Introduccion Riesgos
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Introduccion Riesgos
Autor:
Antonio P. Camacho Ruiz
Introducción
En los últimos años, a menudo oímos hablar de la gestión de riesgos como una
disciplina fundamental para ejecutar con éxito un proyecto o liderar una
organización, pero ¿en qué consiste? ¿Por qué se hace? ¿Qué la motiva? ¿Cuáles
son sus etapas? ¿Qué objetivos persigue? Todas esas cuestiones resultan
necesarias para sumergirnos en este apasionante mundo.
Palabras clave
Reto
Desarrollo
Robert Charette (1989) afirma que el riesgo afecta solo al futuro: el hoy y el ayer
están más allá de lo que nos pueda preocupar y, por tanto, la única pregunta que
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Rev. Febrero 2021
Las acepciones del concepto de riesgo varían según los autores y el ámbito en que
se desenvuelven. Pese a ello, todas contemplan la probabilidad de que ocurra un
evento o situación con un impacto negativo sobre el conjunto de un proyecto o
sobre alguno de sus objetivos, como, por ejemplo, la calidad, la previsión de
tiempo, el alcance o la inversión1.
1 Ciertas líneas de trabajo sobre la gestión de riesgos diferencian entre los riesgos que pueden
tener una consecuencia positiva (oportunidades) y aquellos que conllevan impactos lesivos
(amenazas). Otras, sin embargo, consideran que el concepto riesgo lleva indefectiblemente
implícitos efectos negativos. En la asignatura, seguiremos la última tendencia mencionada y
contemplaremos como riesgos aquellos que conllevan efectos negativos para nuestros objetivos.
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Todos ellos, y tantos otros, son riesgos que debemos afrontar y saber gestionar.
La gestión de riesgos nos permitirá:
La gestión de riesgos es, por tanto, una disciplina que nos permite proteger los
objetivos de nuestro proyecto, por lo que su correcta implantación resulta
esencial en cualquier iniciativa.
A la hora de desarrollar nuestra labor en este ámbito, además del término riesgo,
existen otros conceptos básicos, y en muchos casos recurrentes, que debemos
conocer y manejar con fluidez. A continuación, estudiaremos sus definiciones:
tengan acceso a este documento, sepan las acciones que determina y, según sus
funciones, lo conozcan en profundidad, pues serán los encargados de ejecutarlo
si es necesario. Además, la existencia del plan favorece la tranquilidad entre el
equipo en momentos difíciles al asegurar su forma de proceder ante problemas.
En algunos sectores, y según la legislación de los distintos países, disponer de un
plan de contingencias puede ser obligatorio (por ejemplo, en aquellas empresas
que usan o fabrican productos químicos peligrosos).
Los planes de contingencia suponen uno de los últimos recursos en la gestión del
riesgo y solo se ponen en marcha cuando las tareas de mitigación no han
funcionado y este se ha materializado.
Umbral de riesgo: Punto a partir del cual no se debe asumir más riesgo. Se
establece sobre la base de nuestra capacidad para resistir los efectos negativos de
la materialización de un riesgo. Por debajo de este umbral, nuestro proyecto
puede aceptar el riesgo; por encima de él, no.
Proyección del riesgo: Técnica que analiza y mide cada riesgo al que podemos
enfrentarnos desde una doble vertiente: por un lado, analiza la probabilidad de
que un riesgo se concrete; por otro, evalúa los daños que ese riesgo produciría si
acontece.
Mapa de riesgos: Sistema que presenta una interfaz de panel gráfico interactivo
dirigida a la detección y análisis de las acciones o procesos susceptibles de riesgo,
así como a la estimación de su probabilidad y a la valoración del daño potencial.
Facilita datos integrados de la exposición de nuestro proyecto, permite explorar
rápidamente las causas de riesgo y proporciona una valoración económica de la
materialización de los riesgos.
Riesgo residual: Riesgos que permanecen tras llevar a cabo el plan de respuesta
al riesgo.
La gestión del riesgo tiene como pilar básico la capacidad de generar un sistema
estructurado que se basa en la identificación, el análisis, la prevención, la
experiencia y la colaboración; ha de ser transversal a la globalidad de los procesos
y debe estar presente durante toda la vida de la iniciativa que emprendamos.
Para generar ese sistema, debemos seguir una serie secuencial de pasos.
En esta primera fase marco se definirá cómo será el proceso, se planificarán todas
las etapas posteriores y se plasmará de qué manera el enfoque de gestión de
riesgos se imbrica con los demás procedimientos del proyecto. Esta planificación
debe de formar parte de los documentos marco o principales de la iniciativa para
que su visión de la gestión de los riesgos siempre esté presente.
En esta etapa se detectarán todos los riesgos a los que está sujeta la organización
o la iniciativa que llevamos a cabo.
2 Los riesgos se analizarán uno a uno y por separado. No obstante, conviene no perder de vista
que unos riesgos pueden precipitar y agravar otros. Todas estas eventualidades deben quedar
reflejadas en los documentos.
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Este proceso, que se realizará tantas veces como sea necesario, permite
comprobar rápidamente si hemos conseguido disminuir el riesgo general a través
de valores numéricos.
Llegados a este punto, tendremos una visión de conjunto de los riesgos a los que
estamos expuestos y en qué grado. Antes de abordar la quinta fase, conviene
preguntarse si es posible modificar algún aspecto o proceso para reducir o
aminorar ciertos riesgos. En muchas ocasiones, una pequeña adaptación
permitirá reducir sustancialmente la exposición.
Los riesgos se enfrentarán por orden de prioridad y se crearán el plan o los planes
de contingencia adecuados para cada eventualidad. En ellos, se preverán los
recursos económicos, materiales, temporales y personales que se destinarán,
según las necesidades.
Conclusiones
Sobre la base de esta necesidad, y motivada por ella, surge la gestión de riesgos:
una disciplina que pretende manejar aquellas incertidumbres dañinas que, si
ocurren, pueden llegar a desarticular nuestros avances.
Así pues, la gestión de riesgos se articula como un enfoque estructurado que debe
estar presente en todos los procesos y fases del proyecto, ser participado de una
u otra manera por la globalidad del personal y contemplarse desde el germen de
la iniciativa. En consecuencia, supone una concienzuda tarea de análisis,
planificación, organización y control, que comienza con la labor preventiva,
eliminando o aminorando aquellos riesgos que no es imprescindible asumir.
Todo ello nos posibilitará detectar los riesgos que nos amenazan, eliminar
algunos, prevenir su aparición, disminuir los efectos, planificar respuestas si
ocurren, perfeccionar procesos, realizar un seguimiento de los impactos, generar
planes de respuesta, preparar al equipo y tomar mejores decisiones; resultados,
todos, muy ventajosos.
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Tal y como se ha expuesto a lo largo del tema, esta materia específica dispone de
un lenguaje propio que debemos manejar para ser solventes en su manejo.
Debemos, por tanto, conocer los términos básicos y sus definiciones
(vulnerabilidad, plan de contingencias, proyección del riesgo, matriz de impacto,
amenaza, riesgo residual, peligrosidad, emergencia, desastre, tolerancia al riesgo,
umbral de riesgo), así como otros tantos específicos de cada área de actuación de
la gestión de riesgos y que exploraremos a medida que las distintas asignaturas
avancen.
La gestión de riesgos ofrece una visión sorprendente y muy útil en todos los
sectores de actividad.
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ANEXOS
Bibliografía