Camino Al Santuario

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3

OMAR OJANAMA GASPAR

CAMINO AL
SANTUARIO
Un estudio bíblico del templo y sus servicios
a la luz del evangelio de Cristo
4

“La correcta comprensión del ministerio en el santuario


celestial es el fundamento de nuestra fe”
El evangelismo, p. 165.
5

TABLA DE CONTENIDO

Agradecimientos - 7

Introducción - 9

1. La casa de Dios está en el cielo - 12

2. El santuario y el pacto bíblico - 27

3. Salvación en el santuario - 36

4. El significado mesiánico del santuario - 48

5. Justificación en el santuario - Parte I - 59

6. Justificación en el santuario - Parte II - 69

7. Camino al Lugar Santísimo - 77

8. El santuario y el mensaje de los tres


ángeles - 102

Conclusión - 117

Bibliografia - 122
9

INTRODUCCIÓN

Este libro se titula Camino al santuario, por dos


razones principales: primero, que la doctrina del san-
tuario y la obra que Jesús realiza en el lugar santísimo
de ese templo celestial es el centro de enfoque de la
escatología adventista; y segundo, que todo el sistema
de sacrificios que señalan al ministerio de Jesús en su
santuario no tendria sentido sin el sacrificio expiatorio
realizado por Él en la cruz (Rom 5:8).

Debido a estos dos grandes temas biblicos: el


templo y la redención, es que este librito intenta ser un
pequeño aporte al estudio bíblico, especialmente para
aquellos que pertenecen a la Iglesia Adventista del Sép-
timo Día, y se interesan en explicar las razones de su
fe. Y es que la creencia de que Dios habita en un templo
literal desde el cual dirige los asuntos de la historia es
un axioma presente en toda la Escritura. Un ejemplo es
el Salmo 11:4.1
1
A menos que se indique lo contrario, la versión bíblica uti-
lizada en este estudio pertenece a La Biblia de las Américas (La
Habra, CA: Lockman Foundation, 1986).
10
Camino al santuario

El Señor está en su santo templo,


el trono del Señor está en los cielos;
sus ojos contemplan, sus párpados examinan
a los hijos de los hombres.

Aunque algunos puedan objetar que este pasaje


es poético/simbólico y no debe tomarse tan al pie de
la letra, es claro que ahí se resalta la realidad de que
Dios habita en un templo concreto en el cielo, donde
se encuentra su trono. Y ahí, delante del Padre, Jesús
se presenta por nosotros en una obra mediadora tan
importante como lo fue su muerte expiatoria en la cruz
(Heb 9:24).

En este sentido, como el tema de la salvación es


central en las Escrituras (2 Tim 3:15), y esta salvación
está disponible para el hombre desde el templo celes-
tial (1 Rey 8:30), es que Camino al santuario se escribe
con el propósito de recordar a los lectores la importan-
cia de una morada de Dios en el cielo y la conexión que
ella tiene con la obra de Jesús en el calvario. Tan simple
como eso.

Es necesario advertirles, apreciados lectores, que


este libro no pretende ser erudito en su acercamiento,
pues no tiene el lenguaje académico propio de los espe-
cialistas. Aunque su autor tiene un trasfondo intelectual
en cuanto a la teología, el estilo de la obra es de divul-
11
Introducción

gación; es decir, está pensado para personas con un


gusto por la lectura seria y reflexiva, por lo que algunos
términos parecerán complejos (solo se usan cuando es
necesario) y se añaden pies de página en cada capítulo
para que el lector pueda recibir información adicional
en cuanto al tema que se está tratando. Pero, discúlpen-
me si a veces el libro tiene un lenguaje algo académico
o teológico, pero ¡es que no lo puedo evitar!

Finalmente, es evidente a los lectores que este


material está dirigido a la comunidad adventista del sép-
timo día (a la cual pertenezco), aunque espero que tam-
bién pueda servir de alguna forma al público cristiano
en general en su apreciación de la creencia bíblica del
santuario. Aunque es cierto que este material no cubre
al detalle todos los aspectos del tema del santuario que
puedan existir, mi deseo es que podamos tener una co-
munión más cercana con nuestro Señor crucificado y
resucitado, y crecer en la fe y la disposición de cum-
plir la misión de compartir el evangelio en esta socie-
dad posmoderna y necesitada de esperanza, dirigiendo
nuestras oraciones hacia el trono de Dios en el lugar
santisimo de su santuario celestial.
12
Camino al santuario

CAPÍTULO 1

LA CASA DE DIOS ESTÁ


EN EL CIELO

Es interesante ver cómo el tema del templo de


Dios tiene un lugar especial no solo en el adventismo,
sino que ahora, en el mundo académico cristiano, este
tema está siendo considerado con un énfasis especial.
Autores como G. K. Beale,2 T. D. Alexander3 o J. Daniel
Hays4 han hecho un buen trabajo, mostrando la impor-
tancia que el santuario ha despertado en la erudición
evangélica moderna.

Pero, el caso del adventismo del séptimo día es


diferente, pues nuestra teología y misión tiene su fun-
2
En mi opinión, uno de los estudios evangélicos más deta-
llados en el tema del santuario es el de G. K. Beale, The Temple and
the Church’s Mission: A Biblical Theology of the Dwelling Place of
God, de New Studies in Biblical Theology, ed. D. A. Carson (Downers
Grove, IL: InterVarsity Press, 2004). En esta obra, Beale ofrece un
valioso aporte al respecto. Además, el trabajo constituye una evi-
dencia de cómo considera actualmente el protestantismo el tema
del templo.
3
T. D. Alexander, From Eden to the New Jerusalem: An Intro-
duction to Biblical Theology (Grand Rapids, MI: Kregel, 2009); T. D.
Alexander y Simon Gathercole, eds., Heaven on Earth: The Temple in
Biblical Theology (Waynesboro, GA: Paternoster, 2004).
4
J. Daniel Hays, The Temple and the Tabernacle: A Study of
God’s Dwelling Places from Genesis to Revelation (Grand Rapids, MI:
Baker, 2016).
13
La casa de Dios está en el cielo

damento en la doctrina del santuario. Esto es evidente


porque el santuario no es una creencia más, sino que
resalta como un concepto presente en toda la narrativa
bíblica, y que necesita estudio y comprensión; según
lo demuestra la conocida cita de Elena G. de White: “La
correcta comprensión del ministerio del santuario ce-
lestial es el fundamento de nuestra fe.”5

En efecto, se pueden mencionar autores adven-


tistas como Clifford Goldstein, Mark Finley, Roy Adams
y otros,6 que enfatizan la creencia en el santuario para
la teología, la misión y la ética adventistas. En este sen-
tido, la voz autorizada de Elena White relaciona la tarea
misionera de la iglesia (tal cual se encuentra en el triple
mensaje angélico de Ap 14:6-12), con la doctrina bíbli-
ca del santuario celestial:7
5
Elena G. de White, El evangelismo (Buenos Aires: ACES,
2016), 223.
6
Algunas obras adventistas en cuanto al tema del santuario
son: Clifford Goldstein, 1844 Hecho simple: Un estudio sencillo de la
doctrina del santuario y los 2.300 días, trad-. Claudia Blath (Buenos
Aires: ACES, 2018); Ibíd., Desequilibrio fatal: La verdad acerca del
juicio, el santuario, y su salvación, trad. Mario A. Collins (Miami:
APIA, 1994); Mark Finley, Understanding the Sanctuary (Nampa: Pa-
cific Press, 2022); Roy Adams, The Sanctuary: Understanding the
heart of Adventist Theology (Hagerstown: Review and Herald, 1993);
Marc Rasell, Exploring the Heavenly Sanctuary: Understanding Se-
venth-day Adventist Theology (Central Milton Keynes: AuthorHouse,
2009); Roy Gane, The sanctuary and salvation: the practical signi-
ficance of Christ’s sacrifice and priesthood (Madrid: Safeliz, 2019);
Richard M. Davidson, A Song for the Sanctuary: Experiencing God’s
Presence in Shadow and Reality (Silver Spring: Biblical Research Ins-
titute, 2022).
7
Las obras de Elena White más detalladas en cuanto al tema
del santuario, son: Elena G. de White, Patriarcas y profetas, 5° ed.
14
Camino al santuario

El tercer ángel concluye así su mensaje: ‘Aquí está


la paciencia de los santos, los que guardan los
mandamientos de Dios y la fe de Jesús.’ Al repetir
el ángel estas palabras, señalaba al santuario ce-
lestial. La atención de cuantos aceptan este mensa-
je se dirige hacia el lugar santísimo.8

Una diferencia entre la enseñanza adventista


acerca del santuario y el enfoque protestante actual es
el significado de este santuario. En el lado evangélico,
se enseña que el santuario escatológico del tiempo final
es principalmente la iglesia, pues “el verdadero templo
del tiempo final” tiene que “cumplir la comisión de ex-
tender la gloria de Dios desde el santuario”.9 Asimismo,
este enfoque afirma que “el NT se refiere a la iglesia
como el ‘templo’ del día final o ‘el templo del Espíri-
tu’”.10

Aunque la erudición evangélica actual está ha-


ciendo un excelente trabajo en el tema del santuario,
presentando aspectos que pocos toman en cuenta, ella
(Buenos Aires: ACES, 2008), 356-72, 378-90; Ibid., El conflicto de
los siglos, 4° ed. (Buenos Aires: ACES, 2012), 461-85, 533-45; ibid.,
Cristo en su santuario, 2° ed. (Buenos Aires: ACES, 2009). Cabe se-
ñalar que la numeración de las páginas de todas las citas y referen-
cias de las obras de Elena G. de White usadas en este libro corres-
ponden a la nueva edición “tapa azul” de los títulos de la mensajera
del Señor, y que ACES publica desde el año 2008.
8
Elena G. de White, Primeros escritos (Buenos Aires: ACES,
2014), 281.
9
Beale, The Temple and the Church’s Mission, 331.
10
G. K. Beale, A New Testament Biblical Theology: The Un-
folding of the Old Testament in the New (Grand Rapids, MI: Baker,
2011), 639.
15
La casa de Dios está en el cielo

parece olvidar que la Escritura resalta que el santuario


escatológico del tiempo final no es específica y única-
mente la iglesia, sino que Dios actúa y dirige el curso de
la historia desde su templo celestial.

No se niega que la iglesia sea “el templo de Dios”


(1 Cor 3:16-17), que ella es edificada como “casa de
Dios” (1 Tim 3:15; Heb 10:21) y que los creyentes so-
mos edificados como pequeñas piedras en el gran edifi-
cio espiritual (1 Ped 2:4-5); pero el significado definitivo
de “casa de Dios” o “templo” no se agota únicamente
con la iglesia.

Mas bien, la Escritura resalta que Dios tiene su


morada personal y literal en el cielo, y que el énfasis en
cuanto a la escatología (estudio de los eventos finales)
y la soteriología (estudio de la salvación) recae en la
enseñanza del santuario.

El templo en la Escritura

La afirmación de que existe un templo literal en


el cielo implica considerar las ideas de “templo” y “esca-
tología” en la Biblia. Por ejemplo, el Antiguo Testamen-
to (AT) usa diversos términos para referirse a la casa
celestial de Dios: miqdash (templo), qodesh (santuario,
lugar santo), ohel moéd (tienda o tabernáculo de reu-
nión), mishkan (morada, tienda) y también bayit (casa).
16
Camino al santuario

Cuando leemos Éxodo 25:8, se nos presenta el


mandato divino de levantar una tienda para que Dios
pueda morar entre Israel: “Y harán un santuario [miq-
dash] para mí y habitaré en medio de ellos.” Luego se
añade: “Según todo lo que yo te muestre, el modelo del
tabernáculo y de todos sus utensilios, así lo harás” (v.
25).

El propósito de un santuario

Es evidente que el santuario terrenal servía como


lugar de culto para Dios y de encuentro con su pueblo.
Aquí se puede ver un modelo de comunión que tuvo su
origen en el Edén (Gn 2:8, 15, 19; 3:8). El paraiso edé-
nico fue el primer santuario terrenal, incluso Jehová se
paseaba en el jardin (Gn 3:8), y el verbo usado para ello,
halak, es el mismo usado cuando se refiere al sumo
sacerdote caminando sobre el tabernáculo (Ex 33:14).

Esta imagen del Edén como un santuario de en-


cuentro entre Dios y el hombre es parte de Su propósi-
to: siempre morar junto a Sus hijos, lo que es evidente
en varias partes de la Escritura (Lv 26.12; Ez 36:28; Zac
8:8; Ap 21:3). En este caso, Ezequiel 37:27 resume bien
el propósito divino de morar con Su pueblo: “Estará en
medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y
ellos me serán por pueblo” (RV60). Por ello, el santuario
17
La casa de Dios está en el cielo

era un lugar sagrado de reunión con Jehová y de adora-


ción a Él (Sal 5:7; 28:2; 138:2).

Por otro lado, Dios ordenó a Moisés construir el


santuario a partir de un modelo que Él mismo le mos-
tró. La epístola a los Hebreos enseña que el santuario
celestial era ese modelo (Heb 8:5). De igual modo, Ele-
na de White afirma que el santuario celestial es el edi-
ficio original, del cual el tabernáculo terrenal era solo
una copia: “Moisés hizo el santuario terrenal según un
modelo que le fue enseñado... ese modelo era el verda-
dero santuario que está en el cielo.”11

Conexión entre el cielo y la tierra

La Escritura señala constantemente la realidad


de un templo celestial, que es casa de Dios y de Su
séquito angelical (2 Rey 19:15; Is 6:1-3; 37:16; Dn 7:9-
10).

Una primera referencia explícita del templo ce-


lestial en el AT está en 2 Samuel 22:7, “En mi angustia
invoqué al Señor, sí, clamé a mi Dios; desde su templo
oyó mi voz, y mi clamor llegó a sus oídos” y los vv. 10 y
4 de ese capítulo confirman que es el santuario del cielo

Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires:


11

ACES, 2012), 467. Asimismo, existe suficiente evidencia bíblica que


confirma la existencia de un santuario literal en el cielo: Sal 11:4; 1
Rey 8: 41-43; Dt 26:15; Is 63:15; Sal 102: 19-20)
18
Camino al santuario

al que se hace referencia.12

Asimismo, el santuario terrenal estaba conecta-


do tipológicamente con el celestial, y uno de los pasajes
más claros al respecto es 1 Reyes 8:22-51, la dedica-
ción del templo de Salomón. He aquí un extracto de
esta Escritura:

Si alguno peca contra su prójimo y se le exige


juramento, y viene y jura delante de tu altar en
esta casa, escucha tú desde los cielos y obra y
juzga a tus siervos, condenando al impío hacien-
do recaer su conducta sobre su cabeza, y justi-
ficando al justo dándole conforme a su justicia.

Según ese texto, el templo terrenal dirigía hacia


el celestial, en el contexto de la justificación del peca-
dor. Éste se acerca a Dios en el templo de la tierra y,
desde Su templo del cielo, Jehová oye la súplica y ofrece
su perdón (Sal 65:1-3). Entonces, el santuario celestial
es el lugar definitivo que recibe las oraciones del pue-
blo y donde se aplica la justificación del transgresor
que cree en el amor de Jehová.

Por ello, cuando el AT menciona al templo del


cielo, lo hace principalmente como centro de salvación,
12
Éxodo 15:17 también podria ser ser una referencia al san-
tuario del cielo, que se compara con un monte, aunque el contexto
señalaría a Sion o a la tierra de Canaán.
19
La casa de Dios está en el cielo

donde el pecador corre en busca de auxilio, teniendo


al templo terrenal como el medio para hacerlo (2 Sam
22:7; 1 Rey 8:31-50; Sal 18:6; 28:1-2; 65:4; 138:2-3;
Jon 2:8).

El santuario en el Nuevo Testamento (NT)

Los escritos apostólicos (el NT) también confir-


man un templo literal en el cielo. En este caso, el griego
bíblico usa términos como: hagios (lugar santo, santua-
rio), skené (tienda, tabernáculo), naos (templo) y oura-
nós (cielo) para describir a un santuario celestial literal.

Tenemos tal sumo sacerdote, el cual se ha sen-


tado a la diestra del trono de la Majestad en los
cielos, como ministro del santuario [hagios] y del
tabernáculo [skené] verdadero, que el Señor eri-
gió, no el hombre (Heb 8:1-2).

Pero yo os digo: no juréis de ninguna manera; ni


por el cielo [ouranós], porque es el trono de Dios
(Mt 5:34; cf. 23:22).13

Y el templo [naós] de Dios fue abierto en el cie-


lo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y
13
Se puede observar una correspondencia textual entre Ma-
teo 5:34 e Isaías 66:1 en cuanto a los términos “cielo” y “trono”: “Así
dice el Señor: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies.
¿Dónde, pues, está la casa que podrán edificarme? ¿Dónde está el lu-
gar de mi reposo?” Entonces, los términos de “cielo,” “trono” y “casa”
se señalan al santuario celestial en una relación sinónima.
20
Camino al santuario

hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto


y grande granizo (Ap 11:19).

A primera vista, el tema del templo celestial solo


parece estar expresamente en Hebreos, y ausente en
los evangelios y las epístolas. Pero, enfocando más
nuestras gafas espirituales, podremos contemplar que
el santuario del cielo es aludido constantemente por Je-
sús y los apóstoles.

Nuestro Señor siempre se dirigía a Su Padre “en


los cielos” (Mt 5:16, 45, 48; 6:1, etc.), que Su trono está
“en el cielo” (Mt 5:34); la oración modelo, el Padrenues-
tro, dice a Dios “que estás en los cielos” (Mt 6:9; Mr
11:25-26; Lc 11:2). Los nombres de los hijos de Dios
están registrados en los cielos (Lc 10:20; ver Dn 7:14;
12:1).

La predicación de la iglesia primitiva señala a Je-


sús sentado a la diestra del Padre como el centro de su
mensaje (Hch 2:33-34; 5:31; Col 3:1; 1 Pe 3:22), lo que
equivale a decir “Cristo está en el santuario celestial”
(Heb 10:12, 19; 12:1-2). Asimismo Esteban, en ocasión
de su martirio, vio el cielo abierto y a Jesús a la diestra
de Dios (Hch 7:51-56), a lo que Pablo añade que eso in-
cluye su intercesión por los creyentes (Rom 8:34). Ade-
más, es en el santuario, donde Jesús recibe adoración

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