democrática" cuyos valores eran el respeto por
27 Aquí importa poco la justeza del término terrorismo de Estado para las instituciones, la democracia, la libertad y la justicia social. Entre sus
objetivos, señalaba que se mantendría lejos de las ideologías totalitarias de
definir el fenómeno histórico y político, que es una preocupación de mu­ cualquier signo, de los métodos subversivos de todo tipo y de la intoleran­
chos investigadores; lo utilizo por su capacidad de invocar expresiva y po­ cia contestataria que descalifica y desestabiliza las instituciones de la repú­
líticamente determinada manera de concebir la violencia del Estado en los blica (Tiempo Argentino, 17 de noviembre de 1983). Difundió ampliamente
años setenta. las violaciones a los derechos humanos y dio espacio a los organismos de
28 Véase Ludmila Da Silva Catela, "Memorias en conflicto. De memorias
afectados a la vez que predicaba la reconciliación nacional y el rol central
denegadas, subterráneas y dominantes", op. cit., sobre los distintos pesos de la Iglesia en ello. En el proceso electoral, se alineó con el radicalismo Y
de las memorias en conflicto. fue un diario oficialista durante la presidencia de Alfonsín.
INTRODUCCIÓN 37
36 EL FINAL DEL SILENCIO

el subsuelo del edificio Cóndor, sede de la Fuerza Aérea, en porque otros ya no están o porque algunos �ue continúan en
octubre de 2013. Se trata de las Actas de la Junta Militar, pero actividad pública no aceptaron ser entrevistados. Una se­
también de otras series de documentación conexa que per­ nda dificultad importante recayó en que para algunos en­
miten superar la habitual opacidad de las fuentes oficiales. 3º :vistados los años 1982-1983 quedaban asociados a esas
Esta documentación me permitió indagar mucho mejor en pocas imágenes icónicas fuertes del final de la. dictadura y el
los procesos internos del régimen y de la corporación militar eríodo quedaba subsumido como un todo mdº1v1so . b reve
y alumbrar mejor los equilibrios y desequilibrios cambian­ �ntre los hitos de Malvinas y la Comisión Nacional sobre la
tes en el juego de fuerzas que se estaba dando en el espacio Desaparición de Personas (CONADEP). En virtud de estas difi­
público. Las narraciones para este período suelen poner el cultades, recurrí a archivos orales preexistentes, especial­
acento en el progresivo crecimiento de las denuncias y la vi­ mente el Archivo de Historia Oral de la Argentina Contem­
sibilización de la represión por parte de los organismos; sin poránea del Instituto de Investigaciones Gino Germani. 31
embargo, el análisis detenido de los procesos internos de
decisión y conflicto del actor militar me permitieron mos­
* *•k

trar que las Fuerzas Armadas tuvieron un impacto más im­


portante del que se les adjudica en la manera en que se en­ Para concluir, resta decir que el objetivo último de este libro
cauzó finalmente el tema represivo en la última etapa es llamar la atención sobre ciertas memorias sociales -en­
dictatorial y, por ende, en los años siguientes. tendidas en toda su amplitud, desde las narraciones escola­
Además de la documentación escrita, trabajé con fuentes res y para todo público hasta las miradas académicas- que
orales. La realización de entrevistas propias se tornó dificil muchas veces sin quererlo han construido un relato tran­
por la edad avanzada de muchos protagonistas de la época, quilizador sobre el encuentro de los argentinos con los crí­
menes atroces del Estado y con la demanda de justicia en la
última etapa del régimen. Revisar sin complacencia supone
30 Las Actas de la dictadura: documentos de la Junta Militar encontrados en
desnaturalizar prejuicios, miedos y construcciones sociales,
el edificio Cóndor y el resto de la documentación hallada han sido clasifica­
dos Y puestos a disposición pública por la Dirección de Derechos Humanos
porque en ellos reside buena parte de las condiciones de po­
del Ministerio de Defensa en 2014. Las actas fueron organizadas en seis to­ sibilidad de la violencia del Estado. Desde luego, los asesi­
mos, digitalizados y colocados en acceso libre, primero en <http://www.ar­ nos son los asesinos, pero esto no nos libera ni nos exime
chivosabiertos.com!> (donde fueron consultados para este trabajo) y recien­ como sociedad de preguntamos por nosotros mismos.
temente en <http://www.mindef.gov.ar/archivosAbiertos/ index.php>. Aunque
en su ordenación original están disponibles en la biblioteca de la Fuerza De manera más amplia, este libro contribuye además a
Aérea, opté por colocar aquí la referencia al tomo para facilitar la identifica­ mostrar que la justicia y la memoria como actos reparato­
ción y consulta de las actas citadas. Desde luego, en cuanto documento for­ rios esenciales de reconstrucción del lazo social posdictato­
mal y oficial, mi análisis no considera que las actas sean la prueba completa
y transparente de todas las políticas e inquietudes militares, pero a falta de rial han sido luchas de muy largo plazo y no estarán nunca
otras evidencias las tomo como indicadores principales. La documentación
no digitalizada está disponible en la biblioteca de la Fuerza Aérea, y el catá­
logo completo, en el sitio web indicado. Agradezco a Stella Segado su apoyo 31 Agradezco al equipo de trabajo del archivo y a Marcos Novara por

inicial para la consulta de esa documentación y el extraordinario trabajo resolver con prontitud algunas dificultades técnicas y facilitarme el acceso
realizado para tornar accesibles y públicos esos archivos. al material.
38 EL FINAL DEL SILENCIO

saldadas por completo. La reconstrucción de ese lazo puede


tener muchas formas, pero sus vías posibles, cualesquiera
sean, requieren cuidado y trabajo permanentes. Esa recons­
trucción también exige que los muertos del pasado nos ayu­
den a velar contra las violencias estatales del presente.

Buenos Aires, noviembre de 2016

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