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Trabajo Fin de Grado

La Neuroeducación: el origen de una nueva


enseñanza
Autora

Mª Cristina Pérez Blesa

Director

Alberto Ballarín Tarrés

Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación. Campus de Huesca.

Año 2018
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

Índice

RESUMEN………………………………………………………………………………3

1. INTRODUCCIÓN

1.1 Justificación del tema elegido………………………………………………….4

1.2 Objetivos…………………………………………………………………….....6

1.3 Estructura………………………………………………………………………6

2. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

2.1 Introducción………………………………………………………………...…8

2.2 Recorrido histórico………………………………………………..………….10

2.3 El neuroeducador………………………………………………………….….13

3. NEUROEDUCACIÓN EN EL ENTORNO EDUCATIVO

3.1 Aportes de las Neurociencias a la Educación……………………….………16

3.2 Los neuromitos…………………………………………………………...…19

3.3 Curiosidad…………………………………………………………………...21

3.4 Atención……………………………………………………………………..23

3.5 Emoción……………………………………………………………………..26

3.6 Memoria y aprendizaje………………………………………………...……28

4. LA RELEVANCIA DEL JUEGO…………………………………………………...31

5. CONCLUSIONES Y VALORACIONES PERSONALES………………...……….35

6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS……………………………………………....37

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

La neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

Neuroeducation: the origin of a new teaching

- Elaborado por Mª Cristina Pérez Blesa.

- Dirigido por Alberto Ballarín Tarrés.

- Presentado para su defensa en la convocatoria de Septiembre del año 2018.

- Número de palabras (sin incluir anexos): 12.818.

Resumen

El trabajo que se desarrolla a continuación trata el tema de la neuroeducación, una


novedosa disciplina que implica estudiar y aplicar los conocimientos sobre el cerebro en
las aulas con el propósito de optimizar el aprendizaje.

La neuroeducación necesita de la neurociencia para entenderla. Por consiguiente, se


realiza una evolución histórica de esta ciencia señalando a las personalidades más
destacadas en este campo, se presenta la figura del neuroeducador, un profesional que
posee formación sobre la neurociencia y la educación. Además se nombran los aportes
que la Neurociencia ha transferido al contexto pedagógico.

A continuación se explica cómo aprende el cerebro teniendo en cuenta las


operaciones cognitivas básicas que interfieren en el aprendizaje: curiosidad, atención,
emoción y memoria. Por último, se habla del juego y de la relevancia que posee esta
herramienta en el proceso de aprendizaje.

Palabras clave

Neuroeducación, neurociencias, neuroeducador, docente, aprendizaje, juego.

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

“Enseñar sin saber cómo funciona el cerebro es como querer diseñar un guante sin
nunca antes haber visto una mano.” (Leslie A. Hart, 1983- ).

1. INTRODUCCIÓN

1.1 Justificación del tema elegido

La elección del tema “La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza” no


supuso una decisión costosa puesto que nace del profundo interés y motivación por
comprender el funcionamiento del cerebro y sus procesos cognitivos y por investigar y
revisar los beneficios que aporta conocer cómo funciona este órgano tan relevante en el
ser humano, con el fin de mejorar la eficacia de la práctica educativa del profesorado y
por consiguiente, lograr un aprendizaje óptimo a todos los niveles: escuelas, institutos,
universidades y personas mayores. Por otro lado, se tenía la necesidad de ahondar más
en la Neuroeducación debido a que puede resultar de gran utilidad para la formación de
los futuros docentes pero apenas ha tenido peso en el trascurso del Grado de Maestro de
Primaria.

¿Cómo aprende el cerebro? ¿Cómo éste procesa la información que transmitimos?


¿Qué ocurre en el cerebro del alumnado de prácticas escolares mientras están leyendo o
resolviendo un problema de matemáticas? Estas y otras preguntas siempre han suscitado
un gran interés, interés por saber y conocer con más detalle el órgano más importante
del ser humano, así como sus respectivas funciones.

A lo largo de la formación como docente de Educación Primaria, el cerebro no ha


tenido la relevancia que realmente posee, es cierto, que en primer curso se imparte una
asignatura de psicología del desarrollo en la cual se explica el cerebro, sus funciones y
el desarrollo cognitivo en diferentes etapas, entre otros. Y que personalmente, al realizar
la mención doble de Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje, estos
conocimientos mencionados con anterioridad se han visto con más detalle. Sin embargo,
aquellos futuros docentes que no escogen estas menciones, finalizan el grado de
Maestro con una formación muy escasa sobre el cerebro y el sistema nervioso. Se
debería de revisar las diversas materias que se imparten en los grados de Infantil y de
Primaria y dejar hueco para una asignatura en la que se estudie el cerebro y su gran
trascendencia en el ámbito pedagógico debido a que la formación de los docentes es

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

clave, y a veces se deja en un segundo plano, si queremos lograr una educación de


calidad e inclusiva en la que se atienda a la diversidad.

Las diversas prácticas escolares llevadas a cabo a lo largo de la carrera


incrementaron la curiosidad y el entusiasmo por querer saber más sobre el cerebro
humano. El hecho de estar en contacto directo con los niños y niñas constituye una gran
motivación y uno de los propósitos en las distintas prácticas escolares, aparte de
aprender, lógicamente, era intentar ayudar a los alumnos en lo máximo posible. Por
ejemplo, si un alumno tenía dificultades para multiplicar o dividir, se ponía todo el
empeño y esfuerzo en intentar conseguirlo, un pequeño avance era todo un éxito,
mayormente en las prácticas de la mención Pedagogía Terapéutica puesto que se estaba
con alumnado que poseía graves problemas de aprendizaje, síndromes, déficits, etc. Y
está claro que si conocemos cómo es el cerebro, sus funciones, cómo procesa la
información, cuáles son los procesos cognitivos implicados en su proceso de
aprendizaje y cómo se desarrollan, es mucho más asequible ayudarlos.

La Neuroeducación constituye una disciplina relativamente nueva y que posee una


breve historia; por ello, se considera que las nuevas generaciones y las venideras deben
esforzarse en cambiar la mentalidad de los maestros y profesores y hacerles conscientes
de la trascendencia que posee este novedoso campo de estudio, el cual enriquece
profundamente la actividad docente, el proceso de aprendizaje del alumno y también
nuestro conocimiento sobre el ser humano.

El presente trabajo se dirige principalmente a dos focos: la educación y la


neurociencia. En primer lugar al ámbito educativo ya que en él se encuentran los
docentes, los cuales son los profesionales que están en contacto constante y directo con
sus alumnos y alumnas y sienten la necesidad de poseer más conocimientos, para así,
ayudarles en su proceso de aprendizaje. En segundo lugar al ámbito neurocientífico,
pieza clave en este tema que se aborda. Es necesario formar neurocientíficos a los que
les importe la educación, con el objetivo de trabajar, enriquecerse y remar junto con los
docentes hacia una misma dirección: investigar el cerebro por el bien de la enseñanza y
por consiguiente, de la sociedad. Dicho trabajo también se dirige a todas aquellas
personas ajenas a la rama educativa pero interesadas en conocer y entender de qué trata
esta novedosa disciplina.

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

1.2 Objetivos

El objetivo prioritario que se pretende conseguir con la elaboración de este trabajo es


conocer más detalladamente cómo aprende el cerebro y por tanto, el ser humano.

Es fundamental que un docente, de cualquier nivel educativo, conozca y comprenda


cómo es y cómo funciona el cerebro (cómo se procesa la información, cómo se ejecutan
los actos motores, etc.), así como cuáles son los procesos cognitivos básicos implicados
en el proceso de aprendizaje (curiosidad, atención, emoción y memoria) con la finalidad
de elaborar propuestas respetando las características de cada alumno/a y sus ritmos de
trabajo, ofrecer diversas oportunidades que respondan a la variedad de estilos de
aprendizaje y desarrollar estrategias de modo terapéutico en el caso de detectar déficits
y problemas de aprendizaje, logrando así aprovechar todo el potencial que posee el
cerebro de nuestros alumnos y promoviendo una educación de calidad.

Otro propósito de gran importancia es divulgar y concienciar, no sólo a los maestros y


profesores sino a toda la sociedad, sobre la trascendencia que posee esta nueva
disciplina en el proceso de enseñanza-aprendizaje y, de esta manera, formar una nueva
generación de docentes interesados en las neurociencias basándose en la idea clave de
que todo proceso educativo conlleva un proceso neurocognitivo, y también formar a
neurocientíficos que se impliquen en la educación, construyendo un equilibrio en la
vinculación Neurociencias y Educación. Se recalca la idea de concienciar a toda la
sociedad, incluyendo a los dirigentes políticos encargados de la educación, debido a que
si éstos llegaran a conocer el gran peso y trascendencia que poseen los docentes en el
cerebro de su alumnado, sería injustificable no incluir las Neurociencias en el ámbito
didáctico (Campos, 2010).

1. 3 Estructura

El inicio de este trabajo constituye la presentación del tema que abordamos: la


Neuroeducación. De esta manera, se introduce un marco teórico en el que se lleva a
cabo una revisión bibliográfica sobre el tema escogido y en el que se adjuntan diversas
definiciones del concepto Neuroeducación y Neurociencia, enunciadas por
profesionales e investigadores destacados en este campo de estudio. Es necesario
comprender el significado de dichas definiciones ya que constituyen el eje central de
este trabajo.
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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

Cabe destacar que Francisco Mora es un autor que posee gran relevancia en este
trabajo puesto que es uno de los máximos exponentes en España del tema que nos ocupa
y sus aportaciones en este campo de estudio juegan un papel primordial.

Posteriormente, se realiza un recorrido histórico en el que se encuentran


personalidades de gran relevancia en el campo de la neurocencia y gracias a las cuales
dicha ciencia ha evolucionado considerablemente. De todas ellas, destacamos a
Santiago Ramón y Cajal, considerado el padre de la neurociencia. En este apartado, se
consideraba oportuno incluir a algún autor que no estuviera a favor de implantar la
neuroeducación en la educación, este es: Jan de Vos. Además, también recalcamos la
figura del neuroeducador, el papel que desempeñaría esta figura profesional en las aulas
y qué formación debería poseer para llegar a serlo. En breves palabras, el
neuroeducador tendría que tener conocimientos de las neurociencias y de la educación
y, con la ayuda del maestro, detectar déficits.

En el apartado tercero Neuroeducación en el entorno educativo, podríamos


realizar una distinción; por un lado, se señalan los diversos aportes que las
Neurociencias han transmitido a la educación, así como se menciona el concepto de
neuromitos o falsas creencias, explicando con más detalle el mito de que sólo usamos el
10% de nuestro cerebro. Por otro lado, se explican los cuatro procesos cognitivos
básicos que están presentes en todo proceso de aprendizaje: curiosidad, atención,
emoción y memoria.

Posteriormente, encontramos el apartado de la relevancia del juego, en el cual, se


habla sus características más señaladas, así como los numerosos beneficios, en
diferentes ámbitos de desarrollo del niño, que este posee. Además, se invita al lector a
realizar una reflexión de por qué el juego no se produce con más frecuencia en las aulas,
siendo que tienen muchísimos aspectos positivos.

Para concluir el presente trabajo, y tras reflexionar sobre todo lo expuesto, se


presentan una serie de conclusiones y valoraciones personales en relación al trabajo
desempeñado, logros conseguidos, dificultades y obstáculos encontrados, entre otros,
que pondrán fin a este documento pero no al interés por seguir formándose en este
campo de estudio que se considera tan necesario en la práctica docente de todos los
niveles educativos, no solo la etapa educativa que concierne.

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

2. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

2.1 Introducción

¿Cuáles son los motivos por los que unos niños aprenden con más facilidad que
otros? ¿Y por qué algunos simplemente no consiguen dicho aprendizaje?

Con la finalidad de poder contestar a preguntas como éstas surgió la


Neuroeducación, disciplina que se basa en los estudios e investigaciones realizados
sobre el funcionamiento del cerebro para lograr una mejor enseñanza, teniendo en
cuenta la individualidad de cada uno, sus ritmos de trabajo, etc.

Según señala Francisco Mora, doctor en Medicina, doctor en Neurociencias y


catedrático de Fisiología Humana, en su libro Neuroeducación: Solo se puede aprender
aquello que se ama:

Neuroeducación es una nueva visión de la enseñanza basada en el cerebro. …


Neuroeducación es tomar ventaja de los conocimientos sobre cómo funciona el cerebro
integrados con la psicología, la sociología y la medicina en un intento de mejorar y
potenciar tanto los procesos de aprendizaje y memoria de los estudiantes como enseñar
mejor en los profesores. (Mora, 2013, p. 25).

De esta manera, Mora pretende destacar el papel crucial que posee el cerebro en el
aprendizaje del alumno y en la actividad docente. Se debe luchar contra una visión
superficial del cerebro, es decir, no tratarlo como un simple músculo, sino ser
conscientes de que está presente en toda tarea humana y de que es necesario conocer sus
funciones neurocognitivas y trabajar con otras ramas del conocimiento con el objetivo
de mejorar las propuestas y experiencias de aprendizaje que se dan en cualquier aula.

Para Francisco Mora (2013), la Neuroeducación es un concepto que acoge diversos


significados, entre ellos, el de evaluar y mejorar la formación de los docentes puesto que
dicha disciplina surge, en parte, por la necesidad de éstos por poseer más conocimientos
y así, mejorar el proceso de enseñanza - aprendizaje y optimizar al máximo el potencial
y el rendimiento de su alumnado. Por otro lado, también sirve para detectar déficits y
problemas de aprendizaje a tiempo y, de esta manera, llevar a cabo estrategias de
intervención aminorando lo máximo posible las consecuencias de estos déficits, así

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

como prevenir o reducir los efectos que puede producir en el desarrollo de sus cerebros
el crecer en entornos negativos.

“Neuroeducación es la nueva interdisciplina o transdisciplina que promueve una


mayor integración de las ciencias de la educación con aquellas que se ocupan del
desarrollo neurocognitivo de la persona humana” (Battro, citado por Morris, 2014, p. 9).

Años más tarde, concretamente en el año 2006, Koizumi (citado por Battro, s.f)
realizó una aclaración a cerca de los conceptos “interdisciplina” y “transdisciplina” a los
que Battro hacía referencia, sosteniendo que interdisciplina es la intersección de muchas
disciplinas relacionadas con el aprendizaje y la enseñanza en todas sus formas, y
transdisciplina es una nueva integración, absolutamente original de aquellas en una
nueva categoría conceptual y práctica. En otras palabras, la Neuroeducación es una
interdisciplina ya que se transfieren los conocimientos de varios campos de estudio a la
educación, y es transdisciplina porque se hace hincapié en aquello que está entre las
disciplinas que intervienen, en lo que las atraviesa a todas y en lo que está más allá de
ellas.

Retomando a Battro y Cardinali (1996), estos autores defienden la idea de que la


Educación y las Neurociencias se encuentran muy alejadas entre sí y este es uno de los
motivos por el que la enseñanza tradicional constituye un fracaso. También consideran
que la Medicina ha avanzado considerablemente en el último siglo, mientras que la
Educación se ha quedado estancada y la formación de los futuros docentes en la
Universidad apenas presta relevancia al estudio del cerebro.

El nacimiento de la Neuroeducación no habría tenido cabida sin la existencia de la


Neurociencia, pero ¿Qué es exactamente Neurociencia? La Real Academia Española
(RAE) define en su página web a la Neurociencia como una “Ciencia que se ocupa del
sistema nervioso o de cada uno de sus diversos aspectos y funciones especializadas”
(RAE, 2017). Recuperado de http://dle.rae.es/?id=QRy0lcZ

Las Neurociencias “Son el conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación es el


sistema nervioso, con particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona
con la conducta y el aprendizaje” (Carminati de Limongelli y Waipan, 2012, p.8).

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

La Neurociencia es una disciplina muy amplia, es por ello que la encargada de


estudiar el cerebro es denominada Neurociencia cognitiva. “La neurociencia cognitiva
es la ciencia que busca entender cómo la función cerebral da lugar a las actividades
mentales, tales como la percepción, la memoria, el lenguaje e incluso la conciencia
(Albright, Kandel y Posner, 2000; Gazzaniga, 2000; Sierra Fitzgerald y Munévar, 2007,
p. 144). Citados por Maureira, 2010, p. 452.

2.2 Recorrido histórico

La neuroeducación es una disciplina relativamente nueva y que posee una breve


historia. Mora (2013) señala que en los últimos años se ha percibido un mayor interés
por saber más acerca de la neurociencia y por construir relaciones entre ella y la
educación. También señala que, en parte, dicha disciplina surge de la necesidad de los
maestros y maestras por poseer más conocimientos sobre el cerebro y su
funcionamiento, con el propósito de ayudar al alumnado intentando exprimir al máximo
sus capacidades y detectar cualquier anomalía que interceda en su proceso de
aprendizaje y le impida aprender.

Se debe tener presente que no podemos hablar de la neuroeducación sin mencionar a


la neurociencia debido a que ésta primera nace gracias a la segunda.

Al contrario de lo que ocurre con la neuroeducación, la neurociencia es una


disciplina antiquísima y nos tenemos que remontar a la etapa egipcia para concretar su
origen. Desde la etapa egipcia hasta nuestros días, diversas personalidades, actualmente
de gran renombre, estudiaron e investigaron este campo y gracias a ellos se han
producido extraordinarios avances.

Debido a que existen un gran número de aportaciones, en este trabajo aparecen


aquellos investigadores que se consideran más relevantes (Chacón, 2017). Recuperado
de https://www.youtube.com/watch?v=BjGIC2l2B1A

Hipócrates (460 a. C – 370 a. C) defendía la idea de que el cerebro era el culpable de


la conducta del hombre a través de los ojos y oídos, que consideraba “ventanas del
alma.”

Los hombres deberían saber que del cerebro y nada más que del cerebro vienen las
alegrías, el placer, la risa, el ocio, las penas, el dolor, el abatimiento y las lamentaciones.

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

A través del cerebro en particular nosotros pensamos, vemos, oímos y distinguimos lo feo
de lo bello, lo malo de lo bueno, lo agradable de lo desagradable… Sostengo que el
cerebro es el órgano más poderoso del cuerpo humano… y así mantengo que el cerebro es
el intérprete de la conciencia… (Hipócrates, citado por José Luis Díaz Gómez, 2017).
Recuperado de https://elsemanario.com/colaboradores/jose-luis-diaz-
gomez/208549/hipocrates-cerebro-interprete-la-conciencia-humor/

En el Renacimiento, destaca René Descartes (1596-1650). Apuntaba que cada


actividad de un animal era una reacción ante un estímulo externo, y la conexión entre el
estímulo y la respuesta se llevaba a cabo a través de una conexión nerviosa.

Siglos más tarde, en la Edad Moderna, encontramos a Luigi Galvani (1737-


1798) el cual demostró que la estimulación eléctrica de un nervio producía una
contracción muscular.

Ya en el siglo XIX y más cerca de la actualidad, nombramos a dos


personalidades de gran relevancia para el campo de la neurociencia: Camillo Golgi
(1843-1926) y Santiago Ramón y Cajal (1852-1934).

Agustín Pavón (2015) sostiene que Golgi y Cajal eran defensores de teorías
opuestas sobre el sistema nervioso. A pesar de ello, sus investigaciones les llevaron a
compartir el premio Nobel de Fisiología y Medicina en el año 1906, acontecimiento
inédito hasta esa fecha. Por un lado, Golgi defendía la teoría reticular, la cual afirmaba
que en el sistema nervioso no había células individuales sino que las neuronas se
conectaban con sus prolongaciones. Mientras que Cajal se mostraba defensor de la
teoría neuronal: las neuronas estaban interconectadas y formaban unidades
independientes.

Dos descubrimientos de Cajal continúan siendo el fundamento de toda la


neurología: el sistema nervioso está conformado por células nerviosas individuales que se
comunican entre sí; y las neuronas actúan como elementos polarizados, de forma que el
impulso nervioso es unidireccional. Entra por las dendritas y sale por el axón. (Marina,
2015, p. 30).

Retomando a Chacón (2017), Charles Sherrington (1857-1952) recibió el Premio


Nobel de Medicina ya que debido a sus estudios e investigaciones descubrió que la

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

información pasa de una neurona a otras gracias a un pequeño intervalo que existe entre
ambas células: la sinapsis.

Actualmente, destacamos a Carlsson, Greengard y Kandel, ganadores del Premio


Nobel de Medicina en el año 2000. Sus descubrimientos relacionados con “la
transducción de señales en el Sistema Nervioso” se consideran trascendentales para
entender el funcionamiento normal del cerebro y sus alteraciones que pueden producir
enfermedades neurológicas y psiquiátricas. (Pérez Rincón, 2001).

Es evidente que el campo de la neuroeducación ha avanzado considerablemente en


las últimas décadas y que conocer cómo funciona el cerebro es de gran utilidad, no sólo
para los docentes sino también para los padres preocupados por la educación de sus
hijos. Sin embargo, es importante recalcar, tal y como apunta Campos (2010), que la
Neurociencia no es la solución a los problemas de aprendizaje o de calidad educativa
sino que se basa en otorgarle conocimientos al maestro con el fin de que este aproveche
su formación para mejorar e innovar en su metodología de enseñanza. Gracias a estos
conocimientos, los maestros y maestras deben tener criterio y no integrar en su práctica
pedagógica todos los avances que se produzcan en la neurociencia.

Las personas que trabajamos en el ámbito educativo tenemos que ser realmente
conscientes de las decisiones que llevamos a cabo puesto que somos los responsables de
educar y enseñar y a diario, nos vamos a “enfrentar” a una veintena de niños y niñas en
un aula. Es por ello, que hay que tener presente que la neurociencia nos puede aportar
muchos beneficios pero también debemos ser sensatos y no olvidar que esta ciencia no
es la panacea ni tampoco hace milagros.

No pensar que todo lo que se escucha es lo que se debe aplicar o lo que se aplica
necesariamente tiene que provenir de los aportes de las Neurociencias, viene a ser uno de
los razonamientos más importantes para mantener el equilibrio en esta unión entre
Neurociencias y Educación (Campos, 2010, p. 5).

Desde el comienzo de este trabajo, no se ha realizado ninguna crítica acerca de


la neuroeducación, sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y se considera relevante
incluir en este trabajo a un autor que no está a favor de aplicar esta novedosa disciplina
en el contexto pedagógico: Jan de Vos.

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

“La primera pregunta que debe hacerse a tales partidarios de la neuroeducación


no es qué es lo que quieren decir con “neuro”, sino más bien qué quieren decir con
“educación” (De Vos, 2016, p. 11). De Vos (2016) apunta que aquellas personas
interesadas en esta nueva disciplina, tendrían que focalizar su atención en definir el
término “educación” y dejar en un segundo plano la ciencia que estudia el cerebro.

En épocas anteriores, las escuelas únicamente se centraban en la enseñanza


racional, mientras que el plano afectivo y emocional era una tarea que tenía que llevarse
a cabo en los hogares; sin embargo, en la actualidad, ocurre lo contrario: si no se cultiva
la educación emocional en las aulas, hay algún tipo de déficit o trastorno (De Vos,
2016).

Jan de Vos (2016) realiza una crítica hacia la neurociencia, pero no sólo la
relación que ésta posee con el ámbito educativo, sino también en la crianza que los
padres desempeñan con sus hijos. Por otro lado, afirma que la neuroeducación
constituye una rama de estudio prematuro de la ciencia y que no es demasiado
científica.

2.3 El neuroeducador

¿Qué es un neuroeducador? ¿Qué papel desempeñaría esta figura profesional en los


colegios?

“El neuroeducador debiera ser una persona profesionalmente entrenada, tras cursar
estudios específicos, que le permitieran ser capaz de hacer puente entre los
conocimientos del cerebro y cómo funciona y malfunciona, y los maestros” (Mora,
2014).

Mora (2014) sostiene que la profesión de neuroeducador no existe en ningún país del
mundo y por consiguiente, sugiere crearla e implantarla en las escuelas, tras haber
recibido la formación universitaria adecuada. La figura del neuroeducador se encargaría
de ayudar a los maestros a detectar déficits desde por ejemplo, el autismo o el TDAH, a
aquellos problemas menos graves que impiden un correcto aprendizaje por parte del
pupilo. También estarían altamente capacitados para poder detectar a esos alumnos que
poseen altas capacidades, los cuales, en ocasiones, tienen dificultades a nivel social y
emocional, entre otras. Una vez detectado ese déficit, el neuroeducador trabajaría con el

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

alumno o alumna y posteriormente, contactaría con la familia e incluso con los


profesionales (psicólogos o médicos) que fueran a tratar al niño.

“Este individuo integrará las contribuciones de varias disciplinas para prescribir


programas educaciones precisos para los niños con problemas educativos así como para
los talentosos” (Fuller y Glendening, 1985, p. 136).

La figura del neuroeducador es aquella que se encuentra entre el educador y el


neurocientífico, y por lo tanto, debe tener formación, no solo en el campo de la
educación sino también en los aspectos relativos al cerebro y a su funcionamiento. Los
neurocientíficos son los especialistas en el estudio del sistema nervioso y del cerebro, y
gracias a sus investigaciones podemos llegar a saber cómo trabaja nuestro cerebro
cuando desempeñamos alguna actividad, tal como, la lectura, la resolución de un
problema matemático o el aprendizaje de un nuevo idioma. Estos profesionales poseen
altos conocimientos sobre el cerebro, sin embargo, su formación en educación y en
pedagogía es prácticamente inexistente; al contrario de lo que ocurre con los maestros.
De este modo, surge la figura profesional del neuroeducador.

¿Qué formación debe ser la adecuada para la figura del neuroeducador? Esta
pregunta es de gran relevancia, por ello, a continuación se adjuntan diversos ejemplos
de conocimientos y cursos que este debería realizar:

1. “Tener un conocimiento completo de la anatomía humana” (Mora, 2013, p. 190). Ser


conscientes del funcionamiento de nuestro cuerpo y de las partes que lo conforman, nos
aportará una mayor comprehensión de nuestro alumnado.

2. “Realizar un curso completo de neurobiología básica” (Mora, 2013, p. 190). La


neurobiología es la ciencia que estudia el cerebro y su correspondiente funcionamiento;
a mayor conocimiento acerca de este órgano, más recursos poseeremos a nuestra
disposición y nos será más fácil aprovechar al máximo el potencial del alumno y
detectar posibles déficits.

3. “Cursos básicos en fisiología de la percepción sensorial, visual, auditiva, táctil,


aprendizaje, memoria, atención, emoción, cognición y funciones motoras” (Mora, 2013,
p. 190). Los sentidos son una pieza clave en el proceso de aprendizaje puesto que
aquello que aprendemos es captado, en primer lugar, por los sentidos. Ya lo dijo

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

Aristóteles en su obra Teoría del conocimiento: “Nada hay en el intelecto que no haya
pasado antes por los sentidos.” Un neuroeducador debe poseer conocimientos, no sólo
de la fisiología perceptiva con el objeto de saber reconocer qué sentido no funciona
adecuadamente, sino también de los procesos cognitivos implicados en el aprendizaje.

4. “Curso que facilite la enseñanza de la comunicación verbal y los componentes


emocionales (empatía) de la misma” (Mora, 2013, p. 190). César Bona (2015) en su
libro La nueva educación, es un gran defensor de enseñar a los alumnos a hablar en
público. ¿Cómo lo consigue? Indicándoles que tienen que preparar una charla de un
minuto de duración teniendo en mente cuatro palabras, debido a que resulta más
asequible hablar de un tema recordando varias palabras clave que hablar sobre un tema
genérico. Posteriormente, el alumno tiene que exponer su charla ante sus peluches y
después a sus padres.

“¿Por qué un don tan importante, como es el don de la comunicación, sigue sin
estimularse en las escuelas?” (Bona, 2015, p. 108).

Otro tema que aborda Bona (2015) en el libro mencionado anteriormente, es la


relevancia de transmitir a los alumnos el valor de la empatía y otros valores, que son
piezas fundamentales en el ámbito educativo.

Alonso Puig (2018) recuerda la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard


Gardner, destacando la inteligencia intrapersonal: conocernos a nosotros mismos,
identificar nuestros estados de ánimo y transformar los negativos en positivos; y la
inteligencia interpersonal, es decir, desarrollar la empatía y saber ponerse en el lugar del
otro. Sostiene que estas dos inteligencias constituyen el éxito en la vida de una persona.

“Alguien que no sepa entender a los demás, que no sepa resolver conflictos, es difícil
que progrese en la vida” Alonso Puig (2018) tomado de
https://www.bbva.es/general/aprendemos-juntos/mario-alonso-puig/index.jsp

“Da igual las carreras que tengas o los idiomas que hables si no sabes respetar a
los demás, si no sabes cómo reaccionar ante los estímulos que te lanza la sociedad o
cómo intentar alcanzar tu propia felicidad” (Bona, 2015, p. 242).

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

3. NEUROEDUCACIÓN EN EL ENTORNO EDUCATIVO

3.1 Aportes de las Neurociencias a la Educación

Anna Lucia Campos es una personalidad destacada en Latinoamérica por sus


estudios sobre la neuroeducación y por realizar investigaciones con el objetivo de
establecer conexiones entre neurociencia, educación, psicología y desarrollo humano.

Campos (2010) sostiene que el cerebro es un órgano fundamental del cuerpo


humano, el cual tiene que ser transformado si se pretende realizar innovaciones en el
ámbito de la educación y de la pedagogía; pero no solo tiene que ser transformado el
cerebro del alumno sino también el del maestro. “En el cerebro es donde encontramos la
respuesta para la transformación y es en él donde ocurrirá la transformación: en el
cerebro del maestro y en el cerebro del alumno” (Campos, 2010, p. 3).

… por qué un educador debe tener conocimientos acerca del cerebro. Pues porque al
conocer algunas de las particularidades del sistema nervioso y del cerebro, entenderemos
cómo el ser humano se desarrolla y cómo el aprendizaje influye en este proceso. Al
comprender cómo aprende el cerebro,… repensaremos el papel que desempeñamos como
agentes educativos y buscaremos mejorar la calidad de nuestro trabajo… Este
conocimiento nos llevará a actuar con mayor efectividad y creatividad. (Nizama Reyes y
Rodríguez de Guzmán, 2015, p. 106).

De esta manera, un aporte significativo de la Neurociencia a la Educación es


considerar el cerebro como la base de todo proceso de enseñanza – aprendizaje;
otorgarle al cerebro y al sistema nervioso, el peso y la importancia que realmente posee.

Campos (2010) reflexiona sobre los beneficios que aporta la Neurociencia a la


educación:

1. Las instituciones educativas representan un ámbito de enorme influencia en el


proceso de desarrollo cerebral ya que nuestros alumnos y alumnas pasan un promedio de
14 años y miles de horas en un aula.

2. Los factores o experiencias a las cuales están expuestos los alumnos y alumnas en el
aula pueden estar armonizados o no con los sistemas naturales de aprendizaje y de
memoria en el cerebro, lo que va a reflejar directamente en el desarrollo del potencial
cerebral.

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

3. El maestro es un agente significativo en la confluencia de la teoría y la práctica y


por ello, su formación, capacitación y competencia para la innovación facilitarán la unión
entre las Neurociencias y la educación. (Campos, 2010, p. 4).

Raúl Salas Silva (2003) en su ensayo ¿La educación necesita realmente de la


Neurociencia?, menciona cinco aportes de gran trascendencia llevados a cabo por la
Neurociencia para el campo de la educación. Dichos descubrimientos son los siguientes:

1. El aprendizaje cambia la estructura física del cerebro.

2. Esos cambios estructurales alteran la organización funcional del cerebro; en otras


palabras, el aprendizaje organiza y reorganiza el cerebro.

3. Diferentes partes del cerebro pueden estar listas para aprender en tiempos
diferentes.

4. El cerebro es un órgano dinámico, moldeado en gran parte por la experiencia. La


organización funcional del cerebro depende de la experiencia y se beneficia
positivamente de ella (Bransford, Brown y Cocking, 2000). Slywester (1995) precisa más
esto al sostener que el cerebro es moldeado por los genes, el desarrollo y la experiencia,
pero él moldea sus experiencias y la cultura donde vive.

5. El desarrollo no es simplemente un proceso de desenvolvimiento impulsado


biológicamente, sino que es también un proceso activo que obtiene información esencial
de la experiencia (Salas Silva, 2003, p. 157).

Forés Miravallés y Trinidad Escudo (2017) en su artículo La neuroeducación:


del humo a sus evidencias prácticas, incluyen una serie de respuestas procedentes de
una encuesta llevada a cabo por alumnos que han realizado un máster en Neurodidáctica
(gran parte de ellos, profesores en activo) y un posgrado en Neuroeducación. Dichas
respuestas se adjuntan a continuación:

Los profesores que se han adentrado en el conocimiento del cerebro afirman que
las propuestas de la neuroeducación, llevadas al aula, les han servido para:

-Hacer lo mismo, pero:

 Sabiendo o reforzando la importancia de cada acción.

 Mejorando los ritmos y ajustando los tiempos.

17
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

 Dando otros significados a los procesos.

 Siendo mucho más conscientes de las acciones realizadas.

 Teniendo presentes las aportaciones de investigadores destacados.

-Introducir estrategias clave de la neuroeducación para promocionar:

 La mentalidad de crecimiento en los alumnos; trasladarles que no hay


determinismos en las capacidades.

 La magia de la plasticidad.

 La mejora de la atención.

 La creatividad.

 La metacognición.

 La cooperación.

 El papel de las neuronas espejo.

 El movimiento y la actividad física.

 Una adecuada alimentación.

 La importancia del sueño.

 La importancia del feedback.

 Las artes en las actividades.

-Saber lo que no funciona y:

 Tomar consciencia de los errores.

 Concebir la clase como laboratorio de aprendizaje.

 Seguir mejorando: las neurociencias, cada día aportan novedades.

 Desaprender.

 Evidenciar qué hay de neuromito en aquella práctica y reorientarla.

-Tomar consciencia, como docente que forma parte de un equipo, para:

 Mejorar el diseño de las actividades.

 Pensar conjuntamente y compartir aprendizajes con otros compañeros.

 Dar tiempo, escucharse y escuchar activamente, dejando que las cosas


fluyan.

 Simplificar.
18
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

-Adquirir seguridad en la práctica docente, cosa que permite:

 Estar en aprendizaje continuo para seguir mejorando.

 Aportar justificación científica a las acciones docentes.

 Sustentar la práctica en las evidencias de la neurociencia.

-Saberse “neurodiverso”:

 No hay formulas estándares, porque todos somos diferentes, y nuestro


cerebro cambia con cada experiencia.

 No deberían existir aulas idénticas ni desarrollo de clases iguales.

 Podemos atender mejor la diversidad (Forés Miravallés y Trinidad


Escudo, 2017, p. 31).

3.2 Los neuromitos

Se considera relevante incluir en este trabajo un apartado en el que se hable de los


neuromitos, puesto que, a día de hoy, este término permanece en las aulas y se utiliza,
en muchas ocasiones, para justificar metodologías de enseñanza poco eficaces. (Fuentes
y Risso, 2015).

Los neuromitos son “ideas erróneas generadas por una mala comprensión o una mala
interpretación de resultados científicos (en este caso sobre el cerebro) que se utilizan,
desafortunadamente, en educación y otros contextos”. (Barqué, 2014).

En 2014 se realizó un estudio en cinco países en el cual se reflejó que todavía un alto
porcentaje de maestros y maestras siguen creyendo en los neuromitos, por ejemplo; el
49% piensa que solo utilizamos el 10% del cerebro y el 96% cree que se aprende mejor
si se transmite la información en el estilo de aprendizaje preferido del pupilo: auditivo,
cinestésico o visual (Catanzaro, 2017).

En este trabajo se va a realizar una explicación de un neuromito, en concreto, el mito


de los tres primeros años. No obstante, se debe recalcar que existen más neuromitos: los
hemisferios cerebrales son independientes (cerebro derecho vs cerebro izquierdo), la
atención de los niños disminuye tras haber tomado bebidas azucaradas, beber menos de
6 u 8 vasos de agua al día puede disminuir el tamaño de tu cerebro o que solo usamos el
10% de nuestro cerebro.

19
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

Debido a que el último mito mencionado con anterioridad nos ha parecido


interesante, a continuación se adjuntan varias informaciones acerca de él:

Mora (2013), apunta que el cerebro emplea todos los recursos que posee ante
cualquier situación que requiera aprendizaje, memoria y resolución de problemas.

El cerebro es un órgano que ocupa únicamente el 2% del peso de nuestro cuerpo, sin
embargo, consume aproximadamente un 20% de la energía (Geake, 2008).
“Seguramente nuestro propio sistema, evolutivamente hablando, no habría permitido
que el 20% de la energía la consuma un órgano que desperdiciaría el 90% de su
capacidad” (Geake, 2008, p. 127).

Retomando el mito de los tres primeros años, cabe señalar que este se basaba en la
idea de que la edad de 0 a 3 años es un periodo crítico donde se produce la mayor parte
del desarrollo cerebral, es decir, la etapa de 0 a 3 años era trascendental en un niño
puesto que aquellos conocimientos que no se aprenden en esos años, no podrán
adquirirse más adelante.

Actualmente, esta idea es considerada “neuromito” ya que se sabe que el ser humano
posee plasticidad cerebral y que el aprendizaje no puede acotarse a un periodo concreto
sino que podemos aprender a lo largo de toda la vida. No existen los periodos críticos
pero sí podemos hablar de periodos sensibles, es decir, existen etapas en la vida en las
que estamos más predispuestos a aprender determinados conocimientos, sin embargo,
eso no quiere decir que una vez acabada esa etapa, no podamos adquirir dichos
conocimientos. Por ejemplo, una persona de 50 años que no sabe leer no se encuentra en
el periodo sensible del aprendizaje de la lectura y, lógicamente, le resultará más
complicado aprender a leer que a un niño de 5 años, pero esto no quiere decir que le sea
imposible.

John T. Bruer, profesional destacado en el campo de la Neurociencia Cognitiva,


escribió una obra titulada: “El mito de los tres primeros años: una nueva visión del
desarrollo inicial del cerebro y del aprendizaje a lo largo de la vida”. En este libro,
Bruer rechaza los periodos críticos, la creencia de que los tres primeros años de un niño
marcan el resto de su vida y la idea de que aquellos aprendizajes que no son adquiridos
en los tres primeros años ya no pueden llevarse a cabo. Bruer sostiene que hay un gran
número de agentes educativos y gobiernos que defienden la trascendencia de estos tres
20
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

primeros años de vida y defiende que los educadores y los gobiernos poseen un papel de
gran relevancia en el campo educativo, no sólo en la etapa de 0 a 3 años, sino también
en etapas posteriores. Los padres, por su parte, constituyen una pieza clave en la
educación de sus hijos a lo largo de toda su vida. Por último, hay que señalar que fue
considerado un libro controvertido y que creó bastante polémica.

3.3 Curiosidad

¿Qué es aquello que nos suscita curiosidad? La mayoría de nosotros, por no decir
todos, al responder a esta pregunta diríamos que aquello que nos llama la atención,
aquello que es distinto y que nos genera emoción.

Pongamos un ejemplo, todos los días laborales para ir a la escuela, a la universidad o


al trabajo, tenemos que realizar el mismo recorrido. De repente, un día pasamos por allí
y en el sitio en el que ayer había un árbol hoy se encuentra un elefante. ¿No nos
fijaríamos en ese elefante? Está claro que sí, todo el mundo lo haría y eso se debe a que
hay algo distinto, algo que nos ha provocado una emoción y curiosidad y con ella, se ha
disparado nuestra atención.

En muchas ocasiones, una buena parte de los conocimientos que se imparten en el


aula posteriormente tienen que ser aprendidos de memoria. De este modo, no hay
motivación por el contenido y sin motivación y curiosidad no puede darse el
aprendizaje. Sin embargo, si los conocimientos se transmiten de manera que nos genere
motivación, curiosidad e ilusión, el aprendizaje será mucho más significativo y
tendremos más ganas por seguir aprendiendo.

Tal y como hemos dicho con anterioridad, la motivación y la curiosidad están muy
relacionadas y sin ellas, no hay aprendizaje; de este modo, el concepto de motivación
también constituye un papel importante en el proceso de aprendizaje.

López Muñoz señala lo siguiente acerca de los principios básicos de la motivación:

Están basados en el concepto de historia personal del alumno, en lo que conocemos


sobre la influencia de los niveles de estimulación y en la adecuación de cada tipo de
motivación a un determinado campo de actuación humana en el aprendizaje de
conocimientos, procedimientos y actitudes o valores. (López Muñoz, 2004, p. 97).

21
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

López Muñoz (2004) también afirma que la motivación intrínseca resulta más
efectiva cuando se quieren desarrollar actividades propias de la vida cotidiana y
rutinaria; por otro lado, la motivación extrínseca es más útil cuando se llevan a cabo
tareas en el ámbito creativo.

También es importante recalcar que la motivación será mucho más fácil desarrollarla
en nuestro alumnado si estos consideran y sienten que el aula es un lugar que propicia el
compañerismo y el respeto. “Crear y mantener una atmósfera interpersonal cálida de
respeto y optimismo con cada integrante del grupo y con el conjunto que constituye la
clase” (López Muñoz, 2004, p. 100).

Biológicamente hablando, aprender es placentero. Es por ello, que los circuitos


cerebrales que se activan ante la curiosidad se encuentran en el sistema límbico o
también llamado emocional (Mora, 2013). Por consiguiente, para estimular esa
curiosidad debemos encontrar actividades que nos produzcan placer. ¿Qué actividades
pueden estimularnos placer? Nada más y nada menos que el juego. El juego constituye
una herramienta trascendental en el proceso de aprendizaje. No nos detenemos a hablar
del juego ya que más adelante encontramos un apartado dedicado exclusivamente a él.

En ocasiones, se cree que la curiosidad es un elemento que hay que fomentar


únicamente en las primeras etapas educativas: educación infantil y educación primaria,
puesto que se suele pensar que “eso es algo de niños”. Sin embargo, esta idea es errónea
y debemos desecharla. Mora (2013) es un gran defensor de estimular la curiosidad a
todos los niveles educativos, incluso en la universidad, con el propósito de avivar el
interés por aprender. Dicho autor, actualmente imparte clases en la universidad y en su
libro narra diversas anécdotas que ha llevado a cabo para estimular la curiosidad en sus
pupilos, obteniendo gratos resultados.

“Estimular la curiosidad en los alumnos no supone una tarea fácil, por lo consiguiente,
Francisco Mora, en su libro Neuroeducación: solo se puede aprender aquello que se ama,
señala diversas estrategias que pueden resultar de gran utilidad para el docente:”

1. Comenzar la clase con algo provocador: una frase, un dibujo, un pensamiento, etc.

2. Presentar un problema cotidiano al principio de la clase. Por ejemplo: “Al venir hoy
a clase he visto en el parque una fila de árboles todos pintados de azul, a qué creen
ustedes que puede deberse este fenómeno? ¿Qué intención tiene quien lo ha hecho?”

22
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

3. Crear una atmósfera para el diálogo por parte de los alumnos en la que estos se vean
relajados y no cuestionados.

4. Dar el tiempo suficiente para que algún alumno desarrolle un argumento y se vea
con ello motivado a encontrar la solución ante los demás del problema que plantea.

5. Incentivar al estudiante a que sea él quien plantee el problema de forma espontánea.


Ello estimula su propia querencia, autoestima y motivación personal.

6. Introducir elementos que impliquen incongruencia, contradicción, novedad,


sorpresa, complejidad, desconcierto e incertidumbre.

7. No provocar ansiedad en los alumnos al emplear los elementos novedosos


comentados anteriormente.

8. Procurar la participación activa del estudiante y su exploración personal.

9. Reforzar el mérito y el aplauso ante una buena pregunta o resolución de un


problema.

10. Modular pero no dirigir la búsqueda de una respuesta por parte del alumno ni
proporcionar la resolución del problema. (Mora, 2013, pp. 77-78).

3.4 Atención

En ocasiones, los docentes dicen frases tales como: “Mis alumnos se distraen con
mucha facilidad” o “mis alumnos no prestan la suficiente atención en mis clases”. Y
derivado de estas afirmaciones se habrán preguntado: ¿Cómo puedo captar la atención
de mis alumnos?

Esta misma cuestión se la hace Mora (2013). ¿Cómo se puede captar la atención de
nuestro alumnado, independientemente del nivel educativo en el que se encuentren?
Para ello, Francisco Mora (2013) sostiene que los docentes deben convertir la clase en
un cuento o en una historia atractiva, la cual tiene que tener una serie de pasos: primero,
comenzar con algo que sea provocador, continuando por un desarrollo que suscite
interés y finalizando con un resumen y creando expectación para el día próximo.

La atención es un mecanismo cerebral que nos permite ser conscientes de algo. Se


debe tener en cuenta que la atención es clave en el proceso de aprendizaje puesto que

23
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

sin ella no se puede producir el aprendizaje, la memoria ni el conocimiento. (Mora,


2013).

Mora (2013) también apunta que no existe una atención única sino que podemos
realizar varias distinciones: atención base, atención fija, atención orientativa y atención
ejecutiva. La atención base es considerada la más primitiva, es constante pero no tiene
un foco de atención concreto. Ante una situación de miedo e inseguridad, activamos un
foco de atención fijo, esta sería la atención fija. Un ejemplo de dicha atención sería
cuando una persona que tiene miedo a los perros se cruza por la calle con uno; esta
persona mira atentamente al animal por si éste le hace algo, poder responder con
rapidez. La persona se encuentra en un estado de alerta constante y su foco de atención
fijo es el perro, es decir, aquello que le provoca temor. También encontramos la
atención orientativa: su foco de atención es de cambio constante. Por ejemplo: estamos
esperando que alguien en concreto baje de un tren; una vez que van bajando las
personas del tren, miramos las caras, saltándolas de una a una con el objetivo de ver a la
persona que estamos esperando. Por último, la atención ejecutiva es sostenida pero
puede fragmentarse en diversos tiempos. Dejar de estudiar y volver a retomar el estudio
tiempo después sin perder aquella información que se estaba estudiando es un ejemplo
de este tipo de atención.

La atención y el interés siempre están íntimamente unidos. Por eso, hay que conectar
con sus intereses y para ello deberemos conocer a cada alumno, usar mensajes atractivos
e inteligentes, jugar y experimentar de forma continua, verbalizar sólo lo atrayente, las
líneas guía o lo complejo y usar otros formatos (digitales, normalmente) para pasar la
información. (Del Barrio y Borragán, 2011, pp. 19-20).

Tanto los maestros como aquellas personas que estén en contacto directo con niños y
niñas tendrían que conocer con detalle este mecanismo cerebral y su relevancia para el
aprendizaje, así como saber que la atención no es igual en los niños que en los adultos.
Los docentes deberían de tenerlo más en cuenta y ajustar sus clases y sus ritmos de
trabajo en función de ella con el propósito de que se produzca un mayor rendimiento
mental.

“A continuación, se adjuntan diversas pautas consideradas de gran utilidad para el


docente que nos pueden ayudar a captar y mantener la atención de nuestro alumnado en el
transcurso de la clase:”

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

1. Claridad. Las palabras tienen que ser claras.

2. Volumen adecuado al contexto. Se debe conseguir mucha resonancia para que las
palabras tengan más consistencia.

3. Ritmo adecuado. Una velocidad lenta aporta monotonía, una excesivamente rápida
provoca cansancio, confusión y aturdimiento. Hay que adecuar la velocidad a la
comprensión del que te escucha. ¿Cómo descubrirlo? Por la forma en el que nos miran.
Lo mejor es cambiar las velocidades para dar más vida a lo que se dice.

4. Ayudarse del cuerpo. Conocer el lenguaje gestual te permite expresar con más
profundidad y con más seguridad.

5. Saber jugar con la voz. Para evitar la monotonía, hay que hablar manifestando
nuestras intenciones, subiendo y bajando los tonos, jugando con la duración de las
vocales y con las pausas, es decir, dar vida, dotar de intenciones al mensaje. (Del Barrio y
Borrogán, 2011, pp. 20-21).

Pero debemos tener siempre presente que la atención tiene un tiempo limitado,
es difícil mantenerla más de 15 minutos seguidos (Jensen, 2004). Partiendo de esta frase
de Jensen y basándonos en nuestra propia experiencia en la escuela y en la universidad,
¿por qué todavía hay docentes que sueltan una charla de una hora entera a sus alumnos
y pretenden que estos no pierdan la atención e incluso que aprendan? La atención no
suele mantenerse durante más de 15 minutos aproximadamente, una metodología
adecuada para aplicar en las aulas es fragmentar las clases en varios bloques, ocupando
cada uno de 10 – 15 minutos. Se comenzaría la sesión señalando qué conceptos o
conocimientos se van a llevar a cabo a lo largo de la clase; esto tiene que producirse con
entusiasmo para generar curiosidad e interés a nuestros pupilos, y así dejarles con ganas
de conocer más acerca de lo que va a ocurrir en el transcurso de la sesión.
Posteriormente, el segundo bloque estaría destinado a trabajar en equipo, a reflexionar,
etc. Finalmente, en la última parte de la sesión se tienen que resumir los aspectos
considerados más destacados que se han visto en el transcurso del día.

Retomando el concepto de rendimiento mental, se considera importante enumerar


diversas ideas aplicables en las escuelas para aumentar o no disminuir el rendimiento
mental de los alumnos (Mora, 2013).

1. Controlar el tiempo que se otorga a una actividad concreta.


25
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

2. Tener en cuenta las diferencias individuales, en cuanto a los ritmos circadianos.


“Los ritmos circadianos constituyen el reloj biológico humano que regula las funciones
fisiológicas del organismo para que sigan un ciclo regular que se repite cada 24 horas, y
que coincide con los estados de sueño y vigilia” (Salabert, 2017). Recuperado de
https://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/trabajo-y-tiempo-libre/consejos-
para-sobrellevar-el-turno-de-noche-2367

3. Elegir las mejores horas del día para desempeñar las actividades más difíciles. Se
considera que las horas más apropiadas para llevarlas a cabo son la media mañana o la
media tarde.

4. Optimizar las condiciones de luz, ruido y temperatura. Y evitar todo aquello que
pueda provocar distracciones en el aula.

5. Comprobar que el niño no está carente de sueño o de glucosa.

3.5 Emoción

La emoción constituye una parte trascendental en el proceso de enseñanza –


aprendizaje ya que no es solo de gran relevancia para el pupilo sino también para el
docente. Además, la carencia de esta puede afectar negativamente a la memoria.

Para comenzar, vamos a realizar una distinción entre los conceptos “sentimientos” y
“emoción”. El sentimiento es la reacción subjetiva de las emociones y es algo
consciente, mientras que la emoción es un mecanismo inconsciente. (Mora, 2013).
Primero se produce la emoción y posteriormente, el sentimiento. Las emociones son
estados transitorios, mientras que los sentimientos suelen ser más duraderos.

Podemos distinguir cuatro emociones básicas o primarias que posee todo ser
humano: la alegría, la tristeza, el miedo y el enfado. Un ejemplo de emoción sería si nos
tocara la lotería, puesto que nos encontraríamos en un estado de euforia durante horas e
incluso días, pero no por mucho más tiempo. Por otro lado, un ejemplo de sentimiento
es el amor que se siente hacia tu pareja, el amor es un sentimiento de gran duración, que
no se acaba de un día para otro.

Se habla de que la emoción y la cognición forman un binomio indisoluble, es decir,


no puede darse una sin la otra. (Mora, 2013). Es de vital importancia que los docentes

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

tengan en cuenta esto y lo trasladen a sus aulas creando climas positivos, en los que no
haya miedo a expresarse. Los maestros y maestras deben transmitir a sus alumnos que el
error forma parte del proceso de aprendizaje, que no pasa nada si se equivocan y que
nosotros, los docentes, también nos podemos equivocar porque no tenemos
conocimientos sobre todo. Entender que el error es algo natural, hará que los alumnos se
sientan más seguros de sí mismos y pierdan el miedo a hablar en público.

Trabajar las emociones en el aula es algo fundamental que todos los docentes
deberían llevar a cabo; es algo tan obvio que no tendríamos ni que cuestionarnos su
importancia en el contexto pedagógico. Y no solo trabajarla alguna hora suelta que nos
quede libre o en las horas de tutoría únicamente, sino implantar una asignatura de
Educación Emocional e impartirla varios días a la semana, igual que ocurre con las
matemáticas, por ejemplo, y darle la misma relevancia.

Bisquerra realiza una definición muy completa del concepto educación emocional:

Proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo


emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo
ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral. Para ello se
propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones con el objeto
de capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida
cotidiana. Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social
(Bisquerra, 2003, p. 27).

¿De qué sirve que un niño sepa cuánto es 5x9 si luego tiene un problema y no sabe
qué es lo que le ocurre ni qué sentimiento tiene? Esto es lógico, sin embargo, el ámbito
educativo no se ha preocupado en gran medida por la educación emocional hasta hace
unos años. Un alumno con un alto cociente intelectual puede ser muy inteligente, sacar
altas calificaciones y poseer gran velocidad mental, pero si no es empático y no sabe
distinguir sus emociones ni las de los demás… ¿será una persona con éxito en la vida?

“Somos emociones, y si somos emociones debemos intentar buscar la emoción en los


niños y en las niñas. Tenemos que plantearnos qué les preocupa, qué les gusta qué les
motiva” (Bona, 2015, p. 241).

Bona (2015) propone añadir varias materias de educación emocional a lo largo de la


formación universitaria de los docentes: en primer curso, una materia en la que se
27
La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

enseñe a gestionar las propias emociones, y en segundo curso, enseñar a gestionar a


nuestros alumnos sus emociones. En otras palabras, enseñar inteligencia emocional.

Hablar del concepto “Inteligencia emocional” es hablar de Daniel Goleman, autor del
libro: Inteligencia emocional. Para este autor, la inteligencia emocional se basa en los
distintos aspectos: conocer las propias emociones, manejar las emociones, motivarse a sí
mismo, reconocer las emociones de los demás y establecer relaciones (Goleman, 1995, p.
43-44).

Una tarea importante del neuroeducador sería la de detectar cuando un alumno sufre
el llamado “apagón emocional” o estrés, el cual afecta considerablemente al
aprendizaje, la memoria y a la emoción. (Mora, 2013). En ocasiones, nos podemos
encontrar en el aula con niños desmotivados y pasivos que adoptan una actitud de que
todo les da igual, y no sabemos cómo actuar ante ellos. En estos casos, el papel del
neuroeducador cobra especial relevancia ya que gracias a sus conocimientos y
formación sobre el cerebro, puede entender mejor lo que le ocurre a ese alumno y le
puede ofrecer herramientas y ayuda para mejorar esa situación que dificulta su
aprendizaje.

3.6 Memoria y aprendizaje

Ya sabemos que cuando algo es diferente y se sale de lo común, nos suscita


curiosidad, eso provoca una emoción en nosotros y posteriormente, capta nuestra
atención. ¿Qué es lo que ocurre después? La respuesta es: aprendizaje, ya que nuestro
cerebro comienza a adquirir los conocimientos. De esta manera, la memoria y el
aprendizaje se dan al mismo tiempo.

Los procesos de aprendizaje y de memoria constituyen una unidad neurobiológica, es


por ello que podemos afirmar que dichos procesos cognitivos producen a la vez.

La memoria es la base de la supervivencia y gracias a ella se pueden transferir


los conocimientos y crear cultura. También es recordar lo aprendido cuando queramos
hacerlo (Mora, 2013).

“La memoria es un conjunto de procesos y sistemas que actúan conjuntamente


pero a la vez con cierta independencia. Por esta razón en determinados trastornos puede

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

verse afectado un tipo de memoria pero no otro” (Pelegrina López y Lendínez


Rodríguez, 2009, p. 28).

Los tipos de memoria que se destacan en el campo educativo son dos: la


memoria operativa o la memoria de trabajo y la memoria a largo plazo. La primera de
ellas consiste en manipular cierta información durante un corto espacio de tiempo,
suficiente para llevar a cabo aquella tarea que queremos desempeñar. La memoria a
largo plazo, son todos aquellos conocimientos y conceptos que hemos aprendido en el
transcurso de la vida (Pelegrina López y Lendínez Rodríguez, 2009).

Como bien hemos comentado con anterioridad, la memoria de trabajo también


es denominada memoria operativa y gracias a ella, manejamos informaciones durante
unos segundos. Cabe señalar que podemos tener alumnos que posean una baja memoria
operativa, por consiguiente, a continuación se reflejan varias recomendaciones para
aquellos docentes que se encuentren con este tipo de alumnos. (Pelegrina López y
Lendínez Rodríguez, 2009, p. 30):

- Dividir las actividades complejas en varias tareas simples.

- Practicar habilidades simples para conseguir su automatización.

- Reducir las demandas de memoria de las tareas y los materiales.

- Proporcionales pautas y ayudas (p.e., esquemas) para realizar actividades complejas.

- Repetir las instrucciones.

- Preguntarles cuando parecen estar en dificultades. (Pelegrina López y Lendínez


Rodríguez, 2009, p. 30).

Acerca del concepto de memoria a largo plazo, Pelegrina López y Lendínez


Rodríguez sostienen lo siguiente: “En el contexto de la educación, supone el almacén en
el que se acumulan los conocimientos, es decir, los hechos y habilidades que se supone
que los estudiantes deben adquirir como parte de su formación” (2009, p. 29).

No existe un tipo de memoria sino que podamos distinguir dos tipos: la memoria
explícita y la memoria implícita o inconsciente (Mora, 2013). La primera de ella es la
memoria consciente, la que usamos a diario y la que se deteriora con el paso progresivo

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

de la edad. Por ejemplo, se le cuenta a una amiga aquello que se hizo ayer por la tarde.
Dentro de esta memoria destacamos la memoria a corto plazo (retener un número de
teléfono), la memoria a largo plazo (recuerdas un acontecimiento toda la vida), la
memoria icónica (dura un segundo y desaparece) y la memoria de trabajo (nos permite
razonar, relaciones conceptos, etc.). El segundo tipo de memoria es la inconsciente o
implícita, que es aquella que no se expresa con palabras ni es consciente, como montar
en bicicleta o conducir un coche.

El aprendizaje es un proceso innato que forma parte de nosotros. Mora (2013)


afirma una frase que es realmente interesante: “Aprender algo nuevo significa, en
términos neurobiológicos, cambiar el cerebro.” (Mora, 2013, p. 191). Es decir, cada vez
que aprendemos algo, nuestro cerebro está cambiando. Pensando en la multitud de
aprendizajes que hemos adquirido desde el momento en el que vinimos al mundo,
Entonces… ¿Cuánto veces habrá cambiado nuestro cerebro desde que nacimos? Es una
reflexión bastante interesante.

Aprendemos constantemente a lo largo de toda la vida, desde que nacemos hasta


que morimos, desechando, de este modo, el mito que sostiene que desde los 0 a los 3
años de vida se producen casi todos los aprendizajes de la vida, y que posteriormente, es
difícil adquirir conocimientos. Este mito es rotundamente falso puesto que, como bien
sabemos, el cerebro del hombre es plástico y moldeable, características que le permiten
aprender independientemente de la edad que se posea.

Hemos dicho que aprender algo es cambiar el cerebro y debido a este cambio, el
ser humano cambia su conducta y su aprendizaje. (Mora, 2013).

Mora (2013) también señala que no existe un único aprendizaje sino que
podemos destacar dos: el aprendizaje explicito y el aprendizaje implícito:

En el aprendizaje explícito somos conscientes de que estamos aprendiendo


mientras desempeñamos una tarea o una actividad. Varios ejemplos de ello serían
realizar un problema matemático o comparar.

Por el contrario, el aprendizaje implícito es inconsciente y no lo podemos


recordar verbalmente. Requiere tiempo y repetición. Por ejemplo, montar en bicicleta.

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

“Somos nuestra memoria. Desde ella percibimos, comprendemos, sentimos,


proyectamos”. (Marina, 2015, p. 97). Esta frase del gran José Antonio Marina es
realmente interesante. Se considera importante transmitirles a los alumnos que el
cerebro es un músculo que se encuentra nuestro cuerpo, y que debemos de cuidarlo, al
igual que lo hacemos con otras partes del cuerpo. Sin memoria no somos nada y debido
a ello, en las escuelas los pupilos están construyendo su memoria y nosotros como sus
maestros y maestras tenemos el deber de ayudarles a manejarla.

4. LA RELEVANCIA DEL JUEGO

El juego forma parte del ser humano. El juego tiene gran trascendencia otorgada por
personalidades destacadas: Freud y Piaget ya hablaron del juego y de su importancia
para la búsqueda de placer y la adaptación a la realidad, correspondientemente.

El juego es un medio para conocer a uno mismo y de interrelacionarse con los


demás, es libertad y diversión, mejora la capacidad de comunicación y de resolver
conflictos, enseña a escuchar, a perder y ganar y a superar limitaciones. Por
consiguiente, constituye un elemento básico en el desarrollo y formación del niño.

Mora (2013) recalca la trascendencia que posee el juego en el proceso de


aprendizaje; el juego es un mecanismo emocional a través del cual el niño aprende ya
que adquiere diversas habilidades y capacidades. El niño mientras está jugando está
aprendiendo aunque él no sea consciente ello; está aprendiendo puesto que el juego es la
suma de curiosidad y placer, y tal y como hemos visto en apartados anteriores del
presente trabajo, la curiosidad provoca la emoción, la emoción la atención y por último,
se produce el aprendizaje y la consolidación de conocimientos y conceptos. El juego
constituye una herramienta de gran valor en el aprendizaje, aunque en muchos casos, no
se le dé la importancia que posee y se considere que es algo propio de niños, una
pérdida de tiempo y sea extraño que un adolescente, adulto o persona mayor juegue. Sin
embargo, no debemos acotar el juego a una etapa concreta de la vida sino que el juego
se da lugar en el transcurso de toda ella.

“El juego en el aula sirve para facilitar el aprendizaje siempre y cuando se


planifiquen actividades agradables, con reglas que permiten el fortalecimiento de los
valores: amor, tolerancia grupal e intergrupal, responsabilidad, solidaridad, confianza en
sí mismo, etc.” (Minerva, 2002, p. 290). Minerva (2002) también sostiene que los
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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

valores ayudan a que los alumnos adquieran los conocimientos de modo más
significativo para su vida y que no se limiten a basar su aprendizaje en memorizar
ciertos conceptos.

Estos conocimientos en varias áreas favorecen el crecimiento biológico, mental,


emocional – individual y social sanos- de los participantes, a la vez que les propicia un
desarrollo integral y significativo y al docente posibilita hacerle la tarea, frente a su
compromiso, más dinámica, amena, innovadora, creativa, eficiente y eficaz, donde su
ingenio se convierta en eje central de la actividad (Minerva, 2002, p. 291).

El juego constituye una herramienta que posee diversos rasgos y que ejerce una gran
influencia en el contexto pedagógico. Algunas características del juego son las
siguientes:

- La comunicación. Desde que nace el niño ya se comunica, el juego le permite a


este desarrollar una comunicación con el mundo.

- Tal y como hemos visto anteriormente, el juego nos muestra cómo es el carácter
y la personalidad de cada niño puesto que mientras juegan sienten placer y se
sienten a gusto, por lo que en este momento expresan sus temores, inseguridades,
deseos, entre otros.

- Estimula los sentidos e impulsa la creatividad y la imaginación, conceptos muy


relevantes en el aprendizaje y en ocasiones, apartados en un segundo plano. El
teatro constituye una actividad relevante en la que se estimula la imaginación y la
creatividad y que posee otros beneficios tales como el desarrollo del lenguaje.

- Favorece la toma de decisiones. Tenemos que tener en cuenta que la toma de


decisiones poseen un fuerte componente emocional, ya que las decisiones las
tomamos con base en nuestras emociones (aquello que nos gusta versus aquello
que no nos gusta).

- Favorece la solución de conflictos y problemas puesto que tiene que llevar a


cabo.

El juego produce placer pero no sólo eso, sino que también gracias a él se estimulan
diversas capacidades necesarias para el desarrollo personal del niño.

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

Se favorece el desarrollo cognitivo, sensorial y mental. Se juega usando los sentidos,


de esta manera, discriminan formas, tamaños, colores, texturas. Se estimula la memoria
y se produce un desarrollo del habla y del lenguaje.

También hay un desarrollo físico, motor y psicomotor: los niños y niñas mientras se
mueven están realizando actividad física sin darse cuenta, por lo que así están
desarrollando su coordinación psicomotriz, su motricidad gruesa y fina, entre otros.

Se estimulan las habilidades sociales puesto que juegan con otros niños y se
encuentran en contacto directo con ellos.; esta relación con otros niños será la base para
tratar a otros niños y a los adultos en otros contextos. Se crean hábitos de cooperación y
se trabaja el trabajo en equipo ya que en algunos juegos es necesaria la ayuda de otro
niño para que se pueda producir; y se fomentan valores tan importantes en el desarrollo
de una persona como la empatía y la solidaridad; de esta manera, estamos educando en
valores y fomentando también la Educación Emocional, aspecto tan relevante en el
proceso de aprendizaje del cual hemos hablando en el presente trabajo.

El juego en grupo cobra más importancia de la que se piensa. La formación de un


grupo no es solo la reunión de un número de personas, sino que el grupo es mucho más
que eso. En un grupo prima la participación, la colaboración y la ayuda. El juego en
grupo no es solo un medio de entretenimiento y diversos, sino que ayuda a regular las
actitudes y las pautas de comportamiento de los participantes.

Incentiva el desarrollo afectivo, mientras se juega se experimenta diversas


emociones, tales como, sorpresa, alegría, miedo, inseguridad, etc. también gracias al
juego, éstos satisfacen ciertas necesidades y deseos que quizás en la vida real no podrán
producirse.

Favorece la relación con su entorno y con el medio ambiente debido a que explora
las posibilidades que éste posee, así como es consciente de los peligros y los limites que
este posee.

En los primeros años de vida, el juego estimula el conocimiento del propio cuerpo,
aprender a conocerlo y se interesan y sienten gran curiosidad por él.

Es importante destacar que, a pesar de que el juego posea diversidad de beneficios y


aportes para la pedagogía, no es fácil adaptarlo en las aulas. No podemos escoger un
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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

juego cualquiera e implantarlo en una sesión de clase sin más. Los docentes, como
responsables de la educación de muchos niños y niñas, tenemos que ser sensatos, y por
lo tanto, si pretendemos que un juego aporte beneficios y el alumno aprenda algo, éste
tiene que poseer un objetivo claro, concreto y bien definido.

A continuación, se adjuntan los aspectos considerados más relevantes que un docente


innovador tiene que tener en cuenta cuando se lleven a cabo actividades en el aula
donde el juego constituya un elemento primordial (Minerva, 2002, p. 291):

- Todo aquel conocimiento que quiera introducir en el aula requiere ser de su


completo dominio.

- El objetivo del juego -las competencias que van a desarrollar, a adquirir y a


fortalecer los estudiantes- posibilita la internalización de valores indispensables para el
desenvolvimiento de la vida.

- La niñez demanda demasiada acción y que por tal motivo, no deben darse
explicaciones demasiadas largas.

- Todos los integrantes del grupo deben participar en el juego.

- El decaimiento a la falta de interés en el juego, le sugiere un cambio de


actividad.

- Uno(s) alumno(s) no debe(n) monopolizar el juego.

- Cuando un juego es aceptado por el grupo, se convierte en el momento justo de


introducir las reglas para que los estudiantes mejoren su comprensión y su actitud. En el
caso de los niños ellos mismos sugieren las reglas cuando dicen: vamos a jugar de este
modo.

- La importancia de los jueces para que éstos sean respetados y cambiar de juez
cada vez que lo considere conveniente. Así cada uno aprende a responsabilizarse de su
puesto.

- Cuando se introduzca el juego, éste debe propiciar la correlación en todas las


áreas del nuevo diseño curricular.

- Lengua y Comunicación deben tener prioridad en el juego. (Minerva, 2002, p.


291).

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

Una vez hablado de la importancia del juego, de sus características y de los


múltiples beneficios que aportan en el desarrollo del niño, ¿Cómo es posible que no
constituya una pieza clave en el proceso de aprendizaje y no se fomente más en las
escuelas y en otros niveles educativos? Esta pregunta es interesante y todos los docentes
o futuros docentes, así como personas que se encuentren en contacto directo con niños y
niñas, así como con adolescentes o personas de otras edades, deberían replantearse. Hay
que desechar la idea de que solo podemos jugar en un determinado periodo de la vida y
que cuando traspasamos cierta edad, ya no se puede producir el juego.

5. CONCLUSIONES Y VALORACIONES PERSONALES

Una vez que se han desarrollado todos los apartados que forman parte del presente
trabajo se procede a realizar unas reflexiones y valoraciones personales, así como unas
conclusiones que ponen fin al presente trabajo.

La elección de este tema no fue una decisión difícil de tomar. En un primer


momento, surgieron ciertas dudas entre escoger este tema de la Neuroeducación o el de
la inteligencia emocional, sin embargo, finalmente se eligió la Neuroeducación ya que
se considera que el mundo de las emociones es menos novedoso y original y se
pretendía escoger un tema que fuera más innovador. De todos modos, en un apartado
del presente trabajo se trata el tema de las emociones puesto que lo cognitivo y lo
emocional siempre van de la mano.

Llevar a cabo este trabajo no ha resultado ser una tarea nada sencilla, más bien
compleja y dura puesto que requiere un alto nivel de esfuerzo y dedicación. En el
transcurso del grado de Maestro de Primaria se nos pide realizar un gran número de
trabajos, sin embargo, ninguno de ellos posee la dificultad que el Trabajo de Fin de
Grado exige. Los aspectos que más esfuerzo han conllevado han sido, sin duda alguna,
cómo adjuntar una cita en el texto y cómo recoger la bibliografía en función del tipo de
documento en el que aparecía la información que se quería añadir en el trabajo.

Es cierto que la universidad ofrece cursos en los que se tratan aspectos tales como:
aprender a citar de manera adecuada, manejar diversas fuentes bibliográficas, cómo se
adjunta la bibliografía final, etc. sin embargo, esto no se considera suficiente. Sería de
gran utilidad para el alumnado del Grado de Educación Primaria y de Educación Infantil
integrar estos conocimientos en los diversos trabajos que se pidan en el transcurso del
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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

Grado con el objetivo de que lleguen al último curso manejando estos aspectos y les sea
más asequible desarrollar el Trabajo de Fin de Grado.

Por otro lado, cabe destacar que la Neuroeducación es una disciplina relativamente
nueva y que posee una corta historia; a pesar de ello, posee gran importancia en el
campo educativo y se considera que no ha tenido la relevancia suficiente a lo largo de la
formación académica del Grado debido a que ninguna materia ha tratado en profundidad
esta disciplina ni el cerebro ha tenido la importancia que realmente posee. Por
consiguiente, el nivel de dificultad es más elevado cuando los conocimientos que se
poseen sobre el tema elegido son escasos.

A pesar de tratarse de un tema complejo y en algunos momentos dudar de la elección


llevada a cabo, se considera muy gratificante el trabajo desempeñado, así como todos
los conocimientos y conceptos adquiridos gracias a él y su gran utilidad para la futura
práctica docente, aspecto que se considera fundamental. En definitiva, el resultado final
es muy positivo y ha merecido la pena el esfuerzo llevado a cabo y mi nivel de
implicación este tiempo atrás.

Llevar a cabo este tema ha conllevado reflexionar sobre las metodologías de


enseñanza que se imparten en las aulas; metodologías poco o nada innovadoras y
demasiado tradicionales para un mundo que avanza muy deprisa. Si nos paramos a
pensar con calma, la sociedad ha cambiado en gran medida en las últimas décadas, sin
embargo… ¿La educación ha cambiado? Desafortunadamente, la respuesta es no.

¿Acaso no seguimos estudiando como nuestros padres? El sistema educativo no


avanza al ritmo de la sociedad y se ha quedado estancada en el pasado, es por ello que
se debe formar a docentes con vocación, realmente interesados y motivados en cambiar
la manera de enseñar y que no se acomoden a las metodologías antiguas a pesar de
resultar más sencillas. En este nuevo cambio la Neuroeducación también está presente y
puede constituir una pieza clave ya que posee muchos beneficios y aportes al ámbito
educativo. Tal y como se menciona en apartados anteriores, es importante recalcar que
la neuroeducación no hace milagros, que no todos los aportes que realice la
neurociencia hay que integrarlos en las escuelas y que implantarla en las aulas no
significa que ya no vayamos a tener niños con problemas de aprendizaje, por ejemplo.

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La Neuroeducación: el origen de una nueva enseñanza

La neuroeducación nos proporcionaría grandes beneficios y además, tendríamos el


apoyo del neuroeducador, figura que permanecería en el aula y que nos ayudaría en todo
momento con nuestros alumnos y a discernir entre los aportes de la neurociencia que
debemos aplicar en el aula, así como rechazar aquellos que no se consideren apropiados
o útiles para la educación.

Gracias a la realización este trabajo, los conocimientos de la autora en este campo


han aumentado y se han adquirido grandes enseñanzas, más de las que, en un principio,
se cabía esperar. Se destaca el concepto del juego; ya se tenía nociones acerca de la
importancia del juego en la educación, sin embargo, al profundizar sobre él, se ha sido
realmente consciente de todos los aportes que posee y que a través del juego se pueden
transmitir y enseñar a los alumnos diversos conocimientos y aprendizajes altamente
significativos que perduren a lo largo de su vida.

Como reflexión final al presente trabajo, se destaca que éste solo es el inicio del
aprendizaje en este novedoso campo científico y educativo y por consiguiente, se espera
y se desea continuar trabajando y aprendiendo más acerca de él, estableciendo puentes
entre las Neurociencias y la educación con el objetivo de ponerlo en práctica e
implantarlo en las aulas y así, promover una educación de calidad y enseñar a nuestros
futuros pupilos como nos gustaría que nos enseñaran a nosotros o en un tiempo, a
nuestros hijos.

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