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Hegemonía e Imperialismo en El Sistema Internacional

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Hegemonía e imperialismo en el sistema internacional*

Atilio A. Borón**
El sistema imperialista mundial ha entrado en una nueva fase de su evolución. Una creciente
globalización de los procesos productivos y del funcionamiento de los diversos mercados.
El ascenso del neoliberalismo como ideología de la globalización capitalista.
Las notables transformaciones acaecidas a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
La “edad de oro” del capitalismo que transcurre entre 1948 y mediados de los años setenta es el período
de auge más exitoso en la historia del capitalismo.
La rivalidad económica tarde o temprano se traducía en rivalidad militar y conflictos armados.
La guerra continuaría, sólo que ahora se concretaría en los escenarios del Tercer Mundo y se libraría
en contra de los pueblos.
La fase actual de acelerada mundialización de la acumulación capitalista, la expansión sin precedentes.
En otras palabras, el capitalismo metropolitano requería la presencia de un mundo precapitalista
agrario, primitivo, periférico que le suministrara el oxígeno necesario para sobrevivir a las duras
condiciones impuestas por la crisis en las metrópolis. De ahí la violenta lucha por el reparto del
mundo y las interminables guerras de anexión colonial.
El derrumbe de la Unión Soviética y la apertura de China aportaron nuevos aires a la reproducción
capitalista (Anderson, 2003).
El imperialismo, se ha transformado. Es innegable que existe una continuidad fundamental entre
la supuestamente “nueva” lógica global del imperio –sus actores fundamentales, sus
instituciones, normas, reglas y procedimientos, los actores estratégicos de ambos períodos son los
mismos: los grandes monopolios de alcance transnacional y base nacional y los gobiernos de los
países metropolitanos; las instituciones que ordenan los flujos económicos y políticos
internacionales siguen siendo el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM),
la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otras por el estilo; y las reglas del juego del sistema
internacional son las que dictan principalmente Estados Unidos y el neoliberalismo global,
impuestas coercitivamente.
Por su diseño, propósito y funciones estas reglas del juego no hacen otra cosa que reproducir y
perpetuar la vieja estructura imperialista, es la “etapa superior” del imperialismo, su lógica de
funcionamiento es la misma, la pertinaz persistencia de las relaciones de opresión y explotación.
El endeudamiento externo y las condiciones de la banca multilateral controlada por el imperialismo
son instrumentos de dominación mucho más eficaces que los empleados en el pasado.
Gobiernos dóciles, medios de comunicación controlados por los monopolios y convertidos en
simples usinas propagandísticas y políticos corruptos son mucho más útiles que los pelotones de
marines o los helicópteros Apache. Si en el pasado para imponer las políticas del imperialismo se
requería de golpes de estado y dictaduras militares, en la América Latina de hoy esa tarea la hacen
gobiernos “democráticos” surgidos del voto popular y que hicieron un culto de la traición y la
mendacidad.
Los procesos de apertura comercial, privatizaciones y desregulación las economías sometidas al
imperialismo son más dependientes que nunca sin necesidad de disparar un solo tiro o desplazar
un solo soldado.
El imperialismo sigue existiendo y oprimiendo a pueblos y naciones, y sembrando a su paso dolor,
destrucción y muerte. Esta etapa está signada, hoy con mayor contundencia que en el pasado, por la
concentración del capital, el abrumador predominio de los monopolios, el acrecentado papel del capital
financiero, la exportación de capitales y el reparto del mundo en distintas “esferas de influencia”.
La aceleración del proceso, hizo potenciar extraordinariamente las asimetrías estructurales, un
puñado de naciones del capitalismo desarrollado reforzó su capacidad para controlar, al menos
parcialmente, los procesos productivos a escala mundial, la financiarización de la economía
internacional y la creciente circulación de mercancías y servicios, la enorme mayoría de los países vio
profundizar su dependencia externa. La globalización, en suma, consolidó la dominación
imperialista y profundizó la sumisión de los capitalismos periféricos.
Caracterización de la nueva fase: ¿superpotencia solitaria o tríada imperial?
¿cómo caracterizar esta nueva fase del imperialismo?
Las contribuciones de Samir Amin, Noam Chomsky y Perry Anderson. En primer lugar, lo que queda
claro es que se ha producido una centralización muy pronunciada de la estructura mundial del
imperialismo hacia Estados Unidos. Desde esta misma tribuna Samir Amin planteaba la tesis de un
“imperialismo colectivo”, la idea de una tríada imperial. Estados Unidos, Japón y la Unión Europea.
es una tríada en ciertos aspectos, pero no en otros.
De manera que hablar de tríada en este asunto no tiene mucho sentido. Desde el punto de vista militar,
la Unión Europea y Japón apenas son pequeños satélites de Estados Unidos, que no tienen ninguna
condición de actuar con autonomía. En la actualidad Estados Unidos es responsable de la mitad del
gasto mundial en armamentos, y mantiene bases y misiones de entrenamiento militar en 121 países del
planeta. En el terreno militar no hay tal tríada, ni hay un imperialismo colectivo.
La tendencia centralizadora habla de una elevada concentración de la riqueza, la tecnología y los
mercados en beneficio de las grandes empresas trasnacionales de Estados Unidos. El cuarenta y ocho
por ciento de las quinientas empresas trasnacionales más grandes tienen su base y están radicadas en
Estados Unidos. En el terreno de la informática, de las diez más grandes empresas informáticas
mundiales, siete son norteamericanas.
Este es otro rasgo que se ha acentuado en esta fase actual: el primero era la cuestión militar; el
segundo, que acabamos de ver, la concentración económica. Hay un tercero, y es la creciente
tiranía de los mercados financieros. El noventa y cinco por ciento de todo el capital que circula
diariamente en el sistema financiero internacional, es puramente especulativo.
Susan Strange designó a este sistema “capitalismo de casino”. Este capitalismo parasitario y
rentístico genera altísimas tasas de ganancia a favor de su carácter puramente especulativo y
riesgos empresariales enormes.
Este capitalismo desalienta la inversión en los sectores productivos, de corto plazo que, si son
exitosas, les garantizan tasas de rentabilidad impensables en el sector industrial. Esto genera por
lo tanto desinversión en el sector productivo, recesión económica prolongada, altas tasas de
desempleo (pues para esas operaciones especulativas no hace falta contratar demasiados
trabajadores, ni construir fábricas o sembrar campos), empobrecimiento generalizado de la
población, crisis fiscal (porque es un mecanismo de acumulación mediante el cual se pueden
evadir los controles de capitales, debilitando las bases financieras de los estados).
Una de las consecuencias de todo lo anterior ha sido la militarización del sistema internacional
y una creciente tendencia a recurrir a la violencia para preservar un orden mundial.
La prueba más evidente fue la invasión y el arrasamiento de Irak.
Otra de las consecuencias: la criminalización de la protesta social, en donde las figuras del pobre, el
desempleado, son deshumanizadas.
Gracias a la alquimia de la globalización neoliberal las democracias que son cada vez menos
democráticas, que tienen cada vez menos legitimidad popular. La política se ha convertido en algo que
transita por los mercados y que depende de su tiranía.
La globalización Lo que sí hizo fue acentuar la profundización de la injusticia y de la inequidad. Siguen
en pie los mecanismos tradicionales del imperialismo: la exacción de los recursos naturales y la
riqueza; la succión de los excedentes de la periferia hacia los centros metropolitanos.

HARVEY, DAVID - El nuevo Imperialismo


El nuevo imperialismo está estructurado en cinco partes:
Todo tiene que ver con el petróleo. En esta parte el autor analiza los acontecimientos recientes
en dos productores de petróleo y miembros clave de la OPEP: Venezuela e Irak.
D. Harvey sostiene que, si Estados Unidos lograra controlar militarmente a estos dos estados y,
si pudiera desde Irak, avanzar hacia Turquía y Uzbekistán con una presencia estratégica que le
permitiera controlar la Cuenca del Caspio, dispondría de tal poder sobre el control del petróleo
mundial que podría imponer sus intereses en la economía global y prolongar su propio dominio
por otros cincuenta años.
Como creció el poder de Estados Unidos. En este apartado el autor analiza cómo se fue
configurando el poder estadounidense desde el ascenso de los imperialismos burgueses (1870-
1945) hasta la hegemonía neoliberal (1979-2000), pasando por el análisis de la hegemonía de
Estados Unidos tras la segunda guerra mundial (1945-1970).
Bajo el dominio del capital. El autor explica en esta parte el modo en que debe entenderse la
lógica capitalista del imperialismo. La atención está puesta en el contexto de la búsqueda de
soluciones espacio-temporales, es necesario entender como circula el capital en el espacio y en el
tiempo creando su propia geografía histórica. Desarrolla la importancia del Estado como marco
territorial donde operan los procesos de acumulación de capital, el papel de las instituciones y la
intervención del Estado.
La acumulación por desposesión. D. Harvey explica que se trata de un proceso de creación de
nuevos campos para la acumulación del capital. Los objetivos de la flexibilidad, se convirtió todo
esto en una mercadería para que el capital privado pudiese gestionarla.
Del consentimiento a la coerción. Harvey sostiene que el imperialismo de tipo capitalista surge
de una relación dialéctica entre la lógica de poder territorial y la lógica de poder capitalista. La
acumulación incesante de capital, provoca crisis periódicas en la lógica territorial debido a la
necesidad de crear una lógica paralela de poder político militar. Cuando el control político se
desplaza siguiendo la lógica territorial, los flujos de capital deben desplazarse también. Los
Estados se ajustan a sus propias reglas y tradiciones, que originan tipos particulares de gobierno
de los que derivan desiguales desarrollos, luchas geopolíticas y diferentes estilos imperialistas.

EL “NUEVO” IMPERIALISMO: ACUMULACIÓN POR DESPOSESIÓN*


DAV I D HA RV E Y
Desde los ‘70 el capitalismo global ha experimentado un problema crónico y duradero de
sobreacumulación. Como plantea Peter Gowan, fue a través de la orquestación de tal volatilidad
que Estados Unidos (EUA) buscó preservar su posición hegemónica en el capitalismo global.
EL AJUSTE ESPACIO-TEMPORAL Y SUS CONTRADICCIONES
La sobreacumulación en un determinado sistema territorial supone un excedente de trabajo
(creciente desempleo) y excedente de capital (expresado como una sobreabundancia de
mercancías en el mercado que no pueden venderse sin pérdidas.
Estos excedentes pueden ser absorbidos por: (a) el desplazamiento temporal a través de las
inversiones de capital. (b) desplazamientos espaciales a través de la apertura de nuevos
mercados.
Las contradicciones surgen porque los nuevos espacios dinámicos de acumulación de capital
terminan por generar excedentes que deben ser absorbidos a través de la expansión geográfica.
A partir de fines de los ‘60, Japón y Alemania se transformaron en competidores de EUA, de
modo similar a como Norteamérica había superado al capital británico (y contribuido a
derrumbar su imperio) durante el siglo XX.
Es la competencia internacional, que se intensifica crecientemente a medida que surgen múltiples
centros dinámicos de acumulación de capital que compiten en el escenario mundial, e n un marco
de fuertes corrientes de sobreacumulación. Como no todos pueden tener éxito a largo plazo, o
bien los más débiles sucumben y caen en serias crisis de devaluación, o bien estallan
confrontaciones geopolíticas expresadas a través de guerras comerciales, monetarias o incluso
militares (de las que pro d u j e ron dos guerras mundiales entre las potencias capitalistas en el
siglo XX).
CONTRADICCIONES INTERNAS
En la Filosofía del Derecho, Hegel plantea cómo la dialéctica interna de la sociedad burguesa, mediante
la producción de sobreacumulación de riqueza en un extremo y una muchedumbre de indigentes en el
otro, lleva a buscar soluciones a través del comercio y las prácticas coloniales e imperiales.

MEDIACIONES INSTITUCIONALES PARA LA PROYECCIÓN DEL PODER EN EL


ESPACIO
Esto comenzó durante la crisis de 1973, con la doble estrategia de Nixon basada en altos precios del
petróleo y desregulación financiera. Entonces, los bancos estadounidenses recibieron el derecho
exclusivo de reciclar las grandes cantidades de petrodólares que se estaban acumulando en la región
del Golfo.
Se creó un poderoso régimen financiero basado en Wall Street y la Reserva Federal con poder de
control sobre las instituciones financieras globales (tales como el FMI) capaz de hacer y deshacer
muchas economías más débiles a través de la manipulación del crédito y de las prácticas de
administración de la deuda.
El sistema financiero, con o sin participación estatal, es crítico para coordinar la dinámica de la
acumulación de capital a través del desarrollo geográfico desigual. Pero el capital financiero abarca
también una gran cantidad de actividad improductiva en la que el dinero se usa simplemente para
obtener más dinero mediante la especulación en mercancías futuras, valores monetarios, deuda y
demás.
ACUMULACIÓN POR DESPOSESIÓN
En La acumulación del capital, Luxemburgo presta atención al carácter dual de la acumulación
de capital:
De un lado tiene lugar en los sitios de producción de la plusvalía –en la fábrica, en la mina, en el
fundo agrícola y en el mercado de mercancías. Considerada así, la acumulación es un proceso
puramente económico, c u ya fase más importante se realiza entre los capitalistas y los
trabajadores asalariados…
La teoría general de la acumulación de capital de Marx se basa en ciertos supuestos iniciales. La
acumulación “primitiva” u “originaria” ya ha ocurrido, y la acumulación se desarrolla como
reproducción ampliada (a través de la explotación del trabajo vivo en la producción).
Marx predice que también producirá creciente inestabilidad, la cual culminará en crisis crónicas de
sobreacumulación del tipo de la que ahora estamos presenciando. La desventaja de estos supuestos es
que relegan la acumulación basada en la depredación, el fraude y la violencia a una “etapa originaria”
que deja de ser considerada relevante.
Dado que denominar “primitivo” u “originario” a un proceso en curso parece desacertado, en
adelante voy a sustituir estos términos por el concepto de “acumulación por desposesión”.
Estos incluyen la mercantilización y privatización de la tierra y la expulsión forzosa de las
poblaciones campesinas; la conversión de diversas formas de derechos de propiedad – común,
colectiva ,estatal, etc.– en derechos de propiedad exclusivos ; la supresión del derecho a los bienes
comunes ; la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía y la supresión de formas de
producción y consumo alternativas ; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de
apropiación de activos ,incluyendo los recursos naturales; la monetización de los intercambios y
la recaudación de impuestos, particularmente de la tierra ; el tráfico de esclavo s ; y la usura, la
deuda pública y, finalmente, el sistema de crédito.
El estado, con su monopolio de la violencia y sus definiciones de legalidad, juega un rol crucial
al respaldar y promover estos procesos.

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